Aquaman Especial Imperio

Título: La invasión de Atlantis
Autor: Jose Luis Miranda
Portada: Santiago Ramos
Publicado en: Julio 2009

Los ejércitos de Luthor invaden Atlantis. El Amo del Océano parece invencible. Aquaman es la última esperanza de la nación acuática. El héroe submarino se enfrenta al mayor desafío que jamás haya afrontado. Estrella invitada: Superman.
Muchos en el Mundo de la Superficie sólo lo recuerdan como el tímido héroe acuático que fundó la Liga de la Justica. pero bajo de las aguas que cubren las dos terceras partes del planeta se le reconoce como no sólo como su rey sino como su protector. La experiencia le ha forjado como uno de los mas fabulosos guerreros de todo el planeta. Él es...
Creado por Mort Weisinger y Paul Norris


Nota del Editor: Este fan-fic hay que leerlo después de Superman nº 19: Imperio III.

Parte I
Atlantis.

La majestuosa ciudad submarina estaba siendo asediada. Poderosos robots Iron peleaban contra las máquinas de guerra atlantes que intentaban rechazarlos sin conseguirlo. Un robot acababa de atravesar los escudos de la ciudad e irrumpía en las calles atlantes destrozando y matando a quiénes quedaban a su alcance. Sus sensores detectaron a un grupo de niños que intentaban huir nadando hacia uno de los edificios semiderruidos. El Iron se situó a su altura y alzó el puño para aplastarlos sin piedad. La sorpresa de los infantes, que se veían muertos, fue tremenda. Aquaman acababa de llegar y había impactado con toda su fuerza en el brazo del robot consiguiendo apartarlo.

Allí estaba el rey del mar, con su traje característico, peto naranja escamado, pantalón verde y cinturón amarillo con una hebilla en forma de A. Su mano izquierda forjada de agua mágica, entregada por la Dama del Lago, que le nombró gobernante de las aguas, brillaba de manera intermitente. El robot Iron se puso en guardia. Analizó al nuevo enemigo y proyectó sus rayos láser contra el héroe acuático, pero éste los esquivó con una velocidad digna de Flash. Aquaman comenzó a nadar muy rápido en torno al robot creando un remolino marino que levantó a su enemigo. Desde la cúspide del remolino, Aquaman se precipitó hacia el monstruo de metal empujándolo hasta incrustarlo en el suelo varios centímetros de profundidad.

Acto seguido, se propulsó a más de 300 kilómetros hora y frenó en seco creando una corriente submarina fortísima que impactó en el ejército Iron deteniendo su avance. Las tropas atlantes aprovecharon el hecho y redoblaron su ataque. A pesar de que los soldados mecánicos estaban adaptados al agua, sus lásers y misiles no eran tan efectivos como en Tierra. Al lanzarlos perdían potencia. Por tanto, la Atlántida tenía una oportunidad de vencer.

Aquaman volvió su atención al robot que estaba en las calles de Atlantis. Se había puesto en pie y proseguía su labor destructiva. Como el rayo, fue hacia él y le golpeó con fuerza sin hacerle mella. El Prometium de la aleación de su carcasa le autorreparaba. Arthur esquivó de nuevo lásers y misiles para volver a pegar con las dos manos, creando una mínima fisura en la armadura. Tocó la grieta con la mano de agua y ésta se filtró por la rendija hasta llegar a los controles internos destrozándolos por completo. De repente, al menos diez nuevos Iron aterrizaron frente a él. El héroe sonrió, cerró los puños y pensó:

- Veremos cuántos destruyo antes de caer…

Parte II

En aquel momento, resonó en su cerebro una voz telepática. Pertenecía a uno de sus peores enemigos, Orm Marius, conocido como el Amo del Océano, su hermanastro. Venía nadando dejando atrás la batalla entre Iron y atlantes. Iba vestido con un traje gris y una máscara amarilla y negra en forma de casco con tentáculos. En el pecho una especia de símbolo rojo que recordaba a algún animal marino. Su musculatura era impresionante. No portaba su tridente mágico, pero sus manos no dejaban de humear. El Amo del Océano al aceptar la oferta de Luthor, había sido sometido a un proceso de mejora de sus poderes. Su velocidad y su fuerza aumentaban con el contacto continuado del agua y su tridente mágico había sido injertado en sus manos, con lo que a través de ellas podía proyectar la misma energía sin necesidad de portar el arma.

- Querido hermano, creo que hoy dirimimos definitivamente nuestras discrepancias. ¿Quieres decir alguna última frase?

- Sí… ¿es un pájaro, es un avión…?- dijo Arthur señalando hacia atrás.

A la espalda del Amo del Océano Superman atravesaba el océano como una bala directo al primer Iron que se interponía en su camino. Superman aceleró al máximo y atravesó al robot creando un impresionante boquete en su pecho. Aunque la reparación se puso en funcionamiento estaría horas inoperativo. Hizo lo mismo con otras tres máquinas. El Amo del Océano ordenó a todas las tropas Iron que se dirigieran hacia aquel nuevo enemigo.

Aquaman no lo dudó. Nadó a la velocidad del pensamiento hacia su hermano. Se puso a su altura y propinó un terrible puñetazo que tumbó a Orm, casi partiéndole su yelmo. Orm se levantó y esquivó la siguiente acometida. Acto seguido, le golpeó por la espalda y le agarró el cuello con ambas manos:

- Siempre has tenido que interponerte en mi camino. Nunca más.

Empleando toda su fuerza Aquaman logró liberarse de la presa y se alejó un par de metros. Orm alzó la cabeza y abrió de par en par los brazos. El océano le hacía más fuerte y rápido a cada segundo que pasaba. Los músculos del villano aumentaron de tamaño hasta casi doblarse. En un segundo, estaba al lado de Arthur golpeándole sin cesar, consiguiendo incrustarle contra unas rocas. Aquaman no se rindió. A pesar de que sentía que su hermanastro estaba por encima de sus capacidades, devolvió los golpes con furia. Orm no se sorprendió. Sabía que el rey del mar sólo se rendiría cuando estuviera muerto. Orm sintió un impacto en el cuello que le llevó a clavar su rodilla derecha en el fondo marino. Aquaman se alzó y descargó los dos pies en el rostro de su enemigo. El Amo del Océano quedó aturdido.

Sin tregua, Aquaman ordenó mentalmente a varias criaturas marinas que rodearan a Orm. Su hermanastro, que no esperaba el ataque de tiburones, peces espada, pulpos y ballenas, demostró estar bien preparado. Sus manos humeantes descargaron una energía destructiva que barrió por completo a los animales. De nuevo, puso su atención en Aquaman y su mano derecha proyectó idéntica energía. El héroe levantó su mano de agua consiguiendo absorber el terrible rayo. Aquaman volvió a golpearle en tres ocasiones sin obtener resultado. Orm había crecido hasta tener cuatro metros. Sus músculos eran de acero, la fuerza marina le seguía dotando de mayor poder. En breve, llegaría a un nivel que rivalizaría con el propio Superman. El Amo del Océano aferró el brazo de Aquaman y lo golpeó tan duramente que de no estar en el agua se lo hubiese arrancado. En instantes, propinó cuatro puñetazos al héroe dejándole semi inconsciente. Luego, le habló telepáticamente:

- Despídete del mundo. Te arrancaré el corazón. Ahora no hay fuerza que pueda detenerme. Y en cuanto acabe contigo comenzaré con ese entrometido de la capa roja.

Parte III

Superman seguía enfrascado en una lucha con más de veinte Iron que le daban auténtico trabajo. Debía emplearse a fondo. Su visión calorífica emergía evaporando el agua salada al instante para destrozar los pechos de los robots. Sin embargo, parecían adaptarse a sus acciones y cada vez le resultaba más difícil destruirlos. Superman lo advirtió y se obligó a cambiar de movimientos continuamente. Su supercerebro analizaba las posibilidades de la batalla y cada tres segundos iniciaba una estrategia nueva de golpes y ataques. La ponía en práctica a supervelocidad y retornaba a cambiarla. Poco a poco, todos los Iron caían bajo su ataque.

La situación de Aquaman era menos halagüeña. El Amo del Océano propulsó al rey de Atlantis a más de treinta metros de distancia de un tremendo puñetazo. Aquaman clavó sus manos en la tierra e intentó levantarse sin lograrlo. Su hermanastro se acercaba. A escasos metros, proyectó un nuevo rayo que provocó una grave quemadura en la pierna del rey del mar. Acto seguido, de una patada aplastó al héroe contra un coral afilado que le perforó un costado del cuerpo. Aquaman perdió el sentido. El Amo del Océano lo miró derrotado y de sus labios salió un exiguo: por fin. Después, observó la batalla entre Superman y los Iron. Volvió la vista hacia la ciudad de Atlantis y, en concreto, al gran palacio sede del gobierno, que le atrajo como a una polilla la luz, y se dirigió hacia él. A toda velocidad, Orm irrumpió en la ciudad atlante y, sin detenerse, entró en las mismas estancias de Aquaman. Allí, Mera, su mujer, capaz de solidificar el agua, le proyectó una tonelada de agua pesada que apenas dañó a Orm. Sonrió y destrozando una pared avanzó hacia Mera.

Varias criaturas marinas recorrían el rostro del inconsciente Aquaman. Arthur recobró la consciencia con un cangrejo de mar en la cara. El dolor acudió a él como un latigazo. Su pierna presentaba una fea quemadura a la par que le atravesaba un lateral del cuerpo un afilado trozo de coral. Agarró fuertemente el coral y aullando de dolor se lo arrancó de la carne. Volvió a pedir ayuda telepática. En segundos, aparecieron dos tiburones en los que se apoyó para retornar al combate. Al llegar al palacio, vio como el Amo del Océano estaba intentando violar a Mera. Arthur ardió de rabia y determinación. Ordenó a los tiburones que atacaran al villano. Orm no se lo esperaba. Los tiburones impactaron en la espalda del malvado consiguiendo empujarle hasta atravesar la pared y caer a la calle submarina. Orm proyectó su energía y desintegró a los escualos. Varios soldados atlantes le atacaron sin darle tregua, pero, de nuevo, se los quitó de encima en un segundo con un par de rayos. Aquaman le observó desde la ventana:

- ¿Estás bien?, preguntó a Mera.

- Estaré bien cuando acabes con ese bastardo. ¿Por cierto, Arthur…?

- ¿Sí?

- Ya estás tardando.

Aquaman rasgó su camisa naranja y quedó con el pecho al descubierto. La utilizó como venda para la pierna quemada. Descendió hacia su hermano mientras veía como éste alejaba a los soldados de Atlantis. Al verle, Orm volvió a decir:

- Estúpido. Retrasas lo inevitable. No hay fuerza humana capaz de detenerme. Tú no podrás y menos herido como vienes. Lo único que quieres es ganar tiempo para que venga el kryptoniano. Pero no te saldrás con la tuya. Cuando derrote a mis Iron lo único que podrá hacer es enterrar tu cadáver.

- Veremos el cadáver de quien entierra…

Orm dio un paso hacia su hermanastro, pero un rumor insistente le hizo detenerse. Cientos de criaturas marinas se abalanzaron sobre él. Todo animal que se encontraba en el radio de acción de la telepatía de Aquaman había acudido a su llamado para atacar con furia a Orm. Sin embargo, esto no era sino la mitad de su plan. El resto iba a ponerlo en práctica a continuación y era algo que jamás había intentado. Aquaman se concentró en la mano de agua. Extendió sus dedos y le ordenó que absorbiera la fuerza de todos los océanos de la Tierra. En instantes, una especie de remolino se organizaba alrededor de ella. Realmente, la esencia de los cinco océanos del planeta se estaba acumulando allí.

Orm era imparable. Acababa de atravesar a una ballena azul y de arrancar el corazón a uno de los tiburones. Sentía poseer la fuerza de un dios. Cuando hubo acabado de matar a los animales marítimos se dio cuenta de la maniobra de su hermano. Aquaman cerró los dedos y supo que al abrir de nuevo la mano saldría despedida la fuerza de todos los océanos en un Tsunami como nunca en la Tierra se había producido. Los hermanos se miraron. Orm avanzaba exultante:

- Es el día de mi triunfo. Gobernaré bajo las aguas. Voy a comerme tu corazón.

- Come esto primero, contestó Aquaman.

Abrió la mano dirigiendo el brazo hacia delante y en un segundo emergió una fuerza destructora que barrió a Orm como un pelele. Todos los océanos de la Tierra en un Tsunami de proporciones gigantes aplastaron al villano partiéndole la columna vertebral. Aquaman cayó sin sentido. El cuerpo del Amo del Océano se vio arrastrado por el terrible chorro a presión hasta la superficie en donde quedó flotando inconsciente.


Parte IV

En el mismo momento, Superman trituraba el cráneo del último Iron. Como un relámpago levantó a Arthur del suelo y le sopló en el rostro con su aliento gélido despertándole. Arthur tomó conciencia del peligro que había generado:

- Superman… la ola… se formará una ola… capaz de arrasar la superficie… debes detenerla.

Dicho y hecho, el héroe de Krypton salió disparado sin pensar. Al emerger, vio la mayor ola monstruo que nunca había existido sobre la faz del planeta. Si algunos testimonios habían medido en hasta treinta y cuatro metros la altura de las mayores olas, ésta alcanzaba los tres mil metros de alto y los 600 metros de ancho. Su velocidad y proyección era tal que arrasaría la costa sin remisión. Al sobrepasarla, proyectó su visión calorífica para evaporar lo más posible de la misma. Seguía siendo demasiado grande. Superman se situó frente a ella. Voló más rápido que la velocidad del sonido y creó una barrera sónica que sirviera de muro. La ola se estrelló contra esa pared invisible perdiendo masa, pero sin detener su avance. El kryptoniano no se rendía, ahora utilizó el supersoplido para forjar un huracán que levantara otra ola gigante. Las dos colosales masas de agua se estrellaron. La de Aquaman siguió delante.

La costa ya se apreciaba a pocos kilómetros. La masa de agua había rebajado su altitud a trescientos metros, pero seguía teniendo fuerza para causar un desastre total en la superficie. El Hombre de Acero sopló con el aliento gélido para convertirla en hielo, consiguiendo hacerlo con una parte. Era como querer secar todos los océanos del mundo.Volvió a sobrepasarla. La costa estaba un par de kilómetros. Se le acababa el tiempo. Primero, utilizó, de nuevo, el supersoplido para generar un huracán que dirigió contra la ola. Segundo, abrió los brazos en cruz y se dirigió disparado al centro de la amenaza sobrepasando la barrera sónica. La atravesó como si fuera una bala, dejando tras de sí un estampido sónico tan fuerte que la ola se aplastó, una vez más, contra un muro invisible. Con todo ello, volvió a reducir la ola a unos treinta metros de altura. Con ráfagas de visión calorífica logró, por fin, que llegara una ola a tierra firme, sueño de surfistas, pero carente de peligro para los habitantes costeros. Se sentó en la playa. Estaba cansado. Resopló. Cuando iba a levantarse un niño se le acercó:

- ¿Eres Superman?

- Un poco mojado, pero sí.

- Menuda ola. ¿La has visto?

- Sí, no creo que venga una parecida en mucho tiempo.

- Dice mi padre que haces falta. Que ya va siendo hora de que alguien le dé una patada en el trasero a Lex Luthor.

- Dile a tu padre que estoy en ello. Un saludo.

Superman le guiñó un ojo, le alborotó los cabellos y se elevó sólo para volver a sumergirse en dirección a Atlantis. Recogió en el camino a Orm que seguía inconsciente. Inspeccionó sus heridas descubriendo que el hermanastro de Aquaman tenía la columna vertebral seccionada. Probablemente, si es que se recuperaba, no volvería a andar. Cuando llegó, Aquaman estaba siendo atendido por médicos atlantes. Entregó el cuerpo de Orm a los mismos.

- Gracias, dijo Arthur abrazando como podía al Hombre de Acero.

- No hay porque darlas. Ya sabes. Somos un equipo. Supongo que después de este ataque no te costará convencer mucho a los atlantes para que nos ayuden en contra de Luthor.

- Supones bien. Es hora de devolverle todo el daño que está causando.

- Por cierto, no recurras a esto de la ola con asiduidad. Ha sido un poco complicado pararla.

- ¿Ni siquiera contra Zod?

Superman sonrió, contestando mientras se elevaba:

- Zod, es mío.



Continúa en Capitán Marvel Especial Imperio y en Superman nº 20: Imperio IV
Enero de 2008- julio de 2008.
José Luis Miranda Martínez
jlmirandamartinez@hotmail.com


2 comentarios :

  1. Nos encontramos en esta saga con otro fic "menor" centrado en preparar el final de la misma. En esta ocasión son los atlantes los que se unen a la causa de Superman.

    Aunque haya dicho que este fic es "menor" no quita que sea necesario. Aunque los principales hechos se sucedan dentro de la colección de Superman, una maniobra del calibre de la de Luthor hubiese quedado... desdibujada si únicamente afectase a su colección (sensación que, por ejemplo, transmite la saga "La Dinastia de Kang" ya que una invasión de ese calibre sólo se notó en la colección de los Vengadores) ESta bien que veamos tanto aqui como en los tie-in distribuidos por toda la línea como afecta este evento.

    Increible (como siempre) la portada de Santiago RAmos.

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  2. Interesante como se van desenvolviendo los hecho. Realmente muy bueno este episodio. Y un final cómico y digno.

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