Wonder Woman nº17

Título: La rebelión de los Olímpicos (V)
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Juan Andrés Campos
Publicado en: Enero 2014

Sportsmaster y sus secuaces salieron victoriosos en su último encuentro... Ahora mas que nunca Wonder Woman y Aquaman deber redoblar esfuerzos para encontrarle y rescatar a sus amigos. ¿Serán capaces de alcanzarlo antes de que sea demasiado tarde?? 
Nací como Diana, princesa de Themyscira, heredera mortal de los Dioses griegos y su embajadora en el mundo patriarcal, donde ellos me llaman...
Wonder Woman creada por William Moult

Resumen de lo publicado: Wonder Woman y Aquaman han estado recorriendo el mundo entero, tratando de prevenir una serie de secuestros realizados por Sportsmaster. Su objetivo se volvió más apremiante cuando descubrieron la auténtica naturaleza de las víctimas: se trataba de los dioses caídos durante el ataque de Asmodel a los panteones(1), reencarnados ahora bajo una identidad humana. Mientras tanto, Zeus ha creado su propio emisario para recoger a sus hijos perdidos: el poderoso Aquiles. Tras enfrentarse todos contra todos en Los Ángeles, Ty (una aliada de Diana) y el propio Aquiles son secuestrados por Sportsmaster.

En algún lugar de África

Desolador. Aquella era la palabra que mejor describía lo que estaban observando y viviendo Arthur y Diana, mientras caminaban por aquel campamento militar. Allí se había llevado a cabo una batalla brutal entre varias fuerzas; los héroes reconocieron, entre los escombros, algunos cadáveres que tenían la vestimenta militar convencional, por ende dedujeron que se trataban de paramilitares, pero también encontraron a unos soldados con un uniforme que ya les eran familiar.

—Sportmaster estuvo aquí— dijo Diana— ¿Qué pasaría?

Habían llegado a aquel lugar de África después de haber sido derrotados por Sportmaster en los Ángeles y que su amiga Ty, junto a los otros objetivos, fuese secuestrada(2). Dieron con aquella ubicación gracias a la aparición del hacker conocido como H, quien gracias a su pericia y a la paranoia internacional, había descubierto aquel lugar y disuadió a Diana de ir a la ubicación que el mercenario le dio con antelación. Para convencerla solo tuvo que decir tres nombres: Aquiles, DJ Parra(3) y Ares.

—Dame un momento— dijo Aquaman, mientras se arrodillaba y tocaba el suelo con su mano de agua. Esta rápidamente perdió su consistencia solida y se diluyó en la tierra— iré al Mar del Pensamiento y te daré la respuesta.


"Lo primero que Sportmaster vio cuando salió del Tubo Boom(41) fue a aquella chica delgada, rubia y bien parecida, vestida como una secretaria ejecutiva y con una actitud propia de una institutriz británica que le dio la bienvenida. La chica resultó ser una divinidad encubierta, ya no podían engañar a su ojo y a los sensores en su máscara. Lo que no sabía era que tipo de divinidad era, pues la joven no se inmutó cuando tras él surgió aquella pequeña compañía de hombres bien apertrechados.

—Es por aquí— dijo— sígame.

El mercenario no dudó un segundo y avanzó seguido de sus hombres, quienes disciplinadamente se movieron al unisonó sin hacer ruido. Una vez que recorrieron el pequeño trecho en silenció se encontraron con quienes lo habían desviado de su camino y, sin duda, la razón por la cual lo desviaron.

Allí en el centro de un campamento mercenario, rodeado por hombres de todos los colores, vestidos con el uniforme verde oliva de cualquier fuerza militar o paramilitar, estaban tres figuras que desentonaban con el sitio. Uno de ellos era la pincha LP de Holanda, el misterioso Dj Parra. A su izquierda estaba, embutido en su armadura azul y negra, pero si el casco, un hombre alto y rubio, pero muy avejentado que Sportmaster supuso que era el mismo Dios de la Guerra. Y en el centro de ellos dos, como un blasfemo retrato, se encontraba el místico individuo que habían entrado en la loca carrera por hacerse con los dioses velados, el llamado Aquiles cronida. El pobre se encontraba atado a unos troncos en forma de cruz, y por todo su cuerpo había señales de la brutal paliza que ese par le habían propinado.

—Bienvenido— se adelantó alegre el DJ— nos alegra que atendiese a nuestra llamada.

—Soy un hombre curioso, además que la palabra “negocios” disuade mucho.

—Pues mi hermano y yo estamos interesados en hacer eso… negocios, con usted— replicó Parra.

—Y por eso le ofrecemos el siguiente presente— agregó Ares, quien había guardado silencio hasta el momento— Creo que a su señor podría serle de mayor utilidad.

—Y, ¿Qué desean a cambio?

—La marea está cambiando, y nosotros queremos remontar esa ola.

—Me gusta— replicó Sportmaster— hablemos, entonces."


— ¡Malditos! Tres veces malditos, ¿Cómo se atrevieron a traicionar a los su propia sangre?— Interrumpió Diana realmente furiosa.

—Será mejor que te calmes— replicó Aquaman— pues ese ha sido el menor de sus crímenes. Déjame continuar


"Sportmaster escuchó con calma la propuesta de Ares y el DJ, luego guardó silencio para sopesar la situación. Al cabo de unos segundos replicó.

—Mi señor es, sin duda, magnánimo. Pero, a pesar de que es un “dios”, tiene sus defecto y uno de ellos es que no le agrada la competencia. Y compartir no está en su sangre— hizo una pausa— Por su parte ustedes son muchos y el regalo es poco— se dirigió a Ares ignorando a la otra divinidad— Tengo espacio para ti, hasta puede serme de utilidad en este momento, así que te propongo lo siguiente: Entrégamelos, y estarás adentro ¿Qué te parece?

El rostro de Ares se iluminó con una sonrisa lupina, lanzó una mirada a su hermano y asintió.

—Nooo— gritó con fuerza DJ Parra, mientras el Dios de la Guerra se volvía contra él. En cuestión de segundo los paramilitares divididos respondieron y los hombres de Sportmaster hicieron lo mismo.

La batalla fue realmente brutal y confusa. Las fuerzas de Ares se dividieron, algunos de sus mercenarios lucharon por él, otros se pusieron de lado de sus hijos y, algunos, de Parra. Aunque estos últimos estaban bajo el efecto de la magia del dios del vino. Al cabo de un rato, las fuerzas del Dios Tracio se impuso y sus hijos y hermano terminaron esposados a los pies de Sportmaster.

—Realmente excepcional— dijo el mercenario— Me ha dado una cátedra magistral sobre la guerra y la traición. Pero mi señor y, yo, aun necesitamos que nos dé una muestra de su lealtad.

— ¿Qué más quiere?

—Su asistencia en una empresa movida.

— ¿Y esa seria?

—Ayudarme a capturar a mi próximo objetivo en Kandaq

—Ese terreno tiene a un poderoso guardián.

—Que sin duda no será reto para el Dios de la guerra.

—La duda ofende— replicó el Dios

—Dudo, luego existo— comentó el mercenario alegremente."


— ¿Qué haremos Arthur?— inquirió la Reina de las Amazonas(5)— Esto se ha vuelto cada vez más complejo.

Aquaman percibió la tristeza y desesperanza en el corazón de la heroína, y no pudo dejar de asombrarse. No dudaba que Diana, a pesar de su condición, fuese humana y sufriera y se dejase llevar por sentimientos propios de los mortales, pero nunca había pensado que vería a aquella aguerrida mujer ser arrastrada por la desesperación tan rápido. ¿Qué le habría pasado en su última aventura? O ¿Esto era solo efecto de una racha de fracasos tras fracasos? Aquellos pensamientos abrumaron al Señor de Poseidonis; pero optó por dejarlos de lado. El la comprendía, pues también pasó por una serie de fracasos. Por un juego de malas rachas que enterraron su alma, en lo más profundo del lodo, pero él había superado todo eso, gracias a la Dama del Lago.

Miró su mano de agua y recordó lo que esta significaba y lo que su señora esperaba de él. Cayó en cuenta que Diana, como los otros grandes, no conocían el fracaso rotundo. Habían probado algunos reveses pero nada tan amargo como lo suyo, tal vez por eso no sabía cómo lidiar con lo que estaba ocurriendo. En cambio, él si tenía esa experiencia. Era hora de ser un héroe, de demostrar que no era tal solo por su capacidad de llevar a cabo actos excepcionales, sino por la capacidad de sobreponerse a los reveses y transformar un obstáculo en una victoria.

—Iremos a Kandaq y tornaremos lo que allí pase a nuestro favor— dijo él— ellos, sin saberlo, se han puesto contra la espada y la pared.

—Sportmaster nos espera— comentó ella— me dio las coordenadas. Debe tener algún plan de contingencia para nosotros y para Black Adam.

—Pero no para los tres al mismo tiempo— replicó Aquaman.

—Es una locura.

—Pues entonces corramos el riesgo.

—Eso es inaceptable, un buen guerrero nunca va a la batalla si no va bien

—Apertrechado o con un as bajo la manga— replicó Aquaman mientras sacaba de su cinturón una memoria flash— yo tengo uno, cortesía de la pequeña trébol. Confía en mí, Soy el Doctor—agregó el héroe imitando el acento británico.

— ¿Qué significa eso?

—No sé, era algo que solía decirme Trébol, una oscura y muy friki referencia a una serie de Tv, no me lo aclaro, dijo que después que pasara todo eso me lo mostraría.

El rostro de la otrora princesa se iluminó


Kandaq, Medio Oriente.

Todo estaba saliendo a pedir de boca. Aquella era la frase que recorría una y otra vez la mente de Sportmaster, mientras desde el punto de control observaba por un monitor como Black Adam y el Ares luchaba en la capital de la Ciudad. El antihéroe y defensor de aquel país tercermundista, le hacía frente al dios, quien por su parte lejos de darle una pelea abierta, buscaba la forma de aumentar el daño colateral, con la finalidad de distraer a Black Adam. De lo que Ares no parecía percatarse, y Sportmaster sí, era que el reverso oscuro del Capitán Marvel se enfurecía cada vez más frente producto de las tácticas dilatoria del Dios tracio.

—Ese par se acabaran entre sí— masculló Sportmaster para centrar su atención en los controles— ¿cómo va la extracción de los objetivos?

—Han sido ubicados, señor— replicó uno de los soldados—Están siendo extraídos

— ¿Alguna novedad sobre la competencia?

—Lo sensores no reportan nada— dijo uno de los soldados.

—Así me gusta

—Aunque— dijo otro— No, no ha sido nada.

—Repita y clarifique, hable fuerte— replicó Sportmaster

—Acabo de sufrir un lag, señor. Pero ha sido muy corto, cuestión de unos segundos, nada significativo.

—En este negocio, con eso es suficiente— replicó el mercenario enmascarado, mientras salía de la sala de control.


Aquel ser lo estaba enervando. Para Black Adam era obvio que la estrategia de aquella divinidad, era distraerlo, pero aun no comprendía de que. Si el Dios griego de la guerra hubiese querido hacerle frente por su cuenta habría sido más directo. Se habría valido de todo su poder, pero en vez de eso se comportaba como un villano de tercera.

—Me dejaré de juego— masculló el poderoso campeón cuando detuvo dos de los tres automóviles que le arrojaba y eludía uno. Levantó una plegaria esperando que este no alcance algún inocente. Menuda fue sorpresa cuando no escuchó crujir del metal contra el asfalto y vio como este volaba por los aires e impactaba a un, también asombrado, Ares.

—Toma eso maldito embustero— el potente grito de la reina amazona resonó por toda la ciudad. Y, mientras Black Adam dejaba en el suelo los coche, observó un borrón estrellado arremeter contra el Dios.

—Esto es inadmisible— replicó Black Adam— Un ultraje de la soberanía de mi pueblo—.Y tras otro atronador aullido se lanzó a por aquel par.


Cuando Sportmaster abandonó la seguridad del control se halló frente a frente con Aquaman. El rubicundo héroe, le sonreía altanero.

—Tengo una ingente cantidad de hombres aquí, ya derroté a Wonder Woman en dos ocasiones ¿Qué te hace creer que contigo será diferente?

—Menos bravatas y más pelea— replicó el héroe atlante, y sin mediar más palabras se abalanzó contra el mercenario.

Sportmaster lo recibió con un potente puñetazo, que Aquaman eludió, y uso a su favor. Tomándolo por el brazo y usando la inercia de este, le realizó una proyección. Sportmaster se elevó por los cielos, pero con gran habilidad logro girar en el aire, cual felino, y caer de pie a una distancia prudencial. Arthur que era, sin duda alguna, un gran estratega, esperaba aquello así que no le dio cuartel al hombre y, como una gran fiera, arremetió contra este con una serie de patadas y bien conectadas.

Sorprendido y tomado con la guardia baja, Sportmaster no pudo hacer nada más que defenderse ante aquella lluvia de golpes. Hasta que el Atlante logro conectarle una con la fuerza suficiente para estamparlo contra el muro más cercano.

—Bien hecho— replicó este— pero no es nada comparado con…

—Esto— le atajó Aquaman quien lo señalaba con su mano liquidad, la cerró de golpe y el mercenario sintió que el estomago se le revolvía. Sportmaster comenzó a temblar con fuerza y entre vómitos y espasmos cayó al suelo.


La presencia de la Reina Amazona, y la puesta en práctica de aquel dicho, tan pragmático, como era: El Enemigo de mi enemigo es mi amigo, le permitieron a Black Adam hacer algo que llevaba hora intentando: alejar a Ares de las zonas densamente pobladas. Así pues, a punta de buenos golpes, y de una sincronización asombrosa aquella pareja fue repeliendo al dios que tuvo que ir cediendo espacios. En poco tiempo Ares estaba contra las cuerdas y Black Adam por su parte se sentía sin tantas restricciones.

—Ya no me contendré más— le dijo a Wonder Woman.

—Tienes mi permiso— replicó ella— si alguna vez lo necesitaste, para darle a ese malnacido la azotaina que su padre le negó.

Black Adam soltó una aterradora carcajada y sin dudarlo arremetió contra el Dios tracio con toda su fuerza.


Arthur no encontró resistencia entre los técnicos de la vagoneta de control. Al parecer Sportmaster no le paga lo suficiente a aquellos hombres como para que le hiciesen frente a Rey de Atlántida o, tal vez, aquellos técnicos eran más inteligentes de lo que parecían. Así que, con calma pudo introducir la memoria flash en los sistemas del mercenario y observar como un extraño programa asumía el control de toda las maquinas. En cuestión de segundos una gran H decoraba todos los monitores de la estación.

—Hemos asumido el control de la Federación Solar, Hemos retomado el control— masculló una voz electrónica que salía de los parlantes de la vagoneta.

— ¿Perdón?

—Estoy citando el final de la canción 2112 del grupo Rush, ¿no la has oído? ¡Dioses! Hay tanta ignorancia en este mundo— replicó la voz metálica.

—No estamos para juegos— replicó Aquaman— haz lo que debas hacer.

Los monitores se llenaron de estática y luego la voz replicó

—Hecho. Por cierto, señores técnicos, sus servicios no son necesarios, pueden abandonar la sala.


Deimos y Phobos. Miedo y Horror eran el nombre de dos de los hijos de Ares, y también eran dos conceptos fuertemente relacionados con la divinidad. El miedo y el horror, ambos hechos para fortalecer o menguar la voluntad del adversario, pero sobre todo, emociones mortales, no algo que los dioses deberían sentir. Aun así, el poderoso hijo de Zeus estaba embargado por aquellas emociones. Black Adam estaba resultando ser un adversario digno, un ser que superaba con creces a todos los héroes y campeones con los cuales se había enfrentado, y lo único que movía el corazón de ese hombre era el deseo de satisfacer su orgullo frente a un ultraje.

En aquel momento, mientras era golpeado salvajemente y sin cuartel, Ares se estaba replanteando su alianza con Sportmaster. Fue ideando, paso a paso un plan de escape, cuando el mensaje le llegó.

—Es hora de retirarnos

— ¿Conseguiste los objetivos?

—No todo, pero con lo que tenemos es suficiente. Es mejor salir con lo poco que tenemos que quedarnos sin nada.

—Entendido.

Haciendo acopio de toda su entereza y, de milenio de experiencia, el Dios detuvo el último golpe que Black Adam le propinaba. Apretó con fuera aquel puño hasta que hizo aullar de dolor al campeón y aprovechando la distracción lo arrojo contra el accidente geográfico más cercano. Aquello le dio tiempo suficiente para activar el plan de escape antes de que ella le diese alcance.

Diana observó, mientras volaba a toda velocidad, como a espalda de Ares surgía un tubo boom, y este, en medio del despliegue de luz y sonido se introducía en este. Dejando en el aire de Kandaq impregnado de un fuerte olor a ozono. Sin mediar palabras, la amazona desvió su ruta y se dirigió hacia el caído Adam. Ahora tocaba la parte más difícil del plan, calmar al campeón y convencerle de que le asista.


—Debí de haberlo visto venir— dijo la Reina de las Amazonas mientras observaba a aquel androide hecho con piezas de metal, los ordenadores de la vagoneta de control y la tecnología de Apokolips que emulaba a apariencia del Dios de los mensajeros; y que antes se había manifestado como el misterioso hacker H y el programa que había que había usado Arthur para doblegar la tecnología de Sportmaster.

—Si lo hubieses supuesto, yo no sería el dios más veloz de todo el universo— dijo prepotente— aunque era obvio que el lugar más amplio y veloz del mundo mortal llamará mi atención. ¡Por Zeus y Estigia! Que interesante es el cybermundo. Toda esa información útil e inútil, todos esos blogs, redes sociales, toda esa porno…

—Suficiente— le atajó Black Adam— díganme que hace aquí, explíquenlo muy bien, de lo contrario os daré 10 minutos para salir corriendo de aquí a toda velocidad.

La amenaza del campeón de Kandaq no cayeron en oídos vacios y los héroes, raudos y veloces, le narraron sus desventuras a Black Adam. Este escuchó con calma, no pudo evitar asombrarse ante la historia e indignarse por las acciones de los Dioses.

—Esos malditos no merecen ni la mínima consideración— replicó Black Adam— ¿Qué piensan hacer?

—Es momento de pasar a la ofensiva— respondió el cibernético Hermes— he hackeado y emulado la tecnología de los tubo boom. También he calculado las coordenadas de arribo y las de regreso—Acto seguido les dio a los héroes unos aparatos que recordaban a teléfonos móviles.

—Somos tres, ¿Para quién es el cuarto?—Inquirió Arthur

—Respaldo, será de utilidad a la hora de evacuar a los prisioneros, tiene una sola coordenada de salía, no habrá perdida.

—Pensé que…

— ¿Que iría con ustedes?

—No, no. Yo soy un Dios de pensamiento, un intelectual, no un tipo de acción.

—Excusas— replicó Black Adam.

— ¿Vienes con nosotros?—Diana se dirigió al oscuro héroe.

—Dioses velados o no— dijo Black Adam— Hay gente de mi pueblo entre los secuestrados, y yo he jurado protegerles a toda costa. Y no tengo intención de faltar a mis votos.

—Entonces manos a las obras.

Varios minutos después, bien apertrechados, Wonder Woman y compañía activaron uno de los artilugios de Hermes. Frente a ellos hizo acto de presencia un potente y estruendoso tubo boom.

—Después que crucemos ese túnel no habrá vuelta atrás— comentó la heroína a sus compañeros.

—“El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen.” — Replicó Black Adam

—Doroteo Arango, o mejor conocido como Emiliano Zapata— agregó Aquaman con una sonrisa, producto de la sorpresa.

—El mismo.

—Entonces, que así sea— replicó Diana mientras cruzaba el portal.

Continuará…

Referencias:
1.- Ver Wonder Woman: la Maldición de Pandora
2.- Ver número anterior.
3.- Dj Parra es la reencarnación de Dionisios, el dios griego del vino, de la locura ritual y del éxtasis.
4.- El Boom tubo es un instrumento de transporte originario de Nueva Génesis/Apokolips. Crea pliegues espaciales estables permitiendo a sus usuarios atravesar grandes distancias en un instante.
5.- Diana aceptó la jefatura del Estado de Themyscira en AT Wonder Woman #12


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