Batman nº 17

Título: Conversaciones
Autor: Igor Rodtem
Portada: Jim Lee
Publicado en: Agosto 2009

Es la víspera del fin, la calma antes de la tormenta... Mientras el mundo asiste impasible a como la civilización y las libertades se desmoronan, maestro y pupilo se reunen y conversan ¿por última vez?
Hice una promesa ante la tumba de mis padres: librar a esta ciudad de la maldad que les quitó la vida. Soy Bruce Wayne, filántropo multimillonario. De noche, los criminales, esos cobardes y supersticiosos, me llaman...



“La conversación debe tocar todas las cosas, pero no debe concentrarse en ninguna”.

Oscar Wilde


* Los hechos *



Lex Luthor, presidente de los EEUU ha decidido proclamar la guerra al resto del mundo, creando su propio Imperio a nivel global. Pero tiene un importante enemigo en casa: los superhéroes. Una reciente ley presidencial prohíbe cualquier actividad de los proclamados vigilantes o superhéroes, salvo aquellos a los que el propio Luthor autoriza.


* Hace unos días *



Música de informativos en la televisión. En Gotham City, millones de pares de ojos observan atentamente, y millones de pares de oídos escuchan hasta el último detalle.


Bienvenidos una noche más a Tonight News -dice el apuesto presentador de las noticias en el canal Metropolis TV-. Son las veintiún horas y un minuto escaso, abrimos los informativos de esta noche con la noticia de los numerosos disturbios ocurridos a lo largo de las principales ciudades del país -el presentador hace una breve pausa en la que aprovecha para carraspear ligeramente y tomar un poco de aire-. Los disturbios están provocados por los ataques de grupos descontrolados de ciudadanos que se oponen a la nueva normativa declarada por el presidente Luthor. Estos... ehhh... alborotadores se declaran a favor de los llamados metahumanos, y lo hacen destrozando escaparates, prendiendo fuego a los contenedores y agrediendo a los pacíficos ciudadanos que apoyan el discurso de nuestro benevolente president... ¡Por favor! ¡No puedo seguir con esta farsa! ¡Es absurdo! Somos un medio de comunicación independiente, no los portavoces del gobiern...


La imagen se corta de repente, mostrando únicamente el mensaje “Disculpen las molestias, volveremos lo antes posible” sobre un fondo azul. Cuando la imagen regresa, apenas minuto y medio después, al frente de los informativos ya no está el apuesto presentador de antes (aunque suponemos que se encuentra tramitando su fulminante despido) y su lugar lo ocupa una joven presentadora de sonrisa temblorosa.


A pesar de la supuesta independencia de los medios de comunicación, el gobierno de los EEUU, con su presidente Lex Luthor al frente, ha hecho todo lo posible para que su punto de vista sea el único que llega a los ciudadanos. Afortunadamente, aún quedan periodistas y medios que se resisten al intento de censura. Tan solo un par de ejemplos: en el periódico Daily Planet, Clark Kent y Lois Lane muestran claramente su oposición al rumbo que ha tomado el presidente Luthor, arrastrando consigo a todo el país, y con efectos a nivel global; en Gotham City, el canal Gotham TV intenta mantenerse neutral en cuanto a las opiniones y simplemente mostrar la realidad, tal y como es, al público.


Aquí en las calles de Gotham –dice en esos momentos la reportera Trisha Takanawa, micrófono en mano, para los informativos de Gotham TV– la situación parece ahora mismo controlada, aunque las declaraciones del presidente Luthor no han dejado indiferente a la ciudadanía, que muestra su parecer, bien a favor o bien en contra, pero casi siempre con actos violentos. La policía ha tenido que emplearse a fondo, y al parecer hay varios heridos y no menos de media docena de detenidos. Pero quizás la noticia más sorprendente es la que nos ha filtrado un miembro anónimo del cuerpo de policía: al parecer, hay uno o varios grupos de personas, alentados por las palabras de Luthor, que incluso han salido a la caza y captura del mítico Batman (1). Esto es todo desde las calles de Gotham. Para los informativos de Gotham TV, Trisha Takanawa.
Gracias, Trisha –la imagen de la pantalla cambia al plató, donde habla ahora Stephen Collins, un presentador de mediana edad con amplia experiencia presentando informativos–. La misma imagen se repite en lugares como Metrópolis, New York, Los Angeles, Keystone City y demás ciudades importantes del país. Son las autoridades locales las que se encargan de mantener el control, mientras que los llamados superhéroes se mantienen a la expectativa, obligados ahora por ley a no actuar, y viendo cómo parte de la población les apoya, pero otra parte se opone abiertamente a su actuación. Y más allá de nuestras fronteras tampoco se respira tranquilidad, tras anunciar el presidente Luthor su intención de acabar con todas sus naciones enemigas...


* Ahora *



Boletín de última hora –Stephen Collins, con su rostro permanentemente serio, se dispone a leer una noticia de última hora–. El alcalde Hull ha ordenado al Departamento de Policía de Gotham que detenga a Batman si éste hace acto de presencia. Desde hace unos días teníamos constancia de que varios grupos de ciudadanos, presumiblemente armados, estaban saliendo por la noche con la intención de dar caza al vigilante enmascarado. Ahora podemos confirmar también que la policía tiene órdenes de detener a Batman y dejar actuar libremente a todo aquel que vaya tras él. Por otro lado, ya hace varios días que el presidente Luthor prohibió toda actividad no autorizada de metahumanos o vigilantes, aunque varios testigos confirman que Batman ha seguido actuando como siempre, cada noche, por las calles de Gotham...



Jim Gordon apaga el televisor y se frota las sienes. Desde hace unos días, no le agradan las noticias. Ahora ya o le gustan nada de nada. Sabe que afuera, en las calles de Gotham, los agentes de policía vuelven a tener órdenes de detener a Batman, y eso no es bueno para la ciudad.


Jim Gordon
Selina Kyle, alias Catwoman, observa la televisión aparentemente con interés, pero en realidad apenas presta atención a las noticias. Bastante tiene con lo suyo, postrada en una cama del Hospital General de Gotham, con fracturas múltiples en piernas y brazos, provocadas por la brutal paliza que le propinó Slade Wilson, alias Terminator, actualmente uno de los principales hombres a las órdenes de Lex Luthor (2).

Selina Kyle, alias Catwoman


Oswald Cobblepot, alias el Pingüino, sonríe con satisfacción mientras ve la televisión. No sé hasta dónde piensas llegar, Luthor, piensa Cobblepot, pero si me libras de Batman, estaré en deuda contigo.


Oswald C. Cobblepot, alias Pingüino


Jeremiah Arkham, en su despacho del Asilo Arkham, sube el volumen del televisor, aunque no le agraden demasiado las noticias. Lo hace para no escuchar los gritos de los locos encerrados en el manicomio. Aunque éstos no tengan televisión en sus celdas, de alguna manera saben que no son buenos tiempos para los superhéroes en general, ni para Batman –su principal némesis– en particular, lo que les hace emitir gritos de triunfo.


Jeremiah Arkham


Lex Luthor se sirve un baso de bourbon y lo contempla detenidamente, sin prestar demasiada atención a las múltiples pantallas de su despacho especial. Los diferentes informativos presentan un mundo que, poco a poco, está cayendo en manos de Luthor. El mundo es mío, piensa. Se acerca el baso a los labios y bebe el contenido, saboreándolo lentamente.


Lex Luthor


Alfred Pennyworth controla diversos monitores en la Batcueva. No presta demasiada atención a las noticias de Gotham TV, pues hay otras imágenes más urgentes: vía satélite capta un nuevo enfrentamiento entre ciudadanos, cerca del Parque Robinson.


Alfred Pennyworth



—¿Señor? –Alfred contacta con Batman, que en esos momentos se desplaza con el Batmóvil–. Nuevos disturbios entre ciudadanos, cerca del Parque Robinson. En el cruce de las calles Grant y Wagner.
—Voy para allá de inmediato –responde Batman–. No estoy lejos.
—Una cosa más, señor.
—Soy todo oídos.
—Se ha confirmado por fin –responde Alfred, tras una breve pausa–. La policía tiene órdenes de detenerle en cuanto le vean.
—Como en los viejos tiempos –aunque Alfred no puede verle, Batman esboza una pequeña sonrisa cargada de mala leche.
—De momento parece que no salen específicamente a buscarle, señor –continúa el mayordomo–. Creo que tienen bastante trabajo con los disturbios por toda la ciudad, y con el aumento del índice de criminalidad de los últimos días.
—De momento...
—Eso he dicho, señor.


Un contenedor de basura arde en medio de la calle. Dos grupos, de una veintena de personas cada uno, se enfrentan verbalmente, insultándose y gritándose mutuamente. Unos celebran el nuevo statu quo provocado por Lex Luthor, pues están en contra de las actividades de los superhéroes y vigilantes, tanto en su ciudad como en su país, y por extensión en todo el mundo. El otro grupo se opone a las medidas fascistoides que está tomando el presidente, afirmando además que lo que conseguirá es reducir la seguridad ciudadana. El conflicto entre ambos grupos empezó así, pero enseguida pasaron a los insultos personales y, poco a poco, la situación ha ido derivando hasta casi llegar a una pelea callejera. De la nada, algunos empiezan a mostrar navajas, maderos y barras de metal, y están a punto de llegar a las manos. Antes de que corra la sangre, una sombra se ciñe sobre la calle. Entre ambos grupos aparece una figura oscura que extiende los brazos, a modo de separación. Una amplia capa se extiende tras él, ondeada por el suave viento. Todos enmudecen ante la presencia de Batman.


Batman


—¡Largo de aquí! –ordena Batman con autoridad, usando su tono más grave.


A la gente le cuesta reaccionar, paralizados ante la súbita aparición de Batman, que parece haberles dejado en estado de shock. Batman gira entonces la cabeza y mira directamente al grupo que defiende las tesis de Luthor. Esto les hace reaccionar de inmediato, pues comienzan a marcharse de allí, a paso cada vez más rápido, para acabar corriendo, aunque en silencio y cabizbajos. El otro grupo aprovecha para jalear a Batman, cantando victoria. Se sienten ganadores del enfrentamiento.


—He dicho que largo de aquí –repite Batman, girándose ahora hacia quienes le están jaleando–. ¡TODOS!


Apenas medio minuto después, tan sólo queda Batman en la calle, hasta que una nueva sombra se mueve tras él.


—Veo que pasa el tiempo y no te mejora el carácter -dice una voz tras él, en tono irónico pero amigablemente.
—Cada situación requiere del método más adecuado -responde Batman, girándose. Ante él se encuentra Nightwing, con aspecto cansado. Ambos se estrechan la mano, afectuosamente.


Nightwing


—Me alegro de verte, Bruce.
—Nada de nombres cuando vamos vestidos así...
—Me alegro de verte, Batman.
—Bienvenido de nuevo a Gotham. Como ves, las cosas andan un poco revueltas por aquí.
—Me temo que por todo el mundo, gracias a Luthor -añade Nightwing.
—¿Qué te trae a Gotham? -pregunta Batman.
—¿Qué te parece si te lo cuento mientras vamos en busca de criminales de verdad, y no simples ciudadanos exaltados?
—¿Cómo en los viejos tiempos de Batman y Robin?
—Exacto -responde Dick Grayson-, sólo que esta vez llevo un traje decente. ¿Me dejas conducir el Batmóvil?


Batman le mira con cierta sorpresa. Ambos sonríen levemente y se ponen en marcha.



—... y hasta aquí el informativo de esta noche. Volvemos mañana, a la hora de siempre, igual de imparciales que siempre y contando la realidad tal y cómo es. Ahora les dejamos con el esperado debate semanal, “A favor o en contra”, presentado por la maravillosa periodista Vicki Vale. En el debate de esta noche, como no podía ser menos, el tema a tratar será Luthor y los superhéroes. Disfruten del programa, pasen muy buenas noches y permanezcan conectados a Gotham TV...



Sobre una azotea, en cuclillas, Batman vigila la noche en Gotham City. A su lado, de pie y con los brazos cruzados, permanece Nightwing.


—Ya no tienes tantos reparos en aparecer abiertamente en público -comenta Nightwing.
—A veces es necesario -responde Batman-, aunque sigue sin gustarme.
—Quizás por eso tienes a tanta gente en tu contra -replica Dick-. Muchos te temen y te odian.
—Y así debe ser. De todos modos, esa gente de los disturbios estaba bastante alterada, y apenas podrán recordar bien lo ocurrido. Alguno incluso dudará de mi aparición.
—No lo decía sólo por lo de antes. En general, Batman es demasiado...
—¿Oscuro? -pregunta Batman-. Batman es sinónimo de oscuridad. Batman necesita la oscuridad.
—No siempre fue así -responde Dick, recordando amargamente sus tiempos como Robin, los cuales le parece que pasaron hace casi una eternidad.
—Hace mucho que ya no eres Robin -replica Batman, levantándose y poniéndose en movimiento-. Ahora vuelas por tu cuenta y otros han ocupado tu lugar.
—Pero...
—Hablando de volar... He visto algo un par de calles al este. Pongámonos en marcha.



—Buenas noches, Gotham. Soy Vicki Vale, presentadora de... ¡“A favor o en contra”!


Vicki Vale


El público estalla en un fuerte aplauso preprogramado mientras la cada vez más guapa (y más pelirroja) presentadora toma asiento ante una enorme mesa ene el centro de un también enorme plató de televisión. A su derecha e izquierda diversos personajes, a cada cual más estrambótico, permanecen más o menos incómodamente sentados en unas aparentemente caras sillas giratorias. Los focos iluminan con intensidad el centro del plató. Comienza el debate en Gotham TV.



En un bloque de oficinas, cerrado y a oscuras a aquella hora de la noche, Batman y Nightwing observan unos frágiles haces de luz que se mueven con cautela. Al menos tres tipos con linternas están escabulléndose por una de las oficinas.


—¿Qué me dices de Tim? -pregunta Nightwing a Batman-. Ahora él es Robin.
—Él también actúa por su cuenta la mayoría de las veces -responde Batman, sin perder de vista las luces de las linternas-. Y yo prefiero que sea así. Prefiero estar solo.
—Si quieres, puedo irme.
—No, Dick -contesta Batman, deteniéndose y mirando fijamente a su antiguo pupilo-. No me malinterpretes. Tu compañía siempre es bienvenida para mí.
—Nada de nombres cuando vamos vestidos así... -replica Dick Grayson, irónicamente.
—Claro, Nightwing.
—Sé que nunca deseaste a un Robin a tu lado -dice entonces Dick, con el rostro muy serio-, pero las circunstancias te obligaron a ello. Te pasó conmigo y con Tim.
—Y con Jason (3)-añade Batman, y ambos notan la tensión del momento.
—Tan sólo quería darte las gracias por todo lo que hiciste por mí -continúa Dick-. Cuando murieron mis padres, necesitaba a alguien que me guiara en la vida, y ahí estuviste tú. Soy lo que soy, gracias a ti.



Vicki Vale también nota la tensión. A pesar de sus muchos años ya de experiencia, cada vez que va a presentar un programa de televisión no puede evitar ponerse un poco nerviosa. No es más que un pequeño instante que pasa rápidamente, pero siempre está ahí.


Vicki Vale presenta a los contertulios del debate de esta noche, en la que debatirán a favor o en contra de los superhéroes. O lo que es lo mismo, aunque suene más polémico y políticamente incorrecto, a favor o en contra de las declaraciones y actuaciones del presidente de los EEUU, Lex Luthor. A su derecha tiene a...


—Lois Lane, reputadísima periodista de Metropolis, quien no necesita presentación, y que ha mostrado abiertamente su oposición a Lex Luthor, desde antes incluso a su nombramiento como presidente de los EEUU. Gracias por venir a nuestro programa, Lois...
—Gracias a ti y a tu magnífico equipo, Vicki -responde la periodista morena a la pelirroja-. Espero poner muchos puntos sobre las íes.
—Y que nos cuentes alguna cosilla sobre Superman -añade Vicki, levantando una ceja graciosamente.


Lois Lane


Cuando los aplausos bajan en intensidad, Vicki Vale continúa con la ronda de presentaciones de quienes se sientan junto a Lois Lane, en la banda de defensa de los superhéroes:


—Harvey Bullock es ex-detective del Departamento de Policía de Gotham, para el que trabajó durante no pocos años, y conoce a la perfección a los vigilantes nocturnos de Gotham, y también a los monstruos psicóticos.


Harvey Bullock


La intensidad de los aplausos que recibe Bullock dista mucho de alcanzar la que tuvo anteriormente Lois Lane.


—Roy Raymond, conocido como el Detective de la Televisión, también un gran conocedor del mundo de los superhéroes, con quienes ha colaborado varias veces en el pasado y, por supuesto, unos de nuestros habituales contertulios.


Roy Raymond, el Detective de la TV


Raymond incita al público para que le aplaudan más fuerte, lanzándoles saludos y besos. Está acostumbrado a esta situación.


—Y Beatriz DaCosta, famosísima modelo y actriz, antes conocida como la superhéroe Fuego, ex-miembro de la Liga de la Justicia, y con las ideas perfectamente claras: superhéroes sí.


Beatriz DaCosta, alias Fuego


Como no podía ser de otra manera, se lleva la mayor ovación del público, sobre todo de la parte masculina.



—Cuando accedí a que te convirtieras en Robin -dice Batman- y me acompañaras, realmente necesitaba un compañero a mi lado, un pupilo. Me estaba volviendo demasiado...
—¿Obsesivo? -pregunta Nightwing.
—Sombrío -rectifica Batman, mientras se preparan para asaltar a los ladrones de la oficina.
—¿Y ahora? – pregunta Dick, hablando ya en susurros-. ¿Ya no necesitas a nadie a tu lado?
—Ahora es diferente.
—¿Diferente en qué?
—Las cosas están bien como están.


Nightwing quiere volver a replicar, pero entonces alcanzan a los intrusos de las linternas y se lanzan a por ellos.



—A mi izquierda -continúa Vicki Vale con las presentaciones, pasando ahora al bando pro Luthor- se encuentra Amanda Waller, como gran ejemplo de lo que es apoyar las tesis gubernamentales. Amanda Waller es un miembro destacado del gabinete presidencial de Luthor y posee una amplia experiencia en el campo de los metahumanos.


Amanda Waller


El público aplaude sin interés, mientras Waller mira fijamente a Vicki Vale. Obviamente no le ha hecho ni pizca de gracia la entonación que la periodista ha usado en ciertos adjetivos que, sin duda, hacen referencia a la oronda y extremadamente gruesa figura de Amanda Waller.


—Edward Nigma, antes conocido como el villano Acertijo, famoso por sus delitos en los que siempre dejaba una pista en forma de acertijo, lo cual le llevaba irremisiblemente a ser detenido, y ahora perfectamente redimido y reconvertido en detective privado, que nos podrá hablar de su experiencia personal con los superhéroes, especialmente con Batman.


Edward Nigma, ex-Acertijo


Nigma consigue llevarse el, hasta el momento, aplauso más breve y menos intenso de la noche.


—Claire Montgomery, mujer de negocios que durante años intentó infructuosamente crear un grupo de superhéroes con financiación privada, Conglomerate, que no terminó de cuajar nunca.


Claire Montgomery


El público aplaude a la mujer que, a pesar de sus ya más de cuarenta años, cuando sonríe muestra parte de la belleza de su juventud.


—Y por último, pero no por ello menos... eh... importante, el Mayor Force, uno de los pocos metahumanos que trabajan directamente para el gobierno de Luthor.


Mayor Force


Aplausos tímidos ante la mirada furiosa del enorme, y bruto, Mayor Force. Mientras, Vicki Vale piensa Dios mío, esto es un circo... Sin embargo, no le cuesta mantener la sonrisa y dar comienzo al debate:


—Empecemos con una pregunta directa -se gira entonces hacia Amanda Waller-. ¿Por qué el presidente Luthor ha prohibido las actuaciones de los superhéroes? ¿Qué intenciones ocultas, si es que las tiene, hay tras todo esto?


Amanda Waller traga saliva y se dispone a responder.



En poco más de tres segundos, Batman y Nightwing reducen a los tres tipos que se habían colado en las oficinas, que además de linternas llevaban armas de fuego, aunque no han tenido ocasión de utilizarlas. Una vez fuera del edificio, tras dejar maniatados a los delincuentes y avisar a la policía, Bruce y Dick retoman la conversación, ahora en un tono más relajado, después de haber soltado adrenalina con la (pequeña) pelea.


—La verdad, Bruce...
—Batman -rectifica el susodicho.
—La verdad, Batman, es que eres imposible -comenta Nightwing, en un tono desenfadad y rascándose la nuca-. Creo que por eso tuve que buscarme mi propio camino. Y fue lo mejor...
—O habríamos acabado matándonos el uno al otro.
—Nah... -responde Dick, sonriendo ampliamente-. Tú estás ya muy carroza, habría podido contigo fácilmente.
—Eso es lo mismo que me dice Tim.
—Aún es apenas poco más que un mocoso, y ya es casi mejor que nosotros.
—Nos superará a ambos -reconoce Batman-. Y estoy orgulloso de él, pero aún más de ti.



Amanda Waller acaba de soltar el mismo discurso oficial de Luthor para justificar la prohibición de las actividades no autorizadas de metahumanos y vigilantes, argumentando que si no están controlados (por el gobierno, se sobreentiende) son un peligro para la sociedad. Lois Lane no puede evitar saltar y contraargumentar con el pasado oscuro de Luthor, y con el de la propia Amanda Waller, que dirigió durante años al Escuadrón Suicida, grupo secreto extraoficial, aunque financiado por el gobierno de los EEUU, formado por villanos que cumplían condena, la cual podía verse reducida con su participación en dicho grupo, y que cumplían misiones de alto riesgo, a favor de intereses norteamericanos. Amanda Waller amenaza con ponerle una querella por difamación, y hace mención del sospechoso amiguismo de Lois Lane con Superman.


—Centrémonos en el tema -interrumpe Vicki Vale en cierto momento-. Me gustaría que dejáramos a un lado los ataques personales y habláramos de los pros y los contras de tener superhéroes actuando en nuestras calles.
—Todos sabemos -Lois Lane retoma rápidamente la palabra, antes de que se le adelante Amanda Waller- lo beneficiosa que ha sido la actuación de los superhéroes en el pasado. La Liga de la Justicia, Superman, Wonder Woman, Batman... Nos han salvado de criminales y delincuentes que nos han acechado día a día, pero también nos han salvado de desgracias a nivel global. Y, creedme, no sabemos ni la mitad.
—Un metahumano sin vigilancia y con poderes descontrolados es un peligro para la sociedad y para la seguridad de la nación y del planeta entero -afirma enérgicamente Amanda Waller-. Sólo actuando bajo el amparo del gobierno es cuando se convierte en un beneficio para el país.
—¿Me vas a decir que la presencia de Superman es negativa para la sociedad? -replica indignada Lois Lane.
—Pero en realidad -responde Waller, enérgicamente-, ¿qué es lo que sabemos en realidad de Superman? ¡Nada! Podría ser una amenaza latente...
—A Luthor sólo le interesa tener el control absoluto sobre todo -le interrumpe Lois Lane, a quien su dosis de paciencia parece estar agotándose-, para poder asegurarse el poder. Su poder personal.
—Ten cuidado con lo que afirmas, niña -le amenaza entonces Waller.
—No me das ningún miedo -insiste Lois Lane-. Ni tú, ni Luthor, ni ninguno de sus superagentes con el cerebro lavado.


Espontáneamente, el público comienza a aplaudir. Lois Lane sonríe orgullosa, y Amanda Waller se conforma con apretar los puños con fuerza. Cuando el público deja de aplaudir y Vicki Vale pretende retomar el hilo del debate, alguien parece reaccionar tardíamente:


—¡Oye, tú! -grita el Mayor Force, que parece haberse dado cuenta, con cierto retraso, de las maliciosas palabras de Lois Lane. Force se levanta de su asiento, encendiendo su cuerpo energético, ante el asombro general de público, contertulios y técnicos del programa-. ¿Qué estás insinuando con lo de cerebro lavado?
—¡Eh, machote! -interviene entonces Beatriz DaCosta, encendiendo a su vez sus manos con un brillante y asombroso fuego de color verde esmeralda-. Relajemos los ánimos, que aquí hemos venido a hablar. ¿O es que te resulta demasiado complicado?


El Mayor Force hace un amago de lanzarse hacia Beatriz, pero un enorme berrido de Amanda Waller lo detiene.


—Siéntate, Mayor -le ordena Waller, con cara de pocos amigos-, y demuestra tus modales.


El Mayor se sienta entonces, visiblemente cabreado, reduciendo la carga energética de su cuerpo, y la modelo hace desaparecer el fuego verde de sus manos, haciendo que el público vuelva a relajarse.


—Señoras y señores -aprovecha entonces Lois Lane para intervenir nuevamente. En su rostro se refleja la victoria-. Acabamos de ver un claro ejemplo de lo que desea Lex Luthor.



—Me alegro de poder hablar todo esto contigo -le dice Nightwing a Batman-. No siempre es fácil encontrar el momento adecuado.


Ambos viajan en el Batmóvil, persiguiendo a un par de tipos que van a la carrera en un hyundai. Huyen con un pírrico botín obtenido un par de minutos antes en un atraco a una pequeña gasolinera a las afueras de Gotham. Se dirigen hacia la autopista, por una maltrecha carretera comarcal, alejándose de la ciudad.


—No has venido a Gotham para decirme todo esto, ¿verdad? -comenta Batman, dando un brusco volantazo.
—Será mejor que los atrapemos ya -responde Nightwing-, antes de que lleguen a la autopista.
—Eso déjamelo a mí -contesta Batman, acelerando vertiginosamente el Batmóvil-. Tú habla.
—Espero que no te enfades. Aunque me alegra de la charla que hemos tenido, en realidad he venido a Gotham a pedirte algo.
—Dispara -le pide Batman, con una media sonrisa en el rostro.
—Sabes que los Outsiders nos hemos quedado sin cuartel general -le explica Nightwing-. Acabamos de volver de Markovia, estamos machacados, nos han destruido el búnker y había pensado... (4)
—La Batcueva sigue siendo tu hogar. Si crees que debes alojar allí a tus compañeros, eres libre de hacerlo.
—La verdad es que lo necesitamos...
—No le deis mucha guerra a Alfed...
—Sí -responde Dick, sonriendo-. Bastante tiene contigo.


Pero Batman parece no hacerle caso, pues en ese momento desvía el Batmóvil hacia el hyundai de los fugitivos.


—Agárrate, Nightwing...


El Batmóvil choca con violencia contra el hyundai, que sale despedido de la carretera, deteniéndose poco después entre unos frondosos arbustos.



—Pasemos al siguiente punto del debate -dice Vicki Vale, acaparando la atención del público y de los contertulios-. ¿Existen supervillanos porque existen superhéroes? ¿Si no hubiera superhéroes estaríamos a merced de grandes criminales, o éstos existen sólo para enfrentarse a los grandes héroes? Tiene la palabra Roy Raymond.
—Afirmar que son los superhéroes los que atraen la criminalidad es una falacia y una demagogia sin sentido. Criminales ha habido y habrá siempre, y debemos agradecer su esfuerzo a todos aquellos que se dedican a combatirlos.
—¡Tú sí que eres falaz y demagogo! -grita de repente Edward Nigma-. ¡Qué sabrás tú de superhéroes y supervillanos! Roy Raymond -continúa, en tono de burla, tal y como lo haría un niño de siete años-, el detective de la tele, se dedica a resolver casos estúpidos en un programa cutre de le televisión y a hablar sobre el tema que sea en un debate...
—Al menos yo no he sido un delincuente y criminal -se defiende Raymond.
—Precisamente, señor detective televisivo -replica de nuevo Nigma, no sin dosis de sarcasmo-. ¿Quién mejor para hablar de supervillanos que uno que lo ha sido?
—Tú has sido cualquier cosa menos súper -comenta Harvey Bullock, jocosamente, ante la mirada furiosa de Edward Nigma.
—Sí, he sido un criminal -asume Nigma, sin problemas, y haciendo caso omiso de las breves risas desatadas en el público tras en comentario de Bullock-. Y me he redimido. Ahora soy un respetable detective privado. Usted, señor Bullock, fue un bruto policía obligado a abandonar el cuerpo por un turbio asunto... (5)
—¡Señores, por favor! -Vicki Vale se ve forzada a interrumpir nuevamente el debate-. Céntrense en el tema y dejen a un lado los ataques personales.
—Discúlpeme, señorita Vale -dice Nigma, sin dejar de aprovechar su momento-. Tan sólo quería exponer mi caso: yo, en la época en que actuaba como el Acertijo, al igual que tantos otros villanos coloristas...
—Monstruos y psicópatas asesinos -le interrumpe maleducadamente Bullock.
—Señor Bullock -interviene de nuevo la presentadora-. Le ruego que deje terminar su discurso al señor Nigma.
—Como iba diciendo -continúa Nigma, una vez que Bullock asiente a regañadientes-, en mi época de Acertijo, tanto yo como el resto de villanos coloristas, incluidos algún que otro monstruo y psicópata, nos veíamos atraídos por la fascinante figura de Batman. Fui lo que fui, por él. El principal responsable, por no decir el único, de mi carrera criminal no es otro que Batman. Sin él, yo no habría cometido ni un mísero atraco de tres al cuarto. Y como yo, tantos otros...
—¡Por favor! -salta de nuevo Bullock, plenamente indignado-. Menuda sarta de tonterías. Es bochornoso oír todo esto...


Pero Edward Nigma sonríe satisfecho en su asiento. La victoria en esta batalla ha caído esta vez en el bando pro Luthor.



—Últimamente, a los Outsiders no nos ha ido demasiado bien -comenta Nightwing. Batman y él han dejado bien atados a los ocupantes del hyundai, y ya se dirigen de vuelta a la ciudad. De fondo se oyen las sirenas de la policía-. Y Luthor parece que por fin le ha echado un pulso al resto del mundo.
—Te veo un tanto desanimado -responde Batman, al volante del Batmóvil.
—A veces me pregunto si realmente marcamos la diferencia.
—Siempre –contesta Batman, seriamente-. No es fácil hacer lo que has hecho tú, Dick. Superaste la trágica muerte de tus padres, mejor de lo que lo hice yo con los míos.
—Yo te tuve a ti de apoyo, te convertiste en mi nuevo padre...
—No te subestimes. Te has enfrentado a villanos de primer nivel y has salido victorioso. Has sido un líder al que han seguido fielmente otros héroes, tanto en los Titanes como en los Outsiders. Te has ganado la admiración de Superman. Y la mía.
—No creo que Superman admire más a otro héroe que a ti.
—Pero tú te has ganado su confianza.
—Gracias, Bruce -dice Nightwing, visiblemente emocionado-. Necesitaba estas palabras.
—Luthor está intentando conquistar el mundo, y tu papel para impedirlo es más importante que el mío.



—Me gustaría contar ahora -explica Vicki Vale, dando un nuevo rumbo al debate- con la experiencia personal de Claire Montgomery, quien en varias ocasiones intentó, infructuosamente, formar el grupo de superhéroes denominado Conglomerate.


Conglomerate


—Gracias, señorita Vale - comienza Claire Montgomery, entre tímidos aplausos del público-. Lo único que pretendo es hacer ver que la presencia de superhéroes no es en absoluto positiva. No podemos dejar que unos tipos cualesquiera se dediquen a repartir justicia por su cuenta.
—¡Por supuesto! -añade el Mayor Force, que hacía tiempo que no intervenía-. Los gobiernos deberían controlar los movimientos de los meta... metahu... de los superhéroes. Todo superhéroe debe estar bajo el control del gobierno...
—¡Por favor! -suspira horrorizada Lois Lane-. Ya estamos de nuevo con el mismo argumento fascista...




—Muchas gracias por todo, Batman -dice Nightwing. Batman y él están sentados dentro del Batmóvil, que permanece estacionado al amparo de las sombras de un callejón de Gotham.
—Yo también me alegro de volver a verte.
—Me he quedado con ganas de enfrentarme a uno de los grandes: el Sombrerero Loco, el Espantapájaros...
—¿Señor? -una voz les interrumpe a través del intercomunicador del vehículo. Se trata de Alfred, transmitiendo desde la Batcueva.
—Adelante.
—Ha ocurrido algo -relata el mayordomo-, en los estudios de Gotham TV. Durante la transmisión del debate de esta noche.
—¿El debate sobre superhéroes? -pregunta Dick Grayson-. ¿Han dicho algo de mención?
—Me alegro de oír su voz, joven Nightwing -contesta Alfred-. Me temo que lo que han debatido es lo de menos. La transmisión se ha cortado de repente. He pirateado su señal interna, al parecer hay un cámara que está grabando lo que está ocurriendo, aunque no se está emitiendo en antena.
—¿Y bien?
—Mister frío ha irrumpido a lo bestia en el plató, congelando el lugar -continúa el mayordomo, mientras en la pequeña pantalla del salpicadero, Batman y Nightwing ven las imágenes que les transmite Alfred-. Creo que ya están viendo las imágenes, ¿verdad?
—Sí...
—Al parecer no hay bajas, ni heridos, y la mayor parte del público, contertulios y equipo técnico ha podido salir del plató y está a salvo, pero Mister Frío retiene a varios rehenes.
—Pensaba que Mister Frío se encontraba en Arkham -comenta Nightwing.
—Desde hace un par de meses -explica Batman- se encontraba en régimen abierto, en un programa especial de colaboración con el gobierno.
—Efectivamente -Alfred amplía la información-. Colaboraba con ciertos laboratorios de Lexcorp, por mediación del gobierno de Luthor, en el desarrollo de nuevas tecnologías.
—No tiene sentido entonces que actúe ahora así - dice Nightwing.
—Tiene todo el sentido, Nightwing -afirma Batman-. Va a por mí.
—¿Mister Frío? -preguntan Alfred y Nightwing al unísono.
—No –responde Batman-. Lex Luthor.


*Acto final *



En el plató de “A favor o en contra”, de Gotham TV todo es un caos ahora. Mister Frío ha irrumpido de repente, congelándolo todo a su alrededor. Ha permitido escapar a la mayor parte del público y del equipo técnico del estudio, quedándose con unos pocos rehenes, cuyo aliento nervioso se puede ver, ya que la temperatura ha bajado varios grados de forma brusca.


Mister Frío


Al entrar en el plató, su primer objetivo fue Beatriz DaCosta, Fuego, quien encendió su cuerpo con fuego verde en cuanto vio que algo extraño ocurría, pero recibió una fuerte descarga helada que la dejó inconsciente. Harvey Bullock, sabiendo que enfrentarse cara a cara con Frío sería una locura, prefirió encargarse de proteger la víctimas potenciales, y facilitar la huida del mayor número de gente posible.


Realmente, el único capacitado para hacerle frente a Mister Frío, después de Fuego, era el Mayor Force, quien simplemente se aseguró de que Amanda Waller no sufriera daño alguno. De hecho, Frío dejó marchar a ambos sin problemas, al igual que a la mayor parte de los asistentes, a quienes obligó que sacaran de allí a la inconsciente (y ya apagada) Fuego. Retuvo como rehenes únicamente a dos mujeres del público, un cámara de Gotham TV -que se había asegurado de que una cámara grabase la escena, aunque no estaba seguro de si seguían emitiendo en directo-, la presentadora Vicki Vale, Lois Lane -quien se negó abandonar a los rehenes, realmente-, Harvey Bullock -que al igual que Lois, decidió permanecer en el plató- y Edward Nigma -que intentó por todos los medios salir de allí, pero se lo impidió Mister Frío-.


—Victor, amigo -dice Nigma, temblando más por miedo que por frío-. ¿Por qué no me dejas salir? Por los viejos tiempos...
—He oído que ya no eres un villano -responde Victor Fries, Mister Frío, con una voz gélida-, que te has redimido y ya no eres de los nuestros.
—Efectivamente, amigo -afirma Nigma-. Aquí tienes mi tarjeta...


Mister Frío apunta con su arma congeladora hacia la tarjeta que le tiende Nigma, y la congela con una pequeña ráfaga helada. Edward Nigma da un brinco y suelta un pequeño grito.


—Tú te quedas -dice finalmente Frío.
—¿Qué quieres de nosotros? -pregunta entonces Vicki Vale.
—Necesito rehenes -responde Frío.
—¿Para qué?
—Espero a Batman.


Lo que no les cuenta Victor Fries es el trato que ha hecho con Lex Luthor. A cambio de la cabeza de Batman, Mister Frío verá perdonados todos sus crímenes, y aún más interesante, obtendrá medios ilimitados para sus propias investigaciones científicas. Además, Luthor le ha proporcionado un nuevo traje especialmente reforzado.


—¡Oye, nevera humana! -le grita Bullock-. Quizás deberías dejar marchar a la señorita Lane, no sea que quien aparezca no sea Batman, sino Superman.
—Esto es Gotham -responde gélidamente Mister Frío, sin inmutarse-. Vendrá Batman. Y será mío.
—Ay, los viejos tiempos... -murmura Edward Nigma, mientras se sienta tranquilamente en una zona del suelo que no está congelada-. A veces hasta los echo de menos...



Batman y Nightwing entran en los estudios de Gotham TV por puntos diferentes. Ante la imposibilidad de un ataque por sorpresa, deciden que el primero en hacer acto de presencia ante Mister Frío sea Nightwing, pero el villano parece disgustado cuando Dick Grayson aparece ante él.


—Lárgate -le dice Victor Fries, sin intención de atacarle-. Y que venga Batman.
—¿Es que no te valgo yo?
—No.
—Muy bien -responde Nightwing-. Deja que se vayan los rehenes y vendrá Batman. Te doy mi palabra.
—¿Acaso crees que tu palabra tiene alguna validez para mí?


Dick extiende los brazos y se encoge de hombros, como dando a entender que, a pesar de tener la situación bajo su control, Mister Frío debe aceptar las condiciones que le ofrece para obtener lo que realmente quiere.


—De acuerdo -dice finalmente el villano-. Puedes llevártelos.


Así lo hace Nightwing, y poco después aparece Batman. Aunque Dick Grayson se empeña en acompañarle, Batman se niega en rotundo.


—Me buscabas, Victor -dice Batman-, y aquí me tienes. Sé que Luthor te ha dado órdenes de venir a por mí. Imagino que te habrá prometido el paraíso, pero no deberías fiarte de él...
—¿Qué le parecería al mejor detective del mundo -pregunta Mister Frío- estar equivocado por una vez?


Victor Fries le apunta con su arma, aunque sin mucho convencimiento. Obviamente, Batman es más rápido y lo desarma lanzándole un batarang.


—Explícate, Victor -le ordena una vez que lo ha desarmado.
—Mi objetivo secundario es, sin duda, acabar contigo. Tanto tú, como yo, y por supuesto quien tú y yo sabemos, somos conscientes de lo complicado de dicha tarea. Nos hemos enfrentado demasiadas veces como para pensar que esta vez sí voy a poder contigo. No, mi objetivo principal es otro.


Sin previo aviso, Mister Frío se lanza a la carrera hacia Batman, que lo esquiva en el último instante, a pesar de la sorpresa. Cuando el villano se gira, Batman le suelta un fuerte puñetazo, que impacta en el casco transparente de Frío. El golpe es brutal, pero el villano apenas se inmuta. Traje mejorado. Cortesía de Lex Luthor.


—Mi principal tarea aquí -continúa explicando Victor Fries- es darte un mensaje, Batman.
—¿Un mensaje de Luthor?
—El mensaje es el siguiente -Mister Frío sonríe gélidamente mientras sigue hablando-. Entrégate a las autoridades y conservarás la vida. Si no lo haces, lo que venga a partir de aquí será un infierno para ti.
—¿Eso es todo?
—En realidad, no.


Mister frío pulsa un botón situado en uno de sus guanteletes y comienza a reírse como un loco. Un segundo después, el plató comienza a cubrirse de hielo por sí mismo, esta vez a marchas forzadas, y cubriéndolo todo, y la temperatura vuelve a descender vertiginosamente. Mister Frío también comienza a cubrirse de hielo, y no deja de reír a carcajadas. Batman intenta huir, pero una cada vez más espesa capa de hielo comienza a cubrirle el cuerpo, impidiéndole apenas avanzar unos metros. Finalmente, nota cómo los pies se le pegan al suelo. Consigue activar su máscara de oxígeno, lo que le da un tiempo extra, pero al cabo de unos segundos, queda completamente inmóvil, cubierto por el hielo. Es consciente de que en breve comenzarán a congelarse diversas partes de su cuerpo y, entonces, será el fin para él.


Unos segundos después, aunque le parecen una eternidad, Batman siente una fuente de calor a su espalda. Poco después, se derrite la suficiente cantidad de hielo como para permitirle volver a moverse. A pesar de sentir entumecidos todos los huesos de su cuerpo, no pierde un instante. En el plató ha aparecido Fuego, que es quien ha liberado a Batman de su prisión de hielo.


—Veo que ya estás mejor -le dice Batman.
—Juro que el día que te oiga dar las gracias dejaré de usar ropa sexy -contesta Fuego.
—Vámonos de aquí -ordena Batman-. Rápido...


Poco después de salir al exterior, una explosión de hielo revienta el plató y buena parte del enorme edificio de Gotham TV. En la investigación posterior no aparecerá resto alguno de Victor Fries (ni de su traje). Tampoco se podrá recuperar ninguna grabación de lo ocurrido.


* Epílogo *



—Al final ha sido una noche completa -comenta Dick Grayson. Se encuentra en la Batcueva, junto a Batman y Alfred Pennyworth. Apenas queda una hora escasa para el amanecer de un nuevo día.
—En Gotham las noches son siempre... algo moviditas -afirma el mayordomo.
—Alfred - dice Bruce-, debes acondicionar la Batcueva. Es posible que los Outsiders se queden un tiempo.
—Aún tengo que comentarlo con ellos -le interrumpe Dick-. Lo de venir aquí ha sido idea mía, ellos no...
—No tienen muchas ganas de estar junto a Batman -asume el propio Bruce Wayne.
—Yo no quería decir eso...
—Tranquilo, señor Dick -interviene Alfred, tomando las escaleras de ascenso a la Mansión Wayne-. El señor Bruce está acostumbrado a la soledad.
—Bueno -sonríe Dick-, creo que Metamorpho le echa un poco de menos.


Una vez que Alfred ya se ha ido, riendo, Dick se acerca a Bruce.


—Gracias por todo -le dice.
—Siempre puedes contar conmigo.
—Ahora debo irme.
—Vuelve cuando quieras.


Maestro y pupilo, padre e hijo, se funden en un sentido abrazo y se despiden.


—Adiós, Bruce.
—Adiós, Dick.



FIN

Igor Rodtem
(12-08-2009)
igor_rodtem@hotmail.com



Referencias y notas:


(1) Ver Ciudadanos de Gotham # 3 (Action Tales).
(2) Ver Catwoman # 8 (Action Tales).
(3) El primer Robin fue Dick Grayson, actualmente Nightwing. El segundo Robin fue Jason Todd, asesinado por el Joker. El tercer y actual Robin es Tim Drake. Actualmente, en el Universo DC se están produciendo nuevos cambios en las identidades de varios personajes, que afectan a Batman, Nightwing y Robin, pero en la cronología de Action Tales no están incluidos estos nuevos cambios.
(4) Ver la serie Outsiders (Action Tales).
(5) Ocurrió en la saga Agente Herido..

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