Wonder Woman nº 02

Título: La maldición de Pandora (II)
Autor: Jose Luis Miranda
Portada: Juan Luis Rincón
Publicado en: - 2005

La aventura continúa con dos invitados muy especiales: Superman y Batman! No te pierdas el nuevo capítulo de "La maldición de Pandora"
Nací como Diana, princesa de Themyscira, heredera mortal de los Dioses griegos y su embajadora en el mundo patriarcal, donde ellos me llaman...
Wonder Woman creada por William Moult

Prólogo

Maxie Zeus acariciaba la vasija que acababa de aparecer ante él. A simple vista era una vasija normal. La voz que se la había entregado en sueños le había dicho que tenía que abrirla y que, simplemente con ese acto, se convertiría en el ser vivo más poderoso de la creación. Pero Max, aunque desequilibrado, no era estúpido. Sabía a la perfección que tenía entre las manos algo que debía ser estudiado. Se levantó de la silla de ruedas. Observó la habitación del hospital en que se encontraba y caminó tambaleándose hacia la puerta. Se asomó al pasillo y, aprovechando que no había nadie, se apresuró a salir del hospital. En cuanto cruzó la puerta de salida y se vio en la calle murmuró para sí:

- Voy a ser un auténtico dios.

Maxie Zeus no se percató de que su sombra había cambiado. Era más oscura, vibraba sin que lo hiciera el cuerpo. En ella se había introducido algo. Algo maligno. Algo que tenía la misión de protegerle.

Capítulo 1

Luganda

Wonder Woman y Superman preguntaban al médico por el estado de la mujer y el recién nacido que acababan de traer tras su batalla contra Otumba:

- Ella ha muerto- respondía el doctor-. Ha sido imposible mantenerla con vida. El estado del bebé continúa siendo de extrema gravedad, más, si cabe, teniendo en cuenta los medios de que disponemos. Aunque de momento se mantiene con vida. Lo cual es decir mucho.

- Espero que sea la última víctima de Otumba. ¿Podrán retenerlo aquí?>- dijo Wonder Woman en el mismo idioma del doctor africano.

- Voy a trasladarlo a Iron Heigts la cárcel para supervilllanos que está situada en Central City. Aunque se le juzgará aquí, en Luanda.>- respondió Superman también en el mismo lenguaje

Todo el personal del hospital estaba pendiente del dúo de superhéroes. Los dos amigos se apartaron. Superman preguntó:

- Entonces, ¿qué te sucedió en el combate?

- Una luz inundó mis ojos. Y me vi ante el mismísimo Zeus. A su lado estaba Sueño. ¿Recuerdas aquella aventura con la Liga en la que mi madre me sustituyó? Cuando viajasteis al reino de los sueños, tú, Kyle y mi madre. ¿Recuerdas a ese tal Sandman, rey de los sueños?

- ¿Cómo olvidarlo? Fue una de las aventuras más extrañas de la Liga de la Justicia.

- Bien, pues allí estaba él. Sueño, Sandman, ... al lado de Zeus... Me dijeron que la vasija de Pandora había sido robada del reino de los sueños. En dicha vasija se encuentran encerrados ocho males primigenios que de ser soltados contaminarán la tierra de calamidades. Sólo puede abrirla un mortal. Mi misión es encontrar la caja antes de que sea abierta.

- ¿Te dijeron cómo comenzar a buscarla?

- Sueño me dijo que quien la robó debía tener grandes habilidades. Fue capaz de entrar en el reino de los sueños, sortear a los guardianes, recoger la vasija y salir de allí sin que Sandman lo advirtiera. Debe haber sido un ser con poderes mágicos, un dios, quizá un inmortal. Pero, precisamente por eso no puede abrirla, deberá dársela a un mortal.

- Eso soluciona el problema, Diana. Sólo tenemos unos 6.500 millones de mortales en el planeta.


Capítulo 2

Temiscira, hogar de las Amazonas

Temiscira era impresionante. Las islas aéreas flotaban a escasos metros del suelo. El agua brotaba de ellas y mágicamente se fundía con el agua del mar. Era el aniversario de la muerte de Hipólita. (1) La isla de Temiscira había preparado una serie de eventos para homenajear a su reina. Diana no llegaba y la ceremonia había comenzado. Artemis la presidía. Exceptuando a Diana, Artemis era la amazona más hábil en el combate. Quizá la más fuerte. Ella, que había odiado a Hipólita, sentía ahora un profundo respeto por aquella extraordinaria reina guerrera. Pero, a la par sentía rabia hacia Diana. Era su madre no la mía. ¿Qué asunto era más importante que asistir a la ceremonia de recuerdo de su madre. – pensaba Artemis.

Cuando llegó Diana todo había terminado. Se disculpó ante sus hermanas amazonas y se arrodilló en silencio en el interior del templo. Artemis se acercó y se situó a su lado. Preguntó con socarronería:

- ¿Has vuelto a salvar el mundo?

Diana no varió su posición. Ni siquiera contestó. Artemis se enfadó ante aquel desprecio:

- ¿Ya no soy digna de tus palabras?

Diana prosiguió en silencio y en la misma actitud orante.

Artemis se levantó se situó detrás de Diana. Sacó una daga del cinto y la bajó con fuerza contra su cráneo. Diana se echó a un lado y levantó el brazo derecho destrozando la daga con su brazalete. Se levantó y miró fijamente a los ojos de Artemis:

- Estoy hablándole a mi madre. Agradecería que no me molestaras más. Siento no haber estado en la ceremonia, no pude. Si quieres volver a comprobar cuál de las dos es mejor hazlo en otro momento.

Artemis salió enfadada. Había aprendido a respetar y amar a Diana pero en el fondo de su corazón aún latía aquella vieja rivalidad. Quería demostrar que era la mejor. Se prometió a sí misma que lo conseguiría.

Capítulo 3

Gotham City

Había sido una mala noche. Posiblemente una de sus costillas estuviese rota, la herida del brazo, a pesar del torniquete, no dejaba de sangrar. Entró en el Batmóvil enfadado consigo mismo. Aquellos cinco críos no deberían haberle dado ninguna complicación. Les sorprendió robando una tienda de ordenadores. La cara de pánico que pusieron fue la de siempre. Se abalanzó sobre ellos y tumbó sin apenas resistencia a los tres primeros. El cuarto disparó un arma pero falló. Una patada bastó para desarmarle. Sin embargo, había un quinto dentro de la tienda. No le había visto. Enarboló otra arma y disparó impactando en el brazo del hombre murciélago. Al caer al suelo, los cuatro chicos que había tumbado empezaron a propinarle patadas y golpes con una barra de hierro. Con un giro de la capa les alejó. Se puso de pie sacó de su cinto una mascarilla, que se colocó rápidamente, y un par de cápsulas de gas, que estrelló contra el suelo. Tres de sus atacantes respiraron y cayeron dormidos antes de tocar el asfalto. El cuarto aguantó la respiración. Pero el pie de Batman le fracturó el pómulo derecho derrotándole al instante. Sin embargo, el quinto, el que le había disparado, huía al final del callejón. Las heridas le impidieron perseguirle. Arrancó a toda velocidad. Todavía podía alcanzarle.

Capítulo 4

Gotham City

Maxie Zeus se encontraba en uno de sus antiguos escondites. Contemplaba la vasija sin parpadear. Llevaba horas haciéndolo. Aquello que se encontraba en el interior de su sombra se agitaba. Max estaba agotado. Se recostó en un roído sillón y cerró los ojos. No tardó en quedarse dormido. Soñó que abría la vasija y que de ella recibía un poder que le convertía en un gigante de 500 metros de altura. Empezaba a aplastar personas y edificios de Gotham. Luego, se veía machacando al antiguo comisario de policía, James Gordon y, sobre todo, a su mortal enemigo Batman.

Sandman, Sueño, se alteró. Estaba en su trono. De repente sintió el sueño de Maxie y en él vio la vasija. Quizá fuera el mortal al que había sido entregada. Decidido partió hacia el sueño de aquel hombre. Antes, ordenó a Lucien, el bibliotecario de su reino, que escribiera una carta de aviso para el olímpico Zeus. Sueño se introdujo en el sueño de Maxie. Se situó frente a él y le grito: ¡Basta!. El gigante, al ver al dios de los sueños, empezó a perder el control de sus ensoñaciones, a la par que su tamaño menguaba. Pronto fue tan minúsculo que Sueño le sostenía en la palma de su mano.

En ese momento de la sombra de Max, en el mundo real, emergió lo que anidaba en su interior. Aquello, llamémosle Sombra Condenada, había sido un humano normal llamado Watson. Un gangster le asesinó, pero renació con poderes ocultos. Fue derrotado por Spectre hace muchos años. Su aspecto actual era el de una sombra en tres dimensiones, bajo la oscuridad se adivinaba una silueta con una túnica y capucha. Su nuevo amo, a cambio de obediencia, le había devuelto la vida, sus poderes mágicos y le había prometido libertad. Su misión era proteger a Maxie hasta que se decidiera abrir la vasija. Su amo no quería implicarse directamente por el momento. Proteger a Zeus contra el señor de los sueños era harto difícil. Ni con todos sus poderes podría derrotarle. A menos que se conocieran los hechizos adecuados. Sombra hizo un círculo en el suelo con el dedo y empezó a dibujar con su uña estrellas de cinco puntas y símbolos mágicos. Una vez completado pronunció el siguiente conjuro:

- Te doy una moneda que hice de una piedra. Te doy una canción que robé del fango. Te doy un cuchillo de bajo las colinas. Y un palo que clavé en el ojo de un muerto. Te doy la garra que arranqué a una rata. Te doy un nombre, y el nombre es perdido. Te doy la sangre de mis venas y una pluma arrancada del ala de un ángel. Te llamo con nombres, oh mi señor, oh mi señor. Invoco con veneno e invoco con dolor. Abro el camino y abro las puertas. Ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven. Te invoco en el nombre de los antiguos señores. Namtar. Allatu. Morax. Naberius. Klesh. Vepar. Maymon. Invocamos. Ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven, ven. Ashema-Deva te llama. Maborym te llama. Horvendile te llama. Te llaman de la oscuridad... hacia la oscuridad te llaman. Moneda y canción. Cuchillo y palo. Garra y nombre. Cuchillo y pluma. Aquí en la oscuridad, aquí en la oscuridad, aquí en la oscuridad... juntos te invocamos. ¡Ven!. (3)

En el sueño de Max, Sandman empezó a notar debilidad. ¿Qué me está sucediendo? Se sintió succionado, atraído por una fuerza irresistible. Perdió el conocimiento y cuando lo recobró se vio encerrado en el círculo que Sombra Condenada había realizado. Intentó salir, pero no podía traspasarlo. Tampoco mandar aviso alguno al exterior. Se sentó en el suelo y recordó que en su anterior encarnación también había sido encerrado durante largos años de la misma manera. Sólo hacía falta que alguien entrara y borrara ese círculo que parecía hecho de sombra. Miró a su alrededor pero en aquella cochambrosa habitación ya no había nadie.

Maxie huía con la vasija entre las manos. De haber mirado hacia su sombra la hubiera visto oscura como la noche, agitada como si se moviera sola. De haberse detenido y haberla mirado fijamente la hubiera visto reír.

Capítulo 5

Temiscira

Hermes volaba hasta Temiscira. Era el mensajero de los dioses. Nadie podía llevar las noticias más rápido que él. En realidad, Zeus tenía mil formas para comunicarse con Diana. Pero sentía miedo ante la liberación de los males de Pandora.. Algo que pocas veces en su longeva vida había sentido y no quería que aquella arrogante chiquilla se diera cuenta. Había recibido el mensaje de Sueño. Me dirijo al mundo de los hombres. En concreto a una ciudad de Estados Unidos llamada Gotham. Si algo me pasara ya sabes donde encontrarme. Hermes debía encaminar a Diana hacia aquella ciudad.

Diana recibió el mensaje. Montó en su avión invisible. Equipado por completo se dirigió a Gotham. Intentó contactar con Superman pero le fue imposible. La Fortaleza de la Soledad le remitía al móvil de Clark Kent que se encontraba apagado o fuera de cobertura. Pulsó el señalizador de la Liga, debía encenderse la señal del cinturón del Hombre de Acero, pero era como si hubiera desaparecido de la faz de la Tierra. En realidad, se encontraba fuera de este tiempo, pero eso es otra historia. (2) Sí consiguió conectar con la Liga, Wally West, Flash, estaba de guardia. Dejó constancia de adonde se dirigía. Luego llamó a Batman. El ordenador de la Bat-cueva transmitió la señal al Batmóvil que frenaba abruptamente en esos momentos. Ni rastro del ladrón que perseguía. Batman se aflojó el torniquete del brazo, esperó unos segundos y volvió a apretárselo. No sentía casi el dolor de la herida. Lo que realmente le dolía era el haberle dejado escapar. Cuando la imagen de Diana apareció en el monitor, la rabia se apaciguó. Aun así, contestó con voz seca y agria:

- Diana. ¿Qué quieres?

- Voy hacia Gotham. Sólo quería informarte. Quizá necesite tu ayuda.

Epílogo

Delfos (Grecia)

Zeus estaba en Delfos. Allí, en la antigüedad, un Oráculo adivinaba el futuro. Zeus estaba disfrazado con ropajes mortales. Llevaba gafas oscuras y un carísimo traje blanco. Entró en un prostíbulo y se acostó, durante toda la noche, con quince mujeres. A pesar de que las chicas quedaron ampliamente satisfechas, y de que era notorio y sabido que el amor con mortales hacía gozar al dios, Zeus no vio calmada, ni un ápice, su intranquilidad.

Un momento antes de amanecer se dispuso a convocar al Oráculo. Se sentó en una playa. A lo lejos un grupo de chiquillos torturaban con saña a una gaviota que habían capturado. Zeus les ignoró, se desnudó de cintura para arriba y recogiendo en una mano arena y en otra agua pronunció las siguientes palabras:

- Gea tomo tu tierra, Poseidón tomo tu agua. Mezclo ambos elementos con el cielo, del que soy dueño. Ahora te convoco Oráculo. Ven a mí y háblame del futuro.

Pasaron varios minutos sin que se oyera nada más que los chillidos de la gaviota y las risas de los sádicos niños. De repente, una anciana, que parecía haber emergido del mar, se situó frente a él. Tenía un aspecto muy frágil, con cabellos blancos, ojos oscuros y una túnica blanca que le cubría el esquelético cuerpo. Zeus no se movió:

- Deseo saber.

- Hay un precio.

- Lo sé. Siempre he pagado ¿no? Ahora dime, ¿qué sucederá con los males de Pandora?

La anciana miró al cielo y sus ojos se volvieron blancos:

- Verás nubes negras y pájaros sin alas. Presagios del mal. La vasija será abierta, como lo fue antaño. El sufrimiento reinará. Incluso tú, padre de dioses, conocerás el dolor. Verás manar tu sangre. Suplicarás a otro dios más alto. Renegarás de tu misma esencia. Las parcas cortarán muchos hilos. La hija de Hipólita padecerá como pocas veces lo ha hecho, deseará morir. Veo a un Hombre de Acero, a un Hombre Murciélago que estarán a su lado. Pero el horror será inmenso. Veo días terribles.

Zeus se levantó:

- Dime más. Dime si acabará mi vida. Dime si los males serán detenidos.

- Nada más puedo decirte por el momento. Sólo veo maldad.

- No pienso pagar precio alguno por tan poca información.

- Entonces el precio será tu humillación. Cuando supliques al dios de la cruz yo estaré allí para burlarme de ti.

- ¿Suplicar yo? Jamás. Aaaaarrrrrggg.

Zeus gritó y lanzó su grueso brazo hacia la anciana que desapareció como si estuviese hecha de humo. Al verse solo el dios se arrodilló. El sol bañaba ya la playa. Observó el cielo y vio como las nubes amenazaban con lluvia, nubes negras- pensó-. Los niños que martirizaban a la gaviota se habían ido. Pero el pobre pájaro flotaba por entre las olas de la orilla que le acercaban a Zeus. Éste lo recogió con una mano y contempló horrorizado como los niños le habían arrancado las alas.

- La profecía ha empezado a cumplirse.- dijo antes de que empezara a llover.

Continuará...



Dedicado a Zita M. y Javi C., por ser fans de los cómics.
Marzo, abril y mayo de 2005.
José Luis Miranda Martínez.


REFERENCIAS
(1) Esto sucedió en Wonder Woman # 172 (Wonder Woman: Paraíso perdido, Norma Editorial)
(2) Ver Superman Fan-fic # 2 al 4
(3) Este texto es obra de Neil Gaiman para el número uno de Sandman. Con el mismo hechizo se encarcela al Sandman original. La traducción es de Ernest Riera.

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