Escritor: José Luis Miranda
Portada: Edgar Rocha
Fecha de publicación: Enero de 2009
La muerte rodea a quien se acerque a la Patrulla Condenada, esa es su maldición. Robotman y el Hombre Elástico de la JLA se unen en una carrera contrarreloj para salvar la vida de Will Magnus, pero uno de ellos pagará un precio terrible.
Parte I
Cliff Steele, Robotman, soñaba. Se agitaba intranquilo en una cama reforzada para soportar sus 500 kilos de peso. Tenía una recurrente pesadilla que comenzaba con la formación de la Patrulla Condenada original. Veía al ingeniero Niles Caulder en su silla de ruedas dando órdenes a sus tres discípulos. Así, en su ensoñación Steele se veía asímismo como Robotman y a sus dos amigos, Larry Traynor, el piloto militar que se convirtió en el Hombre Negativo, y Rita Farr, la actriz que pasó a la Patrulla con el nombre clave de la Chica Elástica, combatiendo contra todos sus antiguos enemigos. La pesadilla siemrpe terminaba igual. Como sucedió en la realidad, la Patrulla se sacrificaba para salvar las vidas de los habitantes de un pequeño pueblo de pescadores. Esto no fue el final del grupo. Excepto Rita Farr todos retornaron para volver a encontrar destinos trágicos. La Patrulla había tenido al menos tres encarnaciones más con diferentes miembros, casi todos fallecidos. Esa era la maldición de la Patrulla: todos sus miembros acababan muriendo, resucitaban y volvían a morir. (1)
Robotman se despertó bruscamente. Para él era gratificante soñar. Era la única manera de sentirse libre de la carcasa metálica que le rodeaba. Su piel de acero no le permitía sentir, saborear, oler… Y lo ansiaba. Recordaba el perfume de las flores o el tacto del agua. El sueño le devolvía la humanidad perdida. Cliff se tocó la dura y fría frente metálica, joder, se dijo.
Se levantó y miró por la ventana. Llovía frenéticamente. Se acercó a la puerta de entrada y se asomó dejando que las gotas de lluvia le bañasen. Miró hacia arriba abriendo al máximo los sensores que tenía por ojos. No sintió nada. Alzó las manos y observó como las minúsculas gotuelas discurrían por entre sus dedos sin que le produjeran el más mínimo frescor. Bajó la cabeza frustrado y cerró con brusquedad la puerta. Se dirigió al salón sin importarle ir dejando un reguero de agua. En ese instante, miró una señal parpadeante del teléfono. Le indicaba que había un mensaje grabado en el contestador de ayer. No se había percatado hasta entonces. Pulsó el botón para escucharlo. Se trataba de la voz casi susurrante de Will Magnus:
- Cliff, no sé a quién recurrir. Pueden estar escuchándome. He hecho algo horrible, he participado en la creación de los Iron. Realmente tenía un aliado, Amanda Waller, pero ahora ha desaparecido. Creo que Luthor la ha descubierto y la ha… Tienes que ayudarme, ponte en contacto con la Liga de la Justicia… o los Titanes… infórmales. Mi vida corre peligro, diles que tengo el secreto para detener a los Iron…
Parte II
Will Magnus era el creador de los Metal Men, unos seres artificiales (2) que habían formado un grupo superheroico. Sin duda, uno de los principales expertos en robótica del mundo. Hace años, con su hermano Mike de socio, había fundado una empresa llamada Magnus Robotics. En un accidente Mike, el hermano, transfirió su esencia vital al robot llamado Oro. Su mujer Sharon se convirtió en Platina. Otros dos científicos en Hierro y Mercurio. El bedel se transformó en Lata y un repartidor de pizzas fue Plomo. Juntos formaron los Hombres de Metal para luchar contra la injusticia. Magnus había reconstruido el cuerpo de Cliff en varias ocasiones.
Cliff se preocupó. La llamada aparecía como número oculto por lo que no podía responder a ella. Así que marcó el teléfono del laboratorio habitual de Will. Nadie contestó. Lo mismo sucedió con el domicilio del científico. Por último, llamó a Laboratorios Star. Allí residían ahora los Metal Men. Convenció a la telefonista de que le pasara con alguno de ellos y Oro se puso al teléfono. Cliff preguntó por Magnus. Oro respondió:
- No le hemos vuelto a ver desde su transformación.
- ¿Transformación?
- Cuando los Missile Men atacaron me hirieron gravemente. Creyendo que me habían matado se sacrificó para obtener poder y detenerlos convirtiéndose en un ser artificial como nosotros llamado Veridium. Aunque al principio pareció aceptar su nueva situación no tardó en querer retornar a un cuerpo humano.
- Dímelo a mí.
- Entonces recibió una llamada de la Casa Blanca.
- ¿Luthor?
- Sí. Le ofrecieron participar en un proyecto secreto. No hemos vuelto a verle en meses.
- Me ha dejado en el contestador un mensaje bastante preocupante. Debemos localizarle. Por cierto, ¿tú volviste entero del enfrentamiento que acabas de contarme?
- Los que tenemos cuerpos metálicos siempre volvemos. Deberías saberlo por experiencia. Tengo que dejarte. Escucha, no pararemos hasta encontrarle. Estaremos en contacto.
- Ok, llámame en cuanto sepas algo.
Cliff quedó más preocupado todavía. Si los Metal Men no sabían donde estaba estaba seguro de que nadie en el mundo lo sabría. No sabía a quién recurrir, pero estaba convencido de que Magnus estaba en un evidente peligro. Quizá podría llamar a la Liga de la Justicia. ¿Por qué no? Salvaban al mundo día sí, día también. Descubrir el paradero de un simple científico desaparecido debía ser pan comido para ellos. Cliff marcó el número:
- Le atiende el contestador de la Liga de la Justicia, si su mensaje requiere una actividad superheroica de primer orden diga uno, si es de una prioridad menor diga dos, si es por otro asunto diga tres.
Cliff dijo:
- Uno.
- Si se trata de una invasión extraterrestre diga uno, si es por algún supervillano diga dos, si es un grupo de villanos diga tres, si llama por cualquier otro tema diga cuatro.
- Joder, …cuatro.
- Opción incorrecta. Ha utilizado palabras que no se encuentran en los parámetros indicados. Debe volver a decir el número. Si se trata de una invasión extraterrestre diga uno, si es por algún supervillano diga dos, si es un grupo de villanos diga tres, si llama por cualquier otro tema diga cuatro.
- Cuatro.
- Diga en breves palabras su nombre y el motivo de su llamada.
- Desaparición de Will Magnus. Soy Cliff Steele.
- Bien, señor Magnus. El motivo es desaparición de Cliff Steele. ¿Correcto?
- No, no incorrecto. Joder. Soy Cliff Steele. El que ha desaparecido es Magnus.
- Bien, señor Joder. El motivo es desaparición de Cliff Magnus. ¿Correcto?
- Mierda de los cojones. ¡¡Magnus es el desaparecido!! ¡¡Narices!! ¡¡Yo soy Robotman!!
- Ha utilizado palabras que nos encuentran en los parámetros indicados. ¿Puede repetir el motivo de su llamada?
- Sí, mandaros a tomar por culo…
- Ha utilizado palabras que no se encuentran en los parámetros indicados. ¿Puede repetir el motivo de su llamada?
- Madre de Dios…
- Ha utilizado palabras que no se encuentran en los parámetros indicados. ¿Puede repetir el motivo de su llamada?
- Ok, ok. Invasión alienígena en Metrópolis.
- Transferimos su llamada a héroe de guardia.
- La madre que…
- ¿Sí? Al habla el Hombre Elástico, miembro reserva de guardia espero que este mensaje no sea una broma de mal gusto. Los ordenadores no detectan la menor presencia de naves extraterrestres.
- Gracias al cielo…una voz humana. Escucha, soy Cliff Steele.
- Y yo Ralph Dibny, señor Steele encantado pero creo que los dos tenemos cosas que hacer, yo al menos…
- No por favor, no cuelgues, soy Robotman de la Patrulla Condenada.
- Robotman…
Ralph pulsó el verificador de voz.
- Pues según mi verificador de voz… no
- Oh, por el amor de dios, tengo un nuevo cuerpo. La voz de lata que poseo varía según los nuevos componentes. Es urgente, necesito hablar con alguno de vosotros. Se trata de Will Magnus. Ha desaparecido. Creo que su vida corre peligro.
- Vaya señor Steele. Lo que necesita usted es un detective. Ha llamado al lugar indicado. Está bien. Los ordenadores ya han localizado la llamada. Hay un teleportador cerca de donde usted se encuentra. Mi turno acaba en media hora. Estaré allí en ese tiempo.
Parte III
El Hombre Elástico, Ralph Dibny, se presentaba efusivo, agradable y simpático al máximo. Apretaba la mano de Robotman con energía.
- Cuánto tiempo sin vernos, Cliff.
Robotman pensaba en si se habían visto alguna vez. Creía que durante aquello de las Crisis y más bien de refilón. La primera impresión que le causó Ralph era la de un bobo imponente. Robotman no ocultó su desagrado:
- Sí, sí. Mira, Elástico, no te ofendas. Pero es que yo al llamar a la Liga de la Justicia esperaba…
- ¿A Superman, Batman o Wonder Woman?
- Algo así. Cualquiera mejor que un chicle humano.
- Señor Steele, no me ofende. Mis habilidades detectivescas superan a las del mismísimo Batman. Y esto es un trabajo para un detective. Me lo dice la nariz.
En ese momento estiró tres centímetros su apéndice nasal y empezó a moverlo de un lado a otro como si olisqueara el misterio.
- Si tenía alguna duda de que esto ha sido un error lo que acabas de hacer con la nariz me lo ha confirmado.- habló rudamente Robotman.
- Deme una hora y verá de lo que soy capaz.- En ese momento el móvil de Ralph sonó. Éste lo sacó y contestó. ¿Sí, cariño? Hola Sue. Creo que hoy volveré tarde del trabajo. Acabo de empezar a desvelar un nuevo caso. Sí yo también a ti. Ralph cortó la llamada y guardó el móvil. Volvió a dirigirse a Cliff. Era mi mujer. La pobre se preocupa.
- Ya, supongo que debes generar en los que te rodean esa sensación, porque a mí no me está invadiendo precisamente la calma.
- Venga, señor Steele. Empecemos la búsqueda.
Parte VIII
Una vez fuera recurrió de nuevo a los ordenadores de la Liga para que conseguir la ubicación de ese número. No le sorprendió que se tratase de un número situado en Washington y tampoco que careciese de ubicación concreta. Era como si en mitad de un desierto hubiese una cabina de teléfonos. Rápidamente alquilaron un coche y se dirigieron ante el asombro del conductor a un punto en mitad de la nada. Al aproximarse vieron una alambrada con controles militares y todo recorrido por cámaras. Aparcaron bastante lejos. Ralph miró a Steele y le dijo:
- Ahí dentro hay algo gordo. Voy a introducirme como antes. Ten, este es un señalizador de la Liga si tengo problemas pulsaré el que llevo y recibirás la señal. Entonces, huye y avisa de nuevo a mis compañeros. Quizá esta vez si vengan Superman y Batman.
- Hey, chicle.
- Si hojalata.
- Ten cuidado.
- Ok.
Ralph se convirtió en una masa viscosa. Llevó sus poderes elásticos al límite confundiéndose con la arena y reptando como una serpiente fue avanzando bajo la tierra. Nadie advirtió su presencia. Llegó hasta un enorme búnker, se introdujo en su interior y quedó asombrado al comprobar como tenía varios niveles excavados bajo tierra. Extremando el sigilo visitó varias plantas hasta darse cuenta que aquel lugar era realmente la cocina de los Iron. Encontró unas habitacione privadas y entre ellas el despacho del presidente. Dentro, el mismísimo Lex Luthor conversaba con Angle y Slade Wislon, alias Deahstroke. Angle hablaba:
- Está hecho señor Luthor.
- ¿Y el cuerpo?- Luthor le contestaba.
- Acaban de cargarlo en una furgoneta. Se lo llevan a uno de los crematorios de la ciudad. Ya está avisado el encargado. No harán preguntas. He dicho que arrojen las cenizas a un parque.
- ¿Ha hablado con alguien?
- Ahora que lo pienso cuando fui a buscarle…
- ¿Sí?
- Estaba hablando con Jack Garney
- Garney, me suena.
- Es el padre de unio de los chicos que utilizamos para el proyecto de creación de meta humanos.
- El que sobrevivió.
- Sí, el llamado Hiroshima. (5) El padre era técnico de Star. Trabaja a tiempo parcial con nosotros.
- Creo que debemos hacerle una visita al señor Garney, por si acaso. ¿Se encarga usted señor Wilson?- Luthor miró a Deahstroke.
- Enviaré a un par de amigos a su casa.- contestó el mercenario.
- ¿Y el tema de los dos superhéroes?- volvió a hablar Angle.
- Son inofensivos. Dos perdedores redomados. Robotman y el Hombre Elástico. Vaya pareja. Además, están incumpliendo el mandato presidencial. Si continúan molestando les detendremos.
- Silencio, señor Luthor.
- ¿Wilson?
Wilson hizo un gesto para que no hablaran, mientras sacaba su bastón energético. Todos callaron. Ralph era tan fino como un folio y se había introducido detrás de un escritorio, pero Wilson le había detectado.
- Aquí hay… otro corazón. Hay alguien más.
Moviendo la barra con celeridad disparó hacia el escritorio volatilizándolo en segundos. Ralph se hinchó y gritando como un poseso se abalanzó sobre Wilson. Éste volvió a disparar la barra, Ralph esquivó la descarga a duras penas. Sus manos se alargaron intentando enlazar al mercenario, pero no tuvo opción. Wilson las esquivó y golpeó la cara de Ralph hundiéndo la bota en ella. Ralph se hizo más elástico y la pierna de Deahstroke se hundió aún más quedando atrapada. Wilson reaccionó, antes de ser envuelto por el cuerpo del Hombre Elástico disparó su barra una vez más inundando de dolor al héroe. Ralph se encogió y quedó tumbado en el suelo. Luthor y Angle miraban boquiabierto. El presidente gritó:
- ¡No puede salir vivo de aquí!
Ralph sabía que Wilson era superior en un combate cuerpo a cuerpo. Debía huir. Se lanzó la puerta y se filtró por una de sus rendijas. Wilson destrozó la puerta de un empujón y salió como un relámpago a perseguirle. Ralph avanzaba estirando sus piernas ante el asombro de los científicos del proyecto. Las alarmas sonaban. Ralph pulsó el señalizador de la Liga y gritó a Robotman:
- ¡¡Me han descubierto. Escucha. Estaré ahí en pocos minutios. Tienes que detener una furgoneta que coja la dirección de la ciudad. Ahí dentro va Magnus!!
Wilson disparó de nuevo su arma impactando en la pierna del Hombre Elástico. Éste cayó al suelo. Convirtió su mano en un destornillador y quitó un pequeño tornillo que estaba en la pared dejando un minúsculo agujero. Cuando Wilson se lanzaba sobre él se había introducido por la abertura desapareciendo por completo. Wilson sólo golpeó suelo.
- Mierda. Puede estar en cualquier parte.
Parte IX
En esos momentos de la base salía una furgoneta gris con destino al centro de la ciudad. Robotman metido en el coche de alquiler espero que pasase y la siguió. Estaba preocupado por su aliado, pero tenía que comprobar si el cuerpo de Magnus estaba allí. Puso el coche a la altura de la furgoneta e hizo gestos para que se detuviese. El conductor aceleró y ordenó a su acompañante que disparase contra aquel monstruo metálico. El copiloto, sacó una recortada e impactó en la ventanilla delantera destrozándola.
Robotman se enfureció. Adelantó a la furgoneta y se dispuso a frenar en seco cuando apreció que dos turismos venían en dirección contraria. El frenazo podría suponer un grave accidente, así que aminoró la marcha solamente para que la furgoneta tuviese que ir deteniéndose. El conductor sabía lo que llevaba como cargamento. Tenía instrucciones de llevar el cadáver sin que nadie se lo impidiese. Apretó al máximo el acelerador impactando en la parte de atrás del coche de Robotman que se ladeó entrando en los carriles contrarios. Robotman presionó el acelerador y consiguió dominar el vehículo esquivando el choque con los turismos. Sin embargo, perdió velocidad al estabilizarlo. La furgoneta volvió a acelerar golpeando al vehículo del héroe en un lateral y como si hubiese pisado un resorte salió despedido hacia delante dando cuatro vueltas de campana. Al pasar a su lado, el copiloto disparó con la recortada al depósito de gasolina provocando una terrible explosión en cuyo corazón se encontraba Robotman. El miembro de la Patrulla Condenada salía enfurecido de las llamas diciendo:
- Hijos de puta. Vais a saber lo que es cabrearme.
Por la carretera venía otro vehículo con un tipo gordo fumando un enorme puro. Robotman salió a la autopista e hizo gestos para que se detuviera. El conductor tuvo que frenar con violencia para no atropellarle.
- Lo siento amigo. Emergencia superheroica. Debe usted dejarme el coche.
- Pero, ¿de qué cojones habla? No pienso…
- No es un debate- dijo Robotman arrancando la puerta de cuajo y sacando bruscamente al ocupante. Pero no se preocupe por los daños que pueda sufrir el vehículo paga la Liga de la Justicia de este bendito país.
Robotman reinició la persecución a toda velocidad, dejando al propietario protestando y profiriendo insultos. En pocos minutos estaba ya a la altura de la furgoneta. Su coche era más rápido, los adelantó y les sacó doscientos metros. Paró el coche en la cuneta. Se bajó y se colocó en medio de la autopista. Los ocupantes le vieron asombrados. Acelera, vamos a pasarle por encima, dijo el copiloto. Pero el héroe estaba preparado. Tensó sus piernas y las ancló en el suelo. Puso toda su fuerza para el impacto y la furgoneta se destrozó contra él saliendo sus dos ocupantes por la ventanilla. Robotman miró sus brazos abollados del choque. Se resituó la mandíbula y se dirigió a la parte de atrás. Dentro, envuelto en una bolsa de cadáveres estaba el cuerpo sin vida de Will Magnus. Robotman fue a por los conductores. Uno se había partido el cuello y el otro estaba inconsciente. No podrían decirle nada. De repente, una moto irrumpía en la escena. Era Ralph, sin duda, la había robado de la base militar.
- Me siguen, debemos irnos. ¿Es Magnus?
- Sí.
- ¿Está…?
- Sí.
- Vaya, lo siento. Hay que largarse.
Robotman levantó el cadáver y lo metió en el maletero del coche que había cogido prestado. Ralph se situó en el asiento del conductor y Robotman en el de al lado. Salieron despedidos a la carrera.
- ¿Estás bien?- dijo Ralph.
- ¿Cómo voy a estar bien? Era uno de mis pocos amigos. Esto es una mierda. Esta es la maldición de la puta Patrulla Condenada. Todos los que se nos acercan acaban muertos.
- Lo lamento.
- Tú que vas a lamentar. Te tomas la vida a broma, juegas con tus misterios y te crees un gran tipo al que hay que homenajear. Pues la vida va en serio para los tipos como yo. Los que estamos deformes y vemos como las personas que queremos sufren y mueren. Tú vives una vida perfecta. Tu mujer, tu cariñito Sue. Tu Liga. ¿Recuerdas qué es sufrir? ¿Puedes decirme el último día que has llorado?
- Cliff... no eres justo…
- No me llames Cliff. Soy Robotman.
- Escucha, entiendo que estés enfadado, pero tenemos que llegar a casa de un tal Jack Garney. Es un técnico que habló con Magnus antes de que le mataran. Han enviado a alguien a por él.
Parte X
Jack Garney estaba en su casa. Tenía el sobre que Will Magnus le había dado. Le había pedido que se lo entregara a Cliff Steele. En internet había descubierto que era el héroe conocido como Robotman. Estaba dudando. Y, además, estaba la revelación que el culpable de la muerte de su hijo había sido Lex Luthor. (6) Su cabeza hervía sin descanso. Cuando llamaron a la puerta a Garney casi se le salta el corazón. Agarró un bate de beisbol y se dirigió muy despacio hacia la entrada.
- ¿Quién es?
- Un amigo, señor Garney.
- No tengo amigos en Washington.
- Se equivoca.
Tras decir esto, Ralph se introdujo por debajo de la puerta y emergió al otro lado provocando un terrible susto en Garney. Éste cuando vio a la figura elástica adoptar una forma humana le golpeó con el bate. Ralph lo esperaba e hizo que la madera rebotara en su cuerpo saliendo disparada al otro lado de la habitación. Acto seguido, abrió la puerta y dejó pasar a Robotman que al mirar a Garney le dijo:
- Soy Cliff Steele amigo de Magnus. Creo que usted habló con él antes de que le mataran.
- ¿Magnus está…? Oh, dios mío. Si hace unas horas… me entregó… Magnus se acercó a mí, sabía que su vida corría peligro y me dio esto. Garney les enseñó el sobre.
- ¿Qué es?
- No lo sé, pero creo que tiene las claves para detener a los Iron.
Ralph lo abrió y pudo leer unas fórmulas matemáticas que no entendía.
- Gracias. La muerte de Magnus no habrá sido en vano.
- Hay más señor Garney. Creo que han enviado a alguien para matarle. Es mejor que nos vayamos a Metrópolis.
Dicho y hecho, Garney recogía en minutos sus cosas y abandonaba la casa de Washington escoltado por los dos héroes. Con los transportadores de la Liga llegaban a Metrópolis y alojaban a Garney en un piso secreto que la Liga empleaba para casos similares.
- Es extraño. Dijo Ralph.
- ¿El qué? Habló Cliff.
- Han tenido tiempo de enviar a alguien a por él. No sé por qué no lo han hecho.
- Venir aquí sería quedar en evidencia.
- Ya lo están. Saben que tenemos el cadáver y… Dios mío.
- ¿Qué pasa?
- Ya sé por qué no han venido… La cara de Ralph acababa de desencajarse
- ¿Qué sucede?
- Dios, Dios…Ralph se abalanzó hacia su móvil.
- Pero, ¿qué cojones te pasa?
- Han cambiado de objetivo.
- Pero, pero… ¿cuál?
Ralph pulsaba el teléfono móvil con frenesí.
- Me vieron… saben que era yo… joder, joder… No tengo personalidad secreta…
- ¿Estás diciendo?
- Van a por mi mujer. Vamos, Sue contesta, por el amor de Dios.
- Vamos a tu casa.
Parte XI
En apenas quince minutos los dos héroes estaban en la puerta de la casa de Ralph. Las medidas de seguridad estaban desconectadas.
- Bienvenidos. Pensé que tardaríais menos.
Los dos héroes quedaron petrificados.
- Mi nombre es Savant. (7) Mi cometido es muy sencillo. Entregadme a Garney, el cadaver de Magnus y venid conmigo en silencio.
- ¿Y si no? Dijo con fuerza Robotman.
- No he venido solo.
Savant señaló a la otra habitación. Allí, un ser de dos metros de alto, con el pecho descubierto y pantalón negro, con cara de pocos amigos sostenía a una desmayada Sue Dibny entre sus brazos.
- Mi amigo partirá el cuello a la mujer de Dibny.
- Hijo de…
- Hay que ser estúpido para no tener una identidad secreta. Por cierto, no sé si reconocéis a mi aliado. Se llama Ibac (8) Es un enemigo del Capitán Marvel con el que rivaliza en fuerza. Bueno, no tengo toda la tarde. ¿Empezamos a rendirnos?
Ralph se concentró, tenía que ser rápido, proyectaría su brazo elástico rodeando el cuello de su mujer, entonces lo aumentaría de volumen para evitar que Ibac pudiese hacerle daño. Luego, Robotman y él aplastarían a los dos villanos. Sin embargo, ¿y si no era lo suficientemente rápido? Tenía que serlo. No podían rendirse. Por Magnus. Pero, ¿a quién quería engañar? La vida de Sue estaba en juego, no podia arriesgarla.
- Tú ganas Savant. Deja a mi esposa en el sofá y haré lo que quieras.
Robotman miró sorprendido a su compañero aunque no se atrevió a hablar, era su mujer quien estaba en peligro. Ibac miró a Savant para que le ordenase si hacer caso o no. Savant sonrió y asintió con la cabeza. Pero, Ibac cometió un error, al ir a dejarla sobre el sofá soltó sin querer la cabeza de Sue Dibny que quedó colgando como un muñeco. Sue tenía, sin duda, el cuello partido. Estaba muerta, antes de que los héroes hubiesen puesto un pie en la casa.
Ralph y Cliff lo apreciaron enseguida. Con un grito como jamás en su vida había pronunciado Ralph se abalanzó sobre Ibac. Pero éste con una fuerza increíble le golpeó apartándolo hacia el extremo de la habitación. Ibac levantó el puño para descargarlo contra el cuerpo de Sue en el sofá pero Robotman fue más rápido y sostuvo su mano. El héroe metálico sintió como si tuviese que sostener una montaña.
Ralph chocó contra la pared opuesta pero hizo a su cuerpo flexible rebotando en las paredes y llegando hasta Savant. Éste sacó un arma y disparó varias veces a Ralph. Las balas rebotaban en el cuerpo del Hombre Elástico siendo proyectadas en diferentes direcciones.
Ibac golpeaba brutalmente a Robotman que veía como estaba siendo hecho pedazos. Su fuerza era inferior a la de aquel mosntruo. No aguantaría mucho más aquel castigo. Ralph se abalanzó sobre Savant envolviéndole con su cuerpo elástico y chocando contra las paredes.
- ¿Cómo lo hicisteis, hijo de puta? ¿Cómo la habéis matado? ¡Dímelo o morirás!
Savant estaba punto de sucumbir. No podía respirar, tenía los brazos aprisionados por el cuerpo de Ralph y recibía golpe tras golpe.
- ¡¡Basta, para!! Entramos en la casa y huyó, fue Ibac la cogió con tanta fuerza que le partió el cuello antes de que pudiéramos hacer nada…
El Hombre Elástico se estiró hasta el techo con el cuerpo de Savant envuelto. Allí, soltó su presa y Savant se estrelló contra el suelo quedando sin sentido. Giró su vista hacia Robotman que no podía con la fuerza de Ibac. Ralph se conviritó en una masa viscosa y casi con la flexibilidad del agua. Saltó encima de Ibac. Se introdujo por su boca y por sus oídos y por su nariz impidiéndole respirar. Robotman lo aprovechó y empezó a devolver los golpes con toda la fuerza que poseía. Ibac aguantó varios minutos sin poder respirar resistiendo la lluvia de impactos que Robotman le soltaba. Hasta que el gigante cayó también sin sentido. Ralph recuperó su forma normal y corrió hacia el cuerpo de su mujer.
- Sue, cariño dime algo… Dios mío no, no, no. No puede ser esto posible… Dios mío. No, no, no...
Sue estaba tendida sin vida y el héroe elástico lloraba desconsolado ante su cadáver.
Parte XII
Metrópolis
En los siguientes días se realizó la autopsia de Will Magnus. Los Metal Men se convirtieron en custodios del cadáver. Robotman entregaba a Batman las claves informáticas para que fuesen descifradas. Y en el cementerio de Metrópolis se oficiaba el funeral de Sue Dibny. Multitud de héroes acompañaban al Hombre Elástico. Éste destrozado por el dolor lloraba desconsolado.
Cuando todo acabó, el ataúd enterrado y cubierto, todos los héroes empezaron a marcharse. Sólo Ralph, envuelto en un abrigo negro, se quedó frente a la tumba de su esposa. Lloraba sin cesar. La lluvia hizo acto de presencia y la noche empezaba a adueñarse de la ciudad. Una figura grande, también con gabardina y sombrero se le acercó. Era Robotman:
- Ralph… siento mucho haberte metido en esto. Jamás hubiera deseado…
- ¿Ya estás satisfecho? Ya puedo decirte cuál ha sido la última vez que he llorado. Ya tengo una desgracia en mi vida. Vete a compadecer a otro.
- Ralph… no sé qué decir… lo siento… yo…
- Déjame en paz. Quizá sea cierta esa maldición de la que hablabas… Todo lo que toca la Patrulla acaba en el sendero de la muerte. ¿No es así? Lárgate ya.
- Ok, ok… Si puedo hacer algo…
- Sinceramente eres la última persona a la que recurriría. Déjame en paz.
Robotman se alejó apesadumbrado. No había nada que pudiera decir o hacer para que Ralph se sintiese mejor. La lluvia ganó en intensidad, pero Ralph seguía frente a la tumba llorando sin moverse. Cliff metió sus manos metálicas en los bolsillos de la gabardina y se introdujo en la noche lluviosa deseando poder emborracharse. Cuando estaba a cien metros, volvió la vista y vio a Ralph arrodillarse y llevarse las manos a la cara. El cielo se ennegreció como si guardara luto al héroe y a su mujer. Robotman siguió su caminar pensando en lo terriblemente injusta que era a veces la vida.
Continúa en Superman 19: Imperio III
Enero de 2008- mayo de 2008.
José Luis Miranda Martínez
jlmirandamartinez@hotmail.com
En homenaje a Arnold Drake y Bob Haney y a Bruno Premiani que en junio de 1963 crearon la Patrulla Condenada y a Grant Morrison que les hizo vivir sus aventuras más extrañas.
También a John Broome y Carmine Infantino que crearon al Hombre Elástico en Flash 112 (1960) y a Brad Meltzer y Rags Morales que le convirtieron en un personaje único en la serie Crisis de Identidad.
También a John Broome y Carmine Infantino que crearon al Hombre Elástico en Flash 112 (1960) y a Brad Meltzer y Rags Morales que le convirtieron en un personaje único en la serie Crisis de Identidad.
(1) La continuidad general de Action Tales comienza después de la saga Nuestros Mundos en Guerra. En esta ocasión para la continuidad de la Patrulla he preferido que fuese el final de la etapa de Grant Morrison el principio de la misma. No me ha parecido que DC haya acertado en las oportunidades que le ha concedido a la Patrulla tras la marcha del genial escritor británico.
(2) La primera aparición de los Metal Men fue en Showcase 37, abril 1962. Creados por Robert Kanigher y Ross Andru.
(5) Ver Superman Action Tales 6, 7 y 8.
(6) Ver Superman Action Tales 18.
(7) Savant Brian K. Durlin, experto artista marcial, extorsinador y asesino. Apareció por vez primera en Birds of Prey 56 (2003).
(8) Aparecido en Capitán Marvel Adventures 8 (1942). Su nombre viene de las siguientes figuras históricas I (Iván el Terrible), B (César Borgia), A (Atila el Huno) y C (Calígula).
OK. tengo que reconocer que no esperaba que este especial estuviese tan bien. No quiero decir que el del EScuadron Suicida no fuese bueno pero en él sólo se limitaba a hacer una presentación extensa de los integrantes de dicho Escuadrón. Aqui nos encontramos una historia clave para el futuro desarrollo de la trama con dos personajes tradicionalmente "de segunda". La historia esta bien llevada, con geniales momentos de comedia (el fragmento del contestador automático es desternillante) y otros mucho más dramáticos, sobre todo al final. No puedo evitar sentir un paralelismo con la historia de Ralph tras Crisis de Identidad. Excelente historia, sin señor...
ResponderEliminarExcelente historia, realmente cómica, realmente emotiva :D
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