Escritor: Raúl Peribáñez
Portada:
Fecha de publicación: Agosto de 2006
Alguien ha estado dando caza a sus Outsiders y Batman ha decidido que ya es suficiente! El Murciélago regresa al mando de su equipo para detener al culpable. No te lo pierdas!!!!
Nadie les conoce. Actúan siempre en las sombras y están dispuesto a hacer cualquier cosa para detener a sus enemigos. Son los héroes secretos del Universo DC. Vigila tu espalda o serás sorprendido por ellos. Son los..
El General Edward W. Manson trabajaba en la División de Operaciones Especiales (D.O.E.), una agencia del gobierno de los Estados Unidos centrada en asuntos metahumanos. En los últimos meses su principal misión había sido la recuperación de Faith, una mujer con habilidades telequinéticas perteneciente al ejército y que había estado enrolada con la Liga de la Justicia. Los altos cargos se dieron por complacidos cuando, por fin, Faith fue atrapada y llevada a las instalaciones situadas en Fuerte Peck. Desgraciadamente un peculiar grupo liderado por el vigilante Nightwing rescató a Faith de su prisión, todo para desesperación de Manson, que veía su misión frustrada. (1)
Por su ascendente carrera en el ejército Manson podría haber vivido el resto de su vida profesional en su propia oficina, detrás de una mesa y rellenando el papeleo del día a día. Su esposa e hijas se habrían alegrado, pero él se veía incapaz de sentirse enjaulado de tal forma, y a pesar de su cincuentena de años necesitaba estar al pie del cañón. Es por esto que cuando el Presidente de los Estados Unidos, Lex Luthor, firmó la orden de caza y captura de Nightwing y sus compañeros Manson se ofreció voluntario a comandar al equipo de choque. Poco a poco todos fueron cayendo. En algunos casos no había interés alguno en que siguieran con vida. En otros sí.
Ahora Manson avanzaba tranquilamente por un largo pasillo acompañado de varios hombres de imponente estatura, especialmente corpulentos y con armas de fuego de última tecnología a sus espaldas.
- Es aquí, señor.
- Abra pues –dijo Manson.
Tras el protocolario análisis ocular y auditivo de uno de aquellos hombres la puerta que había frente a ellos se abrió lentamente dando acceso a la celda.
- Prisionero número 4244, ¡levántate! – seguidamente el soldado pulsó un interruptor que encendió la luz- ¿Q-qué? ¿Pero dónde está?
Inmediatamente después una sombra con forma vagamente humana cayó sobre el primero de ellos golpeando con precisión en los puntos nerviosos necesarios para dejarlo inconsciente. Sin perder un segundo analizó la posición táctica adoptada por los soldados, la trayectoria más probable de sus armas y su resistencia física. Volviendo contra ellos su superioridad numérica los redujo uno a uno.
Mientras él se movía con la agilidad y soltura adquiridos en el circo sus oponentes disparaban a ciegas dardos tranquilizantes que cuando no se perdían en un rincón de la celda impactaban en un compañero. A su frustración se sumaba el silencio del prisionero, que dejaba que su cuerpo hablara por él. El último soldado sintió una punzada de dolor en la muñeca y soltó a su pesar el arma. Un segundo golpe en la nuca lo derribó.
- Formidable –dijo Manson, que había permanecido viendo el espectáculo-. Es tan bueno como aseguraban en los informes, señor Nightwing. No sólo se ha liberado de las esposas con las que estaba retenido, sino que además ha derrotado a mis hombres en un abrir y cerrar de ojos.
- ¿Formidable? ¿Y tú quién diablos eres?
- General Edward W. Manson. La última vez que me vio fue en lo alto de aquel edificio, cuando la policía de Blüdhaven le rodeó...
- Bien, general, pues ahora va a sacarme de aquí... sea donde sea aquí.
- Me temo que eso no va a ser posible, caballero. Se encuentra en una prisión gubernamental por los crímenes cometidos: el secuestro de Faith, robo de los Protocolos Iron y, para postre, el desastre producido en Los Angeles. Muchas cosas para tan poco tiempo.
- Está de broma, ¿no? –dijo Nightwing
- No esperaba otra actitud de usted si le soy sincero. He estado informándome sobre su biografía, señor Grayson –el General comenzó a sonreír-. ¿Le sorprende que le hable por su verdadero nombre? Desee cuenta de que han pasado más de 24 horas desde que fue capturado, tiempo mas que suficiente para que mi gente sepa quién se ocultaba tras su antifaz... Y ha resultado sorprendente descubrir que en tan poca cosa venía incorporado un sofisticado sistema de radio...
- ¿Cómo podría decirle finamente que se vaya al cuerno, Manson?
- Fue muy hábil al desconectar ese sistema. Habría sido interesante saber con quién estaba en contacto. Aunque es de suponer que sería con Batman. Ese hombre ha sido un auténtico incordio últimamente. Espero que usted resulte más... inteligente.
- ¿Qué es lo que quiere de mí?
- De momento que me acompañe. Tiene mucho que ver.
Manson y Nightwing salieron de la celda dejando a los soldados inconscientes en tierra. A medida que avanzaban por aquel pasillo fueron dejando a sus costados decenas de puertas que daban a otras celdas como aquella en la que él había estado encerrado.
- Ha dicho que esto es una prisión gubernamental... ¿De qué gobierno, el americano?
- Esto es Black Riot. Prisión americana para superhumanos o personas especiales como usted. La orden del Presidente nos daba la posibilidad de acabar con usted o mantenerlo con vida. Puesto que optamos por la segunda alternativa lo obvio era traerlo aquí donde podríamos retenerlo con seguridad.
- Ya ha visto que no ha sido posible...
- Yo no diría eso; a fin de cuentas sólo ha escapado de su celda, no de Black Riot. Y créame, hacerlo es imposible.
- ¿A dónde me lleva exáctamente?
Entraron en una sala en la que podían ver a través de un cristal a un joven de cabello rubio que se sentaba en una silla eléctrica. Nightwing, de inmediato, lo reconoció.
- Dios mío... Cody Driscoll...
- No recuerdo en estos momentos quién era este joven –dijo Manson-...
- Uno de esos “Jóvenes Titanes”, señor, de los de hace meses –le explicó uno de los encargados que se encontraban en la sala-. Solía llamarse Risk.
- ¿Pero estáis locos o qué? ¡Es tan sólo un crío! ¡Sacadle de ahí! –gritó.
- Señor Manson, ¿procedemos a la ejecución?
- Por supuesto. Acabemos con esto cuanto antes.
Nightwing se disponía a detener al que iba a ser el verdugo de Cody cuando, de repente, alguien le golpeó por la espalda.
- Tal vez me recuerdes, pajarito. Mi nombre es Celda. (2)
Mientras esto ocurría el joven Cody comenzó a llorar. Por su mente pasaban los días de aventuras con sus compañeros de los Jóvenes Titanes, con Argent, Joto, Prysm... Siempre fue un solitario a lo largo de su vida pero jamás pensó que sus últimos instantes de vida los pasaría sólo.
- N-no quiero morir –dijo gimoteando-... Mamá... te querré siempre...
Uno siempre piensa que un héroe es atrevido y valiente hasta el final, que no va a temer a la muerte aunque sepa que su destino ya está sellado. Pero Cody sólo tenía dieciséis años; no había tenido tiempo para crecer como héroe.
Segundos después una descarga eléctrica acababa con él.
- Sois unos monstruos –dijo Nightwing-... sois unos jodidos bastardos.
- ¡Vamos, pajarito, levántate! –le gritó el portentoso Celda.
- No creo que sea necesaria la violencia, Celda, el señor Nightwing ya ha comprendido cómo funciona este juego y que nos tomamos muy en serio las reglas. La finalidad de Black Riot no es únicamente la de aprisionar metahumanos, sino la de proceder paulatinamente a su eliminación. Si usted sigue con vida es simplemente por que deseamos que nos ayude en ciertos aspectos.- Se acerca amenazadoramente a su cara, casi escupiendo sobre su rostro.- Los Protocolos Iron son importantes, caballero, y hay personas en las altas esferas a las que les resulta molesto que una banda de terroristas tengan una copia. Queremos que esa copia nos sea devuelta o, al menos, que sea destruida. Exigimos también recuperar a Faith. Nos pertenece. Ayúdenos o usted será el próximo que pasará por esa silla.
Una potente nave sobrevolaba el Océano Atlántico a gran velocidad con los Outsiders en su interior: Jesse Quick, capaz de moverse a gran velocidad al pronunciar una fórmula mágica; Major Disaster, ex-villano convertido ahora en mercenario y miembro hasta no hace mucho de la Elite, una división secreta de la Liga dedicada a operaciones encubiertas.; Zauriel un auténtico ángel resucitado para cumplir con una misteriosa misión de la que ni él sabe en qué consiste; Faith, mujer con habilidades telequinéticas de origen desconocido; y Batman (¿hace falta contarlo?).
- ¿Tiempo estimado para llegar? –preguntó Batman.
- Poco menos de una hora –respondió Jesse Quick, que pilotaba la nave.
- Bien.
Desde que hubiesen salido de Gotham pocas veces se había roto el silencio que había entre ellos. En las últimas 24 horas sus vidas habían pendido de un hilo y ahora no podían más que centrar sus pensamientos en vengarse de quienes casi acabaron con ellos. Batman cerró los ojos y comenzó a recordar repasó los últimos acontecimientos.
El pasado.
- //¿Dónde estás, Huntress?//
La voz procedía de Barbara Gordon, también conocida por algunos como Oráculo, toda una fuente de información para los superhéroes que operaba desde lo alto de la Torre del Reloj, en Gotham City.
- No me creerías si te lo dijera –dijo aquella-...
- //No tenemos tiempo para adivinanzas, Helena, la vida de Nightwing está en juego.//
Helena Bertinelli era la vigilante conocida como Huntress. Cuando Nightwing se vio rodeado por la policía de Bludhaven su novia Oráculo se puso en contacto con ella para que acudiera a ayudarle. Desgraciadamente no llegó a tiempo.
- No hace falta que me lo recuerdes, Barbara. Por todo esto me tiré varias horas de viaje en aquella maldita nave en la que me colé, en la que llevaban a Nightwing...
- //Y cuando antes nos digas todo lo que sepas antes podremos ir a rescataros.//
- Vale, vale, lo siento. He tenido que esconderme entre los recovecos de este lugar. He visto a varios soldados del D.O.E. yendo de un lado para otro. Esto parece muy serio, Barbara, es una especie de prisión o algo por el estilo.
- //Por tu pulsador de señales sabemos que estás en Markovia // –le dijo Oráculo.
- ¿Markovia? ¿Eso dónde diablos está?
- Un pequeño país situado en la zona central de Europa, cercano a Italia –dijo Batman, que entró en aquel momento por una de las ventanas de la Torre del Reloj-. Markovia fue hace años el punto de encuentro de quienes formamos los Outsiders originales.
- //Ya, muy interesante// -dijo con sarcasmo Huntress por su transmisor de radio.
- Pero Markovia está regida por Brian Markov, Bruce –le dijo Oráculo-. Tal vez no sea el perfecto modelo de líder, pero me pregunto cómo puede ser que haya allí una prisión con agentes del D.O.E.... agentes americanos, vaya... y que su Rey no esté al tanto.
- Tal vez, simplemente, Brian sí lo esté.
- ¿Qué quieres decir?
- De momento lo que quiero decir es que tendremos que ir a Markovia. Las señales que emite Huntress nos servirán de guía para llegar a su posición. Lo fácil sería obtener el medio de transporte por la Liga de la Justicia pero nuestros Outsiders operan a la sombra de ellos; tendremos que recurrir de nuevo a Waynetech.
Y esta vez procurar que nadie encuentre la nave y pueda relacionar a los Outsiders con la empresa. Nadie nos creería si Bruce Wayne volviese a salir diciendo que una de sus naves ha sido robada otra vez.
Necesitaremos también otros miembros para la misión.
- Jesse Quick está hospitalizada. Major Disaster desaparecido. De Zauriel tampoco sabemos nada... ¿Y Faith? ¿Cómo está ella?
- Aturdida. El disparo pudo ser mortal, pero tuvo suerte. Dudo de que podamos contar con ella. En estos momentos se encuentra en la Batcueva con Alfred atendiéndola.
- Hay cosas que no termino de entender, Bruce... todos estos ataques, el rapto de Nightwing... nada de esto es casualidad. Es Luthor. ¡Tiene que ser él! Pero si tanto querían a Faith, ¿por qué ahora le disparan a matar? ¡No tiene sentido!
- Cada cosa a su momento, Barbara. Lo descubriremos.
- Entonces... ¿vas a viajar a Markovia?
- Sí. Es el momento de que vuelvan Batman y los Outsiders.
El presente.
Batman miró a su alrededor. Todos ellos se habían unido a los Outsiders, un equipo de lucha encubierta con el gobierno de Luthor y sus tejemenejes. Después de lo ocurrido en Los Angeles se puso en marcha la orden de caza y captura contra ellos, y no pasó mucho tiempo hasta que uno a uno fueron atacados y casi asesinados.
Major Disaster pudo sobrevivir a la explosión de aquel bar al levantar el campo de fuerza de su traje. Aceptó trabajar en la primera misión de los Outsiders por dinero. Esta vez lo hacía por venganza.
El angélico cuerpo de Zauriel se curó milagrosamente de las heridas como si nada le hubiese pasado.
Jesse Quick fue hospitalizada y se le extrajo la bala que casi la mató. Otros velocistas han tenido problemas en situaciones similares, pues su metabolismo acelerado impedía los médicos trabajar sin encontrarse con que la piel se replegaba rápidamente. Jesse, en cambio, sólo accede a sus poderes cuando pronuncia su frase mágica, y no tuvo problema alguno.
Faith, por su parte, se recuperó lo mejor que pudo en la Batcueva.
Con Nightwing preso en algún lugar de Markovia el objetivo era claro: seguir las señales que Huntress emitía e introducirse en aquellas instalaciones para rescatarle. Aunque estaban heridos, tanto física como psicológicamente, sabían que debían hacerlo. Aún con todo, y a sabiendas del estado de todos ellos, Batman buscó a alguien de su confianza para reforzar al equipo: Manitou Raven.
Llegado de varios milenios en el pasado se unió a la Liga de la Justicia tras haber ayudado a solucionar una grave crisis. Era un hombre de origen indio (lo que se podía adivinar por sus rasgos faciales o por las pinturas con las que decoraba su piel) que se caracterizaba por sus habilidades místicas. Era componente ahora de la Elite, un equipo metahumano que luchaba con violencia contra el crimen, pero al recibir la solicitud de ayuda de Batman respondió de inmediato y se unió para esta misión de los Outsiders. Como ellos, la Elite era un equipo que trabajaba en las sombras; Manitou sabía pues lo que era guardar un secreto, algo imprescindible para el Hombre Murciélago.
- Estamos llegando a Europa, Batman. ¿No nos detectarán sus radares? –preguntó Jesse- No creo que le haga mucha gracia a los europeos que nos metamos en su espacio aéreo sin permiso alguno...
- Manitou, adelante. –dijo Batman- Esta es para ti.
El indio junto las palmas de las manos mientras de sus ojos surgía un fulgor rojizo.
- Solucionado. Ahora ningún radar podrá detectar la nave. Seremos invisibles.
- Genial. ¿Por qué no nos trajimos a este tipo para lo de Fuerte Peck? Nos habría venido bien para dejar atrás a los Iron –preguntó de nuevo Jesse-...
- Confié en vuestras posibilidades –respondió tajantemente Batman.
Faith miraba el paisaje a través de la ventana que quedaba a su derecha. Estaba sumergida en sus pensamientos y preocupaciones intentando ordenar mentalmente todo lo que había pasando en su vida.
“Sales de una y te metes en otra” pensaba. “Aún no acabo de recibir un balazo que podría haber acabado conmigo y ya estoy arriesgándome otra vez. Pero supongo que esa ha sido una constante en toda mi vida, ¿eh?”
- Te noto preocupada, hermana Faith – le dijo Zauriel, que estaba sentado justo al lado.
- No es nada, tranquilo. Son los nervios.
- Creo que es más que eso.
- Zauriel...
- Oh, lo lamento, no quería molestarte...
- No, de veras, no me molestas. Es sólo que a veces me siento frustrada por no controlar mi vida y ser siempre un peón de los demás... Sabes, tuve una buena infancia. Unos buenos padres, una bonita casa, dos mascotas... Pero nunca soy capaz de recordar los detalles.
- Uh, creo que no te entiendo...
- El ejército hizo experimentos en mí. Me dieron estos poderes telequinéticos. ¿Pero y si hicieron algo más que eso? ¿Y si todo lo que tengo en mi cabeza, mis recuerdos, toda mi vida, no fuese auténtico? Llevo años negándome a creer que pueda ser cierto... siempre diciéndome que no puede ser verdad. Pero no recuerdo cómo eran mis padres. Ni tampoco qué posters tenía en mi habitación o con qué muñecas jugaba. Tampoco el color de mis mascotas. Todo son ideas, conceptos, pero sin una imagen clara.
- Sea lo que sea que pasa en esa cabecita, hermana Faith, conseguiremos solucionarlo. Te lo prometo.
Batman, sentado a pocos metros de ellos, escuchaba con interés la conversación. Precisamente la noche anterior quiso hablar con Faith sobre su aparente cambio de actitud: de una muchacha insegura a una mujer con una actitud más agresiva. ¿A qué podía deberse el cambio?
Mientras la nave de los Outsiders atravesaba el continente europeo Nightwing había vuelto a ser encerrado en su celda. No tenía forma de ponerse en contacto con nadie del exterior. Tampoco se le permitía estar con ningún otro preso. Aunque le costara creerlo, era imposible escapar de Black Riot.
Black Riot no era ni mucho menos la primera prisión para metahumanos financiada por la administración norteamerican, pero sí la primera que se había construido sin que la opinión pública lo supiese. Desde su celda podía escuchar los gritos y aullidos de los prisioneros que estaban en las celdas colindantes. Muchos de ellos morirían tarde o temprano.
- ¿Cómo va, pajarito?
Quien le hablaba desde detrás de la puerta era el forzudo Celda, su carcelero.
- Oh, ¿no vas a responderme? El murciélago y tu me distéis una buena tunda en el pasado. Ya era hora de que te tocara pagar por tus crímenes, muchacho.
Pero Nightwing prefirió quedarse en silencio. “El que debería de estar aquí eres tú. Sólo eres otro maníaco más salido de Gotham” pensó.
- Ya has visto a ese chico, Risk. Tu acabarás igual. Yo de ti seguiría el consejo del General... Dale esos archivos. Y a la chica.
- No voy a devolver esos archivos, Celda. Y mucho menos a ella. Por mucho que se empeñe Faith es una persona libre y con derechos, no una simple arma para cumplir los fines de sus jefes.
- ¡Jaja! Así que ahora hablas. Bien, chico, tú mismo. Eres un terrorista. ¿Paradójico, eh? Siempre persiguiendo a criminales y ahora tú te conviertes en uno de ellos.
Pasaron las horas y los Outsiders llegaron a Markovia.
- Gente, estamos llegando –dijo Jesse.
- Me alegro. Tengo ganas de patear culos y pegar un trago –comentó Major Disaster.
- Nada de alcohol –le reprochó Batman-. Jesse, sigue las señales que emite Huntress y déjanos a un kilómetro de distancia. Aunque seamos invisibles a los radares podría vernos cualquier vigilante. Nos acercaremos a pie. Apagarás los motores cuando lleguemos a las coordenadas fijadas y Faith hará descender la nave, así evitaremos cualquier ruido.
- ¿Y de eso no puede ocuparse nuestro hechicero? –preguntó la velocista.
- Aún estoy manipulando –comenzó a decir Manitou Raven- la invisibilidad de este navío, Jesse Quick.
Tal y como ordenó el Hombre Murciélago Faith hizo descender poco a poco la nave hasta pisar tierra, un esfuerzo que la dejó exhausta durante algunos minutos.
- ¿Te encuentras bien? – le preguntó Zauriel
- Creo que sí. Sólo necesitaré unos minutos para recuperarme. Vamos a machacar a esos tipos.
- Así se habla, guapa –comentó Major Disaster.
Batman dejó claro con una simple mirada que quería que se callasen.
Los Outsiders comenzaron a andar sigilosamente hacia donde indicaban las pautas energéticas que enviaba Huntress. A su alrededor todo eran altísimos árboles que les permitía avanzar sin poder ser descubiertos.
- ¡Mirad! –exclamó Zauriel- Desde aquí ya puedo ver a hombres armados. Debemos haber llegado.
Sin que ellos lo supieran, aquella gigantesca construcción que acababan de encontrar Black Riot. Hecha de materiales especiales de alta tecnología y plagada de cientos de soldados del D.O.E debidamente equipados aquella bien podía ser la prisión definitiva para metahumanos.
- Tenemos que seguir con el plan –dijo Batman-. Sólo así podremos entrar y rescatar a Nightwing y Huntress sin ponernos en peligro.
- ¿Rescatarle? Quiero encontrar a los tipos que quisieron matarme, bats.
- Ya tendrás tiempo para venganzas, Major, ahora lo importante es salir de aquí con vida. Sólo tendremos unos segundos. Manitou, necesitamos distraerles. ¿Crees que podrás hacer tu parte, Jesse?
- Ya sabes, “confía en nuestras posibilidades” –le respondió guiándole el ojo.
Manitou Raven extendió la mano. Los soldados que protegían la puerta comenzaron a fijarse en decenas y decenas de insectos que aparecían de la nada.
- Jesse, ¡ahora!
- ¡3x2(9YZ)4A!
Al pronunciar su fórmula mágica Jesse Quick se conectó al campo de velocidad de la que extraían su poder los velocistas. Como un relámpago, y aprovechando la distracción producida por Manitou, entró en Black Riot. En su muñequera llevaba un dispositivo que le indicaba la posición exacta de Huntress. Moverse por aquellos pasillos era peligroso; a esa velocidad un simple despiste podía hacerla chocar contra un muro y morir al instante. Jesse no tardó en encontrarla y la agarró llevándosela a alta velocidad.
Pero de repente Jesse tuvo que frenar como mejor pudo. El pasillo por el que había llegado hasta ella había sido obstaculizado por una pared. Giró su vista y todas las posibles salidas se cerraron de inmediato.
- Eres Jesse Quick, ¿cierto? –le dijo Huntress
- Sí.
- Bien, llevo más de dos días sin dormir, he comido muy poco y estoy a punto de tener la regla... No querría ser pejiguera, pero yo diría que nos hemos metido en una trampa. Por cierto, encantada de conocerte.
En el exterior sus compañeros siguieron con el plan trazado por su líder. Varios soldados siguieron su ruta de movimiento acercándose sin saberlo a los outsiders y fue entonces cuando Faith los derrotó rápidamente. Vestidos ahora con sus armaduras Batman, Faith y Major Disaster entraron en la prisión sin llamar la atención de nadie. El ángel Zauriel y Manitou Raven quedaron fuera como posible refuerzo.
- Hola, Mickey –dijo uno de los soldados al acercarse a quien era en realidad Major Disaster-. ¿Cómo va la noche?
- Euh, ya sabes, como siempre. Poco interesante.
Los tres siguieron adelante después del aprieto por el que acababan de pasar. Batman se percató entonces de que las señales que emitía Huntress indicaban que aún estaba dentro. “¿Pero qué...?” pensó.
Sin tener claro hacia donde dirigirse siguiendo avanzando por un largo pasillo hasta que el suelo se derrumbó bajo ellos.
- ¡Nos caemos! –gritó Major.
- ¡Faith, tu telequinesis!
Al instante la muchacha empleó su poder para aminorar la caída a tierra. Se encontraban ahora en una gigantesca sala metalizada sin nada en su interior ni nada que pudiese atacarles.
- Es una trampa. Quick y Huntress siguen aquí. No han salido. Saben que estamos aquí.
- ¿Qué hacemos ahora intrépido líder? –dijo Major - ¿Cómo hostias salimos de aquí?
Sin previo aviso una pantalla se colocó junto a ellos mostrando la imagen del General Manson.
- Debo decirles que eso va a ser imposible, caballeros –dijo aquel-. Por favor, quítense esos cascos. He visto demasiadas veces Star Wars con mis hijos como para que me quieran engañar con el truco de vestirse como los malos...
- Manson...
- Batman, Batman... ha interferido demasiadas veces en nuestras operaciones militares. Ha terminado siendo una desagradable molestia para nuestros líderes. Pero ahora eso ya ha terminado. Con nuestra esperada Faith entre ustedes y siendo que tenemos a Nightwing, Jesse Quick y... uh... ¿se llamaba Huntress? como presos sólo les queda una alternativa.
- ¿Ah, sí? ¿Y cuál es, caraculo? –gritó Major Disaster.
Una de las paredes se abrió entonces dejando entrar a un hombre imponente constitución con un traje ajustado de color verde y amarillo.
- Geo-Force...
- Hola, Batman. Manson habla en serio: rendíos o yo mismo tendré que acabar con vosotros.
Continuará...
Raúl G. Peribáñez
Julio y agosto de 2006
Nota del autor: La Hermandad del Hombre Libre es una organización contraria a los superhéroes y que fue mencionada por primera vez en Los Titanes # 2 de Action Tales; Dead Alien, por su parte, es una creación de José Luis Miranda que debutó en Superman # 6 y que se dedicaba a la eliminación de alienígenas.
Por su ascendente carrera en el ejército Manson podría haber vivido el resto de su vida profesional en su propia oficina, detrás de una mesa y rellenando el papeleo del día a día. Su esposa e hijas se habrían alegrado, pero él se veía incapaz de sentirse enjaulado de tal forma, y a pesar de su cincuentena de años necesitaba estar al pie del cañón. Es por esto que cuando el Presidente de los Estados Unidos, Lex Luthor, firmó la orden de caza y captura de Nightwing y sus compañeros Manson se ofreció voluntario a comandar al equipo de choque. Poco a poco todos fueron cayendo. En algunos casos no había interés alguno en que siguieran con vida. En otros sí.
Ahora Manson avanzaba tranquilamente por un largo pasillo acompañado de varios hombres de imponente estatura, especialmente corpulentos y con armas de fuego de última tecnología a sus espaldas.
- Es aquí, señor.
- Abra pues –dijo Manson.
Tras el protocolario análisis ocular y auditivo de uno de aquellos hombres la puerta que había frente a ellos se abrió lentamente dando acceso a la celda.
- Prisionero número 4244, ¡levántate! – seguidamente el soldado pulsó un interruptor que encendió la luz- ¿Q-qué? ¿Pero dónde está?
Inmediatamente después una sombra con forma vagamente humana cayó sobre el primero de ellos golpeando con precisión en los puntos nerviosos necesarios para dejarlo inconsciente. Sin perder un segundo analizó la posición táctica adoptada por los soldados, la trayectoria más probable de sus armas y su resistencia física. Volviendo contra ellos su superioridad numérica los redujo uno a uno.
Mientras él se movía con la agilidad y soltura adquiridos en el circo sus oponentes disparaban a ciegas dardos tranquilizantes que cuando no se perdían en un rincón de la celda impactaban en un compañero. A su frustración se sumaba el silencio del prisionero, que dejaba que su cuerpo hablara por él. El último soldado sintió una punzada de dolor en la muñeca y soltó a su pesar el arma. Un segundo golpe en la nuca lo derribó.
- Formidable –dijo Manson, que había permanecido viendo el espectáculo-. Es tan bueno como aseguraban en los informes, señor Nightwing. No sólo se ha liberado de las esposas con las que estaba retenido, sino que además ha derrotado a mis hombres en un abrir y cerrar de ojos.
- ¿Formidable? ¿Y tú quién diablos eres?
- General Edward W. Manson. La última vez que me vio fue en lo alto de aquel edificio, cuando la policía de Blüdhaven le rodeó...
- Bien, general, pues ahora va a sacarme de aquí... sea donde sea aquí.
- Me temo que eso no va a ser posible, caballero. Se encuentra en una prisión gubernamental por los crímenes cometidos: el secuestro de Faith, robo de los Protocolos Iron y, para postre, el desastre producido en Los Angeles. Muchas cosas para tan poco tiempo.
- Está de broma, ¿no? –dijo Nightwing
- No esperaba otra actitud de usted si le soy sincero. He estado informándome sobre su biografía, señor Grayson –el General comenzó a sonreír-. ¿Le sorprende que le hable por su verdadero nombre? Desee cuenta de que han pasado más de 24 horas desde que fue capturado, tiempo mas que suficiente para que mi gente sepa quién se ocultaba tras su antifaz... Y ha resultado sorprendente descubrir que en tan poca cosa venía incorporado un sofisticado sistema de radio...
- ¿Cómo podría decirle finamente que se vaya al cuerno, Manson?
- Fue muy hábil al desconectar ese sistema. Habría sido interesante saber con quién estaba en contacto. Aunque es de suponer que sería con Batman. Ese hombre ha sido un auténtico incordio últimamente. Espero que usted resulte más... inteligente.
- ¿Qué es lo que quiere de mí?
- De momento que me acompañe. Tiene mucho que ver.
Manson y Nightwing salieron de la celda dejando a los soldados inconscientes en tierra. A medida que avanzaban por aquel pasillo fueron dejando a sus costados decenas de puertas que daban a otras celdas como aquella en la que él había estado encerrado.
- Ha dicho que esto es una prisión gubernamental... ¿De qué gobierno, el americano?
- Esto es Black Riot. Prisión americana para superhumanos o personas especiales como usted. La orden del Presidente nos daba la posibilidad de acabar con usted o mantenerlo con vida. Puesto que optamos por la segunda alternativa lo obvio era traerlo aquí donde podríamos retenerlo con seguridad.
- Ya ha visto que no ha sido posible...
- Yo no diría eso; a fin de cuentas sólo ha escapado de su celda, no de Black Riot. Y créame, hacerlo es imposible.
- ¿A dónde me lleva exáctamente?
Entraron en una sala en la que podían ver a través de un cristal a un joven de cabello rubio que se sentaba en una silla eléctrica. Nightwing, de inmediato, lo reconoció.
- Dios mío... Cody Driscoll...
- No recuerdo en estos momentos quién era este joven –dijo Manson-...
- Uno de esos “Jóvenes Titanes”, señor, de los de hace meses –le explicó uno de los encargados que se encontraban en la sala-. Solía llamarse Risk.
- ¿Pero estáis locos o qué? ¡Es tan sólo un crío! ¡Sacadle de ahí! –gritó.
- Señor Manson, ¿procedemos a la ejecución?
- Por supuesto. Acabemos con esto cuanto antes.
Nightwing se disponía a detener al que iba a ser el verdugo de Cody cuando, de repente, alguien le golpeó por la espalda.
- Tal vez me recuerdes, pajarito. Mi nombre es Celda. (2)
Mientras esto ocurría el joven Cody comenzó a llorar. Por su mente pasaban los días de aventuras con sus compañeros de los Jóvenes Titanes, con Argent, Joto, Prysm... Siempre fue un solitario a lo largo de su vida pero jamás pensó que sus últimos instantes de vida los pasaría sólo.
- N-no quiero morir –dijo gimoteando-... Mamá... te querré siempre...
Uno siempre piensa que un héroe es atrevido y valiente hasta el final, que no va a temer a la muerte aunque sepa que su destino ya está sellado. Pero Cody sólo tenía dieciséis años; no había tenido tiempo para crecer como héroe.
Segundos después una descarga eléctrica acababa con él.
- Sois unos monstruos –dijo Nightwing-... sois unos jodidos bastardos.
- ¡Vamos, pajarito, levántate! –le gritó el portentoso Celda.
- No creo que sea necesaria la violencia, Celda, el señor Nightwing ya ha comprendido cómo funciona este juego y que nos tomamos muy en serio las reglas. La finalidad de Black Riot no es únicamente la de aprisionar metahumanos, sino la de proceder paulatinamente a su eliminación. Si usted sigue con vida es simplemente por que deseamos que nos ayude en ciertos aspectos.- Se acerca amenazadoramente a su cara, casi escupiendo sobre su rostro.- Los Protocolos Iron son importantes, caballero, y hay personas en las altas esferas a las que les resulta molesto que una banda de terroristas tengan una copia. Queremos que esa copia nos sea devuelta o, al menos, que sea destruida. Exigimos también recuperar a Faith. Nos pertenece. Ayúdenos o usted será el próximo que pasará por esa silla.
Una potente nave sobrevolaba el Océano Atlántico a gran velocidad con los Outsiders en su interior: Jesse Quick, capaz de moverse a gran velocidad al pronunciar una fórmula mágica; Major Disaster, ex-villano convertido ahora en mercenario y miembro hasta no hace mucho de la Elite, una división secreta de la Liga dedicada a operaciones encubiertas.; Zauriel un auténtico ángel resucitado para cumplir con una misteriosa misión de la que ni él sabe en qué consiste; Faith, mujer con habilidades telequinéticas de origen desconocido; y Batman (¿hace falta contarlo?).
- ¿Tiempo estimado para llegar? –preguntó Batman.
- Poco menos de una hora –respondió Jesse Quick, que pilotaba la nave.
- Bien.
Desde que hubiesen salido de Gotham pocas veces se había roto el silencio que había entre ellos. En las últimas 24 horas sus vidas habían pendido de un hilo y ahora no podían más que centrar sus pensamientos en vengarse de quienes casi acabaron con ellos. Batman cerró los ojos y comenzó a recordar repasó los últimos acontecimientos.
El pasado.
- //¿Dónde estás, Huntress?//
La voz procedía de Barbara Gordon, también conocida por algunos como Oráculo, toda una fuente de información para los superhéroes que operaba desde lo alto de la Torre del Reloj, en Gotham City.
- No me creerías si te lo dijera –dijo aquella-...
- //No tenemos tiempo para adivinanzas, Helena, la vida de Nightwing está en juego.//
Helena Bertinelli era la vigilante conocida como Huntress. Cuando Nightwing se vio rodeado por la policía de Bludhaven su novia Oráculo se puso en contacto con ella para que acudiera a ayudarle. Desgraciadamente no llegó a tiempo.
- No hace falta que me lo recuerdes, Barbara. Por todo esto me tiré varias horas de viaje en aquella maldita nave en la que me colé, en la que llevaban a Nightwing...
- //Y cuando antes nos digas todo lo que sepas antes podremos ir a rescataros.//
- Vale, vale, lo siento. He tenido que esconderme entre los recovecos de este lugar. He visto a varios soldados del D.O.E. yendo de un lado para otro. Esto parece muy serio, Barbara, es una especie de prisión o algo por el estilo.
- //Por tu pulsador de señales sabemos que estás en Markovia // –le dijo Oráculo.
- ¿Markovia? ¿Eso dónde diablos está?
- Un pequeño país situado en la zona central de Europa, cercano a Italia –dijo Batman, que entró en aquel momento por una de las ventanas de la Torre del Reloj-. Markovia fue hace años el punto de encuentro de quienes formamos los Outsiders originales.
- //Ya, muy interesante// -dijo con sarcasmo Huntress por su transmisor de radio.
- Pero Markovia está regida por Brian Markov, Bruce –le dijo Oráculo-. Tal vez no sea el perfecto modelo de líder, pero me pregunto cómo puede ser que haya allí una prisión con agentes del D.O.E.... agentes americanos, vaya... y que su Rey no esté al tanto.
- Tal vez, simplemente, Brian sí lo esté.
- ¿Qué quieres decir?
- De momento lo que quiero decir es que tendremos que ir a Markovia. Las señales que emite Huntress nos servirán de guía para llegar a su posición. Lo fácil sería obtener el medio de transporte por la Liga de la Justicia pero nuestros Outsiders operan a la sombra de ellos; tendremos que recurrir de nuevo a Waynetech.
Y esta vez procurar que nadie encuentre la nave y pueda relacionar a los Outsiders con la empresa. Nadie nos creería si Bruce Wayne volviese a salir diciendo que una de sus naves ha sido robada otra vez.
Necesitaremos también otros miembros para la misión.
- Jesse Quick está hospitalizada. Major Disaster desaparecido. De Zauriel tampoco sabemos nada... ¿Y Faith? ¿Cómo está ella?
- Aturdida. El disparo pudo ser mortal, pero tuvo suerte. Dudo de que podamos contar con ella. En estos momentos se encuentra en la Batcueva con Alfred atendiéndola.
- Hay cosas que no termino de entender, Bruce... todos estos ataques, el rapto de Nightwing... nada de esto es casualidad. Es Luthor. ¡Tiene que ser él! Pero si tanto querían a Faith, ¿por qué ahora le disparan a matar? ¡No tiene sentido!
- Cada cosa a su momento, Barbara. Lo descubriremos.
- Entonces... ¿vas a viajar a Markovia?
- Sí. Es el momento de que vuelvan Batman y los Outsiders.
El presente.
Batman miró a su alrededor. Todos ellos se habían unido a los Outsiders, un equipo de lucha encubierta con el gobierno de Luthor y sus tejemenejes. Después de lo ocurrido en Los Angeles se puso en marcha la orden de caza y captura contra ellos, y no pasó mucho tiempo hasta que uno a uno fueron atacados y casi asesinados.
Major Disaster pudo sobrevivir a la explosión de aquel bar al levantar el campo de fuerza de su traje. Aceptó trabajar en la primera misión de los Outsiders por dinero. Esta vez lo hacía por venganza.
El angélico cuerpo de Zauriel se curó milagrosamente de las heridas como si nada le hubiese pasado.
Jesse Quick fue hospitalizada y se le extrajo la bala que casi la mató. Otros velocistas han tenido problemas en situaciones similares, pues su metabolismo acelerado impedía los médicos trabajar sin encontrarse con que la piel se replegaba rápidamente. Jesse, en cambio, sólo accede a sus poderes cuando pronuncia su frase mágica, y no tuvo problema alguno.
Faith, por su parte, se recuperó lo mejor que pudo en la Batcueva.
Con Nightwing preso en algún lugar de Markovia el objetivo era claro: seguir las señales que Huntress emitía e introducirse en aquellas instalaciones para rescatarle. Aunque estaban heridos, tanto física como psicológicamente, sabían que debían hacerlo. Aún con todo, y a sabiendas del estado de todos ellos, Batman buscó a alguien de su confianza para reforzar al equipo: Manitou Raven.
Llegado de varios milenios en el pasado se unió a la Liga de la Justicia tras haber ayudado a solucionar una grave crisis. Era un hombre de origen indio (lo que se podía adivinar por sus rasgos faciales o por las pinturas con las que decoraba su piel) que se caracterizaba por sus habilidades místicas. Era componente ahora de la Elite, un equipo metahumano que luchaba con violencia contra el crimen, pero al recibir la solicitud de ayuda de Batman respondió de inmediato y se unió para esta misión de los Outsiders. Como ellos, la Elite era un equipo que trabajaba en las sombras; Manitou sabía pues lo que era guardar un secreto, algo imprescindible para el Hombre Murciélago.
- Estamos llegando a Europa, Batman. ¿No nos detectarán sus radares? –preguntó Jesse- No creo que le haga mucha gracia a los europeos que nos metamos en su espacio aéreo sin permiso alguno...
- Manitou, adelante. –dijo Batman- Esta es para ti.
El indio junto las palmas de las manos mientras de sus ojos surgía un fulgor rojizo.
- Solucionado. Ahora ningún radar podrá detectar la nave. Seremos invisibles.
- Genial. ¿Por qué no nos trajimos a este tipo para lo de Fuerte Peck? Nos habría venido bien para dejar atrás a los Iron –preguntó de nuevo Jesse-...
- Confié en vuestras posibilidades –respondió tajantemente Batman.
Faith miraba el paisaje a través de la ventana que quedaba a su derecha. Estaba sumergida en sus pensamientos y preocupaciones intentando ordenar mentalmente todo lo que había pasando en su vida.
“Sales de una y te metes en otra” pensaba. “Aún no acabo de recibir un balazo que podría haber acabado conmigo y ya estoy arriesgándome otra vez. Pero supongo que esa ha sido una constante en toda mi vida, ¿eh?”
- Te noto preocupada, hermana Faith – le dijo Zauriel, que estaba sentado justo al lado.
- No es nada, tranquilo. Son los nervios.
- Creo que es más que eso.
- Zauriel...
- Oh, lo lamento, no quería molestarte...
- No, de veras, no me molestas. Es sólo que a veces me siento frustrada por no controlar mi vida y ser siempre un peón de los demás... Sabes, tuve una buena infancia. Unos buenos padres, una bonita casa, dos mascotas... Pero nunca soy capaz de recordar los detalles.
- Uh, creo que no te entiendo...
- El ejército hizo experimentos en mí. Me dieron estos poderes telequinéticos. ¿Pero y si hicieron algo más que eso? ¿Y si todo lo que tengo en mi cabeza, mis recuerdos, toda mi vida, no fuese auténtico? Llevo años negándome a creer que pueda ser cierto... siempre diciéndome que no puede ser verdad. Pero no recuerdo cómo eran mis padres. Ni tampoco qué posters tenía en mi habitación o con qué muñecas jugaba. Tampoco el color de mis mascotas. Todo son ideas, conceptos, pero sin una imagen clara.
- Sea lo que sea que pasa en esa cabecita, hermana Faith, conseguiremos solucionarlo. Te lo prometo.
Batman, sentado a pocos metros de ellos, escuchaba con interés la conversación. Precisamente la noche anterior quiso hablar con Faith sobre su aparente cambio de actitud: de una muchacha insegura a una mujer con una actitud más agresiva. ¿A qué podía deberse el cambio?
Mientras la nave de los Outsiders atravesaba el continente europeo Nightwing había vuelto a ser encerrado en su celda. No tenía forma de ponerse en contacto con nadie del exterior. Tampoco se le permitía estar con ningún otro preso. Aunque le costara creerlo, era imposible escapar de Black Riot.
Black Riot no era ni mucho menos la primera prisión para metahumanos financiada por la administración norteamerican, pero sí la primera que se había construido sin que la opinión pública lo supiese. Desde su celda podía escuchar los gritos y aullidos de los prisioneros que estaban en las celdas colindantes. Muchos de ellos morirían tarde o temprano.
- ¿Cómo va, pajarito?
Quien le hablaba desde detrás de la puerta era el forzudo Celda, su carcelero.
- Oh, ¿no vas a responderme? El murciélago y tu me distéis una buena tunda en el pasado. Ya era hora de que te tocara pagar por tus crímenes, muchacho.
Pero Nightwing prefirió quedarse en silencio. “El que debería de estar aquí eres tú. Sólo eres otro maníaco más salido de Gotham” pensó.
- Ya has visto a ese chico, Risk. Tu acabarás igual. Yo de ti seguiría el consejo del General... Dale esos archivos. Y a la chica.
- No voy a devolver esos archivos, Celda. Y mucho menos a ella. Por mucho que se empeñe Faith es una persona libre y con derechos, no una simple arma para cumplir los fines de sus jefes.
- ¡Jaja! Así que ahora hablas. Bien, chico, tú mismo. Eres un terrorista. ¿Paradójico, eh? Siempre persiguiendo a criminales y ahora tú te conviertes en uno de ellos.
Pasaron las horas y los Outsiders llegaron a Markovia.
- Gente, estamos llegando –dijo Jesse.
- Me alegro. Tengo ganas de patear culos y pegar un trago –comentó Major Disaster.
- Nada de alcohol –le reprochó Batman-. Jesse, sigue las señales que emite Huntress y déjanos a un kilómetro de distancia. Aunque seamos invisibles a los radares podría vernos cualquier vigilante. Nos acercaremos a pie. Apagarás los motores cuando lleguemos a las coordenadas fijadas y Faith hará descender la nave, así evitaremos cualquier ruido.
- ¿Y de eso no puede ocuparse nuestro hechicero? –preguntó la velocista.
- Aún estoy manipulando –comenzó a decir Manitou Raven- la invisibilidad de este navío, Jesse Quick.
Tal y como ordenó el Hombre Murciélago Faith hizo descender poco a poco la nave hasta pisar tierra, un esfuerzo que la dejó exhausta durante algunos minutos.
- ¿Te encuentras bien? – le preguntó Zauriel
- Creo que sí. Sólo necesitaré unos minutos para recuperarme. Vamos a machacar a esos tipos.
- Así se habla, guapa –comentó Major Disaster.
Batman dejó claro con una simple mirada que quería que se callasen.
Los Outsiders comenzaron a andar sigilosamente hacia donde indicaban las pautas energéticas que enviaba Huntress. A su alrededor todo eran altísimos árboles que les permitía avanzar sin poder ser descubiertos.
- ¡Mirad! –exclamó Zauriel- Desde aquí ya puedo ver a hombres armados. Debemos haber llegado.
Sin que ellos lo supieran, aquella gigantesca construcción que acababan de encontrar Black Riot. Hecha de materiales especiales de alta tecnología y plagada de cientos de soldados del D.O.E debidamente equipados aquella bien podía ser la prisión definitiva para metahumanos.
- Tenemos que seguir con el plan –dijo Batman-. Sólo así podremos entrar y rescatar a Nightwing y Huntress sin ponernos en peligro.
- ¿Rescatarle? Quiero encontrar a los tipos que quisieron matarme, bats.
- Ya tendrás tiempo para venganzas, Major, ahora lo importante es salir de aquí con vida. Sólo tendremos unos segundos. Manitou, necesitamos distraerles. ¿Crees que podrás hacer tu parte, Jesse?
- Ya sabes, “confía en nuestras posibilidades” –le respondió guiándole el ojo.
Manitou Raven extendió la mano. Los soldados que protegían la puerta comenzaron a fijarse en decenas y decenas de insectos que aparecían de la nada.
- Jesse, ¡ahora!
- ¡3x2(9YZ)4A!
Al pronunciar su fórmula mágica Jesse Quick se conectó al campo de velocidad de la que extraían su poder los velocistas. Como un relámpago, y aprovechando la distracción producida por Manitou, entró en Black Riot. En su muñequera llevaba un dispositivo que le indicaba la posición exacta de Huntress. Moverse por aquellos pasillos era peligroso; a esa velocidad un simple despiste podía hacerla chocar contra un muro y morir al instante. Jesse no tardó en encontrarla y la agarró llevándosela a alta velocidad.
Pero de repente Jesse tuvo que frenar como mejor pudo. El pasillo por el que había llegado hasta ella había sido obstaculizado por una pared. Giró su vista y todas las posibles salidas se cerraron de inmediato.
- Eres Jesse Quick, ¿cierto? –le dijo Huntress
- Sí.
- Bien, llevo más de dos días sin dormir, he comido muy poco y estoy a punto de tener la regla... No querría ser pejiguera, pero yo diría que nos hemos metido en una trampa. Por cierto, encantada de conocerte.
En el exterior sus compañeros siguieron con el plan trazado por su líder. Varios soldados siguieron su ruta de movimiento acercándose sin saberlo a los outsiders y fue entonces cuando Faith los derrotó rápidamente. Vestidos ahora con sus armaduras Batman, Faith y Major Disaster entraron en la prisión sin llamar la atención de nadie. El ángel Zauriel y Manitou Raven quedaron fuera como posible refuerzo.
- Hola, Mickey –dijo uno de los soldados al acercarse a quien era en realidad Major Disaster-. ¿Cómo va la noche?
- Euh, ya sabes, como siempre. Poco interesante.
Los tres siguieron adelante después del aprieto por el que acababan de pasar. Batman se percató entonces de que las señales que emitía Huntress indicaban que aún estaba dentro. “¿Pero qué...?” pensó.
Sin tener claro hacia donde dirigirse siguiendo avanzando por un largo pasillo hasta que el suelo se derrumbó bajo ellos.
- ¡Nos caemos! –gritó Major.
- ¡Faith, tu telequinesis!
Al instante la muchacha empleó su poder para aminorar la caída a tierra. Se encontraban ahora en una gigantesca sala metalizada sin nada en su interior ni nada que pudiese atacarles.
- Es una trampa. Quick y Huntress siguen aquí. No han salido. Saben que estamos aquí.
- ¿Qué hacemos ahora intrépido líder? –dijo Major - ¿Cómo hostias salimos de aquí?
Sin previo aviso una pantalla se colocó junto a ellos mostrando la imagen del General Manson.
- Debo decirles que eso va a ser imposible, caballeros –dijo aquel-. Por favor, quítense esos cascos. He visto demasiadas veces Star Wars con mis hijos como para que me quieran engañar con el truco de vestirse como los malos...
- Manson...
- Batman, Batman... ha interferido demasiadas veces en nuestras operaciones militares. Ha terminado siendo una desagradable molestia para nuestros líderes. Pero ahora eso ya ha terminado. Con nuestra esperada Faith entre ustedes y siendo que tenemos a Nightwing, Jesse Quick y... uh... ¿se llamaba Huntress? como presos sólo les queda una alternativa.
- ¿Ah, sí? ¿Y cuál es, caraculo? –gritó Major Disaster.
Una de las paredes se abrió entonces dejando entrar a un hombre imponente constitución con un traje ajustado de color verde y amarillo.
- Geo-Force...
- Hola, Batman. Manson habla en serio: rendíos o yo mismo tendré que acabar con vosotros.
Continuará...
Raúl G. Peribáñez
Julio y agosto de 2006
Nota del autor: La Hermandad del Hombre Libre es una organización contraria a los superhéroes y que fue mencionada por primera vez en Los Titanes # 2 de Action Tales; Dead Alien, por su parte, es una creación de José Luis Miranda que debutó en Superman # 6 y que se dedicaba a la eliminación de alienígenas.
Gracias a John Schneider por su colaboración.
(1) Visto en Outsiders nº1-3
(2) Celda es un personaje creado para la serie de animación de Batman de los noventa y que posteriormente fue introducido en la continuidad de los cómics. Celda era un severo guarda de seguridad del Asilo Arkham obsesionado con que sus residentes no escapasen.
(1) Visto en Outsiders nº1-3
(2) Celda es un personaje creado para la serie de animación de Batman de los noventa y que posteriormente fue introducido en la continuidad de los cómics. Celda era un severo guarda de seguridad del Asilo Arkham obsesionado con que sus residentes no escapasen.
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