Título: Tiempo muerto Autor: Nerocles y Jerónimo Thompson Portada: Juan Andrés Campos Publicado en: Julio 2007
La historia que nunca pensaste leer: ¡Kyle Rayner expulsado de la Liga de la Justicia!!
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En el Día más brillante, en la Noche más oscura, ningún mal escapara a mi mirada. Que los adoradores del Mal teman mi poder: la Luz de la ...
[Atalaya de la JLA]
-¿Listo Kyle? Activando la grabación – dijo el Detective Marciano-.
Era la quinta sesión, recomendada por Batman. Kyle Rayner había hecho esto siempre que tenía tiempo libre desde que Ra’s Al Ghul consiguiera piratear información sobre la Liga que Batman había acumulado; sus debilidades. Kyle se quedó entonces ciego (1).
El entrenamiento era sencillo en teoría: Kyle se encerraba en una esfera creada por él mismo, evitando que cualquier balanceo de la construcción que debía realizar posteriormente produjera la más leve brisa que le diese conocimiento de algún movimiento en el exterior de dicha esfera.
Luego las luces se apagaban y él cerraba los ojos, tapándolos incluso con su propio poder para que no hubiese un punto de luz como referencia. Luego, lo único que debía hacer era reproducir una grabación de cinco minutos en su mente que previamente Batman le había hecho ver varias veces.
Con los ojos abiertos sería relativamente fácil, pero sin poder ver nada del exterior, sin poder diferenciar la profundidad en la que se movían distintas imágenes, la cosa se complicaba.
-Luces fuera – continuó el marciano-.
El único referente que tenía era el sonido, por lo que como ya había hecho las otras cuatro veces comenzó colocando al agente de policía con peso sobre el suelo.
"Falta 1. Debes ajustar el peso del objeto a una medida más o menos real Kyle, es para que mejores. Si tienes que guiarte por sonidos, que sean lo más reales posibles, tus enemigos no andarán pisando fuerte si te tienen cegado."
Para Rayner era un tanto agobiante que la única voz que podía oír (mentalmente) le replicara sobre sus fallos.
-Está bien, variaré el peso – respondió el Linterna-.
"15 metros de frente, ligeramente hacia la derecha. Ahora seguía el llamado “sujeto-hombre corriente”, saliendo por la puerta de un banco, 18 metros de frente, ligeramente a la izquierda."
Pensándolo bien, resultaba gracioso que todas las escenas que Bruce le había preparado fueran educativas. Siempre era alguien malo siendo perseguido por alguien bueno. Un niño bajando un gato de un árbol o unos bomberos apagando un incendio. De lo que Kyle no se daba cuenta, era de que uno de los objetivos de la práctica era darle a Batman cintas con la que estudiar la exactitud con la que Kyle reproducía los detalles de las hojas del árbol, o el alboroto que generaba el incendio.
"Concéntrate Kyle, en esta situación desviar tus pensamientos podría suponer una derrota, o incluso la muerte; tuya o de un inocente. Falta 2, la pierna del policía ha perdido consistencia durante 3 segundos."
Batman entró en la sala donde el Detective Marciano monitoreaba la actividad de su compañero verde.
-¿Cómo va? –preguntó el murciélago-
-Típica desconcentración, al no tener un punto en el que fijarse sus pensamientos se descentran, aunque el debilitamiento es solo de unos escasos 3 o 4 segundos, ha mejorado con respecto a los 8 en su última prueba.
-En tres segundos puede destruirse el mundo un millón de veces, no es suficiente – Bruce llevaba en su mano un CD de audio que dio al Detective-. Ponlo en tres minutos.
El “sujeto-hombre corriente” no lo es tanto –pensaba Kyle-. La escena tiene que parecer real, es una estupidez pero Batman lo quiere así. El “hombre corriente” disimula, es un ladrón que acaba de robar un banco, corre. Hasta aquí el ejercicio era más o menos fácil, pero ahora se complicaba. En la huída el escenario debía cambiar y los “ciudadanos” debían tener movimientos “aleatorios”, ¿cómo se podía fabricar algo aleatorio en la mente de alguien? Al mismo tiempo el ladrón debía esquivar a los ciudadanos.
En la sala de monitorización:
-El detalle de las fachadas es bueno, no ha repetido ningún tipo de comercio ni decoración. La ropa de las personas también es buena, con pliegues y todo.
-Bien pero el ladrón ha tropezado, dos veces.
Kyle, falta 3, endereza a ese ladrón.
-Mete la grabación ahora, actívala para que se escuche de manera subliminal. Y aumenta la frecuencia de repetición gradualmente.
Al meter el disco en la supercomputadora de la liga el Detective pudo ver el nombre del archivo. Dicho nombre eran otros dos nombres, que recientemente habían tenido importancia en la vida de Kyle.
-¿Estás seguro?
-Hazlo.
El audio se activó sin que Kyle se pudiese percatar de manera consciente.
El ladrón por su parte seguía corriendo, un bonito efecto de algún billete que se le escapaba de las manos adornó la escena, el ladrón volvió a tropezar. No pasa nada, pensó Kyle. Sigue corriendo el ladrón y cambiando el decorado, vuelve a tropezar. Dos veces más, tres, en menos de un minuto siete veces. Pasados dos minutos los cuerpos de los ciudadanos pierden consistencia, fondos planos y profundidad nula, todo sucede en una simple imagen de dos dimensiones.
-Fin del ejercicio Kyle – sonó la voz de Batman, desde la cabina-.
Las luces se encendieron de nuevo para Kyle, podía ver lo que había creado y trató de enderezarlo, pero al mirar la pose de Batman por el cristal simplemente las hizo desaparecer. Mientras subía las escaleras titubeó, podía parar las balas con flores verdes salidas de su anillo pero no podía enfrentarse a un simple hombre con sidekick. Por dios, como los héroes del siglo pasado.
Finalmente atravesó la compuerta tras la escalera y pudo ver a sus dos compañeros.
-¿Y bien?
-Te retiro de la Liga durante dos semanas –dijo Batman-
-¿Con qué autoridad? – le preguntó Kyle. El Detective no dijo nada entonces, pero su cara desveló cierto asombro ante las palabras del señor de la noche-.
-Con la autoridad que me dan años de experiencia que tu no tienes y que me dicen que no estás preparado. No puedes soportar la presión y se supone que debes sobreponerte al miedo, pero no puedes. Descansa, haz un viaje por América, lo que sea, vuelve dentro de un par de semanas y hablaremos.
-No lo acepto Bruce – Kyle rodeó a Batman con una celda esmeralda, pero él ni se inmutó-.
-¿Sabes lo que ha pasado ahí dentro Kyle? Derrota-Jen -Abandono-Zod-Suplente. Una secuencia grabada. Creada especialmente para que la escucharas subconscientemente. Tenía múltiples mensajes más, pero seguramente si analizamos tu estado cuando esa parte se oía, sería el momento de mayor alteración para ti. Dos semanas Kyle, pero si vuelves y no estás mejor, será más tiempo.
Se supone que cuando tienes el arma más poderosa del Universo pocas cosas te pueden hacer frente. Batman es una de esas cosas. Ni siquiera se quedó a escuchar cualquier otra respuesta, simplemente se fue, sabiendo que su palabra era prácticamente ley en la Atalaya, pero sabiendo también que Kyle era más responsable de lo que muchos creían.
El marciano no sabía que decir. Por una parte comprendía las ganas de Kyle de seguir adelante, ¿acaso no consistía en eso su poder? ¿En la voluntad? Por otra, habiendo sido testigo de lo que allí había pasado, estaba de acuerdo con el descanso que Bruce sugería.
-Bueno, ¿de vacaciones no? – se dijo Kyle a sí mismo-
-Relájate Kyle, esto es un examen rutinario. He notado algo mientras hacías el ejercicio.
-¿El qué? Y J’onn, dímelo para que lo entienda.
-Aparentemente tus poderes han aumentado. Mientras reproducías el ejercicio observaba tus ondas cerebrales. Cuando usas el anillo, al estar activado por pura voluntad, tus ondas varían, pero esta vez era como si estuvieras relajado.
-Eso no significa que mi poder aumente, hago lo mismo. Puede que con el tiempo he ganado control, nada más.
-Déjame terminar. Has mejorado mucho desde que obtuviste el anillo, ya lo demostraste cuando se acumuló todo aquel poder en ti (2), pero esto es diferente...
-Continua.
-Las energías que el Oano Ganthet (3) utilizó para curarte no solo han sanado tus heridas en su mayor parte, también te han fortalecido. Es por eso que tu mente se relaja más a la hora de utilizar el anillo.(4)
-¿Soy más fuerte física y mentalmente?
-Mas bien y por decirlo de manera simple, es un enchufe extra de energía verde.
-Hurm... eso es bueno ¿no? Quiero decir, no me hace ningún mal, a nivel físico.
-No, por las lecturas diría que no. Al parecer Ganthet depositó esas energías en ti para mantener tu cuerpo estable tras la cura, algo forzosa la verdad. Es parecido al hecho de tener que buscar un donante adecuado a la hora de un transplante. Aunque utilices el anillo, la energía verde se usó de forma diferente, en un estado más puro, salvaje, para poder curarte. Tu cuerpo podía rechazar una forma de cura tan desconocida y acelerada, por lo que tuvo que trasmitirte energías “estabilizadoras”, para que lo entiendas.
-Y ese exceso hace que mi mente se relaje.
-Así es. Pero esto no es perpetuo. Es energía residual. Eres un tanto más fuerte, pero solo de momento. Con el tiempo desaparecerá, y si usas con regularidad o realizas un esfuerzo extra, se desvanecerá mucho más rápido.
-Entonces...
-Estás de vacaciones, no te preocupes por nada.
-Vacaciones forzadas J’onn.
-Pero al fin y al cabo, son vacaciones. Relájate durante este tiempo, soluciona tus problemas interiores y diviértete mientras lo haces. Luego vuelve Kyle, manteniendo el nombre de Green Lantern en lo alto. Pero como dijo Batman, ahora mismo no estás al cien por cien.
Kyle cogió su camiseta para vestirse cuando el Detective le quitó una corona para medir sus ondas cerebrales. Mientras se la ponía oyó la compuerta abrirse y cuando por fin volvió a asomar los ojos por ella pudo ver a Diana, Wonder Woman.
-¿Cómo te encuentras? Bruce me ha dicho que necesitas un descanso.
-¿Realmente lo ha dicho así?
-Bueno, ya sabes como es Bruce.
-Y sé como eres tu “dulce Diana”, no creo que Bruce haya dicho eso.
-Al menos intenta creer que es lo que piensa, te ayudará.
-Lo intentaré.
-Si necesitas hablar sabes que puedes...
-Son vacaciones, se supone. Para olvidar los problemas intentaré no mencionarlos, no vaya a ser que vuelvan.
-A veces hablar es bueno.
-En mi caso no tanto. Zod me dio una paliza y esta es la décima vez que Jen se le ocurre dejarme. Voy a descansar, no utilizaré mis poderes durante este tiempo, me alejaré de los disfraces. Podría intentar quedar con algún amigo del instituto. Sea lo que sea, me relajaré. Pero haga lo que haga ¿qué sería lo peor que me podría pasar?
[Epílogo]
La agente del servicio secreto finlandés se llamaba Ulla-Maija Paakkarinen.
Era una mujer robusta, de pelo rubio y muy corto, cara ancha y unos ojos pequeños que observaban con preocupación el caos desatado en las inmediaciones del Centro de Biotecnología de Turku: un alto edificio de cristal y cemento conocido como Biocity.
Tanto Lemminkäisenkatu como Tykistökatu, las dos avenidas que interseccionaban en la base del edificio, habían sido cortadas al tráfico, mientras decenas de policías acordonaban la zona, una vez concluida la evacuación de todo el personal destinado allí.
Suspirando de forma casi imperceptible, la agente Paakkarinen descendió del coche oficial y se dirigió directamente hacia las puertas acristaladas que permitían el acceso a Biocity desde Tykistökatu, mostrando sus credenciales a no menos de siete policías en los escasos metros que tuvo que recorrer.
En la sala de recepción del edificio, junto a una máquina expendedora de comida rápida propiedad de la franquicia Hessburger, la esperaba un hombre corpulento, de rostro aniñado y melena castaña, que parecía encontrarse al borde de una crisis nerviosa. Se llamaba Mikko Suorsa y era el Director de Investigación del Complejo Subterráneo, una sección de acceso muy restringido que ocupaba los niveles inferiores de Biocity.
-Hyvää päivää –saludó la recién llegada con voz grave.
-Hyvää –respondió el otro frotándose las palmas sudorosas de sus manos.
-Soy la agente Paakkarinen, y me ha sido confiada la gestión de esta crisis. ¿Ha concluido ya el recuento de bajas, doctor Suorsa?-.
-Sí, aunque aún nos faltan algunos cuerpos por recuperar. En total hemos perdido a 117 personas, casi un tercio de la plantilla asignada al Complejo Subterráneo; y podría haber sido mucho peor si la explosión no hubiese ocurrido a las 11:14, cuando la mayor parte del personal se encontraba almorzando en el exterior (5). ¿Desea bajar ahora para evaluar los daños por sí misma?-.
-Por supuesto-.
Sin añadir una palabra más, ambos avanzaron hacia el ascensor de paredes transparentes situado a pocos metros de las puertas de entrada, e introduciendo una tarjeta electrónica en su panel de control, descendieron hasta el infierno ya extinguido que se había desatado tan sólo unas horas antes en el Complejo Subterráneo. En este trayecto, ninguno de los dos llegó a separar sus labios, haciendo gala de la capacidad que tienen los finlandeses para permanecer en silencio en presencia de otra persona durante horas, sin por ello sentirse incómodos.
Cuando el ascensor se detuvo, el doctor Suorsa indicó a la agente del servicio secreto que pasara a la pequeña estancia cúbica que apareció ante ellos, donde ambos se enfundaron unos trajes anti-radiación que colgaban de una pequeña percha.
Reparando en el ceño fruncido de la agente Paakkarinen, que podía verse a través del visor plástico de su capucha de protección, Mikko se sintió obligado a hacer una aclaración:
-No existe peligro de contaminación radioactiva en el interior del complejo. Simplemente utilizamos estos trajes para movernos por él mientras los extractores de gases purifican el aire por completo: el humo y las partículas en suspensión están resultando muy persistentes-.
-Entiendo-.
Seguidamente, el doctor tecleó con dedos temblorosos una combinación de dígitos en la consola que estaba junto a la puerta de salida, permitiendo así su paso al Complejo Subterráneo.
Durante más de media hora, recorrieron los interminables pasillos de aquel nivel observando las consecuencias de la explosión que lo había arrasado. Tal y como anunció el Director de Investigación Suorsa, su visión se vió entorpecida por un humo denso y blanquecino, que convertía aquella inspección en una especie de paseo surrealista por las calles más estrechas de un Londres sumido en la niebla.
Las paredes, que debían de haber sido de metal bruñido, se mostraban ahora ennegrecidas y deformadas por el calor de la deflagración. Los techos, por su parte, se habían derrumbado en diversos puntos y bloquearon su avance en varias ocasiones, obligándoles a tomar rutas alternativas para continuar su labor de inspección. Aquí y allá se cruzaron con otros agentes de menor rango vestidos con los mismos trajes anti-radiación, que trasladaban cadáveres calcinados en el interior de bolsas de plástico rojas.
Finalmente, se detuvieron frente a la puerta de un laboratorio, sellado con múltiples bandas de plástico amarillo que prohibían la entrada.
-Este es el sitio –informó el doctor Suorsa. –Aquí se inició todo-.
-El laboratorio de búsqueda de inteligencia extra-dimensional –dijo la agente Paakkarinen para sí misma, escrutando el otro lado a través del cristal opaco de la puerta. –Cuénteme lo que sabe-.
-Todo ocurrió muy rápido, y no es mucho lo que hemos podido averiguar: a las 9:37 de esta mañana, el doctor Aro, responsable de este proyecto, informó a mi oficina de que su equipo había detectado la transmisión de origen extra-dimensional más compleja registrada hasta la fecha. Se encontraba muy excitado, y creo que se veía ya en Estocolmo recogiendo un premio Nobel...-.
-Por favor, no se desvíe del asunto, doctor Suorsa-.
-Sí, por supuesto... Perdóneme, hoy he tenido un día... Bueno, según sabemos el grupo de Aro estuvo descargando esa transmisión durante cerca de dos horas, y cuando por fin se vio completada... Comprobaron que se trataba de un virus informático tremendamente sofisticado que logró hacerse con el control del Complejo Subterráneo en apenas unos segundos-.
-Me sorprende que no tuvieran unas medidas de seguridad más eficaces contra un ataque de este tipo. Estamos hablando de un proyecto dedicado a la recolección de datos extra-dimensionales-.
-Y las teníamos: las más elaboradas y exhaustivas que puedan diseñarse actualmente. Pero no fueron suficientes: dos minutos y diecisiete segundos después de tomar el control, el virus se envió a sí mismo por las numerosas redes que tenía a su disposición, y borró todo rastro de su paso tal y como puede ver a su alrededor-.
La agente Paakkarinen clavó entonces sus intensos ojos azules en el rostro del doctor Suorsa:
-Así que el informe de la situación se resume básicamente en que su negligencia en la dirección de este centro es responsable de la pérdida del complejo científico más importante de Finlandia, valorado en un número obsceno de millones de euros; de la muerte de 117 de los investigadores mejor preparados de nuestro país; y de la propagación de un virus informático extra-dimensional que podría acabar con este planeta en cuestión de minutos. ¿Me he dejado algo?-.
-Yo no... –balbuceó el otro con expresión aterrorizada.
-Sin embargo, antes de hacer efectivo su despido fulminante, y traslado a las oficinas del servicio secreto aquí en Turku, dígame: ¿existe algún registro o copia de seguridad que pueda darnos alguna información, por pequeña que sea, sobre ese monstruo que hemos liberado?-.
-Sí... Yo... Precisamente ahora iba a...-.
-Déjese de balbuceos y conteste a mi pregunta-.
Mikko Suorsa tragó saliva antes de responder:
-El virus eliminó todas las copias de nuestros datos que se envían regularmente al computador central de Biocity, en la planta octava del edificio, pero no reparó en otro registro mucho más sencillo que hemos podido recuperar-.
-¿Qué tipo de registro es ese?-.
-Es uno que establecimos hace unos meses, sólo a nivel interno, para controlar las búsquedas en internet que se realizaban en el Complejo Subterráneo. La idea era atajar el número creciente de... descargas ilegales que veníamos observando-.
-Está bien, no me importan los motivos que le llevaron a crear ese registro. ¿Qué es lo que han averiguado?-.
-Según parece, el virus hizo una serie de búsquedas en la red antes de abandonar nuestras instalaciones. Los términos introducidos fueron: “Jack Knight”, “Starman”, “Opal City”, “Green Lantern”, “Kyle Rayner” y “Nueva York”-.
-Increíble –exclamó Ulla-Maija Paakkarinen con sorpresa. –¿Es posible que esa cosa nos haya proporcionado, sin quererlo, la identidad secreta de dos metahumanos estadounidenses? Aunque por supuesto, tendremos que investigarlo más a fondo... Bueno, ¿y eso es todo?-.
-Sólo un detalle más: el nombre en clave que utilizó el virus para realizar sus búsquedas. Resulta ridículo pensar que pueda tratarse de un aficionado a los libros de Isaac Asimov, pero aún así...-.
-¿Qué nombre utilizó, doctor?-.
-Multivac (6)-.
Continuará...
Nota del autor: Por fin publicamos este número, por fin. Ha llevado tiempo y han cambiado algunas cosas con respecto a los planes iniciales, pues debía escribir un número, pero ahora son dos (que los hago encantado, dejando mi huella por todos los Universos).
Nota del Editor: Este episodio escrito por Nerocles (y sin olvidar la contribución de Jerónimo Thompson) supone un pequeño respiro para el evento que próximamente sacudirá (casi) todas las series de DC-Action Tales: Imperio. Y Green Lantern no será menos, claro está. Preparaos, porque el futuro promete estar lleno de curvas…
REFERENCIAS
(1) En JLA: Torre de Babel (Norma Editorial)
(2) Green Lantern vol. 3 #142-150
(3) En el número anterior.
(4) Kyle Rayner sufrió una terrible paliza a manos del General Zod (ver Superman # 12). Ganthet curó sus heridas en el episodio anterior.
(5) Los finlandeses tienen por costumbre almorzar a las 11 de la mañana.
(6) ¿No se llamaba también así la inteligencia artificial presentada en Green Lantern # 4-7?
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