Task Force-X nº06

Título: Jungle Fever
Autor: Juan B. Canto
Portada: Juan B. Canto
Publicado en: Marzo 2015

La temperatura sube en la base de la Task Force-X mientras nuevos secretos se van revelando.
Durante los últimos cincuenta años, una unidad militar especial ha defendido a los EE.UU. de aquellas amenazas para las que nadie estaba preparado. El gobierno nunca ha reconocido conexión con ellos pero eso no impide que  estén dispuestos a hacer cualquier cosa, cualquier sacrificio, para cumplir su misión, aunque ello implique utilizar a los más perfidos villanos en sus operaciones. Ellos son ...
Creados por Robert Kanigher, Ross Andru y John Ostrander

Resumen de lo publicado: mientras la Task Force-X se reactiva bajo el liderazgo de King Faraday, un misterioso individuo ha asesinado al Consejo Interno de H.I.V.E., haciéndose con el poder de la organización.

-Doctor Megala, supongo.

-Parafraseando a Marx... errr... Groucho, “disculpe que no me levante” -Se hacía difícil distinguir donde empezaba Heinrich Megala y donde su servo-silla de ruedas-. Es un honor y un placer conocerle al fin, coronel Faraday... -Megala extendió uno de sus brazos robóticos, ofreciendo el acero y el plástico de su mano artificial para que su visitante lo estrechase.

Faraday, que tenía los brazos cruzados en la espalda, ni siquiera hizo amago de corresponder el saludo y simplemente miró aquella mano ortopédica, arqueó una ceja e hizo una leve mueca de desdén mientras observaba a aquel despojo humano de arriba a abajo. -“A saber qué haría este pirado para terminar así...”- Pensó sin sentir la menor lástima. No en vano, Megala tenía fama de pensar más en la ciencia que en sus implicaciones morales. Lo que la mayoría no sabía es que esto no se debía a la falta de escrúpulos, sino más bien al puro despiste propio de tantos individuos geniales.

-Si no le importa preferiría abreviar esto lo máximo posible. Ah, y por cierto, la cita de Groucho, es falso.

-Sí, sí, claro. Por supuesto, coronel Faraday...

-Déjese de coronel. Con Faraday sobra. O director, lo que usted prefiera. Pero nada de coronel, ¿me ha entendido Megala?

-Perdone... Es la costumbre. He trabajado durante mucho tiempo con militares y...

-Sí, si, si. El Proyecto Atom(1) y todo eso... No hace falta que me cuente batallitas, doctor. Aunque ya que se pone... ¿Le importaría decirme que carajo es eso tan importante que le ha obligado a ausentarse de la reunión de jefes de sección?

-Ah, claro. Sí, por supuesto... Quiere usted que le explique... lo que en realidad quiere saber usted es el contenido de la caja que...

-LA CAJA, SÍ. La célebre caja. La caja que iba a bordo de un transporte con pasaje, pero delante de la que no se puede ni fumar y que tiene que ser controlada nada menos que por su segunda al cargo en lugar de por cualquier otro técnico. Esa caja.

-Aaammmm... Si, exactamente. Eso es.

-¿Y bien?

-¿Y bien qué?

-¿¡Me lo va a decir de una puñetera vez o se está cachondeando de mí, Megala!?

-Oh, no, señor... Ni mucho menos pretendía... No era mi intención, desde luego que no... Le ruego disculpe mi falta de consideración. Por nada del mundo quisiera que usted y yo empezáramos con...

-¡¡¡MEGALA!!! ¡¡¡DÍGAME QUE DEMONIOS HAY EN LA CAJA!!!

-Querrá decir usted, “había”...

-¿Qué...?

-Oh... Sí, verá, Faraday... Ya no está en la caja...

-Así que ya no está en la caja...

-No, ya no lo está.

-No va a decirme lo que es, ¿verdad?

-No QUÉ, sino QUIÉN.

-¿Quién... ?

-Sí, quién. Sígame, por favor. Creo que lo mejor será que lo vea usted mismo... No es muy lejos.

-Eso espero...

El nivel de los laboratorios era inmenso. Estaba formado por un gran número de salas en las cuales se llevaban a cabo diferentes experimentos, pruebas e investigaciones varias. Las salas estaban interconectadas por unos estrechos pasillos que parecían sacados directamente de un decorado de Alien, el Octavo Pasajero o quizás de alguna película de submarinos, como Marea Roja o La Caza del Octubre Rojo y que producían una fuerte sensación de claustrofobia. De hecho, a Faraday le recordaron a alguna (mala) experiencia sufrida en carnes propias que había tenido lugar durante la Segunda Guerra Mundial, a bordo de los sumergibles de la Royal Navy de Su Majestad.

-La doctora McGee comentó que era algún tipo de material proveniente del Proyecto Atom.

-De ahí procede, sí señor. Una mujer muy notable la doctora McGee, ¿no le parece, Faraday?

-Y vaya genio se gasta...

-¿Usted cree?

-Ya le digo, Megala. Ya le digo... ¿Falta mucho todavía?

-No, la verdad es que no. De hecho, ya hemos llegado. He aquí el contenido de la caja. ¿Y bien? ¿Qué le parece?

Ante ellos tenían un cubículo con las paredes transparentes. En su interior solamente había una especie de sillón, ridículamente parecido al que podría haber en cualquier consulta de dentista, aunque obviamente con un instrumental algo diferente. Sobre ese sillón, completamente inmóvil, yacía el antiguo ocupante de la caja misteriosa.

-Es... Iba a decir que es imposible. Pero viendo todo lo que he visto en mi vida... ¿Cuándo ha... “vuelto” este?

-¿”Volver”? ¡Ah! Se refiere a... Pues... Lo encontramos catatónico hace solo unos meses.

-¿Y ha estado así desde entonces?

-No ha movido ni un solo pelo metálico desde que lo recuperamos. Está inerte.

-Pestañear no pestañea. Y tampoco parece que respire...

-Eso es porque no lo hace. Ni tampoco tiene pulso. Ya no funciona así.

-¿Funcionar? ¿Qué quiere decir?

-Eso mismo. Verá, como supongo que usted ya sabrá, el cuerpo humano tiene una manera de funcionar, unos procesos básicos que lo mantienen... vivo en definitiva. El sujeto ya no realiza ninguno de esos procesos.

-¿Ninguno...?

-Ninguno.

-Pero... ¿Está vivo?

-Bueno, nuestros sensores detectan actividad de ondas cerebrales alfa y delta, y bajo esa piel de metal al parecer suceden muchas más... reacciones.

-¿Reacciones? ¿Qué tipo de reacciones?

-Reacciones... Nucleares...

-Ah, vaya. Claro. ¿Sabe? Pensaba que iba a soltarme algún tipo de abracadabra científico.

-¿Prefiere el abracadabra?

-NOP. ¿Y no hay peligro? Quiero decir, si está generando energía, en algún momento tendrá que soltarla o...

-¿O... ? -Hacía décadas que Faraday no estaba tan perplejo ante un ser humano. O similar.

-Ya sabe... Un GRAN BADA BOOM -Faraday gesticuló con las manos e hizo el ruido de una explosión con la boca, exactamente como si se lo explicase a un niño pequeño. Megala lo sacaba de sus casillas-. Y todos fiambres. Frisco se convierte en el escenario perfecto para la próxima peli de Mad Max...

-¿Maxwell Lord, el millonario? ¿Ahora también se dedica al cine?

-Eeeemmm... No es usted muy de películas, ¿verdad Megala?

-Me gustan las de Fred Astaire y Ginger Rogers.

Silencio incómodo. Faraday parecía una estatua de cera...

-Es usted algo masoca, ¿no?

-¿Por qué lo dice, Faraday?

-Olvídelo... Explíqueme lo del GRAN BADA BOOM.

-Ah, sí, claro. La explosión... No hay de qué preocuparse. El sujeto libera el exceso de energía mediante un proceso automatizado y al parecer inocuo.

Faraday se quedó esperando algún tipo de acotación. Otra vez. Ante la pasividad y el silencio de Megala añadió:

-¿Y es...?

-¡OH! Por supuesto, por supuesto... Usted perdone, no había caído en que... Desde luego, desde luego... Aaaammm, sí. Sus ojos. El exceso de energía se canaliza a través de sus ojos (o donde deberían estar sus ojos, para ser más precisos). Una emanación pseudo-plasmática altamente energética que se disipa instantes después de ser generada y cuyos niveles de radiación están dentro del espectro razonablemente tolerable. ¡AH! ¡Fíjese! Justo ahora, como un reloj. Cada doce horas... ¡FLUS!

-¿”FLUS”...?

-¡FLUS! -Dijo animadamente el doctor mientras señalaba (con una de sus manos robóticas, obviamente) el fenómeno que tenía lugar dentro del habitáculo transparente.

-Lucecitas... Un tío catatónico que hace lucecitas con los ojos cada doce horas. Hombre... Lo podemos poner en una de las torres de vigilancia y que haga de faro... -A Faraday empezaba a dolerle la cabeza.

-¿Qué?

Faraday se llevó la mano al entrecejo y cerró los ojos con fuerza hasta ver puntitos blancos. Pero no le sirvió para nada. La cabeza le seguía doliendo y ahora veía puntitos blancos por todas partes. Agitó la cabeza para despejarse y dijo:

-¿Cree usted, buen hombre, que puede hacer que “el sujeto”, como usted lo llama, se recupere o cualquier otra cosa que no implique seguir siendo la señal luminosa con forma humanoide que más dinero de los contribuyentes ha costado?

Nueva pausa dramática. Miedo. Intriga. Dolor de barriga. Los pensamientos del buen doctor estaban, al parecer, ocupados en otros menesteres mucho más importantes que mantener una conversación normal con Faraday.

-¿Qué?

-¿En serio me va a hacer que le pregunte eso otra vez?

-Errr... No, claro... Espere... Decía usted que...

-Sujeto. Despertar. ALGO. ¿Puede?

-Ammm... Pues... Ciertamente, con algo más de tiempo, creo que hay ciertas cosas que aún no hemos probado y que quizás podríamos intentar, si a usted le parece que... Claro, porque yo no quisiera que...

-¡MEGALA!

-¿Sí... ?

-¿SÍ o NO?

-Creo que sí, señor Faraday... Director. Emmm, sí...

-BIEN.

-Bien... Sí...

-Muy bien. Entonces, ya que hemos aclarado el dichoso tema de la caja, les dejaré a ustedes dos solos para que hablen de sus cosas...

-¿Hablar? Pero sí... Errr... ¡Ah! Claro... Claro, debo suponer que estaba usted bromeando. Sí, muy divertido -Megala sonrió, pero su sonrisa era tan forzada, que en lugar de resultar afable, solo consiguió que su aspecto fuera aún más inquietante-. Yo encuentro que este tipo de chanzas entre colegas de trabajo ayudan a fomentar el espirita de equipo y...

-ADIOS, Megala.

-Oh, sí... Hasta la vista, director Faraday... Señor.


Más tarde, en el despacho de Faraday. Alguien llama a la puerta...

-Adelante.

Valentina Vostok abre la puerta y se queda a medio entrar.

-Soy yo, director. Solo pasaba para preguntar qué tal le fue la visita al doctor.

-¿Usted qué cree, Valentina? -Respondió Faraday frunciendo el ceño.

-¿Terrorífico?

-Escalofriante.

-No diga que no se lo advertí, señor.

-Gracias por preocuparse -dijo forzando una sonrisa más falsa que las orejas del señor Spock-. Ahora, ¿quiere hacerme el favor de cerrar la maldita puerta y perderse? 


Algo más tarde...

Robert Dubois sentía que, después de cómo había salido en su defensa en la reunión de jefes de sección, le debía a Valentina Vostok algo más que un gesto con la cabeza. No era precisamente lo que se dice un tipo muy sociable, así que se armó de valor y se dispuso a recorrer la distancia que separaba la armería de la oficina de la teniente coronel. Por el camino fue devanándose los sesos intentando adivinar cuál sería la mejor fórmula para darle las gracias: “Hola, Valentina. Solo quería agradecerle que... Hola es demasiado informal... ¿Valentina o señora Vostok? ¿Teniente Coronel? Buenas tardes, jefa... ¿Qué tal, Coronel Vostok? Dios... ¿Por qué todo me suena tan mal?” Le sudaban las manos como si fuera a enfrentarse a su propio pelotón de ejecución. “Vamos, Robbie, chico. Recuerda todos estos años de terapia. Fluir. Deslizarse. La presión está fuera. No hay presión. Todo está bien... Todo está bien...” Y mientras se decía todo eso a sí mismo, respiraba profunda y sonoramente, y agitaba los brazos como si los tuviera dormidos y tratase de despertarlos.

-¿Puedo ayudarle en algo, jefe Dubois? -Robert Dubois se quedó helado: Sin darse cuenta había llegado frente a la puerta del despacho de Val Vostok y era ella misma quién le ofrecía ayuda desde su puerta entreabierta.

-Yo... Errr... No, es que... Pasaba por aquí y...

-¿Estaba haciendo gimnasia?

-No, no... ¡Sí! Eso es, sí. He estado haciendo un poco de ejercicio y venía relajando los músculos de vuelta a la armería y... pasaba justamente por aquí y...

-Pero... Si el gimnasio no está en este nivel... Ni la armería tampoco...

-Aaaammm... No, ya, claro, es verdad... -Robert no sabía dónde mirar-. Estoo... Mire, Valentina... Verá... El caso es que... La verdad es que he venido para agradecerle que diera la cara por mí delante de Faraday, en la reunión, ya sabe... No estoy acostumbrado a que la gente salga en mi defensa precisamente, así que tampoco tengo experiencia dando las gracias... Pero, GRACIAS.

-Relájese, hombre. No pasa nada -Normalmente la teniente coronel siempre llevaba el uniforme de La Fuerza de Choque X con cuello y mangas, el “oficial” por así decirlo- pero en aquel momento, Valentina llevaba una versión del mismo sin mangas y que dejaba el cuello al descubierto. A Robert le llamó la atención, porque era el mismo que él llevaba puesto, el que empleaba como uniforme de diario. Por eso y por el cuello, hombros y brazos de la teniente coronel Vostok. Era seguramente la primera vez que los veía. No quería que se notase que los estaba mirando, pero no podía dejar de hacerlo.

-Bueno, pues... Supongo que ya está -Robert se encogió de hombros y sonrió. Valentina le devolvió la sonrisa, entre complacida y compadecida por el mal rato que el pobre jefe Dubois estaba pasando-. Ya me marcho. Gracias otra vez, teniente coronel Vostok -Y se giró para marcharse, sintiéndose ridículo y algo abochornado. Pero justo cuando iba a dar el primer paso...

-¿Ha escuchado algo de “The Chakachas”?

-¿Qué...? -Robert se volvió muy despacio, como si estuviera tomándose su tiempo para decidir si realmente había escuchado lo que acababa de oír.

-¿Que si ha escuchado algo de “The Chakachas”?

-No entiendo...

-¡Puf! Olvídelo...

-¡No! Espere... No, no los conozco. ¿Qué tipo de música hacen? ¿Son buenos?

-Son un grupo de latín soul del siglo pasado. De Bélgica. Lo otro ya depende del gusto de cada uno. A mí me encantan. Es ese sonido de los setenta, la percusión...

-Ya... ¿Por qué me lo preguntaba?

-No, por nada. Es que acabo de recibir un vinilo original y pensaba abrir una botella de vodka para echar un trago o dos mientras lo escucho... ¿Le apetecería acompañarme?

-¿Lo dice en serio, Vostok?

-Absolutamente. Appetit prikhodit vo vremya yedy...

-¿Y eso que significa?

-Nada, que el vodka sabe mejor en compañía... Ande, no se quede ahí, Bo. Pase. Vaya sirviendo las bebidas mientras yo coloco el disco.

-Emmm... Sí, claro. ¿Cómo se dice...? Spasibo.

-No hay de qué -Le respondió deslumbrándolo con su sonrisa-. Cierre la puerta, jefe -La puerta se cerró y unos segundos después el disco giraba acariciado por la aguja y los primeros acordes de “Jungle Fever” se escapaban por debajo de la puerta de la oficina de la teniente coronel Valentina Vostok.



Continuará...
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Referencias:
1.- El Proyecto Atom (también conocido como Proyecto Capitán Atom) fue una serie de experimentos realizados por el gobierno en los años setenta con el fin de encontrarle utilidad a un metal procedente de una nave alienígena que teoricamente podría proteger a un hombre de cualquier tipo de daño. El experimento catapultó al "conejillo de indias" Nathaniel Adams 25 años hacía el futuro, procurandole tambien diversos poderes energéticos. Efectivamente, fue el origen del superhéroe Capitán Atom.

8 comentarios :

  1. Val Vostok lo invita a entrar, pero antes, mentalmente le ha dado palmadicas en la cabeza, xDDD

    Me gusta, me gusta que esto vaya cogiendo ritmo :D

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  2. Un numero divertido, pero me gustaría saber algo más del ser que Megala ha encontrado en la caja. Es Firestorm? Capitán Atom? Me corroe la incognita...
    Por cierto aquí puedes encontrar imagenes de MEgala que quedarían bien enel relato:
    http://www.comicvine.com/dr-heinrich-megala/4005-42484/

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  3. Excelente Capitulo. suave y entretenido, lo necesario después del capitulo anterior

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  4. Un número muy simpático, tanto por la conversación Faraday-Megala como por el encuentro Dubois-Vostok, que se lee del tirón. Eso sí, nos dejas a los lectores con la misma impaciencia irritada que Megala induce en Faraday: ¡¿quién narices estaba en la caja!? El primer candidato que viene a la cabeza es el Capitán Atom, pero sospecho que estás jugando con nosotros...

    ¿Y dónde está el siguiente número? Ya han pasado unos cuantos meses desde que se publicó éste... (dijo el tipo menos indicado para criticar la falta de nuevo material en una serie de Tierra-53 :P ).

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    1. Aviso para el señor editor: la fecha de publicación de este fanfic es errónea. El número 5 es el que se publicó en febrero de 2015; éste salió en marzo.

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    2. Pido perdón a todos por la tardanza en aportar material nuevo... Este año ha sido verdaderamente nefasto en todos los sentidos. Pero estoy trabajando en la continuación de la Fuerza de Choque y algunas cosillas mas (como sabreis todos los que esteis al dia del foro ;P)

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