La Brigada de la Gabardina nº 04

Título: Infierno a la vista
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Alfonso Pinedo
Publicado en: Octubre 2013

¡Las Puertas del Infierno se han abierto para reclamar a la joven Irina! ¿Quién pensáis que ha sido enviado para capturarla? ¿Podrán nuestros audaces héroes detener a su terrible emisario?
Bien, Mal, Orden y Caos tienen sus campeones, pero cuando un trabajo les queda grande, el Universo no duda, en pro del equilibrio, en reunir a sus propios campeones. Unidos por las circunstancias, marcados por el signo de la fatalidad y sus tortuosos pasados, reunidos por el Fantasma Desconocido, para permitir que el joven Tim Hunter decidiera que senda seguir… ellos son los Campeones del Equilibrio…
Creado por Neil Gaiman y John Bolton.


Resumen de lo publicado: Tras haber escapado a duras penas del puerto de New York después de haber rescatado a la joven Irina, los miembros de la Brigada terminan desconcertados cuando el Doctor Fate aparece para reclamarla. Sólo la oportuna aparición de Deadman les permite escapar sanos y salvos.

Para los asiduos de aquel parador turístico, aquel era un día convencional pues no había nada fuera de la escala en los alrededores. Salvo, tal vez aquel grupo dos hombres y dos mujeres, una de ellas embarazada, que acompañaban a un policía uniformado en un auto negro. Los cinco disfrutaban de sendas hamburguesa y las correspondientes bebidas en las mesas de madera fuera del local, mientras echaban una que otra mirada sobre el hombro, dando la impresión de que escapaban de algo o alguien. Aun así, a pesar de la apariencia de aquellos individuos, para los asiduos al sitio no ocurría nada inusual. Pero para su tristeza, el destino, veleidoso, les demostraría lo contrario.

John Constantine terminó su hamburguesa y gaseosa, se preparó para fumarse un cigarrillo, cuando un gruñido amenazador por parte de Rose le advirtió de lo poco producente que sería esa acción. Suspiró y aguantó la ansiedad que sentía.

—Bien, mi apreciado Boston es hora de responder algunas preguntas— dijo el mago inglés dirigiéndose al policía. Este al escuchar su nombre sonrió, dio dos grandes mordiscos a su hamburguesa y continuó

— ¡Dios! Esta es la mejor hamburguesa que me he comido— respondió el policía.

—Supongo que cuando eres un fantasma y logras comer algo, así sea de forma indirecta, todo debe saber genial— le atajó Rose con un tono realmente mordaz— pero estas hamburguesas distan de ser geniales, y no creo que sea la comida más adecuada para Irina.

—A mí me gustan— replicó la chica, quien no hablan en mucho tiempo. Para los demás escuchar la voz de la joven era algo sorprendente, pero a su vez casi anestésico. Constantine captó rápidamente como la expresión de Deadman cambió al escuchar la joven, parecía que, en cierta manera supiese de quien se trataba.

— ¡Oye tío!— dijo el mago de Liverpool— Te hice una pregunta, habla. ¿O es que tengo que decirle al morenazo aquí que te saque las respuestas?

Siguiéndole el juego al inglés Medianoche levantó la vista y le sonrió lupinamente al poseso.

— ¿Qué está pasando aquí, Deadman?— inquirió Constantine de nuevo— ¿Por qué el Doctor Fate nos atacó? ¿Por qué entes del Caos y demonios andan campando a sus anchas en el mundo? ¿Qué tienes que ver con todo lo que está pasando?

— ¿Supongo que a estas alturas tienen una idea, más o menos clara, de con que están tratado?— inquirió Boston Brand

—En efecto— replicó Constantine

—Esta chica lleva en su vientre a la versión sobrenatural de Superman, o algo así—replicó Papa Medianoche, recordando al máximo campeón de la humanidad.

—Esa metáfora se queda corta— replicó Boston después de dar los mordiscos finales a su hamburguesa.

—La que usó el Fantasma Desconocido fue menos grata— le atajó Rose

—Pero seguro que fue brutalmente acertada— replicó Deadman seriamente— ¿Con qué le comparó?

—Una bomba termonuclear— respondió Rose, mientras lanzaba una mirada de soslayo a Irina.

— ¡Diantres!— replicó Deadman— ha dado en el clavo de una forma asombrosa. Miren, esa criatura que lleva nuestra hermosa rubia en el vientre, es nada más y nada menos que una manifestación física de la única entidad, que en todo el universo, aun mantiene el mismo potencial desde la fundación de este Universo, y que a su vez es capaz de infundir temor en el corazón de todo lo viviente.

— ¿El fisco norteamericano?— inquirió Constantine con una sonrisa

— ¡Ojala fuesen ellos!— replicó Deadman con una sonrisa— No, se trata del único poder que hace temblar al Orden y al Caos, al Bien y al Mal por igual: La Neutralidad.

— ¡¿Cómo?!— inquirió Rose— los neutrales nunca han representado un peligro, generalmente han sido un incordio, con todo el respeto que Rama Kushna se merece.

—Nada de eso— replicó Deadman— los Señores del Balance son realmente temidos, porque su participación en estas guerras ha sido tangencial. Han perdido menos recursos y nunca han tomado parte en la contienda, por la mera de razón de que ningún bando le convence.

—Eso es obvio— les interrumpió Constantine— Magia 101, pero dime ¿Qué buscan los Neutrales enviando un campeón al plano físico?

—Lo que siempre han deseado, John— replicó Boston— una razón para tomar una decisión. Los Señores del Balance están hastiados de la contienda, y el pequeño o la pequeña mesías, es el boleto ganador para quién lo logre conseguir.

— ¡Un momento!— exclamó Papa Medianoche— ¿Quieres decir que en nuestras manos está el ser que puede ponerle fin a la lucha entre Bien, Mal, Caos y Orden?

—En efecto

—Tenemos entonces el boleto ganador— replicó Constantine, y la perenne sonrisa sardónica que tenia cedió ante una torva expresión de desasosiego— ¡Maldita sea, Desconocido! En la que nos metiste, So cabrón.

— ¡Vaya! Menuda responsabilidad— dijo Rose.

—Hay que deshacerse de estos dos— replicó Medianoche rápidamente— Yo me lavo las manos.

— ¿Cómo así?— inquirió Rose

—Yo no firmé para eso— replicó el Houngan

—Firmaste sin saber que tenias que proteger— replicó Rose

—No, no, no… yo estaba… no firmé

—En realidad fueron reclutados por…— respondió Deadman

—Por la rata en fedora de Desconocido— le atajó Constantine

—Nada de eso— replicó el Deadman— hagan memoria ¿Contra qué estuvieron luchando cuando el Fantasma Desconocido dio con ustedes?

Los dos magos guardaron silencio durante unos segundos mientras meditaban, y sus expresiones cambiaron de forma significativa, mientras la luz del entendimiento se apoderaba de sus mentes.

—Fue el Karma, señores— replicó Boston— no el Fantasma Desconocido. Él era un peón más. Aquellos seres que enviaron tras ustedes, eran asesinos. Alguien sabía del papel que vosotros tendríais en esta ecuación y trató de librarse de ustedes antes de que se viesen envueltos en esta tragedia.

—Y lo que hemos enfrentado hasta ahora…

—Han sido los campeones de las otras fuerzas tratando de hacerse con el mesías— le atajó Deadman con calma.

—Y lo peor está por venir— dijo Rose mientras se ponía de pie y ayudaba a Irina en la misma labor

— ¿Cómo lo sabes?— inquirió Constantine.

La otra mitad del Doctor Oculto se limitó a señalar hacia el otro lado del camino, justo frente al parador donde se encontraban comiendo. Allí se encontraba un criatura, tan peligrosa, tan terrorífica que había sido capaz de darle muerte a la mismísima Wonder Woman y que seguro podría poblar las pesadillas de Superman. Con un jubón carmín y una capa añil, con su piel cetrina, patizambo; encorvado y con par de ojos que ardían tanto como las flamas del mismo averno; con una boca llena de dientes picudos, chuecos y una cabeza coronada con par de cuernos, se hallaba el hijo de Belial: Etrigan, el Demonio Rimador.

— ¡Mi madre!— exclamó Boston Brand, mientras desenfundaba la pistola del policía— Rose, poned a la chica en resguardo.

Sin mediar palabra Etrigan realizó un saltó que le puso a escasos metros del grupo, que salía en desbandada. Lleno su pecho de aire, y en segundos sus carrillos se inflaron para acto seguido liberar una llamarada de fuego infernal…


—Saludos hermano— la meliflua voz llegó a los oídos del agotado Fantasma Desconocido, mientras viajaba a través de las sendas del más allá.

El agotado guardián del balance levantó la vista. Frente a él se encontraba una criatura, que evoco en él un anhelo por los viejos tiempo. Portando una armadura completa, de la cual surgían sendas alas blancas en la espalda, se hallaba Lord Ariel. Al Fantasma le tomó un momento saber con quién estaba tratando.

—Veo que estas herido y confundido— replicó el ángel con calma— déjame ayudarte— agregó mientras se aceraba al Fantasmas Desconocido, quien retrocedió.

—Aléjate Ariel— respondió el Fantasma Desconocido— Estoy apurado, ángel del Señor. Hazte a un lado pues me haces perder el tiempo.

— ¿Estás preocupado por los mortales que te asisten?

— ¿Acaso no es obvio, ángel del Señor?

—No te preocupes, en estos momentos su destino ya ha sido decidido

— ¿Por quién?

—Las Fuerzas del Averno, sin duda— respondió Ariel— han enviado al hijo de Belial a por ellos.

Ante la mención de aquel demonio, el rostro del Fantasma Desconocido se volvió lívido. Y haciendo acopio de su voluntad se enderezo y trato de apurar el paso, pero Ariel de nuevo lo detuvo.

— ¿Qué deseas ángel del Señor?— preguntó de nuevo el Fantasma

—Hacerte una propuesta, realmente interesante.

— ¿Es que acaso ahora las Huestes colaboran con las fuerzas del Averno?

—En este caso si— respondió— una vez que él acabe con tus peones será presa fácil para mí as y mi persona.

— ¿A qué caso te refieres?

—No te hagas el tonto, Desconocido— respondió Ariel— estoy seguro de que sabes que tienes entre las manos. En lo que respecta a esa chiquilla embarazada, eres consciente del peligro que ella y su criatura representan.

—Donde tú ves peligro— dijo Desconocido haciendo acopio de entereza, y parándose lo más recto posible— yo veo una oportunidad, la posibilidad de, al menos, un mundo mejor.

—Iluso— replicó Ariel con una sonrisa— ya veo porque que te ganaste tan merecido exilio. Eres un corto de miras, ¿De verdad crees que destruiría al chiquillo? Si en realidad esta criatura es la oportunidad de oro para poner fin a milenios de maldad y caos que han asolado la creación— hizo una pausa y luego agregó— te ofrezco en este momento, que te unas a mí o al menos que te hagas a un lado. Hazme caso, y en la nueva creación tendrás el lugar que perdiste, y hasta mayores prebendas.

— ¿Para qué? ¿Para correr el mismo destino que tus actuales aliados?— respondió, y Ariel se preparó para replicar pero por alguna razón no pudo hablar antes de que el Fantasma Desconocido continuase— Nada que ver, ni por un segundo me aliaria a ti “hermano”— la última frase salió como escupida con ira— será mejor que te quites de mi camino o lo pagaras caro.

—Faroleas— replicó el ángel

De nuevo haciendo un acopio de voluntad, el Fantasma concentró rápidamente una cantidad de energía que desató contra Ariel, quien la eludió con facilidad.

— ¿Eso es todo lo que puedes dar?— replicó socarrón, mientras se preparaba para contraatacar con su espada. Para su sorpresa no alcanzó a dar un paso cuando una severa parálisis lo detuvo.

— ¿Sorprendido?— inquirió el Fantasma, que ahora sonreía— Ese es un gran truquito que aprendí durante el exilio

— ¿Cómo?

—El rayo era una distracción, el verdadero conjuro fue otro. Lo estuve susurrando mientras tú me dabas aquella triste perorata— replicó El Fantasma— Ha sido un placer hablar contigo, hermano. Tendré en cuenta tu propuesta y salúdame a los demás por casa — finalizó mientras pasaba al lado del ángel paralizado.

Dicho esto el Fantasma apuró el paso. Ahora sabía contra quienes estaba peleando y realmente las perspectiva no le agradaban mucho. Era sin duda momento de tomarse las cosas en serio, pues sin duda eran graves.


Todo aquello que aprendemos a la perfección no lo olvidamos nunca. Aquel pensamiento era lo que pasaba por la mente de Deadman cuando soltó la pistola y realizó una pirueta para eludir el ataque de Etrigan. La segunda cosa en la que pensó fue en la joven: volteó rápidamente a ver y se percató de que Rose había levantado un escudo alrededor de ambas.

El policía, en el fondo de su ser, se revolvía con fuerza frente a la temible presencia de Etrigan. Tal fue la acometida que el espíritu tuvo que hacer acopio de todo su poder mental para controlarle. En un tris se puso de pie y, con otra pirueta, recuperó el arma. Una vez armado de nuevo comenzó a disparar contra Etrigan, quien eludía las balas con rapidez. En ese momento algo le llamó la atención: el demonio, por lo general, era realmente arrogante cuando luchaba, consciente de su superioridad, siempre le imprecaba a su oponente sobre su debilidad. Pero en aquel momento, el demonio rimador guardaba silenció actuando únicamente como una máquina de matar. “¿Qué se traería entre manos?” se preguntó. Lanzó una mirada a Constantine y Medianoche y se percató de que ambos tenían la misma expresión en el rostro.

Constantine observó como el Deadman trataba de distraer a Etrigan al hacerle frente y eludir sus golpes. Al igual que el fantasmal acróbata, se había percatado de que el demonio se encontraba como en una especie de trance o probablemente bajo el dominio de alguien más. Con un movimiento fluido sacó de entre sus vestiduras la esfera escarlata, la cual era cada vez más pequeña. La miró con tristeza, mientras la estrujaba con fuerza hasta deshacerla, tomando el polvillo rojo y lo arrojándolo al aire mientras mascullaba una extraña salmodia. El polvo rápidamente se volvió una niebla, del mismo color, que rauda voló hacia el demonio, cayendo sobre este como una especie de mortaja.

La niebla escarlata cedió rápidamente, dejando al descubierto a un sonriente Etrigan, el cual se observaba las manos, de la misma forma que lo hacían aquellos que habían consumido algún psicotrópico.

— ¿Qué diablos le hiciste?— preguntó Deadman mientras se acercaba a Constantine

—Sera mejor que busques el auto— respondió tajantemente el inglés—. Porque el demonio no estará en ese estado por mucho tiempo.

Deadman iba a replicar cuando cayó en cuenta del tono con el cual le había hablado el inglés, y partió raudo y veloz hacia el coche, no sin antes hacerle un gesto a Rose e Irina para que le siguieran. Tal como predijo John, el demonio lanzó un sonoro bostezo y volvió a la normalidad.

—Aquí vamos de nuevo— masculló Constantine cuando vio como el ente se preparaba para arremeter contra él. Menuda fue su sorpresa cuando observó como el suelo se abría en medio de estallidos y humo, dando vía libre para que una ingente cantidad de cadáveres saliesen por esos boquetes y arremetieran contra Etrigan.

Acabar con el ejército convocado por Papá Medianoche resultó sencillo para el demonio, quien con un par de golpe y varias exhalaciones de fuego infernal, dio cuenta del centenar de cadáveres andantes, quienes no cedían ante el miedo que el demonio causaba.

— ¿No tienes algo más fuerte, Medianoche?— le gritó John al Houngan

—Mientras no demos con quien le controla, poco podremos hacer— replicó Medianoche— ¿No tienes más de ese psicotrópico?

Constantine se preparaba para replicar cuando de repente el suelo se estremeció y, después de un sonoro estallido, comenzaron a caer trozos de cadáveres por todos lados. Ambos hechicero lanzaron una mirada hacia el origen de la explosión y lo que vieron les llenó de miedo: allí en medio de un gran cráter se hallaba Etrigan, con los ropajes desgarrados y con una expresión de odio sin igual en el mundo mortal.

—A pesar de todo, Medianoche— dijo el inglés— fue un placer conocerte.

Un furibundo y cada vez más enloquecido Etrigan se abalanzó contra el par de magos, quienes se preparaban para huir en direcciones diferentes, rogando que el Demonio no les escogiera como blanco. Grande fue su alegría cuando una extraña luz hizo acto de presencia, interponiéndose entre ellos y el demonio, y arrojando a este último al suelo.

—Etrigan, hijo de Belial— dijo la luz con voz autoritaria— retrocede.

El demonio poeta comenzó a aullar con fuerza, como una especie de babuino asustado, mientras la luz se volvía cada vez más intensa. Ambos magos retrocedieron ante aquel despliegue de poder, cada vez más desconcertados.

—Etrigan, hijo de Belial— repitió la voz— en nombre del Altísimo, yo te destierro— ordenó la voz, y la luz se intensificó tanto que se hizo insoportable para todo el mundo. Cuando esta cedió de golpe, los magos observaron que donde antes estaba el demonio, solo había una mancha negra, y donde la luz inicio se encontraba un Fantasma Desconocido de arrodillado y extenuado.

— ¡Desconocido!—Exclamó el inglés mientras se acercaba y lo tomaba entre los brazos.

—Constantine— masculló este cada vez más debilitado— debemos…

—No sabía que eras capaz de hacer menuda hazaña.

—Era un truco que me había guardado— replicó— debemos salir de aquí rápidamente, el destierro no durará mucho.

No terminó de decir aquella frase, cuando de repente hizo acto de presencia el automóvil negro, con Deadman y compañía.

— ¿Quieren que les dé un aventón ?— preguntó divertido.



— ¡Maldición!— exclamó Constantine, cuando un recuperado Fantasma Desconocido les narró el escueto encuentro que tuvo con Lord Ariel— debí de haberlo visto venir. Son los mayores embaucadores de la historia, so malditos.

— ¿Qué vamos a hacer?— inquirió Rose

—Llevar a la chica al refugió que mi Señora preparó antes de desaparecer— comentó Deadman

— ¿Rama Kushna desapareció?— inquirió Desconocido realmente atribulado, pues que una entidad como ella se desvaneciera en la nada era algo inquietante

— ¿Por qué te guardaste esa información?— inquirió Rose

—Bueno, cuando iba a contároslo el demonio hizo acto de presencia— replicó el fantasma, mientras miraba por el retrovisor del coche, a la mujer—. Confíen en mí, es un lugar seguro.

—Esa palabra te queda grande en la boca— replicó Rose.

—No creo que exista un lugar seguro en el mundo en estos momentos.— le atajó Papa Medianoche, quien desde el encuentro con Etrigan estaba cada vez más renuente— Si hacemos un recuento de las armas que nuestros enemigos han usado en nuestra contra, se darán cuenta que estamos luchando contra fuerzas primordiales.

—Tranquilo Medianoche— replicó Constantine— saldremos bien parados de esta.

— ¿Por qué?— inquirió— estamos condenados, con todo en contra.

—Porque… “yo no creo en los escenario de no-victoria”—replicó el inglés

—Friqui — imprecó de repente Irina al brujo. Comentario que, por alguna razón, desató sonrisa entre los miembros del grupo.

El momento de alegría se difumino lentamente, pero dejo tras de sí un buen sabor de boca. Durante un momento los miembros de la Brigada guardaron silencio como reflexionando sobre la situación, cuando de repente, Boston arremetió de nuevo

-Irina— dijo— ¿Qué opinas? ¿Te gustaría que te llevásemos a un lugar seguro?

La chica guardó silencio, mientras digería las palabras del policía poseído. De repente cayó en cuenta que había pasado por mucho y que aquella era una oportunidad en mil de conseguir seguridad; seguridad que la había obligado a abandonar Portugal, seguridad que hasta ahora solo había sentido entre ese grupo de locos.

— ¿Cómo será ese lugar?— preguntó inocentemente

Deadman lanzó una mirada a John antes de responder, y al ver la melancolía en los ojos del inglés respondió — un sitio brillante— dijo— donde se siente una calma única, como aquella que te envuelve un sábado o domingo por la mañana; cuando estás en la cama y entra la luz del sol por la ventana o algo parecido. Y sabes, que te puedes quedar en la cama porque hoy no tiene nada que hacer. Algo así.

—Nunca he tenido un domingo así— respondió con tristeza Irina.

Boston Brand lejos de sentirse cortado por la confesión de la chica replicó — Pues te prometo que, si vas al sitio del que te hablo, todos los días serán así, para ti y tu hijo

—Se escucha muy bien— dijo una sonriente Irina.

—Un momento—le atajó El Fantasma Desconocido— ¿Qué gana tu señora al hacer esto? ¿Qué ganan los Señores de la Neutralidad?

—Nada— replico Boston Brand, Constantine y Medianoche rompieron en carcajadas.

—Nos ayudas— le dijo el Fantasma Desconocido— pero tus intenciones no son mejores que las de la Hueste Celestial, las Legiones del Averno, las Hordas del Caos y pare usted de contar.

— ¡Por favor! ¿En serio?— replicó Boston

—Deadman— masculló Rose, que hasta ahora había guardado silencio.

—Vale— dijo— os hago de chofer, os doy una solución y desconfían de mi— agregó y luego, después de dar un largo suspiro, replico— Bien, les diré que al menos mi propuesta es mejor que las otras: con la chica resguardada por el Equilibrio, el status-quo se mantendrá hasta que el chico tenga la edad suficiente para decidir por él.

— ¿Lo promete?— preguntó Irina

—Sí, puedes tenerlo por seguro— contestó Deadman

—Bien, entonces detente para que cenemos algo y cerremos el trato.

—Irina, cariño…— comenzó Rose

—La dama ya decidió— replicó Boston con una sonrisa. Mientras aceleraba para llegar al sitio de comida más cercano.

Continuará...


2 comentarios :

  1. La Brigada de la Gabardina llega a su auténtico punto de inflexión. Después de ver a nuestros héroes correr de un lado para otro perseguidos por todos ha llegado el momento de las respuestas. Y buena papeleta tiene aquí preparada don Guillermo! La entrega, a pesar de facilitarnos toda la información que hasta ahora nos era negada, no pierde fuerza y dinamismo (cosa que suele ser habitual cuando llega el momento de dar las explicaciones) gracias a la presencia del enésimo artista invitado. Quizás se le pueda achacar una escasa participación de unos villanos reconocibles en la serie pero no podemos negar que esa misma falta ha jugado a su favor al mantenernos en vilo todo el momento al no saber de dónde saldría. Chapó al señor Guillermo! Quedamos a la espera de ver nuevas entregas y se resuelven todas las tramas aquí expuestas.

    Respecto a la portada de Alfonso Pinedo solo puedo decir que me ha encantado. No era una escena muy fácil de resolver y el lo ha logrado a la perfección. (Me encanta ese zombie surgiendo del suelo a los pies de Etrigan. ¡Bravo!)

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    1. Muchas Gracias. La verdad es que me lo pensé mucho para meter a Etrigan. Ya que habla en rimas y me costaba hacer algo coherente, así que opte por usarlo como si algo mas lo controlará, como una fuerza de la naturaleza que es. Y deshacerme de él me costo más. Esperemos que el próximo capitulo este a la altura.

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