Elseworlds The Batman nº 02

Titulo: Enigma
Autor: Luis de los Rios
Portada: Abdar Sabbar Jenkins
Publicado en: Agosto 2012

La aparición del misterioso "Batman" ha causado un gran impacto en Gotham City... pero esta ciudad es aún muy peligrosa. ¡Y Bruce Wayne va a descubrirlo por las malas! Un nuevo capítulo en la leyenda de este singular Caballero Oscuro.
Bruce Wayne perdió a sus padres en uno de los oscuros callejones de la deprimida Gotham City. Desde entonces ha estado obsesionado con ayudar a su ciudad, convertirla en un lugar mejor donde eso no vuelva a ocurrir. Ahora va a hacerlo, pero no en el modo que todos esperan...
Batman creado por Bob Kane

Edificio abandonado. En la actualidad.
La reportera del periódico local de Gotham, Vicki Vale se despertó. Abrió sus verdes ojos y se encontró en una sala oscura y vacía.
Su ropa estaba medio-rota y sucia, su pelo dorado era un desastre. Además tenía los ojos húmedos, señal de que estaba llorando.
Un hombre apareció entre las sombras. Llevaba un traje verde con una interrogación en la espalda y la corbata también con la forma de ese mismo símbolo. Ambas eran de color amarillo. En su mano derecha sujetaba un bastón, con el ya mencionado símbolo en la empuñadura.
- Resuélveme esto, resuélveme aquello. ¿Por qué intentas escapar de mí, pequeña gatita? – preguntó el hombre.
- ¡¿Qué quieres de mí?! – gritó Vicki.
- Eso, querida mía, es… - dijo el hombre -. El enigma.
Torre Wayne. Diez horas antes.
Vicki Vale salió de la furgoneta del Gotham Local con su camera-man tras ella. Charles Taylor, miembro del consejo de directivos de Empresas Wayne, estaba en la entrada del edificio con media docena de periodistas a su alrededor.
- ¿Y qué saben sobre ese “Batman”? Su equipamiento parece de alta tecnología. ¿Tiene Empresas Wayne algo que ver con él? – preguntó uno de los muchos periodistas a Taylor.
- Se lo aseguro, ese “Batman” no tiene nada que ver con esta compañía. Tan solo es un ciudadano de a pie en un traje negro que pretende ser un héroe. El equipamiento que utiliza puede ser encontrado en cualquier armería, incluyendo esa barra eléctrica que usa. – contestó Taylor.
- Pero tiene que admitir que esa moto que tiene es impresionante. – añadió Vicki.
- ¿Quién eres tú? – preguntó Taylor.
- Vicki Vale, Gotham Local.
- Sí, bueno… la moto es bastante avanzada para ser encontrada en cualquier concesionario, pero no salió de aquí.

Despacho de Bruce Wayne en Empresas Wayne.
Bruce miraba por la ventana a los periodistas que se iban acumulando a la entrada del edificio.
- Son como cucarachas. Siempre están cuando no quieres que estén, y siempre vuelven sin importar las veces que acabes con ellas. – dijo David Hutch, que estaba con Bruce en el despacho.
- Es su trabajo, Hutch.
- Me llamo David, Wayne.
Bruce se giró hacia Hutch.
- ¿Qué quieres, Hutch? – preguntó Bruce.
- ¿Qué piensas de ese “Batman”? ¿Un tipo interesante, eh?
- ¿Y cómo se supone que lo voy a saber?
- Guau, estás de mal humor.
- Llevo trabajando de toda la noche.
Bruce se sentó en su silla mientras Hutch permanecía de pie.
- Ah, y ese archivo que guardaba tu padre. ¿Lo encontraste?
- ¿Qué archivo? – preguntó Bruce.
- No importa, seguro que lo encontraremos.
Lucius Fox entró al despacho con expresión de preocupación. Se tomó unos segundos para tomar aire y dijo:
- Bruce, te necesito en el laboratorio. Tenemos algo. Algo grande.
Bruce asintió y siguió a Lucius.
Bruce y Lucius entraron al laboratorio. Un extraño tipo había hecho funcionar una esfera eléctrica metálica del tamaño de un balón de fútbol, que enviaba chispas y ondas electromagnéticas por todas partes.
El tipo, Edward Nygma, iba vestido con una bata blanca de laboratorio, llevaba gafas y tenía el pelo rubio y desaliñado.
- ¡No puedo creerlo! ¡Funciona! – gritó Nygma.
- ¿Qué está pasando, Lucius? – preguntó Bruce a Lucius.
- Empezó hace diez minutos, después de que… que… hizo algo. No sé lo que ha hecho pero está funcionando…
- Apágalo. – ordenó Bruce.
- Este es el proyecto en el que estábamos trabajando. – respondió Lucius.
- Si esa cosa explota, borrará del mapa la ciudad. – dijo Bruce, señalando la pantalla que indicaba que los materiales que contenía la esfera eran muy peligrosos.
- ¿Qué quieres decir?
- Es nuclear.
Lucius asintió, fue hacia los cables y los arrancó. La esfera se apagó después de producir chispas de electricidad. Edward la miraba mientras se apagaba lentamente. Bruce se acercó a él.
- ¡¿Estás loco?!
- Estaba funcionando, por qué… ¡estaba funcionando, imbécil! – gritó Edward.
Edward se abalanzó sobre Bruce, que lo esquivó y lo redujo con una facilidad pasmosa.
Los guardias de seguridad agarraron a Nygma y se lo llevaron de la sala.
- Llevadlo a mi despacho. – dijo Bruce.
Una vez se hubieron ido, aprovechando que estaban solos, Bruce sacó de su bolsillo una pequeña carga explosiva.
- ¿Estás bien? – preguntó Lucius.
- Sí. Destruye esa cosa. – respondió Bruce.
Bruce le entregó a Lucius la carga y abandonó la sala.
De vuelta en el despacho de Wayne, Edward Nygma estaba sentado en una silla frente al escritorio de Bruce cuando Bruce entró, muy enfadado.
- ¿En qué demonios estabas pensando? Podías haber acabado con la ciudad con ese pequeño juguete, usando un aparato nuclear como fuente de energía, idiota.
- Pero funcionó. – dijo Edward.
- ¿A qué precio? Todas las personas que estuvieron en ese laboratorio van a tener que pasar unas pruebas para determinar la radiación, incluido yo.
Y tras una pausa, Bruce dijo:
- Estás despedido.
- Por favor… lo siento… deme otra oportunidad.
- Tienes suerte de que no llame a la policía, sal de aquí antes de que cambie de opinión, y si te veo por aquí otra vez, haré que te arresten. Vete.
Resignado, pero a la vez furioso, Edward abandonó la sala. Poco después, Vicki Vale entró al despacho.
- Parece triste. – dijo Vicki.
- No estoy para preguntas ahora. ¿Y cómo has entrado aquí? – preguntó Bruce.
- Por la puerta principal.
- Mira, estoy un poco ocupado ahora.
- Bueno mientras estés un poco ocupado y no muy ocupado, tienes tiempo para responder a mis preguntas.
Vicki se sentó en la silla que había dejado Nygma. A Bruce no le quedaba más remedio que contestar.
- ¿Puedes hacerlo rápido? – preguntó Bruce.
- Claro. Ese tal “Batman”, al que se ha visto volando por la ciudad. ¿Qué sabes de él?
- Es un loco.
- Me intrigas.
- El tipo va por ahí vestido de murciélago salvando a la gente de los criminales. No es un héroe, es un vigilante.
- Parece que sabes mucho de eso.
- ¿Disculpa?
- Hace veintidós años cuando aquel hombre mató a tus padres, supongo que querrías matar al responsable, ¿no?
- Lo pensé, pero para eso está la policía. Para poner a los criminales entre rejas.
- ¿Y qué tienes que decir sobre el secuestro del detective James Gordon a manos del Joker? Fue salvado por Batman. No parece un vigilante cuando salva a policías.
Bruce miró su reloj. Luego se levantó y fue hacia la puerta.
- ¿Vas a alguna parte? – preguntó Vicki.
- Tengo una cita.
- Si quieres hablar conmigo, llámame.

Al igual que la prensa había bautizado la nueva identidad de Bruce como “Batman”, los periódicos aseguraron saber que  operaba en una oscura cueva llena de murciélagos: la “Batcueva”.
Bruce estaba tras el ordenador principal. La pantalla mostraba un diseño digital de la nueva armadura que Callie había creado para Batman (el “bat-traje”, según los periodistas).
- Parece correcto, pero pesa demasiado, ¿seguro que quieres usarlo? – preguntó Callie.
- Cuando Joker me acuchilló la navaja atravesó la armadura. Puede que mi padre lo hiciera antibalas pero no anti-cuchillos. He añadido acero, que me protegerá de cualquier tipo de arma blanca. – contestó Bruce.
- Pero puede que sea menos manejable, considerando el peso extra.
- Es un riesgo que deberé tomar.
- Ah, los batarangs que pidió están en desarrollo. Estoy implantándoles el aparato sónico que me pidió. – informó Callie.
- Bien.
Bruce mira el tanque, cuya lona que lo tapaba había sido descubierta. Aún estaba inacabado.
- ¿Cuánto queda para tener lista esa cosa? – preguntó Bruce.
- Tu padre fue muy discreto con ese proyecto, me proporcionó algunos archivos pero no todos. Necesitaré a un mecánico para que me ayude.
- Ya tienes a tu hombre.
Bruce fue a la cocina. Alfred le estaba preparando la comida.
- Alfred, ¿estás ocupado?
- Le estoy preparando la cena, señor. – contestó el mayordomo.
- Necesito tu ayuda.
- ¿En el acuario, señor?
- Sí.
Alfred dejó lo que estaba haciendo y siguió a Bruce a la Batcueva.
- Eres bueno con los coches, ¿verdad? – preguntó Bruce Wayne, alias Batman.
- No me considero un experto, pero sé algunas cosas.
- Mi padre estaba construyendo un tanque para el departamento de policía antes de morir. Pero nunca lo acabó. Callie tiene algunos archivos, pero no es capaz de relacionarlos. Necesita tu ayuda para construirlo.
Alfred no contestó. En su lugar se quedó mirando, sorprendido, el Bat-traje.
- ¿Usted es Batman? – preguntó Alfred.
- Ah sí, eh… debería… probablemente debería haberte contado sobre ese pequeño detalle.
- Debo protestar, señor, es peligroso.
- Con el debido respeto, el señor Bruce sabe cuidarse solo, señor Pennyworth. – intervino Callie.
Alfred miraba a su alrededor, tratando de buscar el origen de esa voz robótica de mujer.
- Debo haberme vuelto loco, señor, estoy oyendo voces.
- Ah no, es Callie. – dijo Bruce.
- ¿Otra mujer, señor?
- No. Mi padre la creó, es un ordenador de inteligencia artificial. Callie, para acortar.
- Me encantaría mostrarle de lo que soy capaz. – dijo Callie.
- Entonces adelante, querida. – respondió Alfred.
En la pantalla del ordenador principal comienzaron a aparecer detalles sobre la vida de Alfred mientras Callie decía:
- Alfred Pennyworth, nacido el ocho de noviembre de mil novecientos cuarenta y nueve. El padre fue asesinado en Vietnam, la madre murió a la edad de setenta y tres años en mil novecientos ochenta y ocho. Solo un hermano, Alan Pennyworth, residente actualmente en Manchester, Inglaterra, en el estado de Pennyworth. Tu familia es rica, aunque estés trabajando aquí.
- Nunca me dijiste que eras rico. – le dijo Bruce a Alfred.
- No lo soy, señor, pero mi hermano es propietario de una gran empresa de importaciones y exportaciones, ganando bastante dinero.
Bruce asintió.
- Entonces, ¿qué quiere que haga? – preguntó Alfred.
- Wow.
- ¿Qué?
- Bueno, quieres ayudarme a pesar de estar en contra por mi identidad secreta.
- Le prometí a su madre que le cuidaría sin importar nada. Si esto es lo que quiere, me aseguraré de que tiene la mejor cualidad. No quisiera que se hiciese daño. Es mi deber el mantenerle a salvo.
- Gracias, Alfred.
- De nada. Ah, una tal Victoria Vale le llamó esta tarde y dejó su número de teléfono. Dijo que ha hecho la reserva en el restaurante, y que se reúna con ella a las ocho.
- ¿Ah, sí?
Bruce buscó el teléfono en el vestíbulo de la mansión y marcó el número de Vicki.
- Hola, Bruce.
- ¿Qué quieres, Vicki?
- Bueno, me he tomado la libertad de hacer una reservación a tu nombre en el nuevo restaurante que abrieron anoche cerca de la sede de tu empresa.
- ¿Por qué?
- Estoy muy interesada en ti, Bruce. Me haces preguntarme cosas.
- Estás loca.
- Mira Bruce, déjame ir al grano. Quiero que vengas y me busques en el…
De repente, Vicki se cayó.
- Vicki, ¿estás ahí? – preguntó Bruce.
- Creo que hay alguien en mi piso. – contestó Vicki, asustada, en voz baja.
Y poco después, la predicción de Vicki se cumplió.
- ¡Ayuda! ¡Ayuda! – gritaba la periodista.
Bruce continuó oyendo los gritos de Vicki hasta que al fin cesaron.
- ¿Vicki, estás ahí? ¿Vicki?
En lugar de Vicki, habló el secuestrador.
- No puede hablar en este momento. Está un poco, atada.
- ¿Quién demonios eres? – preguntó Bruce.
- Bueno, ese es el enigma, Bruce.
- ¿Qué quieres?
- ¡¿Qué quiero?! ¡¿QUÉ QUIERO?! No. No. No. ¡NO! Bruce. Lo que importa es lo que quieres tú. Resuélveme esto, resuélveme aquello. ¿Serás capaz de salvar a la gatita?
- ¿Gatita?
- ¡Tu amiguita, idiota! Resuelve mi acertijo y sigue las pistas hasta mí. Pero sé rápido, tienes hasta medianoche para encontrarla. ¡Y no vayas a la policía! Tengo tu teléfono pinchado.
Enigma colgó.
Bruce se queda ahí, y tras un rato sin saber qué hacer, dejó el teléfono y corrió hacia el acuario.
Bruce entró a la cueva y corrió hacia el traje.
- Tu ritmo cardíaco es irregular. – señaló Callie.
- Alguien ha secuestrado a Vicki.
- ¿Quién? – preguntó Alfred.
- No lo sé, dijo algo sobre salvar a una gata con un enigma.
- El Enigma del Gato, es un pequeño bar en Gotham.
Bruce miró el bat-traje.
- Tengo que ir a su apartamento ahora.
- No puede ir vestido así, es de día. – dijo Alfred.
Tras analizar la llamada, Callie informó:
- No debería tardar demasiado en rastrear su voz. Pero no podré encontrar a la señorita Vale. Bruce, debes ir.
Bruce se vistió con ropa de ciudadano normal. No podía vestirse de Batman, o llamaría demasiado la atención.
Despacho del comisario Walker. Comisaría de policía.
El comisario Walker estaba en su escritorio, cuando encontró una carta que llevaba su nombre. La abrió.
- "Una vez anduvo un hombre, a través del corredor de la muerte. Mientras continuaba, recordó a su viejo enemigo. Su nombre era un misterio, como lo era su crimen. Aquellos que lucharon por él, sentían lástima. Hasta aquél día, cuando su enemigo regresó. Desde la oscuridad, con una enorme nariz. Fue él quien apareció, para mi desgracia. Y yo fui, al fin, puesto en mi lugar." – leyó Walker y suspiró -. "Joker."
Gordon entró al despacho y Walker le pasó la carta.
- ¿Quería verme? – preguntó Gordon, luego leyó la carta -. ¿Qué es esto?
- Es de nuestro amigo el payaso, Joker.
- No lo sé, no es su estilo.
- Ah, se me olvidaba, lo sabes todo sobre él. Gordon, ¿quién es Batman? ¿Por qué te salvó?
- Solo me dijo que era “un amigo”.
- Es muy extraño.
- ¿Extraño?
- Un vigilante enmascarado aparece justo a tiempo para salvarte la vida. Es… extraño.
- Estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado. No es nada extraño.
- Ponte en mi lugar. Joker te toma como rehén, luego unas horas después Batman aparece, te salva y luego huye antes de que lleguen los refuerzos. No es nada heroico.
- No huyó de nadie, tan solo se fue de allí.
- Esa no es la cuestión. Quiero que se haga algo con este vigilante. Le quiero arrestado. Para ese tipo de trabajo ya teneos a los policías, no podemos dejar que un civil haga nuestro trabajo. Antes de que te des cuenta, habrá más de un enmascarado limpiando las calles ahí fuera. Como es a ti a quién salvó, quiero que tú seas quien le arreste.
- ¿Quieres que arreste a un héroe? – preguntó Gordon.
- ¿Te lo vuelvo a repetir? Sí, quiero que le arrestes. Así los ciudadanos de Gotham podrán ver que soy completamente capaz de manejar al Joker y a los criminales de esta ciudad sin ayuda de un luchador del crimen enmascarado.
Gordon abandonó la sala mientras Walker se encendió un cigarrillo.

Edificio abandonado. En la actualidad.
Vicki Vale despertó atada a una silla. Su anónimo secuestrador estaba cerca suyo.
- ¿Qué? ¿Dónde estoy?
- En un lugar tranquilo, mi querida y dulce Victoria. – contestó el secuestrador.
- ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?
- Eso es el enigma.
- ¿El enigma?
- ¿Te gustan los acertijos, Victoria?
- Me llamo Vicki.
- No has respondido a mi pregunta. ¿Te gustan los acertijos?
- No.
- Bueno, aunque no te gusten tengo uno para ti. ¿Qué es negro y aparece por la noche, cuando se pierde toda la esperanza?
- Batman.
- ¿Ves? No ha sido tan difícil. Ahora algo un poco más… complicado. ¿Qué es rojo y azul, y llega cuando llamas desde la cama?
- La policía.
- ¿Qué es fuerte y débil al mismo tiempo, aunque sea su deber luchar contra el crimen?
- No lo sé.
El secuestrador sonrió.
- ¡Piensa, querida, PIENSA! – gritó.
- El comisario. – contestó Vicki.
- Muy bien. Muy bien…
El secuestrador dejó a Vicki y fue hacia el único mueble que había en la sala: una mesa. Encima, un ordenador. El secuestrador miró a la pantalla del ordenador. Tenía grabaciones de la casa de Vicki.
Apartamento de Vicki Vale.
Bruce entró al apartamento y miró arriba, a la cámara que ese secuestrador, el “Enigma”, había puesto en la entrada. En realidad había una docena de cámaras por la casa.
- Bueno, bueno, bueno. Parece que el gran Bruce Wayne tiene una debilidad después de todo. – dijo el secuestrador, por algún tipo de altavoz oculto.
- ¿Dónde está? – preguntó Bruce.
- En algún lugar, sana y salva.
- ¿Para qué las cámaras?
- Me alegro de ver que has llegado a salvar a tu damisela.
- ¿Quién eres y qué quieres?
- Algo que me robaste. Mi dispositivo nuclear.
Entonces Bruce se dio cuenta de que el secuestrador era, en realidad, Edward Nygma.
- ¿Nygma?
- Bravo, señor Wayne. ¡Bra-VO! – se burló Nygma.
- Mierda, ¿qué demonios quieres?
- Tráeme el dispositivo y dejaré que te quedes con lo que te he robado.
- Estás loco. No voy a darte algo que podría matar a millones de personas inocentes.
- Pero sí lo harás, Bruce. Porque eres su caballero con armadura y harías cualquier cosa para salvarla. Así que déjame que te ponga las cosas de una manera que hasta tú puedas entenderlo. Tráeme el dispositivo, y la dejaré ir. Si fracasas o vas a la policía, ella… perderá un dedo o dos.
- No puedo conseguírtelo, fue destruido.
- Hay otro más, Lucius Fox sabe dónde está. Encuéntrale, consigue el dispositivo y resuelve mi acertijo. Tienes hasta medianoche.
- ¿Qué acertijo?
Este: ¿Qué es grande y redondo, donde todos los trabajadores miden su tiempo? El reloj avanza, Bruce, adiós.
- ¡Espera!
Pero Nygma no respondió. Bruce tenía hasta medianoche para salvar a Vicki.
Bruce abandonó el piso.
Mientras,en el edificio abandonado...
- ¿Quién era? – preguntó Vicki.
- Tu caballero con armadura.
Edward se rio maliciosamente.

 La Bat-cueva
Había llegado la hora de convertirse en Batman. Bruce vistió su nuevo “bat-traje”, todo pintado de color negro. Tenía una máscara que dejaba libres los ojos, la nariz y la boca, con unas orejas que se prolongaban hacia arriba en la parte superior. Llevaba pintado el símbolo de un murciélago plateado en el pecho. Capa, los batarangs y la barra de metal guardados en el cinturón.
Bruce fue hacia la mesa de cristal donde guardaba todos sus artilugios y cogió uno nuevo. Era una modificación de la pistola con garfio, reducida de tamaño para que pudiese encajar bajo la muñeca. De esta manera, Bruce podía disparar apuntando con la muñeca al sitio deseado.
- Será muy útil poder usar esos batarangs sónicos. Puede que los necesite contra este lunático.
- Puedes usar el que he construido. Debería ser suficiente para esta misión. – contestó Callie.
- No puede coger el Benz, señor. Así vestido no. – advirtió Alfred.
- Tenemos algo, Alfred.
Batman fue hacia la moto, con un diseño actualizado, con unos retoques que daban forma de murciélago al vehículo.
- Supongo que no estará para cenar, ¿no?
Batman aceleró y desapareció por la salida secreta.
Batman conducía a toda velocidad por la carretera. La gente se quedaba sorprendida al verlo pasar a toda velocidad.

Laboratorio de investigación en Empresas Wayne.
Lucius Fox estaba trabajando tranquilamente en su mesa.
Batman apareció desde las sombras. Lucius gritó:
- ¡¿Qué estás haciendo aquí?!
- Tranquilo, Lucius, no quiero hacerte daño. – contestó Batman.
- Casi me das un ataque.
- Mis disculpas, pero no puedo dejar que me descubran. Necesito tu ayuda.
- ¿Y por qué debería ayudarte?
- Ocho de enero.
- ¿Bruce? – preguntó Lucius.
- Necesito el dispositivo nuclear. – dijo Bruce.
- Fue destruido.
- El segundo no, ¿dónde está?
- ¿Cómo sabes eso?
- Me lo dijo Nygma.
- Por aquí.
Lucius condujo a Batman a una sala secreta.
Lucius cerró la puerta. Se giró hacia Batman con una expresión de shock en su cara. - ¿Qué crees que estás haciendo vestido así? – preguntó. - Estoy ayudando a la gente.
- Y supongo que el dispositivo que me pediste la semana pasada era para esto, ¿no? El transmisor de ondas.
Batman saca el batarang sónico de su cinturón. Era un batarang como otro cualquiera, pero de color blanco. Se lo enseñó a Lucius, que parecía impresionado.
- Lo he combinado con un boomerang. Me permite escuchar conversaciones.
- ¿Qué tiene Nygma que ver con todo esto?
- Ha secuestrado a Vicki Vale, la reportera que ha estado husmeando por aquí últimamente. Dice que si no le doy el segundo dispositivo, le va a cortar un dedo o dos. Tengo hasta medianoche.
- Esto es demasiado, Bruce. Primero, lo de Batman, y luego me dices que el tipo al que despediste quiere un dispositivo nuclear avanzado. Es… fantástico.
- Lo necesito, Lucius.
- No está aquí, Bruce. Está en una cámara en el banco, la treinta y cuatro en el pasillo tres. La contraseña es 9280, tu cumpleaños.
- Gracias, Lucius.
- No puedes entrar allí ahora, está cerrado.
- Siempre hay un camino.
- Los policías te perseguirán.
- No sabrán ni siquiera que la han robado. Voy a cogerla, llevársela a Nygma y luego la devolveré. Primero tengo que descifrar su acertijo.
- ¿Cuál es ese acertijo?
- ¿Qué es grande y redondo, donde los trabajadores miden su tiempo?
- Si lo descifro te lo haré saber.
- Llama a Alfred si lo descubres.
- Bruce, ¿por qué haces esto? – preguntó Lucius.
- Gotham ha estado pidiendo ayuda desde que Joker mató a mis padres. Estoy poniendo de mi parte.
Batman se fue.
La Bat-cueva.
Alfred estaba arreglando el tanque, cuando Bruce llamó por el comunicador.
- ##Callie, Alfred. Necesito vuestra ayuda##.
- ¿Qué pasa, Bruce? – preguntó Callie.
- ##¿Qué es grande y redondo, donde los trabajadores miden su tiempo?##
- No es hora de jugar a las adivinanzas, señor. – dijo Alfred.
- ##Necesito saberlo, Alfred.##
Callie se disculpó. Al ser una inteligencia artificial no estaba programada para resolver adivinanzas:
- Mi base de datos no está configurada para resolver acertijos, Bruce. Lo siento.
Exterior del Banco Nacional de Gotham.
Batman se acercaba, a pie, a la entrada del Banco. Continuaba hablando con Alfred y Callie.
- Siempre hay una respuesta.
- ##Si me permite preguntar, ¿dónde está ahora, señor?## – preguntó Alfred.
- Fuera del Banco de Gotham.
- ##¿Qué está haciendo ahí?##
- Voy a hacer una extracción.
- Detecto que estás a punto de robar algo. Nosotros no somos los villanos, Bruce. – advirtió Callie.
- Tengo que intentarlo, Callie. Si no consigo el aparato, la matará. No voy a dejar que eso pase. Alfred, si puedes resolver el acertijo házmelo saber. Ah, y espera una llamada de Lucius.
Batman cortó la comunicación. Tras comprobar que el banco estaba cerrado, probó una ruta alternativa. Levantó el brazo y apuntó al tejado con su muñeca. El garfio incorporado se agarró a un saliente, y Batman sube al tejado.
Batman bajó por una trampilla a una habitación del banco. Escaneó la zona en busca de guardias. Solo había dos, armados con pistolas tranquilizantes, cerca de él.
Avanzó con sigilo por el pasillo. La puerta se abrió y apareció un guardia. Este sacó su pistola y disparó. El dardo golpeó en la armadura de Batman, sin causarle daño. Batman noqueó al guardia.
El segundo guardia apareció empuñando su pistola tranquilizante, pero Batman le lanzó un batarang y el guardia cayó inconsciente.
Batman entra a la habitación donde está la cámara acorazada, pero la puerta estaba cerrada.
Sacó un aparato de su cinturón. Un decodificador de señales. Lo desplegó y apuntó con él a la puerta. El aparato, tras unos segundos, descifró la contraseña. La puerta se abrió.
Batman fue a la fila tres, encontró la caja treinta y cuatro e introdujo el código 9280. La caja se abrió, revelando el dispositivo nuclear avanzado número 338219.
Con la esfera en una mano y el manillar de la moto en la otra, Batman aceleró por la carretera. Y es entonces cuando Pandora dejó de mirar a Batman, al que había estado observando durante un período de tiempo bastante grande, gracias a su increíble habilidad que le permitía ver a través de los objetos.Batman conducía por la carretera. La Torre Wayne era visible en la distancia.
- ¿Dónde has estado? Estábamos intentando contactar contigo. – preguntó Callie por el comunicador.
- ¿Qué pasa, Callie?
- Activaste la alarma silenciosa cuando entraste al banco, la policía te ha visto. Van a por ti.
- Me he escapado.
- ¿De verdad?
Batman miró arriba. Un helicóptero de la policía le perseguía desde el aire. Batman continuó acelerando.
- ¡Detenga su vehículo o tendremos que detenerle nosotros! ¡Ahora! – gritó el piloto.
- ¿Alguna idea, Callie? – preguntó Batman.
Callie contestó:
- El botón rojo.
Batman localizó el botón rojo al que Callie se refería. Lo presionó. La moto pegó un fuerte acelerón mientras el óxido nitroso salía de su tubo de escape. El nitroso se gastó, y Batman volvió a la velocidad normal.
- ¡Ese helicóptero sigue encima de mí!
- Puedo enviar un pulso electromagnético pero tenemos que asegurarnos de que no les haremos daño. Intenta hacer que te sigan, hay un río a un par de kilómetros de aquí. – dijo Callie.
- ¿Un río?
- El pulso hará que las aspas del helicóptero se detengan. No deberían sufrir daños si caen al río.
- Entendido.
Batman condujo hacia el puente de Gotham. El helicóptero estaba justo encima de él.
Batman seguía a gran velocidad, y cuando se acercó al río...
- ¡Ahora, Callie!
La moto de Batman envió una carga eléctrica que golpeó el helicóptero y lo detuvo. El helicóptero comenzó a descender, cayendo al río.
Batman escapó y se detuvo en un callejón oscuro, a tomarse un respiro.
- ##¿Se encuentra bien, señor?## – preguntó Alfred.
- Estoy bien, Alfred. Pero creo que a la policía de Gotham no le gustará que me haya cargado uno de sus helicópteros.
-## Seguro que lo llevarán bien. Y si no, siempre podemos enviarles un cheque.##
- ¿Ha habido suerte con el acertijo?
- ##Ninguna, señor.##
- Como el secuestrador no te hablaba desde su escondite, no podemos establecer su posición y la de Vicki. – informó Callie.
Batman ya no sabía qué hacer. Pero, de repente, tuvo un idea:
- ¡El Gran Reloj!
-## ¿Qué? ##– preguntó Alfred.
- El Gran Reloj, uno de los relojes más grandes del mundo, construido por mi padre.
- ##¿Y por qué quiere ir allí?##
- El acertijo, decía: ¿Qué es grande, redondo, donde todos los trabajadores miden su tiempo?
- ##¡Pues claro!##
- Según el mapa, está a treinta y cinco coma cuatro kilómetros de tu posición actual. Debería llevarte tres minutos llegar allí. – dijo Callie.
- Vale, será mejor que esté en lo cierto.
Batman aceleró en dirección al Gran Reloj.

Edificio abandonado.
Nygma miraba por la ventana hacia el enorme reloj construido por Thomas Wayne.
- ¿Dónde está tu caballero? – le preguntó a Vicki.
- ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? No tiene nada que ver conmigo. Solo quería hacerle algunas preguntas sobre Batman.
- ¿Batman? ¿Batman? ¿Por qué sabría Bruce Wayne nada sobre… mmm…
Edward se detuvo a pensar y continuó:
- Resuélveme esto, resuélveme aquello: ¿Quién es el gran murciélago negro?
Vicki miró a Edward.
- Tú, tú estabas en la oficina de Bruce.
- ¿Yo? ¡No! Era mi otro yo. ¿Sabes? Cuando Batman se hizo una identidad secreta pensé “Tío, ¿no sería interesante crearme una identidad secreta? ¡Sería un luchador contra el crimen, un héroe!” Pero eso, querida, no pasó. En su lugar, me despidieron por intentar encontrar una nueva fuente de energía, algo que nunca fallase ni causase apagones. Pero no era lo suficientemente bueno para Empresas Wayne. ¡NO LO ERA! Y luego se me encendió la bombilla sobre mi cabeza.
- ¿Qué quieres decir?
- ¿De verdad lo quieres saber? – preguntó Nygma -. Cuando llegué a casa tras ser despedido me encontré en una situación de la que no podría salir. La peor de mis pesadillas. Mi sueño, destrozado por un hombre. Mientras el día pasaba, pensaba. “Sería interesante convertirme en un héroe alguna vez.” Luego vino a mí, como un rayo de luz. Empecé a crear mi propia identidad secreta, algo que podría hacer pensar a la gente. Luego pensé en un nombre. ¡El Enigma! Sí, un hombre que podría hacerte pensar. Alguien que conociese todas las respuestas y se dedicase a hacer las preguntas. Luego pensé en ti. La chica del hombre que me despidió. Pensé que sería interesante conocerte en persona. Así que fui a tu piso, y aquí estás.
- ¿Eso es todo? ¿El Enigma? – preguntó Vicki.
- Por favor, llámame Enigma a secas. “El” suena tan informal…
Enigma fue hacia el ordenador.
- En cualquier momento, tu caballero con armadura vendrá para rescatarte. Pero eso no va a ocurrir porque no va a resolver mi acertijo.
- ¿Qué acertijo?
- No lo puedo decir. Pero si no lo resuelve, ese pequeño dedito tuyo será enviado a la Mansión Wayne.
Vicki Vale se asustó y estuvo a punto de gritar.
- Una lástima, nunca quería llegar a este punto. Quería ser un héroe, pero supongo que las cosas cambian, así como los planes. Qué divertidos son los juegos, ¿verdad? – dijo Enigma.
De repente... ¡Vicki se liberó e iba a la puerta de salida corriendo!
Alcanzó la puerta, e intentó abrirla, pero no pudo. Se giró y entonces Enigma le dio un golpe y la tiró al suelo.
- Ojalá nunca hubieras hecho eso.
Enigma se rio, y ¡PAM! Batman le pegó un puñetazo.
- ¿Qué le has hecho? – preguntó Batman, refiriéndose a Vicki.
- ¿Por qué estás aquí? – preguntó Nygma.
- ¡Habla!
- ¿Sabes? Deberías tener cuidado. Tenías que haber mirado a tu alrededor antes de venir.
Batman miró detrás de sí. Luego se giró hacia Enigma, pero este había desaparecido.
- ¡Resuélveme esto, resuélveme aquello!
Enigma apareció por detrás y golpeó a Batman en la cara.
- ¿Estás ciego, “murcielaguito”?
Batman se levantó. Enigma le volvió a golpear, y otra vez. Uno de los golpes lo interceptó Batman.
- ¿Cuál es el acertijo más difícil de todos?
- ¡Vete al infierno! – gritó Batman.
Batman y Enigma intercambiaron golpes.
Enigma golpeó a Batman en el estómago. Batman esquivó otro puñetazo de Enigma y golpeó a Edward en la cara.
Enigma golpeó a Batman dos veces en la cara y luego en el estómago. Batman cayó de rodillas. Enigma sacó una navaja, Batman esquivó la cuchillada y golpeó a Enigma.
Batman sacó su barra de metal de su cinturón, y la encendió. Batman atacó, pero Enigma esquivó los golpes y luego le arrebató la barra de sus manos. Volvieron a intercambiar golpes y la barra cayó al suelo.
Pero de repente, la voz dulce de Vicki Vale, dijo:
- ¡Eh!
Enigma se giró. Vicki le golpeó en la cabeza con la barra, dejándolo noqueado.
Batman se incorporó, herido tras la batalla.
- ¿Estás herido? – preguntó Vicki.
- Estoy bien.
- Bien. Esto es tuyo.
Vicki le devolvió a Batman la barra y sonrió.
- ¿Le he matado?
- No. – contestó Batman.
- Qué lástima.
- Si lo hubieras hecho, ¿serías mejor que él?
- De nada.
A través de su comunicador, Batman llamó al 911 y luego se fue del edificio abandonado.

La Bat-cueva. Tres días después.
Bruce estaba frente a la pantalla grande. El bat-traje estaba guardado en su cilindro metálico.
En la pantalla del ordenador principal se veían las noticias. Vicki Vale está retransmitiendo sobre Enigma, que había sido llevado al Asilo de Arkham para ser evaluado por el doctor Jonathan Crane:
- "Y el hombre, Edward Nygma, que se hace llamar “El Enigma”, ha sido trasladado al Asilo de Arkham para ser sometido a una evaluación psicológica por el doctor Jonathan Crane, quien recientemente fue nombrado director de la cárcel." – decía Vicki.
La retransmisión pasó a mostrar al presentador del telediario:
- "Gracias, Vicki. Hace poco, el Departamento de Policía de Gotham City ha puesto una orden de búsqueda y captura en el vigilante enmascarado Batman, después del robo de un dispositivo nuclear avanzado del Banco de Gotham. El comisario de policía ha dicho que están haciendo todo lo que pueden para encontrar a Batman y recuperar el aparato que robó. Han declarado que si alguien lo ve, que llame a la policía inmediatamente."
Alfred entró a la cueva. Llevaba una llave mecánica inglesa en la mano.
- Está listo, señor.
- ¿Lo has terminado? – preguntó Bruce.
- Justo ahora, señor.
Bruce siguió a Alfred. Alfred le mostró el tanque, completamente acabado.
Era de color negro, de un estilo similar al uniforme y a la moto de Batman. Mezcla de vehículo militar y coche deportivo.
- Me servirá mucho.
- Bueno, con la policía tras usted, necesitará mucha más protección que esa horrible motocicleta. Al menos ahora no tendrás que esquivar las balas.
Bruce sonrió.
- Recomiendo un paseo de prueba. – sugirió Callie.
- Suena bien.
Bruce subió al tanque y aceleró. Aquella sensación de velocidad era algo que no había sentido nunca. Ya estaba completamente preparado para luchar contra el crimen.
FIN

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