Título: Esclavitud, Odio, Envidia y Guerra Autor: Jose Luis Miranda Portada: Roberto Cruz Publicado en: Diciembre 2011
Asmodel está a punto de conseguir su objetivo. Y todos aquellos que
pueden evitarlo continúan combatiendo la amenaza de las Lacras. ¿Podrán
los Dioses detener a Susanowo en la devastada Asgard? ¿Podrán Wonder
Woman y sus aliados parar a la amenaza que les espera en Camboya?
|
Nací como Diana, princesa de Themyscira, heredera mortal de los Dioses griegos y su embajadora en el mundo patriarcal, donde ellos me llaman...
Wonder Woman creada por William Moult
Nota del editor: por un error informático la versión que hasta ahora había sido publicada difería de la versión definitiva escrita por su autor. Hemos destacado los cambios que se han producido en el texto (y que afectan principamente al prologo de la historia) en otro color, para todos aquellos que ya habíais leído el capítulo anteriormente. Os ruego disculpeis las molestias y nos esforzaremos para que esto no vuelva a ocurrir otra vez.
Prólogo
Prólogo
Su corazón latía con la fuerza de una explosión atómica. Sus pensamientos se centraban en una sola idea: ocupar el trono del cielo. Pretendía sustituir a un dios incompetente y frío que no se implicaba en el devenir de su creación. Él sería un mejor rector de la realidad. Acabaría con el mal e instauraría paz, felicidad y orden a través de la obediencia al ser supremo. Sabía que el único precio a pagar sería la desaparición de la libertad, pero en su opinión era un coste muy bajo. ¿De qué sirve la libertad si los seres que poseen inteligencia no saben utilizarla convenientemente? Se acercaba el momento del combate supremo. A su propio poder había añadido el de los patriarcas de las razas supremas que se autodenominaban dioses y el de su antiguo hermano Lucifer. Su fuerza no conocía parangón en el universo.
Abrió los ojos. Asmodel estaba desnudo bajo las cataratas del Niágara. Flotaba en el vacío y dejaba que le bañase, con atronadora violencia, la fuerza de aquellas toneladas cúbicas de agua. El brutal golpeo acuoso no le desplazaba un solo milímetro de su posición aérea. Cuando se sintió limpió, alzó la cara y abrió la boca engullendo litros y litros de agua hasta que sació su sed. Descendió hasta sumergirse. Allí esperaba su armadura. Fue poniéndosela con lentitud y, una vez situado el casco sobre la cabeza, habló:
- Es la hora.
Dio una fortísima palmada y una energía grisácea surgió del golpe. Empezó a extenderse generando un portal de color verduzco a unos diez metros de donde estaba. Acababa de crear una puerta al cielo. Al entrar por ella, se cerró. Rodeado de una oscuridad absoluta Asmodel ascendía como si pisara una escalera. Estuvo varias horas subiendo inmerso en silencio y noche, hasta que contempló un hilo de luz a un kilómetro de su cabeza que fue ampliándose. En unos minutos un enorme valle de luz se situó ante él. Era como si montañas hechas con energía del sol se extendieran dejando un espacio blanquecino y enorme al final de sus laderas. El antiguo ángel rey pisó aquel mágico espacio y escuchó un murmullo. Desde la cúspide de aquellas montañas de luz descendían en formación dos hileras de ángeles. Millares de figuras aladas que portaban lanzas flamígeras y armaduras blancas y plateadas se dirigían hacia su encuentro. Asmodel se detuvo. Los dos ángeles que encabezaban cada hilera se adelantaron. Se trataba de los Arcángeles Gabriel, mensajero y portador de vida y muerte, y Miguel, jefe del ejército celestial, ambos de enorme musculatura, con armaduras ceñidas a los cuerpos y cada uno con una lanza incandescente en la mano izquierda y una espada envuelta en llamas en la derecha. Sus rostros gélidos y serios. En el camino hacia Asmodel se les unió otra figura que apareció de la nada, independiente de los ejércitos. Este último estaba envuelto en una capa verde oscura con una tétrica capucha. Era el Espectro, su rostro impersonal y pálido denotaba que en aquel lugar estaba sin la figura humana a la que estaba unido en la Tierra (1). Los tres se situaron a unos cinco metros de Asmodel. Éste habló:
- Miguel, Gabriel, Rafael,… ¿o prefieres que te llame Espectro? Os saludo hermanos.
- Dejaste de ser nuestro hermano hace mucho tiempo.- respondió el Arcángel San Gabriel.
- Me sorprende veros aquí. ¿Os ha enviado Él a detenerme? Entonces es que me teme.- volvió a hablar Asmodel.
- Él no ha dicho, ni hecho nada. No ha habido mandato.- contestó el Arcángel San Miguel.
- ¿Ni siquiera me tiene en consideración? Entonces, ¿por qué habéis acudido a mi encuentro?
- Tenemos libre albedrío. Podemos decidir.- volvió a intervenir Miguel.
- ¿Cuál ha sido vuestra decisión?-
- Eres una amenaza para el orden cósmico y para nuestro creador. Hemos decidido detenerte.- habló ahora El Espectro.
- A Lucifer le cegó la ambición, Abbadon era un tirano. La sabiduría del Creador es infinita. Supongo que la libertad de los seres es su primera prioridad.- habló Miguel.
- La libertad es un error. Voy a instaurar paz, seguridad, felicidad y orden. Ilusos, defendéis a un Dios que no moverá un dedo al ver la masacre que voy a originar a sus mismísimos pies. Sabed que cuando os esté matando no os socorrerá a ninguno.
- Moriremos por su gloria.- dijo Gabriel.
- Moriréis por la mía.
Asmodel concentró su poderosa energía en la mano izquierda y proyectándola sobre una de las hileras de ángeles desintegró la cabeza de uno de ellos. La indignación fue total en Miguel, Gabriel y El Espectro. Los dos primeros levantaron sus lanzas profiriendo un terrible grito. El resto de los millares de ángeles alados se elevaron y cubrieron con sus sombras a Asmodel dispuestos a terminar con la vida del antiguo señor de la Hueste del Toro.
Capítulo 1 Asgard
Susanowo, el dios japonés que albergaba en su interior las lacras del ODIO, GUERRA y ENVIDIA, estaba en el punto más alto de la montaña llamada Mullain. Desde allí, su inhumana visión le permitía no perder detalle de la batalla entre las valquirias y el ejército que él controlaba. Las lacras, a través de Susanowo, influían en las mentes de prácticamente todos los habitantes de Asgard para que se enzarzaran en una guerra sin cuartel entre ellos. La llegada de las valquirias, convocadas por Frigg la mujer de Odín, había contenido a su ejército. La mortandad era terrible.
Las lacras tuvieron un asomo de preocupación. Los enviados de Zeus habían conseguido librar de su influencia a Thor, salvar de la muerte a Odín y convocar a aquel ejército de valquirias que impedían su triunfo completo (4). La preocupación fue en aumento cuando ante Susanowo hicieron acto de presencia este grupo de dioses. Sin embargo, alguno de estos Olímpicos no pasaban por su mejor momento. Hermes estaba ciego, una vez descendió se quedó quieto sabiendo que si sus aliados eran derrotados sería una presa fácil(5). Ares, envejecido tras haber usado la Espada del Tiempo, tampoco tenía fuerzas para la lucha y se sentía un inútil incapaz de ayudar. Prefería morir allí antes de retornar al Olimpo en el estado en el que se encontraba(6). Los únicos capacitados para el combate eran Heracles, Afrodita y Thor que dieron un paso al frente hacia Susanowo.
El poder de Heracles y Thor unido a las artes mágicas de Afrodita, parecían otorgarles una considerable ventaja sobre Susanowo. El problema era que el japonés no luchaba solo, en su interior las lacras de ODIO, ENVIDIA y GUERRA, le concedían una fuerza más grande que la de los tres dioses unidos. Sobre todo, porque su capacidad de influjo seguía vigente y podía controlar sus voluntades para lograr que se matasen entre sí. No pudo lograrlo porque el martillo de Thor, Mjolnir, le impactó en pleno estómago provocando su caída. Desde el suelo, haciendo gala de una oscura y tétrica voz, amenazó a sus adversarios:
- Hijo de Odín, no pudiste conmigo antes. Caerás bajo mi influjo y matarás a tus compañeros.
- Jamás, criatura del averno. Ahora que sé de tu diabólica naturaleza no doblegarás de nuevo mi voluntad.- dijo arrogante Thor, aunque sin saber si podría hacer honor a sus palabras.
- Y vosotros, dioses olímpicos, ¿cómo habéis sobrevivido al ataque de DOLOR?
- Matamos a DOLOR, también a OLVIDO y, en la Tierra, la hija de Hipólita ha terminado con HAMBRE y ENFERMEDAD. Sólo quedáis vosotras tres y ESCLAVITUD.
- Nuestro poder está más allá de vuestra comprensión. Sólo hallaréis muerte. Os dominaremos la mente y los sentidos para que no veáis nada más que rivales en los que os rodean.
Thor apretó el martillo con rabia y lo levantó mirando al cielo. Su grito ensordeció a los presentes:
- ¡¡Yo, amo de las tormentas os ordeno que descarguéis vuestra furia contra el mal que afronto!! La montaña de Mullain será tu tumba, perro japonés.
En ese preciso instante, una impresionante tormenta se generó sobre todos. La lluvia azotó con fiereza el terreno, pero los rayos descendían golpeando únicamente al dios japonés. Así, sobre él se encadenaron una cascada de latigazos eléctricos que le envolvían impidiendo cualquiera de sus acciones. Afrodita se acercó y girando las manos hizo que la roca sobre la que se aposentaba Susanowo cobrase vida y aprisionara sus pies. Además, intentó influir en las lacras para que se sintieran atraídos hacia ella y así desorientarlas aún más. En el interior del cuerpo del dios poseído las tres lacras intentaban proyectar deseos de matar entre sus enemigos, pero entre la magia de Afrodita y los terribles relámpagos que Thor descargaba sobre ellas, no lo conseguían. Heracles dijo:
- Si Susanowo muere las lacras saldrán de él e intentarán poseernos. Sólo la Espada del Tiempo podrá poner fin a esto.
Heracles se acercó al enemigo asiendo con ímpetu la Espada. Afrodita le gritó:
- ¡Ahora es el momento, está paralizado!
El hijo de Odín saltó hacia el nipón, levantó su martillo y lo descargó sobre su pecho hundiéndole, literalmente, las costillas y clavándoselas fragmentadas en pulmones y corazón. Heracles se situó sobre el caído con la Espada en la mano. Entonces… se produjo su duda. Sabía que si le ensartaba perdería la juventud igual que había pasado con Ares. Pensó en soltarla sin que su mano la tocase cuando entrara en el cuerpo poseído, pero sabía que la última mano que tocara el arma sufriría la maldición. Heracles detuvo su acción.
- ¿A qué esperas?- gritó Thor.
El momento de duda fue fatal. Susanowo se alzó como un muerto viviente y descargó un rayo de energía que impactó en la cabeza de Heracles. Este pudo girarla pero su oreja derecha quedó casi carbonizada y un gran chorro de sangre descendió por su cuello. Acto seguido, el maléfico ser entrechocó las palmas de sus manos y haces de dagas místicas salieron despedidas hacia sus rivales. A Thor se le clavaron en brazos y piernas haciéndole caer. A Heracles le atravesaron el pecho en un dolor terrible que le tumbó casi aplastando a Afrodita. La diosa perdió la concentración y el efecto de distorsión que provocaba en las lacras cesó. Susanowo se puso en pie. Hermes tocó el brazo de Ares y le dijo:
- ¿Qué sucede ahora?
La respuesta de Ares fue lapidaria:
- Que la muerte ha llegado.
Capitulo 2. Phnom Pehn (Camboya)
El avión invisible con sus tres portadores, el Fantasma Desconocido, John Constantine y Wonder Woman, planeaba sobre espacio aéreo camboyano. El avión era indetectable y ni la vigilancia militar de Camboya había advertido el menor rastro de su presencia. Aterrizaron en las afueras de Phnom Pehn, la capital del país. Un hechizo de ocultación del Fantasma hizo que quienes les observaran vieran a dos hombres y una mujer de aspecto occidental, sin nada que resultara destacable. Constantine hablaba:
- Me encanta hacer turismo. Camboya. 14 millones de habitantes…, país limítrofe con Vietnam, Tailandia, Laos… Joya ensangrentada de Asia.
- Aquí se produjo uno de los mayores genocidios de la historia reciente de la humanidad.- dijo el Fantasma.
- Pol Pot.-añadió Wonder Woman.
- En efecto, cuando EE. UU. abandonó Vietnam, en Camboya ocupó el poder un terrible dictador: Pol Pot. Su verdadero nombre era Saloth Sar y comenzó una política de exterminio que acabó con la vida de entre 1.500.000 y 2.000.000 de seres humanos. Los jemeres rojos, que era como se conocía a sus seguidores, provocaron un auténtico genocidio. La absurdez de las muertes era evidente. Se persiguió a los intelectuales, al que presumiera de serlo o lo pareciera. Se era sospechoso por tener gafas, saber un idioma extranjero o haber obtenido un título universitario. Cuando el sospechoso era declarado culpable era condenado a la pena capital él, su familia y, a veces, amigos. El futuro ejecutado debía caminar con sus familias desde las cárceles al campo de exterminio donde se le asesinaba. Al habitante de la ciudad se le declaró enemigo del estado. Se evacuaron las zonas urbanas con la excusa de que EE.UU. iba a bombardearlas. Más de dos millones de personas fueron desplazadas de sus hogares, se les obligó a caminar centenares de kilómetros y a trabajar en campos de concentración. Eliminaron vínculos de familia al separar a los matrimonios enviando a cada cónyuge a un punto diferente del país. Lo mismo se hizo con los hermanos. Se prohibió por ley el arte, la cultura, las religiones, la literatura, las escuelas, la moneda. El régimen aisló al país, La comunidad internacional miró para otro lado. Finalmente, Vietnam invadió el país y se derrocó a Pol Pot. En 1993 las Naciones Unidas empezaron a investigar y a realizar juicios por crímenes de guerra.- explicó el Fantasma.
Constantine encendió un cigarrillo y con gran sorna miró al Fantasma diciéndole:
- ¿Y tú qué hacías mientras tanto? Tengo entendido que ya por aquel entonces pateabas la Tierra. ¿No decías que andabas errante desde la rebelión de Lucifer en la que no supiste tomar partido? ¿Por qué no echaste una mano en Camboya? Ah, claro, no son cristianos. Que les proteja el enviado de cualquier otro dios.
- Siempre crees saberlo todo. Llevo toda mi existencia ayudando a la humanidad dentro de mis posibilidades. No soy omnipotente, ni puedo estar al mismo en todos los rincones del globo, pero te aseguro que estuve ayudando en Camboya, en Vietnam, en Hiroshima… He dedicado toda mi existencia, no a satisfacer mis necesidades personales como tú, sino a colaborar con los seres humanos.
- Ya, ya. Es verdad, el viejo John es un egoísta. Sólo habré salvado este planeta dos o tres veces y por eso recorro medio mundo con una chica en paños menores y un tío envuelto en una capa gabardina combatiendo monstruos mitológicos. Si yo tuviera tu poder…
- Vivirías en un palacio, habrías condenado a más amigos de los que has condenado y el mundo sería un lugar peor.
- Al menos, no llevaría ese sombrero pasado de moda ya cuando Hitler era corneta.
- Perdón por no tener tu gusto para la moda, debí apreciar que tu gabardina marrón se exhibe en los principales escaparates de Milán, Madrid y París.
Wonder Woman se sorprendió que el Fantasma entrara al trapo. Pero sabía por experiencia que Constantine era capaz de hacer perder los nervios a cualquiera. Sin más tardanza interrumpió la infantil discusión:
- Chicos, chicos. Fantasma, tienes cientos de años, seguro que puedes estar por encima de los comentarios de Constantine. Y en cuanto a ti John…
- Dime, preciosa…
- Cállate.
La amazona se volvió hacia el Fantasma diciendo:
- Estuve hace meses en una misión de Naciones Unidas. El país aún pugna por alejarse de los fantasmas del pasado. Pot murió en 1998 y su heredero político Ta Mok fue capturado y acabó sus días en prisión en el 2006. El actual rey Norodom Sihamoni ha mantenido un continúa lucha porque se pagaran las responsabilidades del pasado. Intenta presentar a Phnom Penh como una ciudad turística.
- Venga, tenemos tiempo. Hablemos de la historia de Camboya y de su producto interior bruto media hora más. ¿Por qué no empezamos a buscar a la lacra de turno? ¿Cuántas lacras nos quedan?- volvió a interrumpir Constantine.
- Los dioses Olímpicos han acabado con DOLOR en el Olimpo y OLVIDO en Israel. Ahora mismo se enfrentan junto a los dioses nórdicos a ENVIDIA, GUERRA y ODIO en el corazón de Asgard. Nosotros detuvimos a HAMBRE en África, destruimos a ENFERMEDAD en EE.UU. y solamente queda en la Tierra, aquí en Camboya, ESCLAVITUD.- respondió el Fantasma.
- Alguna ayuda más no nos vendría mal ¿Algún héroe más que no pueda ser poseído, como nosotros?- repreguntó Constantine.
- La Cosa del Pantano quedó en Ruanda custodiando el árbol donde encerramos a HAMBRE, cuando haya conseguido transplantarlo a un lugar alejado de la aldea se incorporará con nosotros.
- Vamos a lo que vamos.- habló Diana.
Comenzaron a andar. El Fantasma les guiaba como si tuviera un detector mágico que le dirigía hacia la zona de influjo de la lacra. Le sorprendió la normalidad que se encontraban. Recordaba Moulton Town o el poblado ruandés y como todo, en varios kilómetros a la redonda, estaba absolutamente condicionado por el contacto con la lacra. Anduvieron hasta la puerta de un prostíbulo. Dos hombres estaban a un metro de la entrada, sentados en dos sillas de madera con gafas oscuras y camisetas y pantalones blancos. Se sobresaltaron. Eran vigilantes del lugar. Si sólo hubiesen hecho ademán de entrar Constantine y el Fantasma no hubieran realizado movimiento alguno, pero el ver que les acompañaba una mujer se levantaron y se dirigieron al grupo. El más alto dijo:
- ¿Qué se les ofrece?
- Estamos buscando a un amigo.- respondió Diana.
- Si dejáis que la criada hable mal empezamos.
- No queremos problemas, sólo buscamos a un demonio infernal que, con total seguridad, habrá poseído a algún mortal de aquí dentro.- habló socarrón Constantine.
- ¿Eres inglés?
- Y del Liverpool.
- Lárguense.
- Oblíganos.- respondió Constantine.
Los dos hombres tensaron los músculos y se les adivinó en la mirada una pronta acción violenta. Realmente, no tenían la más mínima opción contra Wonder Woman. Pero no hizo falta que la amazona demostrara su arte guerrero, el Fantasma alzó la mano derecha y los matones quedaron paralizados.
- Sentaos otra vez.
Obedeciendo como autómatas regresaron a las sillas de las que se habían levantado. Los tres héroes entraron en el prostíbulo. Una oronda señora levantó la vista y les repasó con la mirada exhaustivamente, pero no mostró reacción alguna. Simplemente se limitó a decir:
- ¿Van a desear los señores algo en trío o por separado?
- Una chica para la dama y mi persona. El señor de la gabardina por separado- intervino Constantine. El Fantasma quería terminar con aquel asunto lo antes posible. Su voz emergió tenebrosa.
- ¿Dónde está el dueño?
- Ha… salido… volverá en… pocos minutos…- el Fantasma había atemorizado a la mujer.
- Esperaremos.
Diciendo esto se sentó en una mesa circular situada al lado de una gran barra de bar.
- ¿Quieren… tomar algo mientras esperan?
- Sí,- dijo Constantine adelantándose a posibles contestaciones de la princesa amazona y del Fantasma- una cerveza bien fría.
Se oían gemidos de los clientes y palabras lascivas de las prostitutas. Constantine apuró la cerveza y miró a su alrededor deteniendo los ojos, con algo de lascivia, en el cuerpo de la amazona. Diana lo apreció y evitó su mirada. No es que no agradeciera su fundamental ayuda para terminar con las anteriores lacras, pero estaba realmente cansado de su socarronería, prepotencia y chulería. En ese instante una adolescente de apenas trece años irrumpió en la habitación. La madama oronda señaló una puerta y la cría, con la cara minuciosamente pintada como una actriz y un vestido transparente, se dispuso a entrar en ella. Al entreabrirla Diana pudo apreciar como otra mujer desnuda realizaba una felación a un gordo hombre que sonreía y jadeaba deteniendo su mirar en la cría que hacía su aparición. La amazona dio unos pasos y agarró del hombro a la chica impidiendo que pasara. Cerró la puerta. Escuchó un he pagado por ella, que pronunció el hinchado cliente. La madama se levantó y dio un par de palmadas. Cuatro nuevos matones armados con barras y cuchillos descendían de una escalera que daba al piso superior. Tampoco hizo falta entrar en contienda. El Fantasma realizó un gesto mágico y todos parecieron quedar anestesiados. Se acercó a la madama y situó una de sus manos en el rostro de la señora, que quedó congelada. El Fantasma Desconocido miró al techo y sus ojos se pusieron en blanco. Su voz adquirió una lúgubre tonalidad sonora y empezó a relatar pensamientos y recuerdos de la mujer:
- Esclavas, hemos sido esclavas, obligadas a prostituirnos. La primera vez fui vendida por mi propio padre con 11 años. Sentí un dolor tremendo cuando aquel hombre me penetró. Tantos años después aún recuerdo ese momento. Por el hecho de haber nacido mujer en este planeta, millones de personas son tratadas de una u otra manera como una propiedad: explotación sexual, trabajo doméstico servil, matrimonios forzados, compra y venta... Habló con nosotras Somaly Mam(7), a pesar de las amenazas de muerte sobre su persona no cejó de intentar ayudarnos. Tres de nosotras se fueron con ella. Nos obligaron a no escucharla.
Su discurso se cortó en seco. El Fantasma soltó el rostro de la mujer y ésta pareció recuperar el uso de su voluntad. Algo desorientada miró a la entrada en donde había aparecido un hombre, excelentemente trajeado, con un sombrero blanco y unas gafas oscuras, diciendo:
- El amo ha llegado.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, la lacra de la ESCLAVITUD, que se aposentaba en el interior de aquel hombre, se apoderó de las mentes de los tres adversarios. Diana, John y el Fantasma se llevaron las manos a los oídos como si un zumbido inhumano taladrara sus mentes.
Capítulo 3. Asgard
El tobillo de Afrodita sufrió el envite de las dagas mágicas de Susanowo y a duras penas pudo evitar ser aplastada por el corpachón de Heracles. Rodó por el suelo hasta llegar cerca del envejecido Ares. La lluvia que incesantemente bañaba a todos los presentes, recorría el rostro del dios de la guerra haciendo parecer que lágrimas gigantes brotaban de sus ojos. La diosa le miró y se extrañó de que en aquel terrible momento, en medio de un combate del que dependía la supervivencia de los dioses, su corazón rebosara de amor por aquel arrogante dios, ahora humillado por la maldición que había consumido su fortaleza y juventud. Necesitaba escuchar de Ares alguna palabra que la reconfortara:
- Ares, amor mío.
El Dios de la Guerra se acercó e intentó levantarla con rostro frío y distante.
- No me llames así. No puedes sentir amor por mí.
- He seducido a muchos hombres, he perdido la razón por alguno como Adonis, pero he amado a uno solo que eres tú… Cuando todo esto pase déjame dar consuelo a tu prematura vejez.
- No puedes amarme ahora, Afrodita… yo no puedo corresponderte… como mereces. Sientes piedad. No inspiro más que repulsa.
- Antes de que acabe el día te demostraré mi amor
Mientras, Thor se sobreponía al dolor y volvía a ordenar al cielo que descargara su furia. Una nueva tormenta eléctrica descargó poderosos rayos eléctricos sobre el japonés. Las energías le atravesaron dejándole envuelto en un denso humo. Sin un segundo de pausa, levantó de nuevo Mjolnir y lo bajó con furia sobre el cráneo del dios japonés partiéndoselo en dos. La masa encefálica del dios asomó por en medio de la brecha y uno de los ojos se desprendió cayendo al suelo. La formidable resistencia de Susanowo le permitió conservar su vida. Su voz sonó distorsionada y horrible:
- Matad este cuerpo. Matadme. Decidme cómo vais a conseguir que al morir no salgamos y os poseamos a todos.
Un puñetazo de Heracles terminó la frase. El cuerpo de Susanowo se desplomó. Thor pisó el pecho de Susanowo. Su martillo chisporroteaba energía salpicando con destellos el rostro de su enemigo. Miró hacia Heracles y al verle una sombra de duda en el rostro le gritó:
- No perdamos más tiempo. Atraviésale con la espada y si no tienes valor para afrontar las consecuencias dame el arma y lo haré yo.
La decisión era terrible. Heracles sabía que de ensartar el cuerpo del dios nipón terminaría con la terrible batalla, pero a la par que llegaría el triunfo, su edad avanzaría milenios hasta quedar, como estaba Ares, en plena ancianidad, al borde de la muerte. Por otra parte, si entregaba la espada a Thor y era éste quien la clavaba quedaría como un cobarde a ojos de todos estos dioses. No había más tiempo de duda. Heracles había sido muchas cosas en su vida pero jamás un cobarde. Si éste era su último combate que fuera digno de ser recordado:
- ¡¡Zeus…. padre mío, te entrego mi alma!!
Asió con ambas manos el pomo de la espada y situando la punta de manera perpendicular al corazón del nipón, descendió con rabia para atravesarlo. Las lacras reconocieron el arma que milenios antes había servido para matar a muchas de sus hermanas y exiliar al resto. Si la espada entraba en aquel cuerpo, las tres lacras morirían de inmediato. No podían permitirlo. Las manos de Susanowo detuvieron la hoja a escasos milímetros de su rostro. Las palmas sobre la parte plana de la espada. Heracles empujaba con toda su fuerza pero el dios japonés resistía. Poco a poco la hoja iba resbalando haciendo sangrar las palmas del japonés. Thor fue a golpear con su martillo el pomo de la espada para que, como si clavara un clavo, acabara por ensartar al adversario. El japonés abrió la deformada boca y una lengua de fuego invadió los ojos del nórdico, que perdió la orientación y falló el golpe. También Heracles se vio afectado, perdiendo la visión momentáneamente. Susanowo dobló sus rodillas colocando los pies sobre el pecho del griego al que propulsó hacia atrás quitándoselo de encima. Heracles aturdido perdió la espada de la mano y ésta se alejó unos tres metros de los contendientes. Susanowo se levantó y de sus manos emergieron tridentes de energía oscura que atravesaron a Heracles y Thor. Los dos se retorcieron por el suelo, seriamente dañados. Susanowo fijo el ojo sano que le quedaba, en la Espada del Tiempo y se dirigió a ella con intención de atraparla.
Afrodita volvía a la batalla. No podía permitir que se apoderara de la temible arma e intensificó su poder de deseo. Susanowo se detuvo, las lacras volvieron a padecer una extraña atracción desconocida en el interior del dios japonés. La confusión aunque breve sirvió para que Thor y Heracles volvieran a auparse golpeando casi al unísono al enemigo. Sin embargo, al caer las manos del nipón tocaron el suelo provocando un terremoto. Pedazos de piedra salieron disparados con violencia estrellándose con sus enemigos. Susanowo se giró y volvió a proyectar energías sobre sus rivales.
Capítulo 4. Phnom Pehn (Camboya)
Diana estaba siendo violada, junto a sus hermanas. Veía como los soldados de Heracles las forzaban. Ante sus ojos su madre estaba siendo brutalmente sodomizada por el propio héroe griego. Las cadenas que todas portaban les impedían casi moverse. El Fantasma estaba crucificado en un árbol, desnudo, bajo un cielo rojo y goteando sangre en un suelo mitad ocre, mitad amarillo. Tenía el cuerpo repleto de golpes. Respiraba a duras penas y sentía como la vida se le escapaba. Sus antiguos hermanos ángeles, con las alas cortadas, reían, bebían y fornicaban alrededor de su cruz. Agarrándole con fuerza de los brazos le desclavaron provocándole una enorme agonía. Tras estrellarle contra el suelo le levantaron y le dieron un barreño con agua y una esponja y le ordenaron lavar los pies y pezuñas de todos los presentes. Se arrodilló y comenzó la labor. Constantine estaba en una celda de un metro cuadrado. Acurrucado llevaba días allí. No soportaba más el dolor en sus articulaciones. De repente, la puerta se abrió y unos hercúleos hombres vestidos con uniformes militares de color negro, le ordenaron que empujara una noria de moler trigo a la que estaban enganchados varios animales. Constantine comenzó esa tarea sin fin.
La ensoñación desapareció de las tres mentes. Retornando al burdel camboyano. El hombre que tenía la lacra en su interior sonreía:
- Nada podéis contra mí. Mi influjo os ha marcado y sólo con pensarlo la humillación que habías padecido puede hacerse real.
- No nos detendremos hasta que terminemos con la esclavitud que haces padecer a estas mujeres.- habló Diana.
- ¿Yo? Te equivocas, amazona. Me he introducido en este hombre, pero él ya tenía este negocio. Los seres humanos no necesitáis a nadie para hacer sufrir a los demás. Lo hacéis muy bien vosotros solos. Os lleváis matando desde que el mundo es mundo en guerras fratricidas. Os odiáis, envidiáis lo que tienen los demás, matáis de hambre y esclavizáis a vuestros semejantes. Gastáis millones en tocar las estrellas y no empleáis esa inversión en mejorar vuestras propias vidas. ¿Crees que este imperio lo he forjado yo? Buscáis vuestro propio beneficio sin importaros el sufrimiento del prójimo. Simplemente me introduje en el ser que lo había hecho. ¿Sabes una cosa…? Era humano… Esas niñas, ese sufrimiento que tanto te horroriza está creado por tus semejantes. Cuando me matéis y me detengáis ¿haréis lo mismo con el que ocupe mi lugar?
- Lo decidiremos en ese momento, de momento te toca a ti.- dijo arrogante Constantine.
El Fantasma Errante tuvo una mirada de complicidad con Diana. Ella lo entendió, debía aprisionarle con el lazo de Hestia. Cuando la mano de la amazona se disponía a tocar el lazo, la lacra proyectó su poder sobre los tres compañeros y sus mentes volvieron a ser dominadas. Wonder Woman cayó de rodillas pensando que estaba en una jaula. Constantine apareció en los calabozos de Scotland Yard. Sólo el Fantasma Desconocido, que esperaba el ataque, pudo mantener algo su conciencia y a duras penas levantó la mirada hacia el hombre que les esclavizaba:
- Basta, por favor…
- Pronto acabará todo.
El Fantasma cerró con fuerza los ojos y gritó:
- ¡Holland!
Nadie utilizaba ya el nombre de Alec Holland. Pero, antaño había pertenecido al ser conocido como la Cosa del Pantano. A miles de kilómetros de allí, en Ruanda, la Cosa del Pantano custodiaba la secuoya que albergaba la lacra del HAMBRE(8). La palabra adquirió forma de conjuro y el ser que poseía los recuerdos de Alec Holland recibió esta llamada de auxilio. En un instante descompuso su cuerpo fundiéndose con la conciencia verde de la Tierra, que conectaba toda formación vegetal del planeta. Así, emergió de una maceta del burdel en segundos ante el asombro de los presentes y el desconcierto de la lacra. Ese segundo fue vital para que el Fantasma bañase con sus energías místicas al ser. Diana reaccionó también y su lazo mágico se situó alrededor del cuello del enemigo. Constantine proyectó varios hechizos sobre el enemigo.
La lacra no se rindió y mentalmente volvió a intentar la dominación sobre los cuatro aliados. Incluso la Cosa del Pantano llegaba a sentir que retornaba a un cuerpo humano que le parecía la más estrecha de las cárceles. Sin embargo, los héroes tenían voluntades fuertes y el lazo de Hestia aprisionaba y atenazaba a la lacra obligándola a obedecer a la amazona. Quien no resistía la tensión era el cuerpo humano que albergaba al ser maléfico, que se descomponía a ojos vista. Cuando falleciera, aunque no podía poseer a los cuatro héroes, podría hacerlo con los espectadores, clientes y prostitutas que, al escuchar el estruendo que se estaba provocando, se asomaban a ver sin dar crédito a sus ojos.
Efectivamente, el cuerpo humano cayó sin vida y la lacra de la ESCLAVITUD, como un místico gusano nauseabundo, emergió flotando en la habitación. Parecía observar a los presentes para decidir en qué cuerpo iba a introducirse. Las energías místicas de un Fantasma debilitado intentaron encarcelarla, pero al ser inmaterial no le afectaban. Diana sostenía el lazo y eso impedía que la poseyera. Se preguntó si podría enlazarlo. Constantine también intentaba dañarle con sus hechizos, pero nada parecía hacerle efecto ahora. ESCLAVITUD se elevó hasta tocar el techo y descendió con celeridad hacia la niña prostituta. La Cosa del Pantano tocó el suelo y un musgo floreció por el suelo extendiéndose a una velocidad endiablada. La hierba creció hasta cubrir el cuerpo de la niña. La lacra se dio cuenta que si contactaba con aquella formación vegetal lo único que conseguiría era entrar en el cuerpo vegetal de la Cosa. Quizá quedara encerrado en él. Entonces, desvió su trayectoria y atravesando la pared salió al exterior. Diana gritó:
- No podemos permitir que escape. Fantasma voy a situarme delante de ella y soltaré el lazo, como hicimos en Ruanda. Alec, ¿podrás repetir la jugada de la secuoya?
- Lo acabo de intentar y no ha salido. Volveremos a probar.
Pero no había tiempo, la lacra se dirigía a un grupo de transeúntes. Al poseer a uno de ellos retornaría su influjo y la lucha. Diana voló hacia ella a toda velocidad, sacó el lazo e intentó capturarla, pero era inmaterial y no pudo tocarla. Entonces, sin tiempo para nada, soltó su lazo mágico y justo cuando la lacra iba a introducirse en otra persona, la heroína se puso delante. La lacra se alegró, el cuerpo de la amazona era mucho más fuerte y resistente y amplificaría sus poderes. La Cosa del Pantano no tuvo tiempo de reaccionar y la lacra se fusionó con la princesa amazona.
Capítulo 5. Asgard.
Susanowo dominó con su influjo a Thor y Heracles. Los dos poderosos dioses se miraron con odio, envidiándose y deseando matar en combate al otro. Afrodita lo vio todo perdido, se acercó a Ares y le besó.
- Recuerda que te quiero.
Acto seguido, agarró a Hermes de la mano y le susurró al oído unas breves instrucciones. El dios de velocidad apretó con fuerza la mano de la diosa y la desplazó en un suspiro a escasos centímetros de la Espada del Tiempo. Susanowo no apreció la maniobra, estaba casi muerto y le costaba toda su concentración conseguir mantener bajo su influjo a Heracles y a Thor. Ares contempló la escena impotente, pero comprendió inmediatamente el plan de Afrodita. Sintió horror cuando vio como la diosa sostenía la espada y se acercaba por la espalda de Susanowo.
- No lo hagas, gritó.
Aunque el espontáneo grito no tenía esa pretensión, hizo girar el rostro al japonés. Como el ataque provenía por el medio rostro que tenía dañado no apreció la proximidad de la espada hasta que contactó con su cuello. Como si fuera mantequilla el arma penetró en la carne del dios nipón seccionando venas, arterias, carne, piel y hueso con una extrema facilidad. La cabeza de Susanowo rodaba por el suelo mientras inexplicablemente el cuerpo permanecía de pie anclado sostenido por una fuerza invisible. Las tres lacras quedaron colgadas de la espada como enormes gusanos grisáceos que se convertían en polvo a ojos vista. Pronto, las cenizas de las antañas peligrosas lacras, dibujaron espirales en el viento alrededor de la fría espada. ODIO, ESCLAVITUD y ENVIDIA acababan de dejar esta vida.
El cuerpo sin vida y sin cabeza del dios japonés seguía erguido como si fuera un símbolo de haber recuperado su honor mancillado por las tres lacras. Heracles y Thor despertaban y se dieron perfecta cuanta de lo sucedido. Ares se aproximaba con los ojos puestos sobre Afrodita esperando el suceso que él mismo había padecido. Hermes aturdido, exclamaba a los pies de Afrodita:
- ¿Qué ha pasado, qué ha sucedido?
- Hemos ganado.
Tras decir la frase, Afrodita soltó la Espada y cerró con fuerza los ojos. Como había sucedido en el caso anterior los años empezaron a atravesar su cuerpo. Y la diosa más perfecta jamás concebida, de belleza sin igual, inspiración de tantos y tantos genios de la historia del arte como Boticelli, la Venus romana, la diosa del amor y de la belleza quedó convertida en una anciana de cabellos grises y piel arrugada. Los senos firmes se habían convertido en dos ubres macilentas, secas y caídas. Sus labios rojos pasaron a ser de un rosa grisáceo cuarteados por fisuras. Sus enormes ojos verdes flanqueados por pestañas vigorosas, pasaron a entrecerrarse y a poseer una expresión de tristeza. Las tersas y suaves manos se atrofiaron y engarfiaron. El vestido que llevaba parecía haber crecido en tallas. Heracles la sostuvo para que no cayese. Ares llegó ante ella:
- ¿Por qué lo has hecho? ¡No tenias que ser tú!
- Ahora no hay motivo para que no estemos juntos.
- Afrodita…
Ares la abrazó. Thor avanzó hacia el cadáver de Susanowo que seguía erguido de pie. Se arrodilló ante él y pronunció un canto fúnebre.
- Dios japonés, te violaron y poseyeron contra tu voluntad. Has sido vengado. Tu muerte no será olvidada y mientras yo horade los caminos de Asgard se recordará tu valor y se cantarán tus loas y hazañas.
El cuerpo del japonés sin cabeza, como orgulloso de esas palabras, no perdió su tensión y se mantuvo alzado. Thor miró el cielo y la tormenta empezó a disiparse. Frente al Palacio Real de Odín la batalla había cesado. Dioses, gigantes, trolls y enanos despertaban de su posesión. Las valquirias al sentir que la resistencia cesaba empezaron a abandonar el lugar llevándose las almas de todos aquellos que habían caído en combate. Ejércitos de seres parecían cabalgar hacia un cielo oscuro y lluvioso plagado de relámpagos. Pronto, por orden de Thor, la tormenta terminaba y un sol resplandecía otorgando a este último viaje de tantos guerreros una aureola gloriosa. Frigg, la mujer de Odín, salió al balcón principal y su voz se oyó en todo el reino:
- Mi marido vive. Reposa en su sueño curativo. Pronto os liderará de nuevo. Es tiempo de agradecer a los dioses Olímpicos que han ayudado a salvar Asgard. El valor de la diosa de la belleza será recordado eternamente en esta tierra. También es tiempo de venganza y de unión. Todos los habitantes de Asgard deben afrontar unidos el combate contra el enemigo común que perpetró esta situación: el maléfico Asmodel. Preparaos para la batalla.
Todos los presentes gritaron y comenzaron los preparativos que les llevaría a la guerra más grande de sus vidas. Mientras tanto, Thor llamaba con un silbido a su carro de carneros inmortales. Pronto, emergió del cielo y de un formidable salto lo ocupó y salió hacia el horizonte. Sus palabras quedaron en el viento:
- Estoy en deuda con todos vosotros. León del Olimpo, mi gratitud será eterna.
Heracles hizo suya la espada y volvió a introducirla en la funda de piel que llevaba colgada en la espalda. Puso su mano en el hombro de Hermes y le dijo:
- Es hora de retornar al Olimpo. Sólo resta una lacra viva en la Tierra a la que combate la hija de Hipólita.
Ares y Afrodita se levantaron y todos tocaron a Hermes que concentrándose hizo que los dioses planeasen a su lado fueron propulsados a la velocidad de la luz rumbo a los salones del Olimpo.
Cuando desaparecieron, el cuerpo de Susanowo, que seguía en pie, en un último gesto de orgullo, se desplomó sobre el encharcado suelo como si no hubiera querido que nadie le viese caer.
Capítulo 6. Phnom Pehn (Camboya)
Diana sintió como aquel ser milenario se fusionaba con su cuerpo rindiendo su albedrío. La repulsa de ser violada la invadió. Sin embargo, algo extraño sucedió. La lacra no conseguía adueñarse de sus acciones. La amazona estaba resistiendo, aunque con una agonía interna brutal, este dominio. Esto fue así porque antes de perder la conciencia volvió a agarrar el lazo. El lazo de Hestia impedía que la lacra la poseyera, pero al estar en su interior lo que conseguía es que la lacra no pudiera disponer del control de su voluntad. Así que también ESCLAVITUD se retorcía de tensión en el interior de la amazona. Constantine, el Fantasma Desconocido y La Cosa del Pantano la rodearon. Diana les habló:
- El dolor es terrible, mientras sostenga el lazo no puede hacer nada. Ayudadme.
- La lacra debe sufrir lo mismo que tú. Es una lucha de voluntades. Resiste.- habló el Fantasma.
Efectivamente, la lacra se desgastaba en intentar imponerse al control del lazo mágico y Wonder Woman se aferraba a su lazo con rabia para sobreponerse a los deseos de aquel ser. En su mente aparecía frente a un gusano enorme de tres metros y de aspecto terrible con cuatro fauces de dientes afilados. La cabeza del gusano se abalanzaba hacia ella y tenía que sostenerla con sus manos para evitar ser mordida. Los dedos de la heroína se estrechaban contra los ojos gigantes del gusano intentando arrancárselos. La pugna desgarraba a ambos contendientes. Diana se veía sangrar por ojos, oídos y nariz, mientras que la piel del horrible monstruo parecía caerse a trozos amontonándose en el suelo. La lacra aumentó la presión y Diana dobló la rodilla hasta tocar el suelo. El gusano parecía hablar en su cabeza:
- Pronto serás mía y con tu fuerza y resistencia nada podrá detenerme.
Diana sintió que las fuerzas se le iban, la presión del gusano iba en aumento y sintió como sus fauces se acercaban y su aliento bañaba su cara. El dolor era terrible, sus brazos temblaban por el peso y sus piernas no la sostenían. ESCLAVITUD sintió que la guerrera desfallecía y puso en un último empujón toda la fortaleza de la que fue capaz. La brutalidad del ataque hizo caer a la heroína. La sombra del monstruo la cubrió:
- Se acabó, ramera. Ya eres mía.
El ánimo de Diana estuvo a punto de desfallecer. El dolor era tan intenso que casi prefería dejarse hundir en aquel sopor narcótico. Pero su mente no se rendía. Fugazmente se le aparecían conocidos: su madre Hipólita, su hermana Wonder Girl (Donna Troy) ambas fallecidas, sus aliados de la Liga de la Justicia. Se imaginó a Superman guiñándole un ojo mientras le decía:
- Cosas peores has superado. ¿Rendirse? No conocemos esa palabra.
También desfilaban como en sombras antiguos enemigos: recordó a Cheetah, a Ares el dios de la Guerra, al Dr. Psycho, Amazo, Marcianos Blancos, Darkseid… Su mente viajó a las últimas amenazas que había superado: HAMBRE y ENFERMEDAD. Y se detuvo en Raquel la mujer que no pudo salvar en Pensilvania. Raquel apareció con una escopeta de cañones recortados y mirándola fijamente a los ojos le dijo:
- ¡¡Levántate y acaba con ella!!
Wonder Woman recuperó la determinación y cuando las afiladas bocas del gusano intentaron morderla, encontraron los brazos cruzados de la guerrera destrozando sus colmillos contra sus brazaletes. Diana se levantó y sus palabras invadieron de temor a la lacra:
- Despídete de tu existencia.
La guerra mental estaba ganada. La amazona golpeó ambos ojos del gusano explotando ambos como burbujas de jabón. En el exterior el cuerpo de la heroína se estremecía, pero aferrando con fuerza su lazo. Pronto, los presentes observaron como de sus entrañas emergía desgarrado el gusano corrompedor. Nada más salir del cuerpo de la amazona el diabólico ser se precipitó al suelo casi partido por la mitad. El Fantasma proyectó todas sus energías sobre él hasta que consiguió que la división fuera total y la vida de la lacra se extinguiera.
- ¿Cómo estás Diana?- preguntó la Cosa del Pantano.
- Triunfante.
Todos quedaron en silencio. Sólo el Fantasma habló.
- Hemos derrotado a la última lacra que seguía con vida. Los dioses olímpicos han logrado vencer a las que quedaban. Todas han muerto excepto HAMBRE que está encerrada en el árbol gigante de Ruanda. Debemos replantar ese árbol en un lugar seguro.
- Existen en Isla Paraíso jardines ocultos donde se ocultan plantas mágicas. Están férreamente vigilados. La llevaremos allí.
- Nuestra misión ha terminado.
- ¿Y Asmodel? Él ha sido el causante de todo.
- Ha comenzado su guerra, yo debo ir a ayudar.
- Iré contigo.
- Diana, esta guerra está más allá de tu alcance.
- Fantasma, debo cerrar el círculo. Derrotaré a Asmodel.
Epílogo
Cuando Heracles, Afrodita, Ares y Hermes aparecieron en el principal salón del Olimpo, fueron rodeados por los demás dioses que se preocuparon del estado en el que los encontraban. Afrodita observó que todos ellos estaban pertrechados para la guerra. Armaduras y armas jalonaban los cuerpos de Poseidón, Hades, Dioniso, Apolo, Hera, Hestia, Atenea y Deméter, por citar a los más poderosos. Junto a ellos, Titanes como Rhea o Hiperion. Zeus, en su trono, ataviado con su armadura de guerra, hablaba a los demás:
- La amenaza de las lacras ha terminado. Gracias al esfuerzo de los valientes que acaban de llegar y al de la hija de Hipólita que, junto a sus aliados, ha vuelto a demostrar que su determinación y entereza la hacen digna de ocupar un lugar a nuestro lado. Ahora sólo queda Asmodel, que acaba de atacar al cielo. Debemos acabar con él.
- Padre- dijo Heracles- nos mentiste. Cambiaste nuestros recuerdos y nuestras percepciones. No somos lo que creíamos ser. Somos seres de gran poder que palidecen ante(9)…
- Somos lo que somos. Y si quieres que rinda cuentas de lo que he hecho, siempre pensando en el bienestar de esta raza, deberás esperar a que terminemos con la vida de la más grande amenaza que el universo ha conocido: Asmodel. Triunfo o muerte. No tenemos otra alternativa.
Zeus miró a Ares, Afrodita y Hermes.
- Veo que el precio ha sido terrible.
Heracles volvió a dirigirse a su padre:
- Iré contigo, padre. Pero si sobrevivimos, nada será igual.
- Coge tus armas y prepárate. No está nada claro que consigamos volver.
Continuará...
Referencias:
(1).- Durante mucho tiempo fue Jim Corrigan. En el momento cronológico de esta historia en Action Tales, que transcurre antes de los acontecimientos de Imperio, es Hal Jordan. Pero, debido a los cambios que se han producido en la serie de Green Lantern en Action Tales he preferido ni mencionarlo por si entrara en contradicción con algún relato ya escrito.
(2).- Esta historia se contará durante el arco "Los primeros dias de la JSA", próximamente en sus pantallas...
(3).- Wonder Woman Action Tales 9. Se refiere al universo que creó en la serie Lucifer de Mike Carey.
(4).- Todo ello en Wonder Woman Action Tales 9.
(5).- Hermes quedó ciego en Wonder Woman Action Tales 10.
(6).- Ares perdió la juventud en Wonder Woman Action Tales 8.
(7).- Somaly Man (1970) es una activista camboyana que lucha por los derechos humanos. De niña fue recluida en un burdel de Camboya y obligada a ejercer la prostitución. Escapó en 1991 y estableció su residencia en París. Retornó a Camboya años después formando parte de Médicos sin fronteras. Creó en 1997 la asociación Acción por las mujeres en situación precaria (AFESIP), una ONG para reintegrar socialmente a las mujeres víctimas de la esclavitud sexual. Entre otros premios tiene el Príncipe Asturias de Cooperación Internacional.
(8).- Wonder Woman Action Tales 6.
(9).- Se refiere a los acontecimientos descritos en Wonder Woman Action Tales 1 a 4.
Abrió los ojos. Asmodel estaba desnudo bajo las cataratas del Niágara. Flotaba en el vacío y dejaba que le bañase, con atronadora violencia, la fuerza de aquellas toneladas cúbicas de agua. El brutal golpeo acuoso no le desplazaba un solo milímetro de su posición aérea. Cuando se sintió limpió, alzó la cara y abrió la boca engullendo litros y litros de agua hasta que sació su sed. Descendió hasta sumergirse. Allí esperaba su armadura. Fue poniéndosela con lentitud y, una vez situado el casco sobre la cabeza, habló:
- Es la hora.
Dio una fortísima palmada y una energía grisácea surgió del golpe. Empezó a extenderse generando un portal de color verduzco a unos diez metros de donde estaba. Acababa de crear una puerta al cielo. Al entrar por ella, se cerró. Rodeado de una oscuridad absoluta Asmodel ascendía como si pisara una escalera. Estuvo varias horas subiendo inmerso en silencio y noche, hasta que contempló un hilo de luz a un kilómetro de su cabeza que fue ampliándose. En unos minutos un enorme valle de luz se situó ante él. Era como si montañas hechas con energía del sol se extendieran dejando un espacio blanquecino y enorme al final de sus laderas. El antiguo ángel rey pisó aquel mágico espacio y escuchó un murmullo. Desde la cúspide de aquellas montañas de luz descendían en formación dos hileras de ángeles. Millares de figuras aladas que portaban lanzas flamígeras y armaduras blancas y plateadas se dirigían hacia su encuentro. Asmodel se detuvo. Los dos ángeles que encabezaban cada hilera se adelantaron. Se trataba de los Arcángeles Gabriel, mensajero y portador de vida y muerte, y Miguel, jefe del ejército celestial, ambos de enorme musculatura, con armaduras ceñidas a los cuerpos y cada uno con una lanza incandescente en la mano izquierda y una espada envuelta en llamas en la derecha. Sus rostros gélidos y serios. En el camino hacia Asmodel se les unió otra figura que apareció de la nada, independiente de los ejércitos. Este último estaba envuelto en una capa verde oscura con una tétrica capucha. Era el Espectro, su rostro impersonal y pálido denotaba que en aquel lugar estaba sin la figura humana a la que estaba unido en la Tierra (1). Los tres se situaron a unos cinco metros de Asmodel. Éste habló:
- Miguel, Gabriel, Rafael,… ¿o prefieres que te llame Espectro? Os saludo hermanos.
- Dejaste de ser nuestro hermano hace mucho tiempo.- respondió el Arcángel San Gabriel.
- Me sorprende veros aquí. ¿Os ha enviado Él a detenerme? Entonces es que me teme.- volvió a hablar Asmodel.
- Él no ha dicho, ni hecho nada. No ha habido mandato.- contestó el Arcángel San Miguel.
- ¿Ni siquiera me tiene en consideración? Entonces, ¿por qué habéis acudido a mi encuentro?
- Tenemos libre albedrío. Podemos decidir.- volvió a intervenir Miguel.
- ¿Cuál ha sido vuestra decisión?-
- Eres una amenaza para el orden cósmico y para nuestro creador. Hemos decidido detenerte.- habló ahora El Espectro.
- ¿Recordáis nuestro pasado? Éramos hermanos inseparables, éramos sus manos, forjábamos en la realidad sus pensamientos y deseos. Realizábamos su obra desterrando la oscuridad de la Creación… Tú, Miguel. Tú, Gabriel. Tú, Rafael, aunque ahora seas conocido como el patético esclavo vengador llamado el Espectro. El fallecido Abbadon y Lucifer. ¿Y qué pasó después? ¿Cómo se nos pagó nuestro servicio? Dejó la Creación sin control ni guía. Todo fue azar. Pudo no haber surgido vida o inteligencia. Cuando surgieron, no enseñó camino alguno. Y así sucedió y sucede. Por otorgarles libertad, todas las razas inteligentes de este universo aniquilan guerra tras guerra a sus semejantes, matan de hambre a sus propios hermanos, adquieren lujos y evitan solucionar problemas como el hambre, se refugian en drogas, el egoísmo prima, las catástrofes naturales asolan los mundos, fallecen recién nacidos, hay dolor, enfermedad, abusos, opresión, robos, corrupción… ¿Qué sentido tiene esa existencia que les otorga si está envuelta en pesar? ¿Y Nosotros? ¿Nuestra hermandad en qué quedó? De nuevo la libertad de pensar, de actuar nos desunió. Lucifer, nuestro hermano más radiante, se levantó el primero. Quería acabar con esta injusticia. Rafael, tú le seguiste, ¿es qué no comprendiste sus motivos? Gabriel, Miguel y yo mismo os combatimos, nos mantuvimos leales a Él. Miguel tú derrotaste al mismo Lucifer en combate personal. Y yo a ti Rafael, luego te arrepentiste y fuiste condenado a vagar a ese nauseabundo planeta llamado la Tierra, anclado a un alma humana.
- ¿Por qué te mantuviste leal, si tan convencido estás ahora de que es necesario cambiar el orden establecido?- dijo Miguel.
- Porque entonces esperaba que Él se diera cuenta de su error de otorgar ese libre albedrío. Pensé que aquella rebelión le haría recapacitar. Abbadón opinaba igual y se volvió loco de esperar. Pasaban los siglos sin que se produjera ningún cambio. Todo continuaba en manos del azar.
- Se hizo hombre y padeció.
- Padeció, dejó que le crucificaran y… ¿qué más? ¿Es qué su palabra se cumple? ¿Es que se le respeta? Abbadon se hartó y aprovechando que uno de los planetas de la Creación era asolado por una guerra terrible dirigida por un mal absoluto se puso de parte de ese mal. Abbadón ayudó al humano llamado Hitler, para que Él se diera cuenta de que tenía que corregir el destino, implicarse y guiar, como derecho natural otorgado por ser el Creador, pero que a la vez le obliga como deber moral. Ni ejerció el derecho, ni cumplió su deber.
- Abbadón era un demente.- habló el Espectro.
- Debes saberlo. Tú le asesinaste, Rafael (2). Abbadón perdió la justa apreciación de la realidad por querer que Él reaccionara. ¿Cómo podéis seguir tan ciegos? Aceptar su voluntad sin el menor reproche os ha convertido en esclavos. ¿Así se nos devuelve nuestra devoción pasada? Abbadón muerto, Rafael exiliado, Lucifer agoniza crucificado por mi mano(3) y vosotros venís a matarme. Quizá también este era su plan. Enfrentarnos para que nunca supusiéramos una amenaza para Él.- A Lucifer le cegó la ambición, Abbadon era un tirano. La sabiduría del Creador es infinita. Supongo que la libertad de los seres es su primera prioridad.- habló Miguel.
- La libertad es un error. Voy a instaurar paz, seguridad, felicidad y orden. Ilusos, defendéis a un Dios que no moverá un dedo al ver la masacre que voy a originar a sus mismísimos pies. Sabed que cuando os esté matando no os socorrerá a ninguno.
- Moriremos por su gloria.- dijo Gabriel.
- Moriréis por la mía.
Asmodel concentró su poderosa energía en la mano izquierda y proyectándola sobre una de las hileras de ángeles desintegró la cabeza de uno de ellos. La indignación fue total en Miguel, Gabriel y El Espectro. Los dos primeros levantaron sus lanzas profiriendo un terrible grito. El resto de los millares de ángeles alados se elevaron y cubrieron con sus sombras a Asmodel dispuestos a terminar con la vida del antiguo señor de la Hueste del Toro.
Capítulo 1 Asgard
Susanowo, el dios japonés que albergaba en su interior las lacras del ODIO, GUERRA y ENVIDIA, estaba en el punto más alto de la montaña llamada Mullain. Desde allí, su inhumana visión le permitía no perder detalle de la batalla entre las valquirias y el ejército que él controlaba. Las lacras, a través de Susanowo, influían en las mentes de prácticamente todos los habitantes de Asgard para que se enzarzaran en una guerra sin cuartel entre ellos. La llegada de las valquirias, convocadas por Frigg la mujer de Odín, había contenido a su ejército. La mortandad era terrible.
Las lacras tuvieron un asomo de preocupación. Los enviados de Zeus habían conseguido librar de su influencia a Thor, salvar de la muerte a Odín y convocar a aquel ejército de valquirias que impedían su triunfo completo (4). La preocupación fue en aumento cuando ante Susanowo hicieron acto de presencia este grupo de dioses. Sin embargo, alguno de estos Olímpicos no pasaban por su mejor momento. Hermes estaba ciego, una vez descendió se quedó quieto sabiendo que si sus aliados eran derrotados sería una presa fácil(5). Ares, envejecido tras haber usado la Espada del Tiempo, tampoco tenía fuerzas para la lucha y se sentía un inútil incapaz de ayudar. Prefería morir allí antes de retornar al Olimpo en el estado en el que se encontraba(6). Los únicos capacitados para el combate eran Heracles, Afrodita y Thor que dieron un paso al frente hacia Susanowo.
El poder de Heracles y Thor unido a las artes mágicas de Afrodita, parecían otorgarles una considerable ventaja sobre Susanowo. El problema era que el japonés no luchaba solo, en su interior las lacras de ODIO, ENVIDIA y GUERRA, le concedían una fuerza más grande que la de los tres dioses unidos. Sobre todo, porque su capacidad de influjo seguía vigente y podía controlar sus voluntades para lograr que se matasen entre sí. No pudo lograrlo porque el martillo de Thor, Mjolnir, le impactó en pleno estómago provocando su caída. Desde el suelo, haciendo gala de una oscura y tétrica voz, amenazó a sus adversarios:
- Hijo de Odín, no pudiste conmigo antes. Caerás bajo mi influjo y matarás a tus compañeros.
- Jamás, criatura del averno. Ahora que sé de tu diabólica naturaleza no doblegarás de nuevo mi voluntad.- dijo arrogante Thor, aunque sin saber si podría hacer honor a sus palabras.
- Y vosotros, dioses olímpicos, ¿cómo habéis sobrevivido al ataque de DOLOR?
- Matamos a DOLOR, también a OLVIDO y, en la Tierra, la hija de Hipólita ha terminado con HAMBRE y ENFERMEDAD. Sólo quedáis vosotras tres y ESCLAVITUD.
- Nuestro poder está más allá de vuestra comprensión. Sólo hallaréis muerte. Os dominaremos la mente y los sentidos para que no veáis nada más que rivales en los que os rodean.
Thor apretó el martillo con rabia y lo levantó mirando al cielo. Su grito ensordeció a los presentes:
- ¡¡Yo, amo de las tormentas os ordeno que descarguéis vuestra furia contra el mal que afronto!! La montaña de Mullain será tu tumba, perro japonés.
En ese preciso instante, una impresionante tormenta se generó sobre todos. La lluvia azotó con fiereza el terreno, pero los rayos descendían golpeando únicamente al dios japonés. Así, sobre él se encadenaron una cascada de latigazos eléctricos que le envolvían impidiendo cualquiera de sus acciones. Afrodita se acercó y girando las manos hizo que la roca sobre la que se aposentaba Susanowo cobrase vida y aprisionara sus pies. Además, intentó influir en las lacras para que se sintieran atraídos hacia ella y así desorientarlas aún más. En el interior del cuerpo del dios poseído las tres lacras intentaban proyectar deseos de matar entre sus enemigos, pero entre la magia de Afrodita y los terribles relámpagos que Thor descargaba sobre ellas, no lo conseguían. Heracles dijo:
- Si Susanowo muere las lacras saldrán de él e intentarán poseernos. Sólo la Espada del Tiempo podrá poner fin a esto.
Heracles se acercó al enemigo asiendo con ímpetu la Espada. Afrodita le gritó:
- ¡Ahora es el momento, está paralizado!
El hijo de Odín saltó hacia el nipón, levantó su martillo y lo descargó sobre su pecho hundiéndole, literalmente, las costillas y clavándoselas fragmentadas en pulmones y corazón. Heracles se situó sobre el caído con la Espada en la mano. Entonces… se produjo su duda. Sabía que si le ensartaba perdería la juventud igual que había pasado con Ares. Pensó en soltarla sin que su mano la tocase cuando entrara en el cuerpo poseído, pero sabía que la última mano que tocara el arma sufriría la maldición. Heracles detuvo su acción.
- ¿A qué esperas?- gritó Thor.
El momento de duda fue fatal. Susanowo se alzó como un muerto viviente y descargó un rayo de energía que impactó en la cabeza de Heracles. Este pudo girarla pero su oreja derecha quedó casi carbonizada y un gran chorro de sangre descendió por su cuello. Acto seguido, el maléfico ser entrechocó las palmas de sus manos y haces de dagas místicas salieron despedidas hacia sus rivales. A Thor se le clavaron en brazos y piernas haciéndole caer. A Heracles le atravesaron el pecho en un dolor terrible que le tumbó casi aplastando a Afrodita. La diosa perdió la concentración y el efecto de distorsión que provocaba en las lacras cesó. Susanowo se puso en pie. Hermes tocó el brazo de Ares y le dijo:
- ¿Qué sucede ahora?
La respuesta de Ares fue lapidaria:
- Que la muerte ha llegado.
Capitulo 2. Phnom Pehn (Camboya)
El avión invisible con sus tres portadores, el Fantasma Desconocido, John Constantine y Wonder Woman, planeaba sobre espacio aéreo camboyano. El avión era indetectable y ni la vigilancia militar de Camboya había advertido el menor rastro de su presencia. Aterrizaron en las afueras de Phnom Pehn, la capital del país. Un hechizo de ocultación del Fantasma hizo que quienes les observaran vieran a dos hombres y una mujer de aspecto occidental, sin nada que resultara destacable. Constantine hablaba:
- Me encanta hacer turismo. Camboya. 14 millones de habitantes…, país limítrofe con Vietnam, Tailandia, Laos… Joya ensangrentada de Asia.
- Aquí se produjo uno de los mayores genocidios de la historia reciente de la humanidad.- dijo el Fantasma.
- Pol Pot.-añadió Wonder Woman.
- En efecto, cuando EE. UU. abandonó Vietnam, en Camboya ocupó el poder un terrible dictador: Pol Pot. Su verdadero nombre era Saloth Sar y comenzó una política de exterminio que acabó con la vida de entre 1.500.000 y 2.000.000 de seres humanos. Los jemeres rojos, que era como se conocía a sus seguidores, provocaron un auténtico genocidio. La absurdez de las muertes era evidente. Se persiguió a los intelectuales, al que presumiera de serlo o lo pareciera. Se era sospechoso por tener gafas, saber un idioma extranjero o haber obtenido un título universitario. Cuando el sospechoso era declarado culpable era condenado a la pena capital él, su familia y, a veces, amigos. El futuro ejecutado debía caminar con sus familias desde las cárceles al campo de exterminio donde se le asesinaba. Al habitante de la ciudad se le declaró enemigo del estado. Se evacuaron las zonas urbanas con la excusa de que EE.UU. iba a bombardearlas. Más de dos millones de personas fueron desplazadas de sus hogares, se les obligó a caminar centenares de kilómetros y a trabajar en campos de concentración. Eliminaron vínculos de familia al separar a los matrimonios enviando a cada cónyuge a un punto diferente del país. Lo mismo se hizo con los hermanos. Se prohibió por ley el arte, la cultura, las religiones, la literatura, las escuelas, la moneda. El régimen aisló al país, La comunidad internacional miró para otro lado. Finalmente, Vietnam invadió el país y se derrocó a Pol Pot. En 1993 las Naciones Unidas empezaron a investigar y a realizar juicios por crímenes de guerra.- explicó el Fantasma.
Constantine encendió un cigarrillo y con gran sorna miró al Fantasma diciéndole:
- ¿Y tú qué hacías mientras tanto? Tengo entendido que ya por aquel entonces pateabas la Tierra. ¿No decías que andabas errante desde la rebelión de Lucifer en la que no supiste tomar partido? ¿Por qué no echaste una mano en Camboya? Ah, claro, no son cristianos. Que les proteja el enviado de cualquier otro dios.
- Siempre crees saberlo todo. Llevo toda mi existencia ayudando a la humanidad dentro de mis posibilidades. No soy omnipotente, ni puedo estar al mismo en todos los rincones del globo, pero te aseguro que estuve ayudando en Camboya, en Vietnam, en Hiroshima… He dedicado toda mi existencia, no a satisfacer mis necesidades personales como tú, sino a colaborar con los seres humanos.
- Ya, ya. Es verdad, el viejo John es un egoísta. Sólo habré salvado este planeta dos o tres veces y por eso recorro medio mundo con una chica en paños menores y un tío envuelto en una capa gabardina combatiendo monstruos mitológicos. Si yo tuviera tu poder…
- Vivirías en un palacio, habrías condenado a más amigos de los que has condenado y el mundo sería un lugar peor.
- Al menos, no llevaría ese sombrero pasado de moda ya cuando Hitler era corneta.
- Perdón por no tener tu gusto para la moda, debí apreciar que tu gabardina marrón se exhibe en los principales escaparates de Milán, Madrid y París.
Wonder Woman se sorprendió que el Fantasma entrara al trapo. Pero sabía por experiencia que Constantine era capaz de hacer perder los nervios a cualquiera. Sin más tardanza interrumpió la infantil discusión:
- Chicos, chicos. Fantasma, tienes cientos de años, seguro que puedes estar por encima de los comentarios de Constantine. Y en cuanto a ti John…
- Dime, preciosa…
- Cállate.
La amazona se volvió hacia el Fantasma diciendo:
- Estuve hace meses en una misión de Naciones Unidas. El país aún pugna por alejarse de los fantasmas del pasado. Pot murió en 1998 y su heredero político Ta Mok fue capturado y acabó sus días en prisión en el 2006. El actual rey Norodom Sihamoni ha mantenido un continúa lucha porque se pagaran las responsabilidades del pasado. Intenta presentar a Phnom Penh como una ciudad turística.
- Venga, tenemos tiempo. Hablemos de la historia de Camboya y de su producto interior bruto media hora más. ¿Por qué no empezamos a buscar a la lacra de turno? ¿Cuántas lacras nos quedan?- volvió a interrumpir Constantine.
- Los dioses Olímpicos han acabado con DOLOR en el Olimpo y OLVIDO en Israel. Ahora mismo se enfrentan junto a los dioses nórdicos a ENVIDIA, GUERRA y ODIO en el corazón de Asgard. Nosotros detuvimos a HAMBRE en África, destruimos a ENFERMEDAD en EE.UU. y solamente queda en la Tierra, aquí en Camboya, ESCLAVITUD.- respondió el Fantasma.
- Alguna ayuda más no nos vendría mal ¿Algún héroe más que no pueda ser poseído, como nosotros?- repreguntó Constantine.
- La Cosa del Pantano quedó en Ruanda custodiando el árbol donde encerramos a HAMBRE, cuando haya conseguido transplantarlo a un lugar alejado de la aldea se incorporará con nosotros.
- Vamos a lo que vamos.- habló Diana.
Comenzaron a andar. El Fantasma les guiaba como si tuviera un detector mágico que le dirigía hacia la zona de influjo de la lacra. Le sorprendió la normalidad que se encontraban. Recordaba Moulton Town o el poblado ruandés y como todo, en varios kilómetros a la redonda, estaba absolutamente condicionado por el contacto con la lacra. Anduvieron hasta la puerta de un prostíbulo. Dos hombres estaban a un metro de la entrada, sentados en dos sillas de madera con gafas oscuras y camisetas y pantalones blancos. Se sobresaltaron. Eran vigilantes del lugar. Si sólo hubiesen hecho ademán de entrar Constantine y el Fantasma no hubieran realizado movimiento alguno, pero el ver que les acompañaba una mujer se levantaron y se dirigieron al grupo. El más alto dijo:
- ¿Qué se les ofrece?
- Estamos buscando a un amigo.- respondió Diana.
- Si dejáis que la criada hable mal empezamos.
- No queremos problemas, sólo buscamos a un demonio infernal que, con total seguridad, habrá poseído a algún mortal de aquí dentro.- habló socarrón Constantine.
- ¿Eres inglés?
- Y del Liverpool.
- Lárguense.
- Oblíganos.- respondió Constantine.
Los dos hombres tensaron los músculos y se les adivinó en la mirada una pronta acción violenta. Realmente, no tenían la más mínima opción contra Wonder Woman. Pero no hizo falta que la amazona demostrara su arte guerrero, el Fantasma alzó la mano derecha y los matones quedaron paralizados.
- Sentaos otra vez.
Obedeciendo como autómatas regresaron a las sillas de las que se habían levantado. Los tres héroes entraron en el prostíbulo. Una oronda señora levantó la vista y les repasó con la mirada exhaustivamente, pero no mostró reacción alguna. Simplemente se limitó a decir:
- ¿Van a desear los señores algo en trío o por separado?
- Una chica para la dama y mi persona. El señor de la gabardina por separado- intervino Constantine. El Fantasma quería terminar con aquel asunto lo antes posible. Su voz emergió tenebrosa.
- ¿Dónde está el dueño?
- Ha… salido… volverá en… pocos minutos…- el Fantasma había atemorizado a la mujer.
- Esperaremos.
Diciendo esto se sentó en una mesa circular situada al lado de una gran barra de bar.
- ¿Quieren… tomar algo mientras esperan?
- Sí,- dijo Constantine adelantándose a posibles contestaciones de la princesa amazona y del Fantasma- una cerveza bien fría.
Se oían gemidos de los clientes y palabras lascivas de las prostitutas. Constantine apuró la cerveza y miró a su alrededor deteniendo los ojos, con algo de lascivia, en el cuerpo de la amazona. Diana lo apreció y evitó su mirada. No es que no agradeciera su fundamental ayuda para terminar con las anteriores lacras, pero estaba realmente cansado de su socarronería, prepotencia y chulería. En ese instante una adolescente de apenas trece años irrumpió en la habitación. La madama oronda señaló una puerta y la cría, con la cara minuciosamente pintada como una actriz y un vestido transparente, se dispuso a entrar en ella. Al entreabrirla Diana pudo apreciar como otra mujer desnuda realizaba una felación a un gordo hombre que sonreía y jadeaba deteniendo su mirar en la cría que hacía su aparición. La amazona dio unos pasos y agarró del hombro a la chica impidiendo que pasara. Cerró la puerta. Escuchó un he pagado por ella, que pronunció el hinchado cliente. La madama se levantó y dio un par de palmadas. Cuatro nuevos matones armados con barras y cuchillos descendían de una escalera que daba al piso superior. Tampoco hizo falta entrar en contienda. El Fantasma realizó un gesto mágico y todos parecieron quedar anestesiados. Se acercó a la madama y situó una de sus manos en el rostro de la señora, que quedó congelada. El Fantasma Desconocido miró al techo y sus ojos se pusieron en blanco. Su voz adquirió una lúgubre tonalidad sonora y empezó a relatar pensamientos y recuerdos de la mujer:
- Esclavas, hemos sido esclavas, obligadas a prostituirnos. La primera vez fui vendida por mi propio padre con 11 años. Sentí un dolor tremendo cuando aquel hombre me penetró. Tantos años después aún recuerdo ese momento. Por el hecho de haber nacido mujer en este planeta, millones de personas son tratadas de una u otra manera como una propiedad: explotación sexual, trabajo doméstico servil, matrimonios forzados, compra y venta... Habló con nosotras Somaly Mam(7), a pesar de las amenazas de muerte sobre su persona no cejó de intentar ayudarnos. Tres de nosotras se fueron con ella. Nos obligaron a no escucharla.
Su discurso se cortó en seco. El Fantasma soltó el rostro de la mujer y ésta pareció recuperar el uso de su voluntad. Algo desorientada miró a la entrada en donde había aparecido un hombre, excelentemente trajeado, con un sombrero blanco y unas gafas oscuras, diciendo:
- El amo ha llegado.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, la lacra de la ESCLAVITUD, que se aposentaba en el interior de aquel hombre, se apoderó de las mentes de los tres adversarios. Diana, John y el Fantasma se llevaron las manos a los oídos como si un zumbido inhumano taladrara sus mentes.
Capítulo 3. Asgard
El tobillo de Afrodita sufrió el envite de las dagas mágicas de Susanowo y a duras penas pudo evitar ser aplastada por el corpachón de Heracles. Rodó por el suelo hasta llegar cerca del envejecido Ares. La lluvia que incesantemente bañaba a todos los presentes, recorría el rostro del dios de la guerra haciendo parecer que lágrimas gigantes brotaban de sus ojos. La diosa le miró y se extrañó de que en aquel terrible momento, en medio de un combate del que dependía la supervivencia de los dioses, su corazón rebosara de amor por aquel arrogante dios, ahora humillado por la maldición que había consumido su fortaleza y juventud. Necesitaba escuchar de Ares alguna palabra que la reconfortara:
- Ares, amor mío.
El Dios de la Guerra se acercó e intentó levantarla con rostro frío y distante.
- No me llames así. No puedes sentir amor por mí.
- He seducido a muchos hombres, he perdido la razón por alguno como Adonis, pero he amado a uno solo que eres tú… Cuando todo esto pase déjame dar consuelo a tu prematura vejez.
- No puedes amarme ahora, Afrodita… yo no puedo corresponderte… como mereces. Sientes piedad. No inspiro más que repulsa.
- Antes de que acabe el día te demostraré mi amor
Mientras, Thor se sobreponía al dolor y volvía a ordenar al cielo que descargara su furia. Una nueva tormenta eléctrica descargó poderosos rayos eléctricos sobre el japonés. Las energías le atravesaron dejándole envuelto en un denso humo. Sin un segundo de pausa, levantó de nuevo Mjolnir y lo bajó con furia sobre el cráneo del dios japonés partiéndoselo en dos. La masa encefálica del dios asomó por en medio de la brecha y uno de los ojos se desprendió cayendo al suelo. La formidable resistencia de Susanowo le permitió conservar su vida. Su voz sonó distorsionada y horrible:
- Matad este cuerpo. Matadme. Decidme cómo vais a conseguir que al morir no salgamos y os poseamos a todos.
Un puñetazo de Heracles terminó la frase. El cuerpo de Susanowo se desplomó. Thor pisó el pecho de Susanowo. Su martillo chisporroteaba energía salpicando con destellos el rostro de su enemigo. Miró hacia Heracles y al verle una sombra de duda en el rostro le gritó:
- No perdamos más tiempo. Atraviésale con la espada y si no tienes valor para afrontar las consecuencias dame el arma y lo haré yo.
La decisión era terrible. Heracles sabía que de ensartar el cuerpo del dios nipón terminaría con la terrible batalla, pero a la par que llegaría el triunfo, su edad avanzaría milenios hasta quedar, como estaba Ares, en plena ancianidad, al borde de la muerte. Por otra parte, si entregaba la espada a Thor y era éste quien la clavaba quedaría como un cobarde a ojos de todos estos dioses. No había más tiempo de duda. Heracles había sido muchas cosas en su vida pero jamás un cobarde. Si éste era su último combate que fuera digno de ser recordado:
- ¡¡Zeus…. padre mío, te entrego mi alma!!
Asió con ambas manos el pomo de la espada y situando la punta de manera perpendicular al corazón del nipón, descendió con rabia para atravesarlo. Las lacras reconocieron el arma que milenios antes había servido para matar a muchas de sus hermanas y exiliar al resto. Si la espada entraba en aquel cuerpo, las tres lacras morirían de inmediato. No podían permitirlo. Las manos de Susanowo detuvieron la hoja a escasos milímetros de su rostro. Las palmas sobre la parte plana de la espada. Heracles empujaba con toda su fuerza pero el dios japonés resistía. Poco a poco la hoja iba resbalando haciendo sangrar las palmas del japonés. Thor fue a golpear con su martillo el pomo de la espada para que, como si clavara un clavo, acabara por ensartar al adversario. El japonés abrió la deformada boca y una lengua de fuego invadió los ojos del nórdico, que perdió la orientación y falló el golpe. También Heracles se vio afectado, perdiendo la visión momentáneamente. Susanowo dobló sus rodillas colocando los pies sobre el pecho del griego al que propulsó hacia atrás quitándoselo de encima. Heracles aturdido perdió la espada de la mano y ésta se alejó unos tres metros de los contendientes. Susanowo se levantó y de sus manos emergieron tridentes de energía oscura que atravesaron a Heracles y Thor. Los dos se retorcieron por el suelo, seriamente dañados. Susanowo fijo el ojo sano que le quedaba, en la Espada del Tiempo y se dirigió a ella con intención de atraparla.
Afrodita volvía a la batalla. No podía permitir que se apoderara de la temible arma e intensificó su poder de deseo. Susanowo se detuvo, las lacras volvieron a padecer una extraña atracción desconocida en el interior del dios japonés. La confusión aunque breve sirvió para que Thor y Heracles volvieran a auparse golpeando casi al unísono al enemigo. Sin embargo, al caer las manos del nipón tocaron el suelo provocando un terremoto. Pedazos de piedra salieron disparados con violencia estrellándose con sus enemigos. Susanowo se giró y volvió a proyectar energías sobre sus rivales.
Capítulo 4. Phnom Pehn (Camboya)
Diana estaba siendo violada, junto a sus hermanas. Veía como los soldados de Heracles las forzaban. Ante sus ojos su madre estaba siendo brutalmente sodomizada por el propio héroe griego. Las cadenas que todas portaban les impedían casi moverse. El Fantasma estaba crucificado en un árbol, desnudo, bajo un cielo rojo y goteando sangre en un suelo mitad ocre, mitad amarillo. Tenía el cuerpo repleto de golpes. Respiraba a duras penas y sentía como la vida se le escapaba. Sus antiguos hermanos ángeles, con las alas cortadas, reían, bebían y fornicaban alrededor de su cruz. Agarrándole con fuerza de los brazos le desclavaron provocándole una enorme agonía. Tras estrellarle contra el suelo le levantaron y le dieron un barreño con agua y una esponja y le ordenaron lavar los pies y pezuñas de todos los presentes. Se arrodilló y comenzó la labor. Constantine estaba en una celda de un metro cuadrado. Acurrucado llevaba días allí. No soportaba más el dolor en sus articulaciones. De repente, la puerta se abrió y unos hercúleos hombres vestidos con uniformes militares de color negro, le ordenaron que empujara una noria de moler trigo a la que estaban enganchados varios animales. Constantine comenzó esa tarea sin fin.
La ensoñación desapareció de las tres mentes. Retornando al burdel camboyano. El hombre que tenía la lacra en su interior sonreía:
- Nada podéis contra mí. Mi influjo os ha marcado y sólo con pensarlo la humillación que habías padecido puede hacerse real.
- No nos detendremos hasta que terminemos con la esclavitud que haces padecer a estas mujeres.- habló Diana.
- ¿Yo? Te equivocas, amazona. Me he introducido en este hombre, pero él ya tenía este negocio. Los seres humanos no necesitáis a nadie para hacer sufrir a los demás. Lo hacéis muy bien vosotros solos. Os lleváis matando desde que el mundo es mundo en guerras fratricidas. Os odiáis, envidiáis lo que tienen los demás, matáis de hambre y esclavizáis a vuestros semejantes. Gastáis millones en tocar las estrellas y no empleáis esa inversión en mejorar vuestras propias vidas. ¿Crees que este imperio lo he forjado yo? Buscáis vuestro propio beneficio sin importaros el sufrimiento del prójimo. Simplemente me introduje en el ser que lo había hecho. ¿Sabes una cosa…? Era humano… Esas niñas, ese sufrimiento que tanto te horroriza está creado por tus semejantes. Cuando me matéis y me detengáis ¿haréis lo mismo con el que ocupe mi lugar?
- Lo decidiremos en ese momento, de momento te toca a ti.- dijo arrogante Constantine.
El Fantasma Errante tuvo una mirada de complicidad con Diana. Ella lo entendió, debía aprisionarle con el lazo de Hestia. Cuando la mano de la amazona se disponía a tocar el lazo, la lacra proyectó su poder sobre los tres compañeros y sus mentes volvieron a ser dominadas. Wonder Woman cayó de rodillas pensando que estaba en una jaula. Constantine apareció en los calabozos de Scotland Yard. Sólo el Fantasma Desconocido, que esperaba el ataque, pudo mantener algo su conciencia y a duras penas levantó la mirada hacia el hombre que les esclavizaba:
- Basta, por favor…
- Pronto acabará todo.
El Fantasma cerró con fuerza los ojos y gritó:
- ¡Holland!
Nadie utilizaba ya el nombre de Alec Holland. Pero, antaño había pertenecido al ser conocido como la Cosa del Pantano. A miles de kilómetros de allí, en Ruanda, la Cosa del Pantano custodiaba la secuoya que albergaba la lacra del HAMBRE(8). La palabra adquirió forma de conjuro y el ser que poseía los recuerdos de Alec Holland recibió esta llamada de auxilio. En un instante descompuso su cuerpo fundiéndose con la conciencia verde de la Tierra, que conectaba toda formación vegetal del planeta. Así, emergió de una maceta del burdel en segundos ante el asombro de los presentes y el desconcierto de la lacra. Ese segundo fue vital para que el Fantasma bañase con sus energías místicas al ser. Diana reaccionó también y su lazo mágico se situó alrededor del cuello del enemigo. Constantine proyectó varios hechizos sobre el enemigo.
La lacra no se rindió y mentalmente volvió a intentar la dominación sobre los cuatro aliados. Incluso la Cosa del Pantano llegaba a sentir que retornaba a un cuerpo humano que le parecía la más estrecha de las cárceles. Sin embargo, los héroes tenían voluntades fuertes y el lazo de Hestia aprisionaba y atenazaba a la lacra obligándola a obedecer a la amazona. Quien no resistía la tensión era el cuerpo humano que albergaba al ser maléfico, que se descomponía a ojos vista. Cuando falleciera, aunque no podía poseer a los cuatro héroes, podría hacerlo con los espectadores, clientes y prostitutas que, al escuchar el estruendo que se estaba provocando, se asomaban a ver sin dar crédito a sus ojos.
Efectivamente, el cuerpo humano cayó sin vida y la lacra de la ESCLAVITUD, como un místico gusano nauseabundo, emergió flotando en la habitación. Parecía observar a los presentes para decidir en qué cuerpo iba a introducirse. Las energías místicas de un Fantasma debilitado intentaron encarcelarla, pero al ser inmaterial no le afectaban. Diana sostenía el lazo y eso impedía que la poseyera. Se preguntó si podría enlazarlo. Constantine también intentaba dañarle con sus hechizos, pero nada parecía hacerle efecto ahora. ESCLAVITUD se elevó hasta tocar el techo y descendió con celeridad hacia la niña prostituta. La Cosa del Pantano tocó el suelo y un musgo floreció por el suelo extendiéndose a una velocidad endiablada. La hierba creció hasta cubrir el cuerpo de la niña. La lacra se dio cuenta que si contactaba con aquella formación vegetal lo único que conseguiría era entrar en el cuerpo vegetal de la Cosa. Quizá quedara encerrado en él. Entonces, desvió su trayectoria y atravesando la pared salió al exterior. Diana gritó:
- No podemos permitir que escape. Fantasma voy a situarme delante de ella y soltaré el lazo, como hicimos en Ruanda. Alec, ¿podrás repetir la jugada de la secuoya?
- Lo acabo de intentar y no ha salido. Volveremos a probar.
Pero no había tiempo, la lacra se dirigía a un grupo de transeúntes. Al poseer a uno de ellos retornaría su influjo y la lucha. Diana voló hacia ella a toda velocidad, sacó el lazo e intentó capturarla, pero era inmaterial y no pudo tocarla. Entonces, sin tiempo para nada, soltó su lazo mágico y justo cuando la lacra iba a introducirse en otra persona, la heroína se puso delante. La lacra se alegró, el cuerpo de la amazona era mucho más fuerte y resistente y amplificaría sus poderes. La Cosa del Pantano no tuvo tiempo de reaccionar y la lacra se fusionó con la princesa amazona.
Capítulo 5. Asgard.
Susanowo dominó con su influjo a Thor y Heracles. Los dos poderosos dioses se miraron con odio, envidiándose y deseando matar en combate al otro. Afrodita lo vio todo perdido, se acercó a Ares y le besó.
- Recuerda que te quiero.
Acto seguido, agarró a Hermes de la mano y le susurró al oído unas breves instrucciones. El dios de velocidad apretó con fuerza la mano de la diosa y la desplazó en un suspiro a escasos centímetros de la Espada del Tiempo. Susanowo no apreció la maniobra, estaba casi muerto y le costaba toda su concentración conseguir mantener bajo su influjo a Heracles y a Thor. Ares contempló la escena impotente, pero comprendió inmediatamente el plan de Afrodita. Sintió horror cuando vio como la diosa sostenía la espada y se acercaba por la espalda de Susanowo.
- No lo hagas, gritó.
Aunque el espontáneo grito no tenía esa pretensión, hizo girar el rostro al japonés. Como el ataque provenía por el medio rostro que tenía dañado no apreció la proximidad de la espada hasta que contactó con su cuello. Como si fuera mantequilla el arma penetró en la carne del dios nipón seccionando venas, arterias, carne, piel y hueso con una extrema facilidad. La cabeza de Susanowo rodaba por el suelo mientras inexplicablemente el cuerpo permanecía de pie anclado sostenido por una fuerza invisible. Las tres lacras quedaron colgadas de la espada como enormes gusanos grisáceos que se convertían en polvo a ojos vista. Pronto, las cenizas de las antañas peligrosas lacras, dibujaron espirales en el viento alrededor de la fría espada. ODIO, ESCLAVITUD y ENVIDIA acababan de dejar esta vida.
El cuerpo sin vida y sin cabeza del dios japonés seguía erguido como si fuera un símbolo de haber recuperado su honor mancillado por las tres lacras. Heracles y Thor despertaban y se dieron perfecta cuanta de lo sucedido. Ares se aproximaba con los ojos puestos sobre Afrodita esperando el suceso que él mismo había padecido. Hermes aturdido, exclamaba a los pies de Afrodita:
- ¿Qué ha pasado, qué ha sucedido?
- Hemos ganado.
Tras decir la frase, Afrodita soltó la Espada y cerró con fuerza los ojos. Como había sucedido en el caso anterior los años empezaron a atravesar su cuerpo. Y la diosa más perfecta jamás concebida, de belleza sin igual, inspiración de tantos y tantos genios de la historia del arte como Boticelli, la Venus romana, la diosa del amor y de la belleza quedó convertida en una anciana de cabellos grises y piel arrugada. Los senos firmes se habían convertido en dos ubres macilentas, secas y caídas. Sus labios rojos pasaron a ser de un rosa grisáceo cuarteados por fisuras. Sus enormes ojos verdes flanqueados por pestañas vigorosas, pasaron a entrecerrarse y a poseer una expresión de tristeza. Las tersas y suaves manos se atrofiaron y engarfiaron. El vestido que llevaba parecía haber crecido en tallas. Heracles la sostuvo para que no cayese. Ares llegó ante ella:
- ¿Por qué lo has hecho? ¡No tenias que ser tú!
- Ahora no hay motivo para que no estemos juntos.
- Afrodita…
Ares la abrazó. Thor avanzó hacia el cadáver de Susanowo que seguía erguido de pie. Se arrodilló ante él y pronunció un canto fúnebre.
- Dios japonés, te violaron y poseyeron contra tu voluntad. Has sido vengado. Tu muerte no será olvidada y mientras yo horade los caminos de Asgard se recordará tu valor y se cantarán tus loas y hazañas.
El cuerpo del japonés sin cabeza, como orgulloso de esas palabras, no perdió su tensión y se mantuvo alzado. Thor miró el cielo y la tormenta empezó a disiparse. Frente al Palacio Real de Odín la batalla había cesado. Dioses, gigantes, trolls y enanos despertaban de su posesión. Las valquirias al sentir que la resistencia cesaba empezaron a abandonar el lugar llevándose las almas de todos aquellos que habían caído en combate. Ejércitos de seres parecían cabalgar hacia un cielo oscuro y lluvioso plagado de relámpagos. Pronto, por orden de Thor, la tormenta terminaba y un sol resplandecía otorgando a este último viaje de tantos guerreros una aureola gloriosa. Frigg, la mujer de Odín, salió al balcón principal y su voz se oyó en todo el reino:
- Mi marido vive. Reposa en su sueño curativo. Pronto os liderará de nuevo. Es tiempo de agradecer a los dioses Olímpicos que han ayudado a salvar Asgard. El valor de la diosa de la belleza será recordado eternamente en esta tierra. También es tiempo de venganza y de unión. Todos los habitantes de Asgard deben afrontar unidos el combate contra el enemigo común que perpetró esta situación: el maléfico Asmodel. Preparaos para la batalla.
Todos los presentes gritaron y comenzaron los preparativos que les llevaría a la guerra más grande de sus vidas. Mientras tanto, Thor llamaba con un silbido a su carro de carneros inmortales. Pronto, emergió del cielo y de un formidable salto lo ocupó y salió hacia el horizonte. Sus palabras quedaron en el viento:
- Estoy en deuda con todos vosotros. León del Olimpo, mi gratitud será eterna.
Heracles hizo suya la espada y volvió a introducirla en la funda de piel que llevaba colgada en la espalda. Puso su mano en el hombro de Hermes y le dijo:
- Es hora de retornar al Olimpo. Sólo resta una lacra viva en la Tierra a la que combate la hija de Hipólita.
Ares y Afrodita se levantaron y todos tocaron a Hermes que concentrándose hizo que los dioses planeasen a su lado fueron propulsados a la velocidad de la luz rumbo a los salones del Olimpo.
Cuando desaparecieron, el cuerpo de Susanowo, que seguía en pie, en un último gesto de orgullo, se desplomó sobre el encharcado suelo como si no hubiera querido que nadie le viese caer.
Capítulo 6. Phnom Pehn (Camboya)
Diana sintió como aquel ser milenario se fusionaba con su cuerpo rindiendo su albedrío. La repulsa de ser violada la invadió. Sin embargo, algo extraño sucedió. La lacra no conseguía adueñarse de sus acciones. La amazona estaba resistiendo, aunque con una agonía interna brutal, este dominio. Esto fue así porque antes de perder la conciencia volvió a agarrar el lazo. El lazo de Hestia impedía que la lacra la poseyera, pero al estar en su interior lo que conseguía es que la lacra no pudiera disponer del control de su voluntad. Así que también ESCLAVITUD se retorcía de tensión en el interior de la amazona. Constantine, el Fantasma Desconocido y La Cosa del Pantano la rodearon. Diana les habló:
- El dolor es terrible, mientras sostenga el lazo no puede hacer nada. Ayudadme.
- La lacra debe sufrir lo mismo que tú. Es una lucha de voluntades. Resiste.- habló el Fantasma.
Efectivamente, la lacra se desgastaba en intentar imponerse al control del lazo mágico y Wonder Woman se aferraba a su lazo con rabia para sobreponerse a los deseos de aquel ser. En su mente aparecía frente a un gusano enorme de tres metros y de aspecto terrible con cuatro fauces de dientes afilados. La cabeza del gusano se abalanzaba hacia ella y tenía que sostenerla con sus manos para evitar ser mordida. Los dedos de la heroína se estrechaban contra los ojos gigantes del gusano intentando arrancárselos. La pugna desgarraba a ambos contendientes. Diana se veía sangrar por ojos, oídos y nariz, mientras que la piel del horrible monstruo parecía caerse a trozos amontonándose en el suelo. La lacra aumentó la presión y Diana dobló la rodilla hasta tocar el suelo. El gusano parecía hablar en su cabeza:
- Pronto serás mía y con tu fuerza y resistencia nada podrá detenerme.
Diana sintió que las fuerzas se le iban, la presión del gusano iba en aumento y sintió como sus fauces se acercaban y su aliento bañaba su cara. El dolor era terrible, sus brazos temblaban por el peso y sus piernas no la sostenían. ESCLAVITUD sintió que la guerrera desfallecía y puso en un último empujón toda la fortaleza de la que fue capaz. La brutalidad del ataque hizo caer a la heroína. La sombra del monstruo la cubrió:
- Se acabó, ramera. Ya eres mía.
El ánimo de Diana estuvo a punto de desfallecer. El dolor era tan intenso que casi prefería dejarse hundir en aquel sopor narcótico. Pero su mente no se rendía. Fugazmente se le aparecían conocidos: su madre Hipólita, su hermana Wonder Girl (Donna Troy) ambas fallecidas, sus aliados de la Liga de la Justicia. Se imaginó a Superman guiñándole un ojo mientras le decía:
- Cosas peores has superado. ¿Rendirse? No conocemos esa palabra.
También desfilaban como en sombras antiguos enemigos: recordó a Cheetah, a Ares el dios de la Guerra, al Dr. Psycho, Amazo, Marcianos Blancos, Darkseid… Su mente viajó a las últimas amenazas que había superado: HAMBRE y ENFERMEDAD. Y se detuvo en Raquel la mujer que no pudo salvar en Pensilvania. Raquel apareció con una escopeta de cañones recortados y mirándola fijamente a los ojos le dijo:
- ¡¡Levántate y acaba con ella!!
Wonder Woman recuperó la determinación y cuando las afiladas bocas del gusano intentaron morderla, encontraron los brazos cruzados de la guerrera destrozando sus colmillos contra sus brazaletes. Diana se levantó y sus palabras invadieron de temor a la lacra:
- Despídete de tu existencia.
La guerra mental estaba ganada. La amazona golpeó ambos ojos del gusano explotando ambos como burbujas de jabón. En el exterior el cuerpo de la heroína se estremecía, pero aferrando con fuerza su lazo. Pronto, los presentes observaron como de sus entrañas emergía desgarrado el gusano corrompedor. Nada más salir del cuerpo de la amazona el diabólico ser se precipitó al suelo casi partido por la mitad. El Fantasma proyectó todas sus energías sobre él hasta que consiguió que la división fuera total y la vida de la lacra se extinguiera.
- ¿Cómo estás Diana?- preguntó la Cosa del Pantano.
- Triunfante.
Todos quedaron en silencio. Sólo el Fantasma habló.
- Hemos derrotado a la última lacra que seguía con vida. Los dioses olímpicos han logrado vencer a las que quedaban. Todas han muerto excepto HAMBRE que está encerrada en el árbol gigante de Ruanda. Debemos replantar ese árbol en un lugar seguro.
- Existen en Isla Paraíso jardines ocultos donde se ocultan plantas mágicas. Están férreamente vigilados. La llevaremos allí.
- Nuestra misión ha terminado.
- ¿Y Asmodel? Él ha sido el causante de todo.
- Ha comenzado su guerra, yo debo ir a ayudar.
- Iré contigo.
- Diana, esta guerra está más allá de tu alcance.
- Fantasma, debo cerrar el círculo. Derrotaré a Asmodel.
Epílogo
Cuando Heracles, Afrodita, Ares y Hermes aparecieron en el principal salón del Olimpo, fueron rodeados por los demás dioses que se preocuparon del estado en el que los encontraban. Afrodita observó que todos ellos estaban pertrechados para la guerra. Armaduras y armas jalonaban los cuerpos de Poseidón, Hades, Dioniso, Apolo, Hera, Hestia, Atenea y Deméter, por citar a los más poderosos. Junto a ellos, Titanes como Rhea o Hiperion. Zeus, en su trono, ataviado con su armadura de guerra, hablaba a los demás:
- La amenaza de las lacras ha terminado. Gracias al esfuerzo de los valientes que acaban de llegar y al de la hija de Hipólita que, junto a sus aliados, ha vuelto a demostrar que su determinación y entereza la hacen digna de ocupar un lugar a nuestro lado. Ahora sólo queda Asmodel, que acaba de atacar al cielo. Debemos acabar con él.
- Padre- dijo Heracles- nos mentiste. Cambiaste nuestros recuerdos y nuestras percepciones. No somos lo que creíamos ser. Somos seres de gran poder que palidecen ante(9)…
- Somos lo que somos. Y si quieres que rinda cuentas de lo que he hecho, siempre pensando en el bienestar de esta raza, deberás esperar a que terminemos con la vida de la más grande amenaza que el universo ha conocido: Asmodel. Triunfo o muerte. No tenemos otra alternativa.
Zeus miró a Ares, Afrodita y Hermes.
- Veo que el precio ha sido terrible.
Heracles volvió a dirigirse a su padre:
- Iré contigo, padre. Pero si sobrevivimos, nada será igual.
- Coge tus armas y prepárate. No está nada claro que consigamos volver.
Continuará...
De septiembre de 2010 a noviembre de 2011
José Luis Miranda Martínez
jlmirandamartinez@hotmail.com
Referencias:
(1).- Durante mucho tiempo fue Jim Corrigan. En el momento cronológico de esta historia en Action Tales, que transcurre antes de los acontecimientos de Imperio, es Hal Jordan. Pero, debido a los cambios que se han producido en la serie de Green Lantern en Action Tales he preferido ni mencionarlo por si entrara en contradicción con algún relato ya escrito.
(2).- Esta historia se contará durante el arco "Los primeros dias de la JSA", próximamente en sus pantallas...
(3).- Wonder Woman Action Tales 9. Se refiere al universo que creó en la serie Lucifer de Mike Carey.
(4).- Todo ello en Wonder Woman Action Tales 9.
(5).- Hermes quedó ciego en Wonder Woman Action Tales 10.
(6).- Ares perdió la juventud en Wonder Woman Action Tales 8.
(7).- Somaly Man (1970) es una activista camboyana que lucha por los derechos humanos. De niña fue recluida en un burdel de Camboya y obligada a ejercer la prostitución. Escapó en 1991 y estableció su residencia en París. Retornó a Camboya años después formando parte de Médicos sin fronteras. Creó en 1997 la asociación Acción por las mujeres en situación precaria (AFESIP), una ONG para reintegrar socialmente a las mujeres víctimas de la esclavitud sexual. Entre otros premios tiene el Príncipe Asturias de Cooperación Internacional.
(8).- Wonder Woman Action Tales 6.
(9).- Se refiere a los acontecimientos descritos en Wonder Woman Action Tales 1 a 4.
"He leído con calma y fielmente este fanfic hasta donde ha llegado. He de confesar, que tenía mis prejuicios para con Wonder Woman, pero realmente la historia me ha cautivado. El autor, con una narrativa sencilla y amena, logra que nos veamos inmerso en la historia, genera en cierta medida empatía por el personaje y sus compañeros. Lo más interesante es que logra hilar de forma cómoda y coherente el mundo mágico/religioso de DCU con el mundo sobrenatural de DC Vértigo. Aunque el tratamiento de los personajes se mantienen en segundo plano, pero eso se debe a que el peso de la trama lo carga Wonder Woman, por lo tanto los personajes de Vertigo están muy bien usados.
ResponderEliminarEn cuanto al villano, se mantiene el misterio de a quién nos enfrentamos durante un buen tiempo, hasta que el malo se presenta. Como la narrativa es ligera, el plan de nuestro villano no es nada del otro mundo, pero no por ello deja de ser interesante. Al final los nudos se van resolviendo bien, mantiene la tensión y cuando uno piensa que el tema va a aterrizar despega de nuevo con más bríos. A pesar de todo el villano me pareció algo sobreactuado, y su éxito un poco exagerado, pero, no por ello, deja de ser un excelente antagonista.
Por último se puede decir que el sr Miranda, tiene un conocimiento o una excelente idea de cómo es el personaje de Wonder Woman, cosa que parecieran no entender los nuevos guionistas de DC pre-Reboot con esa Diana haciéndose pasar por alguien más. En fin, la Maldición de Pandora es un Fic que realmente vale la pena leer… un trabajo de calidad, que espero tenga un excelente final, pero visto lo que ocurre en al Especial de Imperio es algo que ya puedo dar por sentado"
Por William Darkgates
Extraido de nuestro Libro de Visitas
Varios años después de leer el anterior número, la que fuera novena parte de la extensa (e intensa) saga que vino contándonos Jose Luis Miranda desde el primer número de la serie, me dispongo a terminar la lectura de esta macrohistoria, disponible en su totalidad desde hace ya unos meses.
ResponderEliminarEn este episodio, tras un prólogo en el que presenciamos la ascensión de Asmodel hacia el Cielo (con las terribles consecuencias que esto va a traer), la acción se divide en dos frentes: por un lado, los dioses griegos luchando contra las Lacras que se encuentran en Asgard, y por otro, Wonder Woman junto a sus aliados Constantine, Fantasma Desconocido y Cosa del Pantano, enfrentados a la otra Lacra aún libre en Camboya.
¿Y mi valoración del número? Pues excelente, claro, porque Jose Luis Miranda no muestra ningún signo de cansancio a pesar de los años que le ha llevado escribir esta grandísima historia, y sigue empleándose a fondo para dar lo mejor de sí. Escenas de acción intensas y perfectamente narradas, diálogos incisivos y más que ajustados a la personalidad de cada personaje y, como suele ser habitual en él, inclusión en la historia de temas sociales o políticos de la forma más natural posible, sin que resulte forzada (puedo decir que gracias a este episodio conozco ahora algunos detalles del pasado reciente de Camboya, sin duda espeluznantes).
En definitiva, un número perfecto que deja las cosas muy bien colocadas para lo que augura ser un final apoteósico en los próximos dos números que cerrarán esta macrosaga.
Si sólo vas a leer una serie de los inicios de la Línea DC en Action Tales, pienso que deberías elegir ésta.