Los Titanes nº 15

Título: Almas rotas (II)
Autor: Rober Corbera
Portada: Javier Cuevas y Nadav
Publicado en: Mayo 2010

Con los Titanes capturados por Maxwell Lord y Checkmate y a punto de perder sus propias vidas... ¿podrá Flamebird convertirse en la heroína del día
Para convertirse en mejores héroes, estos adolescentes se han unido para aprender, entrenar y  madurar. Son algo más que sólo ayudantes. Son la proxima generación de los mayores héroes del mundo. Son

¿Cuál fue el peor día de tu vida?

Roy Harper ha tenido varios.

Durante su infancia, fue el día en que mataron a su padre. Un momento en el que, en el recuerdo, el dolor se mezclaba con otro sentimiento, pues fue aquel día cuando Green Arrow le adoptó, y se inició su vida como justiciero.

Muy cerca del número uno estuvo el momento en que su tutor, Green Arrow, descubrió que él era un yonqui.

O cuando murió Donna Troy, sin que él tuviera oportunidad de rehacer su relación con ella.

O cuando Liam, su hijita, había estado a punto de morir

Había habidos muchos momentos infernales en su vida, sí. Y por alguna razón sentía que se aproximaba uno de ellos… Y seguramente para los otros





Maxwell Lord, Director de Checkmate, sonreía satisfecho. Siempre tenía esa sonrisa en el rostro. Era casi como si la tuviera pegada. Aunque el hecho de que todo el mundo en la sala tuviera una mueca de preocupación convertía su expresión en algo un tanto grotesco.

Tras la mampara de cristal donde se encontraba, había un quirófano en el que unos cirujanos luchaban para salvarle la vida al joven Bart Allen, Impulso. Sus heridas eran graves: unaa pierna destrozada y otras heridas causadas por el villano Multiplex pero lo peor era que…

-… Sus heridas se cierran alrededor del escalpelo. – La tensa voz del doctor le llegaba a Lord a través de un audífono.- Su peroné se ha soldado mal tres veces y hemos tenido que volver a romperlo. Su corazón bombea sangre tan deprisa que, incluso con los calmantes que le inyectamos, corre el riesgo de desangrarse.

- Sí, sí…. – Lord dejó caer algo de ceniza de su puro.- Siga trabajando, doctor. Córtele la pierna si es necesario, pero necesitamos al chico vivo.

- Haré lo que pueda.

- Por supuesto, tengo plena confianza en usted.- Lord dio una calada.- ¿Cómo va con los demás Titanes?

- Hemos extraído el 80% de los equipos cibernéticos de Cyborg- Le informó su secretaria, una atractiva joven.

- Excelente. Quiero que el Departamento de I+D empiece a investigar inmediatamente la forma de usar sus prótesis en los soldados que vuelven mutilados de Bialya y Qurac. Si vuelven a andar en tres semanas, los demócratas no podrán usarlos en la BBC para dar pena.

- Sí, señor. Pero el doctor Nimoy insiste en que estos implantes están hechos específicamente para Cyborg, y que otros que los usen pueden sufrir daños neurológicos.

- Mmmm… Si algún soldado sufre de estos problemas, denle la culpa a las armas químicas de los insurgentes quraquíes.

- Sí, señor.- la chica tomó nota- Superboy, Starfire y Mirage siguen en retención.

- Bien. Contacta con la princesa Blackfire de Tamaran [1]. Quizá quiera comprar a su hermanita. ¿Y Beast Boy?

- Está en el hospital. Sigue en coma.

- Si sigue así mucho tiempo, le aplicaremos la eutanasia. Que le preparen un testamento vital al respecto.

- Sí, señor.

- ¿Han “informado”ya a los medios de comunicación d la pelea en STAR Labs?

- Sí, señor. Todas las cadenas le atribuyen la culpa a la impulsividad de los Titanes y a la falta de autocontrol de Raven.

- Perfecto.- Todo salía a pedir de boca.- Póngase el negligé verde y venga a mi despacho. Luego me ocuparé de Arsenal.




El clon se miró la mano. En medio del líquido en el que flotaba, la veía de color naranja, pero era claramente distinta de la que tenía antes de su derrota. “Estoy en su cuerpo” pensó. “Que al mismo tiempo es el mío”.

En el laboratorio donde estaba, los científicos miraban sus pantallas, comparaban sus notas, mordisqueaban sus notas. El chico desnudo flotando en el líquido burbujeante en el centro de la sala no les llamaba tanto la atención como lo que les decían las pantallas.

“Capullos. Si miraran con sus ojos, verían que estoy despierto”. Sonrió. “Tal vez crean que si les pillan mirándome fijamente mientras estoy en peras se crean que son gays”.

Leyendo los labios de sus captores, pilló algunos datos. Otros prisioneros, al parecer amigos suyos. “Del chico” se corrigió. Más pruebas. Luthor muy interesado…

“Creen que sólo tengo los poderes de Superboy”. Dedujo pronto. Sería fácil congelar el líquido con su superaliento y luego hacerlo estallar con su superfuerza para convertir a aquellos cuatro-ojos en pinchos morunos. O hacerles hervir la sangre con su super-visión. Pero decidió ser prudente. Tarde o temprano vendrían a por él, y mejor que no revelara sus cartas hasta entonces.
Decidió cerrar los ojos y tomarse una cabezadita. No había nada de lo que preocuparse.



Arsenal se despertó en un sofá en lo que debían ser las habitaciones de algún alto mando de Checkmate. ¿O acaso tenían prisiones de lujo? Las vistas daban al jardín, los muebles eran confortables y de buen gusto. Los cuadros mostraban imágenes del invierno. Pero aún así, él se sentía tan amodorrado que apenas podía abrir los ojos. Levantarse fue un esfuerzo supremo.

Había alguien más en el apartamento. Pronto entró una mujer rubia de unos treinta y cinco años, llevando una bandeja con café y tazas. Mujeriego hasta en los peores momentos, le puso un siete en su escala de nenas.

- Te has despertado. Bien.- tenía un leve acento extranjero.- No te esfuerces, no te serviría de nada.

- ¿Dónde estoy y quien eres?

- Donde estás es alto secreto. Yo soy la coronel Valentina Vostok, de Checkmate. Antes servía a Estados Unidos y a la justicia. Ahora no estoy tan segura.

- Tu nombre me suena… ¿Porqué no estoy en una celda?

- El director Lord ha ordenado que estés cómodo. Creo que quiere negociar contigo.

- ¿Negociar? Lord debe estar aún más chalado de lo que parece.

La mujer no respondió y sirvió el café. Sacando fuerzas de flaqueza, Roy se abalanzó sobre ella, inmovilizándola con una llave que derribó las tazas y la cafetera.

- No suelo hacer eso con mujeres…- le dijo en tono de disculpa mientras ejercía presión sobre su cuello-… A menos que me lo…

No pudo terminar la frase, por que de repente el cuerpo de la mujer quedó flácido en sus manos. “Yo no he hecho éso”. Entonces vio la sombra delante suyo. Tan oscura que parecía absorber la luz. Con forma de mujer cabreada.

“Valentina Vostok”. Le vino a la cabeza de repente. “Era la Mujer Negativa de la Patrulla Condenada”. Cuando la mano fantasmagórica lo atravesó, intentó conservar la conciencia contra la oleada de dolor. “Si no lo hago yo, ¿quien salvará a los Titanes?”.




No hacía mucho, Bette Kane había rezado por un momento así. El destino del grupo en sus manos. Ella, Flamebird, era la última Titán libre. La que salvaría el día. La que felicitarían con fuegos artificiales y banda de música.

Ahora era ligeramente menos joven, mucho más sabia, y no le importaría ceder el puesto de salvador a quien fuera. A Ambush Bug. Al Mad Mod.

Encerrada en la habitación de hospital donde Beast Boy (su mejor amigo, su compañero de piso) yacía en coma, vió como aterrizaba en la entrada la nave de Checkmate, de donde bajaron soldados de asalto (como los de Star Wars. Gar adoraba esa peli). Ahora mismo estarían subiendo la escalera. Tipos con armaduras y rifles láser contra la pequeña Bette Kane, campeona de tenis universitario. Presidenta del Club de Fans de Robin, el Chico Maravilla. Que jamás había vencido sólo nada más peligroso que un chorizo con una navaja.

Su única esperanza estaba en los bolsillos de su cinturón de accesorios.

- Aguanta, Gar…- Le acarició la mejilla al titán malherido.- Pronto saldremos de ésta…




- ¡DÉJENME SALIR!- gritaba la mujer, bajita y gordita. Su voz aguda e histérica resonaba en la pequeña celda- ¡Les digo que no soy una titán!

A través de la cámara, los agentes de Checkmate la miraban atónitos.

- Debe ser una ilusión. ¿Mirage no podía cambiar de aspecto? Tiene que ser éso.

- No lo sé, señor… Los sensores indican que los ritmos biológicos son distintos. Las retinas también. Incluso si la exploramos con rayos-X nos da una diferente estructura ósea. Parece ser lo que es: otra mujer.

- ¡Imposible, pero hablamos de una titán… ¿No tenían una teleportadora?

- Raven, señor. Pero sigue fugitiva. Y nuestros archivos indican que no podría cambiar de sitio con una mujer… ¿Eh?- miró las cámaras.- ¡Dios mío, la mujer ha sufrido un ataque de asma!

El oficial comprobó los datos de lo biosensores.

- Manda un sanitario y por lo menos cuatro agentes armados.

El oficial no conseguía entender como una escultura superheroína brasileña se convertía en unos segundos en una obesa ama de casa de mediana edad. “Tiene que ser una ilusión, pero… Es imposible que engañe a las computadoras”.



APARTAMENTO DE GRANT EMERSON, MANHATTAN

- Dime la verdad, Grant, ¿con esos pantalones parezco gorda?

Grant Emerson, alias Damage, dejó de empollar sus libros de física y le echó una mirada al pantalón recién comprado de Toni Monetti, alias Argent, su novia

- Que… ceñido…- consiguió murmurar. Toni era guapísima, pero él no siempre era conciente de ello. Ahora esa ropita nueva se lo mostraba en todo su plateado esplendor. Grant casi babeaba de admiración.

- ¿Grant? Te estoy hablando, cariño.- chasqueó los dedos ante su mirada boquiabierta.- Míiiraaameee.

- Ya lo hago, nena, ya lo hago.- Apartó los libros y se levantó para rodear la mesa hacia ella, que se miraba en un espejo.- ¿Sabes? He pensado que ya que has venido a verme, podríamos relajarnos un poco…

- Pero Grant, hemos quedado en una hora para cenar con Sam y Diana.

Damage le puso las manos en la cintura y se arrimó a ella. Le besó el cuello.

- Preferiría que cenáramos sólos aquí…

- ¿En la cama?- se giró y se besaron, entonces sonó el móvil de Toni. Que se apartó como una centella de su novio, y le dejó besuqueando el aire.- ¡Lo siento! ¡Emergencia!

- ¿Los Titanes?- suspiró Damage. “Era demasiado bueno para durar”.

- ¡Peor! ¡Mi padre! ¡Se ha saltado la libertad condicional!

- ¿Qué? ¿Otra vez?



El alma dracónica de Raven volaba a baja altura. Aunque su mente estaba sumida en furiosas meditaciones alejadas del mundo, conservaba bastante astucia como para evitar radares y zonas habitadas. En unos días llegaría a la Costa Oeste.

Que aparecieran los helicópteros de combate de Checkmate apenas le importó.

No avisaron antes de atacar disparando ráfagas, pero el dragón de sombras se limitó a hacer un looping para situarse encima del primer aparato. Con un mordisco tremendo arrancándole el rotor. Cayó para estrellarse. El tripulante saltó a tiempo en paracaídas.

Quedaban dos. El primero se acercó demasiado y el aliento del dragón le alcanzó como una nube negra. El piloto revivió en diez segundos todo el dolor de su vida, mientras su aparato volaba directamente hacia el sol. Luego se desmayó.

El tercer y último atacante disparó un mísil de seguimiento térmico. El brillante insecto persiguió al negro monstruo, hasta que éste explotó en un hongo.

El piloto soltó un “yujuuu” prematuro, antes de que el mismo humo apareciera en su cabina y la demoníaca Raven le rozara la mejilla con la mano. Gritó de dolor, y no dejó de hacerlo en todo el tiempo que pasó desde que lo sacaron de su aparato ardiendo y le llevaron primero al hospital, y luego al manicomio.

El dragón siguió su vuelo. Rumbo al Oeste.




Mirage se sacudió las manos: tres agentes de Checkmate con armaduras y armas aturdidoras eran un ejercicio ligero. Ahora había que buscar a los demás y…

- No está mal, nena.- “¡Otro!” Mirage se lanzó contra él con una patada voladora, però la esquivó con facilidad pese al pesado equipo que llevaba. Nada más tocar él suelo sacó la pistola que quitó a un agente pero el hombre ya la estaba apuntando a la cabeza.

- Buenos reflejos.- murmuró la titán mientras empezaba a proyectar una ilusión. El agente disparó antes.



Flamebird no sabía si los agentes de Checkmate se atreverían a disparar en un hospital, pero por si acaso, decidió salir a esperarles en la entrada. Por lo menos diez fusiles la apuntaron. Ni siquiera se le ocurrió tirar la granada de humo que llevaba escondida en la manga. Demasiado peligroso. Levantó las manos. “Lo siento, Gar”, pensó.

En su canal de comunicación interno, el sargento ordenó a los hombres:

- Preparados para causar la primera baja a los Titanes, chicos. Apuntad y fuego a la de tres: uno… dos…

La fusilada de balas rebotó alrededor de Flamebird en una esfera plateada. Otra rodeó a los soldados, donde un stacato de explosiones los dejó convertidos en chatarra militar, todo ello cortesía de los campos de fuerza de Argent y los puños explosivos de Damage.

Bette sintió que le flaqueaban las piernas.

- ¡Chicos, uf!- sólo acertó a decir. “Casi me meo encima”.

- ¿Has pasado miedo, Flamebird?- se rió Damage.- ¡Pues ha llegado la caballería!

- Me encanta cuando te pones chulo, cari…- Argent abrazó a Bette y le besó la mejilla.- Tranquila, Bette, todo irá bien.

- ¡No, Toni, aún no ha terminado! ¡Tenemos que encontrar a los demás Titanes!

- Eso es trabajo para los Titanes reserva.




Un Arsenal apenas consciente recibió la visita de Maxwell Lord.

- Mi querido sr. Harper… Le ofrecería un café pero al parecer no le gusta nada.- comentó alegremente, apartando con el pie los restos de una taza rota.-¿Mejor un té? ¿O una Coca-Cola?

- ¿Qué quieres, Lord?- Roy le miró con ganas de estrangular a aquel traidor.

- Quiero paz. Amistad. Buenos negocios. Mi cara en los billetes de un dólar.

- Te puedo estampar la cara cuanto quiera.

- Muy ocurrente.- Lord se sentó en un sofá.- ¿Sabía, sr. Harper, que no tengo nada contra lo Titanes?

- Claro. El ataque de la Hermandad del Mal fue una nota de felicitación, ¿no?

- Me ofende que me relacione con una operación tan basta- “aunque efectiva.”- Esos eran agentes libres, sin ninguna relación con Checkmate. Están ahora mismo camino de la Losa.- “Total, no sirven para nada más”.

- Suelta tu basura y vete, Lord. Tengo que planear una fuga.

Lord rió otra vez. Era una risa afable, cálida, que a Roy le daba ganas de meterle su puro en el ojo.

- Sr. Harper, mi jefe, el presidente Luthor, ve los Titanes como una cantera de futuros supercriminales. De niños que crecerán para romper las leyes como lo hacen los mayores a los que, tristemente, idolatran.

“Yo ostento una línea de pensamiento diametralmente opuesta. Los Titanes han creado algunos de los mejores agentes libres que ha visto el panorama metahumano, y quiero que sigan así.

- Como las Juventudes Hitlerianas del Nuevo Orden Mundial, ¿no?

Lord ignoró el comentario.

- También creo, claro está, que los Titanes eben seguir siendo una organización independiente, que permita florecer a los jóvenes sin coartarles. Liderada por alguien como usted, sr. Harper.

- ¿Yo? No cuentes conmigo, Lord. Hazte monitor de Exploradores.

- Debería replantearse sus opciones, sr. Harper. Exploremos su pasado: usted siempre ha querido liderar los Titanes. Desde niño. Pero siempre que lo hace, fracasa. Su grupo se disolvió la primera vez, lleno de furia y angustia. La segunda vez, acabó con su amiga Troy muerta. Ahora es usted el lider porque, simplemente, ni Cyborg ni Nightwing quisieron serlo.

- ¿Ahora eres psiquiatra?

En su fuero interno, Roy tenía que admitir que había algo de cierto en ello. Dick siempre fue el líder perfecto de los Titanes, al que todos miraban cuando se requería liderazgo, autoridad. Él siempre se sintió la rueda de repuesto como líder.

- Lo que le ofrezco, sr. Harper, es la oportunidad de salvar su grupo del Imperio de Luthor. Sólo tiene que decir sí y le soltaré a usted y los suyos. Hasta podrán unirse a los demás “héroes” cuando ataquen al presidente. Luche con ellos con toda sinceridad. Pero cuando sean derrotados, y sabe que así será, recuerde que tiene un amigo. Los Titanes crecerán como nunca… bajo su mando exclusivo.

Roy se sentía peor que nunca. ¿Qué le habían dado? Sentía la boca espesa. Sudaba. La cabeza le daba vueltas. Era como cuando tomaba…

Heroína.

- No es necesario que me responda ahora, sr. Harper.- la sonrisa de Lord parecía difuminarse entre volutas del humo del puro, como la del gato de Cheshire.




René Norman, profesora de guardería se empezaba a preocupar. El sr. Harper siempre era uno de los primeros en recoger a su encantadora hijita, Liam. Si no podía, mandaba su canguro, Rose, esa chica del pelo blanco. Pero hoy no había ni llamada ni canguro. Y ya pasaba una hora del cierre de la guardería. Y nadie respondía a sus llamadas.

- Tranquila, cielo. Tu padre llegará pronto.- le dijo a la niña. La pobrecilla estaba claramente triste. No había sido la misma alegre y traviesa chiquilla desde que sufrió aquel accidente.

Entonces notó una leve fragancia que parecía llenar el aire. ¿Perfume?

- Disculpe que llegue tan tarde.- La mujer que lo dijo era oriental y muy, muy guapa. Largo cabello negro suelto. Tipo de modelo. Ojos verdes. La srta. Norman sabía que el sr. Harper era un hombre atractivo, pero no sabía que tuviera tanto éxito.
- Emm… ¿Usted es…?

- La madre de Liam. He venido a recogerla en lugar de su padre.

La srta. Norman recordó vagamente que el sr. Harper la había advertido sobre la madre de su hija. ¿Qué había sido, un mal divorcio? ¿Una orden de alejamiento? Cuando le dio la mano a aquella mujer, la rozó una de sus largas uñas pintadas. Sintió un pinchazo en el dedo que se extendió por todo su cuerpo. Terrorista… Supervillana… Envenenadora… Cheshire. Recordó antes de caer al suelo, con los ojos aún abiertos.




El disparo del agente pasó a un centímetro de la cabeza de Mirage. Derribó a un oficial de Checkmate y hizo retroceder a los demás tras el umbral.

Mirage lo miró mientras saltaba por encima de ella para bloquear la puerta del pasillo.

- ¡Deprisa, debemos irnos!- Mirage se levantó y lo siguió en la carrera.

- ¿Me vas a decir quien eres?- dijo la titán tras unos minutos de huida por los pasillos.

La imagen de su rescatador fluctuó y apareció un uniforme negro con varias bandoleras llenas de armas.

- Vigilante. Os he seguido desde New York, me hice pasar por Multiplex [2]

- ¿Y tienes un plan o corremos como gallinas sin cabezas?

- Siempre tengo un plan. Hasta cuando improviso.- Abrió una puerta de una patada, y se encontraron con una armería. Los guardias los miraron pasmados, antes que entre los dos los molieran a golpes en cinco movimientos.- Te mueves bien.

Mirage le ignoró. Reconoció parte de su equipo en una mesa: su comunicador. Rápidamente pulsó unos botones.

- ¿Arsenal? ¿Impulso? ¿Con quien hablo?- En una nave de Checkmate capturada, Flamebird casi saltaba en su silla ante la pantalla.

-Soy Mirage. ¿estás sola, Flamebird?

- Con los Titanes reserva. Hemos dejado a Gar con Bumblebee y Malcolm [3] y…

- ¡No tengo tiempo!- se oyeron disparos de ruido de fondo. – Te mando mis coordenadas. ¡Venid enseguida! ¡Eh, déjame unos cuantos! ¡Necesito practicar….!

Se cortó la señal. Sólo se veían unos datos.

- ¡Damage, pon rumbo a donde te diré! ¡No está muy lejos!

- A la orden, jefa.- El titán maniobró la nave hábilmente.



Lord dejó a Arsenal sudando en el sofá entre convulsiones. Seguido de su secretaria.

- No me ha respondido, pero ya se lo pensará.

- Lo apunto en “pendientes”, sr. Lord.

- Perfecto. ¿Cómo va la operación?

- Ya han copiado toda la tecnología de Cyborg y hecho los cambios en su equipo.

- Perfecto. Ese doctor Morrow trabaja deprisa. ¿Y Starfire?

- Ha… desaparecido en su celda, señor.

- ¿Cómo dice?

- Sólo ha quedado una nota donde pone “oferta aceptada”. Firmaba un sello real con un cometa negro. Y había cerca de cien kilos en oro en su lugar.

- El rescate de una princesa. Me gusta esa Blackfire. Tenemos que invadir su mundo algún día… Apunte que se lo comente a Luthor. ¿Y los demás Titanes?

- Impulso sigue crítico. Superboy sin cambios. Mirage ha escapado de su celda y está luchando por todo el bloque tres.

- ¿Ella? Eso es una sorpresa.

- Una de nuestras naves ha sido capturada y viene hacia aquí. Era la que iba a capturar a Beast Boy.

- Así que ya vienen. Era de esperar. ¡Coronel Vostok!

- Señor director.- la oficial dio un paso al frente.

- Dejo la base a sus órdenes. Encárguese de la fuga y del ataque inminente.

- A sus órdenes.

Lord se fue seguido de su secretaria. Ambos abandonaban el lugar en una nave.

Mientras, Vostok reunió a sus oficiales.

- En unos minutos, nos atacarán los Titanes. Algunos ya están libres por la base. Quiero una retirada ordenada hasta los puestos de embarque de todos los Peones y Caballos de Checkmate. Preparen la autodestrucción de la misma en 45 minutos.

- Pero el director…

- No está aquí.- “Y sabe que no puedo vencer. Quiere sólo que de un poco de pelea para que parezca que los Titanes se salvan solos. Pues no sacrificaré a mis hombres por ti, Lord”- Y yo estoy al mando.

El oficial había estado en la organización desde antes de Imperio, cuando Vostok era la Reina Blanca. Se cuadró.

- Sí, mi coronel.

45 minutos les daría tiempo a ellos de irse, a los Titanes de recuperar a los suyos. “Y mientras yo ya he movido a mi alfil”. Se di la vuelta y se fue.



La base, situada bajo un autocine abandonado cerca de Albano, explotó de la forma más grandilocuente. Los Titanes lo vieron desde la nave capturada, con el brillo rojizo de la explosión reflejándose en los cristales.

Arsenal había recuperado la compostura antes que llegaran los demás, pero quizá era el único: Cyborg tenía brazos y piernas desmontados. Impulso tenía la pierna destrozada y estaba en coma. Starfire había desaparecido. Sólo Mirage y Superboy estaban más o menos indemnes.

Mirage no dijo nada de Vigilante, que se evaporó antes de llegar los demás.. “Ya nos veremos” fue su único comentario.

- Flamebird, tu rapidez de reflejos nos ha salvado a todos.- le decía Cyborg a Bette, que enrojeció de satisfacción.- A nadie se le había ocurrido montar un grupo de reserva. ¿Cuándo lo hiciste?

- Bueno, empecé a hablar con Argent y Bumblebee sobre series en el Chat de los Titanes y luego me vino la idea de refundar los Titanes Oeste, pero…

- Vale, vale. Has estado genial, Bette.- Arsenal la cortó con un gesto.- Toni y Grant, os debemos la vida, colegas. Lo importante ahora es…

De repente se iluminaron las pantallas. Ni más ni menos que Nightwing apareció en ellas.

- ¡Roy! ¡Vic! ¿Me oís?- Arsenal cogió el micro.

- Dick, soy Roy. ¿Qué pasa, tío?

- ¿Cómo nos ha encontrado?- cuchicheó Superboy.

- Uh, yo le mandé un SMS.- susurró Flamebird.

- La Liga y los Outsiders preparamos una ofensiva contra Luthor. ¿Podemos contar con vosotros?

Roy y Cyborg se miraron fijamente. Entonces de los muñones de Vic Stone brotaron filamentos de metal que encajaron en sus miembros prostéticos dispersos. En sólo unos segundos, Cyborg volvía a estar de pie y a punto. Roy sonrió.

- Tu danos la localización, Batboy. Dejaremos a Impulso a salvo e iremos a salvaros el culo. Damage, Argent, ¿contamos con vosotros?

-Bueno, tengo exámenes…- Empezó Grant. Su novia lo miró con ojos de cachorrito.- Pero qué carajo. Sienta bien volver al campo de juego.

- ¡Así se habla! ¡Titanes Unidos! Ponemos rumbo a...[4]- Entonces vio que tenía un mensaje su móvil. Era de la canguro de su hijo, Rose. Bueno, ya lo vería luego.



Referencias:
[1] La hermana villana de Starfire.
[2] Se vio en el episodio anterior.
[3] Otros antiguos Titanes.
[4] La batalla final de Imperio transcurre en Superman nº 20

1 comentario :

  1. Con este episodio concluye la participación de Los Titanes en "Imperio", enlazando su final directamente con la gran batalla narrada en Superman #20, aunque dejando multitud de temas pendientes de resolver, que estoy seguro seguirán desarrollándose en próximos episodios (no en vano, aunque el siguiente número no sea un tie-in de "Imperio", será la tercera parte de la saga en curso, "Almas rotas").

    Un número muy bueno en el que Roger demuestra su talento para dirigir el destino de esta serie a pesar de la cantidad de personajes que maneja en ella (un logro nada fácil), y al que sólo le criticaría el final (quizá algo abrupto) y el hecho de que no he entendido muy bien la llamada de Flamebird a Damage y Argent: ¿qué significa la referencia al padre de Argent saltándose la condicional?

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