Título: Utopia Perdida (y VI) Autor: Imanol Amado y Jerónimo Thompson (argumento) y Nercoles (narración y diálogos) Portada: Juan Andrés Campos Publicado en: Diciembre 2009
Gracias a la incorporación de Nerocles, la larga espera ha llegado a su fin: ¡no te pierdas la conclusión de "Utopía perdida", con el enfrentamiento definitivo entre el nuevo Zoom, Lex Luthor y Flash!!!
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Atrapado en un extraño accidente, al adolescente Wally West le alcanzó un rayo que lo bañó en una curiosa mezcla de productos químicos. Como a su mentor, su tío Barry Allen, se le concedió el don de la súper velocidad. Tras la muerte de su antecesor, y tras años de entrenamiento como Kid Flash, Wally ha heredado la identidad del velocista escarlata. ¡Hoy porta el legado del hombre más rápido del mundo! Hoy Wally West es...
Flash creado por Gardner Fox y Harry Lambert
Wally West creado por John Broome y Carmine Infantino
Wally West creado por John Broome y Carmine Infantino
En el episodio anterior: 52 años en el futuro, encontramos a un Wally West eternamente joven, que sin embargo apenas mantiene la cordura tras haber perdido a su mujer y la vida que conocía. Incapaz de seguir soportando el mundo utópico que le rodea, Wally decide asumir la identidad de su viejo enemigo Zoom, y volver atrás en el tiempo para cambiar el curso de la Historia. Mientras tanto, en el presente, la situación en Keystone City se vuelve cada vez más inestable, conforme crece la presión ciudadana para que el presidente Luthor encuentre al verdadero culpable del atentado en la central de policía.
Imperceptibles. Habían rodeado el mundo un centenar de veces sin que nadie pudiera llegar a verlos en ningún momento. Flash amortiguaba los golpes de su contrincante reverso, en un intento por que los daños causados por tales impactos no provocaran destrozos mayores. Aquello le consumía, le hacía fácilmente alcanzable. Zoom no tenía remordimiento alguno en sus acciones, simplemente quería alcanzar un objetivo a cualquier coste. Sus vidas en aquel momento eran como un pase de diapositivas, cambiando de ambientes y ciudades, pasando por pueblos de escasa población o por las urbes más modernas del planeta. Parecía que alguien había perdido una cámara de fotos tras dar la vuelta al mundo en ochenta segundos.
Mientras Flash forzaba su gesto a cada paso, Zoom sonreía. Él era Wally West y peleaba contra otro Wally West, uno con mucha menos experiencia. La velocidad era una cosa, la velocidad podía igualarlos, hasta cierto punto. Pero la experiencia, oh, bendito paso de los años, la experiencia hacía a Zoom mucho más mortal.
-Se acabó –Zoom dio un par de pasos más rápidos que Flash y se colocó a duras penas diez centímetros por delante de él, sólo por una fracción ínfima de un segundo, pero bastó. Palmeó su hombro sobre un desierto y pudo sujetar su pie para detenerle mientras rodaba cercano a una playa de algún exótico lugar que ninguno de los dos podía identificar-. Éste es tu final William West. Éste es mi principio.
[St. Roch]
Carter Hall, en su identidad de Hawkman, sobrevolaba la zona de guerra en la que se había convertido parte de la ciudad. Detuvo su vista en varios focos incendiarios, controlando que ninguno quedara descuidado por los bomberos que se afanaban por sofocar el desastre causado. Finalmente su mirada de halcón se detuvo sobre un grupo de agentes uniformados, del FBI. Se agolpaban alrededor de una nave de origen thanagariano. Todo el mundo se movía veloz. Puede que demasiado. Él procuró ser tan rápido como ellos.
-Agentes –dijo al que menos movimiento demostraba, cosa que normalmente revelaba mayor rango en la jerarquía terrestre-, necesito inspeccionar inmediatamente esa nave.
El hombre tardó unos segundos en mirar hacia atrás, donde estaba Carter. Llevaba gafas de sol y, pese a llevar gorra, se podía ver claramente que su cabeza era totalmente calva, carente de cualquier pelo. Mascaba chicle constantemente, con descaro, remarcando el movimiento de su boca.
-¿Le puedo ayudar en algo... súper?-preguntó evidentemente desinteresado-
-Le repito, agente, que debo inspeccionar personalmente esa nave de inmediato, podría contener pruebas...
-Pruebas fundamentales para nuestra investigación, alitas.
Dos agentes de la policía de St. Roch miraban un par de metros atrás. Conociendo el carácter del halcón, rápidamente se lanzaron a aplacarlo, sujetándolo con cierto temor del hombro, con la palma de la mano, intentando no tropezar con sus alas.
-Tranquilícese Hawkman, no le van a hacer caso-dijo uno de los dos agentes locales-. Los federales se presentaron casi de inmediato, como si supieran que todo esto iba a ocurrir. Nosotros simplemente podemos ayudar a los equipos de rescate, son ELLOS los que se encargan de todo.
El agente movió la mandíbula de nuevo, lentamente, prácticamente sonriendo.
-Ya has oído alitas, aquí no tienes nada que hacer-dijo finalmente.
-Represento a la Sociedad de la Justicia, los máximos valores de este país...
-Y yo represento a la verdadera autoridad de éste país, directamente comandado por el presidente, no de ninguna sociedad o liga, sino de los malditos Estados Unidos de América. Si tú tienes una autoridad mayor, te recomiendo que me la enseñes ahora mismo, porque, entre tú y yo, soy la puñetera ley de este país.
Hubo un silencio incómodo, los agentes locales levantaron sus manos del halcón, temiendo lo peor. Con sus dientes Carter podría haber cortado el acero, pero se templó y dio por finalizada la conversación.
-Gracias por su trabajo, agente.
-Encantado-concluyó el agente del FBI, prácticamente habiéndose dado la vuelta mientras volvía a dirigir las operaciones de limpieza de la zona.
Hawkman se despidió de los policías de St. Roch y utilizó su comunicador, esperando obtener respuesta de Wally West; The Flash. Al no encontrarla, surgieron varias preguntas. Alzó el vuelo. Batió sus alas con fuerza, quedando todos reducidos al tamaño de cucarachas, y realmente aquellos agentes del FBI lo eran, pensó.
Se alejó de la zona, pero su mente no dejaba de divagar, ¿Por qué tanta devastación? ¿Qué había pasado aquí realmente? ¿Qué querían los thanagarianos? Y en sus pensamientos no pudo encontrar ninguna respuesta. Puede que, con suerte, la encontrara en otro lugar .
[The Flash y Zoom] [En cualquier caso, Wally West]
Los ojos eran exactamente iguales, y se miraban fijamente. Zoom había inmovilizado a su oponente, tenía la palma de su mano sobre su pecho y, con la experiencia que le habían dado los años, vibraba a la vez que su joven contrapartida, evitando que pudiera moverse más allá de lo que le permitía.
-Robarte la velocidad sería demasiado sencillo Wally- dijo Zoom, sin vanagloriarse-. Al menos así, puedo oírte sufrir.
-No oirás ni un solo grito Zoom.
-Llámame William. En algún momento de nuestra laaaarga vida hubieses preferido que te llamaran William.
-Demonios, sigo sin poder creer que seamos la misma persona, me niego, ¿Qué pretendes Zoom?
El Flash Reverso miró al corredor escarlata con cierta indignación. No se recordaba tan ignorante, tan inocente, ¿No podía darse cuenta que era demasiado evidente que ambos eran la misma persona?
-Simple, Wally: te suplantaré.
-Y te llevarás a medio mundo por delante con tal de conseguirlo.
-Te vuelves a equivocar en tus palabras, Wally. Nadie va a morir hoy. No soy uno de esos estúpidos villanos que durante tanto tiempo mancharon las calles de Keystone. Esto no va de héroes y villanos, nada de eso. Trata del destino de un hombre, yo, y de otro que ha agotado el suyo propio, que lo ha desperdiciado. Tomaré tu vida y ocuparé tu lugar. Viviré con Linda, tendremos hijos. Incluso ya sé sus nombres y conozco bien sus rostros. Conozco su comida favorita y veré como Bart se hace amigo de ellos. Sé todo lo que necesito saber porque estaré allí, porque ya estuve allí.
-¿Estás seguro? ¿Eres consciente de que, si me matas, acabarás con tu propia línea del tiempo?
Zoom golpeó a Flash en la cara, a velocidad normal. Sonrió.
-Te he dicho que soy tú, pero no soy tan tonto como tú. Ni como los villanos. Sé perfectamente que si te mato no estaré quitándome la vida. Creo que se publicará dentro de un par de años, no puedo acordarme bien: “Realidades divergentes y convergentes”, una excelente obra, ganadora del premio Nóbel. Es un ensayo que, entre otras cosas, explica perfectamente que, si un individuo viajara al pasado y acabara consigo mismo, no cambiaría su línea del tiempo, porque realmente no hay una línea única del tiempo. Crearíamos una realidad divergente. No juegues conmigo Wally, te repito que sé exactamente lo que hago.
Flash comenzó a elucubrar una nueva estrategia. Primero de todo necesitaba librarse de su captor. Un cambio en su constante vibratoria, brusco e inesperado, bastaría, por mucha experiencia que tuviera su contrapartida, si es que realmente lo era, pues él aún no creía aquello. No podía tener el control sobre cualquier situación, mucho menos una tan improvisada. Aquello le dolería, pero necesitaba coger a Zoom desprevenido, necesitaba hablar.
-Linda se dará cuenta, cualquiera se daría cuenta.
-Eso es improbable. Tengo tus recuerdos, tu cara y tu ambición para con el mundo.
-Al final fallarás, caerás. Un detalle que ya conoces, aborrecerás el mundo, pues si es cierto lo que dices, no podrías ser yo. No puedes vivir sin la emoción de despertarte en un nuevo día, totalmente desconocido. No serás un héroe, no...
-La línea temporal cambiará. Parecerá absurdo, pero probablemente lo único que permanecerá constante será el resultado de los partidos de fútbol, el resto...
Flash, como había planeado, vibró violentamente, cambiando su frecuencia alrededor de un millar de veces en apenas medio segundo. La mano de Zoom sobre su pecho se enrojeció, apenas imperceptible para la vista (incluso de un velocista) y la fricción resultante le despidió un centenar de metros. Tiempo suficiente para que el auténtico Flash reaccionara.
Cuando alzó la vista Zoom ya se cernía sobre él, como una sombra. Aquel hombre, si decía la verdad, tenía toda su experiencia adquirida hasta el momento más la ganada tras muchos años. Dominaba la fuerza de la velocidad como quien cruza de una a otra acera. Para él era totalmente normal.
-Te he dicho que esto se acabó Wally. No voy a tener más contemplaciones contigo. Despídete – le advirtió cuando Zoom estaba apenas a un metro de él.
-Me parece que lo olvidaste hace algún tiempo, “William”– Flash se movió cuando su enemigo estaba a sólo un paso. Había leído en alguna parte que un practicante marcial, aunque se vea superado por la experiencia y fuerza de su contrincante, puede ganar tiempo si logra adecuar siempre su evasión a medio paso de distancia, el tramo mínimo para poder escabullirse de cualquier golpe. Él no tenía la experiencia para apurar ese medio paso, pero había forzado la distancia hasta el máximo-. Yo sigo siendo un héroe, aún tengo eso de mi parte.
Zoom se volvió, mirando fijamente a su contrapartida.
-Te aseguro que tienes tanto de héroe como yo. Si piensas que mis acciones son erróneas, piensa que son tus errores...
Se volvió a lanzar a la carrera, buscando golpear la cara del velocista escarlata.
-... cuando acabe con esto todo volverá a ir por el buen camino – agitó las palmas de su mano a súper velocidad, moviendo a Wally unos cuantos metros, pero demostró ser insuficiente al poder contrarrestar el vendaval con la fuerza de su carrera-. Te aseguro que todos admirarán a Flash, todos.
Las palabras de Zoom hacían verdadera mella en Flash. ¿Podía convertirse en alguien tan cegado por su propia ambición que se olvidaría de todos los principios que habían asentado su vida como velocista? ¿Tenía alguna pizca de aquel egocentrismo?
-Nunca dejaré que consigas salirte con la tuya – dijo Flash, que rodeó a Zoom y le dio un codazo en la espalda. A su alrededor el mundo volvía a cambiar, pero cuando los golpes se prolongaban en un espacio, no podía evitar ver cómo las acciones de su enemigo le permitían tolerarle un poco. Zoom, en un intento por ser un mejor héroe, salvaba a todo aquel que su pelea ponía en peligro. Pasaban segundos enteros de descanso, desalojando lomas de montañas de donde se habían desprendido grandes rocas o atrapando a transeúntes que por un mal control de su velocidad habían sido impulsados con violencia .
Finalmente, Flash consiguió retenerle sujetándole nuevamente por la espalda, pasando uno de sus brazos por encima del traje amarillo sobre su cuello.
-Aún estás a tiempo de arreglar esto Zoom... William. Te conozco bien. Creo que entiendo, en parte, por qué haces esto. Quieres enmendar tu camino, decirte a ti mismo que tu vida ha valido la pena, que puedes hacerlo mejor. Y en verdad puedes hacerlo mejor William: ríndete ahora y regresa a tu tiempo, con los tuyos.
Zoom dudó, pues escuchar la voz de aquel joven Wally era como oír los pensamientos de uno mismo, la conciencia que lucha contra uno para no hacer una determinada acción, sabiendo las consecuencias que podría o no producir ésta. Si volvía a su futuro no tendría nada, quizá la inmortalidad, pero eso no era nada. Volvería a una estresante rutina, a sus sesiones de terapia, ¿Qué clase de vida era ésa para Flash?
-Yo...
Flash cedió un poco al ver que Zoom dejaba de forcejear unos segundos. Deshizo su presa y le miró de frente.
-Tu sabes lo que está bien y está mal. Barry nos lo enseñó, ¿Recuerdas a Barry?
-Recuerdo a Barry Allen. Recuerdo a tía Iris... tantas cosas.
-Aun estás a tiempo. Si no quieres olvidar todo lo que nos enseñaron debes volver...
...
-...debes volver ahora.
-No.
-¿No?
-No habría servido de nada... tanto esfuerzo. Vengo del futuro, pero sé exactamente que cuando miro hacia delante no hay nada para mí Wally, absolutamente nada. Ahora o nunca “Flash”, ésta será tu última carrera. Sígueme si puedes.
-¡DETENTE!
Zoom comenzó a correr, teniendo un rumbo fijo y premeditado: Opal City. Recordaba aquel talante heroico de Flash, sabía que no le dejaría ganar esta disputa, aunque tuviera que dar su propia vida. Por un momento creyó sentir orgullo, aunque era una sensación demasiado extraña para ser descrita como tal.
No dejaba de mirar hacia atrás, visiblemente preocupado por el desenlace final del entramado. Debía buscar el punto débil de su contrapartida. Recordaba. Era Flash, el hombre vivo más rápido del mundo. Prácticamente nada podía tocarle si no quería, pero tenía una debilidad: Linda. Su mujer estaba en Opal City. Precisamente ese día, de compras junto a Ralph y Sue Dibny a la espera de que su marido volviera por ella. Lo recordaba perfectamente. Zoom tenía la experiencia, Flash el coraje. Todavía no había nada decidido.
Zoom dijo algo, pero se perdió en la velocidad de su huída, probablemente sobre una montaña, quizás sobre un lago. Lo único que Wally West podía ver de su reverso amarillo era su cabeza nerviosa, continuamente agitándose, mirando a un lado y a otro. Entonces quedó a la vista la entrada a Opal City. Flash aceleró la marcha.
-Zoom...-dijo colocándose a su misma altura- si no te detienes voy a tener que...
-Sé lo que eres capaz de hacer Flash, pero a mí no me queda nada, ¿Puedes decir tú lo mismo?
¿Linda? –pensó el Wally del presente- ¿Va tras Linda? Acelera West, esto se pone serio.
Pero las piernas de Zoom fueron más rápidas en ese momento. Se deslizó entre los dedos de Flash. Y en menos de un segundo, todo se detuvo.
Allí estaba Linda, con varias bolsas de alimentos colgadas a sus brazos, charlando alegremente con la mujer del Hombre Elástico, dispuesta a volver a casa, a su rutina, como cualquier otro día. Zoom se encontraba a unos quince metros de ella y repartía su mirada entre la que recordaba como su hermosa esposa y el joven Flash que había sido, recién salido de la invisibilidad que se percibía al correr a velocidades casi lumínicas. Miraba horrorizado.
-Aquí la última jugada Wally – sonrió Zoom, sabiendo que el chico le oía-.
Instintivamente Flash arrancó a toda velocidad hacia el Flash Reverso, pillándole desprevenido al moverse más rápido de lo normal. Su puño fue directamente hasta la rodilla de su enemigo, seguidamente partió su brazo y después una patada en la espalda lo tumbó boca abajo en el suelo. Aquel acto reflejo cogió al otro completamente por sorpresa.
-Dios mío... –gimió, con la boca aún en el suelo- sabes que los golpes no sirven de mucho, nos curamos rápido.
-Tú no – Wally pateó entonces la pierna más sana, sabiendo que la otra ya debería de estar curándose a estas alturas-. Me creí toda tu historia, sobre haber sido Flash, sobre haber sido Wally West y sobre querer todo lo que yo quería. Pero aquí sólo veo a un loco que posiblemente tenga mi cara, pero no tiene nada de lo que me hace a mí un...
-¿Un héroe? Soy exactamente igual que tú Wally, por Dios. No le hubiera hecho nada a Linda, lo sabes, sólo pretendía cogerte distraído, torpe. Pero parece que al final tu rabia y fuerza han ganado a cualquier estrategia. No en vano, Hal y Kyle te dijeron que tenías la voluntad para convertirte en un Green Lantern; te invitaron a unirte al Cuerpo.
-¿Kyle y Hal? Un momento, ellos dos nunca...
-Demasiado lento – Zoom se levantó, recién recuperado, pero obviamente mal curado, más lento. Se dirigió hacia Linda, puede que sin saber siquiera que haría al llegar a ella, pero en realidad el lento era él.
Un grito estremecedor y un rayo detuvieron a Zoom, el Flash Reverso. La voz era la del Wally contemporáneo, y el rayo nadie podía comprender cómo había sido convocado, pero había bastado para detener al velocista del futuro, el cual se había parado a medio metro de su esposa, con una pierna en el aire, apoyando la otra y con un gesto de esfuerzo en su rostro. Todo había acabado, al menos de momento.
Cuando los ojos de Wally, los cuales brillaban como el rayo que había caído, se calmaron, se acercó por fin a su mujer.
-Yo... no sé qué decir...
-Es el Flash Reverso – le dijo ella, sin percatarse demasiado de las facciones de su cara-.
-Lo es, es un villano. Después te cuento – le respondió él, dirigiéndose entonces a Zoom y hablándole al oído, sin saber con seguridad si podía escuchar alguna palabra-. Tengo que encargarme de ti. Te llevaré a un lugar donde te vigilarán. Sólo quiero que te quede claro. Antes, cuando hablábamos, no me refería a que todo lo que he hecho me convirtiese en un héroe, ni mucho menos. Me queda demasiado camino por recorrer aún, espero que mejor que el que te ha tocado vivir a ti. Sólo quería decirte que, al menos yo, puedo sentirme orgulloso de ser como mínimo un hombre.
Cogió su cuerpo y empezó a moverse para ir no demasiado lejos de allí.
[Iron Heights]
Tras identificarse rápidamente, Flash avanzó hasta el despacho de Wolfe, que no esperaba recibir ninguna visita en aquel momento.
-Escuche Wolfe, sé que no nos llevamos demasiado bien, pero tengo que dejarle a éste villano aquí. Búsquele una celda de máxima seguridad y no lo toque demasiado, no sé muy bien qué le ha pasado. Volveré en cuanto pueda para rellenar cualquier maldito informe.
-Un momento, Flash...
-No lo tengo –dijo, y salió corriendo dejando su característica estela rojiza-.
Wolfe se quedó a solas con su nuevo huésped, mirándolo fijamente. Tras unos minutos examinando el extraño equilibrio que conseguía mantenerle en pie volvió a fijarse en su cara. No podía quitar la máscara, hecha con pura Speed Force. No obstante, tras fruncir el ceño, echó a reír. ¿Acaso no era aquella la estúpida mirada de Wally West? ¡Qué cosas!
[Washington D.C.]
Se oyó el cerrarse de una puerta y, durante cuatro o cinco segundos, un profundo silencio.
-En cierta forma te esperaba pero... ¿Me puedes decir cómo tienes el valor de entrar en mi despacho sin llamar, Flash? – el Presidente Luthor miraba por una ventana del despacho oval, sabiendo perfectamente quién era el que furtivamente había entrado hasta llegar a su directa presencia.
-Se acabó, Luthor. Entrégate.
-¿Pero qué dices? Deberías calmarte y sobretodo explicarte, me parece que estás desvariando.
-Tu juego del gran manipulador se acabó. Sé todo, sé qué has estado haciendo últimamente y creo que no debería saberlo sólo yo. Seguro que, entre otra mucha gente, a los agentes de policía que han sobrevivido a la masacre de Keystone les alegrará saber que hay un culpable. Alguien MUY culpable.
Luthor se detuvo a mirar a su interlocutor. Wally sudaba, respiraba demasiado acelerado y su voz, aunque segura, por momentos temblaba. Estaba nervioso, algo le atormentaba. Podría haber gritado el nombre de Zod y segar la vida más veloz del mundo en cuestión de segundos, pero ante un enemigo ya derrotado terminó de apretar el nudo de su corbata y paseando su mano sobre su escritorio, comenzó a hablar.
-Wally, no tengo ni idea de qué estás hablando y, aunque la tuviera, que no digo tal cosa, te presentas en mi despacho sin solicitar una cita previa y sin ninguna prueba, tan sólo una acusación particular. ¿De verdad pretendes que te tomen en serio? No sigues siendo más que aquel mocoso arrogante y veloz que se puso las botas de su tío precipitadamente.
-No te atrevas a mencionar a Barry – en menos tiempo que el que tarda un parpadeo dio una leve palmada a Luthor en el pecho, sin pretender herirle.
-Mira, si tú o tu estúpida Liga de la Justicia de MI América lanzáis cualquier campaña de difamación sobre mi persona, estaréis muertos. No lo digo literalmente claro, pero atente a las consecuencias. Puede que vosotros, con todas vuestras habilidades mágicas y demás inventos alienígenas os creáis por encima de todo, pero yo soy el Presidente y no dudaré en hacer uso del mayor poder de este país: sus leyes. Escucha, chico – Luthor apartó con el reverso de la palma de su mano el dedo inquisidor de Wally, con total desprecio-, intenta cualquier cosa y la Liga de la Justicia sólo será un recuerdo. Es más, vuelve a ponerme un dedo encima y veremos en qué prisión de metahumanos duermes esta noche.
A Flash le sobraba un segundo para pensar en todo aquello. No le importaba mucho si él caía en desgracia con tal de quitar a Luthor de en medio de una vez por todas, pero la Liga... ¿Podía arriesgar todo el esfuerzo que había invertido la Liga de la Justicia en aquellos años? ¿Tan sólo por un hombre, aunque él fuera el mismísimo demonio? Zoom parecía tener razón, en todo, ¿Lo hacía por él acaso? Si renunciaba a denunciar a Luthor ante el mundo, ¿sería para evitar el destino que había tratado de cambiar su versión del futuro? ¿Estaba rematando él el trabajo que no había podido concluir Zoom?
Flash salió corriendo de aquel lugar, sin mediar palabra, agobiado por todas las ideas que se le habían echado encima en aquel momento.
[Epílogo]
Linda West, de vuelta en su apartamento de Keystone City, oyó cómo la puerta de entrada acabó por cerrarse de un golpe. No pudo evitar sentir inmediatamente una leve brisa que cruzaba toda la habitación donde estaba hasta llegar al balcón. Sabía exactamente quién era.
-¿Wally? -preguntó, con algo de miedo por la mirada que tenía su marido en la cara la última vez que le vio.
Se asomó hasta las puertas de cristal que separaban la estancia del exterior y pudo ver una espalda que le era muy conocida, enfundada en escarlata velocidad, con la máscara que normalmente le cubría la cabeza desmaterializada. Pudo ver como él temblaba.
Wally se giró y con total impotencia se acercó algo tambaleante a Linda. Sus ojos eran vidriosos, aunque no le iba a dar a Luthor el gusto de una victoria tan profunda. No se lo había dado a ningún villano, Luthor no iba a ser el primero. Se acercó a Linda y, sabiendo que ella le entendería, la abrazó.
Nadie dijo nada más.
FIN
Bueno, un desenlace interesante, aunque parece dejar un poco de lado la investigación de Hawkman. No me acaba de convencer demasiado la lucha entre los velocistas, porque no tengo nada claro que ha pasado, y no se si ha sido premeditado o no.
ResponderEliminarAun así ha sido un buen cierre a una gran saga que realmente me ha encantado. Así como ese guiño al futuro de las palabras de Hal y Kyle en el futuro, ¿veremos alguna vez esa historia? jejeje
En fin, encantado me quedo, seguiremos con los siguientes números que si están a este nivel me harán más que feliz jeje
Sí, el principal problema del número de cierre de esta saga es que deja demasiados frentes abiertos; y es que creo que el hecho de que pasara tanto tiempo entre su comienzo y conclusión le pasó factura en varios aspectos (cuando empezamos aún no se había planteado "Imperio", ni sabíamos que está sería la única historia que llegaríamos a contar Imanol y yo, por lo que algunas de las semillas que plantamos nunca dieron su fruto como planeamos).
ResponderEliminarLa investigación de Hawkman llevaría a este personaje a Thanagar, tal y como se vio en Green Lantern #14 y demás números del "¡El ataque de los Hombres Halcón!". Y el destino final de Zoom, y la explicación sobre lo que ha pasado realmente durante la lucha de los velocistas... bueno, digamos que si vas a seguir leyendo la serie, terminarás viendo resueltas todas tus dudas ;)
Ah, y en breve, en cuanto Nerocles se haga cargo de esta serie, tendrás por fin a la Galería de Villanos al completo, que es cierto que hasta ahora habían quedado bastante al margen :)