Imperio Especial: Liga de la Justicia

Título: El Demonio y los Iron
Autor: Jose Luis Miranda
Portada: Juan Andres Campos
Publicado en: Septiembre 2009

Luthor y sus aliados han campado a sus anchas sin que nadie se les pudiese oponer. ¡Es hora de decir basta! Contempla la mayor reunión de héroes que el mundo ha conocido. ¡Ha llegado el momento de que comience la batalla final!
En un tiempo de crisis, los héroes más grandes del mundo se unieron para luchar contra el mal. Sus miembros pueden cambiar pero la lucha por la justicia continua. Ellos son …
JLA creado por Gardner Fox

Nota del Editor: Los hechos son paralelos a los que se narran en Superman 20: Imperio IV.


Parte I

La cueva de Gotham que sirvió de cuartel general a la primera Liga de la Justicia, y a una de las encarnaciones de la Patrulla Condenada, servía ahora a la mayor reunión de héroes que se había realizado desde hacía mucho tiempo. La Atalaya lunar de la Liga era un amasijo de ruinas y hubo que improvisar un nuevo lugar de encuentro. Superman había enviado un mensaje a multitud de héroes. Así, de múltiples rincones de los EE. UU. acudían intentando no ser vistos ni detectados por las fuerzas gubernamentales, pero dispuestos a dar la vida por el hombre que les había convocado.

Se saludaban miembros pasados y presentes de la Liga de la Justicia: Átomo, Animal Man, Aquaman, Batman, Blue Beetle, Booster Gold, Canario Negro Detective Marciano, Faith, Firehawk, Firestorm, Flash, Fuego, Green Arrow, Green Lantern, Guy Gardner, Gypsi, Hombre Elástico, Manitú Raven, Plastic Man, Steel, Tornado Rojo Vixen, Zatanna.

De la Sociedad de la Justicia: Atom Smasher, Doctor Destino, Doctor Medianoche, Flash I, Hawkgirl, Hakwman, Green Lantern I, Wildcat, Mr. Terrific, Stargirl, Hourman II, Power Girl, Sand, Wildcat, Jakeem y Thunderbolt.

Los Titanes, Outsiders y la antigua Young Justice conformaban un solo grupo: Arsenal, Changeling, Blumblebee, Ciborg, Arrowette, Damage, Katana, Impulso, Raven, Grace, Metamorfo, Heraldo, Pantha, Starfire, Jesse Quick, Estrella Roja, Superboy, Wonder Girl, Vapor, Trueno, Relámpago, Tempest, Looker, Nightwing y Frimge.

Los Guardianes Globales, los Luchadores por la Libertad (Tío Sam, Cóndor Negro, Hombre Muñeco, la Dama Fantasma, Bomba Humana, Rayo). Los tres miembros de la Familia Marcel, el Capitán Marvel, el Capitán Marvel Jr. y Mary Marcel, que celebraban el reencuentro con el primero. Los DNAngels, los Ravers, los Supermen of América, los Soyuz, los Metal Men, de la Patrulla Condenada, su único miembro, Cliff Steele alias Robotman, que se mantenía huraño en un rincón.

Y multitud de héroes sin afiliación concreta Agente Libertad, Air Wave II, Relámpago Negro, Orquídea Negra, Blue Devil, Creeper, Crimson Avenger, Crimson Fox, el Muerto, Doctora Luz, el Diablo, Empress, Nightblade, Mongrel, Nightmaster, Ice Maiden, Imán, Tigre de Bronce, Richard Dragon, Centurión Alfa, Encantadora (June Moone), Loose Cannon, Mainline, Man Bat, Gangbuster, Delfín, Guardian, Gunfire, Freedom Beast (B’Wasna Beast), Catwoman, Janissary, Joto, Judo master, Corazón de León, Natasha Irons, Jade, Orfeo, Mujer Búho, Espina, Salamanca, Sala, Hardline, Maya, Mera Pacificador, Perón, Flautista, Praxis, Question, Ragman, Striker Z, Seraph , Terra, Trueno, Traci 13, Wild Dog, Sol Naciente, La Cosa del Pantano, El diablo de Tasmania, Tecnócrata, Maya, Mera, Nightshade, Onyx, Oráculo. Y, claro está, Lobo que se dirigió a una mesa en donde se habían situado varias bebidas y empezó a tragar líquidos varios.

De un boom túnel hicieron su aparición varios Nuevos Dioses, Mr. Miracle, Big Barda, Lightray, Orion y Krakoom. Muchos reconocieron a Krakoom como responsable Orión tuvo que ponerse delante de él para evitar que algún héroe le increpara. No en vano era señalado como el culpable del ataque a Metrópolis que causó centenares de víctimas.

En un rincón, apartado de todos, el Hombre Elástico que no quería hablar con nadie. Seguía muy afectado por la muerte de su esposa. A pesar de que varios compañeros de la Liga se habían acercado a él para mostrarle sus respetos, rechazaba hablar con cualquiera de ellos.

Faltaban héroes mágicos como Deadman, Demon, Fantasma Desconocido o Espectro. Imposibles de localizar por métodos convencionales. Y, por supuesto, Wonder Woman que, envejecida por una aventura reciente, residía en isla Paraíso. En su lugar comparecía Artemisa, vistiendo el traje y los brazaletes de Diana.

Cuando Superman hizo su entrada la totalidad de los héroes le recibieron con grandes vítores. Era increíble la sensación que generaba en los demás. Era el primero de una generación. La mayoría veía en él un modelo a seguir. Se acercó al estrado principal y habló para todos:

- Compañeros, amigos. Gracias por asistir. Es el momento de devolverle a Luthor el daño causado. Sé que ha habido disensiones. La preocupación de oponerse a un gobierno legítimamente votado por los ciudadanos está presente en mi ánimo. Sin embargo, no hay otra solución si queremos liberar al planeta del yugo de un dictador que sólo busca su gloria personal. Así que os pido que estemos unidos, con un solo objetivo: derribar a Luthor, a Zod y a quienes les apoyen.

Un gran aplauso, seguido de una enorme ovación salió espontáneamente de todos los presentes. Pocos permanecieron impasibles. Uno de ellos, cómo no, era Batman. Silencioso como siempre no tuvo expresión alguna. Sus pensamientos repetían una y otra vez la siguiente frase: ¿cómo demonios lo hace? Fue lo que dije yo y sólo conseguí dividir a la Liga. Superman prosiguió su discurso:

- Habrá dos frentes en esta guerra. El primero, Washington. El segundo, Modora. En la capital cuento con todos vosotros. Será una batalla dura en la que Luthor tendrá preparados a todos los supervillanos que le haya sido posible reunir. En Europa tendremos la colaboración de tres ejércitos: las amazonas, los thanagarianos y los atlantes. Atacaremos desde Modora la base de R’as Ghul y liberaremos China y Rusia. No hace falta que os diga que nos esperan.

- Yo me ocuparé de R’as Al Ghul- intervino Batman. Le conozco mejor que nadie.

- No. Una representación de la Liga de la Justicia serán los líderes de la batalla en Modora. Artemisa, bajo el manto de Wonder Woman, Diana está… incapacitada, irá al frente del ejército de las amazonas. Aquaman hará lo propio con el ejército atlante y Hakwman con el de los Thanagarianos. Tu misión, Batman, será dirigir el ejército de superhéroes en Washington.

- ¿Podremos con todos los Iron?- habló Artemisa.

- La información de sus puntos débiles que consiguieron Robotman y el Hombre Elástico está siendo analizada y se está creando un virus informático que nos servirá para derrotar a los robots. El objetivo es introducirse en los ordenadores centrales de los Iron y descargar en ellos el virus.

- ¿Y Zod?- preguntó Green Arrow.

- Zod es mío. Le alejaré del combate.

- ¿Podrás? Si fueras derrotado Zod desnivelaría la balanza. ¿No sería mejor que Marvel o el Detective Marciano te ayudaran?- repreguntó Arrow.

- Recordad que la sola presencia de Amazo o Circe obliga a la máxima concentración de poder por nuestra parte. No podemos permitirnos debilidad en el frente. Venceré a Zod aunque sea lo último que haga en mi vida.

- Los thaganarianos piden una condición para prestar su ayuda. Luthor ha matado a algunos de ellos. Piden su extradición. Quieren juzgarlo en su planeta.- habló ahora Hawkman.

- Luthor debería pagar aquí por sus crímenes, pero necesitamos la ayuda de Thanagar. No hay otra respuesta que no sea la de sí.- respondió el Hombre de Acero. Para, a continuación, terminar el discurso. Esta Madre Caja que me dieron en Nueva Génesis ha sido mimetizada por Steel para crear Boom Túneles. Es decir, podremos aparecer de improviso en cualquier lugar de la Tierra.

Un silencio se hizo en los presentes. Todo estaba dicho. Superman habló cerrando la reunión.

- Preparémonos para la batalla más importante de nuestras vidas. La libertad del planeta depende de nuestra victoria.

Al terminar, todos los héroes intercambiaron saludos y comentarios. Batman se acercó a Hawkman, recordemos que habían tenido sus diferencias respecto al modo de aceptar la posición de Luthor. Batman adoptó un tono conciliador, poco habitual en él:

- Escucha Hawkman, R’as Al Ghul es un enemigo terrible. No lo subestimes.

- Si dudaras de mí no permitirías que fuera.

Ambos héroes estrecharon sus manos con energía.


Parte II

En el cielo reinaba la luna llena. El silencio de la noche envolvía la playa cuando un estallido sónico acompañado de tres túneles místicos, destrozaron la calma de las costas de Modora.

La frente de Aquaman emergía del mar, luego los ojos, la nariz. Muy despacio el rey atlante salió del agua por completo. Pensó en el beso que Mera le había dado antes de partir. Pisó la arena de la playa e hizo una señal. Al momento, ejércitos atlantes aparecieron de la superficie marina situándose a su alrededor. Las armaduras de los soldados bañadas de agua salada relucían con la luz de la luna. Poderosos guerreros horadaban la playa y sus terribles máquinas militares se aposentaban demostrando ser tan amenazantes bajo el agua como en la superficie. Las corazas estaban adornadas con diferentes animales marinos, así se sucedían guerreros que portaban pulpos, tiburones, ballenas… En sus manos diestras tridentes energéticos que chisporroteaban sin cesar.

Sobre ellos, el cielo se inundó de hombres halcones y naves thaganarianas. En el vértice de la vanguardia Hawkman. Impresionante, como siempre, con su maza en la diestra y una gruesa y afilada espada en la otra. Con las alas extendidas y una pose de depredador que atemorizaría al más osado enemigo. Sus pensamientos estaban centrados en la batalla venidera.

Por tierra, el ejército de las amazonas con Artemisa al frente. Todas embutidas en armaduras de guerra andando en formacíón, pegando escudo contra escudo como los espartanos en la batalla de las Termópilas. Artemisa llevaba el traje de Wonder Woman aunque con el pecho y piernas cubiertas por una malla de acero azul oscura. También llevaba un escudo, una lanza de energía en la espalda y un hacha encantada. Recordó como Diana había insistido en que portara su emblema. A pesar de sus diferencias Diana sabía que Artemisa estaría a la altura.

Artemisa ordenó detenerse a su grupo y avanzó. Aquaman y Hawkman hicieron lo mismo. Los tres se reunieron. Hawkman habló:

- Pronto llegarán las tropas enemigas.

- Pensé que nos estarían esperando.- contestó Artemisa.

- No tardarán.- dijo Aquaman.

- Tenemos que entrar en el ordenador central de control de los Iron e insertar este dispositivo. Propagará un virus informático en las tropas Iron y quedarán paralizadas.- habló el Halcón de nuevo.

- Si nos derrotan… - empezó a hablar el héroe marino.

- Si nos derrotan no volveremos a hablar. Las amazonas vuelven con sus escudos o sobre ellos. – habló con dureza Artemisa.

- Lo mismo puede decirse de los thanagarianos.- mencionó el Hombre Halcón.

- ¿Cómo voy a decir menos de los atlantes? Esperemos repetir esta conversación.- terminó Aquaman.

Aquaman y Hakwman se hicieron un guiño de complicidad. Habían sido camaradas muchos años en la JLA, A pesar del áspero carácter de ambos héroes se respetaban y confiaban plenamente en las capacidades del otro. Sabían que si eran derrotados no sería por la incompetencia de ninguno de ello. También confiaban en las amazonas. No se rendirían hasta la muerte.

Parte III

Un murmullo fue adueñándose del espacio. El murmullo se fue convirtiendo en un estruendo terrible que hacía temblar la tierra. Y antes de que nadie reaccionara una visión temible se adueñó de todos. Los Iron cubrían aire, tierra y mar en número muy superior al que esperaban. Sin duda, habían llevado tropas de otros continentes. La batalla se avecinaba.

Artemisa se puso al frente de sus hermanas y descubrió su capa de guerrera para que el emblema de Diana, una W doble color oro, quedara bien visible.

- Representamos a la tierra. Les aplastaremos con el honor de las guerreras. Hermanas hoy será un día de dolor. Lloraremos a muchas de nosotras. Tened por seguridad que el Paraíso de los dioses espera a las caídas. Invocad a Ares, sostened las armas y luchad hasta vencer o morir.

Aquaman arengó también a los atlantes.

- Representamos al agua. Inundaremos sus pulmones con la fuerza de los océanos. Ya no soy vuestro rey. Sólo soy un guerrero más. Alguien que os guiará hasta la victoria o no volverá a ver Atlantis. Luchamos por la justicia. La de nuestro mundo y la de las tierras emergidas. Una vez más seremos la piedra angular de la resistencia humana. Quizá al término de esta batalla los habitantes de la superficie entiendan que debemos ser hermanos. Recordad, tened bien presente que atacaron nuestro hogar masacrando a nuestros hijos, padres y hermanos. Es hora de destruir a los Iron.

Y, por fin, Hawkman también se dirigió a los hombres halcón.

- Representamos al cielo. Caeremos sobre ellos como lluvia de venganza. Tengo los recuerdos de Katar Hol, uno de los vuestros. Es parte de mí. Tengo lazos con Thanagar como si fuesen sanguíneos. Nuestra lucha es contra Luthor. Demostrémosle como luchan los thaganarianos. Demostrémosles que no hay poder en la galaxia como el ejército de Thanagar.

Los gritos de los ejércitos hicieron temblar los cielos. Entonces, la atención de las tropas se centró en la enorme sombra que cubrió la luna. La sombra estaba conformada por miles de robots que descendieron sin piedad, como un vendaval en forma de cuchillo, atravesando a las tropas enemigas. Sin embargo, estaban preparados. Armas de avanzada tecnología respondían destruyendo en el impacto a algunos Iron.

Varios halcones guerreros eludieron a los robots que irrumpían entre su ejército. Las naves voladoras disparaban sin cesar logrando horadar algunas carcasas y hacer que los robots cayesen. Los robots se adaptaban a las condiciones del combate y pronto empezaron a imponer su superioridad. Decenas de guerreros caían hacia el suelo sin vida.

En el mar las máquinas de guerra atlantes aguantaban el ritmo de los Iron al principio del combate, pero, del mismo modo, los robots empezaron a adaptarse a la lucha marítima y dejaron de tener rival. No hubo, sin embargo, deserción alguna. Sus órdenes eran resistir. Tres Iron penetraron en una nave de combate. La brecha del agua inundó sus pasillos. Los atlantes sostuvieron láser y redes corrosivas y al entrar los Iron bombardearon al primero que entró consiguiendo que se clavara de rodillas. El siguiente los masacró sin piedad.

Las amazonas utilizaban tanto armas de carácter mágico, como de alta tecnología. Así puñales que aparecían en el interior de las carcasas metálicas y explotaban, se mezclaban con misiles lapa que aplastaban la piel metálica de los robots. Pero, sobre todo, su fuerza residía en una organización planificada al milímetro para el combate. Nunca quedaba una sola. Todas atacaban en grupo. De cualquier forma, los Iron lentamente dominaban la situación matando por decenas a las mujeres guerreras. Artemisa contempló como un Iron agarró por el cuello a una de ellas quebrándoselo como si se tratara de un palillo.

El grueso del ejército Iron debía ser detenido allí. Realmente el sacrificio era necesario. Aquaman, Hawkman y Artemisa se reunieron de nuevo en la playa. El Halcón pulsó la Madre Caja inserta en su cinturón, que había llevado a los tres ejércitos a Modora, y un boom túnel les situó en la puerta del búnker desde donde R’as dirigía la contienda. Los tres héroes dejaban con pesar la batalla, pero su misión era clara: debían introducir el virus informático en los ordenadores y detener a los Iron.


Parte IV

Fueron detectados enseguida. Los héroes fueron conscientes de ello. No había tiempo que perder. Artemisa colocó una bomba en el muro exterior y la hizo explosionar. Rápidamente, el trío se introdujo en el interior de aquellos laberínticos pasillos. Un Iron apareció ante ellos. Era de suponer que R’as dejara alguno de ellos para servirle de guardaespaldas. Aunque no lo esperaban tan pronto.

Hawkman, con toda la velocidad que sus alas fueron capaces de reunir, agarró a sus dos aliados y logró apartarlos de los rayos del robot. Artemisa asió la lanza energética que llevaba en la espalda y la clavó en el pecho del ser metálico. Aquaman proyectó su mano de agua introduciéndose en las fisuras del robot, que quedó un segundo paralizado. Hawkman apretó su maza y golpeó la lanza clavándola aún más. El Iron cayó de espaldas. De nuevo, Hawkman cogió a los dos héroes y los volvió a elevar. Volando a través de un interminable pasillo de paredes de metal. La madre caja le indicó que el palacio presidencial de Modora se encontraba sobre sus cabezas.

Desembocaron en una gran sala en la que unos cien soldados empezaron a dispararles. Artemisa detuvo cientos de balas con sus brazaletes y arrojó su hacha mágica que volando en una parábola segó varias piernas, manos y cabezas de sus enemigos retornando a su mano. Aquaman golpeó el suelo con su mano de agua y generó una enorme ola que barrió a muchos de los rivales. Sin tregua, junto al Hombre Halcón se introdujeron en el ejército enemigo entablando un cuerpo a cuerpo contra ellos. Hawkman levantó su maza y la aplastó contra uno de ellos. Después de una patada le rompió el cuello a un segundo y con su daga atravesó la mano a un tercero. Artemisa se les unió manejando con increíble habilidad hacha y espada. Una vez terminaron con la resistencia humana, prosiguieron. Hawkaman miró la Madre Caja y dijo:

- Madre Caja indica que es a la izquierda. Allí está R’as en la sala principal de dirección de los robots.

Avanzaron hasta llegar a una puerta de acero custodiada por tres nuevos Iron. Al otro lado, se encontraban R’ as Al Ghul, su hija Talia y varios científicos rodeados de centenares de pantallas de ordenador que seguían y controlaban a los seres metálicos. También, aproximadamente cincuenta hombres armados, que se disponían apuntando con sus láser a la puerta por si los Iron eran derrotados. Talia estaba intranquila:

- Padre, huyamos de aquí. No pensamos jamás que llegarían hasta este lugar.

- Llevan una Madre Caja sin ella no lo hubieran logrado.

- Lo mismo da el cómo lo han hecho. Están al otro lado de la puerta. Si consiguen entrar…

- No lo harán. He dado orden a cien unidades que retornen aquí.

- Jamás llegarán a tiempo, tardarán como poco una hora.

- En una hora lo más probable es que tenga a estos tres envueltos en mortajas. Sólo habrá una victoria este día: la mía.

- Padre…

- Hija. ¿No lo entiendes? Ganar aquí supondrá la realización de mis sueños. Crearé una humanidad más justa. Repartición de oportunidades y bienes. Nunca he estado más cerca.

- ¿No te das cuenta de que van a capturarnos?

- Talia... saldré de aquí como rey o cadáver.

Los tres Iron atacaron uno a cada héroe. El primer Iron proyectó dos rayos eléctricos que el Hombre Halcón detuvo con las alas. Sin embargo, no pudo hacer lo mismo con la multitud de rayos láser que su rival metálico emitía, uno de los cuáles le hirió en el brazo proyectándole varios metros atrás. De su cinto extrajo dos cargas explosivas que, cuando el robot se abalanzó hacia él, hizo explosionar logrando que se venciera hacia una de las paredes. Hawkman se incorporó profiriendo un terrible grito. Levantó su maza y golpeó tres veces el cráneo metalizado. El robot no se inmutó y de un derechazo envió de nuevo al suelo al halcón. Sus alas se extendieron y Carter se elevó. Tres misiles salieron del pecho del robot hacia él. El héroe alado los esperaba esquivándolos y consiguió que impactaran al Iron que atacaba a Aquaman.

Evidentemente esto le dio un respiro al rey del mar que de un salto se situó a la espalda de robot intentando introducir su mano acuática por entre las fisuras. El robot se revolvió y Arthur rodó por el suelo. Sin descanso, volvió a la carga y golpeó con toda su fuerza el dañado pecho del robot y abrió un boquete en él. Introdujo su mano de agua anegando al robot. El agua se solidificaba destrozando los circuitos del enemigo metálico.

Peor lo pasaba Artemisa. La heroína tenía su clavada su hacha en un costado del Iron, pero éste no se detenía. Dos láser atravesaron la pierna de la amazona y una vez tendida recibió terribles golpes que convirtieron su rostro en una masa sanguinolenta. Aquaman saltó para ayudarla. Impactó con todo su cuerpo en el robot. Sacó del cinto los dos últimos dos explosivos que tenía y los situó en su cabeza. El Iron realizó un brusco movimiento provocando la explosión de los artefactos antes de que Aquaman pudiera retirarse. Metralla metálica se clavó en los brazos y el pecho del rey del mar. El héroe aulló de rabia, pero se puso en pie y comenzó a golpear al robot con toda la fuerza de la que aún disponía. Artemisa reaccionó rápidamente sostuvo su hacha y consiguió sacarla del cuerpo de metal. La levantó y descargó un fuerte golpe que acabó con la resistencia del Iron. En ese instante Hakwman gritó:

- Arthur conmigo.

Los dos amigos cruzaron un segundo la mirada. Aquaman saltó y sostuvo la maza a la par que Hakwman. Entre ambos golpearon la cabeza del Iron que quedaba en pie dejándole una abertura abierta. Aquaman alzó su mano de agua y golpeó con la fuerza del océano dejando la cabeza semi arrancada. Hawkman ya estaba volando hacia él con una espada bañada por una cuchilla láser. La cabeza del último Iron rodó por el suelo. Los tres estaban heridos. Sabían que dentro les esperaban nuevos enemigos. Aquaman miró a Hakwman.

- Ollie estaría disfrutando.

- Yo no. Vamos a por esos hijos de puta.- Hawkman miró su Madre Caja que vibraba insistente. Oh, oh.

- ¿Oh, oh?

- R’as ha mandado a un centenar de estos cabrones metálicos a por nosotros. Vienen de camino. El ordenador estima 35 minutos para la llegada.

- No hay tiempo que perder.

Parte V

Los 50 soldados de R’as apuntaban a la puerta esperando al más mínimo movimiento de aquella gruesa pared de acero. Un estruendo empezó a golpear la puerta. Los soldados se prepararon. Todos eran profesionales con nervios de acero, pero algo en sus estómagos les decía que aquello no iba a salir bien. Enfrente estaba la Liga de la Justicia. Las puertas saltaron por los aires y al unísono los cincuenta guardias apretaron los gatillos y cincuenta láser inundaron las formas que acaban de traspasar el portón de acero. Cuando cesaron el ataque descubrieron que eran los restos de los Iron que acaban de enviar a por los héroes. Sin aviso, Hawkman hizo su aparición con una velocidad endiablada y en tres mazazos había derribado a una decena de hombres. Algunos reaccionaban enarbolando sus armas pero Aquaman atravesaba grupo a grupo tumbándolos con fuerza. Entonces apareció Artemisa, armada con dos cuchillos y proyectando su hacha que generaba una macabra danza entre los soldados. El hacha fue partida por el láser de uno de los enemigos al que Aquaman derribó de un fuerte golpe.

Talia agarró el brazo de su padre y le obligó a mirarla fijamente.

- Padre, no venceremos.

- Los Iron llegarán. Aún podemos…

- O nos vamos ahora o serás capturado.

R’as miró a su alrededor. Los tres héroes desarbolaban a su ejército. La llegada de 100 Iron no se estimaba hasta dentro de 30 minutos. Su cerebro barajó mil alternativas. Pronto lo tuvo claro, sólo debía resistir media hora y estos tres esbirros caerían aplastados a sus pies. Asintió y agarró la mano de su hija. Ambos echaron a correr desoyendo las peticiones de auxilio que les demandaban los científicos. R’as tocó un panel secreto y el muro se abrió. Unas escaleras descendían hacia una plataforma subterránea. El muro se cerraba mientras padre e hija bajaban apresuradamente las escaleras. Pero, la huída no iba ser tan sencilla. Hawkman lanzó el cuerpo de un Iron y obstruyó, antes de que se cerrase, la salida por la que R’as escapaba. El estruendo metálico resultante hizo que el malvado mirara hacia arriba viendo como el Hombre Halcón descendía volando hacia ellos. En segundos le agarró por la cintura precipitándole al final de la escalera. Talia se horrorizó y gritó:

- ¡¡Padre!!

Pero, inmediatamente, Talia tuvo otras preocupaciones. Artemisa, armada nada más que con sus brazaletes, estaba frente a ella propinándole un puñetazo en pleno rostro que la hizo rodar cuesta bajo por los escalones. Aquaman seguía arriba terminando con la resistencia de los cinco soldados que quedaban luchando. Restaban 25 minutos para la llegada de los Iron.

Ra’s se puso en pie con una agilidad impropia de su edad. Sacó la espada del cinto e intentó ensartar al Halcón. Carter esquivó la embestida con decisión y sacó su espada entablando un mortal duelo de esgrima.

Talia sacó una pistola del cinto y disparó a Artemisa dos veces. La amazona desvió las balas con sus brazaletes. Al ver que no obtendría resultado disparando a la guerrera, Talia disparó contra Hawkman que estaba de espaldas a ella y le impactó en el hombro. Artemisa dio un salto y de una patada arrancó el arma de la mano de la hija de R’as Al Ghul. Ésta no se rindió, sacó un cuchillo del cinto y girándose como un rayo cortó el abdomen de Artemisa. Enrabietada la nueva Wonder Woman, proyectó otra patada que devolvió a Talia al suelo. Talia sacó su última arma, unas cápsulas de gas, que arrojó entre ambas. Artemisa dio un salto hacia atrás y aguantó la respiración. Talia tuvo unos segundos de respiro y echó a correr hacia su padre.

Hawkman sintió un lacerante dolor cuando su hombro recibió el disparo de Talia. R’as quiso aprovecharlo y sostuvo la espada dispuesto a ensartar a su enemigo. Carter, a pesar del disparo, esquivó la acometida del demonio y blandiendo la suya propia atravesó de parte a parte a su enemigo. Talia lo contempló con desesperación. Recogió el arma del suelo y disparó otra vez hacia el Halcón. El segundo disparo de Talia le atravesó el cuello. Hawkman sangrando abundantemente no pudo sostenerse en pie y cayó al suelo. Talia llegó hasta su padre y le arrastró como pudo al fondo de la estancia. Allí pulsó un botón secreto y el suelo empezó a abrirse emergiendo un nauseabundo dolor. Una fosa de Lázaro se abrió ante ellos. Estas fosas repartidas en diferentes lugares del mundo creadas por el genio de R’as, curaban de cualquier herida e, incluso, resucitaban, si la muerte era reciente, a quién se bañase en ellas. Se trataba de la única esperanza del terrible villano. Mientras, Artemisa, emergía de entre el gas dispuesta a terminar con la hija del demonio. Talia apretó los dientes al verla aproximarse.

Arriba Aquaman acababa de tumbar al último de los soldados y acercándose a los científicos les ordenó que le indicaran el servidor principal. Uno de ellos señaló a un ordenador. El héroe marino sacó del cinto un archivo informático que introdujo en el disco duro del ordenador y lo ejecutó. Quedaban diez minutos para la llegada de los Iron.

Artemisa se situó frente a Talia. Pronto comenzó una desigual lucha que ganaba sin problemas la amazona. El hombro de Talia acabó dislocado de un fuerte golpe. Talia disparó su arma, pero, de nuevo, los brazaletes de la guerrera desviaron sin problema el fuego enemigo. Artemisa fracturó el brazo de Talia de una extraordinaria patada. El arma salió despedida. R’as a escasos centímetros del pozo curativo se arrastraba como podía para intentar caer a él. Artemisa fracturó el pómulo de su enemiga de un impresionante golpe en el rostro. Giró hacia donde estaba R’as y su sorpresa fue mayúscula. No estaba. En su lugar un reguero de sangre que llegaba hasta el borde de la fosa. No pudo ni asomarse. Un enloquecido R’as Al Ghul emergía del foso con la fuerza de veinte hombres y la rabia de un perro hambriento. Fue más rápido que la herida Artemisa y descargó ambos puños en el pecho de la amazona, que quedó sin respiración. Cegado por la locura, R’as asió con fuerza su sable y lo levantó dispuesto a ensartar a la guerrera.

Lo hubiera conseguido de no ser porque el Hombre Halcón apareció de repente para interponerse entre ambos. Hawkman sangraba abundantemente por cuello y hombro, pero su indómita voluntad no le dejaría detenerse hasta salir triunfante. La velocidad de R’as fue tal que Hawkman no pudo sino recibir el sable en sus entrañas y el acero le atravesó de pecho a espalda. Hawkman cayó de rodillas. R’as sacó la espada del cuerpo del Halcón que permaneció arrodillado. Los enemigos se miraron a los ojos. La intención del villano era volver a descender el sable para segarle la cabeza. Halcón se quedó inmóvil de rodillas con los brazos caídos y las manos intentando para la sangre que manaba del pecho. R’as, loco de ira, hizo una parábola con el sable, primero subiéndolo, y, luego, directo al cuello del héroe. Quedaban cinco minutos para la llegada de los Iron.

Aquaman terminaba de introducir el virus informático en el servidor principal, pero los robots no se detenían. Los ordenadores indicaban que en cinco minutos cien de ellos irrumpirían allí para matar a los miembros de la Liga. No funciona, pensó. De un salto se dirigió hacia donde estaban sus amigos. Nada más acceder en la sala se le apareció una escena impresionante. La espada bajaba hacia el cuello del Halcón. Pero, el héroe se dejó caer hacia atrás y R’as falló. Además, el impulso que llevaba le hizo tropezar y quedó expuesto a la maza de Hawkman. El héroe alado la blandió como si fuese la última vez y la descargó en pleno cráneo del villano abriéndole una fea herida y dejándole completamente sin sentido. R’as quedaba derrotado. Hakwman estaba a un paso de la muerte. Aquaman corrió hacia su amigo que sangraba muchísimo por pecho y cuello. El rey del mar le sostuvo la cabeza diciéndole:

- Hawk… dijo Aquaman. Has ganado… amigo… has…

- Dé…ja…te…, de mier…das, el po…zo…

Aquaman lo entendió al segundo. La fosa de Lázaro seguía encendida. Era la única esperanza del Halcón. Mientras el héroe alado perdía el conocimiento, Aquaman lo levantó en brazos y se dirigió hacia la fosa. Cuando estaba a tres metros del Pozo Talia se interpuso en medio. Apuntando con la pistola, a la que restaba una bala. Aquaman no podría esquivar el disparo con su amigo en brazos, debía intentar ganar segundos:

- Talia… déjame que le salve la vida.

- No, no saldréis vivos de aquí… sólo quedan dos minutos y los Iron os aplastarán. Mi padre saldrá triunfante.

- Tu padre está derrotado. Sus sueños de conquista han terminado. No tiene porqué morir nadie más.

- Lo siento, vosotros lo haréis.

Talia apretó el gatillo. Aquaman se giró para recibir el impacto de la bala, pero éste nunca se produjo. Artemisa detuvo el disparo con el brazalete y, acto seguido, arrebató el arma a Talia, sostuvo a la villana por un brazo y de dos golpetazos terribles la dejó inconsciente al lado de su padre. Aquaman no perdió el tiempo y, rápidamente, recorrió de un salto los metros de distancia e introdujo a Carter en el pozo. Los ojos del rey del mar quedaron fijos en la fosa. Los segundos parecían eternos. Por un momento, pensó en tirarse y rescatar a su amigo, pero no tuvo que hacerlo. Hawkman emergió igual que R’as, poseído, loco, sin reconocerles, pero sano. Sin mediar palabra, se arrojó al cuello de Aquaman con la intención de estrangularlo. El héroe acuático cayó al suelo con las manos de Hawkman en torno a su cuello teniendo que emplear toda su fuerza para evitar que se lo partiera. Aquaman apenas pudo murmurar:

- Joder… Hawk… suéltame…

Artemisa se situó encima del Halcón intentando separarle. La fuerza de Hakwman se había multiplicado por veinte. Era imparable, Aquaman tuvo que emplearse a fondo para resistir. Sabía que era cuestión de tiempo. La situación se tornaba angustiosa. Por fin, la garra de Hawkman cedió y su rostro quedó totalmente anonadado:

- Pero, ¿qué estoy haciendo?

- Bien…venido… justo… a tiempo…

Se puso en pie y le dio la mano a su amigo levantándolo.

- Arthur… lo siento. No era yo.

- Lo sé. No te preocupes.

- ¿Hemos ganado?

- Pues…

En ese momento destrozando paredes y techos aparecieron un centenar de Iron que rodearon al trío. Artemisa alzó los brazos, Hawkman y Aquaman se pusieron de pie en actitud de combate. Los Iron se dispusieron a incinerar a los héroes cuando un zumbido minúsculo fue extendiéndose de robot a robot. Quedaron petrificados y poco a poco quedaban desconectados e inmóviles. El virus estaba haciendo efecto. En efecto, en la playa los ejércitos aliados celebraban la victoria.

- Somos la Liga. ¿Cuándo hemos perdido?- respondió Aquaman. Ahora sólo falta que nuestros amigos venzan en Washington.

- ¿Es que acaso no está el resto de la Liga allí?- terminó Hawkman.

Continúará en Superman nº20


Agosto 2008- abril de 2009.
José Luis Miranda Martínez
jlmirandamartinez@hotmail.com

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  1. Increible!!! Los héroes se organizan al fin y se inicia el combate final contra Luthor y sus aliados. Una auténtica batalla campal de las muchas que se avecinan para el final de la saga. Una victoria casi pírrica protagonizada por los auténticos guerreros de la Liga (Hawkman, Aquaman y Artemisa) llena de sangre y sudor. Si esto es lo que nos espera para el final de la saga... ¡Quiero que llegue ya!!!

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