Título: Entre hermanos. Autor: Raúl Peribañez Portada: Edgar Rocha Publicado en: Mayo de 2008 Nightwing y Flash se encuentran en un episodio que tiene también como personaje invitado a Robin. |
Muy cerca de Gotham está Blüdhaven, una ciudad igual de siniestra y perversa que aquella o peor aún. Esta noche incluso los mendigos son víctimas de su maldad cuando poco a poco son atacados por algo… o alguien. Sus gritos de auxilio probablemente serán escuchados por muchos, pero nadie acudirá al rescate.
En otra parte de la ciudad, en lo alto de un edificio…
- ¿Y tú por qué no estás en el búnker? –preguntó Robin.
- Alguna ventaja tenía que haber en ser el líder –sonrió Nightwing-. Quería tomar un poco de aire, la verdad.
- Y qué mejor que venir a Blüdhaven, ¿eh?
- Aunque suene extraño, creo que la echaba de menos. Y ahora con los Outsiders… Tim, espero que comprendas que todo lo que te comente debe quedar entre nosotros. No quiero involucrar a más gente.
- ¿Qué opina Barbara de todo esto?
- El robot del futuro que contactó con Cyborg le habló de una inminente crisis denominada “Imperio”… Barbara piensa que debemos compartir toda la información que tengamos con la Liga de la Justicia para hacerla frente.
- ¿Y cuál es entonces el problema?
- Batman. Sabe que necesita ayuda, pero es demasiado desconfiado como para pedirla. No me importa qué opine; tenemos que trabajar juntos.
- Si Batgirl y yo podemos echaros una mano… Espera, ¿has escuchado ese ruido?
La pareja se asomó por la cornisa para ver qué ocurría en la calle.
- Hombres encapuchados, con armas en mano y cargando sacos en una furgoneta –dijo Robin-. Ya ves que Blüdhaven no ha cambiado.
Lejos de allí, en la ciudad de New York, estaba la isla de los Titanes… y sin que nadie lo supiese en su parte inferior había un búnker… la base de operaciones de los Outsiders.
- Ey, Geoff, ¿te apetece jugar a la play? –preguntó Zauriel.
Geoff era un niño de unos 11 ó 12 años. Estuvo encerrado en la prisión para metahumanos Black Riot. Nightwing lo rescató y ahora vive con ellos en el búnker.
- Lo siento, Za’, es que estoy mirando unas cosas por Internet… Mejor en otro momento, ¿vale? –dijo sin quitar la mirada del monitor de su ordenador.
- Euh, vale. Estaré en el salón.
El ángel se dejó caer en el sofá y puso la televisión.
- Te aburres, ¿eh? –preguntó Faith, que entraba en ese momento.
- Un poco –resopló-. Ese niño… Pensaba que a los críos les gustaba jugar. Desde que lo trajimos de Markovia que está siempre pendiente de ese ordenador. ¿Qué hace, chatear por el Messenger? Por lo que sabemos puede que no tenga amigos.
- ¿Qué quieres decir?
- Esa prisión… Black Riot. Encerraban a tipos con poderes y tal… Y Geoff estaba allí. ¿Qué tiene de especial? No hemos querido presionarle hasta ahora para dejar que se abriera a nosotros, pero no dice ni mu.
- Dale tiempo –Faith se acercó y le besó-. Todos lo necesitamos.
- Bueno –el ángel agarró a la chica y la tiró encima suyo-… Hay más formas con las que divertirse una noche.
- Gracias, chicos. Necesitaba estirar las piernas –bromeó Nightwing mientras ataba a los delincuentes con una de sus cuerdas-. La policía vendrá a por vosotros. Id con cuidado con lo que decís, chicos, porque ellos no serán tan buenos como nosotros.
Nightwing y Robin dispararon sus cuerdas y salieron disparados hasta llegar a lo alto de un edificio. Pocos segundos después más de una decena de ratas salieron del alcantarillado y atacaron a los ladrones. Amordazados como estaban no pudieron defenderse de los animales. En las alturas, la pareja de vigilantes siguió su conversación.
- ¿Y qué, seguís siendo unos forajidos de la ley ahora mismo?
- Claro –sonrió Nightwing-. Pero hicimos público lo que el Gobierno de Luthor está haciendo… Eso lo ha calmado un poco. De todas formas sus chicos ya se han preocupado de desmentirlo todo. Y el ciudadano confía antes en su Presidente que en un tipo con mallas.
- Es normal.
- Sí, para bien o para mal, pero lo es.
Los héroes se detuvieron en la azotea de un edificio. Con sigilo descendieron por la fachada hasta llegar al décimo piso. Abrieron la ventana y entraron con total normalidad. Era el apartamento en el que actualmente residía Tim Drake y Cassandra Cain.
- Veo que no habéis cambiado la decoración. ¿Vosotros dos estáis…?
- Euh, ¿cómo? ¿Cassie y yo? –dijo Robin casi sonrojado- No, no, sólo somos amigos.
- Tranquilo, Chico Maravilla, no sería la primera vez que un Robin se enamora de una Batgirl.
- Ya, ya, pero ella y yo no… Bueno, voy a hacer un poco de café.
En el salón, encima de una mesa, había varias fotografías que Nightwing se detuvo a mirar.
- ¿Ésta es de cuando estabas en Young Justice?
- Posiblemente –dijo Robin desde la cocina.
- ¿Llegaste a conocer a Risk?
- Oh, sí. Era de aquel grupito de Jóvenes Titanes, pero cuando se disolvieron vino un par de veces con nosotros. No llegamos a conocernos mucho, pero parecía buen tipo. Un poco polémico a veces, pero buen chaval.
- Sí –pensativo, Nightwing recordó que Risk había muerto delante suyo en Black Riot-… Sí que lo era.
- Sé que eres un buen detective, ¿pero cómo has encontrado las fotos?
- Las tenías encima de la mesa.
- Mierda –dijo Robin preocupado-… Dick, siempre tengo bien guardado todo lo que pueda comprometer mi identidad secreta… Creo que no estamos solos.
De entre la oscuridad sonó una voz diciendo: - No, no lo estáis.
- ¡Flash!
- ¡Wally! –exclamó Nightwing al reconocer a su amigo.
- Tú –el velocista estaba claramente enfadado-… Te dejé mensajes en el contestador que nunca me respondiste. Hablé con los Titanes, pero no sabían nada de ti. Vine aquí varias veces a buscarte, pero no te encontré. Batman me ignoraba. ¿Dónde demonios has estado?
- El apartamento… Ya no vivo aquí, Wally.
- Eso lo deduje al encontrar las fotos de Robin. Pensaba que éramos amigos, tío. He estado preocupado desde que te acusaron de lo de Los Angeles… pero ni te has molestado en explicarme qué pasó.
- Yo…
- ¿Sabes que nos pedían a la Liga que fuéramos a por vosotros? Si no fuera por aquel mensaje que transmitisteis incluso yo dudaría ahora mismo de en qué bando estás.
- Wally, tienes razón. Tengo mucho que contarte.
La Torre del Reloj, en Gotham City, era la base de operaciones de la hacker conocida como Oráculo…
- ¿Y bien, has pensado en ello? Dick y yo ya lo hemos decidido. Vamos a hablar con la Liga. Aunque me cueste reconocerlo, llevo semanas trabajando con los documentos que obtuvimos de Fuerte Peck… Tenemos los puntos débiles de los Iron en nuestras manos, pero los sistemas de seguridad son demasiado buenos… No me veo capaz de desencriptarlos. Toda ayuda será buena, Bruce. Que la Liga colabore.
Su contertulio, Batman, estaba oculto entre la oscuridad…
- Ya te lo dije, Barbara: la Liga no debe importarnos. Son unos santurrones incapaces de hacer lo necesario.
- Mira, yo… Espera…
- ¿Ocurre algo?
- No te lo vas a creer, pero –Barbara comenzó a reír en voz baja- … Me ha llegado un mail… con toda la documentación de los Protocolos... Dios mío, Bruce, es todo lo que necesitamos para destruir a esos malditos robots.
- ¿Za’? Si quieres podemos echar esa partida…
Geoff había entrado en el salón del búnker de los Outsiders. Buscaba a su amigo Zauriel, pero no había rastro de él más que por un par de plumas caídas y unas prendas de ropa interior femenina tiradas por tierra… El niño sonrió. Volvió entonces a su dormitorio y encendió el ordenador. En su monitor podía leerse el texto “Protocolos Iron”.
- Espero que te sirva de ayuda, Oráculo –dijo en voz alta-. Ay, cómo me gusta fisgonear en los archivos ajenos.
- Tim, ya quedaremos otro día. Quiero hablar en privado con Wally.
- Euh, tranquilo, Dick. No hay problema.
Nightwing y Flash salieron del apartamento por la ventana y subieron a la azotea. Uno lanzando su cuerda y el otro corriendo por la fachada a supervelocidad.
- ¿Tan grave es lo que tienes que contarme y prefieres no hacerlo delante de Robin?
- Tim es como un hermano para mí. No quiero que mis errores le salpiquen a él también. Ya habrá tiempo para contárselo todo.
- Supongo que lo mismo pensaste sobre mí, ¿verdad? Tus amigos se preocupan por ti y no te molestas ni en responder a una llamada.
- Wally, estas últimas semanas no han sido las mejores de mi vida precisamente.
- ¡Si estabas en problemas podías haber acudido a mí!
- No es tan fácil, no es tan fácil…
- La Liga, la Sociedad, los Titanes… Todos os hubiésemos apoyado. Sólo teníais que pedirlo.
Silencio.
- ¿Por qué hacemos todo esto, Wally? Nos ponemos nuestros trajes y máscaras. Renunciamos a una vida corriente por toda esta violencia…
- Porque hace falta. Hace falta que alguien marque el sentido del orden.
- Sabes, antes de debutar como Robin tuve que hacer un juramento. Entre otras cosas prometí no matar. Batman podía ser el hombre más siniestro del mundo, pero quitar la vida estaba prohibido. Creo que es lo único que mantenía unidos a todos nuestros mentores. Superman, Green Arrow… tu tío.
- ¿Adónde quieres llegar, Dick?
- Mira, he estado reflexionando sobre todo lo que he hecho últimamente… La muerte de Donna… Lo que pasó en Los Angeles… La muerte de Celda…
- ¿Celda?
- Dime una cosa: aunque todos nos movemos por el ideal de que matar al enemigo no es correcto, ¿qué opinión tendrías de mí si te dijera que he roto mi juramento? Maté a un tipo en Markovia. Era necesario, o al menos eso me digo a mí mismo, pero no puedo parar de pensar en ello.
- ¿Qué esperas que te diga?
- Tu tío Barry también mató a un hombre y en su momento no le apoyaste en el juicio. Me decías que piden a la Liga que vayáis a por nosotros. Pues bien, te estoy dando una buena razón para que lo hagáis.
- Cada caso es distinto, Dick. Y desde luego no tenía la misma perspectiva cuando ocurrió lo de Barry que ahora. No voy a luchar contra ti porque me lo ordenen… y menos aún si no veo razón para ello.
- Pero maté… Ya estuve a punto de acabar con el Joker… y ahora esto.
- Yo no puedo disculparte por nada, amigo mío. El perdón tendrás que encontrarlo en tu interior… si realmente crees que lo necesitas. ¿Mataste a ese hombre porque no había otro remedio?
- Sí.
- ¿Volverías a hacerlo?
- Si…
- Entonces no hay más de qué hablar.
De repente, se escuchó un grito. Su origen estaba a un par de manzanas. Allí un hombre corría pidiendo auxilio como si le persiguiese el mismísimo diablo. Frente a él apareció sin más Flash acompañado de Nightwing.
- Me… persigue…me persigue…
- ¿Quién? –preguntó el velocista- ¿Quién le está persiguiendo?
Antes de que el hombre pudiese responder aparecieron decenas de ratas que se lanzaron sobre él violentamente. La tapa del alcantarillado se abrió y de ella salió un par de manos que agarraron a Nightwing arrastrándolo. La caída del enmascarado por el tubo del alcantarillado terminó al impactar contra tierra… o, mejor dicho, contra el agua que recorría aquel mundo subterráneo.
Arriba, Flash giró sobre sí mismos sus brazos provocando una fuerte corriente de viento que apartó las ratas del hombre. Pero ya era demasiado tarde; aquellos bichos habían acabado con su vida. Giró la vista buscando a su amigo, pero no encontró rastro de su amigo.
- Mierda –dijo lamentándose-… ¿Dónde te has metido ahora, Dick?
Bajo tierra la visión no era especialmente agradable. Tampoco los sonidos que se escuchaban eran alentadores…
- ¿Por qué estás aquí? –preguntó alguien.
Nightwing no respondió. Activó las lentes nocturnas de su antifaz para ver en la oscuridad. Después caminó hacia el origen de aquella voz. Fue por decenas de interminables y estrechos túneles hasta llegar. El camino desembocaba en un área de mayor amplitud. El héroe vio al fondo de la sala a un hombre sentado en un aparente trono. Las ratas corrían a su alrededor.
- El Señor de las Ratas, ¿verdad? –dijo Nightwing- ¿O era el Ratonero?
- ¿Por qué has venido?
- No creo que las ratas me tiraran por la entrada del alcantarillado… Fuiste tú, así que déjate de preguntas. ¿Por qué atacaste a ese hombre?
- Nadie escapa. Ni tan siquiera tú –con un simple gesto ordenó a las ratas que fueran a por el héroe-. Siempre fui rechazado en el mundo exterior. Pero aquí, bajo tierra, ¡crearé mi propio reino!
Nightwing vio cómo todos esos bichejos se lanzaban sobre él. Intentaba apartarlos, pero era imposible: por cada uno que se quitaba de encima aparecían unos cuantos más. El héroe lanzó con toda su fuerza una pequeña bomba que explosionó al instante. La fulgurante luz que descargó hizo que muchas ratas se apartaran… precisamente lo que Nightwing buscaba para disparar su cuerda en vertical, hacia el techo, y escapar quedando a más de diez metros de altura. Las ratas no podrían cogerle.
Al bajar la vista hacia el villano se fijó en que a su alrededor había varias celdas. A sus barrotes estaban agarrados sus presos, que gritaban pidiendo ayuda.
El héroe se dejó caer dirigiendo su cuerpo hacia el Ratonero, a quien golpeó con las dos piernas extendidas. Después se acercó a las celdas para abrirlas, pero el villano le dio por la espalda con una barra.
- ¡No puedes soltarlos! ¿Qué es un reino sin vasallos?
Nightwing se enzarzó en una pela con él, pero las ratas volvieron a entrar en acción, decantando la pelea a favor del Ratonero. De nuevo parecía que todo estaba perdido, pero esta vez una fuerte ventisca apartó las ratas. Era Flash, que llegaba en ese momento.
- Seguro que son muy cariñosas, pero por una vez no te pediré que me presentes a tus amigas –bromeó el velocista.
Una vez libre, Nightwing estampó al villano contra una pared.
- ¡Estás loco! –gritó mientras le golpeaba- Todas estas personas, el sufrimiento al que les debes haber sometido…
- Ey, calma, tío –Flash evitó que le siguiera peleando-. Ya ha terminado. Deja que se pudra en Arkham.
Un par de horas después…
- En esta ciudad uno echa de menos Keystone –dijo Flash contemplándola desde lo alto de un edificio-. Bueno, amigo, es el momento de irme. Linda debe estar esperándome. Ya sabes, mujeres…
- Wally…
- Si vas a apenarte por la paliza que has estado a punto de darle a ese lunático… No lo hagas. Te lo dije: mi perspectiva no es la misma que cuando pasó lo de tío Barry. Estoy en contra de quitarle la vida a nadie, pero en este negocio es difícil no dejarse llevar a veces.
- Entonces… se puede decir que al final he encontrado tu perdón.
- Más bien mi apoyo. Te perdono por olvidarte de mí. Ahora que sé en qué estás metido comprendo que no podrás venir el sábado a cenar. Vuelve con los Outsiders y haz lo que tengas que hacer.
En el búnker de los Outsiders…
Zauriel pasaba por delante de la habitación de Geoff. Vio que la puerta estaba abierta y que el niño se había dormido delante del ordenador.
- Estos niños de hoy en día…
El ángel lo levantó procurando no despertarlo y lo metió en la cama. Antes de irse apagó el monitor del ordenador sin fijarse en el texto que ahora mostraba: “Índigo”.
Continuará…
INSIDE
Pocas veces he escrito un fic en tan sólo dos días, pero este episodio de Outsiders es una de esas excepciones. Es un número sencillito, desde luego. De todas formas lo bueno viene en el próximo número porque la historia continuará en Los Titanes nº 12, formando así un pequeño crossover que resolverá algunas tramas argumentales. Las voy cerrando o me explotará la cabeza, y mejor en sus respectivos decimo segundos números, que siempre queda más bonito.
Raúl G. Peribáñez
Mayo de 2008
Reseña del 6 de julio de 2008:
ResponderEliminarNúmero de transición que sirve a Raúl Peribáñez para ir preparando las cosas de cara a la llegada inminente de "Imperio", al tiempo que muestra en qué situación se encuentran los miembros del grupo después del asalto a Black Riot.
Por otra parte, y siguiendo la máxima de que todo número de una serie de supers debe tener (aunque sólo sea un poco) de acción, asistimos también a un (breve) enfrentamiento contra un oscuro villano (yo al menos no lo conocía de nada), que nos permite ver en acción a uno de los team-ups con más solera de DC: Nightwing-Flash.
La historia es sencilla, como reconoce el propio autor en la nota del final, pero se lee muy agradablemente, tiene unos diálogos bien construidos y desvela un misterio alrededor de Geoff, el niño que liberaron de la prisión de Markovia, que supongo que tendrá consecuencias en el próximo episodio.