Superman: Fantasmas en el sótano nº 03

Titulo: Fantasmas en el sótano parte 03
Autor: Jose Angel Ares "Pater"
Portada de: Jose Ángel Ares "Pater"
Publicado en: Septiembre 2007

El nuevo Superman toma el mando de la única forma que sabe... por las malas




Metrópolis bajo el sol abrasador del mediodía. Los más de 40 grados parpadean en los indicadores de temperatura mientras los más valientes se arrastran por las anchas calles, ayudándose del periódico para proveerse de algo de aire o degustando durante un par de minutos un helado... cualquier ayuda es poca para que la línea que une el punto A del punto B de sus destinos sea lo más llevadera posible.
- Fijo que en Gotham está lloviendo...-escupe un hastiado metropolitano de larga cabellera recogida en una coleta a la espera de su autobús.
- Dicen que Batman está pasando sus vacaciones aquí, en Metrópolis- comenta otro ciudadano, éste más obeso, y con su camisa desabrochada hasta la boca del estómago-  Dicen que está sustituyendo a Superman.
- Seguro que es el murciélago, porque las televisiones no paran de sacar noticias sobre delincuentes asesinados por las noches- añade una ejecutiva, abanicándose sin gana alguna.
- Batman no mata, mujer...- asegura el de la coleta.
-Superman tampoco- contraataca la mujer-, así que ¿quién es el vigilante nocturno y por qué nadie consigue detenerle?
De repente una corriente de aire envuelve la calle entera y los cristales de la parada del autobús saltan por los aires al mismo tiempo que partes del pavimento y algunos vehículos próximos revientan en pedazos. Los viandantes se echan al suelo aterrorizados al tiempo que observan como un Superman distinto al que conocían desciende sobre los restos del caos acontecido.
Sus ropas sucias están semidestruidas y humeantes, reflejando el reciente castigo físico que ha recibido su portador. Éste mira fijamente al helicóptero especial de la policía cuyas ametralladoras dejan de silbar poco a poco.
- ¿Superman? -susurra confundida la ejecutiva, protegida por el obeso de camisa desabrochada de forma casi agobiante.
- ¡Esto ha sido un aviso, Superman!- grita uno de los ocupantes del helicóptero por el megáfono- ¡eres sospechoso de...!
Dos rayos láser salen de los ojos de Superman, partiendo el helicóptero en dos y cayendo a la calle violentamente; una de las hélices, al partirse, sale despedida contra Superman, impactando contra su cabeza. Superman, aturdido, se echa las manos a la cara, comprobando que el choque ha abierto una herida sangrante en su frente; la sangre empapa las vendas que ocultan su rostro.
- Tú no eres Superman...-dice una cada vez más envalentonada ejecutiva.
- Ssshhh, que te va a oír- le avisa alarmado su orondo protector.
- Me da igual... quita...
La mujer se pone de pie y se aleja un par de pasos de la prácticamente inexistente parada de autobús.
- ¡Eh, tú!-le grita a Superman.
Aún aturdido, clava su mirada en ella, al mismo tiempo que recobra su porte de titán.
Ve a la mujer, sucia de polvo y cristales, con su falda rota hasta la cadera y su abanico deshilachado.
- ¡Eres un impostor!... ¡tú no eres Superman! ¡Esa “S” te queda muy grande!
Durante unos segundos que se hacen eternos todos alternan su mirada entre la mujer y Superman.
El silencio se rompe con la llegada de multitud de enviados de todas las cadenas de televisión y periódicos, que rápidamente graban la escena, emitiendo en riguroso directo.
Al fin, Superman se mueve, cogiendo entre los dedos sus ropas y con un gesto se las arranca. Todos se quedan boquiabiertos. La cámara de televisión más cercana enfoca la imagen hasta que se ve a la perfección como un traje negro cubre el cuerpo de Superman de arriba abajo, con una “S” más pequeña en el pectoral izquierdo, atravesado por una franja vertical blanca. Pero no es esto lo que ha dejado estupefactos a los testigos. Las vendas del rostro también cayeron al suelo, dejando al descubierto las facciones del hombre.

Desde su torre, Luthor se echa sobre la pantalla de televisión, enfurecido.
- ¡Tú! ¡Maldito bastardo traidor, eras tú!... ¡Liam Lyke!
Un hilo de sangre desciende de la herida de su frente, y Liam observa todos y cada uno de los ojos de los presentes, comprobando que nadie le reconoce. Sin saber qué hacer o decir emprende la marcha, alejándose paso a paso de la escena del desastre; numerosos coches de policía y furgones del SWAT aparecen delante de él cerrándole el paso, pero con sus manos se los quita fácilmente de encima, empujando los vehículos contra las aceras como si de simples paquetes se tratasen.
Echa la vista hacia arriba y se eleva en el aire, alejándose del lugar, mientras todos intentar ayudarse mutuamente de las heridas sufridas. Pero la calma dura poco, ya que Liam, después de recorrer la ciudad de punta a punta cae como un misil en las afueras, perdiéndose su rastro en las profundidades de la tierra; segundos más tarde la ciudad entera sufre una potente sacudida propia de un terremoto y la tierra que la rodea comienza a resquebrajarse a gran velocidad, dibujándose un perímetro de destrucción a su alrededor. Las bocas de incendios se abren, toneladas de cristales caen sobre el asfalto, coches impactan unos contra otros, se suceden múltiples explosiones, varios edificios se desploman… un caos absoluto que avisa de lo que sucede a continuación: Metrópolis se eleva en al aire y se aleja hacia el mar, llevada a cuestas por un concentrado Liam, que usa toda su fuerza para realizar dicha proeza.
Cuando la deposita en el mar, los habitantes que consiguen ver su destino final no acaban de creérselo.
Mientras la confusión y la desesperación reinan entre las maltrechas calles de Metrópolis, Liam se encuentra con Klaus entre los restos de un edificio desplomado.
- ¿Qué te parece?- le pregunta a Klaus, reflejando cierto aire de prepotencia.
- Puedes hacerte con el mundo entero… esto que acabas de hacer lo veo… poca cosa, un capricho de un rey embriagado
- Los humanos lo verán como una señal, Klaus.
- ¿Una señal?... ¿de qué?
- De su nuevo señor… hoy el mundo comprenderá que todo está al alcance de mi mano… una mano que puede arrancar una ciudad entera. Mañana me rendirán pleitesía… y pasado mañana acatarán mis deseos por el miedo que me tienen. Krypton renacerá en la Tierra
- Sabes que no eres de Krypton, ¿verdad?-pregunta Klaus, midiendo mucho sus palabras.
Liam se mantiene pensativo unos instantes; después se toca la cara y posteriormente su traje.
- Creía que era Kal-El… pero soy diferente, soy… otro… -mira fijamente a Klaus, tocándose el emblema del pectoral- pero soy Superman y lo más importante, tengo su poder, y recuerdos suyos… aún no sé qué ha sucedido, pero yo soy Superman, aquí y ahora.
Klaus se acerca a él, observándole la herida de la frente, que se cura con lentitud.
- Estás débil… te han herido.
- Mis poderes siguen sin funcionar como es debido.
- Eso es algo que solo tenemos que saberlo tú y yo, ¿entendido?-sentencia Klaus; acto seguido saca de sus ropas una jeringuilla con el líquido brillante que anteriormente le inoculó, dispuesto a hacerlo de nuevo- Toma, esto te ayudará.
- No es la primera vez que me metes esto en el cuerpo, ¿verdad?-le pregunta, molesto.
- En efecto… tu estructura de poder está desestabilizada y esta sustancia le da equilibrio y cohesión, así que tómala.
- ¿Por qué me ayudas, Klaus? ¿Quién eres y de dónde vienes?
Klaus deja la jeringuilla en la mano de Liam y se vuelve, dándole la espalda.
- Solo debes preocuparte en recuperarte y no cuestionar regalos de tu aliado. Te has creado tu propio palacio, Superman… disfruta de él, disfruta de tu nuevo Krypton.
Sin mediar más palabras, Klaus se va, dejando solo a Liam. En el ambiente aún se oyen gritos de terror y alarmas.
- Mí aliado…
Liam se inyecta la jeringuilla, dejando que el líquido blanco se mezcle con su corriente sanguínea. Relajado, cae sentado entre los cascotes, notando como poco a poco recobra las fuerzas; casi no queda rastro de la herida de la frente.
- No me importa quién soy…-susurra, con los ojos cerrados- qué más da… soy Superman, lo puedo hacer todo…y nadie puede…detenerme…
- Liam Lyke, venimos a proceder a su detención y posterior traslado a las dependencias del señor Luthor- le comunica una voz robotizada.
Liam abre sus ojos y ante él ve a 7 ciborgs de presencia imponente.
- ¿Qué… sois?
- Unidades de captura de Lexcorp, capacitados para hacer uso de fuerza extrema en caso de que se niegue a acompañarnos.
- Vosotros –dice Liam, levantándose del suelo- no me vais a llevar a ningún sitio… decidle a ese tal Luthor que a mi no me da órdenes nadie.
La imagen digitalizada de Liam es observada con furia contenida por Luthor desde una unidad móvil, aislada del caos reinante en la ciudad.
-Valiente traidor…
Luthor acciona un intercomunicador.
- Unidades de captura… ¡reducid a Lyke y traédmelo ya!
Los ciborgs comienzan una aproximación cautelosa pero Liam no pierde el tiempo y asesta una serie de impactos con sus puños al más cercano, enviándole finalmente varios metros más allá del grupo; el resto se lanza contra él… Liam, con su visión calorífica a plena potencia, revienta el suelo bajo dos de ellos, colisionando uno contra otro, y a supervelocidad atenaza entre sus manos el brazo de otro, enviándole hacia el cielo con la ayuda de un par de giros de su cuerpo para darle impulso; varios impactos de los puños metálicos de los demás hacen que Liam caiga al suelo dolorido, pero un grito suyo interfiere en los sistemas de percepción de sus captores, haciéndoles perder el equilibrio durante unos segundos que aprovecha para asestarles continuos y potentes golpes, derribándolos uno a uno.
- ¡No! ¡Malditos montones de tornillos inútiles!-grita consternado Luthor, golpeando el monitor con el que ve la derrota de sus máquinas.
El ciborg que envió a las alturas cae por fin, abriendo un boquete en el suelo y Liam se ve rodeado por los cuerpos semi inmóviles de los ciborgs, como si se tratasen de juguetes a los que hace tiempo que deberían haber cambiado las pilas. Durante un segundo los observa… analizando sus componentes… comprendiendo su funcionamiento.
- Sé cómo funcionan… conozco cuales son sus componentes…su ensamblaje, sus circuitos internos…- susurra Liam, sorprendiéndose de sus propias palabras; después se arrodilla junto uno de ellos. Con destreza abre su espalda y despieza su nuca, dejando entrever su interior-… sé cómo reprogramarlos…
Luthor, desesperado, agarra el monitor entre sus manos.
- No… un momento… no hagas…- suplica cuando la imagen de Liam desaparece y el monitor se queda en negro- … eso…
Anochece y la isla que es ahora Metrópolis centellea en la oscuridad por sus incendios. Saphira se agarra con fuerza al cuello de Liam mientras observa atemorizada el desastre que ambos sobrevuelan en silencio.
- ¿Era… todo esto necesario?-le pregunta con lágrimas en los ojos.
- No me dejaron opción-le dice Liam sin mirarla.
La chica le acaricia el rostro, apareciendo una cálida sonrisa en el suyo.
- Me gusta tu cara, Liam.
- En el futuro te aconsejo que me llames por mi verdadero nombre, Saphira… la primera vez que me viste me llamaste Superman… -la mira fríamente- sigue llamándome así.
Saphira retira su mano de la cara de Liam, sintiendo como un frío helado la recorre desde la cabeza hasta los pies.
- Ya hemos llegado.
- ¿A dónde…?-pregunta ella, y al instante se queda sin habla.
Delante de ellos se encuentra el Daily Planet, aún en pie pero visiblemente deshabitado.
Se colocan justo encima de la bola que corona el edificio; Liam alarga su mano hacia ella.
- ¿Qué vas a…?
Sin tiempo para que respondan su pregunta, Saphira ve atónita como Liam empuja la bola hacia abajo, obligándola a atravesar la azotea, destrozando tres pisos con su imparable descenso hasta que por fin se detiene.
Ambos descienden junto ella; Liam deja en el suelo a Saphira y con su visión láser funde la bola de metal, moldeándola con mimo de tal forma que crea un cómodo asiento en su interior; acto seguido enfría el metal con su superaliento.
Alarga su mano hacia la chica, que se la coge intentando disimular su pulso tembloroso; Liam la ayuda a sentarse dentro de la bola; después, con un certero golpe, derriba la pared que tienen delante y la chica redescubre Metrópolis al tiempo que una ráfaga de aire levanta el polvo a su alrededor.
- Elegiste ser mi compañera… y por ello todo lo que ven tus ojos es tuyo, Saphira… Contempla desde tu trono el comienzo de nuestro nuevo hogar…Nuevo Krypton.
Sobrevolando el lugar aparecen los ciborgs; Liam se eleva junto ellos.
- Sois mi guardia personal… buscad resistencia y actuad en consecuencia.
Los ciborgs se despliegan.
- Ellos te protegerán de cualquier peligro en mi ausencia, Saphira… los he modificado para que sean más poderosos que antes… los construí bastante bien, pero ahora son mejores.
- ¿Los construiste?
Liam se echa la mano a la frente.
- Sí… poco a poco empiezo a juntar piezas de mi historia y esas máquinas pertenecen a mi pasado… Voy en busca de Klaus –cambia de tema-… si me necesitas solo tienes que llamarme…
Con un estallido Liam desaparece de allí, dejando a Saphira acurrucándose dentro de la bola.
- Superman –susurra-…Superman…

Hospital St Divine. Cientos de heridos se acumulan por sus pasillos, parcialmente iluminados por los generadores de emergencia, mientras toda ayuda prestada es cogida con desesperación.
En una de las habitaciones se encuentra Lois, convaleciente en su cama; a su derecha se encuentra Perry y a su izquierda Jimmy.
- Nosotros cuidaremos de ti hasta que todo esto llegue a su fin-dice Perry, acariciando la frente de Lois.
- Sí, nosotros…-comienza a decir Jimmy.
- Con nosotros me refiero a mí y al personal del hospital, Jimmy –le interrumpe Perry-
Aún trabajas para mi, ¿recuerdas?...Alguien tiene que contar lo sucedido y tus fotos nos ahorrarán palabras innecesarias.
Perry se gira hacia el fondo de la habitación.
- Ya está todo claro… vete tranquilo –dice Perry.
De entre las sombras surge Superman, el verdadero; tiene el pelo algo más largo que de costumbre y su traje está algo maltrecho, y no lleva capa. Se acerca hasta Lois y la besa en los labios.
- Siento haber tardado tanto, cariño-le susurra.
Perry coloca su mano sobre la de él.
- Has llegado justo a tiempo, hijo…
Superman sale volando por la ventana de la habitación. Jimmy se ha quedado como embobado, con una gran sonrisa.
- Ya está aquí, ya está aquí…-dice, cada vez más absorto.
- Igual que tú…-le dice Perry, mirándole con gesto rudo.
- ¿Eh?- Jimmy vuelve al mundo real.
- ¡Mueve el culo, Olsen!... ¡Superman no va a esperarte!
A sus órdenes, señor…
Aledaños de la semiderruída torre de Luthor. Éste se encuentra organizando a varios de sus empleados, junto a un furgón blindado.
Poco a poco, los empleados dejan de atender a Luthor para echar la mirada hacia arriba.
- ¿Se puede saber qué estáis…?-dice Luthor, dirigiendo su mirada también hacia arriba.
El fuego de alrededor ilumina la silueta de Superman, suspendido en el aire, con sus brazos cruzados y gesto serio.
- No me lo puedo creer…el hijo pródigo ha vuelto-sonríe Luthor-… aunque un poco tarde, ¿no?-continúa, mirando a su alrededor.
- He oído que conoces al causante de este desastre, Lex
- Rumores, rumores… ¿desde cuándo pierdes tú tiempo escuchando habladurías cuando hay tanta gente pidiendo ayuda?
- Le ayudan tus máquinas
- Eh…bueno, sí…
- Haz algo al respecto, Lex, o cuando acabe con todo esto serás tú el que pida ayuda.
Superman desaparece volando a gran velocidad, levantando tras de sí un torbellino de aire que hace que todos se tapen los ojos, todos menos Luthor, con lágrimas debido al polvo levantado.
- En una partida de ajedrez la reina tiene el poder, alienígena presuntuoso…
Klaus camina sobre las aguas del mar, próximo a un puente partido en dos.
- Aún me falta tiempo y ese loco lo está estropeando todo…
Se levanta algo de brisa y Klaus echa la mirada hacia la ciudad. Con sorpresa, sus ojos localizan una figura sobrevolando a lo lejos.
- ¿Liam…?
Agudiza su vista y ve a Superman.
- Superman…

Continuará...

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