Título: Bocados de realidad (II) Autor: Imanol Amado Portada: Burnout Publicado en: Septiembre 2006
El cuerpo de Supergirl aparece sin vida a las afueras de Leesburg. Y la única que puede resolver este caso es... ¿Linda Danvers? ¡Continúa la saga "Bocados de Realidad"!
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Su nombre es Linda Danvers y a pesar de no tener lazos de sangre con el hombre de acero, se ha ganado el derecho de llamarse
- Linda, cariño… Despierta. – Susurró Fred Danvers besando a su hija.
- ¿Mmm?, ¿Papá? – Balbuceó Linda sin despertarse del todo. ¿Qué sucede?, ¿Qué hora es?
- Son las tres de la madrugada. Me temo que hay malas noticias hija…
- ¿Malas noticias?
- Tranquila. Mamá y Wally[1] están bien. – Dijo Fred leyendo el rostro preocupado de su hija. – Acaba de llamar el Comisario Peña[2], al parecer han encontrado a Superwoman en el bosque… Muerta.
- ¿Cómo? – Preguntó Linda atónita.
- Ahora mismo, toda la información parece muy confusa y contradictoria, así que, he pensado que si apareciese la verdadera Superwoman, aclararía muchas cosas y permitiría avanzar en las investigaciones.
- Claro, yo… Sólo necesito un momento para despertarme y cambiarme…
- Ok, voy adelantándome, el comisario quiere que me haga cargo del caso; supongo que sabe que soy uno de los polis que más han trabajado con Superwoman en el pasado.
- ¿Dónde han encontrado e-el?… Bueno, ya sabes. – Preguntó Linda.
- En el bosque, a orillas del lago. Muy cerca de dónde íbamos de “picnic” cuando eras niña, ¿Te acuerdas?
Extrañamente, en aquel momento, las palabras de su padre le habían traído a la memoria algunos recuerdos olvidados muchos años atrás. Se vio a si misma y a Mattie, su amiga del alma, con siete años, tratando de hacer volar una cometa mientras su madre preparaba la comida y su padre leía el periódico.
- No mucho pero tranquilo. Sobrevolaré la zona. No tiene perdida.
- De acuerdo entonces, te veo dentro de una media hora. – Dijo Fred saliendo de la habitación.
- Si… - Dijo Linda temiendo que todo aquel asunto pusiera ser sólo la punta del iceberg.
Una ambulancia y varios vehículos todo terreno del cuerpo de policía actuaron como una inconfundible “X”, marcando el lugar exacto donde se había encontrado el cuerpo sin vida de “Superwoman”. Bajo la mirada atenta de los agentes que allí se encontraban, Linda aterrizó suavemente dentro del perímetro delimitado por el cordón policial.
- ¡Superwoman! – Dijo uno de los policías.
- Buenas noches, agente. – Respondió Linda.
- Es un alivio saber que se encuentra bien. – Actuó de forma convincente su padre, que había llegado unos minutos antes.
- Gracias Detective Danvers... ¿Puedo...?
- Por supuesto, acompáñeme. Le advierto que no es una imagen agradable. – Dijo Fred escoltando a Linda hasta el lugar donde yacía el cuerpo sin vida de una muchacha de no más de quince años.
- ¡Dios mío! – Exclamó Linda.
No importaba los horrores que había presenciado en sus años como Supergirl / Superwoman, simplemente era incapaz de no estremecerse frente aquella escena: el cuerpo de la chica estaba cubierto de cientos de heridas y golpes, vestía lo que quedaba de una versión casi idéntica de su uniforme y sus ojos abiertos, de mirada suplicante apuntaban a un precioso cielo estrellado.
Linda Danvers... Superwoman... Apenas podía contener las lágrimas de la rabia que sentía.
- Su nombre era Roberta Ford. – Dijo Fred. – Acabamos de identificarla. Quince años... Sus padres han puesto la denuncia de su desaparición esta tarde.
- ¿Qué clase de animal ha podido hacer algo así? – Preguntó Linda sin poder borrar de su mente la imagen de aquellos ojos.
Fred tuvo que frenar el impulso de consolar a su hija por el bien de su identidad secreta.
- ¿Qué más tienes Nelson? – Preguntó a uno de los miembros de la policía científica.
- Sólo le puedo adelantar lo evidente Detective Danvers...
- Le escuchamos.
- Esta pobre chica ha sufrido una paliza brutal, han abusado sexualmente de ella y quien quiera que lo hiciese, trajo su cadáver hasta aquí.
- ¿Quiere decir que el crimen se cometió en otro lugar? – Dijo Cutter Sharp desde detrás del cordón policial, mientras mantenía en alto su grabadora.
- ¿Cómo diablos se ha enterado la prensa tan rápido? – Preguntó Fred sabiendo que no iba a obtener respuestas. – Cutter...
- Vamos Fred, dame algo para la edición especial de mañana...
- Hazme caso Cutter, vuelve a casa al lado de tu mujer. Es lo mejor que se puede hacer en un día como este.
- Pero...
- Por favor... – Suplico Superwoman.
- De acuerdo, de acuerdo... Mañana hablamos ¿Ok? – Dijo al fin Cutter, marchándose del lugar.
- Detective... ¿Se le ocurre alguna idea de por que llevaba el disfraz? – Preguntó Linda.
- Quizás alguna perversión sexual de su agresor… Ahora mismo no podemos desechar ninguna teoría.
- Comprendo. – Dijo Linda. – Sin embargo, no puedo evitar pensar que esta muerte está relacionada conmigo de alguna manera.
- Bueno... Sea como sea, le aseguro que vamos a descubrir al salvaje que ha hecho esto.
- Estoy segura Detective Danvers. Ahora si me disculpa… No quiero entorpecer su trabajo y me temo que no hay nada más que pueda hacer aquí. Si necesitáis mi ayuda… - Dijo Linda elevándose en el aire poco a poco.
- No se preocupe, le haremos llegar un mensaje.
- Gracias.
- ¡Danvers! ¡Espabila maldita sea! – Bramó Cosmo Capiotti. – ¡No te pago para que charles con la clientela[3]!
- Sólo trataba de ser amable… - Se excusó Linda, entrando en la cocina.
- No te pago para que seas amable, ¿Ok?
- Pero a la gente le gusta que…
- Tampoco te pago para que me contestes, joder… Toma: dos de huevos revueltos, bacon, salsa de la casa y café bien cargado para la mesa siete… Y rápido que llevas en plan zombi todo el día.
¿Qué esperaba con apenas tres horas de sueño? Lo cierto era que aparte del cansancio, estaba teniendo grandes dificultades para concentrarse en lo que estaba haciendo: no dejaba de pensar en Roberta Ford, aquella pobre chiquilla violada y golpeada hasta la muerte. Además, las duras pero comprensibles palabras de Mattie seguían martilleando su cerebro[4]. Combinar las responsabilidades de Superwoman y las de Linda Danvers estaba resultando más duro de lo que imaginaba.
- Huevos revueltos, bacon, salsa de la casa y café cargado. – Dijo Linda mientras servía en la mesa siete, ocupada por un par de cuarentones.
- Eh... Perdone pero no hemos pedido con salsa de la casa, sino con salsa de queso.
- Estoy segura de que...
- ¿Me estás llamando mentiroso?
- Claro que no, pero...
- Mire, retire el plato y traiga que hemos pedido, ¿Ok nena?
Tenía el poder de enviar a la Luna a aquellos idiotas de una patada en el trasero... Pero no dijo nada. Recogió el plato y lo llevó a la cocina mientras escuchaba las risas y vulgaridades que le propinaban aquellos memos.
- Esos tipos de la mesa siete dicen que han pedido salsa de queso. – Dijo Linda tratando de capear la tempestad que se avecinaba.
- ¡¿En que coño estás pensando?! ¡Es tu primer día aquí pero como no cojas los pedidos como dios manda, poco vas a durar! ¡Mierda! Voy a tener que empezar a descontártelo del sueldo, a ver si te piensas que trabajo diez horas al día para que te dediques a tirar mi dinero. Menos mal que hoy trabajas sólo por la mañana porque sino, seguro que acabarías el día debiéndome pasta. ¿Pillas o no pillas lo que digo?
- Perfectamente.
- Entonces llévales el pedido de una vez. – Dijo Cosmo entregándole otro plato.
- Hey, chicos... ¿Conocíais a Roberta Ford? – Preguntó Cutter Sharp a un grupo de adolescentes rezagados que volvían al instituto de Leesburg después del descanso.
Los jóvenes no contestaron y apresurando la marcha, desaparecieron en el interior del edificio. Instantes después, la sirena que indicaba que comenzaban las clases aulló a todo volumen. Cutter se sentó en las escaleras, había pasado toda la mañana intentando hablar con alguno de aquellos chicos pero nada más hacer la pregunta mágica, le rehuían como si tuviera la peste.
Mientras reflexionaba su siguiente paso, un coche patrulla de la policía de Leesburg aparcó en las zonas habilitadas para el transporte escolar. Del vehículo salieron dos agentes que se dirigieron directamente hacia él.
- Buenos días, agentes. – Dijo Cutter.
- Identificación por favor. – Dijo uno de ellos, mientras que el otro quedaba más atrasado.
- Claro. – Contestó Cutter sacando la cartera del bolsillo trasero de su pantalón. - ¿Hay algún problema?
- Periodista ¿Eh? – Dijo el policía. - ¿Sabe? Yo que usted escribiría su artículo, o lo que sea, desde casa y sin molestar a nadie...
- Buena sugerencia pero creo que trabajaré a la antigua usanza... Ya sabe... Pateando las calles investigando, entrevistando, contrastando información... Y luego escribiendo el artículo.
- Me da la impresión de que no comprende lo que quiero decir... Nos ha avisado un ciudadano preocupado por un extraño merodeador que lleva toda la mañana incordiando a los estudiantes. Como puede usted entender, toda la ciudad se encuentra conmocionada por lo sucedido a esa chiquilla y lo último que queremos es que los chavales se sientan acosados e inseguros. En otras palabras, márchese y déjelos en paz.
- Me he identificado y no estoy quebrantando ninguna ley, aún teniendo en cuenta su opinión, creo que me quedaré un rato más.
- Ya veo que es usted de los que van de listillos. – Dijo el policía cogiendo las esposas del cinturón.
- Buenos días agente... ¿Algún problema? – Dijo Superwoman aterrizando en el lugar. – Hola Cutter, ¿Qué tal?
El policía se detuvo bruscamente al comprender que Superwoman conocía a Cutter.
- Ningún problema Superwoman, pero le sugiero que haga comprender a su amigo periodista que no suele ser buena idea desafiar a la autoridad. – Dijo mientras se dirigía hacia el coche patrulla.
- Idiota. – Susurró Cutter. – Ya veo que sigues teniendo el don de la oportunidad.
- Tu jefe me dijo que tenías intención de venir... Por cierto, no ha sido muy inteligente por tu parte hablarle así. – dijo Superwoman.
- Nunca he dicho que fuera inteligente.
- Ya veo... ¿Podemos hablar en un lugar más discreto?
- Claro.
En poco menos de dos minutos, Linda había llevado a Cutter a la azotea de la biblioteca municipal de Leesburg, un sitio tranquilo lejos de ojos indiscretos.
- ¿Sabes? Lo cierto es que no sé por donde empezar. – Dijo Superwoman. – Es mucho más fácil pelear contra un demonio grande y feo que quiere destruir la ciudad. Al menos, en ese caso sé donde está el problema y lo que tengo que hacer para solucionarlo.
- Me temo que esto es diferente.
- Lo sé... Me siento completamente inservible. – Dijo Linda.
- Bueno, teniendo en cuenta que eres la hija del detective que lleva el caso, es posible que te sientas mejor si compartes conmigo lo que sabe la policía.
- Buen intento Cutter pero lo cierto es que la policía no sabe nada. Las investigaciones parecen llevar a un callejón sin salida.
- A mí sólo me queda una pista por seguir... Sé que la posibilidad de descubrir algo es muy remota pero...
- ¿De que se trata? – Preguntó Superwoman.
- Una corazonada. – Dijo Cutter enseñándole una especie de revista. – Es un “fanzine” realizado por el club de chicas “Superwoman Forever” de Leesburg. Es el primer número que sale con el título nuevo, un ejemplar de coleccionista. – Añadió con sarcasmo.
- ¿Club de fans? – Preguntó Linda ojeando la revista. – “Cómo hacer que el chico que te gusta se fije en ti”, “Las diez situaciones más embarazosas y cómo las afrontaría Superwoman”, “Imita el peinado de Superwoman en dos sencillos pasos”, “Moda: Cose tu propio uniforme de Superwoman”, “Encuesta: ¿Te parece acertado el cambio de nombre de Supergirl a Superwoman?”, “Salud: Debería Superwoman llevar un piercing en el ombligo?”...
- El cómic en plan manga no está nada mal pero recomendaría especialmente el fanfiction.
- ¡Uau! Lo cierto es que estoy impresionada. – Dijo Linda.
- Es bueno para el ego ¿Verdad?
- Ya lo creo... Necesitaba algo así después de la mañana que he tenido.
- Roberta Ford figura como miembro del club. Mira en el listado de la última página.
- ¿Cómo lo sabías?
- ¿Bromeas? Nunca me pierdo un ejemplar, ¿No has notado la perfección de mi cutis desde que sigo los trucos de belleza?
- En serio...
- Me entrevistaron hace un año o así, recuerda que fui tu relaciones públicas[5]. Me sonaba el nombre de la chica, no es muy común.
- Ok, hablaré con la directora del club... Una tal Vicky Diamond. Quizás descubra por que Roberta llevaba un disfraz de Superwoman.
- ¡Hey!, Un momento... ¿Cómo que “hablaré”?
- Es mejor que te mantengas al margen, Cutter, por si acaso.
- ¿Qué peligro puede haber entre un grupo de chicas de dieciséis años?
- Se nota que nunca has estado en un concierto de “Back Street Boys”. En cualquier caso, si te sucediese algo, Mattie no me lo perdonaría nunca.
- Perdona, pero ni tú ni Mattie tenéis derecho a decidir por mí. Además: ¿Qué puede sucederme bajo tu protección?
- Esto no me gusta nada.
- Así que... ¿No eres de aquí verdad muchacho? – Dijo el conductor de la furgoneta al joven que se sentaba en el asiento del copiloto.
- ¿Se nota mucho?
- En realidad sí. Verás, tengo un oído privilegiado para distinguir los acentos. Mi mujer siempre me dice que tenía que haber hecho alguna carrera o algo para ser uno de esos expertos del F.B.I. pero bueno, lo cierto es que cuando estaba en la universidad sólo pensaba en las fiestas y en los conejitos que iban a las fiestas ja ja ja... Tú ya me entiendes. – Dijo el hombre guiñándole un ojo.
- Eh... Claro. – Contestó el muchacho sin tener ni idea de lo que estaba hablando.
- Tú debes de ser de New Jersey, ¿Verdad?
- Sí... Es usted sorprendente. – Mintió el jóven.
- ¡Ja! ¡Te lo dije! Tengo un talento especial para esto. Por cierto, ¿Estás bien? Te veo pálido y pareces un poco incómodo...
- No se preocupe, estoy bien... Es que nunca había montado en un... ¿Cómo lo llamáis?... Coche.
- ¡No jodas! ¿De verdad? Has debido de vivir encerrado en un sótano o algo...
- No exactamente pero algo muy parecido.
- Bueno pues ya hemos llegado. – Dijo el hombre aparcando en segunda fila. – Esto es Leesburg. Fin del trayecto.
- Gracias por traerme. – Dijo el chico saliendo del vehículo.
- Buena suerte, Cowboy.
- Gracias. – Contestó el muchacho colocándose el sombrero mientras observaba su nueva ciudad.
Superwoman se acercó al timbre de la casa de los Diamond y apretó el pulsador, Cutter sin embargo, prefirió mantener cierta distancia. En pocos segundos se escuchó la voz de una mujer que se acercaba y abría la puerta.
- ¿Señora Diamond? – Dijo Linda. – Soy Superwoman y éste es mi amigo Cutter Sharp.
- Hola. – Saludó Cutter.- Nos gustaría hablar con su hija Vicky.
La Señora Diamond quedó petrificada, como si no pudiera creer lo que estaba pasando delante de sus propias narices.
- ¿Podemos entrar? – Preguntó Linda.
- S-Si claro. – Reaccionó la Señora Diamond. – ¡Vicky! – Gritó. - ¡Tienes visita!
- ¡Ya vooooy! – Se escuchó desde el piso de arriba.
- ¿Puedo ofreceros algo para beber? – Preguntó nerviosa la Señora Diamond.
- No gracias. – Contestó Linda. –
En ese instante bajó por las escaleras Vicky, una adolescente normal de dieciséis años: guapa, delgada y de largo y liso cabello rubio. Vestía unos sencillos vaqueros y un top azul de tiras, adornado con la “S” de Superwoman. Nada más ver a Linda, la chica se puso medio histérica, dando diversos saltitos y grititos de fan alocada. Pidió varios autógrafos y que Cutter la fotografiara junto a Superwoman. Su sueño se estaba convirtiendo en realidad, ¡Estaba conociendo de verdad a su heroína! Y quería inmortalizar aquel momento para que durase para siempre.
Unos minutos más tarde, Vicky llevó a Linda y a Cutter a su habitación para que pudieran hablar cómodamente. La madriguera estaba llena de posters, fotos, muñecos y todo tipo de merchandising relacionado con Superwoman. Linda no pudo evitar sentirse reflejada en aquella chica, después de todo, ella también había sido una gran fan de Supergirl antes de que su cuerpo se uniera al de ella[6].
- ¿Conocías a Roberta Ford? – Preguntó directamente Cutter.
- Si bueno, en realidad formó parte de nuestro club de chicas “Superwoman Forever” hace un tiempo... Su muerte me ha dejado hecha polvo, la verdad. – Dijo Vicky con sinceridad.
- ¿Todavía seguíais en contacto? – Preguntó Linda.
- No... Lo cierto es que no. Roberta era una chica muy reservada, estuvo un tiempo con nosotras pero no llegó a encajar demasiado bien. Por más que lo intentásemos, se negaba a abrirse a nosotras y poco a poco, fue distanciándose.
- ¿Se fue del club? – Preguntó Cutter.
- Sí... Bueno... Yo nunca la he dado de baja en realidad, siempre he mantenido su nombre en nuestro listado de miembros oficiales porque tenía la esperanza de que volviera. Ella no tenía amigos y la trataban mal en el instituto. Yo quería ayudarla, hacemos todo lo posible por ayudar a las chicas que tienen problemas ¿Sabéis? Esto no es sólo un club de niñas tontas, tú nos inspiras y queremos parecernos a ti. – Dijo mirando a Linda. – Hacemos actividades juntas, deporte, somos voluntarias en el centro social... Luchamos para conseguir un mundo mejor en la medida de nuestras posibilidades.
- Hacéis un trabajo genial, estoy orgullosa de tener un club de fans como el vuestro. – Dijo Linda abrazando a Vicky.
- Parece que estamos como al principio. – Dijo Cutter.
- ¿Puedo hacerte una entrevista para nuestra revista? – Preguntó Vicky.
- Claro... Pero tendrás que esperar hasta que todo esto acabe.
- Sólo por curiosidad, Vicky. Has mencionado que Roberta no tenía amigos pero ¿Le has visto alguna vez en compañía de alguien extraño, alguien mayor o forastero? – Preguntó Cutter.
- No... Bueno, ¡Espera! ¡Sí! Hace unos meses le sorprendí con un chico llamado Eric Raven en el baño de chicas del instituto. Recuerdo que me pareció muy raro porque sólo estaban hablando, con mucha confianza y de forma muy extraña: como si se tratara de un gran secreto.
- ¿Quién es ese tal Eric Raven? – Preguntó Linda.
- Un chico de tercer curso, creo que incluso ha estado en un reformatorio. Nunca les había visto dirigirse la mirada siquiera y no volví a verlos de nuevo. Todo el mundo sabe que Raven está medio zumbado, incluso los profesores le tienen miedo.
- Ciertamente, es extraño que una chica tan tímida y reservada se mezclase con ese tal Raven. – Dijo Cutter. – Merece la pena investigarlo.
Linda, sin embargo, no hizo ningún comentario al respecto, había pasado por aquello: siempre fue una mosquita muerta, buena estudiante e hija perfecta hasta que Buzz[7] colisionó en su vida y la arrastró hasta el más profundo de los pozos.
- ¿Dónde vive ese chico? – Preguntó Linda.
- Lo puedo mirar en la guía... Dijo Vicky.
- Gracias Vicky, nos has ayudado mucho. – Dijo Superwoman.
- ¡Estás de la puta olla Raven! – Protestó Matt. – ¡Maldito seas!
- ¡Calla estúpido! – Le recriminó Raven. - ¡Ella sabía los riesgos, sabía las reglas! ¡No es culpa mía que la cerebrito sólo fuera inteligente con las matemáticas!
- ¡Dios! Era sólo una niña… ¡Tú pudiste evitarlo!
- Yo no podía hacer nada, las reglas son las reglas. Lo sabes perfectamente. Todos nos sentimos tristes con todo lo que ha sucedido pero sabíamos que tarde o temprano iba a pasar algo así. Era cuestión de tiempo. Todos hemos asumido ese riesgo… Y todos los que estamos aquí sabemos que bien merece la pena. ¿No?
La habitación estaba pobremente iluminada con una vela, lo que hacía casi imposible distinguir o separar de la oscuridad a las seis figuras vestidas con túnicas negras que allí se encontraban.
- Mírate. Eres tan despreciable que te importa una mierda. – Dijo Matt.
- ¡Basta! – Le recriminó otra figura misteriosa. – Basta. Lo que ahora realmente importa es salvaguardar el secreto de nuestra existencia y de nuestras actividades. Los lloriqueos no la van a traer de vuelta.
- Estoy de acuerdo. – Dijo una voz femenina procedente de la oscuridad.
- Quizás… - Dijo Matt. – Quizás debamos parar durante un tiempo… Hasta que las cosas se calmen un poco…
- ¿Estás loco? – Dijo de nuevo la chica. – No pienso renunciar por nada del mundo, ¡Antes me cortaría las venas!
- Eso está fuera de discusión – Dijo otro miembro.
- ¿Todos opináis igual? – Preguntó Matt sabiendo que la respuesta era “sí”.
- Ya sabes cual es la decisión de la mayoría, Matt. ¿La acatarás? – Preguntó Raven.
- La acataré.
- De acuerdo entonces. Tal como lo hemos hablado… Volveremos a nuestros quehaceres diarios con total normalidad. Ninguno de nosotros sabe nada ni ha visto nada. ¿Entendido?
- Sinceramente, nosotros no nos hemos enterado de nada. – Dijo Superwoman encendiendo las luces y descubriendo el sótano de la casa de los Raven, en las afueras de Leesburg.
- ¡Superwoman! – Gritó Matt.
- Tranquilo Matt. – Dijo Raven. – Poneos detrás de mí.
Las cinco personas con togas negras y capuchas callaron inmediatamente y se cubrieron tras su líder.
- Sal de aquí Cutter. – Dijo Linda. – Esto puede ponerse peligroso.
- ¿Y perderme como les pateas el culo? ¡Ni hablar! Soy periodista, ¿Te acuerdas?
- No te hagas el héroe ¿Ok? – Le dijo Linda.
- No pienso hacerlo, te lo aseguro. Son todo tuyos.
- Está bien. – Dijo Superwoman. – Quiero una explicación ya, ¿Qué significa todo esto? ¿Quiénes sois?
Raven comenzó a juguetear con unos dados lanzándolos al aire y recogiéndolos con su mano derecha.
- ¿Alguna vez habéis querido ser otra persona? – Preguntó Raven. – Usted... – Dijo dirigiéndose a Cutter. - ¿Quizás un Superhéroe?
- Por que no... - Contestó Cutter.
- Sí... Puedo sentirlo. Sé incluso quien le gustaría ser. – Dijo Raven.
- Basta de juegos. – Dijo Superwoman perdiendo la paciencia. – Empieza a cantar de una vez.
- Voy a hacer algo mejor que eso Superwoman: una demostración práctica.
Nada más terminar la frase, Raven lanzó sus dados al suelo, produciendo una especie de estallido que hizo girar el sótano a gran velocidad sobre un eje ficticio situado en el centro. Comenzó a reír a carcajada suelta, produciendo un horrible sonido que torturaba los oídos de Linda y Cutter. Éstos, se sentían cada vez más incapaces de mantener el equilibrio, la habitación había desaparecido y ambos caían por un oscuro precipicio sin fondo.
Continuará...
NOTAS DEL AUTOR.
Hola a todos,
Hoy toca un número bastante especial, nada más ni nada menos que el #10 de Superwoman. No hay muchos títulos en AT que hayan llegado a esta cifra y muchos menos todavía con un único autor así que creo que es un logro bastante importante.
Por cierto... ¿Habéis descubierto ya quien es el misterioso nuevo habitante de Leesburg que aparece en este número? Lo he dejado bastante claro ¿Verdad? Tengo preparadas un par de sorpresitas para el personaje pero creo que todavía tendrán que esperar un poco.
Los números #11 y #12 de la serie los dedicaré a terminar “Bocados de Realidad” (Espero que os guste). En cuanto al #13, va a tratarse de un número muy especial pero me temo que no puedo desvelar nada al respecto... Bueno, si... que aparecerá un secundario importante de la serie de Peter David y que vendrá para quedarse.
Otro secundario que va a quedarse será Vicky Diamond, y no creo que tardemos en conocer a más miembros de su pandilla del club de chicas “Superwoman Forever”.
Por otro lado, estoy pensando en introducir el amor de nuevo en la vida de Linda, (aunque más bien a medio plazo) ¿Quién pensáis que sería el candidato perfecto para nuestra protagonista?
¡Ah! Y no me olvido del final del número anterior... ¿Cuál creéis que puede ser el “proyecto personal” de Linda que requiera un viaje a través del espacio tiempo? Lo cierto es que la respuesta es bastante sencilla...
Gracias por vuestra paciencia y hasta el próximo número.
-Imanol.
(Septiembre 2006).
Referencias:
[1] Wally es el hermano pequeño de Linda, al que ya le hemos visto en el #7.
[2] Comisario que me acabo de inventar para la serie... Esperemos que me acuerde del nombre si alguna vez necesito sacarlo otra vez. :- ))
[3] Como vimos en el número anterior, Linda consigue trabajo en la cafetería “Grafitti”.
[4] Mattie, preocupada por la seguridad de Cutter Sharp, su marido, pide a Linda que se aleje de él.
[5] Sucedió en el volumen 3 USA de Supergirl.
[6] En el ya clásico Supergirl Vol 3 #1 USA. (Tomo I de Vid).
[7] Buzz es el demonio que hizo caer el alma de Linda en la más absoluta oscuridad, induciéndola al asesinato incluso. Su alma tuvo la oportunidad de redimirse cuando su cuerpo y la de Supergirl (Matrix) se unieron en uno sólo.
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