Supergirl nº 04

Título: Infierno de cobardes (IV): la guarida de Satsuke
Autor: Imanol Amado
Portada: Julio Nieto
Publicado en: Octubre 2005

Los acontecimientos se precipitan en Bluelake city... y son las almas de sus habitantes las que estan en la balanza! ¿Estará Supergirl preparada para evitarlo?
Su nombre es Linda Danvers, aunque hubo un tiempo en el que también era conocida como Supergirl. No procedía del planeta Kryptón y no tenía lazos de sangre con el hombre acero, pero después de recorrer un largo camino, llegó a ser digna de usar ese nombre y de vestir el símbolo del hombre del mañana. Ella es...


Billy y Adam habían cabalgado toda la noche hasta llegar al límite que separaba la zona segura, del bosque custodiado por los Kebracks. El caballo estaba agotado y ya había amanecido. La situación se había torcido de mala manera, si al menos tuviera su arma, Billy se hubiera adentrado en el bosque y hubiera vaciado el tambor de su revolver en el cráneo de algún Kebrack, morir peleando es todo lo que había deseado siempre... Pero ahora, tenía también bajo su responsabilidad al chico. Estaba claro que no podía volver a Bluelake City, aquellas sanguijuelas del alcalde le acribillarían a balazos nada más verle pero la realidad era que no podrían esconderse eternamente en la zona segura de las montañas, tarde o temprano serían encontrados o simplemente morirían de hambre y sed. Además, su hermano jamás le creería lo que había pasado, el maldito alcalde Chase había matado al ayudante Jake y al juez Jacobs [1] ... Peor aún (al menos para Billy), había tratado de asesinarle a él.
- Siento mucho lo que ha pasado chico, la verdad es que aquí no duraremos mucho. No debí traerte conmigo. Pronto nos alcanzarán...
- Si no me hubieras traído, el alcalde me habría matado – Dijo Adam.
- Jack no permitiría eso, puede que tenga los ojos vendados pero es un hombre honesto. Me pregunto si deberíamos entregarnos...
- Señor Hawks, nos matarían a los dos y a Jack en caso de oponerse.
- No vuelvas a llamarme así chico, me llamo Billy – Le dijo girándose en el caballo y extendiendo su mano. – El señor Hawks era mi padre.
Adam sonrió y le estrechó la mano. La labor de Mr. Bernard era muy importante y requería paciencia y trabajar en las sombras... En cambio, Billy era pura pasión, un verdadero huracán defendiendo su forma de pensar y sus ideales. De pronto, el familiar sonido de un winchester interrumpió la conversación, la bala había pasado zumbando muy cerca de la cabeza de Billy hasta estrellarse en la corteza de un árbol cercano. El caballo empezó a agitarse nervioso, Billy pudo distinguir en una colina cercana a dos jinetes, no había forma de ocultarse de ellos sin entrar en el bosque y no podían hacerles frente sin armas. Aunque fuera una locura, Billy espoleó al caballo y se adentraron en el bosque prohibido, esperaba poder perder de vista a sus perseguidores, después de todo, estarían locos si se atrevían a perseguirles... Tan sólo deseaba no llamar la atención de los Kebracks, algo que ya sabía era poco menos que imposible.
- ¿Estás loco? – Gritó Jack mientras le quitaba el rifle a su ayudante. – ¡Les necesitamos vivos para aclarar todo este asunto!
- No hay nada que aclarar Jack, Billy y el chico son culpables, ¡Tú lo sabes!
- Lo que sé es que van a ser juzgados por lo que han hecho John, no voy a permitir que nadie se tome la justicia por su mano en mi ciudad. Te lo advierto, si vuelves a disparar ese rifle, yo mismo te meteré una bala en tu estúpida cabeza.
Dicho esto, el Sheriff Jack Hawks comenzó a bajar la colina en persecución de los fugitivos, John sin embargo, se quedo quieto.
- ¡Jack! No estarás pensando en perseguirles a través del bosque ¿Verdad? Sabes que es un suicidio entrar ahí. Los Kebracks...
- Me trae sin cuidado los Kebracks, tengo demasiadas preguntas y Billy es el único que puede responderlas. Ve a la ciudad si quieres, yo me encargaré de mi hermano.
John se colocó su sombrero, encendió un pitillo y ordenó a su caballo que diera la vuelta.
El caballo de Billy y Adam corría a toda velocidad sorteando los árboles del bosque, se escuchaban todo tipo de rugidos y gruñidos procedentes de todas las direcciones, eran los Kebracks. Jamás podrían escapar de ellos en su terreno, la cuestión era cuanto tiempo tardarían en ser rodeados. Billy fue el primero en verlos, dos Kebracks salieron atravesando unos densos matorrales muy cerca de ellos y comenzaron a perseguirles durante un rato, hasta que por fin consiguieron aventajarles. De pronto, más Kebracks se encontraban justo delante de ellos, cada vez habían más, salían de todas partes, gruñendo furiosos, rápidos e implacables.- ¡Sigue ese sendero! – Gritó Adam señalando el camino.
- ¿Qué?
- Hay una mina abandonada a poco menos de un kilómetro de aquí.
- ¿Cómo lo sabes?
- ¡No hay tiempo para eso!
Y era cierto, el caballo estaba tan agotado que cada vez era más difícil esquivar a los demonios, aparecían de la nada y cada vez se acercaban más. No tenían nada que perder, quizás en la mina tuvieran una oportunidad, al menos sólo les podrían perseguir por una única dirección. Billy dirigió al caballo por la senda indicada por Adam, un camino cada vez más estrecho y abarrotado de matorrales, la visibilidad era cada vez menor, prácticamente nula y estaban totalmente expuestos a una emboscada. Adam se agarró con fuerza a la cintura de Billy para evitar caerse del caballo debido a los continuos golpes de los matorrales y ramas que cerraban el camino.
De pronto, un Kebrack se interpuso en el camino del caballo haciendo que éste chocase con el demonio. El impacto fue terrible, Billy y Adam salieron despedidos del animal cayendo varios metros más adelante, afortunadamente, en un incómodo pero efectivo colchón de helechos y ramas. Estaban lejos de estar a salvo, el demonio había matado al caballo de un fuerte puñetazo y se dirigía hacia ellos rugiendo satisfecho. Billy se levantó obligando al muchacho a incorporarse, ahora había aparecido otro Kebrack que les cortaba la huida. Adam cerró los ojos, no había esperanzas, era el fin.
El alcalde Chase entró en la oficina del Sheriff con paso decidido y cara de pocos amigos, había oído rumores en la ciudad, rumores que decían que Mr. Bernard se encontraba allí pero que no estaba acusado formalmente.
- ¡Henry! – Bufó el alcalde.
- Buenos días alcalde Chase, ¿Qué tal se encuentra? – Respondió nervioso Henry.
- Esperaba más de ti, Henry... ¿Dónde está Mr. Bernard?
- Está atrás... En la cárcel.
- ¿Está detenido verdad? ¡Tiene que pagar por todo lo sucedido!
- Bueno, le he encerrado por su propia seguridad, la gente se está poniendo nerviosa con todos esos rumores locos que circulan por la ciudad, alcalde Chase, voy a esperar que Jack y John regresen con Billy y Adam.
- ¡Tonterías! ¡Es culpable, ya os lo dije, él lo planeó todo!
- Jack quiere tener todas las piezas del rompecabezas para... Ya sabe, él es el Sheriff.
- No podemos dejar que los criminales se adueñen de la ciudad Henry, esta es una comunidad decente, la gente honrada de Bluelake City no va a tolerar que la cabeza pensante de los asesinatos de ayer quede impune.
- L-le prometo que el culpable lo va a pagar – Tartamudeó Henry.
- El culpable está ahí mismo, Henry.
- Bueno, el Sheriff...
- ¿No eres lo suficiente hombre para tomar las decisiones cuando Jack no está?
- No es eso, alcalde, creo que necesitamos todos los datos antes de concluir la investigación porque...
- Te voy a decir una cosa Henry, las cosas se van a poner muy calientes si no se imparte justicia, ¿Entiendes?
- Señor alcalde...
- No voy a poder controlar a los hombres y mujeres decentes de esta ciudad Henry, están sedientos de justicia, harán lo que tienen que hacer para obtenerla, más te vale que te quites del medio. – Dijo el alcalde saliendo de la oficina.
Henry tragó saliva, la cosa se estaba calentando por momentos debido a la manipulación que el alcalde Chase ejercía sobre una parte de la ciudad. Se dio cuenta de que todo lo que Mr. Bernard le había contado era cierto, lo cual era tan terrorífico que no podía evitar un continuo e intenso temblor de manos.
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Tres disparos del rifle del Sheriff Jack Hawks bastaron para abatir al Kebrack, que cayó muerto chocando contra el suelo como si se tratara de un árbol recién cortado.
- ¡Billy, cógelo! – Dijo Jack mientras le lanzaba su cinturón y revolver.
Billy se lanzó hacia el cinturón y desenfundó el arma mientras daba una pirueta en el aire que le dejó justo enfrente de otro demonio al que derribó de dos disparos entre ceja y ceja.
- ¡Qué conmovedor! ¿Salvas mi trasero para llevarme a la horca hermanito? – Dijo Billy mientras mataba a otro demonio con disparos mortalmente precisos.
- De momento, estoy completamente ocupado pensando como salir de esta – Replicó Jack mientras disparaba su rifle. – ¡No duraremos mucho aquí, volverán a la vida en un par de minutos!
- ¡La mina está justo detrás de esos matorrales! – Dijo Adam cada vez más asustado pero con suficiente valor como para salir corriendo en dirección a la mina.
- ¿Qué mina?
- ¡El muchacho conoce el camino! – Dijo Billy en persecución de Adam - ¡Puede que sea nuestra única oportunidad!
En ese instante, el caballo de Jack se levantó sobre sus patas traseras emitiendo un exagerado relinche de puro terror, derribando al Sheriff de su montura. Los cada vez más furiosos Kebracks estaban por todas partes, lo más desmoralizante era ver como los demonios abatidos volvían a la vida, era imposible escapar de ellos. Jack se puso en pie rápidamente y comenzó a disparar su arma mientras corría de espaldas y se perdía por los matorrales en los que habían desaparecido su hermano Billy y el muchacho.
En pocos segundos, Jack había llegado a una explanada, allí se encontraba la entrada a la vieja mina, un lugar infestado de demonios en el que Billy hacía lo que podía en mantenerlos alejados de la entrada. Jack se abrió paso a disparos y en pocos segundos se encontraba junto a su hermano, espalda contra espalda.
- Gracias por unirte a la fiesta Jack, ya veo que has traído tu propia lista de invitados…
- ¡No me lo perdería por nada del mundo! – Contestó el Sheriff mientras abatía a un Kebrack que se había acercado demasiado y que escupía fuego de su boca mientras caía al suelo. - ¡Ha estado cerca! ¿Dónde está el muchacho?
- Dentro de la mina, al menos, espero comprarle un poco de tiempo. – Dijo Billy disparando la última bala de su revolver.
- El chico tiene recursos, saldrá adelante…
- ¡Más preocupado estoy por nosotros, cúbreme mientras cargo el revolver!
En el preciso instante en el que todo parecía perdido, cuando ya no había lugar para la esperanza, apareció Supergirl, más rápida que una bala, más potente que una locomotora… Se interpuso en el camino de los demonios y de los dos hermanos. El Kebrack más cercano, hinchó sus pulmones de aire y Linda supo lo que aquel gesto significaba, después de todo, ya le habían cogido por sorpresa con esa extraña llama de fuego místico que escupían aquellos seres [2] . Con un veloz movimiento, utilizó sus manos para girar la cabeza del demonio, que comenzó a lanzar fuego de su boca en ese preciso instante.
Jack y Billy se miraron estupefactos mientras aquella mujer de metro sesenta y de extrañas ropas agarraba al Kebrack por el cuello y lo utilizaba como lanzallamas contra el resto de los demonios, consiguiendo que retrocedieran varios metros mientras rugían de furia.
- Increíble – Murmuro Billy.
Supergirl le rompió el cuello, sabía que matarlos no era la solución, tenía que alejarlos del lugar. Puesto que iban a revivir… ¡Qué lo hicieran lejos! Agarró al demonio por un brazo y una pierna y comenzó a girar sobre si misma, cada vez más rápido... Cuando consiguió suficiente velocidad, soltó al demonio que salió disparado barriendo a todos los Kebracks que se encontraban en la zona, alejándolos y desperdigándolos en el bosque.
- Siempre se me ha dado bien el primer golpe de una partida de billar. – Dijo Linda sacudiéndose las manos y acercándose a los dos boquiabiertos hermanos. - Mi nombre es Supergirl.
- ¿Señorita Dansmith? – Preguntó perplejo Jack.
- Diablos, al carajo con la identidad secreta...
- ¿Pero... Quien... Qué es usted? – Billy no salía de su asombro.
- Ok, la versión corta, soy una “mystery man” y he venido a patearle el culo al demonio responsable de todos vuestros problemas…
- ¡Uau! Y yo nunca creí en las historias del viejo Bernard...
- Debiste hacerlo Billy, ¿Dónde está Adam?
- Dentro de la mina, le dije que huyera lo más rápido que pudiera.
Linda había pasado horas buscando la mina, le avergonzaba admitirlo pero fue incapaz de localizarla hasta que se hizo de día, digamos que la “super-orientación” no era uno de sus superpoderes. Podría sacar a Billy y a Jack volando a la zona segura, libre de la amenaza de los Kebracks, pero no podía abandonar a Adam. Los dos hermanos tendrían que permanecer con ella hasta localizarle.
- ¿Puedo sugerir encarecidamente que sigamos los pasos del muchacho? – Dijo Billy señalando a un ejercito de Kebracks que se acercaba a toda velocidad, arrasándolo todo a su paso como una gran avalancha.
- ¡Dios bendito! – Dijo Jack - ¡Sólo me queda una docena de cartuchos!
- ¡Atrás! – Dijo Supergirl - ¡Dentro de la mina, rápido! ¡Coged esas viejas antorchas, vamos a necesitar un poco de luz!
Mientras Billy y Jack cogían las antorchas y las encendían, Supergirl utilizó varias ráfagas de descargas telequinéticas [3] para derribar las paredes y el techo de la mina y bloquear la entrada. La jugada dio resultado, estaban aislados de los Kebracks,
- Eso les mantendrá ocupados durante un buen rato.
- Bien hecho pero... ¿Cómo saldremos nosotros? – Preguntó Billy.
- Billy, la prioridad es encontrar a Adam.
- Jack tiene razón – Dijo Supergirl – ¡Vamos!, No puede haber ido demasiado lejos.
- Ok, pero mientras caminamos, necesito algunas respuestas, aún soy el Sheriff de Bluelake City.
- Me parece justo – Replicó Supergirl.

Las viejas pero todavía funcionales antorchas iluminaban el camino mientras se adentraban cada vez más en las profundidades de la mina, Supergirl tuvo tiempo de explicar todo lo que sabía sobre lo que estaba ocurriendo, y a su vez, Billy y Jack pudieron aclarar lo sucedido en la cárcel. Por fin todo parecía encajar a la perfección.
Unos quince minutos más tarde llegaron a un punto donde la mina dejaba de existir como tal, un gran precipicio de pared totalmente vertical dejaba paso a una gran cavidad de unos cien metros de altura y varios kilómetros de ancho. La gran cavidad estaba iluminada por lo que parecían miles de antorchas, pero encendidas por una especie de “fuego” místico que parecía no agotarse nunca y que dotaban al lugar de un color rojizo aterrador. Como si de niebla se tratara, el humo cargaba todo el ambiente, concentrándose mayormente en el techo, dónde las punzantes estalactitas se abrían paso atestiguando la antigüedad milenaria del lugar. De una de las paredes verticales, nacía una gran cascada que se precipitaba hacia el fondo de la cavidad y moría en un gran río que con diversas ramificaciones se extendía por toda la superficie. A lo lejos, encima de una pequeña colina, se alzaba un enorme castillo de aspecto tenebroso. Sin duda, la guarida de Satsuke.
- ¡Dios bendito! Hemos llegado hasta el mismísimo infierno...
- Esto no es “el” infierno Billy, es tan sólo “un” infierno, si es que eso puede hacer que te sientas mejor...
- Yo diría que no.
- Jamás pensé que un lugar como este podría existir – Dijo Jack – Es imposible que Adam haya podido bajar hasta ahí abajo...
- Es cierto... – Dijo Linda bajando la cabeza. – Aunque resulte duro, el chico está muerto o es prisionero de Satsuke.
- ¡Maldita sea! – Dijo Billy.
Supergirl se adelantó con los puños cerrados y los dientes apretados hasta el borde del precipicio.
- Señorita Dans... Supergirl, ¿Se encuentra bien? – Preguntó Jack.
- Estoy bien Sheriff. – Respondió dubitativa. – Más o menos... ¿Ve ese río? Es la corriente del caos.
- ¿Qué es la corriente del caos?
- Es un afluente del río Estigia, provoca el caos, sufrimiento y destrucción. Me he enfrentado a sus consecuencias con anterioridad [4] ...
- Uh... ¿Río Estigia? – Preguntó Billy.
- Según los griegos, el río que atravesaba los infiernos... Los muertos debían de pagar un óbolo al barquero llamado Caronte, el cual se encargaría de llevarles al otro lado de la orilla.
- ¿Eso es real?
- La corriente del caos si lo es, se lo aseguro Sheriff.
- ¿Nuestros problemas son debidos a este río? – Preguntó Billy confuso.
- Una corriente del caos tiende a surgir cuando fuerzas caóticas tratan de llenar un lugar, entonces, un canal se desvía del río Estigia para recorrer por el sitio designado. Lo más probable es que Satsuke obtiene el poder necesario para controlar Bluelake City gracias a esta corriente del caos.
- ¿Cómo lo detenemos?
- ¿A Satsuke? Con el ancestral método de presentarle nuestros nudillos a su cara. ¿A la corriente del caos? No podemos, como cualquier otro río, debe de seguir su curso. Es posible que ayude el erradicar el mal de este lugar.
- Tengo miedo de preguntar como bajaremos ahí abajo. – Dijo Jack.
Supergirl se dio la vuelta, miró a los dos hermanos y se permitió una leve sonrisa.

Las cosas empezaban a ponerse feas para Mr. Bernard, una gran multitud rodeaba la cárcel, parecían esperar la orden del alcalde Chase para entrar por la fuerza y llevárselo. Henry nunca había estado tan asustado. Estaba de pie junto a la ventana, deslizó la cortina para poder observar la congregación de ciudadanos, había gente de todas las edades entre la muchedumbre, mujeres incluidas pero no representaban el pensar mayoritario de la ciudad. Sólo eran los más organizados y los más radicales. El resto de los ciudadanos pecaban de inacción, algo que había sido una forma de vivir en Bluelake City desde hacía más de un siglo. Los músculos de Henry se tensaron cuando vio la soga que portaba uno de aquellos hombres. En ese instante, una piedra atravesó la ventana, haciendo que Henry se apartara instintivamente. El tiempo se estaba acabando.
Supergirl, Billy y Jack aterrizaron ante las puertas de la guarida de Satsuke. Jack decidió mientras vomitaba que el volar era para los pájaros y que no volvería a repetir esa experiencia nunca más. Billy, por lo contrario, estaba totalmente fascinado por las habilidades de Supergirl. El tenebroso castillo se levantaba imponente frente a ellos y de alguna manera, subconscientemente, ejercía una sugestión muy fuerte que les hacía desear huir de aquel lugar maldito. Supergirl sentía que aquel miedo primitivo era inducido y sólo conocía una manera para luchar contra ello. Pateó las enormes puertas de más de diez metros de alto y estas cayeron al suelo produciendo un sonido ensordecedor acompañado de su correspondiente eco.
- ¡Toc Toc! – Bromeó Linda.
- Seguro que le cogemos por sorpresa. – Se burló Billy mientras echaba hacia atrás el percutor de su revolver.
Jack le lanzó una mirada de desaprobación, llenó sus pulmones de aire, y acarició su rifle sabiendo que pronto dependería completamente de su arma.
- Será mejor que esperéis aquí fuera. – Ordenó Supergirl.
- De ninguna manera Señorita, - Contestó Jack. – Le guste o no, soy el representante de la ley de esta ciudad... Además, algo me dice que estaremos más seguros a su lado.
- Yo no me muevo de aquí, llevo esperando la oportunidad de luchar toda mi vida.
- De acuerdo, de acuerdo... – Cedió Linda. - Busquemos a Adam.
El castillo era húmedo y frío, sólo estaba iluminado por la luz rojiza procedente del exterior y que se colaba por las ventanas. La decoración era muy medieval, armaduras que sujetaban grandes hachas o espadas, tapices, grandes candelabros... Era un gran laberinto de piedra, con docenas de habitaciones, y salas. Después de al menos media hora de exploración, Jack, Billy y Linda llegaron a lo que parecía la gran sala del trono, dónde Satsuke, con mirada fría y rostro serio estaba sentado esperándoles.
- Final del trayecto. – Dijo Supergirl acercándose cada vez más al trono. – No os mováis de ahí, yo me ocupo a partir de ahora.
- No hace falta que nos lo digas dos veces. – Contestó Jack. – Ten cuidado.
- Yo voy contigo. – Dijo Billy comprobando su revolver.
- Quieto. – Le dijo Jack agarrándole del brazo.
Satsuke se levantó del trono. Tenía el aspecto de un temible guerrero, debía medir casi dos metros, llevaba una gran armadura medieval japonesa, un fino bigote, una larga perilla y una gran cola de caballo asomaba por debajo de su casco.
- ¿Dónde está el muchacho? – Dijo Linda deteniéndose a unos diez metros de su enemigo.
- Al fin nos encontramos cara a cara. – Contestó Satsuke.
Su voz era muy grave, potente y aterradora. Sólo el eco interrumpió el silencio durante unos segundos.
- ¿Sabes quien soy?
- Por supuesto, me tomo la vigilancia y el control de Bluelake City muy en serio..Supergirl. Te he estado observando desde el primer minuto que pusiste tus pies en mi territorio. Resulta irónico pero a la vez adecuado que precisamente tú, que ya evitaste dos vez que mi señor Chakat llegara a este mundo [5] , seas el detonante de su llegada ahora...
Satsuke señaló un lugar de la sala donde el suelo había sido pintado con extraños símbolos. Se trataba de un ritual mágico para traer a Chakat a nuestro plano dimensional.
- Puede que las catorce mil almas de Bluelake City no sean suficientes para abrir el portal, - Prosiguió el demonio – Pero apuesto a que si le añadimos sangre de una ex ángel terrenal podremos conseguirlo...
- Repito la pregunta demonio... ¿Dónde está el muchacho?
- Tus esfuerzos por las causas perdidas son dignos de elogio, niña... No te preocupes, tu muerte será rápida y recordada por siempre cuando mi señor reine esta realidad.
- ¿Crees que me impresionas con tus fantochadas de demonio invencible? “Voy a conquistar el mundo”, “Acabaré contigo” bla bla bla... ¿Crees que no he oído eso millones de veces? Ten claro que para mi no eres más que otro estúpido supervillano con el que fregaré el suelo antes de que acabe el día. Ahora... ¿Dónde está el muchacho? – Preguntó una vez más Supergirl.
- Me sorprende que no lo hayas adivinado todavía...
Nada más terminar la frase, Satsuke elevó la vista y comenzó a respirar cada vez más y más fuerte... En pocos segundos, se había completado una extraordinaria transformación física... Y el joven Adam apareció en el lugar de Satsuke.
- No... – Era lo único que Linda fue capaz de pronunciar.
Billy y Jack se acercaron un poco más a ella, en realidad sin entender lo que acababan de ver.
- Hace más de cinco años que el joven Adam está muerto – Dijo Satsuke, aún con el aspecto físico del joven pero usando su propia voz. - No te imaginas lo útil que es disponer de un espía permanente en las filas enemigas... ¿De verdad creísteis que un niño podría llegar hasta aquí y descubrir la mina? El viejo Bernard es el único que ha tratado de oponerse a mí en las últimas décadas... Nunca ha representado un peligro real para mi señor... Pero eso ya no importa, mis agentes se están encargando de él ahora mismo.
- El alcalde Chase... – Dijo Supergirl cabizbaja.
- Y John... El servicial ayudante del Sheriff. – Respondió Satsuke. – Ni siquiera ellos sabían mi doble identidad... Es curioso como vuestra raza traiciona a los suyos a cambio de su propia supervivencia. Te hace mirar las cosas con una nueva perspectiva, ¿No es así? ¿Acaso vuestra raza débil y cobarde merece ser la especie dominante de este planeta?
En es instante, Billy se adelantó levantando su revolver y disparando a la velocidad de un rayo.
- ¡Vamos a ver si consigues ver con perspectiva con el cuerpo lleno de plomo! – Gritó furioso.
- ¡Billy no! – Dijo Supergirl. - ¡Sólo conseguirás enfurecerle!, ¡Salid de aquí, hemos caído en su trampa!
- ¡Ni hablar! ¡Estamos juntos en esto! – Gritó Jack.
Tal como había dicho Supergirl, las balas no causaron ningún efecto en Satsuke, que con un fuerte rugido había adoptado su forma natural.
- Ah... Billy el impredecible... Jack el peligro latente, Mr. Bernard el cerebro y la razón... Y Supergirl, el poder... ¿No os parecía extraña la facilidad con lo que habéis llegado a este lugar? Toda vuestra patética rebelión va a ser neutralizada de un solo golpe. De hecho, toda Bluelake City va a ser neutralizada de un solo golpe cuando mi ejercito de Kebracks la arrase.
- ¡Esto se acaba aquí y ahora para siempre Satsuke! – Dijo Supergirl abalanzándose hacia su enemigo.
- ¡Cierto! Pero no tendrá el desenlace que esperas, niña – Contestó el demonio repeliendo fácilmente su ataque.
Supergirl se había estrellado contra la pared cercana al trono, Satsuke la ignoro completamente y lanzó una penetrante mirada en dirección a los dos hermanos.
- No os vayáis todavía... Tengo una sorpresa para vosotros...
Levantó su brazo derecho y pronunció unas palabras en un extraño idioma, parecía claro que se trataba de algún tipo de invocación mágica. De repente, las armaduras que se encontraban en la sala cobraron vida, levantaron sus armas y se dirigieron hacia los dos hermanos.

Mientras Henry vigilaba la puerta principal de la oficina del Sheriff, vio a John saliendo de entre la multitud y dirigiéndose a la puerta de la entrada. Henry abrió rápidamente la puerta y le dejó entrar, se encontraba visiblemente aliviado.
- ¡John! ¿Dónde está Jack? ¿Habéis encontrado a Billy y al muchacho?
- Me temo que el Sheriff a muerto Henry...
- ¿Qué?
- Entró en el bosque prohibido en busca de su hermano.
Todas las esperanzas de una resolución rápida de aquella situación se habían esfumado para Henry, sólo Jack podría disolver a la multitud con su autoridad y seguridad. No había nadie en Bluelake City capaz de toserle a Jack. Al menos, ahora eran dos en la lucha.
- Henry... Más vale que le demos a la gente lo que quiere, sabes que si no lo hacemos entrarán a buscarle. No merece la pena morir por el viejo.
- N-no pu-edo creer lo que es-estás diciendo – Contestó Henry con un tartamudeo agudo.
- ¿N-no pu-pu-puedes creerlo? - ¡Vamos Henry! ¡Déjate de juegos! ¡Tu no vales para esto! Entrégame las llaves de la celda de Mr. Bernard y vive para ver el mañana.
El nerviosismo le hacía tartamudear, sus manos temblaban y sudaba... ¿Por qué le había elegido Jack Hawks como ayudante? ¿Qué había visto en él?
- T-tendrás que pasar por encima de mí para co-cogerlas. – Dijo Henry apuntándole con su revolver.
John soltó una carcajada.
- ¿Vas a dispararme? – Dijo John empujando a Henry. - ¡Vamos, dispárame alfeñique! – Le volvió a empujar.
- D-deja de hacer e-eso John – Le dijo Henry sudando cada vez más.
John le golpeó en la mano, fue un golpe suave pero suficiente para que Henry, que estaba temblando cada vez más, dejara caer su revolver. Después, John le propinó una colleja y le empujó al suelo.
- No te levantes Henry, tu no has nacido para esto.
- N-no pu-puedo dejar q-que te lo lle-lleves John. – Dijo levantándose.
John le propinó un derechazo tremendo y Henry volvió a caer al suelo golpeándose la cabeza con la pata de una mesa. Pronto, un chorro de sangre comenzó a brotar de su cabeza. John le miró con desdén, se agachó, le arrebató las llaves de las celdas y se dirigió a la parte de atrás, dónde se encontraba Mr. Bernard. Abrió su celda, agarró del brazo al anciano y se lo llevó directamente hacia la multitud que esperaba fuera.
- ¡Aquí está el asesino del juez Jacobs y del ayudante Jake! – Gritó John. - ¡Hagamos justicia!
Mientras la multitud victoreaba, entregó al anciano a un hombre que le maniató y le rodeó el cuello con una soga atando el otro extremo a un saliente del edificio de enfrente.
- ¡Traed un caballo! – Gritó John.

Continuará...

Referencias:
[1] En Supergirl #3
[2] En Supergirl #1
[3] Es la traducción de Norma Editorial del inglés “Telekinetic Blast”.
[4] La primera vez que Supergirl se encuentra con la corriente del caos fue en Supergirl USA (Vol 3) #10 y #11. En España, hemos visto la corriente del caos en el crosover con Young Justice publicado por Norma Editorial.
[5] Supergirl USA (Vol 3) #1 y #2. Tomo 1 de Vid.

1 comentario :

  1. Reseña del 10 de Octubre de 2005:
    Imanol continua con su Infierno de Cobardes, y no hay otra opción que seguir recomendando esta serie. Es admirable cómo ha conseguido introducir un western clásico en una historia protagonizada por Supergirl y una horda de demonios, de verdad. La historia está perfectamente estructurada, tanto en planteamiento como desarrollo, y sigue en todo momento su propia lógica interna, sin forzar los acontencimientos que van sucediendo.
    Los personajes son tridimensionales y están bien caracterizados, algo especialmente destecable si tenemos en cuenta que todos los secundarios han sido creados por él y que no tienen un pasado en los cómics sobre el que sostenerse.
    En este número 4 en concreto, destacaría el hecho de que en el comienzo de la historia, y otras escenas posteriores, no aparece Supergirl y sin embargo no llega a echarse en falta. Como decía antes, los secundarios están tan bien construidos y su lugar en la historia tan bien definido, que funcionan por sí mismos sin necesidad de que intervenga la protagonista de la serie. Lo cual es todo un logro.
    Lo dicho: ¿qué haces que no estás leyendo ya Supergirl?

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