Green Lantern Corps nº03

Título: Negociaciones mortales
Autor: Carlos Fortuny
Portada: Roberto Cruz
Publicado en: Noviembre 2014

Como nuevo responsable de la formación de los nuevos Green Lantern, la mayor preocupación de John Stewart es conseguir que estén perefectamene preparados cuando tengan que operar en solitario. Ahora que comienzana salir de misiones ¿Qué ocurrirá ahora que han de enfrentarse a su bautismo de fuego?
Hace billones de años, una raza de inmortales aprendió a aprovechar la más poderosa fuente de energía existente. Esa energía alimentaría unos anillos que serían entregados a unos pocos elegidos en el universo, aquellos con la voluntad de superar su mayor miedo. Juntos, esos tres mil seiscentos elegidos forman la mayor fuerza pacificadora del Universo. Ellos son...
Green Lantern Corps creados por John Broome y Gil Kane

Anteriormente en Green Lantern Corps: Mientras Hal viaja a Jayd, John ha decidido viajar a Betrassus, un planeta que de momento se ha mostrado totalmente cerrado a permitir que los Corps patrullen su sector. Es por esto que John decidió no hacerlos esperar ni un minuto e intentar adherir a dicho planeta a la causa de los Corps…

Hangar principal, Oa. Sector 0


John Stewart era ante todo un tipo duro, rígido y serio, y eso lo había llevado a ser el perfecto sustituto de Kilowog en las labores de entrenamiento de nuevos cadetes. Si bien tenía un gran corazón, este era un dato que desconocían por completo los nuevos Green Lantern, Stewart los ponía al límite, no solo se aseguraba de entrenarlos para que estuviesen listos para la acción y supieran usar el arma más poderosa del universo. También se aseguraba de que el anillo hubiera realizado una buena elección, que de verdad cada portador del anillo se mereciera llevarlo en su dedo, y es que aunque los anillos seleccionaban a individuos con la capacidad de superar grandes miedos, no todos eran capaces de sacar a relucir este don que guardaban en su interior. Y este precisamente era el caso de Maro.

Maro era un joven habitante de Rhoon, planeta del sector 1632 conocido principalmente por su capacidad para la oratoria. Cualquier persona normal se volvería loco en dicho planeta, pues si te paseabas por las grandes avenidas y plazas solo encontrabas a muchos de estos seres de rasgos similares discutiendo sobre diferentes temas como política, teología o cualquier cosa que a ellos les resultara mínimamente interesante. Los más famosos oradores de la galaxia habían salido de dicho planeta.

En dicho planeta podías encontrar a unos cuantos aliens que habían llegado a Rhoon con la intención de aprender sus artes, pero la gran mayoría de la población del planeta era la nativa. Los rhoonianos eran seres bajitos, de la altura de un niño terrícola de unos 9 años, de piel completamente rosada y una cabeza que recordaba a una patata. De pocas capacidades físicas destacaban únicamente por un don, el de la palabra.

Y todo esto precisamente era lo que hacía tan extraña la elección de Maro. John no se permitía poner en duda la capacidad de nadie sin probarla. Pero Maro no solo carecía de las habilidades físicas que requería un Lantern, sino que ni si quiera contaba con el don que caracterizaba a los de su raza, pues Maro era mudo.

Esto no hizo que John desistiera, podía pertenecer a una raza débil, podía no contar con la principal virtud de los suyos, pero eso no indicaba que no tuviese la capacidad de superar grandes miedos, pero es que encima Maro se había mostrado como un chico tímido prácticamente incapaz de hacer funcionar el anillo correctamente. Lo había hecho funcionar en contadas ocasiones, y solo para darle soporte vital o disparar el láser concentrado, aun no había formado ni un constructo, y esto preocupaba sobremanera al instructor de los Lantern.

Y por ese mero motivo Maro había sido seleccionado para acompañar a John Stewart a Betrassus, aunque el recluta no lo sabía, esta sería su prueba de fuego, donde se decidiría si el anillo permanecería en su dedo o sería devuelto.

Aparte de Maro, otros dos reclutas acompañaban a John: Isamot Kol, el sauriano de Thanagar, quien había demostrado ser bastante diestro en esto de ser un Green Lantern, y Thormon Tox. Éste caso era completamente diferente a los otros dos. No estaba en la cuerda floja como Maro, pero tampoco destacaba como Isamot, pero había numerosos casos como el de Thormon y esto estaba trayendo problemas a John, ¿Qué hacer con los Lantern de nivel medio? (los que no destacaban pero tampoco eran un desastre) ¿Convertirlos en parte de las tropas? ¿O quizás los Corps deberían estar solo formados por gente excepcional?

John le había dado muchas vueltas al asunto, y había decidido llevarse a uno de esos reclutas de aprobado por los pelos antes de discutir el tema con Hal.

John subió al interceptor 10, donde ya le esperaban los cadetes, los tres parecían expectantes ante la misión que se les asignaría. No sabían de que se trataba, pero sí que este era el segundo grupo de cadetes que saldrían en misión oficial, después del grupo que había partido con Hal, y eso sin duda pondría nervioso a cualquiera.

-Buenas Lantern Stewart, estamos listos para la misión.- Se adelantó a decir Thormon bastante rígido.

John estuvo a punto de quitarle hierro al asunto, de decirle que se relajase, seguramente es lo que habría hecho Hal, pero era mejor que estuvieran listos, en tensión. Era una misión fácil, pero que estuvieran atentos no haría daño a nadie. Así que John se limitó a asentir serio mientras se dirigía al centro de la nave, donde tras teclear un par de instrucciones emergió un mapa espacial centrado en la zona de Betrassus.

-Cadetes, nos dirigimos a Betrassus, en el sector 1417, es uno de los pocos planetas que nos impide patrullar dicho sector. Pero recientemente la reina Iolande.- dijo mientras abría unos archivos que permitían ver unas imágenes de la actual regente de Betrassus.- Ha accedido a recibirnos.

-¿Y cuál es nuestra misión exactamente?- Preguntó Isamot sin acabar de comprender, el sauriano parecía creer que los Lantern solo tenían una función, y era la de batallar.

-Nuestra tarea es meramente diplomática, me acompañaréis para que pueda evaluaros sobre el terreno...- Dijo John haciendo una pausa que rompió cuando pareció que recordaba algo.- No quiero que os relajéis, sobre el papel la misión es tranquila, ir a Betrassus, intentar convencer a la reina de las ventajas de que los Corps patrullemos su sector y volver. Pero si me dieran un dólar por cada vez que algo se ha torcido...

John centró su mirada en Maro, si dispusiera de la habilidad para la oratoria con la que contaba su pueblo habría sido más sencillo convencer a Iolande, pero bueno, era absurdo pensar en recursos con los que no contaba. El joven rhooniano se limitaba a mirar en silencio con cara de bobalicón, aunque John no estaba seguro de si esa cara la tenía el joven Lantern, o era un rasgo de toda su raza...


Salón del Trono, Palacio Real, Betrassus. Sector 1417

-¡No me lo puedo creer! ¡Por fin están aquí!- Ragnar, el joven príncipe de Betrassus, estaba encantado. En gran parte había sido gracias a él que su hermana había accedido a entrevistarse con los Lantern a pesar de sus muchas dudas sobre los corps.

Al igual que el resto de habitantes de Betrassus, el príncipe Ragnar tenía la piel rosada y una constitución similar a la humana. Llevaba la cabeza rapada, y tenía tatuajes tribales característicos de su raza a ambos lados de los ojos y sobre su nuca. Si bien esta apariencia podría parecer a priori que impondría e incluso daría algo de miedo, su dulce mirada llena de alegría y sueños hacía que perdieras cualquier miedo que te pudieran producir.

-Relajate. Sólo vamos a hablar con ellos, y te recuerdo que solo accedí a que nos reuniéramos. Seguramente tus “héroes” se irán enfadados del planeta.- dijo Iolande desde su trono.

Hacía muy poco tiempo desde que Iolande había accedido al trono, apenas un año, y la joven seguía sin sentirse preparada para el cargo, pero era algo que tenía que sacar adelante quisiera o no. La reina era una de las mujeres más hermosas de Betrassus, el característico tono rosado de la raza en ella era ligeramente lila, y su cabello oscuro también tenía un poco de brillo morado. Y no solo era esto, tenía unas medidas perfectas y exhibía su cuerpo con una elegancia natural digna de la reina que era.

-Como se nota que no conoces a los Lantern. Son los héroes de la galaxia. Ellos instaurarán la paz en todo el universo y  no se enfadarán por nada que les digas.- dijo Ragnar con una sonrisa infantil.

-¿Y donde estaban cuando...?- empezó a preguntar Iolande, pero finalmente se arrepintió y decidió dejar pasar la pregunta.

Su familia se había visto reducida a menos de la mitad en apenas un año. Su padre Nol, el antiguo rey, su madre Landra, y el heredero del trono, su hermano Stentar, habían muerto a causa de un ataque pirata cuando se encontraban viajando por acuerdos diplomáticos mientras Iolande y Ragnar permanecían en casa. Y por aquel entonces ningún Lantern los había ayudado. La reina sabía que era injusto culparlos de aquellos, pero no podía quitarse de la cabeza que si su nuevo líder, Hal Jordan, no hubiera destruido al Corps hacía años, quizás su familia estaría ahora viva. Y ahora, el mismo hombre que había destruido al Corps pensaba devolverlos a su lugar, pero esto ¿se trataba del gesto noble de alguien que intenta expiar su culpa o de un maquiavélico plan de un hombre que por fin se ha hecho con el control de los Lantern?

Fuera como fuese, Iolande no podría confiar en él nunca, y por ello esta reunión era absurda. Pero había decidido darle a su hermano el capricho de conocer a sus héroes, por mucho que a ella no le gustaran.

Uno de los guardias de palacio entro en la gran sala del trono, esta si bien era una estancia grande y sencilla tenía unos preciosos arcos, y unos retratos de todas las familias reales que habían gobernado el planeta de una gran manufactura. Aparte de esto el salón solo estaba ocupado por grandes y altísimas columnas, y el trono de la reina.

El guardia se acercó hasta que estuvo a unos cinco metros de distancia de la reina y entonces se arrodilló en silencio.

Aunque sabía que todos aquellos protocolos eran necesarios a Iolande, le seguía sobrecogiendo el ver tan serios a todos sus hombres; pues apenas un año antes, cuando solo era la princesa, todos eran sus cariñosos protectores. Y es que Iolande nunca se había planteado la diferencia protocolaria que había entre ser la reina o la princesita del castillo.

Aun así, a Iolande no le gustaba hacer aguardar a sus hombres en aquella incómoda postura, así que le dio permiso para hablar enseguida, aunque sabía perfectamente lo que venía a anunciarle.

-Los Lanterns han llegado mi señora...


Hangar Real, Palacio Real, Betrassus. Sector 1417

Hacía ya un buen rato desde que habían aterrizado en aquel planeta, pero la guardia real había obligado a los Lanterns a esperar pacientemente en el hangar hasta que llegara la reina a recibirlos.

John enseguida notó que en la arquitectura de Betrassus se daba mucha importancia a lo grande de los edificios, y a un aspecto minimalista que se intensificaba aun más al tener techos tan altos. Esto podía no ser demasiado práctico en otros edificios, pero sin duda en el hangar facilitaba muchísimo el acceso.

John volvió a centrar su mirada en lo que le rodeaba. Setenta guardias armados los “custodiaban”, los que menos con admiración en su rostro, la típica admiración que antaño otorgaba el ver por primera vez a un Lantern. Pero la mayoría tenían miedo o ira en la mirada. La gente ya no se fiaba de los Lanterns, y Betrassus no era una excepción.

Junto a Stewart aguardaban los tres cadetes, Maro seguía con la mirada tímida, sin hacer ni es más mínimo ruido. John no estaba seguro, pero casi juraría que el recluta no se había movido ni un milímetro de la pose que había adoptado nada más bajar de la nave.

Por su parte Isamot si que estaba mucho más inquieto. El sauriano era un tipo al que no le gustaba parar ni un segundo, y que lo hicieran esperar tanto tiempo claramente lo enervaba,  más aun si era en la compañía de tanto hombre armado. Y aunque no parecía que el sauriano fuera a hacer nada, había trasmitido el nerviosismo a Thormon, que no paraba de mirar nerviosamente a los guardias, pasando la vista de uno a otro.

Finalmente la reina hizo acto de presencia acompañada por su risueño hermano. El aspecto de Iolande era imponente, vestida con un grandilocuente ropaje de tonos turquesas y multitud de colgantes y pulseras. Esta iba custodiada por una docena de hombres. El cerco fue totalmente roto cuando Ragnar no pudo aguantar más y huyo de la protección de sus hombres para correr hasta los Lanterns.

-¡Hola! ¡Soy Ragnar! Encantado de conoceros.- Dijo el príncipe tendiendo su mano a John con una amplia sonrisa.

John esbozó una pequeña sonrisa aceptando el apretón de manos mientras su mirada oscilaba entre los guardias, mucho de los cuales habían llevado sus manos a las armas, listos para defender a su príncipe en cualquier momento.

-Soy el Lantern John Stewart de la tierra.- Anunció John en un tono lo suficientemente alto para que Iolante también lo escuchara.- Y estos son cadetes en periodo de práctica: Maro, Isamot y Thormon.

-¿No ha acudido el Lantern Jordan a mi llamada?- preguntó Iolande entre sorprendida y ofendida.

-Me temo que somos pocos y en estos tiempos estamos muy ocupados. Jordan podría haber venido, pero su visita se habría demorado días, incluso puede que semanas(1). Así que preferí acudir en su lugar. Pero puede estar tranquila, puedo hablar en el nombre de los Lanterns.- respondió John intentando ser mediático.

Aun así la reina parecía enfadada, y estaba a poco de exclamar lo vergonzoso de no ver al líder de la organización, máxime cuando albergaba tantas dudas sobre él. Se sentía humillada ya que al parecer no era lo suficientemente importante como para recibir audiencia con el líder de los Lanterns. Pero entonces otra persona se adelantó a hablar.

-Siempre había querido conocer a Green Lanterns, ¡Sois lo más!- intervino Ragnar quitándole hierro al asunto.- ¿Empezamos con la ceremonia hermana?

-¿Qué ceremonia?- Preguntó Stewart algo confuso.

-En Betrassus siempre realizamos una comida ritual antes de empezar con los negocios, para que los negociantes se sientan más cercanos y el trato sea más cordial.- se apresuró a responder Ragnar antes de que su hermana dijera algo que pudiera obligar a los Lanterns a irse.

La intervención de Ragnar dio el tiempo necesario a Iolande para que se tranquilizara un poco y viera las cosas de otra forma, al fin y al cabo la negociación iba a ser corta, por lo que no tenía sentido enfadarse.

Sin perder ni un minuto más Iolande marchó con su escolta a los salones donde se realizaría la comida, mientras otros de sus hombres se ofrecían a acompañar a Ragnar y los Lanterns.


Gran Comedor, Palacio Real, Betrassus. Sector 1417

El comedor, al igual que todos los pasillos que habían recorrido hasta llegar a él, dejó claro que la modestia no se encontraba entre las virtudes de los habitantes de Betrassus. Toda la edificación era majestuosa y recordaba en cierta manera a la arquitectura terrícola originaria en el imperio Romano; si bien añadía bastantes elementos tecnológicos con los que no se contaba en la Tierra a día de hoy, y mucho menos en aquella época.

Grandes cuadros, algunos bustos y sobretodo una gran cantidad de columnas servían de decoración del gran salón, que como en casos anteriores era demasiado grande para el gusto de John.

Ragnar no había dejado de hablar en todo el rato que había acompañado a los visitantes, mientras que la reina siempre había permanecido en silencio a una distancia prudencial, hablando solo cuando era totalmente necesario.

La longitud de la mesa impidió cualquier inicio de conversación con la reina, que estaba a unos cinco metros del Lantern más cercano. Por su parte, el príncipe dejó de lado su lugar a la derecha de la reina para sentarse junto a Maro. Era gracioso ver a esos dos hablar, pues mientras Ragnar no callaba con todo tipo de relatos y alabanzas, Maro se limitaba a esconder la mirada y esperar que alguno de sus compañeros contestase a las mil dudas del príncipe.

La comida enseguida empezó a desfilar: verduras típicas de la zona se turnaban con una especie de frutos dulce, guisos de carne, así como todo tipo de carnes y pescados a la plancha lo siguieron, y todo esto siempre acompañado por una puré naranja que recordaba ligeramente al de patatas. Así siguieron desfilando platos sin ningún orden concreto, o eso le pareció a John; caldos, potajes, carnes, pescados, frutas, verduras y con todo tipo de aliños, entre los que prevalecía uno dulzón, y en ocasiones otro un tanto fuerte, pero no picante, como si fuese una especie de vinagre.

Él decidió no comer mucho, aunque no dejaba de preguntarse qué pasaría con aquella inmensidad de comida que estaba sobrando, y es que tan solo Isamot y Thormon se pusieron realmente las botas. El príncipe y la reina apenas probaron bocado y John estaba seguro de que Maro no había tomado absolutamente nada. ¿De qué les iba a servir un Lantern al que le daba vergüenza hasta comer?

Si de por si la distancia ya impedía hablar con la reina, aún más difícil se hizo cuando un trovador empezó a cantar situándose a mitad de camino entre la reina y los Lantern. Era un joven de Betrassus, poco más que un adolescente que lucía una bonita y cuidada melena, sin duda entre sus bellas facciones y su habilidad para el canto más de una chica suspiraría por él.

No sabría decir si fue porque entre el ambiente y la comida, pero John se empezó a sentir mal por momentos. Un sudor frío como el hielo le empezó a recorrer la espalda. El aire parecía pesado, y su visión empezó a tornarse extraña, dibujando algunas formas que no estaban allí. Fue a causa de todo esto que no se dio cuenta de que Thormon empezó a convulsionar ante la asustada mirada del príncipe y los dos reclutas.

John vio como los dos Lanterns se levantaban y rodeaban a Thormon mientras preguntaban asustados a su instructor, pero para el Lantern de la Tierra ahora el mundo iba a otra velocidad, primero todo lento, después rápido, a la vez que una neblina le nublaba la vista, y todo esto acompañado por un potente quemazón en el pecho.

Entonces el anillo de Thormon abandonó su dedo anunciando algo con su voz robótica característica.

-##Green Lantern fallecido. Escaneando sector para remplazo sensible.##

Pareció que el anillo iba a abandonar la sala, pero enseguida volvió tras dar una pequeña vuelta.

-##Iolande de Betrassus, tienes la habilidad de superar un gran miedo. Bienvenida a los Green Lantern Corps.##

Y a pesar de su estado entonces John lo entendió: ¡Una trampa!

El Lantern Stewart intentó ponerse en pie, intentó dar una orden a su anillo, pero las rodillas le fallaron, el mundo entero empezó a girar sobre sí mismo, y el Lantern cayó redondo perdiendo por completo la consciencia.


Sala médica, Palacio Real, Betrassus. Sector 1417

Maro e Isamot miraban con preocupación a su instructor, el cual estaba metido en un cilindro con diferentes medicamentos donde reposaba tumbado. Hacía ya unas tres horas desde que Thormon muriera y Betrassus se había convertido en un caos. Isamot y Maro no habían sabido reaccionar y se habían limitado a atender a John, mientras la seguridad de palacio entraba en discusión. Y es que Ragnar había sido el más afectado de todos: puede que no conociera a Thormon de más de un rato, pero había sido como si le arrebataran la vida a su ser más querido. Se había levantado furioso acusando a Iolande de asesinato ante lo que la reina se había quedado perpleja sin saber cómo reaccionar.

Finalmente, tras las duras palabras de su hermano, Iolande había accedido a entregar el anillo y ser encerrada en sus aposentos mientras Ragnar iniciaba una investigación a fondo sobre lo sucedido.

Isamot había estado a punto de intentar ayudar, pero finalmente se había quedado con John, no quería admitirlo, pero ahora que se encontraban solos se sentía totalmente perdido. Lo que sí habían intentado había sido contactar con Oa, pero el anillo no respondía, y por algún motivo no conseguía comunicarse con nadie de fuera del planeta.

-¡Aaah! Esto es peor que estar solo. ¿Quieres decir algo?- preguntó Isamot irritado a su compañero.

Pero por toda respuesta Maro bajó la cabeza.

-Eres de gran ayuda, no sé qué narices haces en los Green Lanterns...- se quejó Isamot volviéndose hacia John.- Despierte de una vez señor...

Entonces la puerta se abrió, y en el umbral se encontraron una cara amiga: la de Ragnar. Isamot sabía perfectamente que era el único con el que podían contar.

El rostro de Ragnar mostraba dolor y pena, pero era normal, la muerte del Lantern le había afectado mucho, y que la posible asesina fuera su hermana aún más.

-Me temo que ya hemos terminado nuestra investigación...- dijo el príncipe en un tono bastante bajo.

-¿Y bien?- Preguntó Isamot algo inseguro.

-Fue mi hermana, no cabe duda... Lo siento tantísimo… Creía que os traía para hacerme feliz, pero en realidad solo quería hacerse con uno de vuestros anillos... Me avergüenza que sea mi hermana.

-Tú... Tú no tienes la culpa príncipe...- intentó animarlo Isamot.

-Lo sé, pero no por ello duele menos.- dijo haciendo una breve pausa para tomar aire.- Hemos encontrado al asesino que envenenó la comida. Fue una suerte que yo apenas probara bocado, y que vuestro instructor tampoco haya comido demasiado podría salvarle la suya. Lo que no entiendo es cómo habéis sobrevivido vosotros.

El sauriano se permitió una ligera sonrisa.

-Bueno, el sistema regenerativo de los saurianos nos protegen de todo este tipo de comidas fuertes. En cuanto a él...- Añadió mirando a Maro.- seguro que ni si quiera comió. Por una vez le ha servido ser raro.

-Dentro de lo que cabe me alegro de que solo hayamos tenido que lamentar una muerte...

-¿Y dices que un asesino envenenó la comida?- preguntó Isamot cambiando de tema.

-Sí, tenemos una grabación en la que se ve a Iolande dándole una suma de dinero por sus servicios. Si a esto sumamos la declaración de los sirvientes, que el anillo haya ido a parar a su dedo, y el poco aprecio que os tenía...

El sauriano escuchó con atención y asintió, pero entonces recordó otra cosa.

-Y ¿por qué no nos podemos comunicar con Oa?

-No sé cómo funcionan vuestros anillos, pero desde hace unas horas todas las comunicaciones están fallando. Estamos investigando sobre ello y mi hermana niega su implicación sobre este sabotaje, pero al final descubriremos de qué se trata.

Nuevamente el lagarto asintió, devolviendo su mirada al cilindro donde descansaba John.

-No es nada nuevo que aquí no se os aprecia, Isamot.- dijo el príncipe con un tono aun más serio.- Os recomiendo que cojáis a vuestro instructor y el cadáver de vuestro amigo y pongáis rumbo a Oa lo antes posible.

Isamot estuvo a punto de darle la razón, pero entonces sintió una mano en su pierna. Era la pequeña mano de Maro que, por una vez, le miraba con cierta determinación. Se aguantaron un rato la mirada y esto despertó las dudas en Isamot. De momento había aceptado todo lo que le habían dicho pero podía ver claramente en los ojos de Maro que él no acababa de creerse todo aquello.

La realidad era que todas las pruebas habían sido tan evidentes que incluso parecía extraño que Iolande fuera culpable. Además, de serlo, ¿por qué había entregado su anillo? ¿Y cómo habría podido controlar que el anillo acudiera a ella?  Al fin y al cabo, Mogo(2) solo concedía anillos a gente con el poder de superar el miedo, no a cualquier asesino. Le extrañaba muchísimo que el anillo volara de la mano del asesinado a la de aquel que causó su muerte.

-Si no te molesta antes querríamos investigar un poco.

-¿Qué?- preguntó el príncipe con un tono algo más cortante, pues la solicitud le había llegado totalmente de improviso.

-Sí. No es que dudemos de tu investigación, pero uno de los nuestros ha muerto. Nuestros superiores querrán que nos hayamos encargado de la investigación.- intentó explicar el sauriano.

Estaba claro que al príncipe Ragnar no le hacía aquello ninguna gracia por los motivos que fuera, pero finalmente logró relajar su rostro y asentir.

-Por supuesto, podéis investigar libremente lo que queráis; pero recordar mi advertencia: os protegeré todo lo que pueda, pero no puedo controlar a todo el planeta...


Sala de interrogatorios, Módulo Carcelario, Betrassus. Sector 1417

Isamot seguía esperando pacientemente a que le trajeran al hombre que había sido señalado como asesino, aunque hacía rato que la paciencia se le había acabado para ser sustituida por tensión bien escondida.

El sauriano estaba bastante nervioso, era un novato y no le gustaba para nada la idea de haber venido solo a interrogar al asesino de su compañero, pero no se atrevía a dejar a su instructor solo hasta que no despertase. El planeta parecía tener una actitud bastante hostil hacia los Corps y John no podía defenderse solo, así que finalmente había pedido a Maro que lo protegiera.

Era casi gracioso pensar que hace años los Corps hubieran sido los hombres más respetados de la galaxia, y ahora que él se había unido parecían ser unos apestados.

Tras una larga espera los guardias trajeron a un betrassusano de aspecto tímido y pequeño tamaño. Apenas era capaz de aguantarte la mirada, y aunque aún no era un anciano, si que era bastante mayor.

-Aquí está Zego, señor Lantern. Fue quien envenenó la comida con la intención de acabar con todos los comensales.- dijo uno de los guardias, uno de aspecto bastante altivo.

-¿Y cómo lo pillaron?- preguntó Isamot rascándose la cabeza, lo que causó que un poco de costra de piel muerta se desprendiera de ella.

-Él mismo lo confesó. Se ve que le pudo la presión.- Las últimas palabras las dijo con bastante asco, a la vez que empujaba a Zego para que se sentara en la silla.

Aquello tenía poco sentido. Según los indicios, fue persuadido por la reina para que envenenara a los comensales. Pero ¿qué persona delataría a su reina después de ello? Zego parecía una mosquita muerta pero  Isamot no podía quitarse la sensación de que aún escondía algo.

Fuera como fuese, el sauriano no conseguía conectar las miradas, pues Zego parecía incapaz de mirar a ningún lado que no fuese el suelo.

Un nuevo guardia irrumpió en la sala con un pequeño artefacto en la mano, el cual tenía un gran parecido con cualquier mando a distancia.

-Señor Lantern, ¿quiere ver la grabación ahora?- preguntó el guardia que acababa de entrar apuntando con el mando a una pared.

Isamot asintió y, en un instante, un buen trozo de la pared se encendió dejando claro que la pared en si era una gran pantalla donde se podían reproducir videos. El video en sí no dejaba lugar a dudas. El hombre mayor, que hasta la fecha había servido como criado, recibía la visita de Iolande mientras realizaba sus tareas pues, al parecer, el tal Zego había servido durante años en palacio en función de mayordomo. Si bien en un principio no estaba claro que se tratara de ella, en un determinado momento miraba a la cámara unos segundos, como si clavara su mirada en ella, lo cual acababa con cualquier duda que quedara sobre su identidad.

-Como ve señor Lantern, no hay ninguna duda: la rei... la antigua reina ordenó el envenenamiento...- concluyó uno de los guardias, el que había traído el mando.

-Sisisi...- Se apresuró a añadir Zego.- Ella... Ella me obligó...

Acto seguido el betrassusano detenido enterró su cara  entre sus manos en un movimiento un tanto teatral.

-¿Qué te dijo exactamente?- preguntó Isamot haciendo caso omiso a su llanto.

Zego tardó un rato en recomponerse y recobrar la compostura, pero finalmente logró hablar.

-No quería que hiciera preguntas. Debía vaciar la bolsa en diferentes platos...

-Esa misma bolsa que se ve en el video.- apuntó un guardia señalando el momento en el que Iolande entregaba una bolsa a Zego en el video. Uuna vez más, la bolsa se veía incluso demasiado bien, como si la estuvieran mostrando a cámara.

-Le dije que estaba todo más que cerrado.- dijo uno de los guardias de mala gana.

-Ya veo, ya.- concluyó el Lantern poco convencido.


Sala médica, Palacio Real, Betrassus. Sector 1417

Isamot había vuelto a la sala médica para verse con su compañero mientras esperaba que le permitieran hablar con la antigua reina, además, había aprovechado para poner a Maro al día sobre su reunión con el sospechoso.

Por su parte, John seguía inconsciente, pero sus heridas mejoraban a buen ritmo.

Ella tenía que saber que la cámara estaba allí, es más, la había mirado fijamente, ¿Tan torpe era Iolande? Por más vueltas que Isamot le diera solo llegaba a una misma conclusión...

-Fue una trampa.- exclamó Isamot llamando la atención de su compañero.

Maro le devolvió una mirada vacía que no habría significado nada para la mayoría de la gente pero, aun así, Isamot la interpretó; estaba empezando a conocer a su compañero o eso creía.

-Lo sé, lo sé, las pruebas contra ella son obvias. Está claro que fue ella, pero no me creo que fuera ella. ¿Me entiendes?

Maro se limitó a encogerse de hombros para después fruncir el ceño preocupado.

En aquel instante el sonido de la puerta al abrirse anunció la llegada de un guardia.

-Señor Lantern, la detenida está lista para su interrogatorio.

Continuará...


Referencias:
1.- Ver número anterior.
2.- Mogo es un planeta viviente, y uno de los Green Lantern más antiguos, a su vez es el que se encarga de buscar a los nuevos reclutas para unirse a los corps


6 comentarios :

  1. La serie del Green Latern Corps es algo compleja, hasta ahora no quería emitir juicio hasta leer más de un número, ya leído el tercero tengo suficiente material para hacerme una idea y hablar con propiedad. La prosa del Señor Fortuny es amena y directa, poco dado a la excesiva floritura. Se nota su conocimiento de la serie por el uso de personajes, además que en los números previos salieron otros grupos como LEGION; pero mejor que eso es el hecho de que ha usado el mundo post-guerra a su favor, enriqueciendo no solo su historia, sino la vertiente cósmica de de Tierra-53. Hasta ahora sus personajes a atraído y no veo ningún problema salvo la amplitud de elementos a usar, cosa que podría hacer que sus historias se dispersaran. Aun así, esta serie promete mucho.

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  2. Si que es verdad que el problema principal que le veo a Corps es que hay un sinfin de personajes y elementos interesantes. Aunque intento no salirme demasiado de mis rieles jejejej, eso sí, intentando dar minutos a todos mis personajes.
    La verdad es que el primer arco, o aun más, los dos primeros arcos son más para poner las fichas en el tablero que otra cosa, para ir conociendo a todos los elementos con los que se va a jugar.
    Creo que a mi escritura le falta algo de floritura o belleza o como se le quiera llamar, nunca me ha gustado excederme en ese punto, pero si que intento mejorar en ello jeje
    En fin, espero que sigas disfrutando de esta serie jejeje

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  3. Con la fama y la atención que el personaje ha recibido desde su regreso, lo más fácil para Carlos Fortuny habría sido convertir este “Green Lantern Corps” en una serie centrada únicamente en las aventuras y desventuras de Hal Jordan (ya que nuestra serie principal de Green Lantern está centrada en Kyle Rayner) Pero no, él ha decidido coger el camino “más duro” y construir toda una serie grupal, con la dificultad añadida que tiene escribir sobre un grupo de personajes dónde todos tienen los mismos poderes y debilidades. Y el único modo de conseguirlo es hacer hincapié en los que los diferencia: sus personalidades y circunstancias personales. Y eso es algo en lo que, de momento, Carlos está destacando.

    Para esta segunda aventura, Jordan y su grupo cede su protagonismo a John Stewart y un segundo grupo de reclutas, consiguiendo Carlos que sean estos últimos los que brillen dentro del relato haciendo que el propio Stewart de un paso atrás y les deje a ellos el centro de los focos. Esta decisión, en un principio “arriesgada”, pienso que es un punto a su favor, al ser má fácil para un lector “novato” sentirse identificado con unos personajes que también lo son en este complejo universo de ficción.

    ¿Algo criticable? Quizás el que la historia pueda sonarte a “ya conocida”. Pero no sería la primera vez que un autor AT53 utiliza como base una historia ya escrita para sorprendernos con un nuevo final. Asi que no queda más que esperarnos al final de la aventura para poder dar un veredicto completo…

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    1. Bueno, lo primero agradecer las ideas de nuestro querido editor, y es que que el peso de la trama recaiga en los cadetes se debe a él en gran medida, y he de decir que acabe bastante satisfecho al verme trabajando con personajes con los que nunca me habría centrado.

      No hacer solo una serie de Hal Jordan tiene una explicación muy simple, no es atreverme con un reto más dificil, es simplemente que me gusta tener un amplio abanico de personajes con los que jugar, no acabo de sentirme cómodo centrandome solo en uno. Y aunque hay mucho que contar sobre Hal, creo que el resto de Lantern también merecen la oportunidad de ser conocidos.

      Si que es verdad que el tema de las debilidades del anillo me trae de cabeza, pero pronto me propongo buscarle algunas, por no hablar de como dices, la debilidad del lantern reside en la persona que porta el anillo, más que en el anillo en si.

      Por último comentar que aunque la historia efectivamente puede recordar a otra, más adelante tendrá unas repercusiones muy diferentes jeje

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  4. Tal y como prometió al final del número anterior, en esta tercera entrega de Green Lantern Corps, Carlos Fortuny cambia de protagonistas, dejando de momento "aparcados" a Hal Jordan, Carol Ferris y su grupo de reclutas para centrarse en otro de los personajes principales de esta serie: John Stewart, el cual también irá bien acompañado en la misión que le toca cumplir.

    Un nuevo episodio que mantiene el nivel que ha venido mostrando este autor en los dos números anteriores, con una historia bien desarrollada (sin acción apenas, pero no por ello aburrida) y un tratamiento de personajes que sobresale sobre el resto de sus virtudes. Además, tenemos la introducción de personajes que no pertenecen a nuestra continuidad, pero llevan años formando parte de los cómics de Green Lantern (Isamot e Iolande, por ejemplo), permitiendo así su traslado a nuestras propias historias con todas las posibilidades que ofrecen. En definitiva, un número de ritmo pausado pero muy bien medido, que concluye en el mejor momento dejándote con ganas de leer pronto el próximo episodio.

    Y en el lado negativo... pues no se me ocurre nada particular que señalar :)

    Conclusión: un buen número que afianza el enfoque y estilo de Carlos en la franquicia "Green Lantern" y que augura un futuro sin duda prometedor.

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    Respuestas
    1. Estos números siguen sirviendo para ir poniendo fichas en el tapete, sobretodo las del bando "bueno", aunque el ojo experto también podrá ir viendo algo más allá respecto al "bando malo"
      Finalmente apuntar que en el número siguiente si que tendremos algo de acción jejejeje

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