Batman Annual nº01

Título: El Caballero y el Mañana, Bienvenido a Gotham City y Los trofeos mortales
Autor: Guillermo Moreno, Jerónimo Thompson y Roberto Barreiro
Portada: Roberto Cruz
Publicado en: Mayo 2014

No cabe duda que Batman es uno de los personajes más importantes del mundo del comic. Con este especial Tierra-53 y Action Tales quieren sumarse a la celebración del 75º aniversario de su primera aparición y homenajear tanto al personaje como a todos los autores que, a lo largo de los años, han ayudado a aumentar su leyenda. ¡Feliz cumpleaños, Hombre Murciélago!
Hice una promesa ante la tumba de mis padres: librar a esta ciudad de la maldad que les quitó la vida. Soy Bruce Wayne, filántropo multimillonario. De noche, los criminales, esos cobardes y supersticiosos, me llaman...
Batman creado por Bob Kane (y Bill Finger)

El Caballero y el Mañana
por Guillermo Moreno

El estruendo, los destellos y el humo no lo sorprendieron, ya nada parecía asombrarle. Se puso cómodo en su trono y bostezó mientras observaba con fingido desinterés a las figuras que hacían acto de presencia en su salón. Con cara de pocos amigos entro un joven pelirrojo, vestía un traje con una combinación de blanco y azul y par de rayos amarillos; Live Wire era su nombre código. Fue seguido en un tris por una chica rubia, muy bonita y de apariencia delicada, que vestía de blanco y rosa y portaba como símbolo un planeta con anillo, Saturn Girl, así figuraba en los archivos del ordenador. Por último un chicuelo pelinegro que, por el gesto y las miradas fulminantes que le dedicaba a Live Wire, no estaba muy a gusto como se había ejecutado el plan. Vestida de morado y negro. Cosmic Boy o Cósmico, para los amigos, era el único con gusto según la figura del trono.(1)

— ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Eh!— dijo la figura mientras se ponía de pie— mira Braini, lo que nos traído el gato. Son los hermanos Marx.

— ¿De qué demonio… estas?

— ¡Ey! Mocoso, cuida tu lenguaje ¿Acaso mamá cósmica no te enseño modales?— dijo la figura mientras bajaba de su trono con lentitud. Pisaba con fuerza para que el estruendo del metal contra el metal reverberara por toda la sala. De nuevo deseaba poner, de una forma deliberada, en evidencia su naturaleza robótica. — Si la respuesta es no, entonces el Tío Joker tendrá que darte una lección. Lavaremos esos lindos dientes con jabón azul y petróleo.

—No hay tiempo para esto— gritó Live Wire mientras concentraba una cantidad significativa de energía en sus manos.

—Siempre hay tiempo, para esto— replicó el Joker, mientras levantaba una mano conciliadora. De suelo, con gran rapidez y en respuesta a una orden que nunca fue vocalizada, surgieron nueve figuras femeninas. De haber sido mujeres orgánicas, aquellas esculturales féminas, embutidas en sus ajustados trajes de arlequines, con los colores rojos y negro, habrían robado las miradas de cualquier hombre, pero en ese momento solo helaban la sangre de los tres chicos a los cuales les hacían frente— Siempre hay tiempo para las Quinzelbot ¿No lo crees Cósmico?

— ¿Perdón?— replicó el aludido desconcertado.

—No importa— contestó el Joker— Quinzelbots

— ¿Si, Calabacita?

—Acaben con estos tres— ordenó sin rechistar y acto seguido regresó a su trono para sentarse.


—Apareció de la nada— dijo Rokk con calma mientras que el vigilante conocido como Batman lo observaba con calma—Y, sin duda, nos encontró con las defensas bajas. La Legión se encontraba dispersa respondiendo varias emergencias y, quienes nos encontrábamos en el cuartel en ese momento, veníamos de haber derrotado a los Cinco Fatales. Ellos son…

—No importa, continua— le interrumpió Batman quien aun dudaba de la historia que estos chicos le habían contado. La idea de que fuesen del futuro no le parecía creíble, pero a esta altura de su vida, era mucho lo que había visto.

—Unos enemigos temibles, así que no estábamos en las mejores condiciones— le atajo Garth.

—Al principio pensamos que era un robot de uso personal con desperfectos o tal vez extraviado de alguna feria. Pues hay que admitir que su apariencia era inusual. Pero tarde nos dimos cuenta de nuestro error.

—Hizo unos comentarios extraños, contó unos chistes. Bajamos aun más nuestra guardia y, cuando se percató de ello, arremetió contra nosotros— continuó Live Wire— resultó ser una maquina excepcional, además de que usaba sus habilidades de una forma inusual. Luchaba con patrones erráticos… era…

—Como pelear con algo impredecible— le atajó Rokk— pero peor que eso era el hecho de que, no sabíamos nada de él y, en cambio, él sabía mucho de nosotros. Supo como inutilizar a cada uno de los miembros que reaccionaron con celeridad. Y, a su vez, supo a quien debía someter primero.

— ¿Y ese era?

—Brainiac 5— respondió Garth— El es nuestro genio residente, por decirlo de alguna manera. Un tipo con una inteligencia excepcional.

—Un nivel de inteligencia 12— le interrumpió Rokk— Un tipo que viene de una era donde el máximo es de 6, sometió al genio más grande del siglo XXXI.

— ¿Qué ocurrió cuando dominó a Brainiac 5?— preguntó Batman, tomando nota de la amargura en la voz del chico, pero no reaccionando ante la misma.

—Accedió al cuartel, su ordenador y las defensas— respondió Garth— y no dudó en volverla contra nosotros. Una vez adentro creo en un tris, valiéndose de nanotecnología, seguro, un montón de robots secuaces.

—En poco tiempo fuimos expulsados y tuvimos que reagruparnos— le atajó Rokk

—Y tuvimos que solicitar asistencia a la policía científica.

—Lo cual fue mala idea porque aumento el caos y las victimas.

—Tuvimos que reagruparnos— continuó Garth— Ya en un sitio seguro descubrimos quien era. La información era poca, pero era todo lo que teníamos. Preparamos un grupo y arremetimos de nuevo. Entrar resulto sencillo, dimos cuenta de secuaces, de las defensas del cuartel. Avanzamos con gran rapidez.

—Se confiaron— le atajó Batman— los dejo entrar y una vez adentro cerró el cerco. Allí lucharon con todo lo que tenían y sabían, pero llevaban las de perder. Él estaba varios pasos por delante de ustedes. Al final lo confrontaron y en la querella, la chica resultó herida. Allí, a ti— señaló a Garth— se te ocurrió la peregrina idea de escapar en lo que fuese.

—En efecto— respondió Garth asombrado— recordé que tenemos una máquina del tiempo en los cuarteles y esperaba que él aun no supiese de su existencia.

—Una vez en ella quisiste escapar a cualquier sitio, pero él— señalo a Rokk— sabía cabalidad a quien se enfrentaba y quien podía derrotarlo ¿Me equivoco?

—No— replicaron al unisonó.

Batman se puso de pie, miró a los jovencitos durante unos segundos y luego se dirigió hacia una escalera.

— ¿A dónde va?

—Le pediré a Alfred que prepare algo para ustedes y que atienda a la chica— dijo y sin más despareció ante los ojos de los Legionarios.


De nuevo, fingiendo estar aburrido, el Joker observó la batalla entre sus esbirros mecánicos y los jóvenes héroes. No podía evitar carcajearse de la risa cada vez que las Harley robóticas, valiéndose de sus piruetas y destrezas gimnastica, dejaban en ridículo a los poderosos jóvenes. Fue solo cuestión de segundos para que un enojado y desesperado Live Wire disparara sin medir o ver y terminase impactando de lleno en un Cósmico que no salía del estupor que le causaba el hecho de que aquellas maquinas eran inmunes a sus poderes. Por su parte la única que parecía resistir a los embates de la fembots era Saturn Girl. Al Joker aquello no dejaba de asombrarle, ya se había enfrentado a la joven en un primer round. La chica lo había atacado con sus poderes mentales y había perdido, pero había tocado su mente y estaba consciente de su fiera determinación.

Le tomó a los legionarios, más de treinta minutos el voltear su situación, aun así, la sonrisa en el rostro mecánico del Joker no cambió. Con un simple pensamiento, hizo que el número de Harleys se duplicara.

—Braini— dijo— tus amigos son buenos pero no tanto. ¿Qué paso con este siglo? ¿A qué tipo de pusilánimes se enfrentan ustedes? Los perdedores más grandes de mi época habrían dado cuenta de esas muñequitas en un tris… Batsy, Batsy no habría ni siquiera sudado.

El legionario coluano, que encontraba de pie a su derecha, no respondió. No podía, se encontraba bajo los influjos del Joker.

—Vamos, papanatas— gritó el Joker— Ten modales y respóndeme— se puso de pie y rápidamente le asestó unos cuantos golpes al joven héroe que no replicó— ¿Te comió la lengua el ratón?— le preguntó mientras lo arrojaba al suelo y le propinaba una lluvia de puntapiés— ¿Dónde quedo tu inteligencia de nivel doce, Braini?

El payaso del caos habría continuado con aquella paliza de no ser por los repentinos estallidos en el salón. En un tris una densa capa de humo lo cubrió todo. Escuchó unos silbidos y los robots comenzaron a estallar uno por uno. Pudo sentir como perdía y, que tan rápido, perdía el contacto con ellos.

— ¿Tu?— inquirió

Allí en medio de la sala, como surgido de la oscuridad, del mismo Hades, hizo acto de presencia una siniestra figura. Su mirada severa, su gesto torvo, no auguraban nada bueno para Joker, pero aun así, estaba feliz de verle. Si hubiese tenido un corazón orgánico este habría latido con fuerza.


— ¿Cómo llegaste aquí?— preguntó y con rapidez se acercó a la figura— Batsy, Batsy ¿Eres tú? ¿Serás un clon? ¿Un androide como yo? Seguro un mo… — el payaso no terminó su frase cuando el héroe encapotado le asesto un fuerte puñetazo. El villano retrocedió un paso y con gran alegría gritó— Eres tú, de verdad eres tú. ¡Oh!, niños que considerados han sido con su Tío. ¿Fueron al pasado a traerme este regalo?

—Esto acaba aquí y ahora— gruñó Batman

—Mil años en el futuro y sigue siendo el mismo Batsy— respondió el Joker, de nuevo levantó la mano y surgieron más robots— No lo creo, no será tan fácil.

—Eso me temía— respondió el encapuchado.


—Iré con ustedes, pero antes de eso deben conocer mis condiciones— dijo Batman mientras se ajustaba el cinturón. Rápidamente lo puso en orden y miró fijamente a los chicos— Ustedes se han enfrentado al Joker por primera vez y han sobrevivido; pueden considerarse los seres más afortunados del universo.— El trío que ya mostraba un mejor aspecto— pero esa suerte se ha agotado, para que no mueran deberán seguir mi plan. Tendrán que mantener el paso en muchos momentos y confiar ciegamente en otros. No justificaré mis órdenes, solo las daré. Harán lo que diga sin rechistar o estarán fuera. No hay margen para error o titubear. ¿Entienden?

—Si señor— respondió Garth

—No me importan cuanta experiencia tengan, ni a quien hayan vencido en el pasado. No me interesa si ya trabajaron con Superman o cualquier otro conocido. Lo que saben, o creen saber, no les servirá de nada cuando se trata del Joker.

—Es una fuerza de la naturaleza, es impredecible— comentó Saturn Girl, sin poder evitar el estremecerse al recordar lo que encontró cuando tocó la mente del villano. Batman asintió.

—Comprenden entonces mi actitud— sentenció Batman— Entonces, manos a las obras.


En cuestión de segundos ambas figuras se enzarzaron en una lucha. Los golpes iban y venían a gran velocidad. A los ojos de los legionarios aquella pelea parecía una danza o una coreografía perfectamente ejecutada. Pero lo que más le asombraba, era que el héroe de Gotham City, aquel guerrero de hace un siglo, podía mantenerle el paso a un adversario que ahora tenía un cuerpo robótico. Y para más inri, el caballero de la noche, estaba teniendo éxito donde ellos fracasaron; con todo su poder, anillos y estrategias.

— ¿Cómo puede?— preguntó Garth a Imra

—Ambos están fuera de nuestra liga— respondió Saturn Girl con calma, mientras eludía a una de las harley y le asestaba una fuerte patada a otra. La chica se asombró al darse cuenta de que le había cogido el patrón a su adversaria.

—Según los que alcance a dilucidar cuando estuve en su siglo, es que ese par son enemigos acérrimos— respondió Rokk, quien también le estaba cogiendo el truco a las Harley.

—¿Creen que Batman podría con Val?— preguntó de nuevo Garth.

—Sera mejor que dejes la especulación para después— replicó Saturn Girl quien había finiquitado con su ración de Harely y se dirigía a gran velocidad hacia el trono, eludiendo las amenazas potenciales. Su interés era liberar a Brainiac 5. Menuda fue su sorpresa cuando una esfera salida de la nada la alcanzaba de lleno arrojándola contra un muro. Le tomó unos segundos componerse para percatarse de que tenía ante sí a Bouncing Boy (2)— No tengo tiempo…

— ¡Vaya! Es asombroso el ver como repiten esa palabra tantas veces unos chicos que poseen una máquina del tiempo— comentó el Joker a través del héroe rebotador.

Aquel comentario le salió caro, no por la respuesta que la Imra le dio, sino porque el encapotado no perdió el tiempo, y le asestó un potente puñetazo; uno que su cerebro positrónico registró extremadamente peligroso.

—Haces trampa, Batsy— gritó mientras retrocedía— ahora usas electricidad.

Batman no replicó sino que arremetió con más fuerza y rapidez. Al Joker no le tomó mucho tiempo ajustar su defensa a la nueva estrategia, en cuestión de unos minutos, logro replicar y asestarle un golpe a su némesis. Batman retrocedió un poco, no mostró dolor, sorpresa o alegría y arremetió de nuevo con el mismo esquema. Con la misma velocidad el payaso lo detuvo una y otra vez, así se mantuvo un rato más.

—No es divertido, no eres divertido— gritó cuando, ya molesto, le asestaba un golpe que lo hizo retroceder aun más.

—No era mi intención serlo— dijo mientras le enseñaba el interruptor que tenía en las manos. Uno delgado con un hermoso botón rojo. Lo apretó rápidamente sin darle tiempo al Joker para que se ajustara a ese cambio.

Los micros cargas explosivas, que guardaba en su haber y que usaba solo con adversarios de verdad resistente como Solomon Grundy o Killer Croc, estallaron con apenas segundos de diferencias. El cuerpo robótico del Joker no se pudo ajustar y en un tris, lo que fuese un cuerpo fornido de un enchapado purpura que imitaba su antiguo traje, su piel y los rasgos distintivos de su rostro; quedo reducido a un armazón cubierto de un acero líquido, que sostenía en su interior una esfera negra del tamaño de una bola de billar. Con la velocidad del rayo Batman la tomó separándola de aquel cuerpo.

Siguiendo la caída del Joker, sus esbirros robóticos perdieron su voluntad, volviéndose presas fáciles para Garth y Rokk, quienes no dudaron para volverlas polvo. Por su parte un confundido Bouncing Boy se encontró con la bota de Saturn Girl en el pecho y una mirada traviesa y retadora. El buen Brainiac por su parte, volvía en si entre gemidos de patente dolor.

—La pesadilla llego a su final— dijo Garth con calma mientras se acercaba lentamente a Batman y le tendía la mano.

—No lo creo— replicó este sin responder al gesto— Nunca es tan fácil con el Joker.

— ¿Perdón?— inquirió Rokk

—Aun falta por determinar dónde está la guarida en la cual despertó— respondió Batman— es muy probable que ese criminal Cronos, creara algún respaldo.

— ¿Quiere decir que podría haber más como él por Nueva Metrópolis?— inquirió Garth realmente asustado.

—Exacto

—Ese demente acabó con todos los legionarios que estaban en este cuartel. No quiero saber que harían tres o cuatros de él.

—Luchar entre sí— respondió Batman— Y el caos seria mucho mayor.

— ¿Cómo sabes?— inquirió Rokk. Batman se limitó a mirarlo con paciencia.

—El narcisismo del Joker impediría que cooperaran entre sí— respondió Batman— la lógica dicta entonces que comenzarían a competir entre ellos, aumentando el caos y las bajas.

—Asombroso— replicó Garth— le creo, señor.

— ¿Qué haremos con él?— inquirió Imra

—Yo tengo una idea— replicó Brainiac 5 mientras que con un gesto le solicitaba a Batman que le facilitara la esfera. Con cierta renuencia el héroe de Gotham City, se la cedió.

—Bien, es hora de volver a casa— dijo Cosmic Boy.

—No creo— contestó Imra quien tomaba, descaradamente, a Batman por el brazo— Nuestro amigo, tiene mucho que enseñarnos, podría esperar un poco más.

—Me necesitan…

—Te podemos devolver al mismo punto temporal del cual te extrajimos— replicó Saturn Girl— a efecto de tu ciudad, te habrías ausentado solo por unos minutos. Hicimos lo mismo con Kal-El.

—Pero

—Nada, Garth— respondió Imra— Batman se merece una recompensa y ¿Qué mejor recompensa que ver el mundo que ayudo a construir? ¿Qué puede pasar?

Fin


Bienvenido a Gotham City
por Jerónimo Thompson.

Era de noche, por supuesto.


El estrecho callejón que se abría paso entre aquellos dos edificios en ruinas se hallaba sumido en unas sombras densas, que se adherían a su contorno como una masa de brea caliente. Un callejón que en nada se diferenciaba de los cientos de callejones tortuosos que abundaban en Gotham City, y que en conjunto, constituían el entorno natural del encapuchado que se había detenido frente a unos cubos de basura. Evitando pisar el charco de aceite de motor que se extendía por buena parte del suelo, el recién llegado retiró un amasijo de cartones podridos por la humedad que probablemente había servido de improvisado hogar para algún alma perdida, y localizó rápidamente lo que andaba buscando. Los barrotes que protegían el ventanuco que comunicaba con uno de los sótanos del edificio cedieron a la presión de sus manos con insultante facilidad.

Segundos más tarde, Batman se deslizaba a través del angosto ventanuco, valiéndose de unas enormes cajas apiladas en el interior para acceder al sótano. El espacio en el que se había adentrado no era muy amplio, y a pesar de todas aquellas cajas y la multitud de pequeños cachivaches que lo abarrotaban, pronto encontró una ajada puerta de metal a medio abrir en uno de sus rincones. Tras engrasar los goznes con una aspersión del líquido espeso que guardaba en una de las numerosas cápsulas ocultas en su cinturón, el Hombre Murciélago cruzó la puerta para descubrir un pasillo que no ofrecía un ambiente mucho más acogedor que el de la habitación que dejaba atrás.

El pasillo era largo, y se extendía en ambos sentidos hasta sumergirse en unas sombras que no permitían ver su final. Batman creyó oír el eco de un murmullo de voces que le llegaba desde su derecha, de manera que fue ésa la dirección que tomó, avanzando tan rápida como sigilosamente. Cada pocos metros, hallaba puertas con un aspecto idéntico al de aquella que había cruzado en primer lugar; algunas estaban parcialmente abiertas, otras aparentemente cerradas, pero ninguna llamó su atención hasta que alcanzó el extremo del pasillo. Frente a una escalera de peldaños desgastados que subía hasta la planta baja del edificio, escuchó una serie de golpeteos en el suelo tras la última de aquella colección de planchas metálicas.

La puerta estaba atrancada y su cerradura frenó al Hombre Murciélago durante algo más de tres segundos. Al abrirla, le asaltó un hedor a excrementos de animal que casi le hizo retroceder un paso. Aunque el cuarto estaba completamente a oscuras, Batman percibió agitación allí dentro, de modo que tomó una pequeña linterna con forma de lápiz de su cinturón y barrió el interior con su haz, descubriendo tres jaulas de barrotes de metal cubiertos de un óxido rojizo, en las que se hacinaban algo más de una docena de cabras desnutridas que lo observaron sin demasiado interés; pese a que continuaron arañando el suelo con el roce de sus pezuñas, ninguna de ellas llegó a balar, probablemente por falta de fuerzas para hacerlo.

Batman cerró la puerta y empezó a subir las escaleras, evitando descargar todo su peso sobre los escalones más dañados cuyo aspecto auguraba un estridente crujido si así lo hacía. Conforme ascendía, el murmullo de voces que había oído desde el sótano se convirtió en una monótona letanía articulada con palabras de un idioma que no reconoció. Cuando por fin llegó arriba, se encontró con el primer obstáculo en su camino: un tipo enorme vestido con una sencilla túnica negra que vigilaba una puerta de doble hoja situada tan sólo unos metros a la izquierda del final de las escaleras. Al no contar el edificio con suministro eléctrico, la iluminación dependía allí de la llama de las antorchas que habían colgado de las paredes a intervalos no demasiado regulares, y para disgusto del Hombre Murciélago, una de aquellas antorchas ardía precisamente frente a él, de manera que le resultaba imposible deslizarse en las sombras para continuar su discreta incursión nocturna.

Una vez confirmado que el cántico monocorde procedía de la estancia cuya entrada guardaba aquel tipo, y que no parecía haber más individuos por allí cerca, Batman disparó un fino chorro de extintor líquido hacia la antorcha que le impedía avanzar, sofocando su llama de inmediato. En respuesta, el gigante de negro se volvió rápidamente hacia donde se encontraba, sacando una pistola de algún bolsillo secreto de su túnica; mientras acortaba la distancia que lo separaba de la antorcha apagada, centró su atención en las escaleras, hacia donde no dejó de apuntar en ningún momento. Pero no le sirvió de nada. Tan sólo un instante después de alcanzar el lugar donde le esperaba el Hombre Murciélago, el vigilante se desplomó inconsciente contra el suelo.

Batman dejó a aquel hombre tumbado sobre los peldaños superiores de la escalera mientras investigaba el interior de un pequeño salón que había entrevisto a su derecha. Tras comprobar que se hallaba efectivamente vacío, arrastró el cuerpo hasta allí para abandonarlo atado y amordazado detrás de un mugriento sofá que lo ocultaba de cualquiera que mirara desde la puerta en aquella dirección. Ahora debía darse prisa, pues no pasaría mucho tiempo antes de que alguien echara en falta al vigilante y diera la voz de alarma.

Sin perder un momento más, Batman reanudó su inspección alejándose del lugar en el que aquellas voces elevaban progresivamente el volumen de su cántico arrítmico, y una vez localizado el segundo tramo de escaleras que buscaba, subió de inmediato hasta la primera planta. En esta ocasión no se topó con nadie que le cortara el paso al alcanzar el último escalón, pero después de avanzar un largo trecho por un sucio pasillo de paredes desconchadas, descubrió al doblar un recodo a otros dos matones también enfundados en túnicas negras, que custodiaban una puerta de doble hoja muy similar a la que ya había visto en la planta baja y que, ahora sí, pretendía cruzar.

Aquellos tipos trataban de aparentar una dedicación plena a su labor de vigilancia manteniendo una rígida posición de firmes a ambos lados de la puerta; sin embargo, al Hombre Murciélago le bastó observarles durante medio minuto para darse cuenta de que conversaban entre ellos en murmullos, y en realidad apenas estaban prestando atención a lo que ocurría a su alrededor.

Batman calculó que se hallaban a unos cinco metros de la posición que ocupaba, y tras valorar rápidamente sus opciones, tomó un fino tubo de su cinturón que extendió hasta convertirlo en una cerbatana; introdujo en ella uno de los dardos que guardaba en un bolsillo del cinto, y esperó. Poco después, vio su oportunidad cuando el vigilante que quedaba más próximo a él, animado por la conversación que mantenían en susurros, giró la cabeza hacia su compañero. El tipo se llevó la mano a la nuca en cuanto sintió el aguijonazo del dardo, pero se derrumbó en el suelo antes de que alcanzara siquiera a localizarlo. El otro se inclinó sorprendido sobre él, demostrando su completa falta de profesionalidad; cuando distinguió el dardo clavado en la nuca de su compañero y levantó la mirada nervioso, Batman ya estaba a su lado. Y justo en ese instante, se abrieron de improviso las dos hojas de la puerta hacia dentro, revelando al tercer vigilante de aquella habitación.

En un solo movimiento, el Hombre Murciélago lanzó un puñetazo contra el rostro del matón inclinado frente a él, girando a continuación sobre sí mismo para cegar al tercero con el desplazamiento de su capa, mientras dirigía la bota izquierda hacia su estómago. Impulsado por esta patada hacia el interior de la estancia, el vigilante cayó de espaldas golpeándose la cabeza contra el suelo, y aunque trató de incorporarse con rapidez, Batman actuó con mayor celeridad.

Un par de minutos más tarde, la puerta volvía a estar cerrada y sus tres vigilantes, inconscientes, atados y amordazados en un rincón. La habitación era amplia y estaba iluminada por numerosas velas repartidas por todo el interior, que enrarecían el ambiente con su fétido aroma. En el centro mismo de la estancia habían colocado un altar destinado a realizar algún tipo de inmolación, como así atestiguaba la sangre seca que lo salpicaba. Confiando en que aquella sangre perteneciera a las maltrechas cabras que encerraban en el sótano en lugar de a víctimas humanas, Batman rodeó el altar y avanzó en línea recta hacia la enorme forma esférica que dominaba el fondo de la habitación con sus más de seis metros de diámetro; una extensa tela resultante de haber cosido varias cortinas juntas cubría la esfera ocultando su naturaleza. El Hombre Murciélago se plantó frente a ella y trató de percibir algún ruido o movimiento en su interior, pero al no apreciar nada, tiró del pesado manto hacia un lado descubriendo el objetivo de su incursión en aquel edificio en ruinas.

Dentro de lo que parecía ser una gigantesca pecera, flotaba un ojo de enormes proporciones que se giró lentamente para observar a Batman; lo que podría haber sido el ojo extirpado de un cíclope, si no hubiera resultado evidente que aquel globo ocular nunca había formado parte de rostro alguno. De la parte posterior del mismo, surgían una veintena de tentáculos de color verde que uno tras otro comenzaron a moverse hacia el Hombre Murciélago, deteniéndose sólo al contactar con el cristal de aquella esfera.

En otras circunstancias, la proximidad del gran ojo tentaculado podría haber sobrecogido a Batman, pero lo cierto era que la criatura suscitaba más lástima que terror. El fluido en el que flotaba indolente se mostraba turbio, la blancura del ojo estaba surcada por una red de finas líneas enrojecidas, y los tentáculos que se agolpaban contra el cristal, más parecían pedir ayuda que querer amenazar la vida del Hombre Murciélago.

Sin más dilación, Batman activó el comunicador de su máscara:

-Lo he encontrado, pero debes darte prisa: pueden presentarse más sectarios en cualquier momento, y además no tiene buen aspecto-.

-Voy para allá –respondió una voz transmitida junto a su oreja izquierda.

Unos minutos después, Kyle Rayner, Green Lantern del sector 2814, entraba en aquella habitación con sigilo. Tras detenerse un instante frente al altar de sacrificios con mirada horrorizada, se reunió con Batman.

-¿Te ha visto alguien? –le preguntó el Hombre Murciélago a bocajarro.

-No –respondió Kyle en un susurro. –He entrado por la azotea, y el anillo me acaba de confirmar que todos siguen reunidos ahí abajo-.

El Green Lantern centró entonces su atención en el único ocupante de la esfera. El horror que ya había experimentado al contemplar el altar se intensificó al descubrir el estado en el que se encontraba la criatura e imaginar todo por lo que había debido pasar. Haciendo uso de su anillo de poder, se comunicó con ella:

-Lamento todo lo ocurrido, Embajador, pero ya se encuentra a salvo. Voy a escoltarlo hasta el límite de nuestro sistema solar, donde le espera un crucero espacial dispuesto para llevarlo de regreso a Penelo(3)-.

Mientras el alienígena movía un par de tentáculos en gesto de asentimiento, Kyle se giró furioso hacia su antiguo compañero de la Liga de la Justicia:

-¿Cómo ha podido pasar esto, Batman? No hace ni cuarenta y ocho horas que la nave del Embajador practicó un aterrizaje de emergencia a las afueras de Gotham, ¿y lo encontramos aquí? ¿Prisionero de una secta que ha estado adorándolo como si se tratara del mismísimo Cthulhu? ¿Obligado a presenciar todo tipo de atrocidades supuestamente en su nombre?-.

Batman sostuvo la mirada del Green Lantern mientras éste expresaba su frustración. Entonces, respondió:

-Bienvenido a Gotham City, Kyle. Voy a avisar al comisario Akins de que sus hombres ya pueden entrar en el edificio-.

Fin


Los trofeos mortales
por Roberto Barreiro

Ciudad Gótica(15) bullía de expectación por la inauguración de la nueva exhibición en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad: una muestra de la famosa colección de trofeos que Batman, el popular héroe de la ciudad, ha coleccionado de cada uno de los famosos casos que ha resuelto. Parecía que toda la ciudad se había reunido esa tarde para ver esa extraña galería de objetos que presentaba el museo. Y, por supuesto, allí estaban Bruno Díaz y su entenado, Ricardo Tapia, compartiendo con el resto de los ciudadanos… aunque por la cara de aburrimiento del joven Tapia, era evidente que preferiría estar en otro lugar.

- ¿Por qué tenemos que estar aquí, Bruno? – comentó, reprimiendo un bostezo. – Esto lo puedo ver todos los días en la Baticueva. Y con menos gente.

- Robin lo puede ver en la Baticueva. Ricardo Tapia tiene las mismas oportunidades que cualquier otra persona de esta ciudad – le reconvino Bruno.

- Tienes razón – respondió, un poco avergonzado, el Joven Maravilla.

- Además – continuó el Hombre Murciélago – no me asombraría que tantos trofeos pudieran a traer a algunos de nuestros tantos enemigos. Así que conviene estar atentos.


La noche llegaba y el museo estaba en silencio, excepto por los pasos retumbantes del guardián nocturno. Aunque al mirar más cuidadosamente el rostro bajo el sombrero reglamentario, aparecía una cara blanca de labios rojos con una mueca que recordaba a una sonrisa. Era la cara del Guasón, el Payaso del Crimen, archienemigo del Dúo Dinámico y garantía que alguna villanía se estaba por cometer.

El Guasón se acercó a una puerta lateral, la abrió e hizo una señal a un camión, que se acercó a la entrada. Sus secuaces bajaron de éste.

-¡Jajajajaja…! ¡Muy bien, muchachos, Empezaremos este maravilloso plan y dejaremos al Dúo Dinámico y a toda Ciudad Gótica asombrados de mi genial talento! ¡No perdamos más tiempo! Comiencen a juntar todos los trofeos…

-El único trofeo que saldrá de aquí será la foto de todos ustedes listos para ir a prisión. – dijo sorpresivamente una voz desde el techo del edificio. Todos miraron hacia donde venía. Parados sobre una viga, Batman y Robin observaban a los pillos.

El Guasón no dio ninguna orden para que sus secuaces reaccionaran sacando sus armas y apuntaran hacia nuestros héroes. Probablemente hubieran cosido a balazos a cualquier otro. Ser un secuaz del Guasón no era para cualquiera: solo la élite del crimen podía llegar a trabajar para él. Todo el bajo mundo sabía que, habitualmente, sus locos planes se traducían en un gran botín y en la humillación de los protectores de la Ley. Un hombre normal difícilmente los podía detener.

Pero Batman no era un hombre normal.

Batman y Robin saltaron con una pirueta acrobática, esquivando las balas y aterrizando sobre los maleantes. Usando técnicas de boxeo “savate” francés, Batman durmió a dos malhechores. Antes de noquear con un gancho demoledor que nadie hubiera pensado que un adolescente podría hacer, Robin dijo:

-¿Quieres regalos? Pues toma ¡aquí te dejo uno de mi cosecha, hecho a mano!

-No te distraigas, amigo. Todavía el Guasón está libre – respondió Batman, mientras aplicaba una toma de judo para derribar a un oponente.

-… Y pienso seguir así, Encapotado ¡jajajajajaja! Aunque para eso tenga que jugar sucio... pero, siendo el chico malo, me puedo dar el gusto de hacerlo ¡jojojojo! – dijo el villano mientras tocaba un botón en un dispositivo de control remoto.

La luz se iluminó de repente en un sector del edificio. Los guardias del museo estaban allí atados y amordazados. Pero lo que realmente heló la sangre a Batman fue lo que los rodeaba: dos de los pingüinos mecánicos del Pingüino, uno de los más antiguos trofeos de su colección (4), estaban listos para atacarlos, portando paraguas con afiladas puntas que cortaban como bayonetas.

Olvidando a los pillos, Batman y Robin corrieron hacia los prisioneros y se pararon entre ellos y los pingüinos asesinos. Eran muchos, demasiados para el Dúo Dinámico. Había que usar la inteligencia.

Batman miró en todas direcciones hasta encontrar la línea maestra eléctrica del edificio. En un instante sacó su batarang y le ató una línea. Luego de eso, arrojó el batargang a uno de los pingüinos, clavándoselo en el pecho. Robin hizo lo mismo con el otro robot. Ambos siguieron su marcha.

-¡No se han detenido, Batman! –exclamó el Joven maravilla

-Tranquilo. Nunca fue el plan detenerlos así… - respondió Batman y, atando el cable a otro batarang, lo lanzó hacia la línea eléctrica. Robin lo imitó, instantes después. Al chocar los batarangs con el cable eléctrico una poderosa descarga pasó por las líneas directo a los pingüinos mecánicos. Estos, sobrecargados, se detuvieron, inertes.

Desataron a los guardias y volvieron para enfrentarse al Guasón y su pandilla… solo para encontrar que se habían largado, llevándose algunos de los recuerdos más importantes. Una nota quedaba diciendo “¡Hasta luego, Batitonto! Tus trofeos serán tu perdición y me reiré viendo cómo te destruyen. Firmado: El Guasón”

-Bueno, parece que esto recién comienza – dijo Batman...


-¿Y qué vamos a hacer con todo esto, jefe? – dijo uno de los secuaces del Guasón, una vez llegados a su guarida.

-¡Jajajaja! Con todo esto generaremos el caos en Ciudad Gótica, convirtiendo las aburridas calles en un rutilante carnaval... y, de paso, nos servirá para atracar algunos bancos y hacernos con el dinero de los esforzados ciudadanos. Y, como extra, haremos quedar a Batman y Robin como unos pobres tontos ¡Jajajajaja! – respondió el villano.


El gigantesco cubilete llegó a las puertas de la sede central del Banco de Ciudad Gótica trasladado sobre un camión. Al principio parecía un curioso aviso publicitario, tal vez de algún casino. El gigantesco cubilete mecánico se agitaba violentamente, mientras la multitud de curiosos se aglutinaba. Justo el tipo de público que le encantaba al Guasón que, en un instante salió a escena, micrófono en mano.

-¡Jajaja…!!! Buenos días, ciudadanos góticos. Hoy verán cómo el azar puede jugar a favor de uno… - dijo mientras tomaba una palanca al lado del cubilete – Solo hay que saber jugar con los dados cargados ¡Jojojojojo…!

Dicho esto bajó la palanca. El cubilete giró sobre si y dos enormes dados (5) salieron disparados con fuerza hacia la pared del banco, destrozándola en mil pedazos, cuando la carga de dinamita en su interior explotó contra la pared.

La banda del Guasón salió disparada a robar en la bóveda del banco. En eso estaban en el momento en que llegó el Batimobil. En un santiamén se arrojaron sobre los malhechores, que corrieron hacia los autos, mientras el Guasón apuntaba con el cubilete hacia ambos paladines.



-¡Jajajaja! ¡voy a sacarme un siete! – dijo y disparó los dados. Estos cayeron frente a Batman y Robin, estallando al caer. Un poderoso gas salió de su interior.

-¡Atiza! ¡Nos han… cof cof... atrapado…! – dijo Robin antes de de caer vencido por el gas. Batman, resistió un poco más.

-No te saldras... con la tuya… - dijo antes de caer.

-¡Jajajaja! Vamos muchachos: llevémonos a estos encapotados y preparémonos para un momento que nos hará morir de risa: el fin de Batman y Robin! ¡Jajajajaja!


Al despertar, Batman se encontró firmemente atado al rey blanco del gigantesco tablero de ajedrez que tenía desde que había resuelto el caso de los Crímenes del Ajedrez (6). Vió que no estaban todas las piezas y estas estaban dispuestas como aparecían en el vigésimo movimiento de la partida 34 de la disputa Alekhine – Capablanca de 1927 (7). Según recordaba, Alekhine había sido el vencedor... con las piezas negras. Y su rey ya estaba en jaque.

Sobre él, dos gigantescos brazos mecánicos oscilaban sobre el tablero, como gigantescos jugadores listos para mover las piezas. A un costado del tablero, cerca de una torre, había una sucesión de los gigantescos comodines del Guasón (8) puestos uno al lado del otro, muy cerca entre sí. Al final de esa hilera de cartas, estaba el centavo gigante (9). Atado en él, en cruz, estaba Robin, tan indefenso como él.

- ¡Jajajajaja! Espero que te guste como he dispuesto todos tus recuerdos aquí, querido Murciélago. Ya sé que no es la Baticueva, pero igual tiene su encanto. Y mira: hasta los he dejado limpios y sin ningún polvo. – dijo una voz. Por un costado, saliendo por al lado de lo que parecía una supercomputadora, se asomaba un Guasón más risueño que de costumbre. Batman se preguntó dónde había conseguido un artefacto así. Se propuso averiguar con su amigo Superman si Luthor había sido el proveedor de ese artefacto poco común.

- ¡Pillo! En cuanto podamos liberarnos, te detendremos - dijo Robin.

- ¡Jajajajaja! Por eso espero que no se liberen nunca más, Joven maravilla. Verás mi plan es verdaderamente… juguetón – respondió con una sonrisa más amplia que la normal el Guasón – Es muy simple: mi computadora jugará una partida clásica de ajedrez hasta que el rey blanco caiga vencido en jaque mate. Cuando caiga, una poderosa carga explosiva lo hará estallar... junto con nuestro amigo Batitonto ahí atado. Y la explosión volteará la torre, que le pegará a mi primera carta. Después solo será cuestión de que ocurra un efecto dominó con todas las cartas que terminará empujando el centavo gigante, que caerá con el lado donde estás atado boca abajo, consiguiendo como resultado puré de joven héroe. Y mientras tanto, yo me iré a hacerme rico robando Ciudad Gótica… En fin, Diría que fue un gusto conocerlos, pero no es así.Nunca me han gustado, chicos. ¡Jajajajaja!

Con un movimiento, el Guasón encendió la computadora. Uno de los brazos gigantes se movió y fue a tomar el alfil negro y moverlo para continuar el jaque al rey blanco. Batman rogó que se fuera pronto, junto a sus secuaces.

Cuando salieron, Batman contorsionó sus brazos usando una antigua técnica hindú que aprendió en sus años de entrenamiento antes de convertirse en el azote de los criminales. Tras un par de infructuosos intentos, alcanzó su baticinturón, donde escondía una varilla que desprendía un poderoso laser. Con eso cortó las cuerdas que lo sujetaban… justo a tiempo para evitar que el rey blanco sufriera jaque mate. Saltó esquivando la explosión…. que derribó a la torre blanca. Que derribo a una de las gigantescas cartas del Guasón. Que derribó a la siguiente. Que derribó a la siguiente. Que derribo a la siguiente. Batman aplicó toda la velocidad que pudo a sus piernas para alcanzar ese efecto dominó que se dirigía a condenar a su compañero de aventuras. Pero las cartas caían aún más rápidamente.

Solo tenía una posibilidad. Con su batarang, apuntó cuidosamente y logró correr una de las cartas que todavía no había caído lo suficiente para que, cuando la carta anterior la golpeó, cayó de tal manera que no la tocó la siguiente. La cadena se había roto. Robin estaba a salvo.

-Gracias, Bruno. Casi no la contamos. – dijo Robin.

-No importa, Ricardo. Lo que importa es que debemos detener al Guasón antes que se salga con la suya

-Pero ¿qué haremos? Ha sabido usar nuestros trofeos astutamente.

-Sí, pero solo le queda uno. Y ya sé como lo detendremos… - respondió, con una sonrisa enigmática, el Hombre Murciélago.


La sala central del ayuntamiento de Ciudad Gótica exhibía la famosa colección de huevos Fabergé de los antiguos zares de Rusia en la tarde que apareció el Guasón, junto a sus secuaces… y un gigantesco tiranosaurio mecánico (10) a su lado. Usando un control remoto, el archicriminal ordenó al dinosaurio que rompiera los cristales protectores. Este lo hizo sin esfuerzo y el botín estaba listo para que los secuaces lo llevaran. Los esfuerzos policiales para detenerlos fueron infructuosos, porque el dinosaurio tenía a raya a los representantes de la Ley.

-“Ain`t nobody here, but us chickens…” (“No hay nadie aquí, solo nosotros los pollos…”) (11) – cantaba regocijado el Guasón mientras veía cometiendo el robo. Todo salía al a perfección... hasta que dos batarangs cayeron de improviso sobre dos de los ladrones, noqueándolos en un instante.

-Personalmente, Guasón, prefiero que cantes “Good morning, Judge” (“Buen día, juez”) (12) – dijo Batman mientras, junto a su camarada, se dedicaba a noquear a los repentinamente aterrados criminales.

-¡Jajajajaja! Personalmente prefiero el “Mad mama’s Blues” (13). ¿Conoces la letra? Dice así:

Wanna set the world on fire
That is my one mad desire
I'm a devil in disguise
Got murder in my eyes

Now I could see blood runnin'
Through the streets
Now I could see blood runnin'
Through the streets
Could be everybody
Layin' dead right at my feet

(“Quiero incendiar el mundo/ Ese es mi único deseo loco./ Soy un demonio disfrazado/ Tengo el crimen en mis ojos.// Ahora podría ver corriendo la sangre/ a través de las calles/ Ahora podría ver a todo el mundo / yaciendo muerto a mis pies”)

-Como ves, me siento plenamente identificado con ella… y voy a hacerla realidad usando tu antiguo juguetito. ¡Atácalo! – dijo el Guasón y con su control remoto mandó al tiranosaurio sobre le Dúo Dinámico.

Batman no se inmutó. Solo hizo un gesto: sacó de su baticinturón un pequeño aparato. Apuntó al tiranosaurio y apretó el botón. El dinosaurio mecánico se congeló en su lugar, totalmente desconectado.

-Por favor… - le dijo, casi reprochándole a su archirival - ¿Cómo no puedes pensar que no pondría un aparato para controlar este artefacto? ¿No me vas a decir que crees ser el primero en intentar usarlo contra nosotros?

-¡Demonios! – fue lo único que dijo el Guasón… sin reirse esta vez. Intentó escapar, pero de dos saltos, Batman estaba sobre él.

-Y ahora cantemos “Mr. Sandman, bring me a dream…” (“Señor Sandman, traeme un sueño…”) (14) – le dijo, mientras de un único puñetazo dormía al Guasón.

Robin había terminado él solo de noquear a los demás miembros de la banda del Guasón. La amenaza estaba controlada.


Unos días mas tarde, en la mansión Diaz, Bruno leía tranquilamente el diario donde los titulares indicaban que el Guasón tendría una larga estadía entre rejas cuando como un torbellino, Ricardo Tapia entró, seguido por Alfred, el mayordomo.

-Bruno, dile a Alfred que ni loco lo haré – fue lo primero que le dijo

-¿Qué no harás qué, Ricardo?

-El señorito Ricardo no quiere ni acercarse a limpiar el salón de trofeos. Como los han devuelto hace poco de la exposición, tenemos que dejarlos ordenados – aclaró Alfred.

-Mi buen Alfred – repuso Bruno con una sonrisa – Por una vez debo estar de acuerdo con Ricardo: hemos tenido bastante con nuestros trofeos por un tiempo largo…

Fin

Referencias:
1.- Aunque es más que obvio, se trata de Cosmicboy, Saturngirl y Livewire (Lightning Lad), los miembros originales de la Legión de los Superhéroes, los defensores del futuro.
2.- Bouncing Boy, otro compañero legionario.
3.- Para saber más cosas sobre el planeta Penelo y sus curiosos habitantes, consultar los “Tales of the Green Lantern Corps” incluidos en Green Lantern v2 #159 y 160 USA (publicados en castellano en Green Lantern nº6 y 7 de la editorial Zinco).
4.- Aparece por primera vez en el número 12 de Batman (1942)
5.- Aparecidos por primera vez por el Joker en “The case of the Gamble with Doom”, publicado en el número 47 de Batman (1947)
6.- Trofeo obtenido por primera vez en “The Case of the Chess Crimes”, caso nunca contado todavía. Su primera aparición en las revistas fue en “The 1001 Trophies of Batman” publicado en Detective comics 158 (1950)
7.- La disputa en 1927 entre el ruso Alexander Alekhine y el cubano José Raúl Capablanca por el Campeonato Mundial de Ajedrez se convirtió en una de las partidas más notorias de la historia del ajedrez, un verdadero clásico del juego.
8.- Nadie recuerda cuál fue la primera vez que el Joker usó esa carta gigante. Es una historia que alguien podría contar alguna vez… =)
9.- El centavo gigante apareció por primera vez en “The Penny Plunderers”, historia publicada en “World`s Finest Comics 30 (1947)
10.- El tiranosaurio mecánico viene de “Dinosaur Island” , historia publicada en el número 35 de Batman … aunque originalmente era un brontosauro mecánico, no un T-rex.
11.- “Ain`t nobody Here but us chickens” es una canción de 1946 que hizo famosa Louis Jourdan & his Tympany Five.
12.- “Good morning, Judge” es una canción de Wynonie Harris de la década de 1940
13.- “Mad mama’s Blues”, un blues de 1924 interpretado por Josie Miller… y como pueden leer, con una letra que le encantaría al Joker.
14.- Primeras líneas de “Mr Sandman” canción de 1954 que hicieorn famosas las Chordettes
15.- Nota del editor: por norma solemos utilizar los nombres americanos para referirnos a los personajes del universo Batman (los más conocidos por el fandom aqui en España) pero, en esta ocasión, hemos decidido mantener los nombres traducidos pues ayudan a transmitir el espiritu "camp" que rodea esta historia.

7 comentarios :

  1. Bien leído el anual paso a comentarlo.

    El arte de Roberto como siempre genial, su portada un guiñó actual a la portada clásica de Batman, según tengo entendido. De verdad muy buena y ajustada a este especial.
    De mi relato diré que es una especie de ajuste dé cuenta con la Legión de Superheroes, especialmente las versiones animadas, que son las que conozco.

    El relato de Jerónimo me ha gustado mucho, directo sencillo y sin muchas pretensiones. Vemos un Batman humano; pero a su vez hay un punto interesante: el protagonista de este relato no es el encapotado sino la ciudad. Me ha gustado esa vuelta de tuerca al final; ese toque hace que el relato tenga un peso único. Sabemos que Gótica es peligrosa, lo que no sabía es que tan rápida y peligrosa era

    En cuanto al relato de Roberto Barreiro, me encantó por ese guiñó a la serie de Adam West. Ese toque camp usado con inteligencia e irreverencia. Nos recuerda que nuestro héroe ha tenido más de una faceta a través del tiempo. El episodio, sin duda vale lo que pesa en oro y me arrancó más de una sonrisa.

    En líneas generales, este especial es toda una joya. Ha valido la pena el esfuerzo. No hay desperdicio.

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  2. Como no podía ser menos, Action Tales se suma a la celebración del 75º aniversario de Batman con la publicación del Anual #1 de su serie en Tierra-53, en el que participan cuatro autores: tres escribiendo una historia cada uno y Roberto Cruz dibujando esa magnífica portada, que como corresponde a un número de aniversario, es un homenaje en sí misma (a la portada del celebérrimo Detective Comics #27).

    El anual incluye los siguientes relatos: "El caballero y el mañana" de Guillermo Moreno, "Bienvenido a Gotham City" de éste que escribe y "Los trofeos mortales" de Roberto Barreiro. Por supuesto, no tengo nada que decir sobre mi relato, pero sobre los otros dos puedo afirmar sin temor a exagerar que cumplen con creces las expectativas que uno pudiera crearse al abordar la lectura de este número.

    En "El caballero y el mañana", Guillermo Moreno nos cuenta una historia más bien atípica; o dicho de otra manera, no encontramos en ella a Batman enfrentándose al tipo de situaciones a las que suele hacer frente en sus cómics (o al menos, no en el tipo de cómic más "realista" y de ambiente "noir" que suele considerarse el más adecuado para este personaje... salvo que te llames Grant Morrison). En todo caso, se trataría del tipo de aventura que suele vivir el Hombre Murciélago cuando colabora con la Liga de la Justicia. Y es que Batman se une aquí a la Legión de Super-Héroes para combatir a una amenaza que él conoce mejor que nadie, en un relato que transmite cierto ambiente "extraño" -tanto la situación planteada como la manera de estructurar la historia- que francamente me ha encantado. Un relato peculiar, que incluso pide ser continuado, el cual encaja perfectamente en un número especial como éste.

    Pero si tenemos que señalar una historia como relato "tipo" para celebrar un aniversario, ésa es sin duda "Los trofeos mortales" de Roberto Barreiro. Un homenaje con mayúsculas a la imagen más clásica (e inocente) del personaje, que reúne una buena cantidad de los elementos más característicos del Hombre Murciélago y su entorno. Una historia cautivadora que triunfa hasta en sus detalles más pequeños, como es el hecho de traducir los nombres de los personajes y la ciudad siguiendo el criterio Novaro (ahí tenemos a Bruno Díaz y Ricardo Tapia de Ciudad Gótica). Un relato aparentemente sencillo que desprende buen hacer por sus cuatro costados

    En resumen, incluso en el caso de que "Bienvenidos a Gotham City" (el relato que yo he escrito) os parezca poca cosa, las restantes (y excelentes) dos terceras partes de este anual, unidas a la estupenda portada de Roberto Cruz, hacen del mismo un dignísimo número de celebración del 75º aniversario de Batman.

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    1. Bueno, muchas gracias por lo que me toca. Me agrada pensar el verme como el Grant Morrison de Batman, me gustó esa analogía.

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  3. Pues leído el anual, creo que el mejor comentario que se puede hacer de un fics es el siguiente. Me deja con ganas de más, y esto lo consigue totalmente con tres grandes historias y una portada espectacular.
    El regusto a homenaje lo ponen Roberto con su portada y el otro Roberto con su relato "Los trofeos mortales", que como bien dicen mis compis recuerda totalmente a la serie de Adam West.

    En "El caballero y el mañana" Guillermo nos trae una historia atípica y muy bien montada en tan poco espacio, que te deja con ganas de ver otras posibles aventuras de Batman y la Legión.

    Pero si tuviera que quedarme con una historia esa sería "Bienvenidos a Gotham City", y es que si bien es una historia cortita sin demasiada trama, la descripción de Gotham y Batman y los recursos que usa el autor para llevar a cabo el rescate son simplemente espectaculares.

    En definitiva genial anual para celebrar el 75 aniversario del hombre murciélago!!

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  4. Realmente AT53 ha conseguido con este especial un estupendo homenaje a toda la trayectoria del Murciélago. La diversidad de las historias presentadas no es más que un reflejo de la versatilidad que el personaje ha desarrollado con el paso del tiempo, consiguiendo adaptarse a entornos más allá del tono pulp o noir que más se le puede asumir. Todos los autores han sabido superar ese límite, ofreciéndonos unas versiones del personaje totalmente creíbles y bien desarrolladas.

    Guillermo Moreno, como ya se ha señalado anteriormente en estos comentarios, es el que ha optado más por la vertiente “fantástica” del personaje, al situar la acción a miles de años en el futuro. A pesar de todo, la esencia de Batman continúa ahí y el personaje se mueve igual en ese entorno con en los callejones de Gotham, con una seguridad y efectividad máxima. Como siempre, Guillermo nos ofrece una excelente aventura con grandes caracterizaciones.

    La historia de Jerónimo es la que más se acerca al canon, con ese toque urbano y misterioso que destila toda la historia. Pero no estamos ante la “típica historia de Batman” puesto que él también se arriesga y trasciende los límites lógicos del personaje introduciendo tintes lovecraftnianos y otras sorpresas que no solo le van genial a la historia y al personaje, sino que además hace uso de otros recursos del UDC. No descarto que esta historia tenga repercusiones en alguna serie AT53 en un futuro…

    ¿Y qué puedo decir de la historia de Roberto Barreiro? ¡Simplemente genial! Toda mi generación creció con las ediciones que Novaro hacía de Batman, con esos nombres “latinizados” que aquí usa Roberto y que tanta nostalgia ha despertado (y no solo en mí, por lo que ve) Pero el homenaje va más allá de lo “estético” y nos encontramos con una aventura con la misma estructura, giros y recursos que aquellas historias clásicas de los 50, con ese “caballero no tan oscuro” pero terriblemente entrañable. Una historia que no desentonaría con las clásicas si fuese dibujada por Sheldon Moldoff o Dick Sprang.

    Respecto a la portada… no me queda más que dar las gracias por los buenos comentarios recibidos. Me alegro que os haya gustado.

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  5. Muchas gracias por lo que a mi respecta. :D

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  6. Muchísimas gracias a Guillermo, Carlos y Roberto por sus comentarios positivos sobre "Bienvenido a Gotham City". Como ya he dicho en alguna que otra ocasión, Batman no es el tipo de personaje con el que me siento más cómodo escribiendo, así que me alegra enormemente que les haya gustado ;)

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