Batman nº 21

Titulo: Reunión familiar
Autor: Factoria de creación
Portada: Juan Andrés Campos
Publicado en: Octubre 2010

El misterio que rodea a Batman comienza a descubrirse y para poder resolverlo el Señor de la Noche no estará sólo. Invitados: Robin y Batgirl
Hice una promesa ante la tumba de mis padres: librar a esta ciudad de la maldad que les quitó la vida. Soy Bruce Wayne, filántropo multimillonario. De noche, los criminales, esos cobardes y supersticiosos, me llaman...
Batman creado por Bob Kane


Resumen de lo publicado: Tras detener a Scarface tras atacar una casa de apuestas en el East End perteneciente a Jack Russell, Batman termina por cruzarse con Catwoman quien no quiere que nadie se meta en su nuevo territorio. Ambos enmascarados no pueden evitar que Russell sea asesinado.

De regreso a la Batcueva, la policía notifica la fuga de Jarvis Tetch, El Sombrerero Loco, de Arkham. En la mente de Batman resuenan las palabras que éste le dijo la última vez que se vieron: "Batman, ¿estás preparado para lo que vendrá?”

Mientras tanto Lucius Fox comienza a destapar algo muy sucio dentro de Industrias Wayne


Gotham City.

Hoy no ha sido un buen día para Tim Drake. En lugar de estar disfrutando de las maravillas de la ciudad costera, aunque corrupta, de Blüdhaven, ha estado todo el día y los dos días anteriores buscando al fugado Jervis Tetch, más conocido por el Sombrerero Loco.

No sólo se encuentra en estos momentos “pateando” los feos culos de los hermanos Dee y Dum, sus secuaces, sino que tiene que evitar a toda costa que ningún golpe lanzado por ellos le alcance y termine dolorido y derrotado.

Bruce le pidió dos días antes que le ayudase a encontrar a Tetch tras su fuga de Arkham, ya que debía abandonar apresuradamente Gotham City. A pesar de que no le dijo el motivo del repentino viaje, Bruce había permitido que “volara” solo. Por otro lado, sabía que Batman le había pedido a Batgirl que le ayudase a descubrir quién estaba detrás del robo de la casa de apuestas y el posterior asesinato de Jack Russell.

Así, el tablero de juego deja a Robin buscando al Sombrerero Loco y a Batgirl buscando los motivos del robo de la casa de apuestas y del asesinato de Jack Russell.



Hace dos días

Lucius Fox cogió el auricular de su despacho y tecleó la extensión de Bruce Wayne. Al otro lado, se oyó la voz del presidente de la Corporación. Lucius sintió una cierta sorpresa, apenas eran las nueve de la mañana y Bruce ya se encontraba trabajando en su despacho. No era muy propio de él, solía tener los horarios cambiados, se levantaba tarde y se acostaba tarde.

- Bruce, tenemos un problema –al otro lado del auricular se mantuvo el silencio durante unos breves segundos-.

-##Lucius, buenos días a ti también ##–contestó con algo de sorna, Bruce-. ##Espero que el resto de la semana me traigas mejores noticias. ¿Por qué no te vienes a mi despacho y me lo cuentas?##

Bruce colgó el teléfono y esperó a que Fox apareciera por la puerta. En los breves segundos que había durado la conversación, Bruce había captado la preocupación en la voz de Lucius. Cualquier cosa que le pudiera decir sería mejor en persona, sin un teléfono de por medio, evitando riesgos, evitando que pudiera estar “pinchado”. Su despacho debía de ser el lugar más seguro de todo el edificio de la Corporación. Diariamente, era barrido por “Batfrecuencias” que comprobaban que no hubiera elementos de escuchas. El resto del edificio era diferente.

Fox golpeó con los nudillos en la puerta y Bruce le hizo un gesto con la mano para que pasará y cerrara la puerta. Tomó asiento.

- Bruce, ayer estuve haciendo una comprobación sobre uno de los pedidos que yo mismo firme. Las vainas esterilizadoras que solicitamos. Nadie en la compañía sabe nada de ellas, pero yo mismo firme el pago de dos millones de dólares para la producción de mil unidades de prueba. Matt introdujo la orden de pedido en el sistema, pero no existe ningún pedido de estas vainas. El pedido del sistema correspondía a una producción de cascos de kevlar para el ejército norteamericano.

- Lucius, ¿estás seguro de haber firmado esa orden de pedido?.

- No sólo firmé la orden de pedido, sino que firmé la orden de pago tres meses después cuando me dieron esto –Lucius extendió un papel a Bruce-. El albarán de entrega en nuestros almacenes. Alguien de la Corporación está jugando sucio. Un mes después de firmar esto, todo ha desaparecido, las vainas, el pedido en el sistema. Si fuera algo más ordenado, hasta las ordenes de pedido, el albarán de entrega y la orden de pago habrían desaparecido, pero el caos de mi mesa nos ha salvado esta vez. No suelo devolver la documentación hasta a ver visto la totalidad de la producción.

- ¿Crees que nos han robado desde dentro? –preguntó Bruce-.

- No creo –Bruce siguió revisando con atención el albarán de entrega que le había acercado Lucius, viendo cada palabra, cada nombre, cada marca-. Hicimos una comprobación, y detectamos que alguien había entrado en nuestros sistemas el día después de firmar la orden de pago y había borrado el expediente del pedido y había cambiado la secuencia de números para el resto de pedidos para que no existiera ningún salto en los números correlativos de expedientes. Por eso, el pedido de las vainas esterilizadoras correspondía ahora al de los cascos de kevlar. Me inclino más por pensar que alguien de fuera nos ha preparado una trampa con alguien infiltrado dentro de la Corporación.

- ¿Pero nos han robado esas vainas una vez estaban en el almacén…?

Lucius negó con la cabeza.

- Nunca entraron. Las cámaras de seguridad no han identificado ninguna entrada de material en la fecha de recepción, y lo más misterioso… -Lucius se ajustó las gafas y se mojó los labios-. Mi orden de pedido era al proveedor Singapur Health Sec Limited, pero la orden de pago era a Singapur Security Health Limited. Reconozco que no me di cuenta.

- Singapur Security Health Limited –susurreó Bruce mientras se reclinaba en su asiento pensativo. Tras unos segundos de silencio volvió a hablar-. Déjame comprobar una cosa, Lucius. Gracias por tus comprobaciones. De todas formas, a partir de hoy estás al mando de dos nuevos proyectos en la Corporación, el primero encontrar al empleado infiltrado que te facilitó un albarán de entrega y el segundo, poner los medios necesarios para blindar nuestros sistemas de gestión de ataques externos. Sé que tenemos uno de los sistemas más desarrollados y protegidos, pero ha demostrado ser insuficiente.

Lucius Fox acababa de salir de su despacho, pero a Bruce Wayne le preocupaban muchas más cosas que los dos millones de dólares que le habían estafado a la Corporación. El día anterior, Jervis Tetch había huido del asilo de Arkham y a pesar de haber estado toda la noche anterior investigando su posible paradero no había encontrado nada. Además, Jack Russell había muerto delante de Batman y de Catwoman y no tenía aún el motivo de dicha muerte inútil. Tenía necesidad de obtener respuestas, y ahora, una nueva incógnita se habría delante suya.

Bruce jugueteo con su reloj y pulsó los botones necesarios para que en la pantalla del mismo apareciera una llamada en video-conferencia. Al instante, apareció el rostro de Barbara Gordon, la sobrina del comisario Gordon, la primera Batgirl hasta que el Joker la dejó en una silla de ruedas. En lugar de rendirse, Bárbara había dedicado su tiempo a desarrollar un fabuloso sistema informático capaz de acumular toda la información necesaria para ayudar a héroes enmascarados como Batman. Batgirl había muerto para ella, pero ahora era Oráculo.

-##¡Bruce!## –alzó la voz-.## Hacía mucho tiempo desde la última vez, y mucho más desde tu última llamada en horario diurno.##

- Lo sé, pero estoy en medio de un tema empresarial y necesitaría tu ayuda. Bárbara, necesito que me investigues todo lo que puedas sobre una Compañía.

- ##Dispara Bruce.##

- El nombre es Singapur Security Health Limited. No te quedes en los propietarios aparentes, investiga a testaferros, otras sociedades matrices y negocios sucios que pudieran estar relacionados con Gotham City y Bruce Wayne. Quién sabe si somos viejos conocidos.

- ##De acuerdo, Bruce. En cuanto sepa algo te llamo.##

- Gracias, Barbara.


En otro lugar, dentro de la inmensidad de Gotham City, un hombre honesto entraba en el despacho del alcalde Anthony García. El comisario Robert Atkins había acudido al recibir una llamada suya para que se reunieran lo antes posible.

- Ah, Robert, pasa, pasa. Tenemos mucho que discutir –Atkins se quitó la gabardina que llevaba, la apoyó contra el respaldo de su propio asiento y se sentó expectante-. Creo que hemos estado dejando mucho tiempo que cierto murciélago campe a sus anchas por la ciudad.

Las pupilas de Atkins se dilataron. No esperaba que con los problemas que tenía la ciudad, la máxima preocupación del alcalde fuera ahora Batman.

- Como sabes, Robert, durante años hemos dejado que Batman hiciera y deshiciera a su antojo por la ciudad, y a veces esa falta de control provoca que los ciudadanos no confíen en sus fuerzas de seguridad, en sus políticos o simplemente, que Batman no esté sujeto a las mismas leyes que pretende hacer cumplir a todos los locos maniáticos de la ciudad.

- Discúlpeme, señor alcalde –interrumpió Gordon-, aunque estmos de acuerdo en algunos pountos, no podemos evitar consdierar que sus que sus…, llamémoslas actividades, le ahorran a la ciudad una cantidad muy significativa de millones evitando robos y reduciendo los destrozos en las calles de los diferentes ataques. Sin ir más lejos, la semana pasadan nos ayudó a detener a Scarface en el museo de la ciudad.

- Si, lo sé, Robert –el alcalde se removió inquieto en su silla-. El problema es que hay hechos de Batman que no salen a la luz pública y no muestran su mejor versión.

- ¿Cómo dice?.

- Se lo diré en dos palabras: Jack Russell. Cuando la policía llegó encontró a Batman en la escena del crimen junto con el cuerpo sin vida del supuesto atracador. Su amigo el Murciélago dijo que le habían disparado desde el exterior de la casa, pero, ¿y si eso no fuera cierto?. ¿Y si le hubiese matado el mismo Batman?.

- Señor alcalde, -contestó Atkins- aunque no conozco a Batman hace tanto tiepo como Gordon, tengo la impresión de que él no haría nada así. Es más, las personas vivas le son mucho más útiles para obtener información, y además, Jack Russell murió de un disparo en la cabeza, no sé porque razón, pero todo indica que Batman odia las armas de fuego, nunca utilizaría una.

- Cierto, -el alcalde movió su silla hacia atrás y abrió uno de los cajones de la mesa, rebuscó durante unos segundos y sacó un disco de grabación- pero si lo que le dijo nuestro salvador enmascarado fuera cierto, ¿cómo es posible que exista una grabación de las cámaras de seguridad del domicilio de Jack Russell en la que se ve perfectamente como Batman le dispara a sangre fría?. Creo que nos ha tenido engañados todos estos años. Llévese el disco, pero quiero a Batman fuera de las calles de mí ciudad antes de una semana, si no, tendré que buscar a un nuevo comisario.

Robert Atkins se levantó de la silla. Estaba ansioso por ver la grabación. Existía la posibilidad de que fuese falsa. Batman tenía un historial de colaboración con la policía y lucha contra la corrupción durante años, que debía tenerse en cuenta. No sabía que le había picado al alcalde, pero pensaba averiguarlo.

- Una pregunta más, señor alcalde –ATkins se giró un segundo antes de desaparecer por el pasillo del ayuntamiento-. ¿Cómo consiguió esta prueba?.

- Robert, -sonrió García- ser alcalde tiene sus ventajas.

- Discúlpeme la grosería señor, pero ningún alcalde debería de tener más información que la propia policía –se giró y siguió andando por el largo pasillo en dirección a la salida. Introdujo su mano en su gabardina y palpó su teléfono móvil. Lo sacó y tecleó el teléfono de Harvey Bullock, su mano derecha en el departamento de policía.

- ¡Comisario! –se oyó la ruda voz de Bullock.

- Harvey, esté donde esté vaya hacia la central para reunirnos. El alcalde me ha dado un video de una cámara oculta del apartamento de Jack Russell donde se ve a Batman disparando contra él.

- ¿Batman? –preguntó incrédulo Bullock-.

- Si, le quiere fuera de las calles ya.

- Comisario, revisamos cada metro de esa casa y no había ninguna cámara oculta.

- Lo sé, pero tenemos que ver esa grabación y pedir a los de Sistemas que verifiquen si el video es falso o no. Hay algo más que una simple grabación detrás de todo esto.

- De acuerdo, comisario, nos vemos en la central en una hora.


La oscuridad reinaba en la Batcueva. Apenas se podía escuchar los aleteos de las alas de aquellos murciélagos que habían hecho de la Batcueva su morada permanente, eso y el goteo de agua que se filtraba por algunas grietas de la roca. La tranquilidad que se respiraba en la cueva contrastaba con el bullicio que se vivía en la ciudad de Gotham. En otra época, Bruce había decidido vivir en el centro de la ciudad, en su ático del rascacielos de su Fundación, era mucho más cómodo y era capaz de llegar a las emergencias más rápidamente, pero finalmente había decidido volver a su casa, a la casa de su familia, había comprendido que la mansión no era la casa de sus padres, aquellos padres que habían sido asesinados y que habían convertido su vida en una búsqueda malsana de la justicia, sino que era la casa de su familia, de todos los antepasados y que él, como todos los anteriores, tenía que ocupar su lugar.

Tumbado en el suelo, reparaba y hacía modificaciones en su Batmóvil. De pronto, el silencio que se respiraba se rompió cuando una luz verde comenzó a parpadear en la pantalla de su ordenador. Bruce miró hacia el mismo, se escabulló de los bajos del vehículo y se puso en pie. Mientras se limpiaba las manos de grasa y suciedad pulsó el botón de comunicación y en la pantalla apareció Oráculo.

- ##Bruce, creo que ya he obtenido una buena cantidad de información que te puede servir para investigar la compañía que me diste.##

Bruce asintió con la cabeza.

- ##He investigado los accionistas y cualquier testaferro que pudiera existir de la compañía Singapur Security Health Limited y no he encontrado nada que pudiera ser sospechoso, pero la mayoría de las acciones de esta compañía pertenecen al conglomerado de empresas Randall Altidore Global domiciliadas en Hong Kong. Investigando los socios de esta organización he descubierto que uno de los testaferros es Robert Greats, que participa también en algunas de las empresas de Lex Luthor.##

- ¿Luthor? –preguntó sorprendido Bruce.

- ##Si, eso es lo que pensé en un primer momento, pero Greats es conocido por ganarse la vida siendo el testaferro de un sinfín de sinvergüenzas con traje, y Luthor es uno más, aunque con mucho dinero. No es necesario que llames a Superman.##

- Randall Altidore Global –repitió Bruce-.

- ##Uno de los socios del conglomerado es Head Arabic Corporation## –continuó Oráculo-## cuyos socios están limpios, al menos para la justicia, pero hay una cosa que me llama la atención:el nombre de la compañía: Head.##

- Randall Altidore Global… Randall Altidore Global… las iniciales son R.A.G. –volvió a repetir Bruce-.

- ##Durante unos años,##-ignoró Oráculo a Bruce-## Head fue el apellido anglosajón que llevó Talia. Head traducido por cabeza, podría ser la ¿Cabeza del Demonio?.##

- R.A.G… R.A.G… Ras Al Ghul –volvió a repetir Bruce-. Ese conglomerado perteneció a Ras Al Ghul y ahora está dirigido por Talia Head o Talia Al Ghul. Ahora todo encaja. Muchas gracias, Barbara, me has sido de muchísima ayuda, sigues siendo tan eficiente como siempre.

- ##De nada, Bruce, cualquier cosa que necesites ya sabes dónde encontrarme## –se cortó la comunicación-.

Bruce se quedó pensativo. Los enfrentamientos con Talia Al Ghul habían sido siempre especiales, de hecho, Bruce sentía algo por ella, aunque sabía que la sangre de Ras Al Ghul corría por sus venas y siempre estarían llenas de odio y maldad. Si Talia había robado dos millones de dólares a la Corporación Wayne, no había sido por ningún afán de riqueza, ella era mucho más rica que todo eso, y sólo podía haber sido por algún otro motivo; poderse encontrar con Bruce Wayne, que él fuera a buscarla.

Volvió a pulsar una tecla y de nuevo se abrió una comunicación en la pantalla del ordenador.

- ##Señor Bruce, ¿desea algo?## –Alfred estaba en alguna de las habitaciones de la mansión, plancha en mano, peleando con las camisas de su señor-.

- Si, Alfred –contestó con gesto serio-. Prepara el Jet Privado, nos vamos de viaje a Singapur.

- ##De acuerdo, señor. ¿Es necesario que meta en su maleta el traje de baño?.##

- No, Alfred, no creo que tengamos tiempo para eso.

Bruce cortó la comunicación, se reclinó en su silla y anduvo pensativo hasta que volvió a pulsar un tecla en su teclado y de nuevo otra comunicación se abrió en la pantalla. Era de nuevo Oráculo.

- ##Hola de nuevo, Bruce.##

- Perdona, Bárbara, pero he estado pensando y se me ha ocurrido que igual me podrías ayudar con una cosa…


El intercomunicador que llevaba instalado Tim Drake en un reloj de pulsera comenzó a parpadear. Bruce no solía llamar a estas horas, no cuando normalmente no llevaba el traje de Robin puesto. Miró a ambos lados de la calle y vio como nadie le prestaba atención, miró a un callejón que salía de la calle y se introdujo en él.

- Si –contestó-.

- ##Tim, necesito que me ayudes a encontrar al Jervis Tetch, el Sombrerero…##

- ¿Loco? –interrumpió Tim-. Esta mañana lo he visto en la primera página de todos los periódicos de Blüdhaven. Escapó ayer de Arkham, ¿no?.

- ##Eso parece, pero voy a tener que salir del país durante unos días, y tenemos que aprovechar que Tetch todavía no habrá montado aún su banda. Ahora es cuando es más vulnerable.##

- ¿Fuera del país? –pregunto desconcertado Tim-. ¿Puedo ayudarte en algo?.

- ##No, ayúdame a atrapar a Tetch.##

Bruce no era muy hablador normalmente, y Tim estaba seguro que por mucho que le insistiera no conseguiría saber a dónde debía marcharse. Aún así, el hecho de que le diera la confianza suficiente para que se pudiera encargar de atrapar al Sombrerero Loco era un acto a los que Bruce Wayne no solía acostumbrar.

- ##¿Tim?## –volvió a escucharse por el comunicador-. ##El día que detuve a Scarface y lo trasladé a Arkham, Jervis Tetch me retó estando en su celda. Una semana después ha escapado. No sé como lo habrá logrado, pero no ha sido nada improvisado, estaba bien preparado.##

- Tendré cuidado –asintió el muchacho-.

- ##Gracias, ¿no te importaría venir desde Blüdhaven?##.

- ¿Qué? –el rostro de Tim se endureció-. Estás de coña, ¿no?##.

- ##¿Sabes?, Tim. Algún día serás el mejor detective del mundo.##

La comunicación se cortó.

Bruce se reclinó sobre el asiento frente al ordenador de la Batcueva. Alfred se acercó en silencio a través de la Batcueva. Bruce giró su silla y se enfrentó a él.

- Señor, -dijo pausado- la Batseñal. Acaban de encenderla.


La luz que iluminaba los cielos de la ciudad de Gotham con el emblema del murciélago partía de la azotea del edificio del departamento de policía. Un comisario, mucho más delgado que otras ocasiones, fumaba un cigarrillo a la espera de que el caballero oscuro de la ciudad llegara a su encuentro. La brisa hacía “volar” parte de su gabardina marrón.

- Te vas a buscar un problelma por eso, teniente. No creo que sea para darme buenas noticias.

- Mucho me temo que no –Bullock alargó un brazo y le entregó a Batman un disco-. Esto nos lo dio el alcalde García. En el video grabado se ve como disparas contra Jack Russell en su apartamento el día de su asesinato.

- Bullock, sabes que nunca haría nada parecido.

- Lo sé, pero los chicos del laboratorio nos han confirmado que el video no está trucado. Sabemos que de alguna forma es falso, ya que una vez llegamos al apartamento revisamos que no hubiera cámaras ocultas.

- Entonces… -dijo dubitativo el Murciélago-.

- Entonces, por alguna razón, el alcalde te quiere fuera de la circulación. A partir de mañana van a poner un equipo especial detrás de tí.. Según el alcalde, si en una semana no estás detenido, nos echará a todos. Prefiero avisarte y que no te expongas, para evitar así el enfrentamiento.

- Gracias, pero llegaremos al final de todo esto. Conservarás tu puesto.

- Sin problemas –contestó Bullock mientras tiraba la colilla al suelo y la apagaba definitivamente con la suela de su zapato-, no es mi puesto de trabajo lo que me preocupa. Ya estoy mayor para ciertos chantajes de algunos políticos.

- De todas formas, no es necesario que saquen a su equipo especial. Me voy fuera de la ciudad unos días ha arreglar algunos asuntos –Batman agarró un artilugio de su cinturón y lanzó un gancho a la gárgola del edificio de enfrente-. A mi vuelta, investigaré que ocurre con el alcalde García –y saltó al vacío-.

- Buena suerte –susurró Bullock.


Hace un día

El callejón estaba completamente a oscuras, pero las pupilas de Robin llevaba en penumbra hacía ya unas horas y sus retinas estaban acostumbradas. Paulovic Ricius había huido de él y, tras sortear varios obstáculos como cubos, vallas y coches, se había escondido en ese callejón que estaba lleno de inmundicia y caos. Ahora, hecho un ovillo temblaba en el suelo a la espera de que el susto pasase, seguro de haber dejado atrás a su asaltante.

Paulovic Ricius era uno de los soplones de St. Gallen, y en ocasiones, no sólo había sido un soplon sino que había participado activamente en alguno de los trapicheos que se hacía por la ciudad. Por otra parte, Paulovic Ricius no era más que un adicto al crack, sin oficio ni beneficio, que esperaba que algún día llegara su momento.

Una mano se posó sobre su hombro. Una mano enguantada. Paulovic Ricius intentó ponerse en pie y salir corriendo, pero la misma mano que se había posado suavemente sobre su hombre le empujó con fuerza hacia el suelo.

- Paulovic, no es necesario que huyas. Sólo tengo que hacerte unas preguntas.

Ricius parecía encolerizado. Intentó como pudo gatear y salió corriendo por una abertura que había en una de las vallas del callejón en dirección a uno de los pasajes que comunicaba. No pudo avanzar más.

Robin golpeó con fuerza y el puño se clavo en su nuca. El cuerpo sin fuerzas de Ricius cayó al suelo.

Después silencio, hasta que los ojos de Ricius se abrieron de nuevo.

- Paulovic, no lo hagas más difícil –le susurró Tim-.

El hombre se miró. Estaba atado a una cancela y las fuerzas le habían abandonado definitivamente después de dos horas de infructuosa huída.

- Yo no sé nada. No he oído en ningún lado donde puede estar el Sombrerero Loco.

Robin había buscado durante dos días alguna pista sobre el paradero de Jervis Tetch. Sin embargo, nadie sabía nada, parecía que se lo había tragado la tierra. Pero eso era altamente difícil, ya que las excentricidades de Tetch solían jugarle una mala pasada.

- Y si no sabías nada, ¿por qué huías? –le preguntó el chico maravilla una vez se puso de cunclillas frente a él-.

Paulovic se puso a balbucear.

- Siempre me metéis en un problema. Todo el mundo sabe que soy un soplón, pero no sería la primera vez que me pegan una paliza por ayudar a los enmascarados de Gotham. Dejarme en paz.

Robin se acercó al hombre y le agarró por el cuello.

- Vamos a ver si entiendes una cosa, Paulovic. Sabemos que hablaste con los hermanos Dee y Dum hace una semana, recuerda que hay otros soplones en la ciudad, y estando tan cerca su huida y que los hermanos Dee y Dum no aparecen por ninguna parte tampoco, lo mejor para ti es que empieces a contarme qué hablaste con ellos.

Robin sacó un batarang con forma de “R”. El rostro de Paulovic palideció.

- Sólo les pregunté si estaban buscando un nuevo cuartel, y me contestaron que el Sombrerero Loco ya estaba en él, pero eso era antes de que escapara por lo que no me dijeron la verdad.

Robin se levantó del suelo. Eso era lo poco que iba a sacar de sus dos noches intensas de interrogatorios por la ciudad. Al final fracasaría en la tarea que les había encomendado Batman.

Robin empezó a pensar en alto:

-Tetch es un experto en manipular a las personas, ya sea con sus cartas de manipulación mental o por su propia verborrea. Si, pero ¿porque iban a decir que Tetch ya estaba en su propio cuartel, si él estaba retenido en Arkham?

Silencio.

- Porque Jervis Tetch no ha salido de Arkham –sentenció Robin-.

“El asilo de Arkham había comunicado que Jervis Tetch no estaba en su celda, no que hubiera escapado" –pensó el chico-. "La policía, manteniendo la confianza en la dirección del centro de Arkham, nunca entró en el edificio ni investigó que había ocurrido dentro. Todos hemos dado por hecho que Jervis Tetch estaba fuera de Arkham, pero después de la confesión de Paulovic tengo serias dudas de que sea así”.

Robin corrió para salir del callejón y comprobar si estaba en lo cierto. Mientras, un asustado Paulovic Ricius gritaba.

- ¡No me dejes así!, ¡desátame!.

El batarang con la forma de “R” golpeó la cuerda que ataba a Paulovic cortándola y dejándola suelta. El hombre soltó un suspiro de alivio.


En otro punto de la ciudad, Batgirl se confundía entre las sombras del edificio que se encontraba frente al ayuntamiento de Gotham. Miró la hora en el reloj de la torre, las 4 de la mañana. Sin embargo, las luces del despacho del alcalde Anthony García seguían encendidas. ¿Qué hacía trabajando a estas horas de la noche?.

La verdad es que le había extrañado la llamada de Batman el día anterior. Bruce no solía pedir ayuda y mucho menos a personas que no se encontraran en Gotham, aunque se considerasen amigos. Cassandra, o Batgirl, y Tim, o Robin, se habían trasladado a Blüdhaven con el objetivo de empezar de cero. Debía de estar realmente desesperado para pedirla que volviera a Gotham junto a Robin. El murciélago le pidió que le ayudara a descubrir que estaba sucediendo con el alcalde. Le contó los rumores que había escuchado del atraco a la casa de apuestas, la conversación con Jack Russell, y el video que le había entregado Gordon que a su vez se lo había entregado el alcalde. Le pidió que siguiera al alcalde García, pero que no entrara en acción, sólo que investigase y que a su vuelta le pudiera contar todo aquellos que hubiera descubierto.

El viento que soplaba entre los edificios, a una altura de 25 pisos, refrescaba el rostro de Batgirl. El día anterior, se había acercado a la casa del alcalde pero allí no había nadie, no sólo no estaba él, sino que su familia no estaba, ni su mujer ni sus hijos. ¿Qué estaba ocurriendo?.

Volvió a mirar el reloj de la torre. Las 4 y 20 de la mañana. La luz seguía encendida. Si Batman consideraba que su trabajo debía consistir en observar por la ventana de una casa y vigilar el despacho del alcalde estaba muy confundido. Buscó en su cinturón y buscó un gancho con el cual aferrarse y salvar el vacio que había a sus pies para alcanzar el edificio del ayuntamiento. Lo lanzó y sujetó el extremo a una de las columnas decorativas del edificio en el que se encontraba. Apenas tardó unos segundos en alcanzar su objetivo.

Sabía que el despacho del alcalde estaba en esa misma planta. Anduvo con cuidado por la cornisa y se acercó a la ventana que debía corresponder al despacho del alcalde. Seguía encendido. Una mirada al interior y vio como el alcalde dormía en uno de los sofás del amplio despacho, mientras la lámpara de pie de una de las esquinas seguía encendida. Su mujer no le podía haber echado, ya que su casa estaba vacía. Entonces, ¿qué demonios pasaba?.

Quizás Batman fuera mucho más sutil, pero ella no lo era, y consideraba que la acción directa sería mucho más efectiva. Batgirl preparó el puño, tensó los tendones de la mano y golpeó con fuerza el cristal. Un asustado Anthony García abrió los ojos, sin saber que estaba ocurriendo, y una mano enguantada se aferró a su boca para que no pudiera gritar.

- Si no quieres morir, colabora –oyó el alcalde mientras intentaba descubrir que estaba pasando-. ¿Qué está pasando?.

Anthony García movió su cabeza, intentó zafarse del abrazo, y apenas pudo descubrir que Batgirl era su captora.

- ¡Vas a acabar con tus huesos en la cárcel! –gritó el alcalde-.

- ¡Cállese!, a lo mejor el que acaba con sus huesos en una celda es usted. ¿Va a decirme que se trae entre manos?. Yo no soy tan simpática como el murciélago que intenta echar de las calles de Gotham.

Anthony García, sensiblemente nervioso, se escabulló de los brazos de Batgirl y empezó a correr, salió al pasillo y empezó a bajar por las escaleras hacia el exterior del edificio. Batgirl escupió al suelo, se sentía estúpida por permitir que escapara, pero por desgracia para él, ahora iba a sentir algo de dolor.

Las piernas del alcalde se deslizaban rápidamente entre los escalones. Sus alaridos llegaron hasta la garita de seguridad del propio edificio y un par de policías comenzaron a subir las escaleras, dirigiéndose hacia el lugar de donde venían los gritos, quizás un poco nerviosos, quizás bastante asustados, sin saber que estaba ocurriendo.

Batgirl le seguía a pocos pasos. De pronto, cuando estuvo a su alcance saltó sobre él y cayó encima. Sus pies se trastabillaron y tropezaron con el peso de ella. El rostro del alcalde golpeó la pared y Anthony García quedó inconsciente.

Cuando los guardias llegaron hasta el piso veinte sólo pudieron encontrar una mancha de sangre en la pared y un trozo de papel en el suelo. Uno de ellos se agachó y descubrió que había algo escrito: “Os lo devolveré sano y salvo… o no”.

Uno de los guardias se tocó el pelo y su gorra se inclinó ligeramente. Los alaridos que provenían de los pisos superiores habían desaparecido, y algunos minutos después descubrirían que el alcalde también.

Cuando Anthony García abrió los ojos, su mente tardó unos segundos en habituarse a su nuevo estado. Notaba una gran presión en su cabeza y sus labios tenían un cierto sabor a sangre, y apenas sentía las piernas. A escasos dos metros pudo ver como Batgirl le miraba inquisitivamente desde el suelo, ella sentada, ¿pero él?. Miró alrededor y comprobó que estaba atado por los pies y colgado boca abajo de una de las gárgolas del edificio frente al ayuntamiento. Batgirl se levantó y se acercó a él.

- Parece que ya te has despertado. No te preocupes, apenas has estado media hora noqueado –la enmascarada tocó la frente del alcalde que mostraba una herida con sangre reseca a su alrededor-. Eres fuerte, cualquiera podría haber estado unas horas durmiendo, el golpe ha sido fuerte.

- ¿Qué demonios estás haciendo? –le gritó el alcalde-. Lo estropearas todo –y en ese instante, Anthony García supo que había hablado de más-.

- Dígame, señor alcalde, ¿qué estoy estropeando? –pero el silencio volvió a los labios de él-.

Batgirl pareció irritarse.

- ¿Sabe lo complicado que es satisfacer a Batman?. Nada es perfecto para él, y sepa que esta es una oportunidad de oro para que me tenga algo de estima en el futuro, así que no sea tozudo y colabore.

El silencio se mantuvo en los labios de García.

- Bien, -Batgirl se arrodilló junto al oído de García- colaborará, se lo aseguro.

Buscó en su cinturón y saco una punta de un dardo.

- Y bien, señor alcalde. Me va a decir que estoy estropeando o prefiere esperar a que le saque los ojos –Batgirl comenzó a acercar la punta a escasos milímetros del ojo izquierdo de Anthony García-.

El alcalde comenzó a temblar de miedo. Deseaba borrar las últimas 3 semanas de su vida, habían sido horribles y quizás, no había actuado como el pueblo de Gotham hubiera deseado, pero era un buen hombre y quería arreglar las cosas, pero el dolor físico, eso no era controlable.

- ¡Hablaré!, pero no me hagas nada.

Una gota de sudor cayó sobre la bota de Batgirl.


Las puertas de Arkham se abrieron de par en par. Robin descubrió un recibidor sumido en la más espesa oscuridad. Normalmente debería de estar inundado por una luz blanquecida que salía de los flexos del techo, y algunos de los doctores caminando de aquí para allá, yendo de un pasillo al otro, desde los despachos hasta las estancias de los enfermos y locos, pero sin embargo, de eso no había nada.

Quizás estaba en lo cierto sobre el paradero de Jervis Tetch.

El intercomunicador de Robin comenzó a tintinear.

De pronto una luz se encendió en la estancia y frente a él vio como de una argolla que se encontraba a un metro de altura se encontraban atados por cuerdas una mujer y dos niños pequeños.

El intercomunicador de Robin siguió tintineando. Robin bajó su cabeza y pulsó el botón de comunicación.

El resto de luces se encendieron en la sala. La luz blanquecina volvió al recinto tal y como recordaba del pasado, cuando había acompañado a Batman en alguna ocasión a entregar a algún maníaco de Gotham. Una estancia inmensa, de aproximadamente 20 por 20 metros, con tres largos pasillos a izquierda, derecha y al frente. Volvió a fijarse en las tres figuras atadas a la argolla.

De pronto, observó a su izquierda que dos figuras mucho más voluminosas se acercaban rápidamente hacia él. Los reconoció al instante, los gemelos Dee y Dum, los secuaces del Sombrerero Loco.

El intercomunicador comenzó a emitir el mensaje de quien había intentado establecer conexión dos segundos antes:

- Robin, soy Batgirl. El alcalde acaba de cantar. La banda del Sombrerero Loco secuestró hace tres semanas a su familia. Le ha estado chantajeando desde entonces, y el alcalde tuvo permitir que huyera de su celda y se hiciera con el poder en Arkham.

Los gemelos Dee y Dum seguían acercándose a gran velocidad preparando sus puños.

- Se esconden allí, en Arkham, nunca salieron del asilo. Ten mucho cuidado. –continuó la voz del intercomunicador-.

Robin miró a los gemelos Dee y Dum, y volvió la mirada hacia la mujer y los dos niños que permanecían atadas a unos pocos metros de él. “Demasiado tarde”, pensó.

Otra voz se oyó frente a él, en medio de la oscuridad, junto al pasillo central, entre los gemelos que se acercaban a él y la familia del alcalde.

- Sabía que el señor García me decepcionaría. Le dije que no abriera la boca, pero ahora no me queda más remedio que matar a su familia, tal y como le prometí.

Y un sombrero verde comenzó a asomar de entre la oscuridad de dicho pasillo.

Continuará...


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