Los Titanes nº 14

Título: Almas rotas (I)
Autor: Rober Corbera
Portada: Soturisi Raven
Publicado en: Enero 2010

Los Titanes se enfrentan a una enloquecida y enrabietada Raven que desata el caos allá por donde pasa¿Podrán detenerla antes de que acabe con ellos?
Para convertirse en mejores héroes, estos adolescentes se han unido para aprender, entrenar y  madurar. Son algo más que sólo ayudantes. Son la proxima generación de los mayores héroes del mundo. Son
Una gigantesca criatura cruzaba volando las calles de New York como un espectro del infierno, provocando el pánico entre los ciudadanos. Sus alas, tan grandes que destrozaban las ventanas con su roce, proyectaban una sombra nada parecida a la plácida “alma” con la que volaba la titán Raven. Tampoco nadie hubiera reconocido a la mística heroina en la harpía furiosa que flotaba en el centro de la negrura de aquel dragón de tinieblas.
Una estela dorada le cortó de repente el paso, la criatura retrocedió batiendo sus alas.
- ¿Raven, qué te sucede?- le preguntó Starfire.
- Apártate de mi camino, Khoriand’r! Esto no te incumbe.- El dragón cargó directamente contra la princesa estelar, que tuvo que hacer un brusco giro para evitar que le embistiera.
- ¿Raven?- Era evidente que su amiga no estaba en sus cabales. Rápidamente le siguió.
Recordó las otras ocasiones en que Raven había sido consumido por su lado oscuro, herencia de su padre, el archidemonio Trigón. Su contemplativa y serena amiga se transformaba completamente en una terrible diablesa, toda fuego y azufre. Recordó como había infectado con una semilla del mal a ella misma y a varios titanes. Como había arruinado su boda con Nightwing… Achicó sus ardientes ojos verdes y aumentó su potencia. No volvería a pasar algo así.
- Raven… ¡He dicho ALTO!- disparó sus rayos, partiendo en dos una de las alas, la criatura cayó en barrena. Starfire se lanzó para recogerla, pero antes que la alcanzara, la cola reptilesca la atrapó en un abrazo constrictor. El ala amputada se regeneró en un pensamiento.
- ¡Suel…ta…me!- consiguió articular Starfire.
- No, Khoriand’r… Soy yo quien debe liberarse.- Los ojos de Raven brillaban con una insana luz amarilla. Starfire recordó como habia trastornado su alma la última vez que vio ese maligno fulgor. ¿Debía usar sus rayos estelares para evitar aquella agresión? ¿Usarlos contra una de sus mejores amigas?

EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

Un estallido sónico separó a los contendientes. Combatientes veteranas, tardaron sólo segundos en recobrar en remontar el vuelo. Starfire dejando su característica estela violeta a su paso, Raven con sus alas infernales.
- ¿Estás bien, Goldie?- preguntó Vic Stone, Cyborg, desde una azotea. Su brazo robótico transformado en el cañón de su rayo sónico.
- Víctor… Raven ha enloquecido…
- ¡Otra vez!
- ¡Vamos tras ella!
- ¡Espera!- la cortó Cyborg- Hay gente atrapada en los escombros y fugas de gas. Hemos de atender a los civiles, son la máxima prioridad.
- Pero Raven…
- Tranquila, Goldie. Sus amigos no la olvidamos.- respondió Cyborg señalando el jet de los Titanes, que continuaba la caza del dragón negro.- A por ella chicos. Salvadla de si misma.
Roy Harper, Arsenal, maldecía mientras pilotaba la nave por entre los cañones de cemento de Nueva York: Raven volaba demasiado bajo como para que pudieran seguirla a máxima velocidad desde arriba sin perderla de vista, y eso les obligaba a retrasar la marcha.
Por si fuera poco, el hiperactivo Impulso estaba entusiasmado con volar en el jet:
- ¡Uau, esto es como en Star Wars Doomstar! ¿Me dejas pilotar?
- No.
- ¿Ni un ratito? Venga…
- Lee mis labios: jamás.
Se calló dos segundos exactos:
- ¿Y a la vuelta?[1]
- ¡Bart! ¡ÉSTO NO ES UN MALDITO VIDEOJUEGO!- el velocista se sentó, cabizbajo. Arsenal también se avergonzaba de su estallido. Pero se sentía culpable de la situación. En medio de todo el follón que sufría el mundo, había descuidado la guardia y la Hermandad del Mal casi les supera. Por si fuera poco, Raven había sido envenenada por Cerebro, líder de la Hermandad, con el resultado ya patente. Beast boy estaba en coma, y una llorosa Flamebird lo velaba en la ambulancia hacia el hospital. El propio Impulso había sufrido una severa paliza, aunque su hipermetabolismo lo curó apenas le aplicaron los primeros auxilios.
Y la situación hubiera sido peor de no presentarse Mirage.
Le echó un vistazo superficial sin descuidar el pilotaje: la antigua titán no había dicho gran cosa, salvo anunciar que volvía al grupo, tras sacarles las castañas del fuego con la Hermandad. Arsenal no estaba en condiciones de rechazar su ayuda. Especialmente con Superboy desaparecido por una de sus rabietas adolescentes.
Cyborg excavaba entre las runas dejadas por el paso de Raven con extremo cuidado. Sabía que un golpe brusco de sus miembros metálicos, una mala maniobra, podía causar la agonía en una persona atrapada bajo aquellos restos. Se la imaginó atrapada y aterrorizada y redobló sus esfuerzos cuando, de repente, la pila de runa empezó a levantarse. Las rocas se apartaron rodando como si fueran pelotas de goma y emergió, cubierto de polvo, Superboy.
- ¡Aaaargh!- gritó el Chico de Acero, liberándose de los cascotes. Luego estornudó sonoramente, levantando otra polvareda.
- ¡Jesús! ¿Qué hacias aquí abajo?
- Buscar una lentilla. ¿No te jiba? Intenté detener a Raven y me estampó contra una pared. ¿Qué le pasa ahora?
Cyborg se lo contó someramente.
- ¡Vale! Esto es un trabajo para Superboy.- flotó hacia el cielo.
- ¡Quieto! Te necesito para ayudar en el rescate…
- Lo siento, Vic. Pero no podrán con ella sin mí.
Y sin dejarle terminar se lanzó a la persecución, más rápido que una bala.
- ¿Qué demonios le pasa a este chico últimamente?- gruñó el titán metálico.

Arsenal se preguntó lo mismo cuando, nada más, aterrizar la nave delante del edificio en llamas de STAR Labs, Impulso salió de ella y entró dentro sin detenerse a escucharle.
- ¡Iréaexplorar!
- ¡IMPULSO! ¡Alto!
El chico no se detuvo. Arsenal se golpeó la frente con la palma de la mano y rugió de frustración.
- Calma, Roy.- le aconsejó Mirage poniéndole una mano en el hombro.- Estoy contigo.
Arsenal le sonrió y cogió sus armas y su carcaj.
- Vamos, Miri.
Pero nada más bajar por la rampa, una bandada de científicos con batas le rodearon cloqueando como gallinas asustadas:
- ¡Arsenal! ¡Vuestra amiga está loca! ¡Casi mata a…! ¡Ha abierto las jaulas…!
- ¡Eh, eh! Un poco de…
CRASH!

La fachada del edificio estalló en una nube de cristales rotos y metal destrozado, mientras una multitud de tentáculos se desplegaban en el exterior.
Los civiles chillaron y corrieron o se lanzaron al suelo. Arsenal consiguió lanzar destruir dos tentáculos con sus flechas antes de que lo atrapara un tentáculo cuando intentaba saltar hacia atrás.
- ¡PATÉTICOS HUMANOS! ¿Creíais poder detener al Overmaster [2] ? ¡He vivido miles, millones de vuestros años. ¡Arrasaré vuestra civilización y con los restos haré una ciudad para mis parásitos estomacales!
Eso será cuando tu aliento huela a rosas, feo! La JLA te derrotamos una vez… ¡Y volveremos a hacerlo!
- ¿EH? ¿Quién osa…?
Ante los atónitos ojos de la gigantesca criatura (y de Arsenal, que pugnaba para liberarse) la Liga de la Justicia de la era de Detroit atacó la criatura, que soltó al titán para proteger su cuerpo, abotargado y escamoso.
- ¡Arriba, Roy! Oyó la voz de Mirage mientras la chica, invisible, le ayudaba a incorporarse.
- Antes no podías hacer ilusiones así.
- ¡Pues ahora puedo! Yo lo he distraído. Ahora tú acaba con él.
Overmaster prontó se libró de las ilusiones de los que le derrotaron antaño.
- ¡JA! ¿Sólo podéis combatirme con sombras y flechitas? En verdad vuestra raza está acabada… ¿Eh?
El Jet de los Titanes, cogiendo impulso, cargó contra la criatura como un tren de mercaderías, estampándola contra el edificio con un impacto que hizo temblar la manzana entera. Arsenal imitó el gestó de tirar una flecha con el mando de la nave.
- Algunas de mis flechas no caben en el carcaj, majo.- se jactó el arquero.
- ¡Vamos, deja de chulear!- volviéndose visible, Mirage le tiró del brazo, urgiéndole a ir al edificio de STAR- Debemos ayudar a los chicos.
- ¡Voy! Pero querrás decir “el” chico, Impulso…
Mirage le señaló a Superboy, que entraba entonces por una ventana sin siquiera verles.
- Vale. Los chicos. Plural.- suspiró.- Vamos.
Impulso, por una vez en su vida, no se atrevía a usar su alta velocidad. Los pasillos de STAR LABS estaban en ruinas. Las luces fluorescentes que aún funcioban parpadeaban y se apagaban a ratos. Cables eléctricos colgaban del techo, chisporreteando. En algunos puntos, se creaban charcos de agua o brotaba vapor de la pared.
- Uau, parece mi habitación después que la limpie.- dijo a nadie en particular mientras procuraba no pisar nada.- Raaaveeen! ¿Estás ahí?
Aparentemente no estaba. O no quería salir. Empezó a buscarla por las diferentes habitaciones del pasillo. Mientras, detrás de una puerta, una sombra se emboscó a su espera…
A través de su pendiente, Superboy recibía entre ruidos de estática los intentos de Arsenal de contactar. Impaciente, se lo quitó y lo lanzó al suelo, pisoteándolo.
- Lo siento, tíos. Se acabó la tutoría.
Estaba harto que lo trataran como un crío. Superman le había mandado a los Titanes como hubiera podido encerrarlo en un internado. Con sus clases particulares y sus limitaciones para entrar y salir libremente. Y Arsenal y Cyborg haciendo de oficiales de la condicional y directores de teleserie de la secundaria… Y luego Cassie se fue sin apenas despedirse de él. Como si apenas le importara.
Él no era un crío. Para empezar, porque jamás tuvo infancia. Nació en un tubo de ensayo del proyecto Cadmus teniendo a 15 años. Edad a la que estaba condenado a permanecer físicamente. Pero no era un chiquillo: había vivido por su cuenta. Había viajado por el hiperespacio. Había amado a una mujer. Aunque fuera aún Superboy, no tenían derecho a tratarle como si fuera aún con pañales.
“Atraparé a Raven, le pondré una camisa de fuerza y, me largaré de ese grupo. Lo siento por Gar y Bart, pero no aguanto más”.
Arrancó una viga derrumbada que taponaba el pasillo y siguió adelante. Enfocó su visión de rayos X. Ya veía a la heroína descarriada… Todo terminaría en un segundo…
El golpe cayó rápido como un rayo, pero en el microsegundo que tardó en llegar hasta donde estaba la cabeza de Impulso, éste se había apartado ya.
- ¡Epa!
Multiplex gruñó cuando la barra que esgrimía golpeó el suelo. El impacto recorrió la improvisada arma y le hizo soltarla.
- Argh! Te mataré!- gritó el villano.
- ¿Tú y quien más, azulito?- respondió Impulso dándole diez puñetazos superrapidos.
A cada golpe, el villano se iba desdoblando en dos clones más, antes que el impulsivo muchacho detuviera sus golpes, la pequeña habitación estaba atestada de Multiplexs.
- ¡TODOS NOSOTROS, NIÑATO!
Hasta Impulso sabía cuando estaba rodeado. Intentó salir, pero chocó contra una multitud como un muro. Y cada vez eran más los que intentaban atraparle. Si vibraba a supervelocidad y los atravesaba, explotarían. ¿Mataría eso a Multiplex? No pudo resolver el dilema antes que le golpearan por la espalda. Perdió pie. ¡Cayó! Se abalanzaron sobre él con una lluvia de golpes y patadas.
- Llevo meses aquí. Me largo. Pero claro… tengo que asegurarme que no me sigas.
Bart, aturdido y sangrante, apenas pudo fijar la mirada en la barra de metal que blandía Multiplex.
La capa de Raven parecía fluctuar con vida propia, cuando se enrolló entorno al cuello del hombre de la bata blanca como un látigo.
- ¿Dónde está?- preguntó con voz como surgida del averno. Su rostro aparecía surcado por líneas de rabia y odio que deformaban su normalmente impasible semblante. Sus dientes eran como agujas,
- Lo… lo trasladaron… a los Ángeles.
Con un rugido de frustración, estampo al hombre contra la pared.
- ¡Si tu novio se ha largado, aprovecha y ocupa su celda!- de repente, una nube de escombros proyectados por la telequinesia táctil de Superboy se alzara como una galerna y chocara contra ella. Raven intentó cubrirse con su capa, pero no antes de tragar una buena dosis de polvo. Tosió, escupió, chocó contra la pared magullada.
Superboy la agarró por el cuello. Tenía una sonrisa presumida en el rostro. ¡Él sólo había atrapado a la “villana”. ¿Soy genial o qué? Pensó.
- No sé que te pasa, nena. Pero supongo que lo mejor será que te ponga a dormir. Di buenas, noches, Raven.
El alma dracónica de Raven se irguió a las espaldas del chico de acero. Sus alas lo rodearon sin que se diera cuenta.
- Buenas noches, Superboy.
Sin poder moverse a supervelocidad o atravesar las paredes, Arsenal y Mirage tuvieron que abrirse paso por los pasillos. Toda clase de experimentos desencadenados, pacientes liberados y civiles en peligro les retrasaron. Arsenal empezaba a desesperarse.
- Mierda!- gruñó mientras atrapaba a los invasores de la dimensión-X con una flecha red.
- ¡Mierda de mierda!- gruñó de nuevo mientras reanimaba a un técnico que había respirado demasiado gas.
- ¡Mierda de mierda de mierda!- volvió a jurar limpiándose la sangre del labio mientras Mirage usaba una ilusión para devolver a su celda una especie de camaleón gigante. – No estamos avanzando! ¡Los chicos están ahí solos!
- ¡Hago lo que puedo, Roy!- contestó Mirage mientras bloqueaba la puerta de la celda.- ¡No podemos dejar esa gente sin ayuda!
- ¡Lo sé, lo sé!- con otra maldición, abrió una brecha en un muro con una flecha explosiva.- ¡pero hemos de darnos prisa!
Pronto encontró lo que más temía.
- ¡Bart!- grito Arsenal agachándose al lado del titán herido. Impulso, inconsciente, tenía heridas por todo el cuerpo, y una rodilla destrozada y sangrante. ¡Hemos de sacarlo de aquí!
- Ve tú! Yo buscaré a los demás.
Arsenal vaciló. Los demás seguían siendo su responsabilidad. Entonces Mirage desapareció.
- Iré más rápido sola.- dijo una voz invisible.
Arsenal se tragó su rabia y asintió.
- Aguanta, colega.- le dijo a Impulso.
Multiplex no solo era capaz de multiplicarse, sino también de encogerse. Con el tamaño de un ratón, salió por una cañería a las calles.
- Libre. Libre. Libre.- canturreaba para si mismo mientras eludía el cordón policial con insultante facilidad.- Libre. Libre. ¡LIBRE!- aulló cuando llegó a los callejones. Volvió a su tamaño normal. Tres clones a su alrededor. De vuelta a Pittsburgh, pensó. De donde nunca debí salir. Los Steelers [3] . Los pequeños robos para una vida de lujo. Basta de gran ciudad. Basta de gran villano…
Entonces una bala le atravesó el cerebro.
Fue a uno de sus clones, pero igualmente el latigazo de dolor le cruzo el cerebro. Luego otro más recibió un disparo letal. Y el último mientras intentaba ayudarle a huir.
- ¿Quién? ¿Cómo?- un táser le golpeó la espalda. Un corriente eléctrico recorrió su cuerpo. Antes de quedar inconsciente, pudo ver como su asaltante se acercaba, con un rifle humeando en su mano.- No puede ser… estás muerto…
- El infierno no pudo retenerme.- Vigilante le apoyó el cañón en la sien.
Superboy gritó. Envuelto en el alma de raven, se debatía como un insecto atrapado en la brea, ahogándose.
- Te jactas de tu herencia kriptoniana, chico.- la voz de la titán enloquecida llenaba cada resquicio de su mente.- Pero veo en ti otra parte. Lo que podrías ser. Lo que reprimes…
- De…ja..me…- consiguió articular.
- Serás más libre que nunca.
Lo soltó, cayó al suelo boqueando y retorciéndose de dolor.
- Igual que yo.
Lo miró unos segundos. Luego volvió a desplegar sus alas negras y emprendió el vuelo.
Era un equipo derrotado el que salió de las puertas de STAR Labs. Y lo peor aún estaba por llegar. Una docena de robots Acero rodeaban la entrada, apuntándolos con sus armas. Uno de ellos llevaba inconsciente a Cyborg, al que habían atacado mientras rescataba a los civiles.
- Atención, Titanes.- anunció el líder por su altavoz.- Vuestras actividades vulneran una orden presidencial. Estáis arrestados por la autoridad en mi investida…
Arsenal, que cargaba a Impulso en brazos, intercambió una mirada con Mirage, que ayudaba a Superboy. Con los dos chicos malheridos y Cyborg capturado, la huida era imposible. Además he estampado el jet contra un edificio, se recriminó Arsenal.
- Ahorra saliva. Nos rendimos.

Continuará...

Referencias:
[1] Se refiere al crossover IMPERIO.
[2] Overmaster era un presunto ser con poderes cósmicos que llegó a la Tierra hace años para erradicar su población. Resultó ser un parásito espacial que robó parte de sus poderes a un ser cósmico. Fue detenido por la JLA en su época de Detroit en su primera aparición.
[3] Equipo de futbol americano de Pittsburgh.

2 comentarios :

  1. jajjaaa una cosa habeis puesto mal la etiqueta con mi nombre es soturisi no soturosi XDDD

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  2. Acción y más acción en un episodio en el que no caben los momentos más tranquilos, sin que por ello se descuide la caracterización de personajes. Y como guinda de pastel, un "continuará" impactante que aprovecha de muy buena forma la situación general que vivía nuestro Universo DC durante "Imperio" justificando perfectamente que estos números son un "tie-in" de ese evento.

    Tengo curiosidad por ver hacia dónde nos lleva todo esto, porque Roger está sacudiendo bien al grupo en esta primera aventura suya (no sólo físicamente), y quizá se avecinen algunos cambios en el grupo durante los próximos números (o no, y sólo esté preparando el terreno para desarrollar a los personajes más a su gusto).

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