JSA nº 06

Título: 52
Autor: Raul Peribañez
Portada:  Raul Peribañez y Jose Angel Ares "Pater"
Publicado en: Diciembre 2007

La Sociedad de la Justicia viaja a Kandhaq dispuesta a traer de vuelta a la joven Stargirl. Pero Black Adam no va a aceptar así sin más que se lleven a su nueva aliada y tiene un plan para acabar con sus enemigos. Además, nuevas pistas sobre el verdadero origen de Power Girl.
Durante los días de la Segunda Guerra Mundial un grupo de hombres misteriosos lucharon juntos como el primer supergrupo de todos los tiempos. Ahora algunos de los viejos héroes se unen a una nueva generación siguiendo adelante con el legado. Hoy la Sociedad de la Justicia de América sigue viva!
Justice Society creada por Sheldon Mayer y Gardner Fox


Anteriormente en JSA: La Sociedad ha perdido a varios de sus miembros. Uno de ellos, Stargirl, ha aceptado la oferta de unirse al grupo de Black Adam para vengarse del asesinato del Capitán Marvel. Convencidos de que deben traerla de vuelta, viajan ahora a Kandhaq, el país regido por Adam, para hacerlo. Pero el ataque de Adam llega bien pronto, y con el poder del Dr. Fate mermado la Sociedad va a tenerlo más difícil de lo que esperaba.

El Águila de Acero había entrado en la zona aérea de Kandhaq. En este pequeño país situado en Oriente Medio ya había caído la noche. Sólo la blanquecina luz de la Luna iluminaba aquel desértico paisaje.

Kandhaq era regido por Black Adam a base de fuerza y amenazas. Pero el objetivo de la Sociedad no era el de romper su control, sino el de recuperar a una amiga perdida: Stargirl. Entre los miembros de la Sociedad comenzaba a notarse cierto nerviosismo.

- Apenas hemos tardado unas horas en llegar. No deja de sorprenderme tu poder, Green Lantern –comentó Terrific.

- Para servir. Pero temo que ahora puedan detectar la nave. ¿No deberíamos aterrizar ya? Podemos ir a pie hasta la capital, Shiruta, como ciudadanos corrientes. Tenemos que llegar al Palacio Real, que es donde debe encontrarse Stargirl.

- Dudo de que Kandhaq tenga tecnología como para captar la presencia de nuestra nave, pero sí, es buena idea. Id preparando la ropa de calle y…


De repente la nave comenzó a descontrolarse y a perder altura.

- ¡No puedo controlarla! ¡Nos han atacado!


La coraza del Águila fue rompiéndose dejando entrever la figura de Black Adam.

- Habéis invadido mi país. ¡Y moriréis por ello!


La nave fue precipitándose poco a poco hacia tierra hasta que finalmente desapareció entre el fulgor de una explosión. Mientras, Black Adam se mantenía en las alturas observando el espectáculo.

- Sé que seguís vivo. Os he visto sobrevivir a situaciones peores. Pero divertíos pensando que tenéis el factor sorpresa. Cuando la Luna ilumine la noche tendré vuestros corazones en mis manos. Por desafiarme. Por rechazar mi ayuda. Y aún con esas tenéis mi respeto. Pero soy el señor de Kandhaq, soy su libertador, como también su amo. Con vuestras muertes zanjaré cualquier esperanza de rebelión entre mi pueblo. Sabrán hasta dónde puedo llegar y hasta dónde ellos. Vamos, Sociedad, ésta será vuestra última batalla.


Entre las llamas que envolvían al Águila de Acero los miembros de la Sociedad salieron envueltos por una fina capa de color verde. El poder de Green Lantern les había salvado.

- ¿Estáis bien? Nos habríamos evitado esto si le hubiésemos zurrado cuando vino a visitarnos.

- Ya os dije que no sería fácil.

- Power Girl, Wildcat, no comencemos con las quejas –dijo Green Lantern-. Esto sólo ha sido un aviso, pero no estamos aquí para derrotar a Adam. Estamos a las afueras de Shiruta; tenemos que llegar al Palacio Real, que es el único lugar donde puede encontrarse Stargirl.


- Ughh –el Dr. Fate se desplomó en tierra-…

- ¡Hector! Hijo, ¿estás bien? –preguntó su padre, Hawkman, mientras le sujetaba- No tendrías que haber venido, Hector, por alguna razón tus poderes no funcionan correctamente.

- N-no, padre, quiero ayudar. Atom Smasher y los demás son mis amigos, tenía que venir. Creo que hay algo en Kandhaq que bloquea mis habilidades místicas.

- ¿No podría ser cosa de Nabu? Ese maldito Señor del Orden que te proporciona tus poderes…

- No, Nabu no tiene nada que ver en esto. Es Kandhaq. Hay una fuerza sobrenatural que…

- Hector, apreciamos que quieras ayudar, pero sin tu magia de poco nos puedes ayudar. No tienes entrenamiento como para luchar cuerpo a cuerpo. Quédate aquí. Volveremos a por ti –dijo Flash.

Hector Hall se acomodó como mejor pudo en el interior de una pequeña cueva. Intentaba poner en orden sus poderes místicos, pero era incapaz de conjurar el más sencillo de los hechizos. Quiso ponerse en contacto con Nabu, el Señor del Orden cuya alma se encontraba en su yelmo y le orientaba en todo momento, pero ni eso podía. Poco a poco comenzó a notar una presencia en su mente, una voz que le hablaba.

- ¿Eres tú, Henry? –dijo en voz alta refiriéndose a Brainwave Jr., viejo amigo suyo y ahora aliado de Black Adam- No quieras jugar metiéndote en mi cabeza.


Hector se echó las manos a la cabeza, gritando como un poseso por el dolor que de repente sentía en su mente.



Con el paso de los minutos la Sociedad fue avanzando en su camino a la ciudad de Shiruta, que ya podía verse a lo lejos.

Pero el viaje volvió a interrumpirse cuando Hawkgirl se percató de algo extraño en el cielo. Se alzó en vuelo para tener mejor vista.

- ¿Qué es, Kendra?

- Parecen… halcones.

- ¿Halcones? ¡Tienen que ser Northwind y el resto de faetherianos! –exclamó Hawkman.

De repente, el cielo se plagó de pequeños puntos negros que paulatinamente se volvían más grandes. Eran las puntiagudas lanzas de los faetherianos que se aproximaban a la Sociedad.

- ¡Nos atacan! – Green Lantern fue a crear una pantalla de protección que cubriese a sus amigos, pero para su sorpresa su poder no parecía funcionar correctamente - ¿Pero qué…?

Las lanzas cayeron, algunas clavándose en tierra, otras hiriendo a los superhéroes. Ni tan siquiera el fortísimo cuerpo de Power Girl pudo resistir el impacto de aquellas lanzas. Todo se sorprendieron al ver heridos al resto de compañeros por lo que aparentemente no pasaban de ser simples lanzas de madera. Se dispersaron buscando protegerse de nuevos ataques a la vez que sacaban del campo de batalla a quienes ya habían sido heridos.



- Eugh…– el Dr. Fate despertó aún mareado- ¿Dónde estoy?

- El Palacio Real de Khandaq, en Shiruta. Estás en mis aposentos. Encantado de conocerte, Hector Hall.

Aquellas palabras venían de un joven que miraba el paisaje desde una ventana mientras bebía de una copa. Tenía una larga melena rubia y vestía un traje blanco propio de aquella zona, con un amplio escote que dejaba al aire su pecho.

- ¿En tus aposentos? Hace un momento estaba en…

- Sí, lo sé, mi gente te trajo. Tranquilo, aquí estás a salvo. Habéis venido a por la chica, ¿cierto? No ha sido buena idea. Black Adam no os pasará que entréis aquí así sin más.

- Mira, no sé quién eres, pero si puedes ayudarme…

- ¿Ayudarte?

- Si estamos en el Palacio Real… Stargirl tiene que estar por aquí. Lo único que queremos es llevárnosla de vuelta.

- ¿Y no os habéis planteado que tal vez ese no sea su deseo?

- Mira, no voy a discutir de esto con alguien a quien no conozco de nada…

- Je. De todas formas no podría ayudarte, Hector. Precisamente mi función es justo la contraria: entorpeceros en todo lo posible.

- ¿Qué, de qué hablas? ¿Quién eres?

- Digamos que tengo el poder de manipular las energías que se mueven a mi alrededor… El suficiente como para impedir tus poderes místicos funcionen. Ahora ya comprendes por qué no podías lanzar un hechizo para teletransportarte a Kandhaq, ¿eh? El ataque mental también fue cosa mía, por cierto –dijo sonriendo-. No te sientas mal; no eres el único que va a quedar al nivel del betún. ¿Un poco de vino?


- ¡Recoged a los heridos y sacadlos de aquí! –gritó Hawkman.


El propio Hawkman y su compañera Hawkgirl se alzaron volando para combatir a los halcones faetherianos. Sacaron sus mazas y espadas y comenzaron a propinar duros golpes, haciendo del cielo una visión sangrienta.

Heridos en tierra estaban Hourman y Green Lantern, pero el más afectado era Flash, que tenía una lanza atravesada en su pierna. El Dr. Medianoche corrió a atenderle como buen médico, pero el continuo ataque de los halcones hacía necesario salir de allí. Aquellos no sólo sobrevolaban la zona lanzado más lanzas, sino que en ocasiones bajaban a ras del suelo golpeando con sus poderosas alas.

Power Girl, también desprovista de sus poderes, cargó con el cuerpo de Flash y comenzó a correr sin rumbo alguno: - Vamos, Jay, tenemos que largarnos-. La chica se paró de golpe al darse cuenta de que estaba llegando a un peligroso barranco. Era más, de donde aparentemente no había más que una caída al vacío comenzó a aparecer una figura creciente, la de Atom Smasher.

- ¡No tendríais que haber venido, Karen! –dijo aquel mientras la aplastaba con su gigantesca mano.



- ¿Quién eres? –preguntó Hector mientras agarraba por el cuello al hombre misterioso.

- Ha sido tan fácil acabar con los poderes de tus compañeros –sonrió-. Con Hourman me ha bastado con deshacer un componente de la sustancia química que le proporciona sus poderes. Las Esferas-T de Mr. Terrific andan como locas y eso desconcentra al bueno de Michael Holt. Para Power Girl he tenido que modificar la energía de vuestro sol que corre por su cuerpo por la de un sol rojo…

- ¿Qué? –dijo aflojando la mano- ¿Qué es lo que has dicho de Power Girl? Sus poderes son místicos, ella es la nieta de…

- ¿Arión? Ja, ¿así que aún os creéis esa farsa? Chico, ella es Kara Zor-L, una kriptoniana, no la nieta de un mago de la Atlántida.

- ¿Cómo sabes tú eso?

- Porque yo soy Equinox, ¡su hijo!


Lejos de allí la pelea continuaba. A diferencia de sus compañeros Wildcat no se había visto afectado por la acción de Equinox, y Mr. Terrific, aunque era cierto que sus Esferas-T revoloteaban sin sentido, podía pelear sin problemas. El dúo golpeaba a todo halcón faetheriano que quedaba a su alcance.
Pero el verdadero problema lo tenía Power Girl, quien acababa de ser aplastada por la gigantesca mano de su antiguo compañero Atom Smasher. A pocos metros estaba el herido Jay Garrick, que había observado lo ocurrido.

- ¿Por qué haces esto…? Era tu amiga, Al…

- ¡No me digas quienes son mis amigos, Jay! No tendríais que haberos metidos donde no os llaman. Courtney vino con nosotros libremente, ¡y no os la vais a llevar!


Para sorpresa de Atom Smasher los dedos de su mano comenzaron a separarse. Bajo ellos estaba Power Girl, que los levantaba con todas sus fuerzas.

- ¿Pero qué…? Tus poderes no deberían de funcionar…

- ¿Así que esas tenemos, eh? – Power Girl agarró al gigantón por uno de sus dedos lanzándolo al aire- Tranquilo, Jay, ya estoy contigo. Voy a sacarte la lanza, ¿vale? Esto te va a doler.

- Hazlo cuanto antes –dijo el convaleciente héroe-. Mis poderes cicatrizarán la herida inmediatamente.

- Me temo que no va a ser tan fácil. Hay algo que impide que usemos nuestros poderes correctamente. Destino, Terrific, Lantern, tú, yo… No puede ser casualidad.

- Entonces… Antes de quitar este maldito palo trae a Medianoche. Siguen en la pelea con los halcones… y tus poderes aún funcionan, ¿no? Tienes que ayudarles.

- ¿Y dejarte a solas? No pienso hacerlo. He lanzado a Atom Smasher bien lejos, pero podría volver.

- En todas las guerras se dejan atrás a compañeros, Karen. Y yo he estado en una peor que ninguna.


- ¡Equinox, ayúdame!

Atom Smasher estaba a punto de sufrir un terrible impacto contra tierra. A pesar de la distancia entre ambos, el grito de auxilio fue captado por Equinox. Éste, con un simple gesto, hizo que su compañero apareciese por arte de magia en tierra firme sin peligro alguno. Mientras, en el Palacio Real continuaba su conversación con el Dr. Fate.

- ¿Por dónde íbamos? Ah, sí, Power Girl… ¿No me crees, eh? No te crees que sea su hijo.

- Karen nunca nos habla de él…

- ¿Tú estabas fuera cuando nací, verdad? Fue durante aquella crisis temporal que soléis llamar Hora Cero. Desde el pasado, Arión, mago y Señor del Orden en la Atlántida, lanzó un hechizo por el que quedó embarazada de mí. Poco después de nacer maduré hasta ser adulto, todo para enfrentarme a un demonio llamado Scarbarus.

- Pero desapareciste después de aquello… Nadie volvió a saber de ti…

- Vagué por el mundo asimilando que debía vivir aquí mientras desarrollaba mis poderes místicos. No fue hasta hace poco que conocí a Black Adam y me ofreció emplear mis habilidades para defender Kandhaq a cambio de todo lo que un hombre querría.

- Vendiste tus poderes…

- Por mujeres, comida, bienestar… Sí, Hector, después de tanto tiempo quería cierta estabilidad.

- ¿Entonces… Power Girl es realmente la nieta de Arión? ¿Por qué dices entonces que una kriptoniana?

- La pregunta del millón, ¿eh? Me temo que hay cosas que ni yo puedo responder con exactitud. El universo tiende a ser cruel con quienes desafían su verdad. Digamos que Power Girl es especial, un caso único en esta realidad. Kriptoniana en su origen, pero unida artificialmente a Arión. Y hasta ahí puedo leer –sonrió.



Mr. Terrific fue agarrado por la espalda por uno de los halcones faetherianos, que seguidamente se alzó volando. El superhéroe, a pesar de ser uno de los hombres más inteligentes del mundo, dudaba de qué hacer. De golpear a las patas de aquel podría provocar que le dejara libre, pero de conseguirlo tendría que afrontar una terrible caída de decenas de metros. La decisión la tomó rápidamente al notar que el monstruo apretaba contra su piel, infligiéndole dolor. Terrific comenzó a golpear a su oponente hasta que, por fin, le dejó en libertad.

La caída, efectivamente, fue verdaderamente vertiginosa. Para su suerte fue pillado por su compañera Hawkgirl.

- Vaya, Michael, tú por aquí –bromeó la joven.


Pero un golpe por la espalda provocó que la muchacha casi perdiera la conciencia y se precipitara al vacío junto a Mr. Terrific.

Después de un duro golpazo contra tierra -amortiguado, eso sí, por las alas de Hawkgirl-, Terrific se levantó especialmente exhausto. Después de frotarse la cara vio en Hawkgirl a un halcón faetheriano, uno que quería atacarle. Sin pensarlo dos veces le pegó hasta dejarlo k.o. De repente, el aspecto de aquel halcón cambió por el de su querida esposa.

- ¿Pero qué…? N-no puede ser, ¿qué he hecho?

- Michael… Me has… –dijo aquella.

- Yo no quería… N-no…

Terrific se echó las manos a la cabeza, incapaz de creerse lo que acababa de pasar. Había golpeado con violencia al amor de su vida. Lanzó un grito de desesperación, dejándose caer en tierra. En realidad a quien había noqueado no era ni a su fallecida esposa ni a un enemigo, sino a Hawkgirl. Era Brainwave Jr. quien había manipulado su mente haciéndole ver algo que no era cierto. Y con éxito, ya que tanto Michael Holt como la chica estaban fuera de juego.

- Ha sido divertido entrar en tu cabeza, Holt –dijo el mentalista-. Esperaba mayor dificultad para acabar contigo, pero incluso el “tercer hombre más inteligente del mundo” tiene debilidades, ¿eh?


Mientras, en el campo de batalla, el Dr. Medianoche dejó de luchar al notar que su visión se ennegrecía. Pieter Anton Cross era ciego, sí, pero la sustancia química que circulaba por sus venas la otorgaba una visión especial por la que captaba el espectro infrarrojo. Sin saberlo, Equinox había modificado dicha sustancia haciendo que su visión se perdiese en la noche. Desorientado, intentó escapar de aquel escenario, pero fue atacado y quedó gravemente herido.

Al llegar, Power Girl lo vio tirado en tierra, sangrando a borbotones e incapaz de moverse.

- ¡Medianoche! –exclamó creyendo que había muerto- No… Esto no tenía que acabar así… ¡¡No!!


Enfurecida, levantó la vista al cielo y lanzó por sus ojos una poderosa ráfaga de energía que carbonizó a todo faetheriano que pilló. Ella fue la primera en sorprenderse por aquello; nunca antes había mostrado ese poder. Ahora se marchó volando hacia el Palacio Real. La distancia se podía contar en kilómetros, pero la velocidad de Power Girl era inusitada, y en instantes se plantó allí.



De nuevo en las habitaciones del Palacio Real…

- Eres capaz de cosas increíbles; lo has demostrado bien hoy. ¿Anular los poderes de toda la Sociedad de la Justicia con un par de gestos? Nunca habíamos pasado por eso. Pero estoy seguro de que esta vida que tienes en Kandhaq terminará por aburrirte, porque necesitas desafíos mayores de los que puedas tener en este rincón perdido del mundo.

- ¿Qué es lo que quieres decir? –preguntó interesado Equinox.

- Eres el hijo de mi amiga. La conoces bien a pesar de no haber estado con ella apenas. Ha hecho cosas increíbles. Ha salvado a cientos de personas en todos estos años. Cualquier hijo se sentiría inspirado por una persona así, y más si fue quien le dio a luz. La felicidad de la que me hablas es efímera para un ser como tú.


En el exterior del Palacio, en el cielo nocturno, una enfadada Power Girl frenaba de golpe su vuelo al encontrarse con la imponente figura de Black Adam.

- ¿Adónde crees que vas? –dijo el villano.

- Adivina –dijo Power Girl antes de propinarle un duro golpe que lo mandó directo abajo, a las paupérrimas calles de Shiruta.



- Fui creado para vencer a Scarbarus, cosa que ya conseguí. ¡Merezco hacer de mi vida lo que me venga en gana!

- Sí, sin duda. Pero cuando los días se conviertan en semanas comenzarás a notar la desidia de una vida que no está hecha para gente como nosotros. ¿Mujeres, bebida…? Precioso, pero nada de eso te llenará lo suficiente, porque una persona como tú está hecha para alcanzar metas mayores. La mía y la de mis amigos es llevar la justicia allí donde hace falta.


- Sorprendente –dijo Adam para sí mientras salía de entre los escombros-. Esperaba que Equinox hubiese anulado sus poderes como a los demás. ¿Puede que el chico haya sido débil con su madre?

- ¿Cómo has dicho? –Power Girl bajó a tierra sorprendida. Había escuchado las leves palabras de Adam como si se las hubiesen susurrado al oído. Su sentido auditivo parecía más fino de lo habitual - ¿Equinox?


Los azulados ojos de Power Girl se tornaron rojizos, sólo para preceder a la energía calorífica que lanzó a bocajarro. Adam la esquivó como mejor pudo, sin esperar una acción así de ella, pues nunca antes había mostrado esa habilidad. Sorprendido, buscó respuesta en la sabiduría que le proporcionaba el dios Zehuti, pero no la consiguió.

- Maldito miserable, corrompes todo lo que tocas. A Brainwave, a Atom Smasher, al pacífico Northwind y su pueblo… Pero con mi amiga no lo conseguirás.

- ¿Cuántas veces os lo tendré que explicar? Todos ellos vinieron libremente. Les ofrecí un hogar, algo por lo que luchar.


- Je, pero tú también necesitas amor, Hector, lo sé. Sigues buscando a tu esposa perdida: Lyta.

- Pues claro que lo hago, pero al menos es un sentimiento sincero. La mujer con la que te acuestes mañana no lo hará por amor. Sólo por obligación.

- ¿A qué quieres llegar con todo esto? Si pretendes engatusarme con remordimientos para que deje a tus compañeros…

- No eres el primero (ni el último) que va por el mal camino. Tengo cierta experiencia con estas cosas. Por eso vinimos a Kandhaq, por Stargirl. Antes me preguntabas por qué si ella quiere quedarse; es nuestra amiga, queremos ayudarla.


- Sois vosotros quienes corrompéis el mundo –sentenció Adam-. Mira a los faetherianos, que tuvieron que evolucionar a su actual estado para adaptarse a las circunstancias medioambientales. Conmigo Kandhaq será libre de vuestros males, del consumismo impulsivo, de la explotación infantil, la industria masificada y contaminante…

- ¿Qué eres ahora, uno de Greenpeace?

- Justicia, decís, pero en el fondo la queréis imponer a vuestro gusto, sin importar lo que piensan los demás. Invadís mi nación para capturar a una persona que libremente ha decidido venir. ¿Qué es lo que realmente os irrita, muchacha, que no quiera seguir a vuestro lado o que sea precisamente conmigo con quien está?

- ¡Calla!

Tras aquel grito, Power Girl y Black Adam se enzarzaron en una dura batalla que destrozaba todo a su paso.

- ¡Di su nombre! –exclamó ella mientras seguía la pelea- ¡Miserable, ni siquiera sabes su nombre! ¡Para ti no es más que un arma!


- ¿Qué es ese ruido?

Desde los aposentos de Equinox en el Palacio Real se podía escuchar el estruendo provocando por la batalla entre los dos contendientes.

- Adam y mi madre.

- Pero… Pensaba que habías anulado sus poderes…

- ¿Qué puedo decir? Es mi madre, y contra eso no puedo luchar. Hace rato que se los devolví. Sobre ella recaía un antiguo hechizo que le impedía emplear todo su potencial, pero ahora que es libre os sorprenderéis de las cosas que puede hacer. Por su origen kriptoniano será una de las mujeres más poderosas de la Tierra. Consideradlo un regalo.

- Entonces, Equinox, gracias.

- Debo marcharme –el cuerpo de Equinox comenzó a desaparecer poco a poco-. Tenías razón: tengo metas más importantes que alcanzar. Supongo que los años que pasé vagando por este mundo me cambiaron, me hicieron egoísta y cínico. Bien pensando ésta no es la vida a la que aspiro.

- Quédate con nosotros. Estoy seguro de que tu madre se alegrará de volver a verte.

- Probablemente, pero ya tendremos tiempo para ponernos al día. Tened cuidado; hay una gran amenaza a la que tendréis que enfrentaros en breve. Vuestros enemigos serán varios, vencibles todos ellos, pero tendrán una baza a su favor. Van a someter a este universo a una auténtica crisis.

- ¿De quiénes hablas? ¿Es Mordru otra vez?

- Uno manipula el tiempo, otro las emociones… Una sociedad del mal. Los conocéis de sobras. Adiós, Hector Hall.


Equinox se volvió definitivamente incorpóreo, dejando en su lugar una simple niebla que se disipó con el paso del viento. El Dr. Fate se puso su yelmo después de sentir un breve cosquilleo: sus poderes místicos volvían a estar accesibles.

Cruzó sus manos y convocó un hechizo por el que se materializó a la zona de batalla donde estaban sus compañeros.

- ¡Fate! –exclamó Wildcat al verle mientras remataba a uno de los pocos halcones que quedaban – Llegas tarde a la fiesta.

- No te preocupes, Ted, no he tenido tiempo para aburrirme.

El hechicero vio en tierra al Dr. Medianoche y creó a su alrededor un campo de estasis que paralizó el dolor que sentía por sus profundas heridas. Pieter sabía que aún así tendría que acudir con urgencia a un médico, pero mientras estuviese en ese campo su vida no correría peligro.

- Espero que te encuentres mejor ahora. Tenemos que ir a por Stargirl, pero no deberías moverte.

- Tranquilo, Hector –dijo Dr. Medianoche-. Los halcones ya han sido vencidos; podéis dejarme aquí tranquilos.

Por otra parte, Green Lantern y Hourman se percataron también de que sus poderes volvían a ellos. El primero se levantó rodeado de un aura de energía verde mientras sus heridas se curaban instantáneamente. El otro, Rick Tayler, comprobó que ahora la droga Miraclo que corría por sus venas sí le otorgaba superfuerza y resistencia. La alegría de volver a sentirse pleno era mayor que los profundos cortes que adornaban su cuerpo.

- Debemos marcharnos, amigos.

Fate volvió a cruzar sus manos teletransportándose junto a sus compañeros a las puertas del Palacio Real, lugar en el que Adam y Power Girl seguían luchando. Así, allí aparecieron Green Lantern, Wildcat y Hourman, que se lanzaron sin pensarlo a atacar al señor de Kandhaq.

- ¿Pero qué…? –dijo Adam sorprendido- ¡No tendríais que estar vivos!

- ¡Lo mismo te digo! –exclamó Wildcat mientras le golpeaba con sus puños enfundados en guantes de boxeo creados por Lantern-. ¡Orejudo, no vas a llegar ni a la primera campanada!



A kilómetros de allí, en la zona en la que se había producido el combate con los faetherianos, el único hombre que quedaba en pie era Hawkman. Su casco se había perdido en la batalla, su ropa y alas estaban rotas y su cuerpo estaba manchado por la sangre de sus enemigos. Andaba como mejor podía arrastrando el cuerpo de uno de los halcones, concretamente de quien creía que era Northwind. El aspecto de aquellos era similar entre sí, y aunque a primera vista parecía imposible distinguirlos Northwind era su ahijado, una persona a la que reconocería por más que cambiara.

Con quien también tenía una unión muy estrecha era con Hawgirl, un lazo producido a raíz de la maldición a la que fueron sometidos siglos atrás. Gracias a esto Hawkman sabía aproximadamente la localización de su amada. La encontró inconsciente, tirada en tierra, junto a Mr. Terrific, que estaba llorando desconsolado.

- Carter –titubeó Mr. Terrific-… Vi a uno de esos halcones… Le golpeé con todas mis fuerzas… Pero luego era mi esposa…

- ¿Qué, de qué hablas? –Hawkman se dio cuenta de que su compañero no parecía estar en sí- Aquí no hay ningún halcón… Y tu esposa está muerta.

- ¡No! ¡Yo le pegué!


Sin pensarlo dos veces Carter Hall le propinó un sopapo esperando despertarle del estado en el que se encontraba. Michael Holt parecía comenzar a darse cuenta de que las cosas no habían sido como pensaba.

- ¿Qué le pasó a Kendra? ¿Quién le hizo esto? –preguntó Hawkman apartando la sangre que manchaba el rostro de su chica. Pero su compañero se quedó en silencio, temeroso de responder- Michael, el halcón al que golpeaste… ¿No sería Kendra? ¿Fuiste tú quién le pegó?

Pero antes de saber la respuesta Hawkman fue golpeado en la cabeza por un hombre con su rifle. El aspecto de éste no era corriente precisamente: su traje, que simulaba estar formado por escamas, tenía tonos amarillentos y verdosos.

- ¡Vaisss a morir! –el atacante disparó a bocajarro a Terrific sin posibilidad alguna de escapar. Seguidamente otros entraron en escena llevándose el cuerpo de los tres además del de Brainwave Jr., a quien también habían noqueado previamente –Ya tenemosss a otros cuatro de ellosss.


- ¡Apartad!

Black Adam se quitó de encima a Wildcat lanzándolo violentamente contra Hourman, que también buscaba entra en acción. Levantó la vista, dándose cuenta de que difícilmente podría vencer a toda la Sociedad junta. Su plan de suprimir sus poderes para que cayeran a manos Atom Smasher, Brainwave Jr. y los faetherianos había fracasado. A su pesar, no le quedaba otra opción que acatar el deseo de sus enemigos.

Pero antes de reconocer su derrota tuvo lugar una tremebunda explosión en la parte superior del Palacio Real. A las calles de Shiruta salieron todos los ciudadanos, espantados por una parte por el combate entre Adam y la Sociedad y, por otra, por aquella explosión.

- ¿Qué es lo que ha pasado? –preguntó Green Lantern.

- ¿Pero qué…? –Hourman se percató de que por tierra aparecían más y más culebras, serpientes e incluso cobras- ¿Esto qué es? ¿Una plaga?

- Piensa, chaval. Creo que todos nos imaginamos quién es el culpable –dijo Wildcat-. ¿No te suena cierto terrorista internacional aficionado a los reptiles?

- No puede ser –sentenció Adam-…Yo le maté. No puede haber vuelto. ¡Maté a Kobra!

Continuará…


Justicia para todos
“Batalla en Kandhaq” es mi particular versión de lo que en los cómics de la JSA fue la saga “Reino negro”. Vamos, la resolución (parcial) de la trama argumental de Black Adam. En aquella historia el bando de Adam contaba con Eclipso y Némesis como aliados; yo he preferido no repetir la jugada de Geoff Johns y meter mis propias idas de olla, en este caso con la inclusión de Equinox.
Como se da a entender en este fic, el hijo de Power Girl nació en plena Hora Cero. Fue en Justice League America, a mediados de los turbulentos años 90, que el crío se hizo adulto tomando el nombre de Equinox y dándose de leches con un tipo llamado Scarbarus. Cuando Johns aclaró el origen de Power Girl en Crisis infinita y JSA: Clasificado optó por ignorar todo lo referente a este personajillo. Yo debo ser un poco masoca, porque además ésta no será su última aparición.
De Kobra no creo que haga falta explicación alguna. Sólo indicar que este personaje fue asesinado por Black Adam en JSA # 51, o sea, justo el anterior a nuestra serie de Action Tales. Pero parece que no va a estar tan muerto como se pensaba. Eso se descubrirá en el próximo episodio.

Raúl G. Peribáñez
Octubre de 2007

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