Los Titanes nº 8

Título: El regreso de Donna Troy (I)
Autor: Raul Peribañez
Portada: Darkflash
Publicado en: Noviembre 2007

Comienza la saga "El regreso de Donna Troy". Los Titanes llegan a Mundo Bizarro en busca de sus amigos perdidos, pero las cosas se complican con la aparición de los peligrosos acerianos, los soldados de un ser que se hace llamar Magus.


Para convertirse en mejores héroes, estos adolescentes se han unido para aprender, entrenar y madurar. Son algo más que simples "ayudantes". Son la próxima generación de los mayores héroes del mundo. Son.... 

En el episodio anterior: Con la ayuda del Superboy de Mundo Bizarro los Titanes han conseguido hacerse con Wonder Bizarra y Bizpulso. Ahora, y de nuevo gracias a él, viajan a ese mundo para llevarlos de vuelta y, por otra parte, traer a sus amigos perdidos: Wonder Girl, Superboy e Impulso. Pero las cosas pueden complicarse con la sorprendente aparición de la (aparentemente) fallecida Donna Troy…


Cassandra Sandsmark no podía creerlo. Como Wonder Girl había visto cosas increíbles que escapaban a la imaginación de muchos. Sabía de muchos superhéroes que habían sorteado a la muerte, y aunque había soñado con que su mejor amiga también lo hiciese, sabía que era imposible. Donna estaba muerta y no iba a volver. ¿O sí?
- Por Gea… No puede ser…
Junto a ella estaba su compañero, el también sorprendido Superboy, ambos en lo alto del puente Brooklyn, en Manhattan.
- Ha pasado mucho tiempo –dijo Donna sonriendo mientras apartaba su espada de la garganta de Cassandra-. Te veo bien.
- N-no lo entiendo.
- No es el momento de hablar de eso. Las tropas magusianas han venido hasta aquí. Tenemos que escondernos.
- Espera, ¿dónde es aquí? –preguntó Superboy.
- Mundo Bizarro –respondió.
- Entonces es cierto… Esa Wonder Bizarra y Bizpulso nos mandaron a su puñetero hogar –dijo el chico-. ¡Un momento! Vinimos con Impulso. Tenemos que encontrarle antes de irnos a donde sea.
- Ya tendremos tiempo de hacerlo. Por lo pronto debemos ocultarnos. Seguidme.

Y así lo hicieron. El trío se alzó en vuelo hasta un apartamento de un viejo y derruido edificio. A decir verdad ese era también el aspecto de cualquier rincón de este extraño lugar. Mundo Bizarro no se caracterizaba precisamente por ser un paraíso idílico.
- Pasaremos aquí la noche, chicos. Creo que estaremos a salvo. Esta noche hará frío, así que mejor coged unas mantas para abrigaros.
- Gracias –dijo Wonder Girl mientras cogía una de ellas-. ¿De qué estamos escondiéndonos?
- De los soldados de Magus. Lo hablaremos mañana con más calma. Id a descansar. Yo haré guardia.
Pasaron varias horas, y aunque Superboy se durmió profundamente, Wonder Girl no pudo dejar de pensar en lo que estaba pensando. Se levantó y vio a su amiga asomada a una ventana, contemplando la ciudad mientras limpiaba la espada con un paño húmedo.
- ¿No te suena haber estado antes aquí? –dijo Donna- Mundo Bizarro se parece a nuestra Tierra. Con sutiles diferencias, pero éste es mi apartamento.
- Me di cuenta al llegar, sí.
- Los interruptores no encienden y apagan las luces; hacen explotar las bombillas. Es todo tan… bizarro.
- Tenemos que hablar, Donna. ¿Cómo… cómo estás aquí? Aquel robot del futuro apareció de la nada y comenzó a volver loco a todos los seres robóticos de la Tierra… Aquel robot de Superman... Te enfrentaste a él. Disparó un rayo que te…
- ¿Mató?
- Sí –suspiró-. Te mató.
- Pero ahora estoy frente a ti. Viva. ¿No te basta?
- Maldición, no, no me sirve. Y tampoco a ti debería.
- Supongo que cuando una vive lo que yo en estas semanas deja de darle importancia a ciertas cosas. Al principio aún pensaba en ello: ¿Por qué estoy viva? ¿Y cómo? Recuerdo morir, sólo para instantes después despertar en otro mundo.
- ¿Mundo Bizarro?
- No. Existe un universo, el nuestro, pero también muchas dimensiones, algunas de ellas imposibles de alcanzar, otras no tanto. En esta dimensión existe Mundo Bizarro, pero también ---; es allí donde desperté.

--- es un mundo controlado por Magus. Un monstruo que se dedica a la conquista interplanetaria. Cuando descubrió Mundo Bizarro envió a su ejército a controlarlo. La guerra apenas duró unos días hasta conseguir la victoria.
- ¿Es de la gente de ese tipo de la que huimos?
- Nos escondemos para luchar mañana, no por miedo.
- Te noto cambiada.
- Imagina un mundo sin héroes, Cassie, y dime si tú no cambiarías. Así es ---. Viajé durante semanas defendiendo a los más necesitados. Me labré una reputación que sirvió para imponer el miedo en mis enemigos.
- ¿Nadie se unió a ti?
- En el camino conocí a muchas personas. Muchos eran valientes y audaces, pero no tenían la fuerza que requería una guerra.
- ¿Y ellos? –Cassie se fijó en el colgante que llevaba Donna con un retrato de dos personas.
- Belod y su joven hijo Avon. Me salvaron la vida en una ocasión. Me lo regalaron. Me sirve para recordar por qué lucho. (1)


En otro lugar de este Manhattan estaban los Titanes, concretamente Arsenal, Cyborg, Starfire y el Superboy de este mundo. Fue precisamente su llegada la que causó el sonido que, horas atrás, había llamado la atención de Wonder Girl y Superboy. Vagaban por las calles buscando a sus compañeros sin saber que se encontraban bien cerca.
- ¿Entonces los intercomunicadores no funcionan? –preguntó Arsenal.
- Las frecuencias que manejan parecen ser distintas a las que pueda haber en Mundo Bizarro –explicó Cyborg-. Hasta en eso son diferentes a nosotros.
- ¿Cómo vamos a encontrarles? Es como encontrar una aguja en un pajar.
- Lo conseguiremos, Starfire. Sabéis, tal vez tendríamos que haber traído a Garfield convertido en perro; con por una vez ese olfato nos habría sido de ayuda –sonrió Arsenal-. También tenemos que decidir qué hacer con estas dos bellezas.
El arquero se refería a Wonder Bizarra y Bizpulso, dos de los bizarros que llegaron a la Tierra y que ahora llevaban a cuestas, totalmente inconscientes.
- Podemos dejarlos por ahí. Cuando despierten que se busquen la vida –sugirió Arsenal.
- ¡No! Las tropas magusianas están por todas partes –comentó Superboy-. Les pondrían coger.
- Muchacho, eso es lo último que me importa. Te recuerdo que tus amigos bizarros quisieron machacarnos.
- ¿Y si…?
Pero antes de que Cyborg pudiese formular su propuesta un rayo de energía impactó en el cuerpo de Bizpulso, matándolo en el acto. Los Titanes levantaron la vista hasta el segundo piso de un derrumbado rascacielos en el que se encontraban los agresores. Eran varios, todos de aspecto extraterrestre, equipados con armaduras y portando espadas y escudos.
- ¡Son ellos! –exclamó Superboy.
- ¡Posición de combate 8! –gritó Arsenal.
- ¿Qué? –Le miró desconcertado Superboy.
- Starfire y tú atacáis, nosotros os cubrimos, ¿te parece bien, Cyborg?
- ¿Cómo no me lo va a parecer? Esa posición la diseñé yo.

Sin esperar un instante Starfire se lanzó como una llamarada contra sus atacantes, detrás intentando seguirla fue Superboy. Cyborg y Arsenal dispararon contra los agresores. El ruido blanco del primero desequilibró a varios mientras les flechas chocaban con sus armaduras. Aunque no parecían especialmente inteligentes si les habían enseñado bien lo que tenían que hacer. Disparar y ocultarse tras el escudo y eso es lo que hicieron. Una andanada de rayos cubrió la zona donde estaban Cyborg y Arsenal obligándoles a buscar refugio.

Mientras Starfire y Superboy se lanzaron contra ellos como misiles, el impactó derribó a los más cercanos al exterior pero el resto siguió escrupulosamente las órdenes. Disparar y cubrirse. Superboy apenas consiguió esquivar el primero de muchos disparos. Starfire aunque tuvo mejor suerte también recibió varios. El impacto era como el de la mordedura de un oso.

Abajo Cyborg y Arsenal intentaban volver a la estrategia de combate pero un grupo igual que el del edificio salió de otro detrás de ellos y los cogió desprevenidos. Plantaron cara todo lo que pudieron. Algunas flechas trucadas hicieron mella en sus armaduras pero fue inútil. Antes de que pudieran pedir ayuda cayeron inconscientes.

Una llamarada anarajanda iluminó la planta del rascacielos, Starfire miraba furiosa a sus contrincantes que golpeaban a Superboy con sus puños y sus armas de forma contumaz ignorándola aparentemente. Descargó nuevamente su furia e forma de energía sobre ellos. Como las veces anteriores sólo logró apartarlos de su objetivo unos instantes. Entonces comprendió lo que estaban haciendo. Superboy estaba quieto. Respiraba con dificultad. Ya no era una amenaza. Ella en cambio sí lo era. No pensaba huir y eso fue su perdición pues cuando se lanzaron en tropel contra ella no pudo más que lanzar otras descargas y caer bajo la masa de armaduras, derrotada. Su mente se apagó y deseó estar en otro lugar.


- Espera, ¿te has fijado en aquello? –dijo Wonder Girl- Un destello rojizo. Tiene que ser Impulso.
- Aún tenéis a esa cabeza loca en Young Justice…
- Euh, no, ahora somos titanes. Los jefazos de la Liga de la Justicia nos mandaron con ellos para que nos enseñaran a ser héroes. O algo así. Mira, tenemos que encontrarlo antes de que lo hagan los magusianos, pero hay un problema…
- ¿Cuál?
- Que la última vez que le vi se había convertido en un bizarro.
- Es un problema, sí.
- ¡Superboy! ¡Levanta el culo! –entonces su compañera le echó una mirada matadora por haber gritado- Euh, lo siento. “Tenemos que escondernos. Son peligrosos. Tenemos que ser cautos”. Lo del silencio iba incluido, vale.
Minutos después el trío salió volando del apartamento siguiendo desde el cielo el destello rojizo que recorría las calles de Manhattan.
- Maldito Impulso… Me habéis pillado en un sueño de lo más –las chicas se quedaron mirándole fijamente-… Vale, mejor no lo cuento.
- Vamos a descender –dijo Donna-. Tengo una idea.

La propia Donna y Wonder Girl se situaron al final de la calle por la que circulaba Impulso. Superboy, por su parte, comenzó a volar en paralelo a su compañero. Aunque su velocidad no era comparable a la suya, al menos podía seguir medianamente bien su ritmo, molestándole en el camino.
- Ey, Bart, ¿te he dicho alguna vez lo feo que estás últimamente? –bromeó mientras le daba empujones.
- ¡Oh, muchas gracias! –respondió aquel con una sonrisa maquiavélica- ¡Intento cuidarme!
- Sabes, antes eras más dicharachero –el titán comenzó a perder la carrera-. Aunque veo que sigues siendo igual de rápido, ¡uf!

Impulso siguió corriendo a gran velocidad, pensando que había dejado atrás a Superboy.
- ¡Mi enemigo de la S quería ganarme, ja!

Al llegar al fin de la calle se paró haciendo burlas a Superboy, sin percatarse de que allí estaban Donna Troy y Wonder Girl, que saltaron sobre él, una agarrándole y la otra golpeándole.
- ¡Wonder Bizarra! Uh, espera, tú no eres…
- Calla, Bart –Wonder Girl lo noqueó definitivamente-. Jo, creo que he hecho realidad mi sueño de hacerle callar. ¿Crees que me guardará rencor por esto?
- Con algo de suerte ni lo recordará. ¿Pero por qué tiene aspecto de bizarro? –preguntó Donna.
- Vaya, sí, entre unas cosas y otras ni te hemos explicado cómo llegamos aquí.
- Aunque a decir verdad no sabemos mucho más que tú –comentó Superboy, que llegaba en ese momento-. El Bizpulso de este sitio creó una especie de puerta dimensional que nos envió aquí. Bart se volvió bizarro al llegar a este mundo.
- Entiendo –Donna agarró al velocista y se lo echó al hombro-. Puede que la única forma de que volváis a la Tierra sea que ahora Bart cree un portal similar, ¿no creéis? Aunque falta saber si podremos hacerle entender eso a este cabecicubo.
- Espera, espera, ¿estás diciendo que no volverías con nosotros? –Wonder Girl se entristeció.
- Hmm, ¿qué os parece si hablamos de eso en otro momento? –sugirió el chico-. No creo que sea el mejor momento para discutirlo.
- Estoy de acuerdo. Vámonos.


- ¡Pero qué? –exclamó Starfire, enfurecida al despertar de la inconsciencia.
Los magusianos llevaban a los titanes en una celda metálica, con barrotes electrificados que les impedían escapar. Los más forzudos arrastraban esta celda llevándolas lentamente hasta su cuartel general.
- ¿Alguna idea de cómo escapar? –preguntó Arsenal- No creo que quieran ser colegas nuestros precisamente. ¿Vic?
- Su tecnología es bastante avanzada, pero creo que puedo desmantelar sus juguetes con algo de tiempo. Hay algo en ellos que me desconcierta.

Fijaos: son bárbaros. No creo que su coeficiente intelectual sea tan alto como para haber desarrollado estas armas. No sería de extrañar que las empleasen sin saber muy bien cómo funcionan exactamente.
- Pero las saben emplear –Superboy se mostró ligeramente molesto-. Por ellas acabaron con cientos de mi gente.

Cyborg prefirió no decir en voz alta lo que pensaba de los bizarros, lo ineptos que podrían haber sido en el combate.

- No discutáis; tenemos que salir de aquí. Sé lo que es ser prisionera de alguien y no voy a volver a pasar por esto –explicó Starfire recordando sus orígenes.

Mientras, los magusianos entraban en su cuartel hasta llegar a una amplia sala en la que les esperaba un hombre de aspecto imponente. Vestía también un traje de combate, pero aparentaba pertenecer a otro rango. Su musculoso y verdoso cuerpo estaba plagado de cicatrices, probablemente producidas en duros combates. Masticaba un trozo de carne con sus afilados dientes mientras lanzaba una mirada amenazadora. Entre mordisco y mordisco comenzó a hablar en una lengua ininteligible para los héroes, que no podían más que suponer que no decía nada bueno.

- Por X’Hal –dijo Starfire refiriéndose a su querida diosa-… Ya lo comprendo. ¡Son acerianos!

¿Recordáis a los gordanianos? Hace decenas de años crearon a los acerianos, clones de sí mismos para que realizasen las tareas más complejas y peligrosas. Sé que los acerianos terminaron siendo problemáticos y que fueron desterrados, pero no a dónde. (2) No los reconocí porque su aspecto es un tanto distinto, pero hablan la misma lengua.

Debieron ser enviados a esta dimensión. Ya sabéis que en la Tierra el proceso de clonación no es nada fácil. La tecnología de los gordanianos era ligeramente más avanzada a la vuestra, pero tampoco perfecta. Sus clones no debían tener intelecto alguno; sólo debían cumplir con sus funciones. Pero las cosas se torcieron y muchos de ellos asumieron su propia existencia, exigieron libertad como seres vivos. Hubo una revolución.
- Es de suponer que no todos eran tan lumbreras –Arsenal bromeó al ver a uno de aquellos seres tropezando-. Puede que los más inteligentes fuesen los que desarrollaron esta tecnología, tomando también el control sobre el resto. Y que uno de ellos fuese ese Magus del que nos hablaste, S-boy.
- Si, es posible –respondió éste.
- Bien, entonces ya sabemos a qué nos enfrentamos. Hemos machacado antes a esos reptiles verdosos de los gordanianos. Sus clones no serán mucho peores. A todo esto, Starfire: ¿qué es lo que decía ese imbécil?
- Básicamente que vamos a morir.



- ¿Por qué no vamos volando? No lo parece, pero Bart pesa bastante, ¿eh?
- No te quejes, S-boy. ¿No tenías superfuerza? –le respondió Wonder Girl.
- Sí, pero eso no lo hace menos incómodo.

Para Superboy era evidente que lo más rápido para volver al escondite era ir volando. Pero al ver a la pareja de amigas conversando comprendió por qué éstas insistieron en ir por tierra. Había tantas cosas por hablar que querían que su reencuentro durase cuanto más tiempo mejor.

- ¿Cómo han ido las cosas en mi ausencia? –preguntó Donna sin obtener respuesta- Ya veo.
- Bueno, después que Young Justice y los Titanes se disolvieran cada uno tomamos nuestros caminos. Robin se marchó a Blüdhaven con Batgirl. A Nightwing lo persiguen las autoridades…
- ¿Qué? ¿Qué ha pasado?
- ¿Sinceramente? No lo sé. En la tele dicen que es líder de una banda llamado Outsiders. Les acusan de varios crímenes.
- Parece que nuestras vidas nunca van a ser tan tranquilas como querríamos. Pero nos va con el traje, ¿eh? –sonrió- Espero que esté bien.
- Sobre lo que dijiste antes… ¿No quieres volver con nosotros?
- Cassie… Créeme, no hay nada que me gustaría más que volver a casa, pero aquí las cosas están fatal. En Mundo Bizarro, en – y en decenas de mundos más. No me sentiría bien si me marchara dejando de lado el problema de Magus.
- Supongo que no has cambiado tanto como pensaba. Cuando te vi la primera vez…
- Pensabas que estaba muerta. Es normal que te impactara. Y más con esta ropa.
- Y ese pelo, Donna, que no lo llevas muy apañado…
- ¡Qué indiscreta! En -- no hay champús acondicionadores, ¿sabes? –bromeó.

Wonder Girl y Donna se quedaron en silencio, mirándose con ternura.

- Me alegro de que estés aquí.

Tras esto se abrazaron con cariño mientras lágrimas recorrían sus mejillas.

Superboy sonrió, contento porque su amiga volviese a ser feliz.

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