Título: El retorno de la Hermandad del Mal Autor: Roger Corbera Portada: Edgar Rocha / Juan Andres Campos Publicado en: Mayo 2009
Imperio, el evento que revolucionará al universo DC AT, ha comenzado. ¿Cómoo afectará a nuestros protagonistas? Entra y descúbrelo...
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Para convertirse en mejores héroes, estos adolescentes se han unido para aprender, entrenar y madurar. Son algo más que simples "ayudantes". Son la próxima generación de los mayores héroes del mundo. Son....
… Dos aviones chocando contra las torres gemelas…
… El presidente Luthor ordenando la invasión de tres pequeños países acusándoles de ser los culpables…
… Superhéroes siendo encarcelados en la Losa por oponerse a su política…
… La Liga de la Justicia inoperante ante la cascada de desastres…(1)
- ¡El mundo se ha vuelto loco!- gritó Roy Harper, Arsenal, descargando su frustración con un puñetazo sobre el teclado de su ordenador.- ¡Hawkins, dime qué está pasando por la cabeza del Gobierno!
El hombre con el que hablaba a través de su ordenador, calvo y avejentado, se secó el sudor de la frente con un pañuelo.
- Aquí en Checkmate ha habido muchos cambios, Arsenal-. Hawkins hablaba en un susurro angustiado. Lanzaba continuamente miradas e reojo.- El nuevo director, Maxwell Lord, ha ordenado que se cancelen todas las misiones de sus predecesores. Es el rey absoluto del tablero . Los que le levantan la voz acaban mal… Muy mal…
- Pero… ¿qué hay tras todo eso? ¿Qué pretenden Lord y Luthor?
- Hay muchos rumores, pero he oído…
La pantalla se fundió en negro. Antes que se cortara el audio, Arsenal hubiera jurado oír el leve ruido de un disparo con silenciador.
- ¿Hawkins? ¡Hawkins!
Un mensaje apareció en la pantalla:
SU ACREDITACIÓN DE SEGURIDAD HA SIDO CANCELADA. SU ACCESO A ESTA RED QUEDA DENEGADO.
- ¡Maldita sea…!- maldijo Roy. Quiso golpear la pantalla, pero se dio cuenta que aquella rabieta no le serviría de nada. Se puso en pie y empezó a dar vueltas como un tigre enjaulado por su despacho en la torre de los Titanes. Hawkins era el último contacto que le quedaba de sus tiempos como agente de Checkmate. Con su pérdida (esperaba que siguiera vivo) sentía que se cortaba su último contacto con el exterior. Las paredes de cristal de la torre le empezaban a parecer las de una pecera. Y la isla donde se asentaba cada vez parecía más lejana de la costa, como si fuera un barco que acabara de perder el ancla que la mantenía sujeta.
No sólo era la paranoia que había invadido el país lo que le impedía contactar. Todo sus aliados, desde su mentor Green Arrow hasta el grupo hermano de los Titanes, los Outsiders, parecían haberse desvanecido.
Y no sólo eran sus amigos: el resto de Titanes se hallaba igualmente bloqueado. Los amigos de Cyborg en STAR labs le daban la espalda. Starfire no podía contactar con Tamaran por culpa de “manchas solares” que impedían a los rayos de señales salir de la Tierra. Superboy por su parte estaba furioso. Desde el despacho, Roy le oía gritar:
- ¡Suéltame, Vic!- le gritaba el chico de acero a Cyborg, Victor Stone.- ¡Me voy a Washington a poner fin a esa locura!
- ¡Cálmate, Superboy…. ¡UF!
Con un sacudida, el joven titán se liberó de la presa de Cyborg, lanzando a su metálico compañero contra la mesa de reuniones. Abrió la ventana exterior cuando una flecha cortó la manija, dejándosela en la mano.
- ¿Y qué harás en DC, Conner? ¿Darle una paliza al presidente?- preguntó Arsenal guardando su ballesta en la funda.- ¿Qué arreglarás con eso?
El agitado adolescente sostuvo la mirada con su líder un segundo. Luego apretó la mandíbula y bajó el rostro avergonzado, pero aún sacudido por las emociones.
- Han detenido a Superwoman (2)… Y Superman (3)…
Cyborg, ya de pie, le puso una mano en el hombro:
- Sé que es duro, chico, pero dejarnos llevar no solucionará nada.
- ¿Entonces, qué vamos a hacer?
Cyborg y Arsenal se miraron en silencio. Buena pregunta, pensaron los dos.
- ¿Qué está haciendo Impulso?
Una inmensa manaza levantó el cuerpo inconsciente del chico más rápido del mundo del suelo. Tenía las gafas rotas y la mitad del rostro hinchado. Una pierna se le doblaba en un curioso ángulo.
- Kid Flash habría dado más guerra.- El que hablaba lo decía casi con disgusto. Su voz era ruda y gutural.
- Tendrás pelea de sobra en la torre.- replico otra voz, metálica y fría.
- ¿Lo liquidamos?- preguntó con ansiedad un tercero.
- Controla tus fuegos, amigo. Esto no es un ataque de villanos. Es una acción ciudadana. Gracias a Luthor, se han invertido los papeles. Impulso será un ejemplo de lo que sucede con grupos como los Titanes, que impulsan a jóvenes ingenuos al vigilantismo y la violencia.
- Sí. Les suceden cosas… malas.- le dio una patada al héroe capturado.
- Ya te desahogarás luego. Ahora escuchad. No echarán realmente de menos a Impulso en 7,6 minutos. Para entonces, tenéis que estar en estas posiciones…
- ¿Estás segura de que quieres hacer eso, Bette?- el rostro de Flamebird estaba tan cerca del de Changeling que el pelo de ella le tapaba la vista.
- Segurísima, Gar… Confía en mí.- le susurró ella.
- Pues bueno…
- KIIAAAA!- con un grito de karateka, Flamebird le hizo una llave a Beast Boy que lo hizo volar por los aires. Un instante antes de chocar contra el suelo, pero, el chico se transformó en un gato, aterrizando de pie.
- ¡Sigue sin gustarme que me uses de maniquí de prácticas!- siseó el felino verde.
- ¡Oh, vamos, Gar, no seas aguafiestas! Necesito practicar con alguien las maniobras que me enseña Mirage, pero los demás siempre me ponen excusas.
En realidad, los Titanes sólo toleraban a Flamebird en la torre por su amistad con Beast Boy.
- Vale, vale…. ¿Hemos terminado por hoy?
- Me gustaría probar la patada de la muerte.
- ¿En serio se llama así?
- Bueno, no. – sonrió ella.-Es como la llamo yo. Se supone que es muy peligrosa contra personas, pero si tú eres un oso cuando te la doy… No habrá riesgo.
- ¡Ah, no! ¡Estoy totalmente en contra de la crueldad con los animales! ¡Especialmente si son verdes o si son yo!¡ Y no digamos si el animal soy yo!
- Porfi Gar…- Flamebird hizo pucheros.
- No, no me pongas mirada de cachorro! ¡Esta vez no cuela!- se transformó en un murciélago.- ¿Ves? No cuela si no puedo verte.
Flamebird empezó a sollozar como lo haría un perrito.
- ¡Vale, está bien!- un enorme oso cabreado tomó el lugar del murciélago.- Pero me debes una.
- Eres el mejor! Ahora ponte en ese lado y no te muevas. Yo tomaré carrerilla y haré una patada voladora que vas a alucinar!
- Eso depende de lo fuerte que me la des.- murmuró el plantígrado, ocupando su lugar. Mientras la entusiasta Flamebird se preparaba, cerró los ojos involuntariamente.
Flamebird tomó aire serenándose. Adoptó una posición de combate, luego con dos pasos de impulso saltó adelante proyectando su cuerpo para descargar el golpe y…
- Uau, he tumbado a Arsenal.- murmuró la confundida Flamebird.- Roy, ¿estás bien?
Entonces se dio cuenta que su camarada no estaba sólo inconciente. Presa de un súbito temor, se inclinó sobre él… Y se dio cuenta que tenía el cuello torcido en un extraño ángulo.
- ¡Dios mío! ¡Lo he desnucado! ¡No respira!
En el último piso de la torre de los Titanes, normalmente llena de luz y maravillas del futuro, había un cuarto que suponía un anatema: gruesos cortinajes de terciopelos bloqueaban la entrada al Sol, y en la sombra reinante flotaba un denso olor a incienso que llenaba los sentidos.
Aquel era el cuarto de Raven, la titán vidente. Allí se encerraba durante horas para librar una guerra silenciosa. Una lucha contra su propia naturaleza malvada, librada a costa de meditación, ayunos, plegarias y estrangulamiento de las más elementales emociones. Sólo así conseguía preservar su misma alma en equilibrio.
Sentada en posición de loto, nada indicaba la tormenta interior en el sereno rostro de Raven. Su respiración era regular. Su expresión plácida. De repente, pero, algo la sobresaltó.
Un latido.
Su propio corazón empezaba a acelerarse, lenta pero progresivamente. Notaba la sangre recorriendo sus venas como un torrente tumultuoso. Sus miembros presos de una súbita energía. Pero ¿cómo era posible? Un segundo antes estaba sumida en un hondo trance.
De repente fue consciente de algo más. Una presencia fría. Una mente metálica y retorcida por la locura, llena de burla y desprecio. Abrió los ojos.
- Sé que estás ahí.- dijo sin mostrar su agitación, en su tono sosegado habitual.
Se oyó el chirrido de unas ruedecitas sobre el suelo. Apartando las cortinas, una pequeña torre metálica entró en escena. Estaba forjada para recordar un rostro cadavérico, y coronándola había una cúpula de cristal que mostraba un cerebro flotando en un ambarino líquido.
- Buenos días, mi querida Raven- la voz del villano salía distorsionada por un altavoz.
- Has venido a atacarnos.
- ¿Atacarte? ¡Oh, no! He venido a reclutarte.
Beast Boy, el gran oso verde, se atrevió a medio abrir un ojo.
- ¿Bette? Creo que tu golpe mortal es un chasco.
- ¿Oui, m’sieur Logan? ¿Y qué te parece este crochet?
>BDANG!<
- Ugh!
Un inmenso puño cubierto de pelo negro le golpeó por detrás con una paella. Beast Boy trastabilló y cayó de lado. Entre estrellitas, identificó a su asaltante. Después de todo, no conocía muchos gorilas gigantes con boina y cinta de munición en bandolera…
- Mallah!- lo identificó con voz dolorida.
- Siempre es agradable que te reconozcan.
- ¡Pronto no te reconocerá ni tu madre!- pasando a su forma de jabalí, Beast Boy cargó como una locomotora contra el pecho de su adversario. Mallah apenas tuvo tiempo de prepararse para bloquear el impacto, que igualmente lo dejó sin aliento y le empujó contra la pared.
- Ma maman era solo una fea bestia de zoológico…- usando sus poderosos brazos, Mallah rodeó el grueso cuello del jabalí y le aplicó una presa destinada a romperle el espinazo.-¡… pero no es razón para insultarla!
- ¡Oh, perdón!- De repente, Mallah se encontró apretando contra su pecho un inmenso puercoespín. Rugió de dolor cuando los pinchos se clavaron en su piel.- ¡No quería decir que la sra. Mallah era una fea simia >%ª*#plátanos!
Se separaron unos momentos, midiéndose con la mirada mientras recuperaban el aliento.
- ¿Qué has hecho con Bette?
- Lo mismo qué haremos con vous.- Mallah sonrió mostrando unos colmillos romos y amarillentos. Beast Boy no aguantó más: cargó convertido en un león, pero antes que pudiera recorrer más que unos metros, el malvado primate desenfundó una extraña arma y disparó: el héroe multiforme quedó rodeado en una luz rojiza que lo detuvo en seco. Se retorció de dolor. Violentos temblores recorrieron su cuerpo y cuando intentó moverse, vio para su horror, que sus piernas se habían convertido en dos masas pastosas y burbujeaban, como un inmundo barro primigenio del que brotaban al estallar las burbujas ojos, bocas y lenguas.
- Seguro que recuerdas la época en que sólo te transformabas en horrores de Grand-Guignol. – se ufanó Mallah.- Tú tal vez lo has superado, niño. Pero tu corpus callosum aún lo tiene fresco.
Disparó de nuevo. De la espalda de Garfield Logan brotaron zarcillos de tentáculos, cubiertos de afilados picos de ave que chillaban mientras se retorcían. Mallah rió hasta que uno le rozó la mejilla, hiriéndole ligeramente.
- C’est sufficient!- disparó un tercer rayo. Las obscenas formas que fueron un alegre chico verde se fundieron en una sola masa inerte y barrosa. El villano francófono quedó frotándose la hirsuta barbilla, pensativo.
- Aunque me pregunto cómo voy a transportarte ahora…
Arsenal se esforzó en desenfundar su ballesta en el mayor silencio posible. Le dolía la cabeza horrores por el golpe que le dio Flamebird. ¿Quién iba a decir que aquella chiquilla sabía pegar así? Nadie lo diría viéndola ahora: ahogándose en sollozos mientras se encogía en posición fetal.
Mientras montaba su arma, oyó el parloteo de los villanos: Fobia y Portal. Era la Hermandad del Mal de nuevo.
- Creía que sólo podías aumentar los peores miedos.- preguntó Portal atusándose los bigotes. Sin duda fueron sus poderes teleportadores quienes causaron que Flamebird hubiera aparecido de la nada. A su lado, la psiónica Fobia mostró su satisfacción al responder:
- Eso era antes, amigo mío. Ahora puedo llevar cualquier miedo, por insignificante que sea, hasta el miedo. ¿Te he contado cómo aumenté la paranoia de aquella madre? Al final tuvo tanto miedo que algún desconocido raptara a su hija que la encerró en la caja fuerte.- sonrió con el recuerdo.- Luego aumenté su histeria hasta que olvidó la combinación.
Arsenal tuvo que hacer un esfuerzo para sólo atravesarle el hombro cuando le disparó. Poniéndose en pie, cargó contra Portal. Pero el villano no se inmutó: uno de sus portales se abrió bajo los pies del líder de los Titanes. Apareció tres pisos por encima del jardín de la isla y cayó como una piedra hasta chocar contra los árboles.
- Se ha recuperado dos segundos antes de lo que previó Cerebro.- rumió el villano enarcando una ceja.- Pero hasta el mejor de los planes tiene defectos.
- Sobre el plano, parecía más grande.
Pese a ese comentario pesimista, Victor Stone, Cyborg, no recordaba la última vez que había visto a su amiga Starfire, tan entusiasmada, tan vibrante. Escuchó sus explicaciones sobre el futuro centro social para… ¿cómo los llamaba? “xenoamericanos”. Americanos nacidos en otros mundos, ¡nada menos! Se preguntó a quien se le había ocurrido el nombrecito.
- Y no te da problemas el Ayuntamiento?- preguntó al fin.
- La verdad, ¡bastantes!- Starfire limpió las telarañas de un rincón con un rayo de bajo intensidad.- Me miran como si les pidiera permiso para fundar una fortaleza khund, o algo por el estilo!
- Estás hablando con un afroamericano, hermana. – el estoico Cyborg se permitió una estoica sonrisa.-Yo también me he encontrado con esa clase de miradas cuando les hablo de proyectos similares.
- ¡Es tan… frustrante!- los rayos de Starfire subieron de intensidad un instante, dejando una fea marca negra en la pared.- Oh, X’hal!
- Tranquila, pelirroja.- dijo Cyborg apartando su mano.- Déjaselo a los pintores.
- ¿Tú crees que es una buena idea este centro, Víctor?
- Las minorías tienen que organizarse, Kory. Este centro es tan bueno para esto como cualquier otro. ¿Has pensado quien lo llevará?
- Pues… pensaba ser yo misma.- lo dijo con mucho aplomo. A Cyborg se le ocurrieron mil objeciones: no sabía nada de contabilidad ni administración, no tenía experiencia, no tenía contactos… pero se daba cuenta que, sin su entusiasmo y dedicación, aquel proyecto simplemente no duraría. Se limitó a felicitarla. Ella lo abrazó.
Luego se le ocurrió ayudarla a empezar la limpieza. Mientras sacaban el polvo y echaban los trastos a la basura, a Cyborg se le ocurrió que aquel centro sería mucho trabajo. ¿Afectaría la dedicación de Starfire a los Titanes? Estuvo en un tris de preguntárselo. Pero luego vio lo alegre que la ponía aquella idea. Era una chica valiente y apasionada que había sufrido mucho, se dijo. Y se merecía el apoyo de su amigos, en lugar de dudas y quejas.
Ya se ocuparían del problema cuando saliera.
Atado y amordazado en el suelo de la sala de reuniones, Arsenal se preguntaba como saldría de ese apuro. Todos los Titanes (sus Titanes) habían sido vencidos con una facilidad humillante. Y él había sido el primero en caer… Tenía que poner remedio a eso inmediatamente. Pero le habían encadenado demasiado bien. Le llevaría un tiempo deshacerse de sus ataduras. Y con Plasmus sin quitarle ojo de encima, aquello era simplemente imposible.
Paso lista a su equipo: Flamebird parecía en shock. Tenía la mirada perdida, las pupilas dilatadas, y un hilillo de baba se deslizaba entre sus labios. Superboy, también atado, tenía la piel achicharrada como una gamba demasiada cocida. Y no quería ni pensar siquiera si aquella masa pastosa era Changeling. Gracias a dos que ya no le salían ojos ni bocas.
Tenía que llamar a los Titanes restantes (Starfire, Cyborg, Impulso). Empezó a manipular su diente-alarma con la lengua. Eso tendría que mandar una señal con un alcance de 20 km.
Miró los pies de Plasmus con una sonrisa. Pronto se girarán las tornas, chicos.
- Según mi plan, ahora alguno de vosotros dará ahora la alarma.- dijo Cerebro.- Aunque claro está, no serás tú, querida.
- Tú…- Raven lo miró con odio. La sola presencia de esa emoción en el lago emocional que solía ser su alma la aterrorizó. Viejas sensaciones casi olvidadas se agitaban en ella como una planta retorcida que brota de entre la nieve con la llegada del verano. La semilla de su padre, el horrible archidemonio Trigon, nunca podía apagarse del todo. Siempre quedaría alguna brasa entre los rescoldos. Y Cerebro la había avivado con tanta facilidad…- ¿Qué me has dado?
- Oh, nada especial, querida. Es una variante de la receta que usé para convertir a mi difunta amiga Madame Rouge de recatada profesora francesa a malvada supervillana… Es una curiosa mezcla de estimulantes, hormonas…
Raven notó que su cuerpo bullía como poseído por la fiebre. Su frente latía con vida propia. La palpó con sus dedos y notó la formación de unos pequeños bultos. Pronto se abrirían allí unas rendijas con el segundo par de ojos que eran su herencia demoníaca. Con un chillido, entró en frenesí histérico, arañándose a si misma, arrancándose pedazos de ropas.
- … Y claro está, afrodisíacos.- concluyó Cerebro. Raven lo miró entre una neblina roja. Su piel había adquirido un tinte negruzco. Su boca mostraba unos colmillos agudizados. Su mirada era enloquecida.- Y ahora, querida, hablemos de tu próximo ingreso en nuestra Hermandad…
- ¡JAMÁS!- del cuerpo de la mística brotó una forma de ave negra. Pero no era la elegante dama-cuervo de otros tiempos, sinó un retorcido saurio volador que golpeó al villano, lanzándolo al otro lado de la habitación, donde rebotó por las paredes como un bolo derribado.
Agarrando luego el cuerpo de donde había brotado, la horrenda aparición batió sus alas y salió de la habitación rompiendo los cristales. Pronto se perdió de vista en el cielo nublado.
Cerebro quedó unos momentos en el suelo. Luego se abrió una portilla en su torre. Salió un brazo robot que le puso otra vez vertical.
- Bueno- murmuró-, no debería sorprenderme. Era… Lo más probable.
Superboy golpeó la roca llenó de furia. Estalló en mil pedazos. Usando su telequinesia táctil, recogió los fragmentos y volvió a aplastarlos. No se sintió mejor.
- ¡Todo es una mierda!- gritó en un alarido. Cassie le había dejado. Sus amigos del Proyecto Cadmus no le hablaban. Superman y Robin parecían desaparecidos. Empezó a caminar dando patadas a las piedras del jardín de la isla de los Titanes.
Todo era una mierda… Y tal vez los Titanes eran la mayor mierda. Se había unido a ellos para encontrar un sitio, y le trataban como un crío. Él no era un crío! Había sido un héroe independiente. ¡Vivió sólo mucho tiempo! Hasta vivió con una mujer, Tana… La pobre Tana… Recordar su muerte le ensombreció más el ánimo.
Y después de todo aquello, y de su experiencia con Young Justice, le metían en aquella torre como si le mandaran a un internado. Los “viejos” Titanes sólo se trataban entre ellos. Sólo se preocupaban de que fuera a clases, y el resto del tiempo pasaban de él…
¡Y ahora querían que se quedara en su cuarto y fuera bueno mientras Luthor intentaba conquistar el mundo! Era demasiado…
CRASH!
¿Ésa especie de dragón negro que salía por la ventana era Raven? Se dirigía hacia la ciudad… Algo le pasaba, eso era claro!
- ¡Este es un trabajo para Superboy!
Arsenal le había prohibido salir de la torre, pero le daba igual. A la mierda Arsenal, se dijo. ¡Nadie trata a Superboy como un crío!
- ¡Excelente! ¡El mocoso volador se aleja, tal y como planee!- De haber podido, Cerebro hubiera sonreído.- La victoria ya es completa. Y lo mejor es que es legítima… Una operación legal. ¡Mallah!
El enorme simio apareció por la puerta.
- ¿Sí, mon amour?
- Llévame a la planta baja y evacuaremos.
- Oui…- Mallah se agachó y quitó los frenos de las ruedas de la torrecilla. Luego empujó a Cerebro… directamente hacia la ventana rota.
- ¡Pero qué haces!- chilló Cerebro, intentó dar marha atrás, pero Mallah empezó a empujar a toda marcha. Las ruedas chirriaron.
- Te llevo a la planta baja, corazoncito!
- Pero… eso es ilógico! Imprevisible!
- Sí pero…- lo arrojó por la ventana roja.-… la vida es así.
¡AAAAAH!
- Bon voyage.- Mirage disipó la ilusión de Monsieur Mallah.
Observó como el malévolo genio caía a la bahía de San Francisco como una piedra. Ni siquiera se dio cuenta de que el verdadero Mallah, sangrando de una docena de balazos, se acercaba a ella renqueando, sangrando de una docena de balazos.
- El super-garçon se aleja.- observó Portal bajando sus binoculares.
- Como el Cerebro anticipó.- dijo Fobia.
- ¿No deberíamos ir tras él?
- No. Luthor tiene planes para él. El plan es capturarlos y evacuarlos. Procede con ello.
A Portal no le gustó su tono, pero estaba acostumbrado a ello. Tal vez pasar un rato con alguna de las prisioneras le levantaría el ánimo… Se atusó el fino bigote muy sonriene.
- ¿Está a punto el portal?
- ¡Lo siento, Fobia! Hoy no hay taxis.
Atónita, la psíquica se giró para ver a Flamebird aplicando a Portal una llave que lo dejó inconsciente.
- ¿Cómo has podido superar mi poder, pequeña zorra?
- Interesante pregunta, nena. La responderemos después del entreacto- Arsenal, que había conseguido ponerse de cluquillas, se impulsó contra las piernas de Fobia, derribándola cuando ésta de disponía a lanzar su poder contra Flamebird. Rodó encima suyo, y la dejo KO con un cabezazo en la cara.- Y con eso, cae el telón.
Mallah se derrumbó como una torre de musculo y pelo. El hombre del traje negro recargó su AK-47.
- Ha faltado poco.- Mirage, que colgaba de una cornisa, se impulsó con las manos y trepó hasta entrar por la ventana rota.
- Lo siento, pero un cargador de tranquilizantes no ha sido suficiente y se me ha escapado.- el desconocido se puso el rifle al hombre.- Ahora me largo.
- ¿Ni siquiera vas a decirme quien eres?
- No. Tal vez a la segunda cita.
- ¿Desapareces con la puesta de sol como el Llanero Solitario?
- Más bien como otro héroe del Oeste.
- ¿Eso era una adivinanza?
Pero el hombre ya se había ido.
Libre de las cadenas, Arsenal arrastró hasta la playa el cacharro roto que era la torre de Cerebro. Tenía la cúpula superior rota, y había perdido gran parte del fluido en el que flotaba el cerebro, que mostraba un color morado nada favorecedor.
- ¿Quién te mandaba, engendro? ¿Luthor?- le preguntó en balde. Mierda. Impulso perdido. Raven enloquecida otra vez. Superboy no respondía a la radio…. Por si fuera poco, Flamebird corría hacia la playa con los ojos llenos de lágrimas.
- ¡Arsenal! Hay que llamar una ambulancia! Gar ha recuperado su forma humana, pero casi no respira…
- ¡Calma, Bette!- le puso una mano en el hombro.- Llamaremos un helicóptero…
- Ya lo he hecho yo, Roy.
Arsenal estuvo a punto de desenfundar su ballesta por la sorpresa. Pero no era un enemigo, sólo una antigua titán.
- ¿Mirage? ¿Qué haces aquí?
- Me he encargado de Mallah y de Cerebro. Así que creo que puedo reclamar mi vuelta al estado activo en el grupo… de forma inmediata.
- Está bien. Ahora necesito toda la ayuda posible. Hay que encontrar a Raven enseguida y llevar a Gar al hospital…
- ¡Lo primero es Gar!- saltó Bette.- Raven puede esperar.
- ¿Ah, si?- Mirage señaló a la ciudad. Por encima de San Francisco, se elevó la forma oscura de un dragón negro, con una envergadura de alas de cien metros.- Pues qué poco la conoces.
Continuará...
Referencias:
[1]: Un breve resumen de lo que ha ocurrido hasta ese nomento en nuestro crossover Imperio [2]: Ver Superwoman nº 13
[3]: Ver Superman nº 17
Roger se hace ya definitivamente con las riendas del grupo, en un número en el que además de retomar situaciones plantadas por él mismo previamente (relación Flamebird/Mirage, planes de Starfire respecto a los refugiados alienígenas), inicia ya una aventura con todo el grupo al completo, a tiempo de participar en el megaevento de nuestra línea DC: "Imperio".
ResponderEliminarUn número intenso, con los Titanes dispersos mientras son acorralados por la Hermandad del Mal, que sin duda cumple con el propósito de poner al grupo en una situación complicada, y que termina con un clamoroso "continuará" que promete mucho más.
Error detectado (al margen de que he echado en falta al menos dos líneas de separación entre escenas, que al no estar, el lector puede confundirse un poco): en un momento dado, Roy hace recuento de los miembros del equipo, pensando "Superboy, también atado, tenía la piel achicharrada como una gamba demasiada cocida", asumiendo que está allí junto a él; sin embargo, en la escena siguiente, Superboy está fuera de la Torre y sigue a Raven. Creo que hubo un cambio de planes en el argumentos que no se corrigió convenientemente en el texto final.
En cualquier caso, lo dicho: un número estupendo que engancha y te hace pedir más.