Título: Punto de partida Autor: Jerónimo Thompson Portada: Eric Wolfe Publicado en: Noviembre 2005
Por fin AT53 tiene el orgullo de presentaros sus propias aventuras del más rápido hombre vivo. ¡Acompáñanos y descubre al Velocista Escarláta como nadie lo había mostrado jamás!
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Atrapado en un extraño accidente, al adolescente Wally West le alcanzó un rayo que lo bañó en una curiosa mezcla de productos químicos. Como a su mentor, su tío Barry Allen, se le concedió el don de la súper velocidad. Tras la muerte de su antecesor, y tras años de entrenamiento como Kid Flash, Wally ha heredado la identidad del velocista escarlata. ¡Hoy porta el legado del hombre más rápido del mundo! Hoy Wally West es...
The Flash creado por Gardner Fox y Harry Lambert
Wally West creado por John Broome y Carmine Infantino
Wally West creado por John Broome y Carmine Infantino
- Me llamo Wally West. Soy Flash...-.
- ...¡el hombre más rápido del mundo!- corearon una decena de voces infantiles.
Rodeado por un grupo de niños muy exaltados de entre cinco y seis años, Wally dirigió una última mirada suplicante hacia la puerta de la clase. A través del cristal, pudo ver a su esposa Linda alzando los pulgares en señal de ánimo, mientras se alejaba por el pasillo.
Wally volvió sus ojos hacia el interior de la clase, cambiando su percepción de forma inconsciente a modo “ultrarrápido”. Aun permaneciendo en reposo, podía percibir el mundo exterior con sus sentidos adaptados a una velocidad cercana a la luz, siempre que lo deseaba.
En este modo de percepción todos los objetos y personas que le rodeaban quedaban congelados mientras Flash vivía los nanosegundos como si de minutos se tratase. El efecto era muy similar a moverse en algún tipo de foto tridimensional.
Sentado en un taburete de color azul intenso, observó a su derecha la robusta figura de la profesora Rachel Williams, una vieja amiga de Linda que había conseguido convencerle para participar en una de sus clases de preescolar. Su rostro sereno mostraba una mezcla de bondad y firmeza que la convertían en la maestra más querida por sus alumnos.
Al mirar hacia delante, Wally se reencontró con los ojos expectantes y sobreexcitados de los pequeños, que le observaban con curiosidad en estado puro; catorce en total, según le había informado Rachel al llegar, sentados frente a él sobre cojines multicolores.
En la pared del fondo, cubriendo por completo la superficie que quedaba libre entre dos grandes armarios, habían colocado un buen número de dibujos de Flash, pintados por los niños en cartulinas de diferente tamaño.
Por encima de los dibujos que retrataban al velocista escarlata, colgaba una larga tela de un armario al otro, en la que podía leerse con grandes letras rojas: “Bienvenido Wally”.
Está bien, pensó con resignación, vamos allá.
En el mismo instante en que regresaba al modo de percepción “normal”, Rachel se dirigió a sus alumnos:
- Muy bien, niños. ¿Quién quiere hacerle una pregunta a Wally?-.
Unas veinte manos se levantaron rápidamente al unísono (varios de ellos habían alzado sus dos brazos).
- Vale, vale... Vamos a intentar seguir un orden- trató de calmarlos la profesora. –A ver Donna, empieza tú-.
- Jo...- se quejó alguien por el fondo.
Donna era una niña de tez negra y pelo ensortijado que retorcía nerviosamente los pliegues de su pantalón.
- ¿Conoces a Superman, Wally?-.
- Por supuesto que sí, Donna- respondió Flash enderezándose en su taburete. –Nos vemos todas las semanas en la Atalaya, el cuartel general de la Liga de la Justicia en la Luna. Desde allí arriba vigilamos la Tierra para asegurarnos de que todos los niños, sus papás y sus mamás, estén bien y sean felices-.
Vaya, pensó Flash con fastidio, le estoy hablando como los típicos adultos que tratan a los niños como si fueran idiotas.En el mismo momento en que terminó de hablar, todos los brazos volvieron a estar en alto.
- ¿Sí, Daniel?- señaló la maestra.
- ¿Conoces a Wonder Woman, Wally?-.
- Eh... sí, claro; ella también está en la Atalaya cuando nos reunimos- dijo mientras buscaba algo más que añadir. –Es una mujer muy simpática y cariñosa... sí... Superman también lo es-.
- Adelante Charlie- continuó Rachel.
- ¿Conoces a Green Lantern, Wally?-.
- Sí- contestó Flash tratando de ocultar su creciente impaciencia. -Conozco a Green Lantern, y a Aquaman, y al Detective Marciano... Conozco a todos los miembros de la Liga de la Justicia; Batman incluido-.
- Oooooh- se admiraron al mismo tiempo.
- Mi papá dice que Batman castiga a los niños que no se portan bien- dijo un chaval rubio con una cabeza de tamaño considerable.
Wally se esforzó en no mostrar su pasmo: Dios, ¿a quién se le ocurre decirle una cosa así a un niño?
Ofreciéndole su sonrisa más estudiadamente encantadora, contestó al pequeño:
- Batman es uno de los buenos; lo que pasa es que le gusta poner siempre esa cara tan seria para asustar a los hombres que hacen cosas malas-. Al decir esto imitó el rostro de Batman apretando los labios y marcando mucho el entrecejo.
Los alumnos respondieron a su mueca riendo sonoramente, mientras varios de ellos se volvían hacia sus compañeros repitiendo la imitación.
- Bien niños- apaciguó la profesora. -¿Alguna otra pregunta? ¿Sí, Wally?-.
- Yo me llamo igual que tú- afirmó con convicción un niño moreno de aspecto latino.
- Eh... vaya... –aventuró Flash preguntándose qué debía responder a eso. –Pues... tienes un nombre realmente bonito. ¿Has pensado alguna vez en convertirte en superhéroe?-.
Todos los alumnos rieron de nuevo mientras el niño agitaba ostensiblemente su cabeza con gesto afirmativo.
- Haz tu pregunta, Julie- volvió a intervenir Rachel.
- ¿Por qué te siguen llamando Wally?- preguntó la niña de rasgos orientales con tono resabido, observando por el rabillo del ojo al pequeño Wally-. Es un nombre de niño-.
- Pues...- comenzó a decir Flash con una expresión ridícula en su rostro.
- Julie, ¿no crees que esa pregunta es un poco impertinente?- cortó la profesora dirigiéndole una sonrisa de reproche. –Flash puede elegir el nombre que más le guste-.
La niña bajó la mirada avergonzada: -Lo siento, señorita Rachel-, y levantando brevemente los ojos: -Lo siento, Wally-.
-No pasa nada, Julie- intervino Flash con delicadeza mientras cruzaba los dedos mentalmente para que la niña no se echara a llorar por aquello.
- Está bien- siguió Rachel. –Seguimos con la preguntas. ¿Sí, Jack?-.
- ¿Cómo es que puedes correr tan rápido?- preguntó un niño pecoso, de pelo rojizo y arremolinado por toda su cabeza.
Wally sonrió con satisfacción: por fin una cuestión previsible.
- Verás Jack –dijo adoptando un incontrolable tono de abuelo cebolleta-, cuando era pequeño tuve un accidente: se me cayó encima toda una estantería repleta de productos químicos justo en el momento en que entraba un rayo por la ventana; la combinación de esas sustancias extrañas con la electricidad del rayo me conectó directamente con la Fuerza de la Velocidad, que es la que me ha permitido desde entonces correr muy, muy rápido-.
- ¿Más que un rayo?- volvió a preguntar Jack.
- Casi, casi- respondió Wally juntando las cejas expresivamente. –La velocidad de la luz es mi límite-.
- ¿Y más rápido que Superman?- intervino otro niño desde la última fila.
Wally dirigió su mirada hacia ese niño de pelo castaño, apenas visible tras la figura corpulenta de Jack. Sin embargo, pronto se percató de que vestía una camiseta de azul intenso en la que destecaba el símbolo de Superman sobre su pecho.
- No se lo digáis a nadie- comenzó a decir agachando la cabeza y bajando el volumen de su voz al mismo tiempo-, pero sí, Superman es un poquito, ligeramente, más rápido que yo-.
"Me debes una por esta mentirijilla, Hombre de Acero", pensó Flash.
- Pero entonces, ¿ha dicho que la Fuerza es la que le da sus poderes?- susurró Daniel a su compañero Charlie.
- Claro idiota: como a los Jedis- contestó el otro poniendo cara muy seria.
- ¿Sí, Lorna?- continuó la maestra.
- ¿Puedes hacernos una demostración?- preguntó la niña con voz ceceante.
- ¿De verdad queréis que os demuestre lo que puedo hacer?- dijo Wally sonriendo con complicidad.
- ¡Sí!- gritaron todos a la vez con entusiasmo desatado.
- Muy bien: cerrad los ojos. Tú también, Rachel- añadió girando su cabeza hacia la profesora.
- Recuerda que si haces alguna locura se lo diré a Linda- respondió Rachel burlonamente mientras cerraba los ojos, tal y como habían hecho ya sus alumnos.
- ¿Eso es una amenaza? Vale, ya podéis abrirlos-.
- ¿Ya?- dijo Rachel sorprendida al no haber notado ningún cambio.
Los niños se levantaron con rostros auténticamente embobados al encontrarse en mitad del patio de recreo, situado al aire libre en uno de los extremos del colegio. Ahora corrían por todos lados gritando con excitación.
Rachel no podía creer lo que estaba viendo.
- Wally, estoy realmente impresionada: nunca pensé que pudieras ser tan rápido como para hacer esto-.
Wally le contestó sonriendo con satisfacción: -Soy Flash. ¿Qué más puedo decir?-.
Tras dejarles unos minutos para liberar toda la emoción que bullía en sus pequeñas cabezas, Wally volvió a dirigirse a los alumnos.
- Muy bien, chavales. Ahora quedaos otra vez quietos y volved a cerrar los ojos-.
- Mola- dijo el pequeño Wally apretando los párpados con fuerza.
- Ta-dá…- canturreó Flash.
Al abrir los ojos, los niños se encontraron de nuevo sentados sobre los cojines de colores de su clase. Todos aplaudieron con entusiasmo.
Flash se levantó de su taburete, inclinándose frente a ellos como un actor al terminar su función.
Mientras estaban aún recuperando la calma, Donna levantó su mano con impaciencia.
- ¿Qué más sabes hacer?-.
- Bueno, correr deprisa ya es algo bastante útil cuando te persiguen los malos- contesto Wally con simpatía. -¿Queréis ver otro de mis trucos?-.
- ¡Sí Wally!- gritó Donna con alegría.
-Muy bien, vamos a ver… Señorita Rachel, ¿podría dejarme una goma de borrar? Un pedacito me vale-.
- Por supuesto, Wally- respondió la profesora acercándose a su mesa, colocada en un rincón de la clase. –Aquí tienes-.
Flash cogió al vuelo la goma que le había lanzado y se dirigió de nuevo al grupo de alumnos.
- Vale. ¿Véis todos esta goma con forma de… Osito Misha?-.
- ¡Es Winnie the Poo!- gritaron varios niños.
- Eh… muy bien. ¿Véis todos a Winnie? Pues ahora voy a hacer vibrar las moléculas de mi dedo meñique a través de esta goma de borrar –dijo manteniendo ese dedo rígido mientras recogía los demás en su puño cerrado.
Su dedo vibró hasta hacerse invisible, para asombro de los niños, y fue acercándose lentamente hacia el osito de borrar. Entonces lo atravesó con rapidez provocando una pequeña explosión que convirtió en polvo la pequeña goma.
Tras un breve segundo de silencio todos los alumnos volvieron a alzar sus voces con asombro, mientras aplaudían entregados al espectáculo ofrecido por Flash. Algunos de ellos se habían levantado y correteaban por la clase agitando los brazos mientras imitaban el sonido de la explosión chasqueando la lengua y los labios con fuerza.
- Venga, venga, ya está bien- comenzó a decir Rachel intentando aplacar un poco el alboroto. -¿No tenéis más preguntas que hacerle a Wally?-.
- ¡Sí, señorita Rachel!- vocearon algunos niños volviendo rápidamente a sus asientos.
Tras esperar unos instantes a que los más hiperactivos aplacaran un poco su energía desbordante y aceptaran permanecer quietos durante un rato más, la profesora le dijo al pequeño Wally que podía hacer otra pregunta.
Espero que no diga que también se apellida West, pensó Flash con sorna.
- Mi primo Vinny me ha dicho que hay más de un Flash. ¿Eso es cierto?-.
- Es cierto Wally, tu primo te ha dicho la verdad. La aparición del primer Flash fue en los años 40…-. Observando la confusión expectante que había aparecido en sus caras, rectificó sobre la marcha -… o sea, hace 65 años-.
- Oooooh- está vez sí consiguió asombrarles.
- Jay Garrick fue el primero, y aún sigue en activo como miembro de la Sociedad de la Justicia: lo reconoceréis por su casco plateado-.
- Pero debe ser muy viejecito...- comentó Julie, ya recuperada de su pequeña reprimenda.
- Mi abuelo tiene 67 años y casi no puede correr- afirmó Charlie.
- Tenéis razón: Jay tiene muchos años, pero la misma Fuerza de la Velocidad que le ha permitido correr tan rápido, lo ha mantenido en buena forma hasta hoy… y por muchos años más, os lo puedo asegurar-.
- ¿Hay más Flashs… Flashes?- preguntó Jack dubitativo.
- Hubo uno más- contestó Wally sin poder evitar que apareciera una breve sonrisa nostálgica en su rostro. –Mi tío: Barry Allen. Durante muchos años corrí a su lado como Kid Flash, ayudándole en su lucha contra… los malos, ya sabéis-.
- ¿Dónde está ahora, Wally?- exclamó Daniel al mismo tiempo que levantaba la mano. Después del viaje al patio de recreo casi habían olvidado el protocolo de alzar el brazo antes de realizar una pregunta.
- Bueno… hace varios años que dio su vida para salvar a TODO el universo. Entonces, yo dejé de ser Kid Flash y me convertí en el tercer y último Flash-.
- Mi papá también se murió; el año pasado- dijo Donna con cara muy seria. –Los dos están ahora en el Cielo, ¿verdad?-.
Wally le sonrío con franqueza: -Así es, Donna-.
- También hay un niño que corre, ¿no?- interrumpió Jack. –Yo lo he visto por la tele-.
- Sí, es cierto- resopló Wally recordando al imprevisible Bart Allen. –También pertenece a mi familia: su nombre es Impulso-.
- ¿Por qué no se llama Kid Flash?- preguntó inocentemente una niña con dos coletas de pelo castaño, que no había levantado la mano hasta ese momento.
- Cuando llegues a la adolescencia lo entenderás- contestó Wally guiñándole un ojo.
En ese momento sonó una sirena desde el pasillo indicando el final de la jornada escolar.
Los alumnos se agitaron revoltosamente en sus cojines mientras esperaban que Rachel les diera su permiso para recoger sus cosas y marcharse.
- Bien clase; despidámonos de Wally-.
- ¡Hasta pronto Wally!- gritaron con una sola voz.
- No fue tan malo, ¿verdad?- dijo Linda apoyando su cabeza en el regazo de Wally mientras levantaba sus pies descalzos para tenderse en el sofá.
- Bueno, durante los primeros minutos recé fervientemente para que apareciera por allí el Capitán Frío o el Amo de los Espejos, y me dieran una excusa para salir corriendo pero... ¡ay!- exclamó al recibir un codazo de su esposa. -...vale, pero reconozco que después de todo no fue tan mal… incluso creo que he llegado a disfrutarlo en algún momento- concluyó Wally.
- Por supuesto que sí: te encanta lucirte, no importa quién sea el público… Te lo dije-.
- Ah, tenías que mencionar tu famoso Te lo dije ¿verdad?- respondió mientras comenzaba a buscarle las cosquillas.
- ¡No Wally! ¡Para!-.
Ambos reían con ganas retorciéndose sobre el viejo sofá de su casa.
- Vamos a ser los mejores padres de esta ciudad, ¿no es así?- preguntó Wally acariciando con suavidad el vientre de Linda.
- Di mejor del planeta, mi héroe escarlata- contestó Linda rodeando a su marido con los brazos.
Wally la besó con pasión.
Fundido en negro
- ...¡el hombre más rápido del mundo!- corearon una decena de voces infantiles.
Rodeado por un grupo de niños muy exaltados de entre cinco y seis años, Wally dirigió una última mirada suplicante hacia la puerta de la clase. A través del cristal, pudo ver a su esposa Linda alzando los pulgares en señal de ánimo, mientras se alejaba por el pasillo.
Wally volvió sus ojos hacia el interior de la clase, cambiando su percepción de forma inconsciente a modo “ultrarrápido”. Aun permaneciendo en reposo, podía percibir el mundo exterior con sus sentidos adaptados a una velocidad cercana a la luz, siempre que lo deseaba.
En este modo de percepción todos los objetos y personas que le rodeaban quedaban congelados mientras Flash vivía los nanosegundos como si de minutos se tratase. El efecto era muy similar a moverse en algún tipo de foto tridimensional.
Sentado en un taburete de color azul intenso, observó a su derecha la robusta figura de la profesora Rachel Williams, una vieja amiga de Linda que había conseguido convencerle para participar en una de sus clases de preescolar. Su rostro sereno mostraba una mezcla de bondad y firmeza que la convertían en la maestra más querida por sus alumnos.
Al mirar hacia delante, Wally se reencontró con los ojos expectantes y sobreexcitados de los pequeños, que le observaban con curiosidad en estado puro; catorce en total, según le había informado Rachel al llegar, sentados frente a él sobre cojines multicolores.
En la pared del fondo, cubriendo por completo la superficie que quedaba libre entre dos grandes armarios, habían colocado un buen número de dibujos de Flash, pintados por los niños en cartulinas de diferente tamaño.
Por encima de los dibujos que retrataban al velocista escarlata, colgaba una larga tela de un armario al otro, en la que podía leerse con grandes letras rojas: “Bienvenido Wally”.
Está bien, pensó con resignación, vamos allá.
En el mismo instante en que regresaba al modo de percepción “normal”, Rachel se dirigió a sus alumnos:
- Muy bien, niños. ¿Quién quiere hacerle una pregunta a Wally?-.
Unas veinte manos se levantaron rápidamente al unísono (varios de ellos habían alzado sus dos brazos).
- Vale, vale... Vamos a intentar seguir un orden- trató de calmarlos la profesora. –A ver Donna, empieza tú-.
- Jo...- se quejó alguien por el fondo.
Donna era una niña de tez negra y pelo ensortijado que retorcía nerviosamente los pliegues de su pantalón.
- ¿Conoces a Superman, Wally?-.
- Por supuesto que sí, Donna- respondió Flash enderezándose en su taburete. –Nos vemos todas las semanas en la Atalaya, el cuartel general de la Liga de la Justicia en la Luna. Desde allí arriba vigilamos la Tierra para asegurarnos de que todos los niños, sus papás y sus mamás, estén bien y sean felices-.
Vaya, pensó Flash con fastidio, le estoy hablando como los típicos adultos que tratan a los niños como si fueran idiotas.En el mismo momento en que terminó de hablar, todos los brazos volvieron a estar en alto.
- ¿Sí, Daniel?- señaló la maestra.
- ¿Conoces a Wonder Woman, Wally?-.
- Eh... sí, claro; ella también está en la Atalaya cuando nos reunimos- dijo mientras buscaba algo más que añadir. –Es una mujer muy simpática y cariñosa... sí... Superman también lo es-.
- Adelante Charlie- continuó Rachel.
- ¿Conoces a Green Lantern, Wally?-.
- Sí- contestó Flash tratando de ocultar su creciente impaciencia. -Conozco a Green Lantern, y a Aquaman, y al Detective Marciano... Conozco a todos los miembros de la Liga de la Justicia; Batman incluido-.
- Oooooh- se admiraron al mismo tiempo.
- Mi papá dice que Batman castiga a los niños que no se portan bien- dijo un chaval rubio con una cabeza de tamaño considerable.
Wally se esforzó en no mostrar su pasmo: Dios, ¿a quién se le ocurre decirle una cosa así a un niño?
Ofreciéndole su sonrisa más estudiadamente encantadora, contestó al pequeño:
- Batman es uno de los buenos; lo que pasa es que le gusta poner siempre esa cara tan seria para asustar a los hombres que hacen cosas malas-. Al decir esto imitó el rostro de Batman apretando los labios y marcando mucho el entrecejo.
Los alumnos respondieron a su mueca riendo sonoramente, mientras varios de ellos se volvían hacia sus compañeros repitiendo la imitación.
- Bien niños- apaciguó la profesora. -¿Alguna otra pregunta? ¿Sí, Wally?-.
- Yo me llamo igual que tú- afirmó con convicción un niño moreno de aspecto latino.
- Eh... vaya... –aventuró Flash preguntándose qué debía responder a eso. –Pues... tienes un nombre realmente bonito. ¿Has pensado alguna vez en convertirte en superhéroe?-.
Todos los alumnos rieron de nuevo mientras el niño agitaba ostensiblemente su cabeza con gesto afirmativo.
- Haz tu pregunta, Julie- volvió a intervenir Rachel.
- ¿Por qué te siguen llamando Wally?- preguntó la niña de rasgos orientales con tono resabido, observando por el rabillo del ojo al pequeño Wally-. Es un nombre de niño-.
- Pues...- comenzó a decir Flash con una expresión ridícula en su rostro.
- Julie, ¿no crees que esa pregunta es un poco impertinente?- cortó la profesora dirigiéndole una sonrisa de reproche. –Flash puede elegir el nombre que más le guste-.
La niña bajó la mirada avergonzada: -Lo siento, señorita Rachel-, y levantando brevemente los ojos: -Lo siento, Wally-.
-No pasa nada, Julie- intervino Flash con delicadeza mientras cruzaba los dedos mentalmente para que la niña no se echara a llorar por aquello.
- Está bien- siguió Rachel. –Seguimos con la preguntas. ¿Sí, Jack?-.
- ¿Cómo es que puedes correr tan rápido?- preguntó un niño pecoso, de pelo rojizo y arremolinado por toda su cabeza.
Wally sonrió con satisfacción: por fin una cuestión previsible.
- Verás Jack –dijo adoptando un incontrolable tono de abuelo cebolleta-, cuando era pequeño tuve un accidente: se me cayó encima toda una estantería repleta de productos químicos justo en el momento en que entraba un rayo por la ventana; la combinación de esas sustancias extrañas con la electricidad del rayo me conectó directamente con la Fuerza de la Velocidad, que es la que me ha permitido desde entonces correr muy, muy rápido-.
- ¿Más que un rayo?- volvió a preguntar Jack.
- Casi, casi- respondió Wally juntando las cejas expresivamente. –La velocidad de la luz es mi límite-.
- ¿Y más rápido que Superman?- intervino otro niño desde la última fila.
Wally dirigió su mirada hacia ese niño de pelo castaño, apenas visible tras la figura corpulenta de Jack. Sin embargo, pronto se percató de que vestía una camiseta de azul intenso en la que destecaba el símbolo de Superman sobre su pecho.
- No se lo digáis a nadie- comenzó a decir agachando la cabeza y bajando el volumen de su voz al mismo tiempo-, pero sí, Superman es un poquito, ligeramente, más rápido que yo-.
"Me debes una por esta mentirijilla, Hombre de Acero", pensó Flash.
- Pero entonces, ¿ha dicho que la Fuerza es la que le da sus poderes?- susurró Daniel a su compañero Charlie.
- Claro idiota: como a los Jedis- contestó el otro poniendo cara muy seria.
- ¿Sí, Lorna?- continuó la maestra.
- ¿Puedes hacernos una demostración?- preguntó la niña con voz ceceante.
- ¿De verdad queréis que os demuestre lo que puedo hacer?- dijo Wally sonriendo con complicidad.
- ¡Sí!- gritaron todos a la vez con entusiasmo desatado.
- Muy bien: cerrad los ojos. Tú también, Rachel- añadió girando su cabeza hacia la profesora.
- Recuerda que si haces alguna locura se lo diré a Linda- respondió Rachel burlonamente mientras cerraba los ojos, tal y como habían hecho ya sus alumnos.
- ¿Eso es una amenaza? Vale, ya podéis abrirlos-.
- ¿Ya?- dijo Rachel sorprendida al no haber notado ningún cambio.
Los niños se levantaron con rostros auténticamente embobados al encontrarse en mitad del patio de recreo, situado al aire libre en uno de los extremos del colegio. Ahora corrían por todos lados gritando con excitación.
Rachel no podía creer lo que estaba viendo.
- Wally, estoy realmente impresionada: nunca pensé que pudieras ser tan rápido como para hacer esto-.
Wally le contestó sonriendo con satisfacción: -Soy Flash. ¿Qué más puedo decir?-.
Tras dejarles unos minutos para liberar toda la emoción que bullía en sus pequeñas cabezas, Wally volvió a dirigirse a los alumnos.
- Muy bien, chavales. Ahora quedaos otra vez quietos y volved a cerrar los ojos-.
- Mola- dijo el pequeño Wally apretando los párpados con fuerza.
- Ta-dá…- canturreó Flash.
Al abrir los ojos, los niños se encontraron de nuevo sentados sobre los cojines de colores de su clase. Todos aplaudieron con entusiasmo.
Flash se levantó de su taburete, inclinándose frente a ellos como un actor al terminar su función.
Mientras estaban aún recuperando la calma, Donna levantó su mano con impaciencia.
- ¿Qué más sabes hacer?-.
- Bueno, correr deprisa ya es algo bastante útil cuando te persiguen los malos- contesto Wally con simpatía. -¿Queréis ver otro de mis trucos?-.
- ¡Sí Wally!- gritó Donna con alegría.
-Muy bien, vamos a ver… Señorita Rachel, ¿podría dejarme una goma de borrar? Un pedacito me vale-.
- Por supuesto, Wally- respondió la profesora acercándose a su mesa, colocada en un rincón de la clase. –Aquí tienes-.
Flash cogió al vuelo la goma que le había lanzado y se dirigió de nuevo al grupo de alumnos.
- Vale. ¿Véis todos esta goma con forma de… Osito Misha?-.
- ¡Es Winnie the Poo!- gritaron varios niños.
- Eh… muy bien. ¿Véis todos a Winnie? Pues ahora voy a hacer vibrar las moléculas de mi dedo meñique a través de esta goma de borrar –dijo manteniendo ese dedo rígido mientras recogía los demás en su puño cerrado.
Su dedo vibró hasta hacerse invisible, para asombro de los niños, y fue acercándose lentamente hacia el osito de borrar. Entonces lo atravesó con rapidez provocando una pequeña explosión que convirtió en polvo la pequeña goma.
Tras un breve segundo de silencio todos los alumnos volvieron a alzar sus voces con asombro, mientras aplaudían entregados al espectáculo ofrecido por Flash. Algunos de ellos se habían levantado y correteaban por la clase agitando los brazos mientras imitaban el sonido de la explosión chasqueando la lengua y los labios con fuerza.
- Venga, venga, ya está bien- comenzó a decir Rachel intentando aplacar un poco el alboroto. -¿No tenéis más preguntas que hacerle a Wally?-.
- ¡Sí, señorita Rachel!- vocearon algunos niños volviendo rápidamente a sus asientos.
Tras esperar unos instantes a que los más hiperactivos aplacaran un poco su energía desbordante y aceptaran permanecer quietos durante un rato más, la profesora le dijo al pequeño Wally que podía hacer otra pregunta.
Espero que no diga que también se apellida West, pensó Flash con sorna.
- Mi primo Vinny me ha dicho que hay más de un Flash. ¿Eso es cierto?-.
- Es cierto Wally, tu primo te ha dicho la verdad. La aparición del primer Flash fue en los años 40…-. Observando la confusión expectante que había aparecido en sus caras, rectificó sobre la marcha -… o sea, hace 65 años-.
- Oooooh- está vez sí consiguió asombrarles.
- Jay Garrick fue el primero, y aún sigue en activo como miembro de la Sociedad de la Justicia: lo reconoceréis por su casco plateado-.
- Pero debe ser muy viejecito...- comentó Julie, ya recuperada de su pequeña reprimenda.
- Mi abuelo tiene 67 años y casi no puede correr- afirmó Charlie.
- Tenéis razón: Jay tiene muchos años, pero la misma Fuerza de la Velocidad que le ha permitido correr tan rápido, lo ha mantenido en buena forma hasta hoy… y por muchos años más, os lo puedo asegurar-.
- ¿Hay más Flashs… Flashes?- preguntó Jack dubitativo.
- Hubo uno más- contestó Wally sin poder evitar que apareciera una breve sonrisa nostálgica en su rostro. –Mi tío: Barry Allen. Durante muchos años corrí a su lado como Kid Flash, ayudándole en su lucha contra… los malos, ya sabéis-.
- ¿Dónde está ahora, Wally?- exclamó Daniel al mismo tiempo que levantaba la mano. Después del viaje al patio de recreo casi habían olvidado el protocolo de alzar el brazo antes de realizar una pregunta.
- Bueno… hace varios años que dio su vida para salvar a TODO el universo. Entonces, yo dejé de ser Kid Flash y me convertí en el tercer y último Flash-.
- Mi papá también se murió; el año pasado- dijo Donna con cara muy seria. –Los dos están ahora en el Cielo, ¿verdad?-.
Wally le sonrío con franqueza: -Así es, Donna-.
- También hay un niño que corre, ¿no?- interrumpió Jack. –Yo lo he visto por la tele-.
- Sí, es cierto- resopló Wally recordando al imprevisible Bart Allen. –También pertenece a mi familia: su nombre es Impulso-.
- ¿Por qué no se llama Kid Flash?- preguntó inocentemente una niña con dos coletas de pelo castaño, que no había levantado la mano hasta ese momento.
- Cuando llegues a la adolescencia lo entenderás- contestó Wally guiñándole un ojo.
En ese momento sonó una sirena desde el pasillo indicando el final de la jornada escolar.
Los alumnos se agitaron revoltosamente en sus cojines mientras esperaban que Rachel les diera su permiso para recoger sus cosas y marcharse.
- Bien clase; despidámonos de Wally-.
- ¡Hasta pronto Wally!- gritaron con una sola voz.
- No fue tan malo, ¿verdad?- dijo Linda apoyando su cabeza en el regazo de Wally mientras levantaba sus pies descalzos para tenderse en el sofá.
- Bueno, durante los primeros minutos recé fervientemente para que apareciera por allí el Capitán Frío o el Amo de los Espejos, y me dieran una excusa para salir corriendo pero... ¡ay!- exclamó al recibir un codazo de su esposa. -...vale, pero reconozco que después de todo no fue tan mal… incluso creo que he llegado a disfrutarlo en algún momento- concluyó Wally.
- Por supuesto que sí: te encanta lucirte, no importa quién sea el público… Te lo dije-.
- Ah, tenías que mencionar tu famoso Te lo dije ¿verdad?- respondió mientras comenzaba a buscarle las cosquillas.
- ¡No Wally! ¡Para!-.
Ambos reían con ganas retorciéndose sobre el viejo sofá de su casa.
- Vamos a ser los mejores padres de esta ciudad, ¿no es así?- preguntó Wally acariciando con suavidad el vientre de Linda.
- Di mejor del planeta, mi héroe escarlata- contestó Linda rodeando a su marido con los brazos.
Wally la besó con pasión.
Fundido en negro
Si te ha gustado la historia, ¡coméntala y compártela! ;)
Reseña del 13 de Noviembre de 2005 (Raúl Peribáñez):
ResponderEliminarComo encargado de la línea DC sólo puedo decir que, joder, ya tenía ganas de tener esta serie. En serio, anda que no me ha costado encontrar a gente que la haga. Generalmente leo todos los fanfics de DC antes de que se publiquen, pero a veces por falta de tiempo no puedo. Como me dijo su autor es una historia cortita que presenta al personaje. En fin, cumple perfectamente su objetivo. Como su Green Lantern, muy bien redactado y muy simpático. [Que, por cierto, el número 2 ya lo tenemos preparado y será un cruce con la saga de la JLA (sí, ésa que se está haciendo eterna)] Una historia con más de un buen detallazo.
Reseña del 15 de Noviembre de 2005 (Imanol):
ResponderEliminarComo decían antes, si sólo te puedes leer un fic en esta actualización, ¡Que sea este! Empieza la colección del velocista escarlata en AT con un número autoconclusivo con una premisa argumental original y excelentemente ejecutada. Todo lo que necesitas saber de Wally West ý sus poderes está aquí. A disfrutar.
Reseña del 22 de Noviembre de 2005 (Lobo Rojo):
ResponderEliminarMaravillosamente sencillo, bien escrito y rápido de leer. Presentación ideal para conocer al personaje. Me supo a poco. Solo puedo decir... ¡Corre,corre, Flash!
Reseña del 7 de Diciembre de 2005 (The Stranger):
ResponderEliminarEstupendo numero de Jeronimo que hace algo imposible de creer: que me interese por Flash.
Como Superman, es de esos personajes que me gustan ver de vez en cuando, pero no coleccionar o leer regularmente, pero ha sido leer este numero 1 y ya tengo ganas de más. Un numero muy, muy entretenido, con buenas descripciones, divertidos dialogos y situaciones y una buena presentación del personaje. ¡Los niños parecíamos los lectores no aficionados al personaje! Hasta a mi me entraron ganas de preguntarle algo.
Muy bueno lo del detallito de Batman y la demostración de los poderes, asi como el tono del numero. Siempre me ha parecido que los heroes DC eran los tipicos que van a las conferencias, presentaciones, estrenos y similes, es decir, los que dan la cara directamente al publico al contrario que los de Marvel y aunque eso no me suele gustar, en este número mola. Nada negativo que objetar...¿Qué se hace corto? Para un primer numero está perfecto.