Superman nº 06

Título: La resurrección
Autor: Jose Luis Miranda
Portada: Raúl Peribañez
Publicado en: Julio 2005

Enviado a la Tierra desde el moribundo planeta Krypton, Kal-El fue criado por los Kent en Smallville. Ahora como un adulto, Clark Kent lucha por la verdad y la justicia como...
Superman creado por Jerry Siegel y Joe Shuster

Nota del editor: Con este episodio comienza la etapa de José Luis Miranda, a quien ya pudisteis ver en el Superman Anual 2005. Aunque los cinco primeros episodios se tendrán en cuenta, si no los habéis leído, tranquilos, la etapa de Miranda se puede leer de manera independiente a la de Peribáñez.

Prólogo.

La tierra era negra. Parecía como si una enorme sábana de ceniza cubriera todo el suelo. Aquel mundo había sido arrasado por la guerra.
Una enorme nave espacial, con forma de cráneo, planeaba sobre la superficie del planeta. Llevaba horas sobrevolando aquella desolación. De repente, su piloto y único tripulante, Brainiac, detuvo el vuelo a través de una orden mental. La nave comenzó a descender. Había encontrado lo que buscaba: tres tumbas con inscripciones en kryptoniano.
Cuando se posó frente a las tumbas, Brainiac se concentró y una luz amarilla emanó de la nave bañando las fosas. Después, tres sondas microscópicas se introducían en la tierra llegando hasta los cuerpos que allí yacían. Brainiac, aunque consciente de que estaba solo y nadie podía oírle, pronunció una sola palabra: Zod.

Capítulo 1: Metrópolis. Redacción del Daily Planet.

El Planet era un símbolo de esperanza para Metrópolis. Sus lectores creían en la honradez de su línea editorial. Era, sin duda, algo más que un periódico. Aquel día 12 de marzo su editor jefe, Perry White, contemplaba en su despacho el titular del último ejemplar: Horror en España. No podía despegar la vista de las fotografías que mostraban los vagones destrozados. La crónica venía firmada por Clark Kent, al que Perry había enviado a Europa en cuanto se supo el suceso. Entristecido murmuraba:
- ¿Cómo es posible? ¿Qué puede justificar esta atrocidad?
Lois Lane entraba apresuradamente en el despacho.
- ¿No sabes llamar a la puerta, Lois? – dijo Perry sin despegar la visa del diario-.
- Perry, han secuestrado en Gotham un colegio entero. Ha sido el grupo de Alien Dead, los que quieren que los extraterrestres que viven en la Tierra la abandonen. Demandan la libertad de su líder, Clarence Johnson, y de los catorce activistas que Superman detuvo hace dos días. Al parecer tienen explosivos y amenazan con hacerlos estallar en un plazo de seis horas si no se acceden a sus peticiones. Más de 1000 alumnos y cien profesores...
Perry alzó la vista. No podía creerlo, un solo día después de la catástrofe de Madrid, podía producirse otra similar:
- Llama al helicóptero, coge a Jimmy y partid hacia Gotham inmediatamente. Cubrid la noticia. Lástima que Superman se encuentre en España.

Capítulo 2: La Moncloa, Madrid (España)

La rueda de prensa era multitudinaria. El Hombre de Acero estaba en España. Nada más escuchar los acontecimientos del día 11 había volado hasta la capital para ayudar en lo que pudiera. Se había puesto al servicio de los cuerpos de seguridad del estado, siguiendo sus instrucciones como un policía o un bombero más. Lamentaba profundamente no haber podido evitar la tragedia. El presidente Aznar le estrechaba la mano, así como lo acababa de hacer el líder de la oposición Rodríguez Zapatero. Superman contestaba a los periodistas poniendo de manifiesto su plena colaboración para ayudar a detener a los culpables. En ese momento, un periodista levantaba la mano:
- Acabamos de tener la noticia de que el colegio Saint Denis de Gotham ha sido secuestrado por el grupo terrorista Alien Dead. Amenazan con hacerlo volar por los aires si no se libera a su líder C. Johnson.
Superman, recordaba la detención de Jonson. Éste era un fanático xenófobo, que pretendía dejar expulsar de la Tierra a todos los extraterrestres que la poblaban. Entre ellos, claro está, atacaba a Superman. Su locura le había empujado al camino de la violencia. Los tres atentados que había cometido habían segado ya una decena de vidas. Superman alzó la vista, concentró su superoído, aisló todo los sonidos de la sala, donde cientos de voces hablaban al unísono, y captó la misma información en varias televisiones de la zona. Miró a los periodistas y habló:
- Debo comprobarlo y ver si puedo ayudar. Saben que tienen mi solidaridad, ojalá hubiera podido hacer algo más. Estaré en contacto con las autoridades españolas para ayudar a detener a los culpables. Si necesitan cualquier cosa, háganmelo saber.
Tras sus palabras alzó el vuelo.

Capítulo 3: Gotham City

Desde el tejado del edificio adyacente al colegio St. Denis tres figuras enmascaradas observaban la situación. Coches de policía rodeaban el centro educativo. Cientos de personas se agolpaban en las vallas de protección que la policía había situado. Algunos padres estaban completamente histéricos, otros mantenían un silencio absoluto con rostros de preocupación.
- ¿Cuál es el plan?- dijo Robin.
- Supongo que si nos has llamado es por que ves la situación algo complicada- añadió Nightwing.
Batman no apartaba la vista del edificio.
- En efecto, es difícil. Han colocado sensores en todos los sitios de acceso. De tal forma, que, si alguien entra, los explosivos estallarán de forma automática. Dentro hay unos ochocientos alumnos. Tenemos sólo una hora, el tiempo se va. Calculo que dentro habrá unos quince terroristas, armados como si fueran una milicia. He llamado a la Capitana Sawyer y le he dicho que espere.
El rostro del Hombre Murciélago escudriñaba cada rincón del edificio. A sus pies, los planos del colegio y varios informes policiales sobre Clarence Johnson y el grupo Alien Dead.
- ¿Serían capaces de inmolarse?- preguntó Robin.
- Sí, en Blüdhaven he tenido algún encuentro con este grupo. Prefieren morir a ser capturados- respondió Nightwing.
Tras unos segundos de silencio. Batman alzó la mirada y, dirigiéndose a sus compañeros, les dijo:
- Esto es lo que vamos a hacer. Hay que abrir una entrada por el tejado. Debemos hacerlo rápido y en silencio. Nos introduciremos y eliminaremos a todos los terroristas con el mayor sigilo posible. Los rehenes deben de estar en el gimnasio, los habrán agrupado para tenerlos controlados; vosotros os dirigiréis allí. Yo buscaré los explosivos para ir desactivándolos. Mucho cuidado. Si nos descubren, harán explotar las bombas. ¿Todos de acuerdo?
- No.
La voz provenía del cielo, evidentemente no provenía de un pájaro, tampoco de un avión... El hombre de la capa roja planeaba sobre ellos. Nightwing y Robin sonrieron, Batman tensó aún más su rostro.
- Saludos. Déjame contradecirte por esta vez.
Superman, observó el edificio. Sus pupilas vibraban mientras los rayos equis invadían hasta el último resquicio del colegio. Sus oídos recogían hasta las respiraciones de las personas que se hallaban en el colegio.
- Son veinte terroristas. Sólo tres experimentados. El resto no tiene preparación alguna, están muy nerviosos. Hay cinco que se sienten plenamente arrepentidos de lo que están haciendo. Y otros siete, al menos, dudan. Cuarenta armas. Treinta kilos de explosivos, repartidos en cuatro lugares diferentes. Los alumnos están distribuidos por las aulas y con cada grupo al menos hay dos terroristas. Han colocado detectores de movimiento en el tejado, bajo el techo, en las ventanas, en las puertas, conectados a los explosivos. Cinco profesores están heridos, dos de ellos necesitan atención médica inmediata. Dos profesoras están embarazadas y en un estado de nervios muy acusado. Escuchadme, bajad y decid a los servicios de urgencia que estén preparados. ¿Confías en mí, Bat?
- Esto parece un trabajo para Superman – dijo Batman con tétrica expresión.
Un guiño de Superman precedió a su sonrisa. Se elevó a una velocidad imposible de poder seguir con la vista. Se dirigió al suelo girando como un torbellino, atravesó sin sonido alguno el pavimento y excavando un túnel entró en Sant Denis desde el subsuelo. En menos de dos segundos había recogido todos los explosivos del edificio. Al cumplirse el tercero todos ellos habían sido lanzados al espacio desde una de las ventanas. Ningún terrorista se apercibió de lo que estaba sucediendo. Uno de ellos notó que algo pasaba en el quinto segundo, cuando observó que sus armas habían desaparecido. Intentó dar la voz de alarma, pero de nada sirvió. Al octavo segundo, ningún terrorista tenía sus armas. Todas ellas reposaban en el fondo de la piscina del colegio. Y al décimotercer segundo, los veinte asaltantes se encontraban atados en el patio del colegio. Instantes después, eran rodeados por policías que les leían insistentemente sus derechos. Todos los niños salían por las puertas siendo recogidos por padres llorosos y sonrientes que tampoco entendían qué había sucedido.
Uno de los terroristas anonadado miró al cielo y le pareció ver un reflejo azul y rojo. Uno de los niños señaló en la misma dirección y la Capitana Sawyer sonrió sabiendo que su viejo amigo había estado allí.
- ¿Quince segundos? Te haces viejo, Superman – dijo Batman.
- Es que tuve que desconectarlos, no quise ser muy violento por si estallaban, eso me retrasó. La próxima vez ...
- No habrá próxima vez. Estaré más atento a este grupo. No encontrarán acomodo en Gotham.
- Estaremos en contacto, los ordenadores de la Fortaleza de la Soledad te enviarán toda la información de que dispongo sobre Alien Dead. Mañana, en la reunión con la Liga podremos... – Superman cortó su discurso, como si viera y escuchara algo que sucedía a kilómetros de allí.
- ¿Superman?- dijo Nightwing
- Es un conductor borracho... debo irme. Robin, Nightwing me alegro de veros. Pasaos por Metrópolis y charlaremos un rato. Batman, mira a tus pupilos, a ver si aprendes a sonreír.
Los tres enmascarados observaron como Superman desaparecía en el cielo. Batman miró a sus jóvenes compañeros. Ambos, sobre todo Robin, estaban con la mirada puesta en el cielo con una expresión a caballo entre el asombro y la alegría. El efecto Superman, pensó. Pulsó un botón de su cinto y el Batmóvil rugió recién encendido. Se disponía a entrar en él, cuando la mano de Robin se le posó en el hombro y Nightwing señaló hacia la Bat-señal que relucía en una nube.
- Bueno, creo que aún podremos estar un rato más juntos- dijo Batman.
Superman volaba a toda velocidad. Un conductor ebrio acababa de perder el control del vehículo y había saltado la mediana; faltaban décimas de segundo para que impactase de frente contra un camión. El conductor cerró los ojos. Al sentir que el golpe no se había producido, abrió los ojos y observó admirado que su coche estaba volando.
- ¡Milagro, milagro! Estoy volando...
- Sí, pero en dirección a la comisaría más cercana.

Epílogo.

Las fosas del planeta muerto seguían bañadas por la luz amarilla. Las ondas que se habían introducido en los cuerpos subían de nuevo a la nave con muestras de los cadáveres. Brainiac se regocijaba al observar los resultados.
Concentró la luz en la tumba del medio olvidándose de las otras. Tubos y cables empezaron a salir de la nave y se introducían en el cuerpo inerte de dicha fosa.
De repente, una mano irrumpió del interior de la tumba a la superficie. Brainiac susurró: Zod vive.

Continuará...

A la memoria de Jerry Siegel y Joe Shuster.

Diciembre 2004 - Enero 2004.
José Luis Miranda Martínez.

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