Task Force-X nº02

Título: Taxi Driver
Autor: Juan B. Cantó
Portada: Juan B. Cantó
Publicado en: Septiembre 2014

La Task Force-X vuelve a estar en marcha bajo el liderazgo de King Faraday. ¿Cuáles serán sus planes? ¿Serán suficientes  para enfrentarse a las amenazas que les esperan?
Durante los últimos cincuenta años, una unidad militar especial ha defendido a los EE.UU. de aquellas amenazas para las que nadie estaba preparado. El gobierno nunca ha reconocido conexión con ellos pero eso no impide que  estén dispuestos a hacer cualquier cosa, cualquier sacrificio, para cumplir su misión, aunque ello implique utilizar a los más perfidos villanos en sus operaciones. Ellos son ...
Creados por Robert Kanigher, Ross Andru y John Ostrander

Hace 14 horas. Washington DC. Sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos de Norteamérica. Oficina de King Faraday.

Hace unos minutos, Faraday acababa de ser designado por el director Bones para dirigir la nueva Task Force-X(1), pero eso no era lo que le había provocado el estado de euforia en el que se encontraba en ese momento. No. Era el subidón del Compuesto-S.

Pocos lo sabían, pero era obvio que había algo en Faraday que no cuadraba, que ocultaba algo. ¿Cómo si no era posible que llevara en activo desde antes de la 2ª Guerra Mundial? Ese era su secreto: inyecciones regulares del Compuesto-S, una encima que detenía el envejecimiento, manteniéndolo indeterminadamente en sus cuarenta y pocos.

El problema es que con el paso del tiempo, se había visto forzado a inyectársela en espacios de tiempo cada vez mas cortos para mantener su efecto. Ahora era una vez cada veinticuatro horas. Tarde o temprano tendría que lidiar con eso.

Pero en ese momento tenía asuntos mas inmediatos en los que ocupar su atención.

Sacó una tarjeta del bolsillo interior de su chaqueta. Era la tarjeta de una empresa de taxis. “Liberty Balance Car Service”. Sosteniéndola en su mano y sin dejar de mirarla descolgó el teléfono de su oficina y marcó el número de teléfono impreso en la tarjeta. Después se lo llevó al oído. Una voz femenina grabada le pidió amablemente que dijera la dirección a la que quería que enviaran el taxi con la mayor claridad posible. Faraday recitó la dirección de su oficina. A continuación, la voz femenina le instó a escuchar la grabación a fin de constatar que los datos fueran correctos.

-##Pulse 1 si los datos son correctos##

Faraday pulsó 1.

-##Gracias por usar el servicio telefónico de Liberty Balance Car Service. Su taxi estará en la dirección indicada a la mayor brevedad posible##.

Faraday colgó el teléfono, volvió a levantarlo y pulsó la extensión de su asistente. Se puso nuevamente el auricular en el oído:

-Stevenson, ¿podría venir a mi despacho un instante?

-##Si, señor, en seguida## –respondió la voz al otro lado del hilo telefónico.

Mientras llegaba su asistente, Faraday guardó algunos documentos y la pistola hipodérmica en un maletín. Justo cuando lo cerraba, Stevenson llamó a la puerta.

-Adelante –dijo King elevando la voz para que le oyera con claridad.

Stevenson entreabrió la puerta y dijo:

-¿Da usted su permiso, señor?

-Déjese de protocolos y entre de una vez, Roger.

Roger Stevenson era un hombre joven, alto y rubio, de ojos claros y constitución fuerte pero armoniosa, como la de un nadador o un gimnasta olímpico. Se quedó cuadrado frente a la mesa de Faraday. Se notaba que era militar, a pesar del traje azul con corbata burdeos.

-Por amor de dios, hijo, relájese un poco… esto no es el cuerpo de marines.

-Lo siento, señor… - Stevenson adoptó, sin pensarlo, la posición de descanso militar, con las manos hacia atrás y las piernas levemente separadas.

-Veo que no tiene remedio, hijo… - Stevenson se encogió de hombros, agachó la cabeza y arrugó la nariz haciendo una mueca, avergonzado, pero con media sonrisa.

-Supongo que no, señor. Somos lo que somos…

-Seh… Bueno, Stevenson, hace un rato he recibido la llamada que llevaba tanto tiempo esperando.

-¿Se marcha, señor?

-Así es, muchacho. El Tío Sam vuelve a tener trabajo para mí. Un trabajo de verdad y no este “gulag de diseño”.

-Le echaremos de menos por aquí, señor.

-Ya, claro, seguro que sí, Stevenson. No se lo cree ni usted –Stevenson volvió a repetir la mueca de antes, pero esta vez su sonrisa fue mucho mas evidente-. Soy Mister Popularidad. Escuche hijo, se que a usted le van tan poco los despachos como a mi, así que tengo una oferta que hacerle.

-Usted dirá, señor.

-Le he escrito una carta de recomendación para el Departamento de Asuntos Meta-humanos(2).

-¿El D.M.A.? Eso sería genial, señor.

-Pero…

-¿Si, señor?

-Verá, hijo. No quisiera comprometerle. Pero si yo le doy esa carta de recomendación, usted tiene que hacer algo por mí –Faraday notó como Stevenson se ponía tenso y su gesto se volvía mas duro, nada que ver con lo distendido de unos instantes antes-. No se preocupe, no le voy a pedir que haga nada ilegal. Solamente que tenga los oídos y los ojos abiertos y que de vez en cuando me diga si ha visto algo raro, ya sabe… hay que tener amigos hasta en el infierno.

En ese momento, sonó el teléfono de la oficina. Era el control de accesos del edificio. Su taxi ya había llegado y lo estaba esperando abajo.

-Y bien, hijo, ¿qué me dice?

Stevenson pareció pensárselo unos instantes…

-¿Nada ilegal?

-Nada ilegal, se lo prometo, Roger.

-Bien –Stevenson le tendió la mano para sellar el trato-. Lo haré, señor.

-Jamás lo dudé, muchacho –dijo Faraday mientras le ponía la carta de recomendación en la mano que el joven le había tendido, a la vez que con la otra le daba unas palmaditas en el hombro-. Jamás lo dudé. Bien, me está esperando un taxi abajo. Puede tomarse el resto de la semana libre. No se preocupe por el despacho, enviaré a alguien a por mis cosas. Mañana haré un par de llamadas y en unos días le avisarán para incorporarse a su nuevo destino -Faraday, se puso una gabardina color beige, recogió su maletín y esta vez sí, le tendió la mano a su joven asistente-. Cuídese, hijo.

-Sí, señor –Stevenson le devolvió el apretón de manos después de guardarse la carta de recomendación en el bolsillo interior de la chaqueta azul.

-Hablaremos pronto.

Y así, Faraday salió del despacho dejando a un pensativo Roger Stevenson.



En el hall del edificio, uno de los guardias de seguridad se dirigió a él cuando se encaminaba hacia la puerta.

-Señor Faraday, su taxi le está esperando en la puerta.

-Gracias, Clinton.

Al salir, Faraday vio el taxi parado justo delante de la entrada, a muy pocos metros de la puerta. Otro guardia estaba parado junto a la ventanilla del conductor del taxi, charlando distendidamente con el conductor. Cuando vio que King se acercaba, se dirigió a él.

-¿Ha pedido usted este taxi, señor? –El protocolo de seguridad no permitía que los vehículos no oficiales aparcaran delante del edificio. En casos como este, se comprobaba que efectivamente el taxi hubiera sido solicitado por alguien del edificio y un guardia lo custodiaba hasta que dicha persona lo tomase.

-Si, oficial, es mi taxi. No se preocupe, ya nos vamos –Faraday se subió rápidamente a la parte de atrás del vehículo. El guardia se subió a la acera y saludó a Faraday llevándose un par de dedos a la visera de su gorra. Faraday le devolvió el saludo con un leve golpe de cabeza y añadió dirigiéndose al chofer-. Arranque jefe.

El taxista le miró por el retrovisor y arrancó. Se trataba de un hombre hindú, de unos 50 años aproximadamente, ataviado con un ostentoso turbante y un no menos ostentoso mostacho negro.

-¿Donde ir, siñor?

Faraday echó el cuerpo hacia delante y forzó la vista para ver la licencia de taxi.

-Adhikara… ¿Dharmasastra? ¿En serio?

El conductor miró otra vez por el retrovisor, sonrió y a continuación le respondió en un inglés perfecto, impecable:

-¿Qué pasa Faraday?

-Poca cosa. Veo que la crisis también te ha alcanzado.

-Me parto contigo, King. Bueno, empieza a escupir, viejo zorro. ¿Para que querías verme?

-Reactivan la Fuerza de Choque X. Me han puesto al mando.

-¿El Escuadrón?

-Y ARGENT(3). Esta vez parece que van a por todas. Tiene buena pinta.

-¿Me estas reclutando, viejo?

-Nah… no, la verdad es que no. Lo que necesito es alguien que esté fuera del programa, alguien que tenga una perspectiva diferente y pueda moverse por ahí sin llamar demasiado la atención. Ya sabes, alguien que vuele por debajo del radar.

-Reconocimiento e información.

-Reconocimiento e información.

El hindú siguió conduciendo sin decir ni una palabra. Al cabo de unos instantes añadió:

-¿A quién más tienes en mente?

-Tengo una lista –Faraday le alargó un papel por encima del hombro. El bigotudo lo miró durante unos segundos sin dejar de conducir y comentó:

-¿Shadow Fighters? Ese nombrecito no me trae muy buenos recuerdos…

-Venga, hombre… es solo un nombre. Por mi os podéis llamar “El Sargento Pepper y su Banda de los Corazones Solitarios” si eso os hace sentiros mejor –el hindú volvió a mirarlo de reojo, esta vez no por el retrovisor, sino girando el cuello-. ¿Qué te parece la lista?

-Podría funcionar. ¿Cuándo tendríamos que estar operativos?

-Lo antes posible. Esto va a echar a rodar en cualquier momento, así que tienes que reunir a tu equipo en el menor tiempo posible.

-Está bien.

-¿No vas a decirme eso de “acaba usted de contratar al Equipo-A”?

El hindú paró el taxi en seco, haciendo derrapar las ruedas en el asfalto.

-¡Perro infiel! ¡Fuira de mi automuvil! –se puso a gritar, como loco, moviendo los brazos arriba y abajo, agitando la cabeza y jurando en un lenguaje indescifrable- ¡Ēka bōnā kā bēṭā! ¡Ēka bōnā kā bēṭā!

Faraday se bajó del taxi a toda prisa, siguiéndole el juego.

-¡Malditos extranjeros! –gritaba mientras cerraba la puerta de un portazo- ¿¡Es que no hay ni un maldito taxista en esta jodida ciudad que sea americano!? ¡¡¡El país entero se esta yendo al garete!!! –mientras decía esto se acercaba a la puerta del conductor, que seguía con sus movimientos espasmódicos y su retahíla de improperios incomprensibles. En un momento dado, Faraday gritó lo siguiente: -¡¡¡No nos robareis a nuestras mujeres!!!- y se lanzó al cuello del taxista para estrangularlo. O eso es lo que parecía.

-¡Asisino! ¡Asisino! –Gritaba el hindú- ¡Kātila! ¡Kātila! –Entonces, le susurro algo a Faraday: -¿La correspondencia, igual que siempre?

-Sí, el método habitual. Estaremos en contacto –Susurro a su vez Faraday, que tras decir estas palabras comenzó a gritar y a tratar de estrangular al fulano del bigote aún con mas ahínco- ¡¡¡Sois escoria!!! ¡¡¡Basura extranjera!!!

Entonces el conductor encendió el motor del coche y pisó el acelerador a fondo, saliendo disparado de allí, quemando rueda como si de un formula uno se tratase. Mientras se alejaba rápidamente, se le podía ver agitarse y farfullar sonoramente en su lengua. Faraday se quedó mirando como desaparecía de la vista, sonriendo. “Nos vemos pronto, chaval”, pensó. Y cuando acabó de mirar, se fijó en su alrededor. Se había puesto el sol en algún momento de su paseo en taxi y no había reparado en ello. Tampoco se había percatado muy bien de adonde le estaba llevando el chofer. Se encontraba en la parte sudeste de Washington D.C., una de las mas peligrosas de la ciudad, sobretodo de noche.

Un grupo de “indígenas” se acercó a King Faraday desde uno de los callejones cercanos, andando con actitud chulesca y cuchicheando unos con otros entre risas. Cuando estaban frente a frente, uno de ellos se adelanto. Era un negro delgado, no muy alto, con la cara marcada de viruela y aire nervioso.

-Eh, tío, ¿me das cinco pavos? –le dijo a Faraday con aire guasón y gesticulando ampliamente con los brazos. Acto seguido giró la cabeza hacia el resto del “comité de bienvenida”, que le mostró su aprobación entre risas y aullidos. Después volvió a mirar a Faraday sonriendo, ladeó un poco la cabeza, sacó una navaja automática y con un clic desplegó la hoja. Faraday se volvió en la dirección en que se había marchado el taxi, se quedó parado durante un instante y después, con una media sonrisa a lo Bruce Willis, dijo en voz alta:

-¡Pero que cabronazo!

Continuará...

Referencias:
1.- Tal y como vimos en el último episodio
2.- El Departamento de Asuntos Metahumanos (Department of Metahuman Affairs) es una división del DEO y la 
la principal rama de investigación de la Oficina del Secretario de Asuntos Metahumanos de los USA. Asume unas funciones similares a las que tiene el FBI pero siempre referidas a la comunidad metahumana.
3.- Argent fue una organización creada en los 50 en paralelo al primer Escuadrón Suicida pero con un "ámbito doméstico". Sus funciones fueron absorvidas hace años por la Task Force-X de Amanda Waller.


7 comentarios :

  1. Muy bueno cada vez se pone más interesante. Además, que Faraday, para mi que soy novato, me parece un personaje la mar de interesante.

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    1. Lo es, lo es. No tiene nada que envidiarle a Nick Fury... pero claro, eso la DC oficial no lo quiere ver.

      Mejor para nosotros ;)

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  2. Faraday mola, es tó majo. A lo mejor majo no es la palabra. Y el taxista de las narices, qué guasón xD :)

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    1. Faraday es un cabronciglio XP Pero el taxista le pone en su sitio XP
      JEJEJEJEJE


      Un besico, Amore

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  3. Segundo episodio de esta nueva encarnación del Escuadrón Suicida (grupo que no había tenido demasiada presencia en Tierra-53 hasta el momento, más allá de un número especial durante el macroevento "Imperio"), en el que Juan B. Cantó se mantiene fiel al estilo mostrado en su primer número. Un episodio bien escrito que avanza al ritmo de los diálogos, no demasiado extenso ni cargado de acción, y en el que el autor sigue colocando sus piezas (y personajes) antes de lanzarse a contarnos la primera misión (o aventura) del grupo (o grupos) bajo las órdenes de King Faraday.

    Me siento tentado de criticar negativamente la decisión del autor de dedicar todo este segundo número a un reclutamiento "paralelo", por lo que supone "mirar hacia otro lado" cuando la acción aún no ha empezado y todavía se está introduciendo al grupo principal, pero seguramente habrá que esperar a leer más números para poder juzgar esta decisión con mayor conocimiento de causa, así que no voy a hacerlo :) . Lo que sí es cierto es que la historia se lee muy bien de todas formas, engancha y sirve para conocer aún mejor a King Faraday, de momento, el protagonista absoluto de esta Task Force X.

    Conclusión: lectura muy recomendable que ganaría más puntos si en el próximo episodio se "soltara el pelo" un poco más :)

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  4. Pues leído el segundo número de esta serie que de momento nos sigue mostrando a ese gran desconocido que es King Faraday como gran protagonista. El autor consigue que simpaticemos con él, lo cual ya es un gran punto a favor.
    Eso si, no puedo dejar de comentar el gran punto negativo, y es la extensión del relato, apenas dos escenas, un ritmo tan lento hace que probablemente para el próximo capítulo con casi total probabilidad yo ya no me vaya a acordar del anterior, de hecho del 1 casi solo recuerdo que también era algo corto.
    Espero que el autor solucione esto en posteriores números, porque la verdad es que la serie de momento pinta muy bien.

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    1. Hay 4 números mas en barbecho, quizás debería aligerarse su publicación, no lo se, es un tema a tratar.

      Gracias por las puntualizaciones! :)

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